Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20.-Cusco


–¡Burak!– dijo el Rey al bajarse de su carruaje y ver al Rey de Átkozott en la entrada del Castillo– mira hombre tanto tiempo ha pasado– agregó estrechándole la mano.

–Bienvenido Lorand.

–¿Y usted debe ser la Reina Astria?

–Bienvenido Rey Lorand– dijo ella bajando la cabeza y mirando al hombre.

Había bajado unos kilos desde la primera vez que ella lo había visto. Pero aun así al lado de Burak el hombre se veía pequeño y gordo. Miró disimuladamente a su esposo y agradeció que aquel Rey no se haya casado con ella.

Burak parecía disfrutar de la relación con Cusco, pero aun así sus ojos permanecieron filosos. Astria no comprendía porque su voz y su sonrisa, no concordaba con su aspecto corporal tensado y su mirada peligrosa.

Sus pensamientos rápidamente se detuvieron al ver a su hermana bajar de un carruaje. Frunció un poco el ceño y la miró con seriedad. No la perdonaba, recordó los días de guerra, la incertidumbre de saber si su esposo estaba bien, los días eternos que pasaban tan lentamente y la angustia de saber que mucha gente moriría por ese enfrentamiento.

Pero Alice no mostró ninguna emoción en su rostro. Jonathan su esposo y Rey no la había venido a acompañar en el transcurso hacia Átkozott y se sentía completamente desdichada y abandonada.

Alice caminó junto con todos los invitados que habían venido con el Rey Lorand, pero una vez que llegó arriba de la escalera se puso justo frente a Burak y subió la mirada. Una mirada llena de enojo y desesperación, con lágrimas juntándose en la comisura de ellos apretó la mano. Astria supo lo que haría y dio un paso delante poniéndose frente a su esposo.

–No te atrevas– dijo mirándola enojada.

–No puedo creer que aceptes esto.

–No deberías estar aquí.

–Pues dile a la bestia que tienes detrás– dijo volviendo a caminar hacia el interior.

–¿Por qué está Luther aquí?– dijo volteando a mirar a Burak sin dejar de fruncir el ceño.

–Piensa y dedúcelo. Si leíste las cosas que te pedí entonces no tengo nada que explicarte– Burak marchó después de decirle aquello supuso que Astria trataría de convencerlo de algo que no podía hacer y prefirió no darle más vueltas al asunto.

Astria por otro lado se preguntó si lo que había dicho Burak tenía algún sentido ¿Debía haber leído todo? Ignorando el hecho de que realmente no había leído todos los documentos pensó que nada de lo que estaba allí escrito podía explicar porque Cusco y Luther estaban juntos, pero ¿Dónde estaba Jonathan? ¿Acaso después de la guerra Burak se tragará la traición que hizo Luther con Átkozott?

Él estaba mal, sin bien no recordaba lo que había vivido, Astria pensó que Burak debió haber leído todos los informes, incluso el de la guerra. Su esposo no podía ser tonto, y aceptar un acuerdo de paz tan pronto.

–No, él no es de ese tipo de personas– susurró a si misma mientras entró al Castillo.

Burak también había tomado distancia con Astria y aunque ella era la que tenía derecho a enojarse, él simplemente se alejó dándole el espacio que necesitaba.

*****************************

–Olvidaba lo exquisito que es la comida aquí– dijo Lorand sentándose en un sofá junto a Burak. Habían almorzado recién y se disponían a conversar sobre lo que tenía que ocurrir. Cómo no era algo formal solicitado por el mismo Lorand, Burak los invito a una sala donde los sillones estaban al fondo y el escritorio de Burak en el medio de la habitación.

–No te sientas tan cómodo, asumo a qué has venido– dijo Burak.

–Mi Rey– dijo Bruno entregándole unos papeles y el aceptó abriendo los sobres y leyéndolos.

–¿Luther te ha enviado algo?– preguntó Lorand.

–Cuéntame Lorand ¿Por qué has querido interferir?

–Mi Rey no ha querido interferir en tus acciones Rey Burak– dijo un hombre sentado en una silla bajando la cabeza.

–¿No? Lorand dime a qué has venido, puedes hablar antes que tu consejero lo haga.

–Que rudo eres– dijo riéndose– relájate no he venido a interferir en los pactos que tienes. Se perfectamente lo importante que son esos pactos para ti, pero ¿No crees que al hacer un pacto debería ser la misma persona que lo hizo quién pagará las consecuencias?

–Eso depende del momento que se hace un pacto, en este caso el pacto ya se hizo y Jonathan aceptó.

–Rey Burak– dijo Alice mirándolo– la vida de mi hijo no puede depender de un papel.

–No es solo un papel mi Reina querida– dijo Lorand.

–¿Tú crees que lo hice para dañarte?– preguntó Burak mirándola con atención.

–Creo que no eres capaz de tomar responsabilidad ante una equivocación– contestó ella.

–Tu esposo firmó– dijo Burak mirándola con seriedad– yo hice el pacto para que nunca me traicionara, pero como ves tu esposo solo es una basura sin honor.

–Burak ella no tiene porqué escuchar tus insultos hacia su esposo.

–Una esposa es propiedad de su esposo y lo sabes. Lamentablemente para Alice, su esposo puede hacer lo que le dé la gana con ella incluso ponerla en un pacto.

–Rey Burak. Por favor esperemos a Jonathan, estoy segura que se presentará para defender su nombre.

–¿Y si no lo hace? ¿Decidirías entre tu hijo que se está gestando recién o tu esposo? ¿Vas a querer tenerlo y entregármelo o perderlo ahora?

–Eres una bestia.

–Solo cumplo mis promesas– dijo Burak sonriendo levemente.

Alice se sentía fatal ¿Cómo podía elegir? Si llegara su esposo y tratara de arreglar las cosas ¿Habría alguna esperanza de salir de esta? En los escritos y en el pacto salía que Burak podía tomar a su disposición a la Reina, rompiendo el pacto de sangre, él podría hacer con ella lo que quisiera con tal de cumplir las consecuencias firmadas. Jonathan no podía hacer nada.

*****************************

Mientras la reunión había empezado, Astria no se quedó tranquila, con la duda carcomiendo sus entrañas miró rápidamente las hojas que le habían faltado leer.

Después de hojear varias veces los papeles vio el nombre de Jonathan con su firma al pie de los documentos.

–¿Luther con un pacto de sangre?– se preguntó al verlo.

Astria se sentó en su escritorio tratando de leer con más concentración hasta que comenzó a leer las causas, los que ganaban cada parte y lo que podían perder si el pacto se rompía. Con fechas y acontecimientos como fueron Astria se dio cuenta que mientras ella estaba metida en cómo salvar a León el hijo de Catherine. Burak había estado en Luther y ya había comenzado a cobrar vidas por sus hombres desaparecidos.

–¿La...la Reina de Luther está embarazada?– le preguntó a Amy que estaba cambiando las sábanas de su cama.

–No lo sé mi Reina, si quiere le averiguo esa información enseguida.

–Sí por favor.

–Yo la vi en la mañana, usa ropa holgada asique no me extrañaría– dijo saliendo de la habitación.

–No...– susurró hacia sí misma– Burak no podía, no debí ser capaz de hacer semejante cosa después de lo que ambos vivieron, después de tener incluso a su pequeña– pensó para sí misma.

Astria intranquila volvió a leer cada documento con atención, era incapaz de contener su nerviosismo y con cada minuto que pasaba, más enojada se comenzó a sentir.

¿Por qué Burak no le había contado bien? ¿Por qué no se lo dijo? Podían haber buscado una solución juntos.

–Astria– dijo Cleo entrando– Amy aprovechó de llevar la ropa sucia y me mandó a decirle que sí, Alice su hermana está embarazada, pero es reciente por eso su barriga aún no se nota.

–¿Dónde está Burak?

–Me parece que está en su oficina.

–Bien– dijo tomando un abrigo, se lo abrochó en su cuello y se fue a paso veloz hacia la oficina de Burak.

Astria con la vista nublada con la información nueva que había leído, se sentía defraudada y engañada por su esposo. Burak no había tenido el coraje de contarle y ella apretando constantemente sus nudillos entró a la oficina encontrándolo sentado en el escritorio y fijó sus ojos punzantes en él.

–¿Qué significa esto? ¿Es verdad? Tienes una hija allá afuera y ahora ¿Quieres qué mi hermana pierda a su bebé? ¡¿Pero qué te pasa?! ¡No puedes hacer esto!

Burak abrió un poco los ojos de asombro, pero rápidamente la expresión de su rostro se hizo aterradora. Se fue lentamente poniendo de pie escuchando las palabrerías de Astria, pero ella continúo hablando y levantándole la voz sin darse cuenta que Burak no estaba solo.

–Astria–dijo con una voz baja pero autoritaria.

–¡No puedes llevarte un niño inocente! Si lo haces de verdad que serás un monstruo.

–¡REINA ASTRIA!– Burak levantó su voz y golpeó la mesa. Había rodeado lentamente el escritorio y se acercó a ella mientras no dejó de mirarla.

Con eso Astria recién se quedó callada y escuchó el carraspeó de la garganta de un hombre. Giró lentamente y soltó un sonido de asombro por su boca. El Rey Lorand le levantó su mano saludándola, pero nadie dijo nada, ni una sola palabra. Su hermana plasmada por lo que acababa de hacer no se movió de su asiento. Todos conocían como era el Rey de Átkozott y seguramente después la regañaría sin piedad.

–Uno, esto no te compete– dijo Burak agarrándole el hombro derecho– dos... ¡TE DIJE QUE LEYERAS LOS MALDITOS PAPELES!

–Pe...pero...

–Tres, Cierra la boca y sal de aquí– Astria quiso hundirse, desaparecer en el mismo suelo. Burak nunca le había gritado con tanto enojo y eso la hizo temblar– guardias, lleven a la Reina fuera de aquí– hablo con más calma.

–Sí Señor.

Los soldados casi sin tocar a la Reina la dirigieron a la salida. Burak no sacó los ojos de ella hasta que la puerta fue cerrada.

–Olviden está ridícula escena. Continuemos– dijo girando la mesa y volviendo a sentarse en su escritorio aún con el ceño fruncido.

–Burak ¿Te parece si lo conversamos a solas?– dijo Lorand– para que necesitamos a los consejeros. Hablemos entre Reyes.

Burak no dijo nada, lo miró unos segundos y movió levanté la cabeza dando la señal para que salieran todos.

–Yo... Por favor te ruego que lo consideres– dijo Alice tratando de acercarse a Burak con sus manos apretadas al pecho.

–Sal también.

–Haré lo que sea, lo que sea.

–No me hagas sacarte a la fuerza– Burak tenía la vena de la cabeza hinchada y con una sola mirada de advertencia congelo los corazones de todos.

–Padre– dijo el Príncipe.

–Marcha también– dijo mirándolo a los ojos. Hablaba muy en serio y su hijo le entendió sin problema– no despertemos más al animal.

La gente se fue yendo entre murmullos y luego de unos minutos solo quedaron ambos Reyes mirándose.

–Tengamos una conversación dejando la formalidad ¿Quieres?– dijo el Rey mostrando una sonrisa.

Burak en tanto, se puso de pie y se sacó el abrigo que lo cubría, luego se dirigió al sofá que estaba frente a Lorand.

–Vaya mujer con la que te has casado– dijo el Rey riéndose.

–Ni lo menciones.

–No conocía a tu Reina– dijo soltando una risita suave– pero es una hermosa mujer, solo tienes que adiestrarlas– Burak no pareció comprender o más bien quería saber la opinión de un viejo como Lorand– ya sabes. Las mujeres son como los perros tienes que saber cómo manejarlas y si cometen un error castigarlas para que aprendan– Lorand estiró los brazos en el respaldar del sillón y levantó una pierna sobre la otra– eres joven Burak, toma estos consejos como si estuviera Altrice aquí, quizás te estaría diciendo lo mismo. Mi hijo aún es muy inmaduro para tomar mi puesto, pero espero que algún día se vuelva un Rey sabio como tú.

–Deja de alagarme Lorand, sé que fuiste un buen Rey con mi padre. Acepto tus consejos.

–Me alegra que me escuches– dijo acariciando su barriga– como te digo debes castigar a tu mujer, tú eres el que debe ponerla en la posición que quieras y eso no solo es en la cama.

–¿Quieres que la golpee?

–Golpearla, Nalguearla, cachetearla, cogerla. La violación en un matrimonio no es violación y eso también le enseña quien es el que manda. Haz lo que quieras, es solo una mujer, pero no lo dejes pasar o volverá a hacerlo, hazla sangrar.

Burak lo quedo mirando seriamente y soltó un leve suspiro con una sonrisa imaginando todo lo que él anciano le decía. La verdad era que, si concordaba con él, pero teniendo la imagen de su esposa en la mente sintió que era incapaz de hacerle daño. Ella era tan frágil a su parecer que si debía hacer algo con ella debía controlarse enormemente.

–Mis esposas de vez en cuando se portan mal, a cada una la he castigado. Después no vuelven a cometer los mismos errores ¿Cuánto tiene tu pequeña?

–Dos meses y algo.

–No, tu esposa no está justificada que son las hormonas.

–Lorand, dejemos de hablar de ella. Has venido a tratar de cambiar mi opinión ¿No?

–No realmente, más bien quería entenderte. ¿Cómo un Rey como tú teniendo una pequeña recién nacida cumplirá con ese pacto?

–Lorand, no es que yo quiera hacerlo, y tampoco que disfrute de la situación. Cuando hice ese pacto, Jonathan permitió que mis hombres fueran vendidos, ignorando las cartas, el no tubo intenciones de comunicarme aquel acto. Cuando me presenté lo único que dijo fue que había sido obligado por Hans ¿Qué hubieras hecho tú?

Burak obviamente no recordaba lo que acababa de decir, pero con los informes y los relatos de Bruno, supo lo que había ocurrido. Confiando completamente en sí mismo comprendió sus propias acciones y pensamientos.

Nadie fuera de Átkozott y los reyes del Reino del Bosque sabían que realmente Burak había muerto y lo habían traído a la vida.

Continúo hablando y conversando como si lo recordara a la perfección.

–Matarlo seguramente, entonces hiciste el pacto.

–Jonathan es un cobarde, el sería incapaz de traicionarme.

–Pero te equivocaste ¿Le habrá tenido más miedo a Hans que a ti? Lo dudo.

–No miedo, pero quizás Hans le prometió mucho más de lo que yo le había dado ¿Que vale más que la vida?

–Paz quizás o venganza.

–Quizás Hans lo convenció de atacarme, asegurándose que yo moriría esa noche– dijo Burak pensando que realmente Hans lo había logrado y que a no ser por Astria él estaría pudriéndose bajo tierra o dentro de un ánfora.

–Pero por lo que leí entonces tú le perdonaste la vida a cambio de su lealtad. Yo lo veo bastante sencillo.

–Sencillo o no el pacto no se puede romper, tiene que correr sangre al romperse.

–Ahí te entiendo, entonces sí o sí debe alguien morir cada vez que se rompe el pacto, en este caso pusiste la condición antes ¿Y si no fuera ese niño?

–Será Jonathan– dijo Burak sacando un puro de su ropa– ¿Quieres?

–Eso no se pregunta– río el Rey mientras tomaba el puro en sus dedos– Oh, no hay como un puro de Átkozott– agregó oliéndolo antes de prenderlo.

–Si le daba una consecuencia grave al Rey Jonathan, el nunca rompería el pacto. ¿Crees que me es grato tener que cumplirlo? Pero entre asesinar a un Rey o a un bebé que está gestando recién.

–¿Cuánto tiene, uno, dos meses? Un niño se puede volver a concebir si aún no ha nacido, pero no sé puede levantar un Rey donde no hay descendencia. La Reina caería, el Reino caería en desesperación y buscarán un sucesor, la Reina podría perderlo todo.

–No es una decisión difícil.

–Aunque a ti te va bien con deshacerte de un Rey– soltó una gran risa mientras soltaba el humo de su boca.

–León tenía heredero.

–Jonathan es un Rey joven y tonto, pero siendo joven podrá seguir procreando más hijos. Eso me lleva a preguntarte otro tema ¿Qué hay de Lomas? ¿Dejaras que el Reino se las arregle solas? No has anunciado si Hans sigue con vida o no.

–Ese día es bastante confuso para mí, pero lamento decirte que Hans ya es historia.

–No lamento escucharlo, el hombre era un idiota. Jamás debió ascender al trono, era un mal Rey, por lo menos ¿Lo disfrutaste?

–Mi esposa....

–Oh vamos, ¿Te pidió también que no le hicieras daño? Es una mujer imposible, recuerda lo que te dije. Tienes que darle duro.

–Cuando llegué a los calabozos, la escena que me encontré no era los que había esperado. Y aunque hables de mi esposa como si fuera una mujer cualquiera créeme que el cadáver de Hans hablaba por si solo y fue ella quien se encargó.

–¿Tu esposa lo degolló?

–Ni siquiera te lo voy a describir.

Burak aún recordaba fragmentos de cuando estuvo con su conciencia alterada. Recordó una satisfacción enorme y la excitación que sintió al ver el cadáver de Hans. Cuando preguntó quién lo había hecho la explicación fue un orgasmo de emociones que rio a carcajadas mientras observaba a Hans. Su esposa, la mujer tranquila y pacífica tomó venganza de todo lo que había ocurrido.

Respirando profundamente volvió a fijar los ojos en el Rey entrando en la realidad.

–Mi Reina fue la que se encargó de Hans y ahí recién lo disfruté.

–Eso debió ser aterrador, que una mujer lo hiciera y más si hablo de tu esposa que tiene una carita de niña buena. Agradezco en parte no haberla traído conmigo. Cómo sabes estuve buscando a una nueva esposa para sumarla a mi Harem ella era una candidata. Claro que con todo lo que me cuentas me hubiera dado arto trabajo domarla, pero hubiera sido mi favorita.

–Hey, no hables tan casual de ella– dijo haciéndole una advertencia.

–No, no trato de ofenderte, es más, muchos deberían envidiar y codiciar a tu esposa. Debes cuidarla, las mujeres suelen abrir las piernas a otros si no le das lo que quieren, tienes que ser muy sabio con ellas también y recuerda castigarlas.

–¿Podemos dejar de hablar de ella? ¿Tienes una obsesión con mi mujer acaso?

–No te lo tomes a pecho, solo soy un viejo con 5 esposas y aun así no me satisfacen, son tontas e interesadas. En fin– dijo sentándose más derecho– te recomiendo que esperes unos días para ver si Jonathan da respuesta, si después de esos días no se presenta pues toma tu parte del pacto.

–Rey Lorand– dijo Burak poniéndose de pie y extendiendo la mano derecha.

–Rey Burak– Lorand levantándose y bajándose un poco la ropa, contestó la despedida estrechando su mano. Bajaron sus cabezas y Burak salió de allí sin más que decir.



Próximo Capítulo 21.- !Dioses!


*******
Lamento la tardanza, saqué unos días de vacaciones y no estoy en el PC, espero subir el próximo cap en unas horas

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro