Talvez todos podían imaginar cómo serían los días posteriores a este, o quizás que todos esperaban que la relación de Átkozott con los hombres del templo se arreglara, al menos los que sobrevivieron, que Astria pudiera volver a estar tranquila imaginando que por fin todo estaría bien, pero, todo se volvía un caos, un caos de cosas buenas y cosas malas.

—Mery no puedo —dijo golpeando fuertemente la mesa.

—Es importante que estés concentrada.

—Es difícil, hay mucho ruido afuera.

—Independiente de eso trata de ignorarlo.

Astria había recibido la visita de Mery, el reino completo estaba vuelto locos con las preparaciones de la boda del rey y de la hermosa dama Blanca de Lomas.

Aprovechando la oportunidad de encontrarla sola, Mery comenzó a enseñarle de su poder y de cómo podía Astria hacer crecer una planta. Teniendo en el medio de la mesa un macetero con tierra lo intentó desde temprano en la mañana mientras, que todo afuera era un remolino de actividades.

Por otro lado, como era la tradición, Astria y Burak no se podían ver durante cinco días, mientras se iba preparando todo para el primer día de ceremonia, los invitados comenzaron a llegar de distintas partes del continente.

Habían pasado cuatro semanas de todo lo ocurrido, el vientre de Astria se afirmó y su pequeño comenzaba a hacer pequeños cambios en su cuerpo, tenía una leve barriga que se iba hinchando debajo de su ombligo, pero aún era muy pronto para sentir algo allí adentro.

—Concéntrate.

—Estoy nerviosa, ¿no lo ves Mery?, ¿cómo quieres que me concentre sabiendo que mañana todo va a empezar?

—Solo son fiestas mujer, donde tienes que ponerte realmente nerviosa, es para el último día —dijo poniéndose de pie—. Ah, el amor —dijo moviendo los brazos como si flotarán—. Cuando Burak era pequeño no le gustaba interactuar con mujeres, era muy arisco.

—¿Sabes cómo fue su madurez?

—¿Su madurez?, ¿estás tratando de saber si Burak estuvo con otra mujer antes de ti?

—Oh no Mery no, yo solo quería saber cómo lo llevaron aquí en el castillo.

—Mira Astria su padre para ese entonces aún estaba vivo y él hacia todo para que su hijo se mantuviera tranquilo. Aunque Burak actuó como todo Átkozott en primavera, salvaje como todos y ansioso. No hay hombre que se resista Astria.

—Sé que todo lo que se vivió antes de mi matrimonio con él, ya no tiene importancia una vez que sellemos el pacto, pero él no es mucho de hablar de su pasado.

—Tampoco soy la indicada de contarte, ¿sabes por qué Átkozott se llama así?

—No, supongo que es lengua antigua.

—Sí, bueno, antes solo eran bestias, bárbaros, pero cuando se creó el reino, todo extranjero estuvo desconforme. Es algo tonto lo que te voy a decir, pero así fue. Los demás reinos, cada vez que se encontraban con un hombre mitad humano, mitad animal, los maldecían y decían constantemente "maldita sea", "malditos" siempre gritaban eso antes de morir en sus manos, ¿puedes adivinar cuál es la palabra en su idioma de "maldita sea" o "malditos"?

Astria no lo pensó mucho antes de adivinar y se puso a reír por lo absurdo y tonto que era el surgimiento del nombre de estos hombres.

—¿Átkozott?

—Exactamente —rieron ambas. La famosa reputación, de los humanos con sangre de bestias tenían un nombre poderoso que hacía temblar a más de un reino, pero no muchos conocían que significaba el nombre Átkozott.

—No puede ser, Maldita sea. —Volvió a reír Astria.

—Te deseo mucho amor para tu matrimonio y como consejo... —dijo Mery tomando sus manos—. Comunícate con tu futuro esposo, es la única forma donde los problemas maritales se pueden solucionar. No hay otro.

—Conversar —susurró ella.

—Sí, esa es la base de toda relación. La cama no solo es para tirar las sábanas bajo ellas. La noche debe ser su lugar sagrado dónde ambos estando solos pueden tener la oportunidad de conversar en tranquilidad. No lo olvides Astria, una esposa puede ser callada, tranquila, sumisa ante su esposo de esa puerta hacia afuera, aquí o en la habitación donde sea el cuarto marital, allí tú puedes ser la mujer que lo regañe, que le grite, que le llamé la atención eso es tuyo y nadie te lo quitará.

—¿Regañarlo? —Astria rápidamente se rio, imaginando como el gran rey de Átkozott podía ser regañado por ella.

—Sí, fuera de las puertas, los esposos son grandes hombres con poder, machos intimidantes, pueden ser los que le dé la gana, pero aquí en la habitación marital las que mandan, somos nosotras. Nadie tiene que enterarse de los problemas que surjan entre los dos, esto se queda y se habla aquí, ¿me entiendes?

—Sí, Mery.

—Eres una mujer joven y muy hermosa. Siempre piensa con la mente tranquila, los Átkozott llevan muy en serio lo que es matrimonio, tienes que estar segura de que esto es para siempre y jamás se duerman enojados, solucionen sus cosas hablando. Los enojos y las disputas que no pases para el día siguiente.

—Entiendo.

—Espero que sí, que Burak sea el rey de Átkozott, pero en su habitación será tu esposo, así que no temas en reprenderlo si hace algo mal, porque hará cosas malas, todos nos equivocamos, pero te tendrá a ti.

Astria escuchó cada palabra con atención, fueron los consejos más hermosos que alguien podía haberle dicho. Ni la madre del rey, ni sus hermanas, ni sus damas de compañía podrían haber dicho algo tan significativo para ella. Mery como una madre le entregó un consejo lleno de experiencia y se dio cuenta de que realmente no debía ser siempre la que callara las cosas. Debía aprender dónde hablar y Burak, aunque muy rey podía ser, en la cama no era mayor a la importancia que tenía ella.

—No dudes en consultarme algunas cosillas si necesitas consejos, no tengo problemas para mandarte cartas y estar en contacto contigo.

—Gracias Mery, de verdad te agradezco muchísimo lo que me has dicho.

—Bueno Astria pasemos a otra cosa ahora.

Mery le relató, uno de los poderes más importantes de Astria era la energía como núcleo y que podía tomar una cierta cantidad de luz en la noche. Redirigiendo la luz hacia sus manos y hacia sus ojos podía controlar la energía como si la luna estuviera sobre su cabeza, aunque en realidad estuviera de día y el sol brillando sobre ella. Eso significaba algo muy importante, le hizo entender que, si lograba controlar aquello, ella tendría su poder constantemente cuando la luna no le tocaba la piel, incluso en el día o la noche.

Lo que había pasado en luna llena de primavera, Gina trató de llevar a Astria por toda la luz de la luna para así Burak no saliera de su control. Esta nueva información era significativa para cambiar el transcurso de las cosas.

—Hay que intentarlo de noche, pero este es el movimiento —dijo alzando sus manos y tratando de acercar algo invisible hacia ella—. Recuerda que todo tiene energía. Si una planta muere, tú con energía puedes hacer que vuelva a la vida.

—Mery, ¿cómo sabes tanto de todo esto?

—Porque mi mejor amiga era Lucía —dijo sonriendo con nostalgia—. Nosotros los elfos tenemos una vida un poco más alargada que todos los demás reinos. Mientras tú vivas cien años nosotros vivimos ciento cincuenta. Gracias a eso los hechiceros como Sam han vivido harto tiempo.

—¿Cuántos años tiene Sam?

—Eso Astria, es un secreto. Se dice que, si alguien supiera su edad, entonces la muerte lo consumiría en segundos.

—¿Es mucho?

—Ni siquiera yo lo sé —dijo riéndose—. Sam ya estaba cuando yo era pequeña, así que imagínate.

—Pero se ve tan... Joven.

—Sí, pareciera un hombre de cincuenta años con una que otra arruga que puede ocultar. Él, su hermano y nuestro hechicero son los tres más longevos de la tierra.

—¿Sam tiene hermano?

—Son mellizos Astria, pero no me da bien hablar de la vida de los demás. Si deseas información, debes preguntarle a la persona indicada. Aunque te puedo hacer un resumen pequeño.

¿Cómo se podía vivir tanto tiempo?, ¿cómo hacerlo sin aburrirse de la vida? Si nadie conocía la edad de Sam o de los otros dos, significaba que había vivido lo suficiente como para que los que conocieran esa información ya no estuvieran para divulgarlo.

"¿Era eterno?, ¿eso significaba que su poder era mayor a todos? Era un poco ilógico, ya que Sam no era un elfo verdadero, sino un mestizo, debería durar menos ¿Y su hermano?"

Hablando con Mery descubrió que la historia de Sam era bastante extensa. Había pasado casi toda su vida en el reino de los bosques donde a pesar de su condición le enseñaron de igual manera sobre los hechizos. Estudio años y años antes de que pudiera ponerse al servicio de Átkozott con pacto de sangre hacia el rey Magnum, abuelo de Burak.

Cuando Astria preguntó sobre aquel pacto, Mery no supo bien dar su respuesta, ya que al igual que todo pacto, era un secreto que solo la familia real de Átkozott podía conocer. Aquel pacto había hecho que Sam se entregará el mismo al servicio de Magnum, pero ¿qué podría haber cambiado a cambio de esos?, ¿cuál había sido su petición?

Astria era una mujer muy curiosa y con la intriga de saber toda la historia de Sam se propuso averiguar en cuanto sea reina.

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Al día siguiente, despertó temprano, siendo molestada por sus damas para asearla, como era parte de la ceremonia. Cuencos y cuencos de leche tibia fueron puestos en una bañera pequeña que habían traído de afuera. Ella debía bañarse y permanecer en leche por casi una hora, luego, se debía vestir de colores blancos.

La habitación olía mucho a flores y rosas, más tarde ella descubriría que el castillo completo había sido decorado y cada uno de sus rincones se podía oler el aroma fragante de las flores. Los últimos invitados llegaron temprano en la mañana y Astria debía estar lista para recibir los regalos que ellos traían. Compartiría con algunos reyes antes de que ellos mismos hablen con Burak.

Sentándose en una silla de oro, con cuero blanco, esperó rodeada de sus mujeres y de soldados mientras las puertas se abrían y se avisaba quien entraría a través de ellas.

—Que la gloria llegue pronto a Átkozott —dijo un hombre bajando su rostro y sonriéndole mientras un hombre mucho más joven se acercó a Astria y puso una caja cerca de sus pies. Luego, la abrió y se alejó con rapidez—. Son dátiles y bocadillos hechos en mi tierra. Son bastante buenos para despertar las energías para el último día. Mil bendiciones para usted —dijo el hombre volviendo a bajar su rostro y marchándose por la misma puerta.

Gina, a su lado, le fue comentando de dónde eran las personas. Muchos eran de la tribu de Átkozott, otros venían de tribus en el reino de los bosques y también de los demás reinos como Cusco, Luther y Las montañas. Luther, por otro lado, no se presentó, anunciando que Alice, la reina, estaba un poco enferma y para que hablar de Lomas, la invitación ni siquiera se escribió.

Astria estaba sorprendida por los regalos que le llegaban, entre ellos hubo uno que la dejó plasmada. Huevos de cocodrilos fosilizados y decorados como piedras relucientes, pulidas hasta que el cascarón frágil se volviera transparente, por un lado, dejando ver al embrión desarrollado dentro. Era un poco extraño para ella, pero bastante común para Átkozott, ya que era un trabajo sumamente delicado, que tardaba años y años en que se fosilizaran dentro de tierra envuelta en carbón. Eran huevos valiosos que no se podían ver todos los días.