El inicio del fin
No podía dormir, el sueño no llegaba, y el tiempo transcurría muy rápido. No quería hablar con ninguno, pero también me aburría de estar sola, sin hacer nada. ¿Por qué todos me odiaban y estaban en mi contra? Esa pregunta no salía de mi cabeza por más qué trataba de evitarla.
Me senté en una orilla de la cama y entendí la lámpara de un lado, tomé el libro que David me regaló y lo abrí en la primera página.
Para mi linda estrella...
Dos golpes se escucharon en la ventana, la cortina estaba cerrada, y me dió miedo ir a ver qué era. Probablemente era un pájaro o un animal que andaba por ahí.
En eso un mensaje llegó a mi celular, de David.
¿Estás despierta?
Respondí.
¿Eres el que está tocando en la ventana o debo llamar a la policía?
Abreme.
Me dirigí hacia la ventana, dejando el libro sobre mi cama. Abrí con cuidado la ventana y David pasó sin hacer ruido. No era la primera vez que entraba, ni en la noche.
-¿Qué haces despierta?- me preguntó en un susurro mientras cerraba nuevamente la ventana.
-Un tipo loco golpeó mi ventana y me despertó- bromeé.
-La luz ya estaba encendida cuando llegué.
-No dejo de pensar en lo que sucedió, lo que está pasando y lo que probablemente sucederá. Tengo miedo- dije triste.
-Vas a estar bien, me encargaré de ello- dijo sentándose en una orilla de la cama- debes descansar. Mañana es tu graduación.
-No puedo sacarme de la cabeza por qué todos están en mi contra.
-Yo no lo estoy- sonrió.
-Es lo justo- reí en voz baja.
-¿Lo estabas leyendo?- preguntó viendo el libro.
-Eres un gran escritor, ¿estudiaste para ello?- cuestioné.
-Estudio filosofía, en línea.
-¿Eso de qué sirve?- pregunté.
-Entretenimiento, estoy estudiando para doctor.
-¿Y el arte?
-Hobbie.
-Vaya...
-¿Sigues con la idea de estudiar diseño?- me preguntó.
-Creo que me iré por arquitectura. A estás alturas no creo tener la oportunidad- bromeé. Aunque tal vez no era broma...
-La tendrás.
Sonreí y él me indicó que me acostara.
-Te leeré un capítulo para que duermas, ¿te parece?- asentí sonriendo mientras me acomodaba.
Me abrazó con cuidado y tomó el libro con una mano.
Y comenzó a leer.
Para mi linda estrella...
Aquella que no se apaga a pesar de todo, que siempre brilla para hacer brillar a otros, quien es la luz de mi misma existencia.
~Aquel día en el parque me encontraba solo, una reunión de amigos que no conocía, nadie me habló ni quiso al menos interesarse en saber quien era, excepto tú.~
Odiaba a las niñas, pero tú me hiciste sentir querido, a pesar de tú mal humor. ¿Qué más podía pedir? Tú fuiste mi mayor regalo.
Comencé a recordar la vez que nos conocimos, era un día nublado pero lindo, una reunión de amigos.
-Él es Jonás y él es David- dijo John mientras me presentaba a ambos.
Habíamos ido a comer helado, John no quería ir solo, y me pidió acompañarlo; mi papá me había llevado, mi madre jamás lo hubiese permitido.
-Un gusto, Amanda- saludé.
Ambos niños saludaron, pero esos ojos color esmeralda me llamaron mucho la atención... Y los sentía sobre mi.
No me incomodó, supongo que David me caía mejor que Jonás... ¿Qué sería de él? Jamás lo volví a ver después de ello.
-Eres una linda persona- dijo David- normalmente John no se junta con gente como tú.
-Soy diferente- hablé- gracias tú también lo eres.
-¿Qué edad tienes?
-Diez años, soy muy grande- reí.
-No tanto, John tiene 11, eres pequeña.
-¿Y tú?- pregunté.
-Doce.
-Los grandes siempre son aburridos... Tú no...
-Juré jamás serlo, ¿tú serás aburrida cuando seas grande?- me dijo.
-Ojalá que no. Quiero ser muy feliz. Mi papá me ayuda a no serlo, mi papá no es aburrido- dije sonriendo. Orgullosa.
-Se ve que lo quieres mucho.
-Obvio. ¿Amigos?- pregunté.
El asintió y sonreimos, jugamos mucho entre todos, hasta que fue el tiempo de irnos.
-Quiero verte de nuevo- me dijo.
-Busca a John, siempre estoy ahí.
Me fuí corriendo hacia el auto de mi papá, quién me abrazó fuertemente ahí.
-Vienes muy feliz.
-Hice un nuevo amigo, se llama David.
-Si ví que estabas muy contenta- me dijo él- ¿Tiene la edad de John o la tuya?
-Tiene doce- respondí- pero no es aburrido, es como tú. Grande y divertido.
Él rio levemente mientras sabíamos al auto, jamás pensé que al decirle a mi madre quién era, lo rechazara. A mi nuevo amigo.
-Si es amigo de John seguro es un pobreton.
-¿Eso que tiene que ver?- preguntó mi papá- déjala que tenga amigos.
-Antonio, no tendrá futuro si sigue así.
-¡Es su amiga, Anna, por favor!
Yo no sabía qué estaba pasando, no entendía mucho qué tenía qué ver el dinero con David.
-Le dejas de hablar a John y a ese amiguito desde ya- me gritó mi madre.
Las lágrimas llegaron a mis ojos, ¿por qué quería separarme de mis amigos?
-Mami... Soy muy feliz con ellos... ¿No quieres que sea feliz?
Simplemente recibí una cachetada.
-No me respondas Amanda.
-¡Anna!- gritó mi papá enojado- ya basta. Mi lady, ve a tu habitación a jugar, ¿si?
Salí corriendo del lugar hacia mi cuarto, no entendía nada, ni porque me habían golpeado. Solo sentía coraje y resentimiento, me dolía mucho mi mejilla, ardía.
-¿Qué te sucedió?- preguntó David cuando nos vimos en un campo de flores, cerca de su casa. Mi papá me había llevado, John llegaría más tarde.
-No sé, mi mamá estaba enojada- dije.
No importaba, mi amigo me ponía de muy buen humor. Siempre lo hacía.
No supe en qué momento dejé de escuchar a David, o en qué momento comencé a recordar, o soñar, pero cuando desperté, el día siguiente, David sé había ido.
La ventana estaba cerrada, el libro estaba sobre la mesita de noche y la luz de la lámpara estaba apagada.
Desperté sin alarma, eran las 8:17 a.m. Mi graduación era a la 1 de la tarde, así que opte por levantarme para arreglar todo e irme.
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