10. - Despertar
Pasaron casi treinta días desde que Burak había vuelto, pero nadie dijo nada. Cuando estuvo tranquilo y comprensivo el mismo pidió conocer a su mujer. Todos los que sabían de lo que había ocurrido con él guardaron silencio. Nadie podía saber que el gran rey de Átkozott tenía un trauma, una lucha interna, algo propio que lo hacía gritar y maldecir cada noche.
—¿Se siente bien? —preguntó Sam mientras Gina se había marchado para ir a buscar a la reina.
—Lo estoy. Cuéntame otra vez como fueron las cosas.
—Señor, ¿usted aún duda de ella? —dijo Sam mirándolo con atención como él se mostraba un poco inquieto—. Le aseguro que ella solo actuó bajo un hechizo, ella sería incapaz de dañarle, es muy devota a usted. Ahora, el reino está un poco dividido por lo que ella hizo, espero que usted pueda poner orden a todo.
—¿Yo la amaba?
—Profundamente mi señor.
—¿Y ustedes?
—También lo hacíamos. Conózcala antes de que decida qué es lo que hará.
—¿Puedo separarme de ella? —Burak que estaba sentado en la mesa de su escritorio, cruzó los brazos y levanto la mirada a Sam.
Su hechicero no pudo evitar sentir una leve decepción amarrada a una pena. No quería escuchar aquello después que el mismo había vivido y había sido parte de la historia de cómo Burak y Astria habían logrado por fin estar juntos.
Mojó lentamente sus labios y bajó el rostro mientras se acariciaba el brazo.
—Si usted no la considera como su pareja, si puede hacerlo —dijo palabras amargas, pero no pudo evitar continuar—. Pero señor usted...
—Lose, me dirás que la conozca primero y debería intentarlo ¿no?
—Sí, señor. Ella jamás le haría daño.
—Dos meses, creo que será suficiente para conocerla y saber si realmente puede ser mi pareja, como tanto dices.
Burak miró el cielo unos segundos y suspiró pesadamente.
—Esto es mucho.
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Astria no perdió el tiempo en cosas absurdas. Trató de ignorar el hecho de que Burak estaba vivo, prefirió pensar que había muerto definitivamente que tener esperanzas de que su esposo algún día volviera, lo odiaba con todas sus fuerzas, pero cada noche como un jarrón que aguantaba, se llenaba completamente para vaciarse al irse el sol. Jamás en su vida había llorado tanto, pero desahogarse le ayudaba para ponerse en pie al día siguiente.
Fue conociendo su poder de curación, pero mientras se alejaba del día donde había dado a luz, su poder perdió la rapidez con que curaba las heridas. Debía desarrollarlo más y perfeccionarlo, tenía esperanza de que, si lo practicaba, podía volver a curar las heridas de forma rápida e instantánea. Pasó días y días en el edificio de los curanderos, después de una guerra, muchos soldados habían llegado heridos y era algo que Astria no dejaría pasar.
A pesar de que su gente estaba reacia a ella, ella de todas formas se presentó día por medio ayudando a curar las heridas de los heridos en batalla. No volvió a bajar su cabeza, sino siendo aún la reina, aprovechó su posición para que los soldados no pudieran negarse.
La noticia de que Burak por fin había vuelto a ser el hombre que todos conocían, llegó a sus oídos una mañana cuando estaba por tomar desayuno. Esto hizo que Astria dejara rápidamente lo que estaba haciendo. No esperó ni una palabra de nadie y se encaminó hacia aquella oficina. Por fin su esposo había vuelto y ella con el corazón en su garganta salió a paso veloz, bajó las escaleras hacia el salón, las puertas se abrieron y todos estaba allí. Miró a Cerdina y a Cedric, pero nadie le dijo nada hasta que preguntó.
—¿Dónde? —preguntó a Cerdina.
—Ve a dentro, pero Astria... —Ella no esperó escuchar a la reina madre y sin dudarlo entró a la pequeña oficina que había a un costado y le vio.
Las puertas se cerraron y miró al hombre que le daba la espalda hacia la ventana.
—Mi rey —dijo Sam que miró a Astria con una sonrisa.
Nerviosa dio unos pasos a él y en cuando Burak escuchó la voz de su hechicero volteó a verla. Sus hermosos orbes dorados se fijaron en la pupila de Astria.
Ella agitada alzó los brazos para abrazarlo, pero él retrocedió lentamente mientras la miraba extrañado.
—Ella es... —dijo Sam caminando al lado de ella.
—¿Mi reina? —preguntó con una leve sonrisa.
—Astria, su memoria aún no ha vuelto —le dijo Sam.
Burak la miró con bastante curiosidad, pero ella no pudo evitar apretar con fuerza los dientes aguantando no llorar. Se sentía muy tonta, ¿Porque había pensado que había vuelto completamente? A pesar que ahora sus ojos habían vuelto a ser los de su verdadero esposo el seguía sin recordarla.
—Yo... Lo siento —dijo bajando su cabeza y volteando hacia la puerta.
—Espera —dijo Burak agarrándole la mano—. Quédate si has venido. Esto es algo confuso, pero por algo debo haberte elegido —agregó soltándola.
Sam sonrió al darse cuenta de su cambio radical. Burak esta vez no la trataría mal y aunque se mostró negativo hace un rato, sus palabras fueron muy cordiales.
—Señor hay arto que ver y conversar, pero puede hacerlo con calma. Lo que está en su escritorio es lo más urgente.
—Sí Sam —contestó si sacarle la mirada a Astria.
—Mi rey tiene arto trabajo y yo no puedo quedarme aquí —le dijo Astria bajando su cabeza.
—¿Es verdad? —le preguntó el mirándola con atención.
—Sí.
—No. Me refiero a que, ¿eres madre?
—Yo... —Astria le miró y volvió a ver al hombre que amaba, encapsulándose en su mirada recobro los sentimientos tan profundos que tenia de él. Sus mejillas rápidamente se pusieron rojas y sintió un leve calor bajar por su pecho.
—Astria —susurró Sam.
Ella le miró y se dio cuenta de una cosa que había olvidado. Era madre, y su vestido comenzó a mojarse en el sector de su pecho. Sorprendida se volteó avergonzada.
—Sam dale algo para cubrirse, no tengo nada aquí —dijo Burak. Su hechicero rápidamente sacó su abrigo y se lo ofreció a ella.
—Gracias Sam, con su permiso iré a cambiarme.
—¿Puedo conocerla más tarde? —preguntó Burak antes que ella marchara.
—Usted es el rey —le contestó ella bajando su cabeza y salió sin esperar respuesta.
La puerta se cerró por los guardias de afuera y Burak junto a Sam quedaron allí.
—¿Ella es así siempre conmigo? —dijo en voz baja mientras no sacó la mirada de la puerta.
—Mi rey, debes entender que todo lo que ocurrió, hizo que ella tomara ese tipo de comportamiento, pero le aseguro, que no es así. Usted es muy devoto a ella, pero nunca perdió la cabeza por su amor.
—¿No? ¿Y qué me dices del templo? ¿Eso no es perder la cabeza?
—No, los hombres del templo faltaron a su autoridad y se creyeron con el poder de ser responsables de su matrimonio. Usted impidió que su esposa perdiera a su hija y eso fue gravísimo.
—¿Fue así?
—Ella no es así, es una chica dulce y le ama como usted la amaba a ella.
—¿Amor? Es extraño escucharlo —dijo sentándose en su escritorio y pensando en aquello con una leve sonrisa—. Es... es bonita.
—Usted cambió mucho gracias a Astria —dijo Sam alegrándose de sus palabras— ¿A quién se imaginaba? La mujer es hermosa y digna de usted.
—Me imaginaba un Átkozott.
—Astria no es un Átkozott, pero tampoco es tan normal.
—Astria...— repitió él— ¿Cómo las estrellas?
—De hecho, es una dama blanca.
—¿Una dama blanca? —repitió nuevamente mirándolo asombrado— ¿Y nos casamos? —Burak soltó una leve risa negando con la cabeza—. Ahora entiendo porque se metió el templo. La niña...
—Es muy pequeña para saber de algo, pero lleva su sangre y la de ella. Es hermosa, una hermosa princesa y usted su padre.
—Padre... —Sam rio mientras se sentaba en una silla.
—Usted está tan sorprendido que no deja de repetir lo que le digo. Se lo he repetido toda la semana.
—Lo siento Sam, esto es mucho. Seguramente ella también debe odiarme.
—Ella comprende que sus acciones posteriores a que usted volviera son diferentes ahora.
—Dioses y ¿Has descubierto algo?
—El hechizo utilizado en el collar es poderoso, pero no lo suficiente para saber su procedencia. Lo importante y sorprendente es que hay una esencia de usted en él.
—Sam —dijo bajando su voz y mirándolo con seriedad—. Al único que le entrego sangre es a ti, ¿cómo es que esa cosa tenía mi esencia?
—Señor yo sería incapaz de traicionarlo después de todo lo que he hecho debe estar seguro que nunca lo haría —dijo bajando su cabeza.
—Pasaste por alto un hechizo que cobro la vida de tu propio rey, ¿de verdad crees que podré seguir confiando plenamente en ti?
—Señor...
—¿Cómo es que ella me trajo a la vida?
—Señor le contaré algo que vi ese día.
Sam había guardado silencio sobre aquel tema, pero delante de Burak no pudo seguir guardándoselo y sin pensarlo mucho, comenzó a relatarle detalladamente lo que había visto con Astria.
Era normal para una dama blanca que sus emociones intensas explotarán una serie de sucesos sobrenaturales, pero lo que había hecho Astria fue mucho más fuerte, e incluso su cabello había comenzado a cambiar de color. Anteriormente Astria si había tenido una explosión de emociones donde Burak había sido alcanzado por un rayo, pero a diferencia de esta vez, era que esa noche los rayos salieron cortos y precisos para luego calmarse. Astria en los calabozos no se calmó y no se iba a calmar fácilmente. Los dioses habían sido generosos con ellos adelantándole el parto y así evitando que el castillo se viniera abajo.
—Ella-ella es más poderosa que su madre y será mucho más fuerte que usted mismo, pero ¿por qué es diferente?
—La dama blanca Mirael tenía el don de curación —dijo Burak pensando en aquello.
—Sí, pero Astria evitó que Átkozott cayera ante la guerra de Lomas y Luther. Ese poder es...
—De mi madre.
—Astria está demostrando que no solo tiene un poder especial, sino dos, ¿quién nos asegura que no tenga más?
—Has dicho que es una mujer tranquila, ¿deberíamos preocuparnos?
—No, para nada. Ella es muy devota a usted, se lo he dicho muchas veces, ahora puede verse un poco más fría pero después de perderlo, ¿quién seguiría siendo la misma persona?
—Puede que tengas razón.
—Señor, quizás el pacto que Altrice hizo con el rey León haya afectado.
—No, imposible. Ella no.
—Investigaré sobre sus progenitores le tendré noticias ponto —dijo bajando la cabeza.
—Sam.
— ¿Si, mi rey?
—No me dijiste nada más sobre el collar.
—El collar... si el collar tiene su esencia mi rey eso significa que el general Omar tenía razón y Hans llevó a un hechicero a Lomas, la pregunta es, ¿dónde sacaron parte de usted?
Burak se quedó en silencio escuchándolo, claramente no entendía bien lo que Sam le estaba diciendo, pero aguardo allí hasta que Sam se diera cuenta, que lo que el relataba, Burak lo había olvidado.
—Perdóneme usted, creo que hay que revisar los artefactos que tenemos en el subterráneo, la sala de los ancestros y verificar que sus dientes de cachorro aún están allí y lo otro...
La esencia de una persona estaba en cada parte del cuerpo, se impregnaba en las ropas que se usaba con regularidad e incluso si uno tenía sentimientos profundos por algún artículo también quedaba en ellos. Los reyes de Átkozott tenían todo guardado bajo llave y bajo vigilancia, era importante que nada de ellos saliera fuera del castillo ya que se podía ocupar para hechizos como lo habían hecho con Burak.
La única parte que carecían de la esencia de una persona eras las uñas, pero no así sus dientes. Cuando los niños hacían cambio de dentadura debían ser guardados o quemados, para evitar que sean utilizados de mala manera. Edgar tenía uno de sus dientes de Burak y eso levantó rápidamente sospechas de Sam.
—Ese idiota.
—Aprovechando las circunstancias, hay una carta de la reina Mery en su escritorio. Sería bueno que una vez que se sienta bien, pueda ir al reino de los bosques, quizás después de primavera.
—Sí, tengo harto que leer, creo que una vez me ponga un poco más al día es una buena opción.
—¿Iría solo?, le informaré a Bruno para que organice a sus hombres.
—Bien, y no, no iré solo.
—Me alegra escucharlo.
—No puedo dejar a mi esposa sola después de haber perdido gran tiempo —dijo formando una risa macabra en su rostro.
—La conocerá y de seguro volverá a amarla.
—Es entendible que me odie en estos momentos, pero de apoco descubriré porque la elegí. Se ve como una mujer bastante fría y directa como lo has dicho. —Sam se rio con las palabras de Burak, quizás ahora Astria era así, pero antes era solo una mujer muy sumisa y gentil— ¿Qué?
—Astria es la mujer perfecta para usted. Ella podía hacerlo cambiar de opinión sin decirle absolutamente nada, pero era bastante tonta e ingenua, ponía a los demás siempre por delante, antes de pensar en ella misma. Vera, ella un día...
Próximo Capítulo 11.- Ignorada
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¿Quieren leer dos cap mas? Contéstenme una pregunta en los comentarios.... ¿Cómo es Burak en sus mentes? ¿Pelo largo o corto? Jamás detalle aquello jaja Con que 3 me comenten será suficiente
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