Capítulo 32: Una agradable reunión 2
La intención de las reuniones eran la paz entre los reinos, pero Lomas no estaba cooperando.
A medida que la conversación fluía, la expresión de Burak comenzó a ser espantosa y sus ojos nuevamente eran como dagas brillando con brasas de ira. Astria, preocupada lo quedo observando detenidamente. Él no tardó en sentir su mirada y llevando sus ojos lentamente a ella, su expresión se suavizó de inmediato, pero no fue lo mismo con Edgar, que, aunque Mery estaba a su lado, no había cambiado su mirada seria.
—Lomas y Átkozott han estado en conflicto este último tiempo —dijo Hans—. Deberíamos sentarnos a charlar más seguido y arreglar nuestras diferencias.
—Sí, no siempre se mueren un rey —soltó Burak sin medirse al mismo tiempo que bebió de su copa.
Edgar aguantó la risa tratando de no faltar más el respeto, Mery abrió sus ojos sorprendidos, pero se limitó hacer un gesto, el respeto ya se había perdido. Hans se puso frío y Omar apretó tanto su copa en su mano estalló en pedazos.
—¿Te presto mi servilleta? —volvió a hablar Burak con tranquilidad mientras el otro estallaba en ira.
—Un lamentable acontecimiento —dijo Edgar con un suspiro mirando el cielo, lo que hizo que rápidamente Omar se pusiera de pie y llevara su mano a la empuñadura de su espada.
—Señores, hay que tranquilizarse, después de todo, hemos tenido días bastante tranquilos para firmar los acuerdos de paz —dijo el rey de las montañas—. Las diferencias que tenemos deben quedar atrás.
—Guardemos la cordura, señores, no podemos dejar que cosas del pasado interfieran —dijo la esposa del rey de las montañas.
—Cállate mujer —dijo Omar furioso.
—¿Perdón? —su esposo rápidamente se puso de pie.
—Exijo respeto —dijo Mery—. Si alguien más va a insultar a otro rey o a su reina, el reino de los bosques romperá los tratados este mismo momento.
—Reina Mery —dijo Hans—. Estoy de acuerdo con usted.
Burak se había dado cuenta de la mirada de Omar, pero ni siquiera se inmutó, Omar no era una amenaza para él.
Luego del pequeño desacuerdo, se sirvieron ensaladas, y codorniz con patatas en salsa agria. Astria, observando todo, estaba perpleja, jamás había imaginado que la reunión se volviera sumamente negativa, pero Burak se mantuvo inexpresivo y calmado, aunque sabía perfectamente que no lo estaba.
—Espero que sea de tu agrado la comida de Lomas —dijo Catherine para poder tranquilizar el ambiente.
—Átkozott es el mejor reino para la cosecha, debe haber una diferencia en sabores ¿No? —dijo Jonathan
—La comida allá es magnífica —dijo Alice.
—La comida está perfectamente —contestó Burak.
Hans, mirando a Burak, puso su mano lentamente en el brazo de Astria y lo observó.
—Tengo entendido que el reino de Átkozott aún no tiene una reina, ¿será que tendrá dos reyes?
—Majestad —Astria le llamó haciendo evidente su falta de educación.
Burak, al escucharlo, mostró una leve sonrisa mientras lo miraba aún con esa actitud relajada. Cualquier cosa que dijera podía meter en problemas a Astria, pero ya no podía controlar su temperamento y ella, aunque suplicó con sus ojos que no dijera nada para seguir provocando a Hans, él no le hizo caso.
—Hay mujeres que pueden contestarte aquello —dijo.
—No conozco a ninguna—dijo Hans burlándose.
—¿Seguro? —agregó mientras miraba a Astria que volvió a suplicarle. La cara de Hans se deformó con rapidez, pero Burak lo arregló para no poner en aprietos a la princesa—. Es una pena entonces.
—Está bastante bueno el almuerzo, hay que decirlo —dijo Edgar rompiendo los huesos de la codorniz entre sus dientes. A diferencia de los demás que dejaban los huesos, los Elfos y los Átkozott no tenían problema con mascarlos y triturarlos. El sonido que hizo con su boca distrajo a todos.
—Pensé que el tratado de paz aún estaba en pie—dijo Burak sentándose más derecho en la silla.
—Lamento lo que mi rey ha dicho. Estoy segura de que pueden llegar a buenos términos —dijo Catherine tocando el brazo de su rey.
—Disculpe nuestra curiosidad y el descuido de nuestra lengua —dijo Astria mirando a Burak.
—Aún hay tiempo de llevarnos bien, rey Burak —dijo Hans—. Puedo invitarte a cabalgar más tarde para arreglar nuestras diferencias.
—No te preocupes, iré solo si no te molesta.
—Reconsidere poder ir con mi rey—dijo Astria.
—Esta... —dijo Burak mirándola con ojos más calmados—. Es la tercera vez si no mal recuerdo, Princesa. Por favor piense más en ellas.
Aquello solo lo entendió Astria, cuántas veces más la paciencia de Burak era puesta a prueba. Él, volvió a aguantar de nuevo todos los ataques que le habían llegado. Él cobraría después por haber controlado su temperamento animal, que ansiaba salir con fiereza.
El almuerzo continuó de manera normal, todos dieron por alto el altercado que se había hecho, y continuaron con tranquilidad.
Astria sintió que había sido regañada por Burak y mantuvo su cabeza abajo mientras trataba de triturar el alimento lo más posible para que bajara por su garganta. Había perdido el apetito y lucho para alimentarse.
—Hay un tema que deberíamos tocar, vinimos a hacer los tratados de paz, pero he notado que los reinos del otro extremo de las montañas han empezado a expandirse —dijo el rey de las montañas—. Muchos llegaron del otro continente, hay miles de barcos encallados en la orilla.
—¿No has contactado con ellos? —preguntó Omar.
—Lo intenté, al parecer no hablan nuestro idioma. Si la guerra estallara contra ellos, sería bueno saber quién podría apoyarme para proteger nuestras tierras.
—Tu tierra dirás —dijo Edgar echándose en el asiento.
—Sí mi tierra cae, pronto lo hará la tuya y la de los demás. Según mis informantes, también traer hechiceros de gran poder.
—No opino lo mismo —dijo Burak mirándolo con ojos firmes y una leve sonrisa—. Pero sabes que me gustan esas cosas.
—Entonces puedo contar contigo.
—Podemos llegar a un acuerdo —contestó él con una sonrisa macabra.
—Sí Burak, pero yo no hago pactos de sangre con Átkozott.
—No creo que sea necesario rey Jonathan —Burak movió su mirada y observó al rey de Luther que había evitado dirigirle la palabra. Pero con la sola mirada de Burak, supo que era lo que debía hacer.
—Luther también apoyará —dijo amargamente.
—Bien, bien entiendo. Si la guerra estalla llegaré a tus tierras para apoyarte, espero llegar antes que los sabuesos se lleven toda la diversión —dijo Edgar refiriéndose a los Átkozott.
—Mantennos informados.
La guerra que había pensado Burak contra Lomas no era la única que había rondado en su cabeza. Sus hombres también le habían informado sobre los intrusos que recorrían las tierras del reino de las montañas y había hablado con sus consejeros sobre aquello. Cedric era el más ansioso de tapar su curiosidad sobre aquel nuevo reino.
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Más tarde Hans los volvió a reunir a todos, con ropa ligera, invitó solo a los reyes a una excursión al lago que estaba a kilómetros dentro de los castillos.
—Hemos estado bastante tensos y me disculpo también, por haber sido parte de aquello. Ahora, sería bueno que vayamos en pareja —dijo Hans haciendo una señal a sus sirvientes. Ellos se acercaron con unos pequeños sobres y se los entregaron—. Muchos aquí vinieron con sus reinas, ahora, nos quedaremos dos días acampando fuera del castillo y disfrutaremos de unos días agradables bajo la naturaleza.
—¿Iremos de caza? —preguntó el rey de las montañas mientras sonreía por tal noticia.
—Sí —contestó Hans—. Ahora, les he obsequiado unos collares hechos de aquí en Lomas. Puedes asignarle el otro a su pareja, luego nos veremos aquí en dos horas para comenzar nuestro viaje.
Una vez dicho eso, una línea de mujeres hermosas salió de las puertas y se pusieron delante de ellos.
—Yo decidiré primero —dijo Hans acercándose y tomando la mano de una rubia—. Vamos Omar. —Su hombre también se acercó a una de cabello castaño y le pasó el collar.
—Rey Edgar.
—No te ofendas Hans, pero le llevaré el collar a mi mujer.
—Estás en tu derecho, ¿quién sigue?
Los demás pronto comenzaron a elegir, la mayoría eran solteros, uno que otro rey decidió una mujer antes que su esposa y solo dos contando a Edgar eligieron a sus reinas. Hans solo para fastidiar a Burak lo dejo al último. Solo quedando dos mujeres tocó su turno.
—¿Has dicho que cualquiera que este delante de mí puede venir conmigo?
—Sí, eso he dicho —contestó Hans. Burak se acercó a ellas y vio claramente el miedo que le tenían ambas. Bajaron rápidamente su rostro y sus manos temblaron.
—¿Y si se niegan a venir?
—Todas están obligadas —dijo Hans soltando una risa burlesca—. ¿Ya estás acostumbrado a que las mujeres huyan de ti?
Burak lo ignoró, las cosas siempre se volteaban a su favor y con sus ojos, como un gato, pudo ver a una diminuta mujer entre las flores, que nadie se había dado cuenta. No estaba cerca, pero estaba frente a él.
—Haré caso a tus palabras rey Hans. Elegiré a cualquiera mujer que está ahora frente a mí —dijo sonriendo.
—Eso es lo que he dicho.
—Perfecto.
Burak, sin darle más chance de retractarse, paso rápidamente entre las damas allí paradas y no tardó mucho en acercarse a Astria, que se sorprendió al verlo.
—Burak —dijo ella al verlo. Él caminó a su lado, puso el collar en su cabello y se marchó a cambiarse.
—¡No puedes hacer eso! —dijo Hans mirándolo enfadado.
—Es tu palabra rey, "Quien estuviera frente a mí"
Hans no pudo retractarse, era un rey que no asumiría su error y mientras Edgar se echó a reír manchándose, Hans y Omar quedaron llenos de ira. Astria, sin entender nada, observó el collar que colgaba por encima de su cabello y miro a Hans que la fulminaba con su mirada.
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—Burak —dijo Cedric al verlo—. Nuestros hombres están inquietos. Creen que puedas estar en peligro si asistes.
—¿Por qué creen eso? No creo que deberían preocuparse por mí —dijo sacándose el abrigo y la polera.
—¿No has sacado la cuenta? Hay luna llena en dos días. Si decides ir estarás fuera en ese día. Además, es primavera.
—Puedo con eso.
—Has elegido a Astria como tu acompañante. Independiente de como la trates ahora, no sé si te controlarás lo suficiente para no hacerle daño.
—¿Crees que debería retractarme entonces?
—Eres el rey, no puedes hacerlo. Lo que podrías hacer es confiar en tus instintos para controlarte, te seguiremos de todas formas.
—Bien, no se hagan notar.
—Como órdenes, estaré pendiente de ti.
Cedric, al tener también el poder de Burak podía sentir cuando esté, era usado. Conocía perfectamente como su hermano cambiaba en Luna llena y estaba consiente que ni siquiera él podía controlarlo.
Una humana normal como Astria no podría con un Átkozott en luna llena y mucho menos con Burak.
La luna llena de primavera volvía a todos lascivos, hombres y mujeres, eso no excluía a los de sangre real. Pero Burak no solo se sentía con todo el calor brotando fuerte de su piel, sino que también sus poderes se descontrolaban y él, lo disfrutaba.
—Cedric, llama a Sam después que te vayas.
—¿A Sam?, ¿qué planeas? No me fío de tus palabras cuando comienzas así.
—Me comportaré, te lo prometo.
—Iré a verla, ¿quién más que ella podrá controlarte? Ahora que tienes a una dama Blanca a tu lado no será necesario encerrarte —dijo burlándose justo antes de salir de la habitación.
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La trompeta sonó anunciando la marcha que se haría. Iban con suficientes soldados para asegurar el bienestar del rey Hans. Astria, que se había enterado hace poco tiempo sobre el significado del collar, se sintió completamente atrapada y ya montada en uno de los caballos. Pensando que Hans le diría algo, él no se refirió al asunto, solo le dijo "compórtate" y fue suficiente.
Los caballos fueron preparados y todos esperaron a que llegarán a montarse para emprender su mini viaje. Los dos elfos presentes tanto como la mujer y el hombre se finalizaron rápidamente con los caballos. Ni siquiera debían usar sus riendas, los animales le obedecían con solo hablarles y estaban a gusto con su presencia. Todo lo contrario, fue cuando Burak se presentó. Los caballos echaron sus orejas hacia atrás y se pusieron inquietos. No solo para las personas causaba el miedo, los animales también sentían a temible depredador que se les acercaba.
Burak tomó las riendas de uno de ellos y lo calmo como si fuera costumbre. Su caballo rápidamente bajo su cabeza y se quedó tranquilo.
—Burak —dijo Hans acercándose ya montado—. Astria te acompañará, pero debo recordarte que es la princesa de Lomas y como princesa ella debe comportarse y tú con ella. Burak lo miró mientras se subía y espero que Hans dijera algo más—. He tenido muchas solicitudes de obtener su mano y hasta ahora estoy por aceptar la solicitud de Omar, mi general. No intervengas.
—No sabía que la princesa estuviera disponible. Debo admitir que creí que la querías para ti solo.
—Entonces si estás interesado en ella.
—Por supuesto, ¿mis acciones no son demasiado obvias?
—No creo que sea apta para ti.
—Mandaré mi solicitud y espero que puedas darle una oportunidad —dijo riéndose con burla dándole un golpecito al caballo y este comenzó a caminar.
Astria no sabía bien andar a caballo, observó a los demás como lo hacían para poder evitar hacer el ridículo, pero su caballo a penas le obedecía.
Todos partieron a su destino y ella se quedó atrás mientras su caballo golpeaba la tierra con sus patas y bajaba rápidamente la cabeza, haciéndole doler las manos. No era que el caballo no la obedecía por qué no la quería, sino porque Burak estaba intimidado al animal a una distancia prudente.
—Astria —gritó Hans mirándola a lo lejos, yendo a la cabeza del grupo.
—No puedo —dijo ella tratando de guiar al caballo.
Burak se devolvió como un caballero y se puso a un lado de ella.
—¿Qué hago? —dijo asustada—. No sé cómo hacerlo.
—Ven —dijo tomándola con cuidado de la cintura y la paso a sentarse frente a él.
—Burak, ¿qué haces?
—No puedes controlar a tu caballo, por tu seguridad será mejor que vayas conmigo —dijo riéndose mientras se subía el cuello de su ropa hasta tapar completamente su boca y nariz.
—Mi hermano.
—Tu hermano, ya sabe de mis intenciones contigo.
—Burak. —Ella se llenó de miedo, ¿cómo era que su hermano toleraría que Burak esté interesado en ella?
—No le tengas miedo, yo estaré para cuidarte —le susurró mientras le dio riendas sueltas a su caballo y este comenzó a galopar para acercarse al grupo.
Astria miró a Hans que la observó hasta acercarse y lentamente la recorrió con toda su mirada. Burak cordialmente dejo su mano derecha en su cadera y con la otra dirigió al caballo para no tocarla. Hans viendo eso soltó a su caballo y se fue a la cabeza partiendo todos en conjunto.
Astria, se fue relajando, al ver que su hermano no mostró malestar en su rostro y una vez más, en brazos de un hombre que ya no era tan desconocido, se sintió tranquila.
—¿Sabes por qué estás aquí?
—Por qué te gusta meterme en problemas.
—Disfrutaré de tu compañía Astria, discúlpame por hacer esto —dijo bajando su rostro a su oído—. Pero esta vez solo pensé en mí y después de tu trato en la cena, no puedes negarte a complacerme con este viaje.
—Burak, yo... —Astria se había enterado hace poco el interés que había mostrado el general de su hermano hacia ella y no sabía cómo decirle a Burak que no podría aceptar lo que él le había ofrecido—. No podré acompañarte a Átkozott.
Burak no dijo nada, guardó silencio ignorando lo que había dicho. El vaivén que hacía el propio caballo poco a poco los fue acercando a los dos y Astria no tardó en sentir su espalda abrigada por el cuerpo de él.
—Burak —le llamó, pero él no le contesto—. No te enojes conmigo —dijo tratando de voltear a verlo, pero al intentarlo sintió que caería del caballo, así que no volvió a hacerlo.
Burak no estaba molesto, pero si estaba sintiendo levemente los efectos de la luna llena. El solo olor de Astria había hecho que él entrará rápidamente en calor, un calor leve que se extendió por su cuerpo.
—Yo lo siento.
—Astria —Burak, saliendo de sus pensamientos, se dio cuenta de lo que ella le estaba diciendo—. Soy tu prostituto ¿Lo olvidas? —La miró de forma lasciva y volvió a mirar al frente—. Y este prostituto sería capaz de secuestrarte si tan solo lo pidieras. Yo ya te ofrecí un puesto y seguirá disponible solo para ti.
—Hans organizará mi matrimonio con Omar, una vez que los reyes se marchen.
—Lose, tampoco creo que mi solicitud sea aceptada, aunque le ofrezca toda la riqueza que le pueda dar.
—Burak, lo siento tanto.
—Astria, nada me detiene más que tú. Mientras tú, no quieras ir conmigo, no haré nada —dijo mientras su mano que estaba puesta en su cadera de forma cortés bajo lentamente a los muslos de ella—. Pero sí, en cambio, tú quieres ir, no habrá nada que me detenga.
—Yo...
—No lo olvides, haz lo que tengas que hacer, pero si en algún momento, quieres irte conmigo, solo dímelo.
—Burak.
—¿Si Astria?
—¿Por qué eres así conmigo?
—¿No lo sabes?, ¿quieres que te diga con palabras porque soy así contigo?
Astria se le estrujó el estómago y su corazón, en vez de correr a toda velocidad, se detuvo, al mismo tiempo que asentía con la cabeza. Sentía una y otra vez el cuerpo de aquel hombre apegado al de ella y empujándola contante y levemente con su cadera a causa del caballo se frotó con él. Volteó lentamente a mirar a Burak y él la observó sacando la prenda que cubría su boca
—Astria —dijo en voz baja—. Yo te...
—Hey, será mejor que cuides tus manos, o tendrás problemas con Lomas —dijo Edgar acercándose con una sonrisa e interrumpiendo esos momentos que eran únicos.
—¿Puedes meterte en tus asuntos? —gruño Burak al verlo.
—Oh disculpa, ¿interrumpí algo?
—Edgar —dijo su esposa acercándose y con su mano solo hizo una seña. El caballo de su esposo, salió fuertemente aumentando su cabalgata—es un gusto conocerte princesa Astria, espero tener tiempo para hablar después y tú Burak, sería bueno que mañana salgas a caminar en la noche.
—¿Caminar? —preguntó Astria una vez, que la reina de los Elfos los dejó.
—Hay algunas cosas que debo hacer mañana en la noche. Hay luna llena, así que debes entender que no es una noche normal.
Astria no entendía muy bien a lo que se refería, pensó en las cosas que pasaron en la luna llena pasada, justo cuando cruzaban el reino de Luther. Pronto recordó que Burak podría estar bajo su control solo aquella noche y que su poder era también peligroso, si no pensaba bien en las cosas que podía decir.
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