22.-Deseo
Al día siguiente las cosas en el Castillo no cambiaron mucho. Jonathan respondió las cartas y vendría lo antes posible claro que antes de eso le pidió la paz a Átkozott. Como un Rey que había traicionado a otro, venir a su tierra era muy arriesgado, pero por otro lado no quería dejar sola a Alice.
Astria quería ignorar a todos incluso al Rey, pero por recomendación de Amy y Cleo se dispuso ir a buscarlo y volver a pedirle disculpas para poder estar en buenos términos con él. Había pasado solo un día y esperaba que su enojo se hubiera calmado.
–Reina Astria ¿Qué estás haciendo?– dijo Gina que estaba saliendo de la oficina de Burak.
–Vine a ver a Burak.
–Mi Reina no se le ocurra cometer otra barbaridad, mire que me costó mucho apaciguar la rabia de ayer.
–No Gina, vengo a hacer las paces.
–Ten cuidado, no estés tan relajada. Lo que hizo usted ayer fue grave, pero por cómo le veo, confío que mi Rey lo dejó pasar con un leve castigo. No será igual la próxima vez.
–Lose Gina, Amy me dijo lo mismo.
Burak estaba en su oficina cuando Astria llegó a tocar su puerta. Los guardias las abrieron a la par y ella entró, esta vez miró a todos lados antes de fijarse en Burak que estaba sentado en su escritorio.
–¿Qué quieres?– dijo Burak mirándola y volvió a escribir el papel frente a él.
–Quiero que hablemos.
–Astria– dijo soltando la pluma– No hay nada que puedas decir o hacer para que yo no cobre el pacto, además...
–Siento mucho lo que hice ayer, de verdad lo lamento– dijo interrumpiéndolo y mirándolo detenidamente. Burak la miró relajando su expresión y se fue recostando en la silla para ponerle toda su atención. Ella al verle que Burak había dejado lo que hacia para escucharla, continuó– soy despistada, a veces no puedo controlar mis impulsos y lamento no pensar las cosas antes de actuar. Debí leer lo que me pediste, sé que siempre piensas las cosas antes de que ocurran y si yo hubiera leído aquello cuando me lo ordenaste, quizás, podíamos haberlo hablando con más calma antes que llegarán las visitas, o bien te hubiera... gritado en mi habitación- dijo disminuyendo el tono de su voz para mencionar lo ultimo.
–Ven– dijo Burak mirándola.
Astria no dudo en acercarse a él. El Burak de ahora extrañamente comenzó a actuar como el anterior. Se dio cuenta que quizás no era ella que lo hacía actuar de esa forma sino, el mismo era así.
Él le tomó la mano en cuanto ella se acercó y la atrajo hasta que ella se sentó en sus piernas. Burak le sujeto la espalda baja y con la otra mano la puso suavemente cerca de sus rodillas.
–Cuando te pido algo es para que te sientas involucrada. En este caso yo sabía que quizás sería chocante para ti lo que pasaría con Luther, pero nunca pensé que no fueras a léelo. Eres la Reina– dijo levantando su rostro para mirarla– mi Reina y tienes nuevas responsabilidades. Hasta el momento lo he hecho por ti, pero tienes que tomar tu posición como corresponde.
–Sí Burak, lo sé. Lo siento mucho– dijo ella bajando la cabeza. Astria sentía que aún el la reprendía, nunca tuvo a su padre para que lo hiciera, pero era exactamente lo que sentía cuando Halen lo hacía.
Burak llevó su mano a su mentón y le subió el rostro lentamente mientras la miraba de cerca a los ojos. Los ojos de ella quedaron una vez más flechazos a él y el único sentimiento que la invadió fue las ganas de besarlo.
Burak sintió exactamente lo mismo ¿Cómo aquella mujer tenía tanto control sobre él? Su mirada de ojos celestes tan vívidamente brillantes, la forma en que caía su pelo por su frente hacia sus mejillas y sus labios rosáceos que comenzaban a llamar su atención.
Astria estando aún sentada sobre las piernas de Burak no quiso moverse, su respirar se fue haciendo cada vez más agitado. Cuando sintió que la mano de él que aún le agarraba su mentón, la acercó más a su rostro, cerró los ojos y aguantó el aliento.
Sus labios volvieron a juntarse de forma lenta, pero continúa. Burak le soltó lentamente el mentón y llevó su mano hacia su mejilla hasta que la dejó agarrándole parte de la mandíbula junto con la oreja izquierda de ella. Todo fue lento hasta que Astria introdujo su lengua en su boca y todo comenzó a aumentar. Sus lenguas se entrelazaron y él apego más su cuerpo al de ella, dejando unos segundos de comerse los labios solo para respirar, Burak la levantó. Sin cerrar sus ojos, sus besos se volvieron voraces mientras no se separaron. Astria se sostuvo de su cuello hasta que el la sentó sobre el escritorio y la recostó sobre los papeles. La tinta de la pluma cayó al suelo, pero eso no le importó a ninguno de los dos.
Astria abrió las piernas sin impedimento y él se posicionó entre ellas frotando su masculinidad con toda su flor como si la cogiera con ropa. Eso la hizo temblar, se concentró en ese froté y descubrió que estaba tan deseosa que si él seguía haciéndolo no tardaría en tener una liberación.
Burak no hizo más que besarla y mirarla con ojos brillantes, pero no desató su cinturón ni intentó desvestirla. Solo continúo frotándose con ella una y otra vez.
Él sabía que no estaban en un ambiente tranquilo y no quería continuar para luego ser interrumpidos. Dicho y hecho.
–Señor tenemos información de Luther– dijo Bruno tocando la puerta. Burak se detuvo y mirando los ojos de Astria ella supo que el volvería a irse.
–No, no, no Burak.
–Lo siento– él se apartó una vez más de ella y puso sus manos en las caderas respirando agitado.
–Burak solo... Ah no otra vez– rabio sola. Mirando como su hombre se calmaba, comenzó a enfadarse. Lo miró notando su forma cilíndrica cerca del cinturón, luego subió los ojos y se dio cuenta que él la había estado mirando. La sola mirada de su mujer hizo que el mismo bajara su mirada hacia su pantalón y volvió a mirarla.
–No puedo ignorarlo– dijo acomodando su miembro y caminando a la entrada.
–Espera– dijo tratando de detenerlo pero una vez más se sintió dolida– Burak ¡Deja de jugar conmigo!– le gritó mirándolo enojada.
Burak la escuchó y volteó a mirarla justo a unos pasos de la puerta. Asombrado se detuvo para escucharla.
–No estoy jugando contigo– dijo suavemente.
–¿No? Ni siquiera me amas, vienes me besas y...
–Astria– dijo mojándose los labios y respirando un poco más profundo– no quiero que esto sea así.
–¿Así?
–Sí, no voy a hacerlo y me voy a ir en cuanto terminé.
–Me besas, me tocas y te vas como si nada ¿Cómo quieres que esté tranquila?
–No eres la única que queda así– dijo bajando sus ojos como si la recorriera completa.
–Señor– volvieron a tocar la puerta. Burak apretó un poco sus labios y soltó un suspiro justo antes de moverse hacia la puerta.
–Por lo menos si me volviera a portal mal lo harías ¿No?– dijo Astria sin medirse. La cara de él rápidamente cambió.
–No juegues con eso– le advirtió antes de marcharse.
Astria enojada le dio una patada al escritorio y luego puso sus manos en el borde tratando de calmarse.
Cuando por fin lo hizo se incorporó y recogió algunos papeles que se habían caído. Había tenido toda la intención de arreglar las paces con su esposo, pero nuevamente se sentía enojada y distante de él.
Mirando los papeles agarró uno en blanco y tomando la pluma le dejó una nota.
"No hay amor para quien no se conoce y no te conozco"
Las peores heridas siempre suceden cuando nuestro enojo sobrepasa la capacidad de entender y proyectar las situaciones, de forma clara y calmada. Astria sabía de eso, pero no le importó y dejó la nota en el escritorio con la intención de que Burak lo leyera. Claramente cuando su enojo se disipará se arrepentiría de aquello.
Próximo Capítulo 23.- Respeto.
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