Siempre estaré
—Amanda, Te propongo algo.
—Te escucho— dije alejándome.
—Márcale a tu mamá dile qué te quedarás en casa de Anahí hoy y luego márcale a Anahí para que te cubra.
—¿Por qué?— pregunté. John diciéndome que le ocultara algo a mi madre. Extraño.
—Te tengo una sorpresa para que no te sientas mal y te olvides de...Christian...— dijo recalcando pero intentando no mencionar su nombre— Claro si quieres pasarla bien... Solo busco hacerte sentir mejor...
—Claro que sí— sonreí. Confiaba en él—Ahora mismo lo hago. Sorpréndeme.
Simultáneamente marqué a mi mamá para avisarle a lo que me accedió y luego le llamé a mi hermano para que no me esperara. Quedé con John de vernos a la salida posteriormente fui en busca de Alexandra a la sección de secundaria
—Hey Alex— dije al encontrarla
—Dime Amanda, ¿Qué sucede?
—Toma— posteriormente le di dinero, bastante para que pudiera comer, cenar y desayunar— me quedaré en casa de Anahí hoy así que con tu celular llamas y pides algo de comer ya que mi hermano sabes que no da nada ni de broma, llegando mañana mismo ya que es sábado y mi mamá no está y él tampoco, te voy a enseñar a cocinar para que sepas lo más básico, para que puedas sobrevivir cuando no esté- susurre, a lo que ella río y asintió— cualquier cosa me llamas ¿Está bien?
—Claro hermana, gracias.
Sin más, me retiré y dirigí a la siguiente clase de hoy. Al término de las clases me dirigí a la cancha trasera ya que ahí había quedado de verme con John.
—Bien ahora tenemos que esperar a que tu hermano se vaya para que no vea que no te vas con Anahí, así que llámale a Anahí y dile que salga cuando tu hermano ya se haya ido.
Asentí y así sucedió. Me sentí con muchísima adrenalina hasta que subí al carro de John.
—¿A donde vamos?
—A tu lugar favorito.
—¿Eh?— no entendía a que se refería, lo único que sabía es que mi lugar favorito era la pradera que estaba frente a mi casa.
De repente paró en un tipo bosque en el cual había un apartado como estacionamiento para un carro. Bajó del auto y me abrió la puerta para que yo bajara; cuando nos adentramos en el bosque tocó un tronco en el cual había un tipo interruptor. Al encenderlo se encendieron algunas luces las cuales colgaban de los árboles iluminando así el bosque.
—Wow, ¿Qué es esto? Es hermoso.
—¿No lo recuerdas cierto?
—No...— dije algo triste y confundida.
—A este lugar solías venir a tus 11 años— dijo con una voz tierna.
De pronto se me llenaron los ojos de lágrimas, varios recuerdos de mis sueños volvieron a mi cabeza.
Uno donde yo corría por un bosque iluminado por las noches con una persona, pero no recordaba quién era. También era un lugar idéntico al de mis sueños, donde yo huía de alguien.
—Conmigo, en las noches— continuó— fue aquí al lugar donde me pediste que fuera tu mejor amigo con un brazalete, mismo que traes en tu mano izquierda.
Mire mi mano y efectivamente lo tenía. Siempre lo había tenido hasta ahora, pero yo nunca supe porqué.
O bueno, al parecer siempre lo supe pero no lo recordaba...
—Creí que... Eran solo sueños... ¿Cómo es que lo creí así?— dije aún con los ojos llenos de lágrimas.
—Siempre te dormías aquí junto a mí y yo te llevaba tu casa aún dormida. Un día dejaste de mencionar este parque y dejaste de venir y yo creí que era por algo que yo había hecho mal, pero con el paso del tiempo me di cuenta que no era caso mío ya que seguías hablándome.
De pronto comencé a llorar.
—No sé porque lo olvide, no sé porque pasó todo esto, pero este lugar me encantaba....
Él me abrazó. yo le correspondí el abrazo y así estuvimos por 5 minutos. De pronto se alejó.
—No estamos aquí para que te sientas mal, vamos a divertirnos como antes, una vez me contaste que querías un lugar donde..
—Donde olvidaba todo lo que me mantenía triste... Vamos, hagámoslo. — dije limpiándome mis lágrimas.
—A que llego primero que tú al estanque— dije comenzando a correr.
De pronto él me cargó y comenzó a correr hasta llegar al estanque. Al llegar ahí me sentó en una de las bancas que había cerca posteriormente él se sentó también y me tomó de las manos.
De pronto me llegó un recuerdo.
—Lady, tranquila, eres tú la solución a tus problemas....
—¿Siempre estarás?— pregunté mientras me abrazaba.
—Siempre, aunque me quieras lejos.
—No pasará, lo juro.
Lo miré a los ojos, y el a mi, era un chico muy bueno. No me arrepentía de que fuese mi mejor amigo. Jamás lo haría.
—John... Te quiero mucho— solté de repente.
—Yo igual— dijo mientras me abrazaba.
Nos la pasamos toda la tarde caminando por el lugar tomándonos fotos y hablando de cualquier cosa que se nos ocurriera. Recordabamos cosas de nuestra infancia y nos reíamos de lo que hicimos o pensábamos en ese entonces. John era mi amigo desde hace diez años. Recuerdo que cuando regresamos de vacaciones de verano en cuarto grado de primaria, él era el niño nuevo.
Era raro, extraño y muy reservado. Y me agradaba, no hacia ruido, no me pedía la tarea o me hablaba hasta aburrirme.
En ese entonces yo no tenía amigos, me la pasaba dibujando pájaros de cualquier tipo. Tal vez yo era la extraña, y no él.
Se estaba haciendo noche y yo aún tenía la duda de dónde dormiríamos o a dónde iríamos.
—¿Dónde dormirémos? ¿Aquí?
—En la cabaña, ¿No recuerdas?
—John, ¿Por qué no recuerdo muchas cosas? ¿Qué está pasando? ¿Tú sabes algo?
John no dijo ninguna palabra en el transcurso del camino hasta la cabaña.
—Es solo que estabas muy pequeña... Recuerda que soy un año mayor.
John había tenido un conflicto con un profesor el cual sin razón alguna lo reprobó y por ello estaba en mi grado. Por eso me había caído tan bien. Era grande, y los grandes tendían a estar callados. Por eso me dió confianza de hablarle aquel día que me encontró bajo unas escaleras, escondida.
—¿Qué haces aquí?— me preguntó.
—Y a tí qué más te da, ¿quién eres?— cuestioné. No era una pregunta porque no lo conocía, sino porque simplemente si me íba a hablar al menos que se presentara.
—Mi nombre es John— dijo sonriendo.
—Oh, que bien— susurré sin darle importancia.
El se sentó en el suelo a un lado de mí y comenzó a ver mi dibujo.
—¿Podrías dejarme sola?
—No— sonrió— dibujas muy bien.
—Gracias— sonreí levemente.
—¿Puedo ver los demás?
Estaba dibujando en las últimas hojas de mi cuaderno, por lo tanto era más que obvio qué atrás de este había muchos más dibujos.
—No.
—¿Por qué?
— Se llama privacidad— respondí.
—Se llama socializar y tú no me dejas hacerlo.
—Ve hazlo, pero no conmigo.
—Pero yo quiero socializar contigo— me dijo.
Y esa simple conversación nos llevo a 10 años de amistad hasta ahora.
Entramos a una cabaña muy bonita. En esta había una habitación que había arriba hasta el fondo, donde había 2 camas y 2 armarios.
También había un baño. Claro.
Cuando salí de "inspeccionar" toda la cabaña, John estaba acostado en una de las camas, así que yo me acosté en la otra.
—Buenas noches, descansa, se ve que tienes sueño— dijo él.
Asentí y luego de 5 minutos me quedé profundamente dormida.
—Te están utilizando.
—Nisiquiera hay quien me apoye— respondí— perdóname, yo te amo.
Él no dijo nada, se quedó en silencio.
—¿Crees que yo no lo hago? Sabes lo que pasará si no accedes.
—¿Qué propones? ¿Huir?— hablé irónica.
Sonrió con malicia tomando mi mochila, y comenzó a empacar todo.
—Te protegerse a toda costa. Lo juro.
—Te amaré siempre— sonreí.
Desperté a las 9 de la mañana, John no estaba en su cama así que me levante me cambié con una ropa que había ahí (no sabía de quién era, supuse que era mía) y salí de la habitación buscándolo.
Iba a entrar a la cocina pero él estaba en una llamada y preferí no interrumpir así que me iba cuando escuché que decía mi nombre.
—No puedes hacerle nada a Amanda, si le haces algo te la verás conmigo. Sabes que siempre me ha gustado, no juegues así con ella.
No entendía la conversación, pero tampoco quise incomodar o interrumpir.
—Si, lo recordó y poco a poco, aunque tú no quieras, lo hará con todo lo demás. Y cuando recuerde lo más reciente, no te querrá ni ver. No debes jugar con ella así solo por que no recuerde.
Colgó la llamada y yo me alejé de ahí simulando que aún no llegaba. ¿Qué estaba sucediendo? John sabía algo y lo iba a averiguar.
—Hola pequeña— dijo saliendo de la cocina— ya está el desayuno.
No le preguntaría nada ya que no me diría, lo averiguaría, pero todavía no sabía cómo.
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