Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

36.- Con él No y con ella Menos.

Cuando Astria abrió los ojos, el frio se había ido, Burak ya no estaba en su espalda y tampoco estaba su pequeña hija. Se sentó con rapidez y encontró a Gina calentando un poco de pan mientras revolvía una olla con sopa, Amy estaba cambiando la ropa a la Princesa y ambas sonrieron al verla.

–¿Descanso bien mi Reina?

–Oh si claro descansó súper bien– dijo Gina guiñándole el ojo.

–Gina, no hables estupidez, tú no le temes a los castigos o retos del Rey. Eres impresionante– dijo Amy mirándola molesta, ella también había escuchado lo que pasó anoche. Su oído se había intensificado gracias a su cercanía con la pequeña Selene.

–¿Dónde están todos?

–Ya volverán, dijeron que debían encargarse de un asunto.

–Mi Reina ¿Quiere que le prepare agua para limpiarse?

Mientras conversábamos, Gina se puso de pie y respiró profundamente dos o tres veces antes de estrechar la mandíbula y arrugar la nariz. Su rostro se oscureció y sus ojos tomaron un color fuerte e intenso.

–Amy– dijo sin mirarla. La dama de compañía enseguida le entrego a la princesa a Astria y sacó una daga entre sus muslos

–¿Qué pasa?– preguntó la joven Reina.

–¿Qué tenemos aquí?– la voz de un hombre hizo eco por la cueva como si llegara a todos los rincones.

Justo donde Gina había estado mirando, apareció un hombre de barba larga y detrás del muchos más. La soldado enseguida comenzó a gruñir como cual perro.

–¿Qué hacen unas hermosas damas tan lejos de las ciudades?– dijo uno revisando una que otra manta que habían quedado en el suelo.

–No están solas– dijo el hombre oliendo las telas– Iré a echar un ojo.

–No deberían estar muy lejos, encuéntralos y tráelos. Seguramente les gustará acompañarnos– el hombre siguió dando unos pasos al interior de la cueva mientras sonreía se sacó un bolso que llevaba cruzado en su hombro– mi nombre es...

–No nos interesa– dijo Astria con voz firme y autoritaria.

–Uh... Una mujer ruda, me gusta que te hagas la fuerte pero solo hemos venido a compartir un poco de calor. Las temperaturas no han sido muy buenas por lo menos la lluvia se detuvo.

–Somos muchos, pero podemos compartir lo que estas cocinando– dijo otro hombre acercándose a Gina.

Era un grupo numerosos, vistiendo ropas rasgadas y sucias. Claramente las tres supieron que no estarían seguras. Un grupo de mujeres en el medio de la nada encontradas por un grupo de casi 15 o más hombres, nada saldría bien.

El hombre que se acercó a Gina tenía pelo tieso y sus ojos sobresalidos. Era muy delgado que los relieves de su clavícula sobresalían por su camisa. Cuando estuvo a solo un metro de ella, la soldado se movió.

Tomándolo de la garganta con rapidez lo pescó alzándolo por los aires y lo miro desde abajo mostrándole los dientes, luego lo soltó tirándolo unos cuantos metros. Un humano normal no era nada contra ella.

La soldado rápidamente sacó su espada y marcó una línea en la piedra.

–Crúzalo y te mato– dijo sin titubear.

–Tranquila, tranquila– dijo el primer hombre. Era el líder de aquel grupo y aunque se veía tranquilo y en paz tenía una mirada muy perturbadora junto con una cicatriz en su rostro.

–Deberían irse, si no se van ahora no detendré a mi esposo cuando vuelva– dijo Astria, pero los hombres solo se rieron.

Ella caminó lentamente hacia las mantas en el suelo y se agachó hasta tomar una para cubrir a su pequeña. En ese momento un hombre se acercó, pero se detuvo al ver que Amy se puso frente a la Reina.

Mirándola detenidamente con una sonrisa en su rostro, se hinco para mirar a Astria y soltó palabras perturbadoras.

–A mí también me gustan los niños ¿Es niña?

–Reny contrólate quieres– dijo el hombre de la cicatriz

–Tu quédate con esa mujer yo quiero a la niña.

Astria se le estrujó el estómago, inconscientemente apretó a su hija entre sus brazos al comprender esas enfermizas palabras. Amy no aguantó escucharlo y sin dudar avanzó unos pasos hacia él.

–Amy no– dijo Astria, su dama se detuvo.

–Tú eres la que manda entre las tres ¿Podríamos hablar a solas? Estoy seguro que podríamos llegar a buenos términos. Al menos antes que llegue tu esposo, mis hombres lo encontraran rápidamente, son buenos rastreando a la gente. ¿Me puedes decir tu nombre? Debes se alguien importante para que dos Átkozott te sigan.

–Es muy extraño que una persona normal pueda controlar a estas salvajes.

Mientras la tención estaba presente entre las tres mujeres. Los hombres se sintieron a gusto dejando sus cosas esparcidas por la cueva. Nunca vieron amenaza que viniera de ellas, estaban dispuestos a engañarlas en cuando bajaran los brazos, después de todo hacía tiempo que no tenían una mujer entre sus piernas y ellas eran una gran oportunidad. Pero Gina no relajó ninguna parte de su cuerpo o la expresión en su rostro. Lo que hizo que pronto comenzaran a perder la paciencia.

–¿Puedo comprarte?– dijo un hombre lanzando una bolsa con monedas de oro a Amy.

–Mujer de piel blanca– dijo una vez más el hombre de la cicatriz al mismo tiempo que se echaba un cigarro a la boca y votaba el humo tan fuerte que este salió en línea recta al cielo– te dije que negociemos, pero veo que no quieres hacerlo. Mis hombres están por llegar y tu querido esposo va a tener que aguantar como mis hombres te toman toda la noche hasta desgarrarte– dijo levantando la voz fuertemente– ¿A caso crees que con dos animales como estas podrán con todos? He sido paciente contigo, pero si no me ofreces algo dentro de un minuto créeme ¡QUE ME COGERÉ IGUAL A TU HIJA!

Astria estaba furiosa, miró firmemente al hombre con un rostro desafiante. Pero notó algo que relajó la expresión en su rostro, repentinamente el fuego de la fogata se movió de forma violenta como si le hubieran echado aire. Entonces Gina se puso de pie y caminó hacia Astria.

Una leve risa ronca sonó por la cueva, los hombres voltearon a ver entre ellos y apoyado en la fría piedra Burak soltó el humo de su puro lentamente por su boca mirando el cielo.

–Esto será divertido– dijo mostrando una sonrisa donde sus dientes puntiagudos quedaron a la vista y sus orbes dorados brillaron como cual bestia.

Próximo a eso el fuego se apagó completamente y sombras tenebrosas se apoderaron de la cueva eliminando cada pizca de luz. Gritos y sonidos fuertes cubrieron todo, pero como un manto de oscuridad, todo fue llevado fuera de la cueva quedando prácticamente vacía.

En el medio solo brillaba el puro del Rey entre sus dedos. En su otra mano tenia agarrado del cuello a un hombre mientras fumaba con total tranquilidad. Se echó una bocanada y el humo lo soltó acercando el rostro de aquel tipo. El humo rápidamente lo hizo llorar a quedar en contacto con sus ojos.

–Mi esposa ¿Qué debería hacer con este hombre que ha profanado en su mente a nuestra pequeña?– dijo lanzándolo cerca de Astria.

–¡POR FAVOR, POR FAVOR YO NO HARIA NADA CON TU HIJA, NO SABIA QUE ERAS SU ESPOSO!– lloriqueo el hombre mientras se arrastraba por el suelo.

Astria se acercó a Burak y le miró, sus pupilas estaban totalmente dilatadas, aunque estaba tranquilo, ella sabía que lo gobernaba su instinto animal. Llevó sus ojos al hombre que incluso se había orinado en los pantalones, como si viera la propia muerte su cara estaba temblando y completamente pálida.

–Te lo advertí– soltó lentamente– ahora no detendré a mi marido.

–No... por favor...

–Deshazte de el– dijo Astria si una pizca de remordimiento.

Burak soltó una carcajada mientras tomó del tobillo del hombre y lo arrastró fuera de allí.

******************

–Si fuéramos mas animales comeríamos humanos– dijo Bruno mirando los cuerpos colgados mientras se desangraban tiñendo el suelo.

–Oh Señor si hacía falta este tipo de encuentros– dijo uno de sus soldados mientras se lavaba las manos.

–Apedréenlo– dijo Burak llegando con el hombre a rastras.

–Por supuesto.

Los soldados de Bruno no pudieron evitar divertirse mientras torturaban los cuerpos de los hombres, la mayoría ya estaban muertos pero aun así seguían siendo una mera diversión para ellos.

–Este no era el grupo que vimos ayer– dijo Bruno sentándose en una piedra– Pero deben ser todos de Ridell.

–Por su acento puede que si– Burak lentamente lavó sus manos y luego se lavó el rostro sacando toda gota de sangre que había caído en él.

–Prepararemos las cosas para salir lo antes posible– dijo Bruno poniéndose de pie– Mi Rey con todo respeto, Cedric me informó que mandaría unas cartas solicitando su permiso para unirse al viaje.

–No lo quiero cerca.

–Señor su mano se recuperará y sería bueno que le dé la oportunidad de redimirse.

–Bruno, se perfectamente que la relación que tienes con mi hermano es bastante estrecha, pero no por tu amistad con él me hará cambiar de opinión.

–El solo pensaba en usted.

–Lo sé Bruno. Espero que haya aprendido la lección, no seré piadoso para la próxima.

–Estoy seguro que lo primero que hará es hablar con su Reina

–Eso lo veremos– Burak se sentó en una piedra y miró desde baja altura a Bruno, luego de unos segundos formó una sonrisa en su rostro- mi hermano se nos unirá en unos días, puedes dejar de llorar por él

–Señor yo no...

–Si Bruno ya te escuché 

Cedric no se dejaría caer solo por llevar dos dedos menos en su mano izquierda, por las curaciones del doctor y algunas infusiones de Sam pronto estaría de pie para visitar el Reino de los bosques. Le era importante acompañar a su hermano ante el futuro poco prometedor no solo por sus lazos de hermandad sino para poder redimir sus acciones y recuperar su honor.

Próximo Capítulo 37.– El Reino de los Bosques

*****************************

¿Negociemos?

¿Cómo se imaginan a los Reyes Edgar y Mery? ¿Son aterradores en sus mentes tanto como en la mía? Suele pasar que por ser amables y simpáticos olviden sus verdaderos aspectos jiji

Pregunta contestada por 5 personas y regalo capitulo. 




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro