En la distancia de dos continentes,
separados por kilómetros de tierra y mar,
dos seres humanos se siguen amando,
aunque la lejanía los intenta separar.

Las cartas son su único consuelo,
pero nunca suficientes para llenar el vacío.
la distancia es un abismo, un cruel desvelo,
que separa sus cuerpos con frío desafío.

En cada latido del corazón se sienten,
conectados por un hilo que solo ellos ven,
por mucho que la distancia estire el hilo,
si es fuerte el amor no se va romper.

Cada kilómetro se convierte en dolor,
las sonrisas esconden las lágrimas,
noches interminables sin sentir calor,
viviendo en la brisa de la añoranza.

El reloj avanza sin compasión,
mientras ansían con todo el ser el rencuentro,
el amor es una cruel prisión,
donde la esperanza se desvanece en un beso.

El tiempo se detiene cuando se piensan,
ahí es cuando la distancia desaparece,
aunque lejos esten se sienten cerca,
habitando sus respectivos recuerdos.

Llega el rencuentro añorado,
padre de corporales calores,
forjando un destino cerrado,
a viejas penas y dolores.