Me encuentro en un punto de mi vida en que me despierto sin saber quién soy... Me llamo Amanda y tengo 19 años, vivo con mi madre y dos hermanos, llamados Alexis y Alexandra. Y si se lo preguntan, si, todos nuestros nombres inician con la letra A, supongo que fué algo planeado ya que mi madre se llama Anna Y mi padre se llamaba Antonio.

Sí, se llamaba... falleció a mis 11 años. Fue una etapa difícil... Pero cada día es un logro poder vivir sin resentimientos o llorar.

¿Qué más da?

En lo académico, me va bien, sólo eso diré. Pese a los malos comentarios de mi propia familia, he logrado sobresalir y no dar problemas.

Mis mejores amigos se llaman John, Anahí, y los demás son Judith y... Bueno, solamente son ellos. Estaré bien.

Esto parece la típica introducción de una chica suicida, o el típico cliché... Tal vez mi vida es un cliché, siempre amé lo cliché, pero no este tipo.

Entre mis pensamientos volteo hacia mi ventana, recuerdo aquella pradera donde al final de ésta hay un lindo arroyo donde se puede disfrutar la vista y estar tranquilamente ahí durante el tiempo que uno desee. Quisiera estar ahí. Ahora.

Pero simplemente me toca levantarme.

Es lunes.

Nota del autor: Holaaa! He vuelto. Y aquí les traigo otra historia para que no se olviden de mi y no crean que yo me olvidé de ustedes. Estoy escribiendo más historias que próximamente serán publicadas.

Espero les guste esta historia. ¡Cuídense!😘