2.- Un corazón congelándose
Astria quedó dormida después de haber tenido a su pequeña. Las parteras se la llevaron en cuando dio a Luz y rápidamente separaron a su hija de ella.
—Astria. —La voz de Sam llegó a sus oídos. Somnolienta trató de seguir durmiendo, pero Sam volvió a llamarla—. Levántate.
—¿Burak? —susurró confundiendo su voz.
—Levántate mujer, mírame —le dijo Sam.
Astria movió lentamente su rostro. Estaba en una cama, lo primero que vio fue el cielo negro, la piedra oscura de los cimientos del castillo, seguía en los calabozos y girando su rostro hacia su lado derecho, Sam la miraba entre los barrotes.
—¿Qué paso? —dijo adormilada.
—Necesitas la luna, la lluvia ha parado y en mi celda llega la luz. Debes levantarte y aprovecharla antes que se vaya.
—Mi....mi bebé —preguntó tocándose el vientre aún hinchado, pero había bajado su tamaño.
—Ella se veía bien.
—¿Ella?, ¿es una niña?
—Sí, una hermosa niña de cabello claro, es muy pronto para conocer el color de sus ojos, pero...
—Sus ojos, sus ojos son dorados como su padre —dijo con seguridad. Era su hija, la niña hermosa que vio en el desierto.
—¿Puedes intentar levantarte? Tu cuerpo debe estar regenerándose en todo este tiempo, así que deberás ser capaz de ponerte de pie mejor que las demás mujeres.
—Me duele —dijo sentándose en la cama. Cerró sus ojos con fuerza mientras apretaba su barriga. Sentía como si se hubiera roto la cadera, las piernas cansadas y todo su interior ardía como el fuego— ¿Cuánto-cuánto tiempo dormí?
—Más de cuatro horas. Tienes una herida allí abajo, pero ya pasará, es pequeña en comparación a otras mujeres según el doctor.
—Desearía verla. Ella nació antes, ¿tuvo problemas?
—No, se veía sana, es un poco pequeña, pero no creo que tenga problemas, pegó un llanto gigante cuando una de las mujeres la volteo —dijo Sam sonriendo, pero no tardó en cambiar la expresión de su rostro—. No creo que te dejen conocerla, no estamos en posición de pedir nada.
—No pueden negármelo, soy su madre —dijo Astria llegando a los barrotes y extendió la mano, la luz solo tocó parte de sus uñas, pero Astria sabia ahora que no necesariamente debía estar en contacto con la luz, solo cerca de ella. Respiró fuerte al sentir como su mano atraía el brillo y su cuerpo comenzaba a tomar la energía.
—Mañana... mañana seré ejecutado —dijo Sam con una voz suave y apagada.
—¿Qué? Pero...
—Ya he vivido mucho Astria, hasta yo perdí la cuenta de cuantos años humanos he pasado. Casi dos vidas y creo que, eso es suficiente para un elfo mixto.
—¿Tu...tu hiciste un pacto de sangre con Altrice?
—Oh... Eso, eso fue desafortunado.
—¿A qué te refieres?
—Traté de salvar a mi hermano, el perdió sus extremidades derechas; mano y pierna. Por un accidente de magia, yo solo hice lo que debía hacer.
— ¿Qué hizo Átkozott por ti?
—Sangre, y con el poder de la dama Blanca Mirael. Ella curó a mi hermano con sus poderes. Tú, Astria, tienes el mismo poder que ella, pero no fue con Altrice, fue con Magnus, el abuelo de Burak.
—Tu hermano debió ser muy importante para ti.
—Lo fue en su tiempo, él también es un hechicero, pero su codicia le ha traído malas experiencias. Te cuento eso solo porque ya no queda mucho.
—¿Es un hechicero como tú?
—Sí, o quizás mejor que yo. Él no ha dejado de estudiar, la última vez que supe de él fue que estaba estudiando la naturaleza de las diferentes razas. La verdad odiaría que se interesara en ti.
—¿En mí?
—Sí, sus estudios iban más allá de lo natural, quería saber el patrón que hace a una persona diferente, ¿por qué nace una dama blanca? ¿por qué los elfos duran años? ¿por qué Átkozott llevan sangre de animales, el poder, la resistencia? Entre otras cosas, él quería entender aquello y saber cómo controlarlo.
—Si es codicioso. Mery me había comentado que tenías un pacto de sangre, todo este tiempo me olvide de aquello. Pensaba que lo sabría al revisar los documentos. No quería preguntarte.
—Sí, bueno ya sabes. Mi hermano si fue codicioso, eso llevó a que ocurriera ese accidente. Pensé que eso le daría una lección, pensé que volvería a todo esto de la magia y las piedras, pero no. Me arrepiento un poco de haberle ayudado.
—Te entiendo... tú de verdad eres bastante viejo.
—No me ofendo si viene de ti.
—Lamento lo que dije antes.
—No lo hagas, tienes razón en muchas cosas. Yo debí darme cuenta.
Sam como había relatado, salvó la vida de su propio hermano. Para lograr aquello, tuvo que hacer un pacto con Magnus que en ese tiempo era el rey de Átkozott. El rey le ayudaría prestándole a la dama blanca que en ese tiempo estaba y en cambio, Sam seria el hechicero oficial del rey hasta que su propio hermano o él fallecieran.
Mientras Sam le relataba un poco, Astria no dejó de tocar la luz y de repente, silencio a Sam.
—¿Que pasa...?
—Espera —dijo ella.
Algo había en las palabras de Sam, Mirael había curado a su hermano. El poder de curación, ¿Se podía traspasar? Pensando en eso, miró su estómago y cada parte que le dolía.
Pensando que si podía curar su propio cuerpo debía intentarlo. Concentrándose en ella misma, cerró los ojos mientras se quedó en calma. Lentamente como un montón de gases le removieron su vientre y el dolor que provenía de allí se fue disminuyendo hasta no sentir nada, incluso la herida que tenía en la entrepierna dejó de arder.
—No siento nada —dijo mirándolo asombrada.
—¿Qué?
Astria aún sin comprender lo que había sentido miró a Sam y se fijó específicamente en su rostro herido. Alzó su mano y puso su palma en la mejilla de este. Sam sin entender la miró atónito ¿Acaso se había vuelto loca tocándolo así tan casual?
Enseguida de pensar aquello. Vio como los ojos de ella se concentraban en él, haciéndolo sentir sumamente incómodo. Pero sin apartarla el ardor en su boca y en su frente comenzó a pasar.
—¡¿Que...?! —dijo tocándose el labio herido, no había nada— ¿Cómo hiciste eso?
—Yo te escuche, yo.... La dama Mirael curó a tu hermano, pensé que podía también hacerlo y ahora nada, no tengo dolor, ¿quién no tiene dolor después de un parto tan terrible como el que tuve?
—No es posible. ¿Tu poder de curar se puede traspasar también? —Sam no lo creía, ¿por qué nunca pensó en aquello? Junto con Burak habían visto que cuando el cuerpo de Astria se juntaba con partes de él, su propio cuerpo tenía cualidades curativas. Quizás esta vez las hormonas del parto acentuaron más sus habilidades.
—Salgamos Sam.
—¿Salir? Mientras haya luna podrás hacerlo, pero y ¿si sale el sol?
—Escuché que mi hermano aún está con vida, saldré solo a encargarme de un asunto familiar.
—Astria.
Ella bajó su rostro y sin sacar la mano de la luz se concentró en hacer circular su energía con la que tomaba de aquella Luz. Sam se sorprendió por lo que hizo, eso era exactamente lo que hacía Lucía.
El núcleo de ella se llenó por completo incluso, hizo dos esferas que pudo devorar y eso significaba, que no necesitaba, estar en contacto con la luz para poner a los Átkozott bajo su mando, claro que, tenía que tener en cuenta, que tanto como Burak no era controlado por una simple luna, Cedric tampoco lo haría.
No era una energía que iba a permanecer por siempre en ella, así que aprovechando la oportunidad. Se movió con rapidez.
—¡GUARDIAS! ¡Vengan a mi celda ahora!
Sam vio como la luz en sus ojos ardía y como toda una dama blanca tomaba control de los soldados que rápidamente llegaron. Los ojos sorprendidos de los soldados hicieron evidente el control de su dama Blanca.
—Sé que mi hermano está con vida llévenme con él.
—Sí, dama —contestaron guiándola.
—Sam, no interfieras.
—Sí, Astria. No haré ni diré nada. —Astria no era la mujer inocente que conocía, controlando a aquellos soldados Sam sintió el poder de ella.
Astria había sido siempre una mujer tranquila y pacífica, siempre había puesto a los demás sobre ella misma, pero en este momento el único sentimiento que invadía su cabeza era, venganza. Había llorado, había gritado y había tenido las ganas de destruir todo sin pensar en nadie. Siempre había dado todo por los demás, pero ahora, con cada paso que daba hacia la celda de Hans ella cambio aquella página. Como si de un libro se tratara, en su mente agarró firmemente aquella hoja y la volteo para cerrar esa etapa. No más niña buena.
—¡Hermana! —dijo Hans al verla, estaba sentado en una silla amarrado de pies y de manos a ella. Sonrió mirándola y esperó que ella entrara a la celda—. Veo que ya has tenido el hijo de ese animal. Dime, por tu cara debo asumir que el Rey está muerto.
—Tu...
—No, fuiste tú, le disté el veneno que te di para él. Pensé realmente que lo harías cuando había sido tu boda, pero veo, que eso no te hizo sentir plena, más que el fin de esta guerra.
— Hans.
—¡LO DISFRUTE, ESCUCHAS MALDITA PERRA! —dijo gritando con fuerza y escupiendo saliva por su boca. Su cara se volvió roja mientras miraba a Astria furioso— ¡Y LO HUBIERA DISFRUTADO MAS ESCUCHAR LOS GRITOS DEL BASTARDO MIENTRAS ERA QUEMADO POR DENTRO!
Astria no se aguantó y le propinó una cachetada fuertemente que le hizo doler la mano. Sus ojos rápidamente se llenaron de lagrima mientras apretaba fuertemente los dientes. La imagen de Burak cayendo al suelo mientras se ahogaba era aterrador y extremadamente doloroso.
—También te disfrute a ti ¿Lo recuerdas? —dijo Hans con una voz más suave.
Otro recuerdo doloroso llegó a ella. En sus memorias modificadas y memorias perdidas. Llegaron todas como una bomba a su cabeza, en cuando recobró los sentidos. Hans si la había violado, recordaba sus gritos, sus débiles intentos por zafarse de él. Pero lo peor no había sido eso, sino que Omar con el permiso de Hans también tuvo su turno. Tardaron menos de diez minutos para que sus asquerosas cosa no funcionara más.
Mientras Astria recordó una vez más cada escena, cada sensación y sentimiento Hans continúo hablándole.
—Debí felicitarte, hiciste lo que quise y mis manos están limpias. En cambio, las tuyas, fuiste tú quien envenenó al rey. Me imagino lo que sentiste al verlo revolcarse del dolor. ¿Qué hubiera sido lo último que pensó? Su amada esposa siendo la culpable de causar su muerte.
—Hans...
—No puedes hacer nada con tus manos de niña chica. Golpearme o matarme aquí no te devolverá a tu rey. Tus manos son incapaces de traerlo a la vida.
—¿Traerlo a.... la vida? —susurró ella mirando sus manos ¿Habría una esperanza?
Las palabras que dijo Mery, al comienzo de la ceremonia de bodas, llegó como la imagen de una planta marchita que podía hacer que reviviera.
—Tú —dijo Astria mirando a uno de los soldados bajo sus órdenes—. Harás lo que yo te diga. —El pequeño destello brilló en sus ojos y el hombre se acercó a Hans y la miró—. Claramente mis manos no nos capaces, pero en este mundo... — dijo formando una hermosa luz blanca en una de sus manos—. No solo hay hechicería, si no también magia.
— ¿QUÉ MIERDA? —dijo Hans mirándola sombrado.
—Soy una dama Blanca y seré lo último que veras en tu puta vida.
Astria no se controlaría. Llevaba en sus venas la sangre de las estrellas, era la esposa de un poderoso rey, princesa de Lomas, la dama Blanca de la Luna y reina de todo Átkozott.
El hombre agarró el brazo de Hans tal cual como Astria le fue diciendo. Aunque aún estaba amarrado la fuerza del Átkozott hizo que las cuerdas se rompieran desgarrando le la piel de las muñecas. Llevó el brazo hacia atrás de forma antinatural y los gritos de Hans comenzaron a salir, le rompió el brazo con facilidad.
—Llora Hans, llora y sufre como lo hiciste con mi rey — dijo hablando entre dientes mientras que sus lágrimas salían. Esto era por Burak.
—¡MALDITA!
Los huesos volvieron a sonar, Astria fue de extremidad tras otra, no solo le basto romperle cada uno de sus huesos, después ordenó que se los mutilaran, como si separaras la carne cosidas al cuerpo, el soldado obedeció.
—¡¿QUE ESTÁ PASANDO?! —dijo Bruno con un grupo acercándose.
Astria aún enojada y con la mirada fría volteó a verlos y su voz salió potente, llena de autoridad.
—¡SE ME QUEDAN AHÍ! —Una simple orden y nadie dijo, ni hizo nada. Volteó para terminar con su hermano—. Abre su boca, ábrela hasta que cruja y termina con él —ordenó sin sacarle la mirada. Astria se aseguró de que sufriera todo antes de morir desangrado, sin remordimiento. Su corazón mismo se congelaba.
Luego volteó a mirar a Sam que estaba estupefacto. Salió de allí escuchando los gritos de Hans y ahora más hombres se unieron a ella.
Próximo Capítulo 3.- Esperanza.
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Empezamos con todo el Power! Fuerte si, Duro también jaja
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