Capítulo 53.- Nuestro cachorro
—Astria. —La voz de Amy la hizo lentamente recobrar la conciencia.
—Hermosa, no estás sola, estamos todos aquí.
Astria lentamente comenzó a abrir los ojos. Sus damas estaban junto a ella sonriéndole y mirándola con dulzura.
—¿Qué paso? Amy... Tu rostro.
—No te preocupes, todo está bien.
—No... No entiendo...
Astria trató de sentarse y Amy junto con Cleo la tomaron de los brazos para ayudarle.
—Me duele el cuerpo.
—Astria hay algo que tienes que saber. Ten —dijo ofreciéndole un vaso de agua.
—Los hombres del templo están bajo custodia, ellos intentaron darte la Flor Pavonis en una infusión.
—¿Flor Pavonis? —repitió ella.
—¿Sabes para qué es esa planta?
—No, nunca la había escuchado.
—Es... —dijo Amy dudando.
—Es una flor que sirve para el aborto —dijo Cleo.
—¿Para... el aborto?, ¿ellos creían que yo estoy...?
—¿Embarazada? No es una creencia.
—¿Qué? —Astria aún no comprendía del todo las palabras de sus damas. Su sangre no había caído hace meses, pero Sam le había dicho que era por su bajo peso y por el trauma vivido que su cuerpo estaba irregular. Jamás se le pasó por la mente que realmente estuviera embarazada. Pensando en eso recordó las palabras de Gina, Amy y Burak.
"Estuviste ya con Burak en una luna llena de primavera"
"Astria las mujeres solo quedan embarazadas cuando se aparean con un hombre, pero aquí en Átkozott es diferente. Solo en luna llena de la temporada de primavera ocurre aquello"
"Probabilidad del 85%"
—Entonces... estoy... —La cara de Astria y su asombro se plasmó en su mirada. ¿Cómo era posible? Su barriga no había tenido cambios, si sacaba la cuenta eso habrá pasado casi tres meses, debía sentir algo, quizás un poco dura, pero nada de eso ocurría.
—No fue en primavera —dijo Luz tomándole la mano como si supiera lo que Astria había pensado—. Astria tu hermano...
—No, él nunca... Definitivamente no.
—Sam cree que nuestro rey al ser mixto no necesariamente sea fértil solo en primavera como todos los Átkozott. Ya que tú eres en sí una persona normal, no deberías tener problema con la reproducción. Así que solo es él quien sobrepasa lo normal entre nosotros.
—¿Él-él lo sabe? —preguntó ella aun sin tragarse la noticia.
—Sí. Él se enteró anoche y supo lo que harían los hombres del templo. Su sangre...
—Lo recuerdo —le interrumpió—. Recuerdo ver mucha sangre, ¿él está bien?, ¿yo lo he perdido?
—El rey está bien y tu pequeño aún se está gestando.
—Esto es mucho —dijo bajando su cabeza y tocándose el vientre.
—Quédate tranquila, el rey no permitirá que tu embarazo se interrumpa. Lo que está pasando ahora en el Castillo y en el reino, es algo muy personal para él. No solo por el hijo que está en tu vientre sino por...
—Su pasado. Entiendo.
—Las cosas cambiarán, pero quédate tranquila —dijo luz haciéndole cariño en su pelo—. Debes mantenerte tranquila, tu embarazo fue casi interrumpido y tu pequeño debe estar muy frágil. No te levantes de la cama.
—Sam dijo que permanezcas en cama, hasta que él te lo permita. Si no obedeces está el riesgo de que el pequeño embrión pueda soltarse. —Amy se acercó a una mesa y le acercó un poco de comida.
—Aliméntese, le traeremos solo comidas altas en vitaminas y tomarás leche en las mañanas.
Entre toda esa inmensa información nueva, imágenes desagradables llegaron a su cabeza. Los dedos de Burak en su boca, lo aterrador que había sido no poder separarse de él y toda la sangre caliente bajar por su garganta, derramándose hacia su mentón. Se miró una vez más, pero estaba limpia.
La puerta no tardó en abrirse y todas voltearon a ver. Burak apareció en ella, hizo una leve señal y las tres damas de compañía de Astria entendieron su orden. Comenzaron a salir claro que, sin antes de llegar a la puerta, le regalaron sonrisas al rey.
—En norabuena mi rey —dijo Amy bajando su cabeza—. Ella ya lo sabe.
—Gracias Amy. Ve a verte la mejilla. —Amy también había recibido una cachetada para ser silenciada, pero para ella era más importante su dama, que verse bien la inflamación de su rostro.
Anteriormente, Burak ya les había pedido a las tres mujeres que le dieran la noticia a Astria. Recordando cómo se había comportado aquella vez en la bañera, creyó que aquella noticia no debía salir de su boca. Si no de las mujeres que la cuidaban y estaban con ella día y noche.
Astria miró con molestia al rey, frunciendo un poco su ceño y observando su muñeca vendada.
—No debiste hacerlo —dijo con voz áspera. Burak se sorprendió por sus palabras y no tardó en mostrar su molestia en su rostro.
—¿A qué te refieres? —le preguntó. Se mantuvo a distancia, ni siquiera dio un paso para acercarse a ella.
—A todo.
—¿Querías que los hombres hicieran lo que querían?, ¿qué te hagan abortar sin saber antes qué te ocurría?
—No, Burak, pero si ya lo habían hecho, ¿por qué no solo los dejaste?
—¡¿Qué?! —Los ojos de Burak brillaron con fuerza. Apretando sus manos no podía creer lo que ella le estaba diciendo.
—¡Te vas a casar Burak! Tienes todo planeado, conservando la paz del reino y siguiendo las cosas que te dicen los hombres del templo, ¿por qué te esmeras en que esa paz se pierda?
—¿Por qué?, ¿en serio me preguntas por qué?
—¿Cómo estás tan seguro que este niño es tuyo?
—Oh, no Astria, te lo advierto, no sigas ese camino.
—Eres tú quien me ha dejado y ahora vuelves como si nada hubiera ocurrido. Podía haber estado con cualquiera y embarazarme con cualquiera.
—¡MIERDA, ASTRIA!
—¡VE Y CÁSATE CON QUIEN QUIERAS! —Astria no pudo evitar devolverle el grito.
—Te lo pedí más de una vez. —Burak bajó su voz, pero no pudo calmar su enojo, su naturaleza quería salir. Imaginando que ella pudiera estar con otro le hizo hervir la sangre.
—Astria. —Amy entró sin permiso y la miró asustada.
—Cálmate, no puedes alterarse de esa forma —dijo Sam interrumpiendo.
Burak pareció permitirlo. Solo se fue a una silla y se sentó ignorándolos.
—¿Por qué estás actuando de esa manera? —dijo Amy acercándose y tomando sus manos.
—Es lo mejor Amy. Yo nunca debí involucrarme en todo esto.
—Habla por ti quieres —dijo Burak mirándola aún enojado.
—Yo no soy quien te dejó por otras mujeres.
—Astria. —Sam y Amy aún no podían creer lo que estaba pasando.
—¿Entonces solo es eso?, ¿estás celosa por todas las cosas que he tenido que hacer? Para mí tampoco fue grato todo el asunto.
—Sí, te veías muy cómodo.
—¡DIOSES! —gritó Burak agarrándose el pelo.
Era la primera mujer que amaba y que también había logrado sacarlo de los cabales. No la comprendía, no entendía por qué ella ahora estaba actuando de esa manera. Ya había sido suficiente tener que soportar cada itinerario que le daban con cada princesa, había sido un gran fastidio que todas las horas de su día eran controladas. Después de soportar todo eso, la única luz de esperanza que había reinado sobre sus ojos, era aquel ser que llevaba Astria en su vientre.
—Estuve días pensando que este trato que hice había sido un error. —El rey se puso de pie y le hablo con más calma—. Los reportes tuyos siempre eran buenos, y me dejaba tranquilo que, aunque no te veía, estabas bien.
—Pues no lo estaba.
—Bien, bien...—Burak se calmó, pero con lo negativo de las respuestas de ella, solo le dio la espalda. Mirando al techo respiró profundamente para no volver a perder el control de sí mismo.
—Mi rey ella debe estar confundida.
—No la defiendas, ella está bien —gruño él mirando a Amy.
—Jamás me contaste sobre la luna llena en primavera, jamás me dijiste que fuera de eso también uno podía quedar embarazada.
—¿Es tan mala la noticia para ti?
—Yo... —Astria entre todo el enojo que estaba expresando, no pudo evitar que sus ojos se volvieran grises y las lágrimas se juntaron en sus bordes. Por primera vez quería dañarlo, quería decirle todas esas cosas hirientes para que se marchara—. Lamento haber arruinado tus planes, pero de ahora en adelante no beberé ni una gota más de ti.
—No sabes lo que dices —refutó él mirándola.
—Solo déjame como lo has hecho, pero no vuelvas diciendo que te importo. Puedes estar con las mujeres que quieras yo haré lo mismo.
—No lo permitiré.
—Ya te dije Burak, no estés seguro de que el niño es tuyo.
Astria volvió a tocar la herida que había hecho, como si fuera poco, enterró el puñal en ella y lo movió a su antojo.
—Mi rey. —Amy sintió rápidamente el cambio de atmosfera.
—Di que no me amas. —La voz de Burak se volvió fría y ronca.
—No lo hago.
—Mi rey yo... —dijo Amy, pero Burak extendió sus manos y agarrando a Sam junto con Amy, los sacó hacia la puerta.
—Dímelo a la cara. —La voz volvió a bajar de tono, sus ojos se volvieron filosos y el animal comenzó a salir.
—¡Espera Burak no puedes hacerle algo, ella lleva a tu hijo! —Sam trató de interrumpirlo, pero Burak rápidamente le cerró la puerta en la cara.
Estando sola con él, Astria sintió miedo, jamás lo había visto tan enojado y recordó su tono de voz, era el mismo que tenía en la cueva. La podía matar, le podía hacer lo que quisiera y ella no iba a poder hacer nada. Burak caminó a la cama.
—Espera... Yo...—Dudo está mientras lo vio acercarse, extendiendo sus manos y cerrando sus ojos. Burak se sentó en la orilla y la observó. Apartó sus brazos y le agarró la mandíbula suavemente para que ella no mirara a otro lado.
—Repítelo —le dijo a centímetros de su rostro—. Vamos dilo.
—Yo...
—Tú, ¿qué?, ¿no eres capaz de decírmelo a la cara?
—Yo... No...
—Di que no me amas.
Astria se quebró, en la mirada del hombre que la presionó para decirle aquellas palabras. No pudo repetirlas, no podía mentirle en la cara. Se abalanzó a él y se largó a llorar como una niña chica.
—Has dicho cosas muy hirientes hoy —dijo el incapaz de tocarla aún. Aferró sus manos a las sábanas y respiró profundamente tratando de calmarse.
—Lo siento... yo... no quiero interrumpirte más, no... No quiero. —Astria siguió llorando escondiendo su rostro en la ropa de él.
—No lo haces.
—Por mí todo se ha venido abajo, ¿qué harás ahora?, ¿qué hará tu futura reina?, ¿cómo puede una mujer como yo llevar a tu hijo? Las cosas volverán a repetirse.
—Ya está y no me arrepiento de lo que hice ayer. —Su cuerpo se calmó y diciendo eso, la abrazó dejando su mentón apoyado en su cabeza.
—No quiero...
—No hay nada que puedas cambiar Astria.
—No... yo no quiero compartirte.
Astria había tenido esas palabras muchas veces en la punta de su lengua, siempre había sido capaz de tragárselas antes que salieran, pero ahí aferrado al hombre que la desnudaba solo con sus palabras, se sintió incapaz de detenerlas.
Enterró más su rostro en su pecho tratando de no volver a mirarle la cara avergonzada.
—¿Quién te entiende? —dijo él tratando de levantarle el rostro.
—No...
—Mírame —le pidió el mientras seguía tratando de levantarle el rostro. Puso su mano bajo su mentón y le subió la mirada mirándola con gran atención—. Pídemelo.
—No.
—Sí, ahora, yo te dije que no lo volvería a repetirlo. Hazlo.
—No tengo nada. —Astria sabía lo que el rey le estaba pidiendo, comprendió a qué se refería, pero no tenía las cosas que quería.
Pedirle matrimonio al mismísimo rey, había estado como una idea creciendo constantemente, pensando que lo haría con un ramo de flores, con regalos hechos por ella misma, pero nunca pensó estar en esta situación sin nada que ofrecerle. Luego se miró el cuello.
—Quiero —dijo sacándose el collar de su madre—. Ser tu reina, ¿puedes... tomarme como tu reina?
El respirar de Burak se soltó, un fuerte suspiro salió de su boca al mismo tiempo que juntaron sus frentes.
—No puedo besarte ahora —dijo sonriendo. El pacto que había hecho con los hombres aún seguía de pie y luchando contra el deseo de hacerlo, solo tomó su rostro con ambas manos y acarició sus mejillas secándole las lágrimas— Claro que sí— le respondió— Hazme tu rey y yo te haré mi reina.
Sus corazones corrían rápidamente, no podían evitar que todo lo malo del momento se esfumará volviéndose un ambiente real y ambicioso. Astria se aproximó a su cuerpo y le puso el collar que había traído, luego lo miró a los ojos.
—A la mierda el pacto —susurró Burak, y sin esperar más segundos, tomó el rostro de ella y lo besó juntando sus labios.
Astria volvió a llorar, no podía imaginar que después de casi un mes que no lo había visto, lo tenía ahí besándolo y tocándole la piel. Después de todas las palabras que le había dicho, después de intentar separarse, ahora no quería soltarlo.
Burak la tomó de la cintura y lentamente la fue acostando sin dejar de besarle. Le quitó la almohada detrás de su espalda y se acomodó entre sus piernas al mismo tiempo que metió su lengua para estar en contacto con la de ella.
—Burak.
—No... No haré nada —le aseguró mientras le besaba el cuello.
—Espera... todos están detrás de la puerta.
—Eso no me importa— Burak pasó una de sus piernas por la de ella y Astria rápidamente sintió el bulto duro rozándole el muslo derecho.
Burak no había tardado en excitarse al besarla. Habían pasado muchos días sin verla, sin tocarla y sin poder cogerla. Un solo beso y un solo roce de ella habían prendido cada parte de su cuerpo. Lamentando el hecho que se estaba viviendo, se dejó caer a un costado de ella y la miró mientras su mano bajó a su vientre.
—Lo siento —dijo ella sintiendo su mano cálida en su vientre.
—Te gusta hacerme enojar. Si me hubiera casado, ¿tú crees que te dejaría por otra mujer? El matrimonio solo era un disfraz para poder estar contigo. Voy a castigarte cuando estés mejor.
—Pero igual tendrías que cumplir con tus deberes en la cama.
—No, no podría —rio mirándola mientras saboreaba sus labios—. Oh, esto ha sido una tortura, no puedo pensar en otra cosa que esto. Mira el control que tienes en mí —dijo tomando su mano y posándola por encima del pantalón. Su abultada hombría quedó bajo su palma y ella se estremeció al sentirla.
—Mi rey, temo interrumpirlo —dijo Sam abriendo la puerta. Astria quitó rápidamente la mano del pantalón de Burak y miró a Sam con vergüenza.
—¿Qué quieres?
—Debo recordarle el estado de salud de nuestra dama...
—Lose perfectamente. —Burak no se movió, giró un poco su cuerpo sin apartarlo de Astria y miró a la puerta con seriedad.
Las damas de Astria se rieron en silencio detrás de Sam, mientras ella se envolvía en un calor que no pudo controlar, sus mejillas se pusieron rojas.
—Mi rey estamos preocupados, usted no ha estado en compañía hace bastantes noches y...
—Sam cierra la puerta o lo hago yo.
—Por favor contrólese.
—¡Sam! —Su hechicero hizo caso después de eso y Burak volvió a poner su atención a su mujer con las cejas fruncidas.
—Fijaré fecha en cuanto estés bien.
—Estoy bien.
—Tu sí —dijo bajando lentamente mientras le besaba el cuello y parte del seno. Siguió bajando mientras le levanto la blusa.
—Burak, ¿qué haces? Si ellos vuelven a abrir.
—Él tiene que volverse fuerte también —dijo besándole el vientre y apoyando su mejilla derecha con delicadeza.
—¿Y si es ella?
—Él, ella, da lo mismo. Ya te lo he dicho que tengan tu rostro, tu pelo, todo de ti sería perfecto.
—Un... un cachorro —recordó las palabras de Lucia.
—Nuestro cachorro.
—¡Astria! —La puerta una vez más se abrió y entró Gina sin medirse mientras se reía.
La escena de tener al rey cerca del vientre de Astria cautivo a todos. Menos a él.
—Mierda —dijo levantándose y arrodillándose en la cama, observó molesto a Gina que lo ignoró por completo.
—¡En norabuena! No podía creer la noticia, todos están perdiendo la cabeza por eso.
—Hey sabueso, ¿ya andas babeando? —preguntó Cerdina mirándolo desde la entrada. Burak no tuvo más opción que salir de la cama y ponerse de pie.
—Mi reina, los hubiera escuchado a los dos recién —dijo Sam acusando la actitud de ambos—. Pensé que se matarían.
—Son cosas de pareja, después de todo, Astria debe estar con las hormonas revueltas, ella está justificada. —La reina se acercó por el otro lado de la cama mientras que Burak salía de allí— ¿Cómo te ha caído la noticia? —preguntó mirando a Astria.
—Aún no sé cómo actuar o que decir.
—Solo alégrate, esto cambiará la historia.
—¿Ya se divulgó? —preguntó Burak tomando distancia con los demás.
—Sí, señor, enviamos las cartas y tomamos posesión del templo —contestó Bruno asomándose y dándole unos golpecitos en el hombro a Burak.
—¿Ahora sí te han puesto collar? —río Cerdina mientras los demás se rieron.
—No recuerdo haber aceptado el minuto de confianza.
—Yo se los di —dijo Astria mirándolo desafiante con una leve sonrisa. Cerdina se rio mientras sin pedir permiso fue y le tocó el vientre a Astria.
—El bebé es fuerte —dijo mirándolo a ambos— llevas la sangre ahora del rey y su heredero. Una simple planta no hará que lo pierdas, un nuevo Átkozott viene en camino bajo la protección de la reina Luna. —Luego de decir eso se puso de pie y miró a Burak—. Debes casarte lo antes posible. Que la noche de bodas se pospongan, pero deben casarse lo antes posible para que cuando el vientre de ella comencé a notarse, ustedes ya estén en matrimonio.
—Gina, no entiendo ¿No que ya se había divulgado? —preguntó Astria.
—Lo que se divulgó fue el trato que tuvieron los hombres del templo con usted —dijo acariciando la mejilla golpeada—. Bueno, ¡hay una boda que preparar!
Rompiéndose los tratados antiguos con los hombres del templo, Burak y su gente aportó aún más en la noticia que se había divulgado. Los hombres fueron a juicio por dañar algo tan preciado para los Átkozott. Con la ayuda de Sam, se creó un plan para poder tranquilizar a los ciudadanos, sobre un hijo con un padre mestizo de poder y una dama Blanca. Logrando apaciguar a los Átkozott que compartían creencias con los hombres del templo. Burak anunció formalmente los intereses que tenía con Astria y que estaba seguro de que había encontrado a su pareja. Por la naturaleza de sus palabras, todos creyeron que si eso fuera cierto, nada ni nadie podrían separar los ojos del rey a su dama Blanca. Recordando lo que había hecho su padre aceptaron tal acto.
Burak ejecutó a la mayoría, habiendo ganado el apoyo del pueblo, se creyó que las creencias de los hombres del templo, carecían de fundamentos, ya que ellos podían ser capaces de dañar al bien más preciado. Su credibilidad y su apoyo se fueron a pique. El rey no tuvo compasión.
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