43.- Un paseo no tan Agradable.
Con la propuesta de Burak, Astria se sintió ansiosa, en Átkozott ya no podía evitar las miradas, aunque ya no la veían de forma enojada, ella sentía que la curiosidad de la gente no era más que para juzgarla, aunque realmente no fuera así.
A la noche siguiente Burak la esperó en la entrada del Castillo, se había puesto un abrigo con una capucha dónde podía fácilmente esconder parte de su rostro y el humo que emanaba su puro cubrió gran parte del entorno. Astria una vez que lo vió sonrió y caminó a él. Burak no parecía un Rey, sino un mercader así que una vez que llegó a su lado, lo miró de pies a cabeza mientras echaba el puro al suelo.
-Pareces una Princesa- dijo él acercándose a ella y la cubrió con un abrigo similar al suyo, pero más pequeño- la idea es que no llamemos la atención.
-¿Ya has salido antes?
-Muchas veces cuando niño. No debe haber cambiado mucho- dijo ofreciéndole el brazo, ella rápidamente posó su mano en él y caminaron hacia las rejas para adentrarse en la Ciudad.
A pesar de que Burak conocía cada rincón de la Ciudad, no arriesgaría la vida de Astria si algo se saliera de control. Un pequeño grupo los siguieron entre las sombras para cuidar sus espaldas y para cumplir las órdenes que anteriormente ya les había dado Burak.
-Tengo unas preguntas- dijo Astria. Estaba contenta después de todo, hacía mucho que no estaban solos en un lugar, parecía una cita improvisada.
-Te escucho.
-¿Por qué Olivia tiene el cabello rojo y no tiene facciones propias de un elfo?
-Por qué no es un elfo de sangre pura.
-¿No lo es? Pero es hermana de...- Astria se tapó rápidamente la boca al darse cuenta del verdadero por qué. Miró a Burak, pero él no parecía sorprendido ni nada, la miró solo para burlarse de su rostro.
-Pareces un poco sorprendida- le sonrió.
-Pero...
-El Rey la perdonó nada más.
-Tú me...
-¿Que? No bromees con eso- dijo deteniéndose y mirándola.
-No claro que no lo harías- se burlo ella mientras reía.
Burak le explicó que Olivia había sido el producto de una infidelidad de parte de la antigua Reina, y que los elfos a pesar que amaban a sus parejas eran muy curiosos, pocas veces caían en la tentación, pero ocurría, al menos más de lo que un Átkozott podía hacer.
Por otro lado, Astria se fue dando cuenta que existían muy pocos Elfos de sangre pura, eran una minoría en el Reino pero eso no significaba que se tratarán con superioridad. La mayoría de los habitantes carecían de aspectos nativos y eran mezclas de especies en especial con los Reinos colindantes, Átkozott y Rindell.
Pronto Astria vio a los primeros mestizos y sus ojos se iban con cada nuevo personaje. Mientras llegaron a la calle principal, un padre con su hijo, descargaban una carreta que llevaba sacos de harina.
-Es... Es extraño- dijo al ver a un hombre con orejas en punta, pero con los ojos dorados, sin duda era un hombre Elfo con sangre animal- ¿Pueden ver la energía?
-No, eso generalmente ocurre en la sangre pura y muy pocas veces cuando se combinan los genes con personas normales y se vuelven hechiceros como Sam. Creo que tener parte de sangre animal en sus venas opaca aquella habilidad.
-¿Mery y Edgar son verdaderos Elfos?
-Sí
-Burak dime qué ocurre. Vi como miras a Edgar en la cena, no es primera vez para mí que los veo a ambos juntos.
-¿Lomas eh?
-Sí, y ahora me parece que tienes problemas con el ¿No?
-Sabía que nada se te podría escapar.
Caminaron lentamente por las calles, había muchas casas hechas para el público donde tenían negocios y puestos. A diferencia de Átkozott que tenían todo construido con piedras, mármol y bloques, los elfos tenían todo hecho de maderas. Al ser un Reino tan próspero en fauna nativa, tenían madera de sobra que transportaban hacia otros Reinos. Las calles también tenían piedras finamente puestas y distribuidas pero cada casa era hermosamente decorada con madera de buena calidad.
La noche había comenzado a caer, pero eso casi no se notaba. El Reino en si era bastante oscuro por los grandes árboles que cubrían el cielo. Aun así, la noche llegaba y las flores lunares comenzaban a brillar con intensidad, solo por eso, la gente calculaba bien la hora.
Pasaron unas cuantas horas recorriendo la ciudad y probando comidas típicas de la zona. Parte de la infancia de Burak estaba allí y él no dudo en mostrarle algunos sitios donde había creado hermosos recuerdos.
Cerca de una plaza con jardines de niños, Astria detuvo su caminar pensando en lo que su esposo le había relatado.
-¿Quieres increpar al hermano de Sam?- preguntó ella una vez que Burak se detuvo a mirarla.
-No, solo quiero saber en qué anda. Estoy seguro que él tuvo algo que ver con lo que ocurrió.
-Pero él no está.
-No- dijo mirando por la calle, sus orbes dorados siempre estaban muy alerta- Hunur no está, pero sus sirvientes sí.
-Estas buscando a los sirvientes de un hechicero, pero ¿Eso no es peligroso?
-Estoy tomando los resguardos necesarios.
-No puedes matar a un hombre inocente- Astria se detuvo y miró a Burak detenidamente a los ojos- es solo su sirviente, quizás solo obedece órdenes ¿Qué necesitas de él?
-Una llave para entrar al edificio donde Hunur vive.
-No me dejes fuera- dijo ella agarrándole la mano- ¿Eso es lo que harás mas tarde?
-¿Qué?
-Eres mi esposo, y además él también me uso a mí. Quiero ayudar.
-No, no harás nada.
-Burak, hablo enserio.
-No me retractaré- Burak se arrepintió rápidamente de contarle, miró hacia un lado donde un grupo de personas cenaban, pero Astria se puso en su mirada- A ver, te conté esto porque eres mi esposa y porque estuviste involucrada. Ya no quiero que cargues con esa culpa, déjame arreglarlo.
-Vinimos al Reino por otra intención de parte tuya ahora, dime ¿Vinimos a la Ciudad con otras intenciones también?
Astria le miró decidida. Había mucho que procesar, pero estaba segura que quería ver caer al hombre que hizo que ella asesinara a su propio esposo. Burak al escucharla no pudo mantener sus ojos en ella y los movió hacia un lado, Astria lo descifró rápidamente.
-¿Que vamos a hacer?- dijo mirando a todos lados.
-Te llevaré al Castillo.
- Tú lo haces y yo saco mi orbe lunar.
-¿Qué? Astria- Burak frunció el ceño mirándola, su mujer decidida no dio un paso atrás. Mientras lo miraba, extendió la mano para que el creyera su advertencia. Lo controlaría si él no la involucraba- Te traje solo para compartir un tiempo contigo, lo estás arruinando.
-¿Qué vamos a hacer?- acentuó repitiendo la pregunta.
-Oh... mujer- gruñó. Sus planes pronto cayeron a pique.
Después de charlar con Edgar, Burak se había enterado que Hunur tenía una torre cerca del Castillo, era un fuerte pequeño completamente aislado y sin ventanas. La única forma de entrar allí era por medio de aquel sirviente junto con la llave, pero no era solo uno, sino que 5 entraban y salían de allí.
Burak apartó la vista de ella y cerca de un callejón pudo mirar una sombra conocida.
-Ven, y no hagas nada- dijo tomando sus manos y jalándola hacia aquel callejón, mientras fruncía el ceño.
Astria miró a su alrededor mientras caminaba tratando de seguir los pasos de su esposo. Había música por algunos lugares, e incluso algunos bailes. Era una noche hermosa para encontrar a esas sabandijas.
Cuando llegaron al callejón, Astria soltó un grito cuando un hombre cayó desde el cielo.
-Bruno- susurró ella al verlo levantarse.
-¿Ella ya sabe?- preguntó.
-Sí, ¿Que han encontrado?
- Hay bastantes bares, estuvimos preguntando, pero nadie sabe, al menos los bares que vimos cerca del Castillo. Me moveré mientras usted lleva a la Reina al...
-No, cambio de planes- gruño Burak pegándole una mirada de descontento a Astria
-¿Qué?- Bruno sorprendido no pudo evitar la expresión en su rostro.
-Muévanse hacia los otros, pero no levanten sospechas. Me encargaré de algunos aquí. Vayan a los barrios bajos a las tabernas y prostíbulos.
-Sí Señor.
-Bruno- dijo Burak bajando el tono de su voz- no se distraigan.
-Sí Señor- dijo desapareciendo con rapidez.
-¿Sam sabe de esto?- preguntó Astria.
-Sí, cuando tengamos la llave, el será quien entre a ese lugar, seguramente habrá algunos hechizos de protección.
-Vamos entonces.
-Astria.
-No sacarás nada insistiendo que me marche.
-¿Quieres ir a esos lados?
-Quiero ayudarte, ahora entiendo porque no querías contarme donde irías.
-No son lugares seguros para una mujer.
-Lo serán si estoy contigo. Al menos que tu no puedas controlarte.
-¿Qué?- dijo Burak frunciendo el ceño. No entendía bien a qué se refería, pero rápidamente pensó que Astria creía que se dejaría llevar por mujeres.
-Hay que hacerlo- contrario a eso, Astria ya se estaba preparando para un plan.
Contándole bien como podían entrar sin ser notados, Astria logró convencer a Burak que estar con ella podía ser más beneficioso asegurando que algo malo no saldría fácilmente.
-No me agrada mucho tu idea.
-Pero hay que intentarlo.
Próximo Capítulo 44.- Un barrio de Mala Muerte
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Jamás volveré a retarlos son muy crueles y traidores jajajajaja 😂 tomen sus capítulos
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