13.- Minuto de confianza
El castillo lentamente comenzó a recibir órdenes del rey, lo que había pasado en la cena fue comentado por todo el mundo. No podían creer que Burak a pesar de que había olvidado a su esposa, la volvió a aceptar sin conocerla.
El reino no se enteró que su rey había perdido la memoria, para ellos había estado la noticia de su fallecimiento y luego que había vuelto a la vida. Ninguno pensó en Astria, todos supusieron con rapidez, que aquel responsable de haberlo resucitado era simplemente Sam. Era un gran mal entendido que se había dispersado a bases de rumores, claramente culpaban a Astria por la muerte del rey, estaban dolidos y la gente, aunque se había quedado más tranquilas por las explicaciones de Cerdina, aun deseaban saber realmente que había pasado y por qué su dama blanca no podía ser vista como era habitual. Su desaparición solo hacía que todos supusieran más errores.
Ver a Burak una vez al lado de la reina, era algo que la gente del castillo no le agradó, pero todos estaban pendientes de ellos. Incluso Catherine.
—Mi rey —dijo Catherine bajando la cabeza. Había entrado a la oficina de él mientras que Bruno y Sam habían salido—. Es un gusto verlo de nuevo.
Burak levantó su mirada, pero no dijo nada. Era importante que nadie supiera su falta de memoria, pero no sabía quién era, aunque le parecía conocida.
—Quiero que sepa que yo me he dado cuenta de muchas que han pasado en el castillo, al principio no quería creerlas, pero hoy se perfectamente que la magia existe. Al no ser de esta tierra, prometo no mencionar nada de esto a nadie.
—Catherine —susurró él. Burak no era tonto, siento astuto pensó con rapidez las palabras de la mujer y las únicas personas ajenas a Átkozott era su esposa y la antigua reina de Lomas.
—¿Si, mi rey? —dijo mirándolo con atención.
—¿Te llevas bien con mi esposa?
—¿Su esposa? Si mi rey, hemos tenido nuestros desacuerdos como usted mencionó la otra noche.
¿La otra noche?
Burak bajó la mira disimulando sorpresa, ¿Astria de verdad era su pareja como le habían comentado? Si no lo fuera entonces ¿Esta mujer también compartía cama con él?
—¿A qué has venido? —dijo tratando de cambiar el tema.
—Solo para mencionarle lo feliz que me hace verlo bien. Lo persuadiría de ir a caminar por los jardines, pero también sé que tiene mucho trabajo.
—Catherine.
—¿Si, mi rey?
—Estará la opción de mandarte a Lomas, por favor no se pongas tan cómoda aquí, ya ha pasado casi un año. Los tiempos se acaban.
—¿Me enviará a Lomas como reina?
—Sí, pero bajo mi mando.
—Entiendo.
—Mi rey —dijo Gina apareciendo—. Permiso, han llegado estas cartas.
—No lo molestaré más, con su permiso —dijo Catherine saliendo de la oficina. Gina frunció un poco el ceño observándola marchar.
Odiaría la idea de que esa mujer se enterara de la memoria de su rey e intentara volver a acercársele.
—No la quieres —dijo Burak observando su reacción.
—No, ¿y usted?
—¿Ella y yo...?
—¡No, claro que no! Esa mujer intentó postular a reina después de haber sido ayudada por Astria. Su esposa estaba furiosa y dolida, ¿ya leyó los documentos de Lomas?
—Estaba en eso.
—Tiene arto que leer. Por favor deshágase de ella cuando pueda.
—Sí, ya había pensado en eso.
—Bien, me marcho entonces. Recuerde que mi turno acaba de terminar.
—¿Cuántos días libres tienes?
—Oh no mi rey, por favor no diga más. Usted no puede quitarme mis días después de lo mucho que luché para obtenerlo —dijo caminando a la puerta, pero Burak la detuvo.
—Gina.
—Tres —dijo mirándolo desanimada.
—Eso si es mucho.
—Bien, quítemelos, pero en cambio este año me dejará participar en luna de primavera.
—No negociaras conmigo.
—Mi rey —lloriqueo.
—Ahora vete.
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Burak pasaba las mañanas tratando de ponerse al día leyendo todos los documentos e informes de lo sucedido en el tiempo que había olvidado. Se sorprendió bastante todo lo que había vivido, Lomas, Luther, incluso descubrió el pacto que tenía con esa tierra e incluso el estúpido pacto que tuvo con Astria.
Él si la había engañado y encontró simpatía de el mismo por sus acciones. La mujer si era ingenua e inocente. Eso solo hizo que sonriera burlescamente al saber que él había sido el responsable de su virtud.
Odió no acordarse de aquello, y eso le llevó a imaginarse ¿Cómo esa mujer pequeña y delicada había podido con él? Debió haber sido bastante difícil controlar su propia fuerza para no dañarla, aun así, ella le amaba, al menos eso le habían dicho, por lo tanto, cualquier roce que hubiera nacido de ambos no llegó a espantarla.
Pensando positivamente ante Astria, comenzó a acercarse lentamente a ella. Cuando pasaba por los jardines, él la observaba detenidamente. Era hermosa, la forma en la que caminaba, la forma de su rostro como la de un ángel blanquecino y cuando sonreía su rostro parecía brillar. Aun así, todo lo físico de ella era agradable a sus ojos, pero no dejaba de pensar que la única persona en el mundo que pudo acabar literalmente con él había sido ella y ella era la única culpable de sus terribles desvelos.
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—Dámela. —Burak tomó con cuidado a su pequeña mientras se puso de pie.
—Debes golpearle un poco la espalda y ponerla sobre tu hombro —dijo Astria mientras amarraba su ropa.
—He visto a Cerdina criar a mis hermanos, no te preocupes —dijo haciendo exactamente lo mismo y se fue a sentar en el sillón dejando su espalda recta y abriendo las piernas—. Es tan pequeña, ya me imagino que ande corriendo por los corredores, jugando con los guardias y molestando a las sirvientas.
—Nunca le pregunté mi rey, pero ¿Cuántos hijos ha pensado tener?
—Tienes que darme un heredero primero —dijo mirándola seriamente.
— Eso no contesta mi pregunta.
—Los hijos que tú quieras mientras tengamos un niño. Personalmente no me importaría, pero tú sabes que los varones...
—Llevan el poder —dijo Astria adivinando lo que diría.
—Sí, es la única forma que las generaciones perduren de la misma forma que lo han hecho hasta hoy.
—Sí el próximo es varón, ¿podríamos no tener más?, ¿eso está bien contigo?
—Astria —dijo Burak levantándose y yendo hacia la cuna. La bebé ya dormida dejó de moverse y se acurrucó entre las sábanas en cuando Burak la cobijó. Luego de eso, se acercó a su esposa mirándola sin expresión en su rostro—. Yo sé que fue doloroso y quizás traumático para ti. Ya he llegado a esa parte.
—Sí supongo que también lo leíste —dijo bajando la cabeza. Si dependiera de ella, jamás volvería a tratar de quedar embarazada.
—Yo trataré de estar contigo para la próxima.
—Sí, eso dijiste antes.
—No me culpes, sabes perfectamente que hubiera estado.
—Lo siento, no trato de culparte. Solo es... No quiero estar sola, no otra vez, no con gente que apenas podía mirarme a la cara y despreciarme. Era la vida de mi hija o la mía, hasta que llegó Sam, el me salvó ¿Comprendes? Él impidió que me rebanaran allí sin anestesia sin nada.
—Despediré al doctor.
—¡NO, Burak! —dijo levantando la voz fuertemente, luego miró a su pequeña y trató de calmarse—. No es solo el doctor. Tu no entiendes todo lo que cambio aquí y no fue mi error, yo no pedí esto.
—Astria ya sabemos que no fue tu responsabilidad —dijo con una voz bastante áspera— ¿Es fácil para ti hablarme de esa forma?, ¿gritarme como si nada?
Definitivamente no era lo que esperaba de ella, no estaba acostumbrado a que una mujer le levantara la voz o le reclamara como si fuera cualquier persona.
—Lo siento, mi rey —dijo acentuando su pronombre.
—No estoy acostumbrado a que una mujer que apenas conozco me levante la voz Astria —dijo acercándose a ella.
—Discúlpeme, supongo que deberé guárdame todo.
—No, pero hagamos una cosa. Mis soldados personales de vez en cuando solicitan un minuto de confianza, pero solo es exactamente ese minuto donde puedes decirme todo. Fuera de eso no.
Astria lo miró a los ojos, no quería ser tratada como uno de sus soldados, pero si ahora debía tener cuidado con lo que ella decía estando solos en la habitación, pensó que ese "minuto de confianza" sería el único paso que podía dar hacia delante antes de estancarse.
—Entiendo —dijo—. Lo aceptaré hasta que deje de ser una desconocida para usted. Cuando eso pase, hablaremos normal como una pareja. De la puerta hacia afuera eres mi rey, aquí no.
Burak pareció sorprendido por sus palabras, era decidida y eso lo hacía sentir inquieto. Apretó levemente los labios y extendió la mano.
—Hecho.
—No es un pacto de sangre.
—No, es un matrimonio —dijo mirándola y se dieron la mano. Burak la sostuvo con firmeza, pero también con delicadeza. Luego de unos segundos la soltó y se cruzó de brazos—. Ten tu minuto de confianza entonces.
—Bien —dijo soltando un gran suspiro. Luego, alzó la mirada y frunció rápidamente el ceño. Burak se arrepintió de darle esa idea—. No fue mi culpa...
—Lo sé —dijo a duras penas.
—Yo estuve diciéndole a Sam y a ti que algo malo ocurriría —dijo mientras se enfadaba y de la impotencia de todo comenzó querer llorar con su ceño fruncido—. Se los dije muchas veces y confíe en ustedes. Sam me aseguró que no había nada que temer, que podía casarme contigo, que podía pasar el resto de mi vida contigo, pero no fue así. Ahora te tengo aquí, escuchándome como si comprendieras está mierda, pero no lo haces y estoy harta, harta de todo... Me trajiste aquí salvándome del encierro que vivía, me trajiste aquí entregándome la libertad que me faltaba, me entregaste una vida llena de cosas hermosas donde la gente me veía Burak, me podían ver —agregó acercándose a él lo suficiente como para llegar a mirarle hacia arriba—. Ahora sabes todo lo que viví en Lomas, aquí era distinto. Sabían que estaba aquí, me respetaban, me amaban y jamás estuve sola nunca más pero ahora.... Nada queda de eso, estoy otra vez encerrada en ese castillo, pero en distinta tierra.
Burak no dijo nada, tragó una espesa saliva mientras la observaba. Podía ver todo el enojo que tenía ella retenido y aunque lo estaba culpando, pensó que debía aceptarlo. Después de todo ella no tenía la culpa de que él hoy no la recordaba. Seguramente el anterior Burak la hubiera reconfortado e incluso abrazado. No, para empezar, hubiera evitado que ella llegara a ese estado ¿Así la amaba?
—No tienes la culpa de esto, de hecho, no tienes por qué escucharme. Tú no sabes nada, no es a ti quien le reclamo, sino al que estaba antes, pero lo lamento, te tocó escucharme.
—Astria —dijo Burak tomándole las manos—. Leí todo lo que ocurrió, claro que, desde el punto de vista de alguien ajeno, es bastante distinto, pero quiero que te sientas bien. Lo que ocurrió ya no podemos cambiarlo, pero si podemos cambiar las cosas que se vienen... Juntos.
—Ni siquiera sabías quien soy.
—No, no lo sabía, pero ahora sí losé y créeme que con todas las cosas que hice por ti es suficiente. Ahora no te lo puedo demostrar, ni poner alguna fecha, pero créeme que haré que las cosas cambien y me concéntrate en que este matrimonio funcione. —Astria volvió a quebrarse con lo último. Su corazón latía muy rápido, había soltado todo lo que había guardado por semanas y aunque él no sentía nada por ella, Burak siguió insistiendo en que esto funcionaria.
Astria no pudo aguantar abrazarlo y Burak, aunque se sintió incómodo con aquel acto no la apartó. Las manos de ella se posaron en su espalda y él también le frotó la espalda para calmarla. Lo siguiente que hizo fue bajar su rostro hacia su cabello y el olor de Astria llegó a su nariz. Increíblemente sus instintos se intensificaron cuando su cuerpo sintió el olor de ella, un olor familiar, reconfortante y conocido para su cuerpo.
Fue algo extraño similar a lo que había sentido con Selene, pero más suave.
—Vayamos lento, creo que así funcionará.
Próximo Capítulo 14.–Cobarde
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