Capítulo 35: Luna llena de primavera 2
Astria, apoyando sus manos en sus pectorales, sintió como el cosquilleo comenzaba a centrarse en su abdomen bajo. Los dedos de Burak, le provocaban una sensación, algo insoportable, pero, cuando él supo que ella iba camino a una liberación, levantó su pierna y Astria, inmersa en las cosas que sentía, perdió rápidamente la estabilidad. Sus piernas se desplomaron y soltó un gran grito, en cuanto la virilidad de Burak se introdujo dentro de ella.
Sus lágrimas rápidamente se juntaron en sus ojos, y sus manos temblaron. Su cuerpo no estaba listo para aceptarlo, o era porque esa cosa monstruosa era un poco más grande está noche.
Burak la agarró de la cintura y llevó su espalda hasta quedar sentado, la observó. Al ver las lágrimas de ella cayendo por sus mejillas, se las lamió hasta llegar a su boca dónde introdujo su lengua. Solo fueron segundos hasta que él movió su cintura arriba y hacia abajo, causándole aún dolor.
—Espera... —suplicó ella, pero su ardiente impaciencia, reinó sobre el hombre. Sin escucharla la siguió penetrando mientras la observaba.
Ella enterró su rostro en su hombro izquierdo. Ingenuamente, creyó que podía con él una vez más, pero esta vez Burak no mostró ser paciente. Ninguna parte de él se había debilitado.
Él, sujetando firmemente su cadera, llevó continuamente el ritmo. El sonido de chapoteo se hizo presente y se propagó por toda la cueva. Astria no tardó en encontrar el clima sin esfuerzo. Arqueo un poco su espalda y tensó el cuerpo agarrando firmemente el cuello de Burak.
Él no la aparto y tampoco se detuvo, siguió hurgando, todos los rincones interiores de ella y Astria volvió a caer en una ola de placer, perdiendo la razón. Estaba consiente, pero sentía que su corazón latía frenéticamente mientras el calor la llevaba a sus límites. Burak bajó un poco la cabeza y el sonido que escuchó la hizo despertar un poco de su trance. Una mordida, Burak cerró fuertemente sus dientes y el chasquido de este sonó cerca de su oído.
—No por favor —dijo ella tratando de mirarle la cara. Cuando subió un poco el rostro, se dio cuenta de que él estaba apretando fuertemente los dientes, en una lucha interna para no morderla.
—Oh Astria, dijiste que me ayudarías.
—Eso-eso hago.
—No... —dijo y volvió a morder el aire—. Debes esforzarte más.
Astria se quedó sorprendida, que más podía hacer. Burak se puso a reír y volvió a penetrarla con más fuerza.
—Amo tus reacciones —dijo en su oído.
Los chapoteos continuaron y Astria sintió el clímax venir. Un sentimiento ardiente, incontrolable, envuelto en dolor, la comenzó a invadir. Una vez más gimió fuertemente y llevo su espalda hacia atrás. Burak la sostuvo delicadamente al mismo tiempo que ella sintió algo caliente que cubrió sus paredes.
Burak volvió a soltar semen dentro de ella, al mismo tiempo que ella caía rendida tocando con su espalda el suelo del lugar. Su cuerpo temblaba con espasmos, pero rápidamente sintió como la virilidad de Burak volvía una vez más a recobrar su dureza. Alzó la mirada y vio como la bestia salvaje aún le brillaban los ojos de ardiente deseo, a pesar de haber eyaculado dos veces, él aún no tenía intenciones de dejarla.
—Vamos ama, tu sabueso aún tiene hambre —dijo sacando su miembro de ella y mostrándolo que aún le rozaba el ombligo. Estaba brillando como sus hermosos orbes dorados.
—Burak —le dijo agitada. Cuando el retiro su cosa, todos los fluidos que tenía dentro resbalaron por sus muslos hasta su trasero.
Astria conocía el vigor de Burak, pero le preocupaba no saber cuánto sería la diferencia de otros días. Su miembro duro nuevamente no veía fin, ya lo habían hecho dos veces y, aun así, él seguía insaciable.
¿Cuánto más deberían hacerlo?
Mirándolo, se arrepintió de haber sido tan ingenua, pensando que realmente podría haberle ayudado y no solo Mery le había advertido, sino que él mismo, le dijo más de una vez, que no se le acercara. Ahora era muy tarde para apretar cachetes y salir corriendo de allí.
Burak la arrinconó entre sus enormes brazos y ella instintivamente cerro más piernas y las puso a un lado.
—¿Qué?, ¿te cansaste de mirarme la cara?
—Dame, dame un respiro.
—Te lo advertí. —La voz de Burak seguía siendo extremadamente ronca, una mezcla seductora e inhumana—. Vamos Astria —dijo abriéndole las piernas y posando su cosa una vez más en su flor mojada—. ¿De verdad quieres que me detenga?
El solo roce de él volvía a despertar el calor, y el ardiente placer comenzó a cubrirla una vez más.
—Por favor...
—Por favor, ¡¿QUÉ?! —En cuanto gritó interrogándola, los bordes de sus ojos ardieron de color celeste. Y ella, aunque se vio hundida en la boca de aquel lobo, su cuerpo solo quería una cosa.
—Me-mételo. —Avergonzada y sin creer lo que había dicho, Burak le hizo caso y la empaló fuertemente.
Astria, volvió a gritar, al sentir como la cabeza de su cosa choco fuertemente con su cérvix, esperando que la volviera a golpear, Burak no lo hizo. Ella abrió sus ojos y lo vio mirándola. Sus manos que estaban en sus caderas bajaron lentamente hacia sus piernas y mostrándole una sonrisa macabra la volteó con fuerza.
—No hemos probado así, ¿No?
—Ah Burak —volvió a decir ella en cuanto la penetró.
—¿Qué? —dijo él sacándole el pelo de la espalda y descubriendo su pálida piel.
—No tan fuerte —dijo ella mientras un escalofrío recorrió su cuerpo por los besos que le daba él.
—¿No te gusta así? —Las palabras no contrarrestaban sus acciones. Burak aumento el ritmo y Astria se quejó, por lo profundo que había llegado.
Sostenida por sus manos, sintió que cada vez que era empujada perdía una porción de su fuerza. Mareada por las sensaciones que Burak le hacía sentir, miró a un lado donde estaba la luz. Estiró su mano y con un empujón de él, cayó de cara al suelo.
Su mano tocó la luz, pero rápidamente Burak se la agarró posando su mano arriba de ella y entrelazado sus dedos.
—¿Qué me ordenarás ahora ama? —dijo con malicia acercando su rostro al de ella.
—Yo... —Astria, había respirado de alivio al saber que Burak no le vería la cara, pero no esperaba que se volviera aún más bruto.
—Trata de ordenarme algo. —La retó mientras soltó su mano y tomo sus caderas.
—Yo... —volvió a decir, pero Burak se encargó de embestirla con más fuerza y con rapidez—. Ah... No... Burak, más... más lento.
—Qué indecisa eres —dijo ignorándola. Astria trató de ordenarle, pero entre gemidos que salían de su boca, no pudo formular una frase correcta, por lo tanto, Burak no volvió a estar bajo su control.
Sus entrañas retumbaban y sentía que esta vez si la desgarraría, pero mientras más pensaba en el dolor, más placer se volvía a concentrar en su abdomen bajo. Una sensación extraña le cubrió la entrepierna.
—Bu-Burak... para, para por favor.
—¿Qué me detenga? Quieres que la meta, que pare, que vuelva a pisarte, que vaya más lento. Oh mujer eres codiciosa.
—Ah... Detente... —suplicó con desesperación, sentía que algo iba a explotar y no sabía que era.
Cómo si su vejiga estaba a punto de soltarse y no quería orinarse en el medio del sexo. Avergonzada, trató de mirar atrás, pero Burak la empujó sin hacerle caso. Impotente y desesperada, volvió a soltar unas lágrimas, mientras rasguña a las manos de él que la sostenían firmemente la cadera.
—No, no puedo...
—¿Qué? —dijo él sin detenerse y en vez de eso llevo su mano hacia el clítoris y comenzó a atacarla.
—Voy... Voy a orinarme.
—Pues hazlo —dijo él sin darle importancia y continúo atacándola. Sin pensarlo mucho, agarró a Astria del cuello y la subió en el aire acercándola a la muralla de piedras.
—No... No puedo aguantar. —Ella se sostuvo de la fría roca, enterrando sus dedos en ella, mientras que el animal, aún, la siguió masturbando, al mismo tiempo que la penetró con rapidez.
Astria no pudo más. Llegando una vez más al clímax, un chorro explotó en la unión de ambos, al mismo tiempo que sintió que él volvía a rugir. El líquido cayó por sus muslos hasta sus rodillas mojando todo el piso. Llevando su mano a su cara se tapó el rostro avergonzada.
Luego de aquello, sintió la cara de Burak apoyándose en su espalda. Él había tenido otra liberación, pero como la vez pasada, su cosa no volvió a achicarse, pero si se detuvo un poco.
—Oh... —Una voz de ultratumba resonó por detrás de ella, erizando de miedo todos los bellos de su piel. Trató de voltearse, pero solo vio parte de hombro, que aún estaba detrás de ella.
—Burak —repitió su nombre, pero él no le contestó. Podía sentir su respirar agitado, pero también sintió que su miembro comenzaba a aprisionarla—. ¿Qué pasa? — Con la voz temblorosa le volvió a hablar, pero solo sintió un pequeño gruñido.
Ella sintió como su virilidad comenzó a hincharse dentro de ella, una sensación extraña e inusual. Sus paredes se dilataron lo que más podía, pero aun así no pudo aguantar el ardor de tener algo que seguía creciendo dentro.
—Lo-lo siento As-Astria —dijo él con una voz áspera casi fundida con un gruñido.
—Ah, hey duele —dijo tratando de moverse, pero Burak no se inmutó a sus gritos. Él la abrazó firmemente, mientras su cosa rellenó cada límite de sus paredes interiores—. Por favor... Sácalo, Burak... ¡Sácalo!
Astria se movió un poco y sintió un dolor desgarrador que la hizo sollozar. Burak volvió a agarrarla fuertemente, pero esta vez no pudo controlarse y llegó a la parte trasera de su cuello y la inmovilizó mordiéndola. Volvió a venirse dentro de ella sin hacer ni un solo ruido. Ni una sola gota volvió a escurrirse fuera de ella.
—¡No por favor! ¡Burak, me duele, me duele! —dijo golpeándolo mientras gritaba y lloraba.
Los caninos puntiagudos de él perforaron su delicada piel y sintió que le iba a sacar pedazo de carne. Astria volvió a gritar y llorar tironeándole el pelo.
—¡BURAK! —Su nombre resonó fuerte que logró sacarlo rápidamente de su trance animal.
—Ah... Lo siento... Lo siento —repitió él mientras con lentitud la tomó en sus brazos y la acostó a su lado.
—¡Sácalo Burak! Por favor sácalo.
—No puedo, lo siento Astria —dijo lamiendo la herida en su cuello.
—No quiero más —dijo ella tratando de alejarse de él—. Duele... duele mucho.
—Lo siento —dijo él tratando de calmarla mientras le limpiaba las lágrimas.
Astria no aguantaba el ardor que había dentro de ella, sentía que todo la quemaba y que posiblemente ya estaba desgarrada. Alzó su mano a la luz, pero Burak rápidamente le tapó la boca.
—No... espera un poco, ya pasará. —Ella volvió a llorar con su boca tapada. Entonces él le explicó que era por su bien, si lo sacaba ahora él realmente iba a desgarrarla internamente.
Astria, desesperada, no quiso escucharlo y volvió a tratar de separarse de él, resistiéndose a estar empalada.
—Ah... No te sigas moviendo. —Burak estaba sensible, y con solo un movimiento de ella volvió a llenarla de semen.
—¡Suéltame! —dijo entre balbuceos mientras su cuerpo temblaba.
—No llores, tranquila.
Astria no creyó en sus palabras, no sentía que su cosa se achicara, además de haberle desobedecido y la había mordido. Pensó que realmente podía morir y recordó las palabras de Mery, ella no soportaría a un Átkozott.
Luchando constantemente, volvió a tratar de alejarse de él, pero Burak esta vez la inmovilizó rodeando sus piernas con las suyas y abrazándola fuertemente sacando su mano de la luz.
Burak solo hizo un movimiento y ella gritó del dolor, sus paredes que estaba al límite hicieron un espasmo y se contrajo un poco más, lo que hizo que Burak sintiera imposible de soportar, como su cosa era engullida mucho más fuerte que antes. No pudo evitar volver a moverse dentro de ella.
—No.... Burak.
Burak volvió a guardar silencio, era imposible no dejarse controlar por sus instintos primitivos en una luna llena y nuevamente perdió cordura.
—Burak. —Astria volvió a sollozar mientras le rasguñaba frenéticamente los brazos. Él no se detuvo. Amarrada y encerrada por el cuerpo del hombre, sintió como él la violaba sin su consentimiento. Burak volvió a venirse una vez más y ella sintió el cambio de temperatura en su interior, pero su cosa no tuvo cambios.
Llorando, asumiendo que nada podía hacer, se recostó sobre los brazos de él y esperó que este encuentro se terminará. Perdiendo rápidamente la energía, el dolor comenzó a ser más llevadero y sin fuerzas en su cuerpo estuvo obligada a ceder completamente a aquel hombre.
Sorpresivamente, Astria volvió a llegar al clímax, algo extraño e inusual, aquello prácticamente le hizo volar la cabeza. Una vez que esa sensación pasó, sus ojos se fueron cerrando. La dureza de Burak no pareció cambiar y la inundó frenéticamente con una interminable venida que no parecía tener fin.
Perdiendo poco a poco la conciencia, la última imagen que tuvo fue la luz de luna entrando por el cielo y el gruñido fuerte y pesado de Burak.
Él no la dejó sin importar su falta de conciencia. No era el quién controlaba su cuerpo sino el animal feroz que habitaba en su interior y la tendría así dos o tres horas más. Con sus pupilas completamente dilatadas, su instinto salvaje le hizo perder la razón.
Cedric y Bruno, que habían visto como la pequeña oveja, a pesar de las advertencias que había recibido, se metió de todas formas a la cueva, esperaron impacientes.
Estaban sumamente preocupados por ella, pero Burak tenía su poder descontrolado. Cualquier persona no vería ni sentiría nada, pero ellos, si podían notarlo, incapaz de acercarse a la cueva, la observaron desde una gran distancia. Ambos eran solteros y también eran afectados por la luna llena de primavera. Impacientes, soltaban leves gruñidos ardientes mientras golpeaban sus cabezas en los árboles.
Cedric, también tenía el destello de luz roja en sus manos, pero como su poder era mucho menos, que el de su hermano, lo tuvo bajo control.
Ambos aguardaron allí en una noche interminable y desesperante.
—Mierda —dijo Bruno golpeando su cabeza con el tronco que estaba apoyando su espalda—. ¿Y si la mata?
—No puede hacerlo.
—¿Cómo estás tan seguro?
—¿Y qué quieres que haga? —Cedric ya había intentado acercarse a la cueva, pero la presión que había ahí, con el aura fuerte de su hermano, le hizo imposible acercarse—. Confiemos que la princesa sepa cómo controlarlo.
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