Capítulo 43.- Despertar 2
Burak volvió a acercarse a ella y le quitó el camisón. Astria después de tanto tiempo se miró el cuerpo, su piel pálida marcada con líneas rojas, estaba bastante cambiada. La clavícula se le notaba bastante, su estómago se adentraba entre sus costillas e incluso sus brazos eran más delgados. Fue un choque para ella donde rápidamente su respirar se disparó al darse cuenta de su mal estado.
—Eres hermosa. —Burak le besó la frente y la miró a los ojos mientras ella asimilaba todo—. Tu belleza es lo único que no puedes cambiar. —La alagó mientras con cuidado la tomaba en sus brazos. Ella se aferró a su cuello y apego su mejilla a la de él.
—Jamás había estado tan delgada —dijo en su oído.
—No te preocupes, todo estará bien. Ya verás que volverás a tener el peso de antes.
Burak entró a la bañera con cuidado, el agua estaba caliente y la habían regado pétalos amarillos y naranjos. Astria aferrada a él, observó el lugar, dándose cuenta de que nunca había estado allí. El agua humeante se rebalsó un poco cuando entraron.
—¿Dónde estamos?, ¿es-es tu habitación?
—No, es la alcoba de los reyes —dijo mientras la sentó en sus piernas y comenzó a masajearle la espalda. Burak la fue lavando con delicadeza mientras la manoseaba con cuidado—. Mi madre compartió esta habitación con mi padre, pero cuando Cerdina fue la reina quiso dejar este lugar como recuerdo de...
—Tu madre Lucia —dijo ella tratando de voltear a mirarle.
—Si ya te disté cuenta. —Burak la miró con una sonrisa mientras que se mantuvo sentado apoyando su espalda en el borde de la bañera.
—¿Por qué no me contaste?
—Es una historia aburrida.
Astria se volteó completamente agarrando firmemente de los hombros de Burak y lo miró con ojos preocupados.
—Sé cómo te hiciste esto —dijo ella tocando la cicatriz que atravesaba su cuerpo. Burak desde baja altura, la miró un poco extrañado sin entender a lo que se refería—. Fue muy cruel lo que viviste de pequeño.
Los ojos de Burak, que se había entre achicado tratando de entenderla, comprendió a qué se refería y asombrado, el brillo de sus ojos perdió intensidad.
—No llores por algo que pasó hace mucho tiempo.
—Ahora comprendo cómo...
—Ven aquí —dijo él abrazando su cintura, ella no se opuso. Burak la beso lentamente terminando de morderle suavemente el labio inferior—. Te extrañé —volvió a besarla hasta que ella apoyó su rostro en su hombro mientras que como una niña pequeña fue acurrucada en él—. Mi madre era una dama Blanca muy especial, tenía los mismos poderes que las demás, pero cuando fui concebido ella comenzó a tener sueños extraños. Luego de un tiempo resultaron ser fragmentos del futuro.
Astria escucho con calma como la voz grave hacía tiritar su garganta. No quiso decirle que recordaba algunas cosas que había dicho Lucía, que la había visto y hablado con ella, pero gracias a los relatos de Burak, comprendió que todo lo que su madre le había contado, era cierto. Lucia si podía ver el futuro, lo que hizo que ella pensará y se preguntara
¿Qué era lo distinto o que era lo que había cambiado para que Lucía tuviera ese nuevo poder?
La respuesta rápidamente se la dio Burak como si le leyera la mente.
—Soy un mestizo entre un Átkozott con poder y una dama Blanca. Mi propia esencia hizo que ella formará ese poder. Es muy inusual.
Astria lo miró a los ojos mientras que pensaba en sus palabras, ¿podía ser posible que ella también tuviera algo nuevo?
—Tú tienes algo también que he tratado de descubrir.
Burak quería contarle lo que Sam y él habían estado estudiando, trató de hacerlo de la mejor manera que se le había ocurrido, pero Astria comenzó rápidamente a sacar conclusiones.
¿Algo? ¿Podría ella ver el futuro? Pensó mientras él seguía hablando. Después de todo, había estado con Burak más de una vez. Recordó aquello hasta que se dio cuenta de algo que no le había dado importancia. Se sentó derecha y observó su estómago.
— Yo-yo...—Trató de formular palabras, pero con su cara pálida y sacando enormes ojos tragó una espesa saliva— ¿Estoy embarazada?
Amy había entrado a dejar las toallas encima de la mesa y a dejar unas bandejas de comida. Agarró la que tenía frutas para dejarla en el velador cuando las palabras de Astria sonaron por todo el lugar. El sonido de la bandeja rompió la tranquilidad del momento, cayendo al suelo y botando las frutas. Amy observo con asombro hacia la tina donde la mirada del rey le hizo querer enterrarse en tierra.
—No Astria, no lo estás.
—Pero no es posible, yo no había pensado en esto y acabas de decir que quizás tengo algo como Lucía.
—Astria.
—No, yo aún soy una princesa yo... ¿eso significa que estoy embarazada?
—No, Astria escúchame —dijo el agarrándola de las mejillas.
—No te creo —dijo ella aún alterada.
—Amy —dijo Burak mientras se agarró el cabello y lo peino hacia un lado. La sirvienta se acercó al telar y la miró atenta.
—Astria las mujeres solo quedan embarazadas cuando se aparean con un hombre, pero aquí en Átkozott es diferente. Solo una de las lunas llenas y en la temporada de primavera ocurre aquello. Si sacas la cuenta, la primavera paso hace casi dos meses y medio y tu barriga no ha tenido algún cambio.
—Ahora, cálmate —dijo Burak suspirando mientras la miraba.
—Con su permiso —dijo Amy saliendo de la habitación.
—¿Probabilidad de...?
—¿En primavera? Casi el 85 por ciento —contestó el con seguridad—. La natalidad en esa fecha es bastante alta.
—Burak, yo no podría. Mírame.
—¿No podrías qué?, ¿ser madre? Después de todo lo que hiciste con el pequeño de Catherine y tu afán de ayudar siempre a los demás, ¿en serio crees que no podrías ser madre?
—No sé cómo serlo.
—Nadie nace sabiendo. —Burak la fue levantando y la sacó del agua para llevarla cerca de la cama. Tomó las toallas y amarró una a su cintura mientras que se dedicaba a secar el cuerpo de ella. Una vez que terminó no pudo evitar abrazarla de atrás y posar sus manos en su vientre—. Sería bonito, con tus hermosos ojos, tu cabello, o tu piel, tu nariz y tus labios, sería perfecto.
Las palabras de Burak habían salido dulcemente de su boca, Astria sintió que realmente podría ser una posibilidad en algún futuro, pero para eso, debía casarse y no necesitaba otro candidato más que el que tenía abrazándola y cuidándola. Había perdido la oportunidad de aceptar su propuesta, pensó que ahora era ella quien tendría que proponérselo y eso, el llenó de vergüenza.
—¿Puedo salir?
—Sam no quiere que salgas por unos días, estás débil, necesitas comer y ganar peso. Si quieres puedo venir a buscarte en unos días y salimos juntos.
—Está bien, esperaré ese día.
—Tengo que controlar a mis hombres Astria, tu estado no les hará sentir bien del todo.
—Yo los he preocupado, ¿no?
—Sí, bastante. Ellos son leales, pero sí estuvieron muy alterados los primeros días, verte así solo hará que quieran ir a Lomas.
—Lo siento Burak. —Él terminó de secarla con cuidado y le ayudó a sentarse en la cama.
—Ya te dije, no te preocupes. Lo importante es que te recuperes bien.
Le volvió a besar con cuidado, la frente, las mejillas, la punta de la nariz y terminó en sus labios. Luego le fue ofreciendo la comida, era bastante para ella, pero para él era un plato muy pobre y poco. Una nota entre los servicios le indicaba que ella debía comer lo que pudiera.
Burak se quedó con ella contemplándola, pensando que hacía mucho tiempo que no había visto sus hermosos ojos, ni escuchado su voz. Deseaba que ella estuviera siempre a su lado, los días eran más hermosos cuando estaba con ella y había sido todo un calvario verla dormida sin poder despertar. No existía en el mundo una mujer como ella, Astria había atrapado completamente su cuerpo y alma, se sentía sumamente en deuda con su dama Blanca.
Hasta la fecha había evitado a los ancianos del templo, pero allí, mientras no podía sacarle los ojos de encima, decidió que no los convencería. No necesitaba ninguna aprobación de ellos ni de nadie, para estar con ella.
Después de comer, Astria se sintió cansada, él retiró con cuidado las bandejas de la cama mientras que ella comenzaba a sentirse somnolienta. No había nada que le asegurará cuánto tiempo más iba a pasar hasta que ella volviera a despertar, pero esperanzado, de que la vería al día siguiente, se recostó a su lado y la tomó entre sus brazos. Astria fue cerrando sus pestañas mientras sentía el fuerte respirar del hombre que usaba como almohada.
Ella no despertó al día siguiente, ni en los próximos tres días. Sam aún no tenía una explicación para aquello más que estaba débil, pero debía volver a hacer los rituales y esta vez quería que fuera distinto.
Burak ni siquiera lo dudó un segundo, ofreció nuevamente su brazo y Sam volvió a llenar un cuenco con sangre del propio rey.
—No se levante.
—Iré contigo esta vez.
—Mi rey, no solo la sangre suya hará que esto funcione. Su madre veía el futuro gracias a usted. Astria, si es lo que todos creemos, se curará si el cuerpo de ella está en contacto con el suyo.
Burak al escucharlo soltó una leve riza mirando el cielo, mostró sus caninos pensando que todo era una maldita pesadilla.
—No te imaginas que daría por escucharte decir eso antes.
—Ella tiene que ganar más peso, cuando lo haga sería bueno que pueda ponerlo en práctica. Es solo una corazonada, pero sus fluidos quizás despertaron una regeneración más activa cuando fue la luna llena, ¿por qué ahora no? Pero como le digo, es una corazonada.
Burak se había dado cuenta, la mañana siguiente de la noche de luna llena que ocurrió en Lomas, Astria había tenido una herida en la nuca producto de que el mismo la había mordido. Sorpresivamente, esa mañana su mordida que debía estar fresca estaba ya generando costra. Mery había ayudado a redirigir su energía espiritual, pero eso no hacía que las heridas se demoraran menos en curar. Burak pensó mucho tiempo en eso, y conversándolo con Sam habían llegado a la conclusión de que Astria formaba ese tipo de regeneración como Lucía formaba sus imágenes del futuro y ambas tenían solo algo en común, el mismo ser fluyendo dentro de ellas. Astria había pasado la noche con Burak y él no la perdono por horas a causa de la luna llena, y Lucia ya estaba embarazada de él. Claro que todo eran suposiciones.
Burak había tardado algunas semanas en acostumbrarse a ver cómo Sam marcaba el cuerpo de Astria, se había negado al principio, pero también sabía que todo aquello, era muy necesario. Después de lo que había pasado con Cedric sus instintos salían a la luz luchando constantemente en que ella era de él.
Una vez más, Sam con la ayuda de Luz desvistieron a Astria hasta la cintura y la dejaron acostada sobre la cama. Burak observó desde la puerta, desde allí podía controlar las ganas de cortarle las manos a su propio hechicero. Sus ojos eran filosos y amenazadores en todo el transcurso del ritual.
Sam volvió a juntar sus dedos en la sangre tibia que había sacado de su rey y volviendo a pedirle permiso en silencio a Astria, tocó su cuerpo dibujando los patrones. Los gruñidos del rey salían con cada respirar, otro hombre estaba tocando lo que para él ya era su mujer y eso lo enloquecía.
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