Capítulo 7: Las desventajas del amor.
Capítulo 7: Las desventajas del amor.
Así que Mal estaba molesta cosa que no iba admitir nunca, molesta y celosa, si celosa de que Carlos pasara tanto tiempo con el humano, con Ben, ella lo había encontrado y era Carlos quien se llevaba toda la atención y palabras corteses, así que Mal estaba molesta y de mal humor todo el tiempo preguntándose cuando carajo Jay se aparearía con Carlos para que este ya no fuera tan cortésmente coqueto con su humano, si alguien merecía tener un humano y uno vivo que respirara era ella... definitivamente ella.
Tras la obvia amenaza de su madre Mal hizo los arreglos para llevar a Ben a la isla, en realidad solo ladro ordenes mientras todos hacían el trabajo pesado pero bueno fue su idea quien llevo a los tiburones del lugar para despejar la ruta que usarían de cualquier tritón, durante las dos semanas siguientes los tiburones nadaron por aquella peculiar ruta para mantener las apariencias revisaron el lugar con lentitud y se aseguraron de ser vistos así como atacar a cualquiera que intentara acercarse con eso pronto la voz se corrió y aun que nadie comprendía por que los tiburones empezaron a nadar en esa parte específicamente algunos pensaron que solo fue capricho de Mal que los empujo para fastidiarles, así que nadie se acercaba a esos lugares.
El plan sorprendentemente había funcionado, lamentablemente aun cuando Maléfica lanzaba miradas acusadoras en dirección de Mal que empezó a pasar más tiempo con Jay nuevamente también lo hacía con Carlos causando que el pequeño tritón se escondiera siempre detrás de alguien cuando ella pasaba, por lo que aun cuando Maléfica era obviamente una amenaza el problema más grande que tuvieron fue nada más y menos que de la reina malvada, así es la madre de los chicos fue quien noto al invitado en el nido de su bebé.
- ¿Dónde han estado? – los acorralo la reina al verles intentar escabullirse nuevamente del castillo, Carlos grito como siempre por la sorpresa mientras Evie solo sacudía su cabello despreocupadamente.
- Solo paseando mamá – sonrió inocente su pequeño hijo, más la reina sabía que escondía algo.
- Han estado paseando mucho tiempo – ella se cruzó de brazo viendo como Carlos se empezaba a quebrar bajo su mirada – ¿esto tiene que ver con que últimamente Mal y Jay hayan estado rondando el castillo? – pregunto enarcando una ceja, Carlos chillo suavemente viéndose atrapado por lo que Evie salió al rescate.
- Bien nos atrapaste – suspiro ella aflojando sus hombros – estoy ayudando a Carlos a construir un nido – la reina se sorprendió por esto pero la dejo continuar – sé que no quieres que nos alejemos mucho por lo que Carlos eligió una de las cuevas más cercanas a la superficie así prácticamente seguirá en casa pero con tu sabes privacidad – la reina suspiro miro a Carlos que llevaba su bolsa llena seguramente de más basura humana y se dio cuenta de cómo esta fue desapareciendo poco a poco de su habitación.
Ella estaba segura que Carlos decoraría su nido con esta, se dio cuenta entonces que su pequeño y adorable bebé estaba creciendo y tendría que buscar la manera de darle la charla, Evie ya la conocía ella la tuyo mucho antes gracias a un accidente con un estúpido tritón que pensó robar a Evie cuando solo era pequeña pero ahora su amado niño estaba creciendo y sintiendo la necesidad de buscar pareja, hacer un nido para atraerla y tener hermosas crías, vio como Carlos se aferró su bolsa y supo que ninguna sirena se sentiría impresionada con un nido lleno de cosas humanas, lo único humano que gustaban las sirenas de la colonia era la carne y Carlos era tan frágil que jamás podría participar en una cacería, no sabiendo que podría ser atacado en el frenesí.
La reina acaricio la mejilla de su hijo sabiendo que no habría ninguna sirena dispuesta a aperarse con él, no cuando la mayoría de ahí buscaba la fuerza bruta, Carlos era pequeño joven y delicado, era perfecto pero las agresivas sirenas de la colonia no buscaban eso, un miedo le inundo si alguna sirena mostraba algún interés en Carlos no sería bueno tampoco estas seguramente buscaban engañarlo hacerle bajar sus defensas y después matarle para devorarle.
- Mamá – llamo Carlos al ver que la sirena se perdía en sus pensamientos - ¿puedo irme ahora? – pregunto mirándole con sus enormes ojos que sabía lograrían convencerla.
- Mi pequeño Carlos eres muy joven todavía – acaricia su mejilla con su pulgar – y le cortejo es algo peligroso para alguien como tú – continuo – tal vez en unos años más – dijo viendo como el rostro de Carlos caía ante la negativa de dejarlo ser parte de eso, pero realmente Carlos pensó que su madre seguía viéndolo como el pequeño tritón flaco y asustado que alguna vez conoció.
- Bueno – Evie rompió el tenso ambiente jalando a Carlos – tal vez el cortejo tarde unos años pero aún podemos trabajar en su nido, digo puede yo solo le doy ideas – sonrió con inocencia fingida aprovechando que su madre se distrajo y levándose a Carlos de inmediato.
Dos días más tarde la reina malvada paseaba por su castillo cuando al asomarse por una ventana vio a que Jay nadaba en dirección donde si no mal recordaba Carlos tenía su nido en desarrollo preocupándose porque lo vieran como un rival, no era un secreto que había ocasiones que un macho daba con el nido de otro y lo destruía para eliminar la competencia o robaba cosas, algunas veces se dice que hasta robaban el lugar para sí echando o matando al propietario, por lo que un poco temerosa ella corrió a defender a su bebé del salvaje tiburón.
No hubo necesidad de nada porque no hubo lucha alguna, bueno si pero no la que esperaba, en cuanto había llegado cerca de la cueva vio como Jay era empujado desde la entrada que supuso era el nido de su hijo por su pequeño Carlos, ambos tritones nadaban y parecía que Jay quería entrar más Carlos volvió a empujarle agito sus manos como solía hacer cuando se molestaba y le negaba el acceso, entonces Jay levanto su lanza, joder el tiburón llevaba un lanza estuvo a punto de salir nadando cuando Jay solo se limitó a desprender el pez atravesado en la punta entonces ofrecerlo a Carlos, vio a su niño tomar con renuencia el pez olfatearlo un poco entonces Jay debió decir algo porque Caros finalmente lo mordió y debió ser delicioso por que volvió a hacerlo y otra vez, mas al cuarto mordisco su niño pareció cambiar de idea miro entre molesto y asustado a Jay y le lanzo el pez en la cara para regresar nadando a la seguridad de su nido.
Jay dudo se quedó un rato mirando en dirección donde Carlos escapo suspiro pesadamente y se fue sin siquiera notarla, la reina malvada se quedó ahí pensativa, notando cierta familiaridad en la escena, no entendía por Jay venia hasta el nido de Carlos y ofrecía comida una idea tonta surgió por su cabeza, el tiburón siempre tuvo cierta fascinación por su bebé siempre observándole desde lejos, acechándole, pero Jay iba a cortejar a Mal todo el mundo lo sabía, le ofreció el corazón de una roca, molesta por que su bebé fuera alguna otra presa o un juego del tritón se decidió a ponerle fin a esa relación.
Nadie dañaría su bebé, la reina malvada se aseguraría de que Jay no lo tocaría, así ella tuviera que vender su alma a lucifer o Maléfica que era prácticamente lo mismo.
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Carlos nadaba con rapidez su madre le había dicho específicamente que no fuera a la colonia que por nada del mundo ese día en específico pero de nuevo ellos había quedado para dar los últimos ajustes de llevar a Ben a la isla, Jay prometió haber encontrado el bote casi perfecto y lo había ocultado cercano a su casa que estaba al otro lado de la colonia justo al borde, Evie había salido temprano esa mañana y él se quedó con Ben para explicarle el plan, ya que últimamente el humano estaba muy extraño había pasado de tocarlo por todas partes a mantenerse alejado de él y apenas esa mañana Ben volvió a tocarle.
Carlos estaba aliviado cuando Ben sonrió en su dirección toco su mejilla y alabo su belleza nuevamente entonces Carlos le había entregado un poco de algas que Ben comió de malagana porque no había mangos en sus redes, así que mientras Ben comía intentando no vomitar lo había hecho una vez y fue asqueroso, Carlos detallaba el plan que tenían para llevarlo a la única isla cercana de ahí, seria todo un día de viaje llevando el barco a rastras por lo que Ben lo agradeció como sabía hacerlo él le beso, tomo a Carlos por la cintra y beso sus labios como su estuviera ahogándose nuevamente.
La simple alegría de estar bajo el sol, en una isla donde había al menos mangos y esperaba más comídalo hicieron tan feliz que mando a la mierda sus complejo y beso a Carlos, él se dejó hacer, envolvió sus brazos por el cuello de Ben y se dejó besar, envolverse en ese extraño ritual, porque se sentía bien y cálido al mismo tiempo, ser abrazado así, sostenido por alguien que le causaba tanto placer era único, el pequeño tritón se sentía amado, no de una forma como con su madre o como su hermana, no en esos momentos en los que estaba con Ben, Carlos se podía relajar al menos un poco, lo suficiente como para ser atendido por Ben, y para qué negarlo él amaba la atención que el humano le dio, por lo que verlo tan distante los últimos días le dolió, así que si ahora Ben quería abrazarle nuevamente y besarle él no se lo negaría.
Ben solo estaba eufórico, estaba seguro de estar aquí las otras dos sirenas las besaría también de la felicidad que tenía, incluso tal vez a Jay, está bien no estaba tan feliz, Jay era peligroso, las otras dos sirenas eran peligrosas y Carlos era seguro, dulce, tierno, adorable, un hombre, pero seguro, ya ni le molestaba el hecho de que fuera un hombre al menos no tenía un pene cierto, Carlos sintió que Ben dejo de besarlo por lo que le miro confundido y llamo su nombre, pero Ben estaba intentando cifrar como es que las sirenas tenían sexo, Carlos era un macho por lo que debía tener un pene pero había visto la cola de Carlos y de Evie y Mal ellas se las mostraron así como Ben les dejo jugar con sus pies y no vio en ningún momento ningún lugar, agujero o no, Ben no podía imaginar como las sirenas tenían hijos, ni siquiera entendía como los hacían los peces pero de alguna forma debían de haber cierto.
Así que Ben se perdió en sus pensamientos de que si Carlos no tenía un pene pero era un chico entonces no contaba como un chico por lo que en la extraña lógica de Ben él no era un sodomita y no iría al infierno ¡yey!, pero que listo era, intento volver a besar a Carlos y tal vez con suerte explicarle que quería llevarle con él a la isla, cuando el tritón volvió a dejarse caer en el agua como si escuchara algo para zambullirse después de un rato regreso y con el momento roto Carlos explico nuevamente el plan y desapareció.
Carlos había estado listo para volver a besar a Ben, sentirse querido era algo de lo que no se cansaba pero entonces su madre lo llamo quien al parecer había descubierto la entrada de su cueva y le explico que iría a la colonia y que por ningún motivo fuera, pero entonces él ya tenía planeado ir y por supuesto desobedeció.
Así que Carlos iba nadando felizmente cuando descubrió porque su madre le dijo que no se acercara a la colonia, en medio de la plaza donde el castillo de Maléfica uno mucho más pequeño del que su madre hay que decir estaba la misma Maléfica desde su balcón dando uno de sus "amados" mensajes, Carlos nunca había asistido uno pero Freddy y Zevon le contaron que estos discursos nunca traían nada bueno a veces había matanzas públicas o exilios como paso con su madre y hermana, así que Carlos intento rodearles, lo que sería fácil nadie le prestaba atención cuando escucho un nombre, Jay, levanto la vista entonces solo para ver como Maléfica tomaba el hombro de Jay el de su hija y los empujaba al frente sacudiéndoles un poco, las palabras hicieron eco entonces.
- Mi hija a elegido – hablo maléfica – Jay hijo de Jafar el mejor cazador de toda la colonia la desposara, por lo que estoy aquí dando mi aprobación y dejando en claro que si cualquiera de ustedes perturba esta unión no solo tendrán la ira de uno de los mejores cazadores si no la mía y toda su familia perecerá de la faz de este mar.
Carlos se sintió extraño algunas sirenas gritaron emocionadas otros cuchichearon y varios machos jóvenes parecían molestos por la decisión de Mal, hubo una sirena justo frente a él que dijo entre dientes que Mal no merecía a Jay pero el apenas si les prestó atención, en su lugar miro a Mal y a Jay, vio como este levantaba la mano llena de sangre y ofrecía lo que el reconoció como un corazón humano, Mal lo tomo la vio asentir mostrar el regalo a su madre al pueblo y finalmente devorarlo entre regocijos de las sirenas, algo paso entonces Jay levanto la vista y lo vio, vio por un momento que su rostro serio y sin emociones fallo, un segundo pues de inmediato se recompuso tomo la mano de la sirena más joven y la levanto en victoria.
El cortejo había terminado Mal había finalmente aceptado a Jay y en ahora eran un par oficial, claro que no habría ceremonia Maléfica nunca creyó en esas viejas costumbres no, esperarían en dos meses más la luna de sangre llegaría, y Mal seria reclamada oficialmente por Jay, ellos se aparearían y con suerte quedaría preñada.
Se sintió extraño, una tristeza que no esperaba, sus entrañas se apretujaron y pensó que vomitaría como Ben le dijo Carlos sabia de esto, lo conocía desde hace tiempo y aun que nunca lo hablaron se sintió traicionado que sus amigos no le contaran nada, es más que no fuera invitado a algo tan importante, sacudió la cabeza dándose cuenta de su error ellos no eran amigos, Ben era la única razón por la que Mal estaba con ellos, y Jay solo seguía a Mal, pero se acostumbró tanto a su presencia, a tener a Mal molestándole y peinando el cabello de Evie con delicadeza, bromear con Ben o simplemente riendo junto en su nido, tener a Jay llevando comida que en su mayoría era rechazada por Ben apenas si tocada por Evie y Mal empujándola en su dirección, se acostumbró a tenerlos cerca que simplemente creyó que podían ser algo más, fue estúpido las sirenas carnívoras no tienen amigos, parejas y aliados pero no amigo, Carlos se aferró a su bolso y regreso nadando a casa estaba seguro que ese día no planearían nada.
La reina malvada suspiro aliviada cuando vio que oficialmente Mal y Jay eran una cosa con esto Jay estaba obligado a no cortejar a nadie más ni engañar más sirenas, después de ver como el tritón usaba una especie de cortejo para burlarse de su Carlos y así hacerle bajar la guardia seguramente para devorarle convencer a Maléfica que de Jay intentaba cortejar a su Evie no fue difícil, Jay pasaba mucho tiempo cerca del castillo de la reina Malvada y ella sabía que si decía la verdad sobre Carlos a Maléfica no le importaría pero si mencionaba a Evie como la sirena de interés de Jay sabía que entonces Maléfica en su necesidad de competir contra ella haría oficial el cortejo de Jay con su hija.
Ahora todos sabían que Mal era de Jay como viceversa, ahora no solo estaría ella cuidando a su bebé de ese tiburón si no que todas las sirenas mantendrían vigilancia con la nueva pareja, ella había logrado mantener a su pequeño niño a salvo, nunca supo el gran dolor que le había causado a este, un dolor que ni el mismo podía descifrar.
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Jay estaba nadando tranquilamente desde la estúpida ceremonia de compromiso su padre no dejaba de recordarle que ahora los desafíos podrían ser más salvajes puesto que al ser reconocido por Maléfica no solo se jugaban la vida los pretendientes sino de toda su familia, pero aun cuando era un gran riesgo la recompensa también era grande pues ser emparejado con Maléfica era un gran honor y un día tendrían el control de la colonia, así que si Jay era derrotado y asesinado vendrían Maléfica lo mataría a él, y obviamente su padre estaba preocupado por su propia vida no la de Jay, cansado por esa presión sabía que Mal estaba igual pues ambos aceptaron a regañadientes, aun no sabía cómo iba a resolver todo esto y Carlos joder, Jay nunca deseo más estar con Carlos que ahora.
Solo quería verlo, verle sonreír y regresar a esos momentos donde podía estar cerca de su alcance sin que este saltara, le costó mucho trabajo y aunque no lo quiere admitir fue gracias al odioso humano Ben que empezaron a pasar más tiempo juntos e incluso Carlos aceptaba los regalos de Jay, aun cuando solo diera pequeñas mordida a su comida y luego se los arrojara en la cara, al menos le había perdido el miedo, pero si antes sería difícil convencer a Carlos de unirse a él, ahora lo sería aún más, pues debía hacer algo o terminaría emparejado con Mal y la última vez que intento hablar de esto con la sirena ello lo hecho hecha una furia.
Ambos estaba tan agotados y presionados que solo necesitaban pensar, conociéndola estaría con su tiburones siguiendo su ruta, pues cortejo o no Mal dejo en claro que la seguridad de Ben era primero y el plan llevarlo a la isla seguía en pie, así que ahí estaba Jay nadando por la colonia pensando que tal vez Freddy tendría algo brillante para intercambiar y así contentar a Carlos cuando vio la aleta que lo traía loco, al acercase más vio con horror lo que sucedía, un imbécil, algún estúpido tritón había acorralado Carlos y le estaba tomando de la cola, alguien iba a morir ese día.
- Basta Billy no es divertido – dijo Carlos solo había ido a la colonia por que no estaba de humor para oír a su madre hablar sobre el compromiso de Jay y Mal, Ben estaba siendo cuidado por Evie y la verdad no quería verlo, el día del dichoso compromiso Carlos regreso a su nido y se abalanzo a los brazos de Ben mientras este palmeaba su espalda, el no pregunto y cuando Carlos le beso se dejaron llevar, hasta que los besos se sintieron fríos y el abrasó no tuvo el mismo calor, Carlos sabía que eran imaginaciones suyas pero por alguna razón todo eso se sentía muy mal, no era tan placentero como la última vez.
Así que Carlos ahora evitaba a su madre, a Ben y por supuesto a la dichosa parejita y ante la evidente falta de amigos iría a buscar la compañía de la única sirena que pensaba que vivo era mucho más interesante que muerto, Freddy, por lo que nado a través de la colonia estúpidamente distraído hasta que un brazo tomo su cola y lo lanzo contra una pared y diablos era Billy, el idiota de Billy un tritón tiburón leopardo, por lo que su cola era de un color marrón con manchas fácilmente notables, a diferencia de sus parientes peces que eran mucho más pequeños los tritones de esta especie era grandes, tan grandes y de largas y esbeltas aletas y eran tan rápidos que difícilmente alguien podía escapar de ellos, no eran muy fuertes eso sí, su agilidad era más una característica pero para alguien como Carlos Billy era un gran depredador.
Billy pensó que era su día de suerte cuando Carlos aprecio solo cerca de él, desde que Jay le gano a Mal sabía que solo había una cosa que impresionaría a la chica el corazón de una sirena cálida, de la única que ha vivido en esos dominios y sobrevivido, sabía que tendría que enfrentar la ira de la reina malvada pero bueno Billy tenía un plan o al menos eso creyó, puesto que primero tomaría a Carlos le arrancaría el corazón se lo llevaría a Mal y esta al ver que logro lo que Jay jamás pudo matar a la sirena cálida lo elegiría, entonces ella misma mataría a Jay para estar juntos.
Lo que Billy no contaba era que Jay aparecería.
Él tampoco sabía que de haber logrado su cometido Mal lo asesinaría lentamente pero bueno Billy no era muy listo.
- Hola delicioso bocadillo – gruño el tritón cerca de Carlos que intentaba zafarse, no esperaba que nadie lo atacara, no cuando era época de paz y el ni siquiera era un rival en los cortejos.
- Suéltame ahora – gruño Carlos mostrando sus dientes – o mi madre se molestara muchísimo – odiaba usar la carta de su madre pero era la mejor amenaza que podía obtener.
- Tu madre no me asusta, ni siquiera es tu madre, me agradecerá que me deshaga de ti, su vergüenza, Evie debió matarte y en su lugar te conserva con una mascota.
- Yo no soy una mascota – gruño
- Cierto ahora serás mi cena y un gran regalo de cortejo – termino mostrándole sus enormes dientes, Carlos se congelo, jamás había estado tan cerca de morir, siempre estuvo Evie siempre estuvo su madre, alguien ahora estaba completamente solo, mierda él iba a morir.
Cerro los ojos esperando ser desgarrado más esto nunca llego escucho un gruñido mucho más grave y cuando los abrió Jay tenia del cuello a Billy, si él lo hubiese notado y huido Jay jamás lo atraparía tal vez incluso lo hubiera cansado y podido derribar, pero Billy olvido una regla importante del cazador nunca pierdas de vista tu entorno pues siempre hay depredadores oportunistas, así que Jay atrapo entre sus garras el cuello de Billy quien peleaba arañando el brazo de Jay para que lo soltara más Jay nuevamente gruño apretando cada vez más su cuello, Carlos podía oler la sangre que ya salía inundando el agua.
- ¡Él es mío! – rugió Jay cerrando sus garras escuchando el crujir de sus huesos más antes de matarle por completo Jay atravesó su pecho para arrancarle el corazón, Billy escupió sangre ahogándose lentamente al no poder respirar, su garganta finalmente cedió aplastándose y el cuerpo del tritón cayo inerte al fondo, Jay apretó el corazón en su manos y lo miro.
Carlos jadeo al verlo, sus feroces ojos llenos de odio, de sed de sangre lo hacían atemorizante, sus dientes lucían mucho más grandes haciéndolo mil veces más aterrador, él se empujó más contra la pared queriendo fundirse con la piedra pues no quería ser visto como una presa, entonces Jay levanto su mano presento el corazón y lo empujo en su dirección, Carlos negó más cuando Jay gruño a él en advertencia el niño lo tomo obediente, otro gruñido salió de Jay y Carlos solo tembló más, no entendía que pasaba, no lo comprendía hasta que recordó las palabras de Jay justo antes de matar a Billy, él lo llamo "mío", Jay lo estaba reclamando como una clase de propiedad, la comida siempre ofrecida las largas miradas que siempre le mandaba y como a veces tocaba su cola como inspeccionándola, joder Jay lo había reclamado, no como una pareja no, eso sería estúpido ya tenía a Mal, él lo reclamaba como una posesión algo a lo que tenía derecho y ahora lo alimentaba para mantenerlo vivo, para cuando las crías de Mal nacieran y necesitara alimento extra.
Quiso correr salir de ahí rápido y decirle a su madre pero Jay volvió a gruñir, Carlos cerro los ojos asustado nuevamente y mordió el corazón sintiendo un enorme asco, otro gruñido más y termino finalmente el corazón, entonces Jay le jalo apretó contra su pecho olfateo su cuello y lamio una larga franja, Carlos se mantuvo quieto no se resistió esperando que Jay no adelantara la hora de su muerte, después se vio siendo llevado hasta las afueras de la colonia y ahí lo reconoció el camino a casa, fue ahí donde al fin le soltó.
- Ve a casa Carlos – la voz de Jay era mucho más tranquila incluso sus facciones se suavizaron y Carlos no lo pensó dos veces nado sin mirar atrás.
En cuanto llegó a casa se dejó caer en su cama y lloro, sollozo porque supo cuál era su destino ahora, que finalmente seria aliento para Mal y para sus crías, que no había nada que pudiera evitarlo pues decirle a su madre solo ocasionaría su muerte, Carlos estaba seguro que su madre lo defendería, pero no podía hacerle esto, ni a ella ni a Evie, no cuando ya le habían dado tanto, Carlos se quedó ahí llorando hasta que el cansancio lo noqueo, él tuvo pesadillas toda la noche, donde Jay le sonriera causándole un extraño sentimiento solo para transformarse en una pesadilla al ser desgarrado por él.
No entendía que Jay solo había reaccionado por instinto y protegido a su pareja elegida, y así dos idiotas amantes se perdieron de una gran oportunidad.
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El día del transporte de Ben todo estaba tenso, Ben era el único que parecía feliz de la vida, Mal aún estaba gruñona por el compromiso oficial, Jay no dejaba de lanzar miradas de muertes a Ben que sonriente buscaba tocar a la única sirena que no parecía querer arrancarle la cabeza o sea Carlos y Evie ella estaba enojado porque finalmente se enteró de que su madre tuvo algo que ver con el compromiso de Mal y bueno ya estaba harta del ambiente tan tenso que incluso gruño a Ben cuando este intento decirle algo.
Sacar a Ben del nido ocasiono otro altercado, pues Carlos tomo a Ben en cuanto entro al agua aferrándose a su cuello para estar cerca al momento de besarle y obviamente ayudarle a respirar, Ben tal vez dijo algo como que le toco las mejores manos o alguna estupidez porque en un segundo Jay estaba ahí jalando al tritón colorido y gruñendo a Ben, entonces Mal gruño a Jay y Carlos chillo intentando soltarse de su agarre si no fuera por Evie Ben estaría ahogado ahora mismo pues sin darse cuenta ya lo habían mantenido bajo en agua mucho tiempo, ella fue quien lo saco de la cueva y empujo a la que pequeña balsa que apenas si podía mantenerse a flote, Ben pudo incluso ver como miles de tiburones nadaban alrededor de este protegiéndolo, si tal vez le dio miedo pero de nuevo Mal hizo un ademan con su mano y los tiburones se alejaron para abrir el camino.
Con Ben ya en la seguridad del bote los cuatro empezaron a empujarle, porque claro ni Jay ni Mal dejarían a esas dos sirenas llevar al humano solos, lo malo fue que el ambiente fue tan tenso todo el tiempo
- No estés triste – Ben finalmente noto la tristeza en el rostro de su bella sirena – tu rostro es mil veces más hermoso cuando sonríes – Carlos se sonrojo ante esto, aun le era grato saber que al menos alguien lo consideraba atractivo – ahí lo tienes bellísimo – alabo el humano – sea lo que sea – le aseguro Ben – todo mejorara.
- Lo dudo – murmuro Carlos sin dejar de empujar la balsa, bueno tal vez ya no lo hacía Jay y Mal podían hacerlo solos y más rápido pero de nuevo la lentitud era para comodidad de Ben – eres lo único bueno en todo este caos – le sonrió Carlos dejando de empujar y dedicarse a hablar con Ben era mucho mejor definitivamente.
- Entonces quédate a mi lado – le ofreció el humano sorprendiéndole – ven conmigo Carlos - estiro sus manos y el tritón dudo por un momento pero entonces salto al bote con el dejando solo la punta de su cola flotando en el mar – no era lo que tenía en mente pero por ahora me vale – sonrió abrazándole, Carlos se aferró a el empujo su cabeza contra su cuello y trato con todas sus fuerza de no llorar mientras Ben frotaba círculos en su espalda y tarareaba una vieja canción.
- Carlos – llamo Jay desde un lado del bote aquel que se había detenido – baja ahora mismo – gruño enseñando sus dientes pero Carlos solo se aferró más a Ben y negó con la cabeza.
- Parece que no quiere – Ben sintió un brote de valentía al verse preferido por su sirena – déjalo en paz.
- Carlos – dijo su nombre como una advertencia – ¡muévete ahora! – grito jalando su aleta, Carlos grito entonces asustado y Evie apareció entonces arañando el hombro de Jay.
- ¡Basta los dos! – gruño Mal deteniendo a Evie que ya estaba a punto de atacar a Jay otra vez aquello fue solo una advertencia – Carlos bájate.
- No quiero – murmuro Carlos sintiendo ganas de llorar – no si esta Jay ahí – finalmente dijo mirando a Mal – ¡no voy a ser tuyo jamás! – grito y Jay se congelo sintiéndose extraño fue como si alguien le atravesara el corazón, las palabras de Carlos se sintieron tan frías doliéndole.
Jay miro a Carlos como este volvía a abrazarse de Ben y llorar en su húmeda camisa, vio a Evie nadar hasta el otro lado e intentar tranquilizar a su hermano, finalmente se hundió en el agua.
- Jay – Mal le llamo deteniéndole encima de ellos el barco flotaba sostenido por Evie – no voy a preguntar así que andando – le ordeno, mas Jay no se movió de su lugar – bien – dijo con exasperación – ¿qué rayos hiciste?
- No lo sé – lo peor era que Jay realmente no tenía idea que había ido mal, todo este tiempo había sido una mejora, Carlos aceptando sus regalos, dejando de estremecerse a su alrededor incluso lo salvo de un tritón y bueno pensaba que ellos debían estar en mucho mejores términos.
- Entonces ve ahí y descúbrelo – dijo fastidiada por eso, pero sintiendo un poco de pena al ver tan confundido y abatido a su amigo.
- Pero él está llorando, él no quiere ser mío – repitió las palabras con verdadero dolor.
- Por Poseidón – gruño la sirena morada tomándole del brazo y jalándole nuevamente al bote – lo que sea que hiciera Jay lo siente – gruño - ¿podemos continuar?
- No – dijo Carlos – el no siente nada, que se vaya – Carlos lloriqueo en el hombro de Ben.
- Mira pececito si no bajas ahora mismo – empezó a amenazar la sirena ya harta de la actitud de ambos.
- Lo siento – dijo Jay interrumpiendo su amenaza – no sé qué hice pero...
- Quieres matarme – lo interrumpió Carlos mirándole finalmente.
- ¿Que? – Jay estaba muy confundido, mientras Ben soltaba un jadeo ante tal declaración aferrándose más a Carlos.
- Convertirme en comida para tu futuros bebés con Mal – dijo frunciendo su nariz.
- Aguarda un minuto nosotros no vamos a aparearnos – Mal de inmediato dejo eso en claro.
- Estaba ahí Mal – rodo los ojos Carlos – vi cuando tu madre dio su bendición – hizo un mohín.
- Espera – Ben los interrumpió – entonces ¿ustedes no son el harem de Jay? – pregunto realmente confundido.
- ¿Qué rayos es un harem? – Evie le miro muy confundida por esto.
- Bueno ya sabes, ustedes ¿no son las esposas de Jay? – dijo cada vez más dudoso, tal vez había mal interpretado la situación.
- En sus sueños andaría con él – Evie bufo cruzándose de brazos - sin ofender Jay pero eres demasiado salvaje para mí.
- No soy ni seré su esposa – gruño Mal cruzándose de brazos
- ¿Pero la luna de sangre? – pregunto confuso Carlos.
- Solo estamos fingiendo – murmuro Mal – Jay está interesado en alguien más, mira no vamos a casarnos y si nos comprometimos fue por un estúpido rumor que mi madre oyó.
- Lo siento – Evie desvió la mirada - Mamá puede que tuviera algo que ver.
- ¿QUE? –Mal miro molesta a la sirena para finalmente negar con la cabeza - sabes que no me importa – suspiro Mal – el compromiso es una farsa ahora ¿podemos llevar a Ben a la isla antes de que pase algo mas como ser descubiertos por mi madre y finalmente asesinados? – dijo con dramatismo, mas todos se estremecieron ante la imagen de enfrentar a Maléfica.
- Estoy a favor de no ser asesinado – Ben levanto su voz sonriendo.
- ¿No estas con Mal? – Pero Carlos lo ignoro eso, alejándose un poco de Ben se acercó a la orilla donde estaba Jay y pregunto mirándole con confusión.
- No – negó Jay – ¿eso era lo que te molestaba? – pregunto esperanzado al saber que tal vez Carlos tenía algo de celos.
- No lo sé – dijo dudoso mordiéndose su labio cada vez más cerca de la orilla del bote en dirección a Jay - no quiero ser comida – se encogió de hombros Carlos – y me dolió no ser invitado a su compromiso – todo aún era confuso para Carlos hace unos días estaba feliz por ser ignorado ahora bueno las emociones siempre fueron demasiado abrumadoras para él - creí que éramos amigos.
- Jay no quiere ser tu amigo – rodo los ojos Mal recibiendo un gruñido por su parte.
- Si lo somos – sonrió Jay acercándose más al bote - jamás te lastimaría Carlos.
- Todos somos amigos, ¿incluso Ben? – pregunto tímidamente mirando fijamente al tritón.
- Si – rodo los ojos Jay – incluso el humano, aun cuando sabemos que es comida – Mal lo golpeo en la cabeza ante eso pero le restó importancia.
- Vamos a empujar o ¿qué? – finalmente Evie rompió el extraño ambiente porque enserio quería regresar a casa para la cena.
- ¿Carlos? – le pregunto Jay anhelante esperando que el tritón se hundiera en el agua nuevamente.
- Quiero quedarme un poco más con Ben – pero Carlos retrocedió nuevamente y frunció la nariz acomodándose entre sus brazos – les ayudare después.
Todos suspiraron porque esto ya se veía venir y simplemente se sumergieron otra vez para empujar el bote, mientras Carlos siendo calmado por las caricias en su cabello por Ben no pudo evitar pensar en esta nueva revelación.
Jay admitió ser su amigo.
Al igual que Mal.
Él tenía amigos, la ansiedad y emoción golpeo su interior, jamás los había tenido y se sentía fantástico.
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Carlos se había quedado dormido cuándo un golpe le hizo despertarse, abrió los ojos para ver como Ben estaba mirando fijamente frente al bote y cuando se levantó para ver que era sonrió al notarlo, la isla, ellos habían tocado tierra, el rostro del humano no tenía precio, su cara parecía tan sorprendía, incrédula como si el simple hecho de intentar tocar la arena le hiciera desaparecer, Carlos se acercó entonces, noto el temor de Ben e inclinándose por un costado estiro el brazo para hundir la mano en la arena y levantarle, los granos deslizándose por sus dedos eran hipnóticos para Ben, quien finalmente sonrió y salto del bote.
Estaba descalzo, sus botas mojadas aun le causaban ampollas por lo que estuvo descalzo todo el tiempo y ahora sentir la arena entre sus dedos era una sensación abrumadora, Ben se dejó caer entonces a la arena riendo jugo con está lanzándola al cielo agradeciendo al cielo ver algo que jamás pensó volver a sentir, las olas del mar golpearon con delicadeza la playa mojando sus pies y recordándole a sus amigas acuáticas, miro al mar donde más allá de la playa las tres sirenas estaban ahí paradas, temerosas a acercarse mucho a la orilla empujaron el bote para que este llegara con suavidad.
Carlos levanto su brazo entonces saludando desde el bote haciendo señas para que sus amigos se acercaran y con algo de miedo Mal lideró el camino, en un instante la playa estaba llena de hermosas sirenas letales, sus colas eran bañadas por las olas del mar en un suave vaivén, sus escamas brillaban con el cálido sol causándoles ciertas molestias pero soportándole, Ben corrió a bajar del bote a Carlos cuando este intento dejarse caer a la arena y con mucha delicadeza lo puso en la playa junto a Evie donde el agua pudiera mantenerlo hidratado.
- Lo hicimos – grito Ben con alegría mirando la profunda selva que se extendía más allá de la playa, la isla no era enorme pero su vegetación había cubierto la mayor parte de esta, solo había dos playas y Carlos las conocía muy bien, donde estaban era una y la otra estaba del otro lado cerca de una ruta marítima ya no usada, solo dos formas de entrar pues los acantilados peligrosos la rodeaban.
- Bueno al menos no tendremos que venir a buscar más mangos– frunció la nariz Jay.
- Tal vez Ben pueda conseguirlos más fácilmente – dijo pensativa Evie – si ellos vienen de esas algas fuera del agua entonces Ben podría ser capaz de alcanzarlos.
- Son arboles – intervino Ben – esos son arboles - señalo - y aquellos dios son palmeras y tienen cocos – y entonces vieron al humano correr hasta la maleza de la isla dejándoles ahí varados.
- Genial se escapó – gruño Jay a una muy callada Mal que solo miraba lo sucedido como analizando todo.
- No esta cautivo Jay – rodo los ojos Carlos – Ben es un amigo – le explico como si fuera un bebé – y los amigos no se mantienen como prisioneros – antes de que abriera más la boca agrego – ni se convierten en comida de emergencia – Jay cerro la boca de inmediato entonces se quedaron ahí esperando.
Pasaron unos minutos en donde un pequeño cangrejo paso por la arena caminando tranquilamente y Jay lo atrapo por abrimiento más que nada, entonces se lo ofreció a Carlos pero este hizo una mueca dándose la vuelta, Mal negó cuando quiso darle igual y finalmente Evie lo tomo y mordió comiéndoselo con una sonrisa, entonces Ben regreso cargando un bulto con pequeños corales amarillos, un coral que nunca habían visto.
- Toma come esto – empujo dicho bulto curveado a Carlos dándole uno a cada chico en la playa – cómelo es delicioso.
- No comemos coral – rodo los ojos Jay – ni siquiera uno tan raro – le regreso el obsequio.
- No es coral – Ben trato de no burlarse – esto es un plátano y una fruta como el mango.
- Me gusta el manlo – dijo Carlos sonriente quien había estado olfateando su plátano para finalmente morderlo haciendo una mueca.
- No – Ben rio un poco al ver su cara de desagrado – debes pelearlo así – y tomo otro plátano pelándole para cambiarle el suyo a Carlos – ahora prueba – cuando Carlos sonrió de gusto Evie le imito pelo el suyo recibiendo más alabanzas de Ben mientras Jay se negó a probar algo así.
Mal por su lado puso el plátano junto a ella en el suelo y miro fijamente al humano.
Ella quería decir algo, pero entonces Ben empezó a decir que había encontrado arboles con más frutas, que si bien tardaría un poco en bajar cocos había un montón de plátanos y bayas parecidas a las moras, además de muchas plantas más que parecían tener frutos deliciosos y eso solo fue lo que veía superficialmente, Ben esperara encontrar algún animal para probar algo de carne.
Ben siguió hablando sobre como su hermano se burlaba de el por estar interesado en la fauna y flora silvestre ya que vivía en un castillo pero ahora era muy útil poder diferenciar los frutos venenosos, también pensó en lo complicado que sería crear un refugio porque no tenía idea de cómo hacer uno, "es la primera vez que debo hacer algo con mis manos" las agito con dramatismo entonces Carlos sonrió las tomo y acaricio porque estas eran muy suaves, Mal rodaba los ojos molesta por todo esto cuando las palabras de Ben la hicieron interrumpir sus pensamientos homicidas contra cierto tritón.
- Necesitare una señal muy grande por si un barco llegase a pasar – dijo Ben explicando su dibujo en la arena a los dios hermanos que asentía a sus palabras.
- ¿Barco? – pregunto Mal – ¿para qué quieres un barco?
- Para poder irme a casa – sonrió Ben – mis padres y mi hermano deben estar muy preocupados...
- No vas a irte – gruño mal interrumpiéndole – esta es tu casa ahora – señalo la playa – tienes comida haremos un refugio – miro a Jay que solo asintió – te quedaras ahí – manoteo en la arena – no iras a ninguna parte.
- No puedo quedarme – Ben le enfrento nuevamente a la sirena que aprecia querer mantenerlo cautivo – no pertenezco aquí – se levantó de la arena – esta isla, no puedo simplemente ser el único humano en este lugar, voy a volver loco.
- Ben – Carlos le llamo con suavidad – no estás solo estamos aquí.
- Además no es como si un barco pasara – Evie interrumpió la conversación – por si no lo has notado – Evie le hablo como si fuera un idiota – de dónde venimos esta nuestra zona de cacería, cualquier barco seria hundido por la colonia – Ben se horrorizo entonces había olvidado la clase de criaturas que eran estas sirenas – la otro ruta – señalo al otro lado del isla – fue abandonada hace mucho tiempo – sonrió mostrando sus dientes – Carlos aquí presente ahogo varios humanos y los rumores debieron asustarles.
- ¿Qué? – dijo Ben asustado soltando la mano que Carlos sostenía.
- Yo no sabía que los humanos no respiraban bajo el agua – dijo avergonzado – solo quería hablar con ellos, y ellos dejaron de moverse – Mal le miro incrédula y Jay tenía una gran sonrisa en su rostro pues Ben parecía cada vez más asustado al saber que su pura sirena no era tan inocente como parecía – cuando me di cuenta que podía ayudarles a respirar me había atacado y – Carlos mordió su labio – lo empuje contra unas rocas pero fue un accidente – termino mirándose totalmente adorable.
- El punto es – gruño Mal llamando su atención otra vez – que no vas a irte jamás – miro a Ben con ojos feroces – nadie vendrá por ti, nadie está buscándote – dijo cada vez más molesta – será mejor que te acostumbres.
- No – Ben retrocedió dos pasos levantando la barbilla en alto – tal vez mis padres no lo estén, pero Ethan no va a descansar hasta encontrarme, y cuando lo haga – apretó las manos en puños aún sus costados – me marcharé de aquí.
- Voy a matarle entonces – amenazo la sirena mostrando sus enormes dientes.
- Quiero ver que lo intentes – la desafío dando la vuelta y adentrándose en la maleza para ignorarles Ben necesitaba pensar.
Mal gruño en su dirección, agito la cola salpicando el agua con violencia en un intento de llamar la atención del humano, mas este nunca respondió entonces volvió a arrastrase al agua, Jay dudo, miro a Mal y luego vio a Carlos que parecía reamente triste por descubrir su secreto, Evie le abrazo entonces y juntos volvieron al mar, Jay fue el último en irse, el miro en dirección a donde Ben desapareció y se preguntó como aquel humano podía ser tan estúpido, debía resignarse, entender que este era su hogar ahora y rezar por qué nadie lo fuera a buscar o terminarían todos como la cena de su colonia.
Tal vez Mal podría identificar a ese tal Ethan y llevarlo con Ben, salvarle y consérvalo igualmente, no, Jay negó con la cabeza Mal no gusta de compartir y si ese Ethan es importante para Ben ella lo destrozara por completo, al menos tendrán más comida, se dijo Jay y se hundió en el agua dispuesto a alcanzar a sus amigos.
Ben regreso hasta más tarde, el sol ya estaba poniéndose y no había rastro alguno de las sirenas, camino hacia la orilla y jalo el bote que ya había anclado en la arena por la marea baja, lo jalo hasta donde una enorme palmera serviría de sostén y lo volcó para hacer un improvisado refugio, lo que fuera que cortara el viento para no congelarlo hasta la muerte, luego se dejó caer en la arena desesperado por las palabras de Mal, la sirena que había amenazado con destruir a todo aquél que intentara rescatarle, Ben no comprendía porque era torturado así.
Tenía razón, solo era una mascota, no lo era de Carlos su bella sirena que al parecer era tan mortal como las otras, lo era de Mal, la criatura más atemorizante que había conocido y eso que Jay era terrible.
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- Hey Carlos – Jay llamo nadando más rápido al ver al pequeño tritón mirando dentro de su bolsa inconsciente de su alrededor – hola – saludo al estar ya cerca de él.
- Hola Jay – le sonrió dulcemente Carlos acomodando su bolsa pero agarrándola con fuerza.
- Oye – empezó un poco nervioso – me pregunta si quisieras – dijo jugueteando el pequeño collar en su cuello entonces Carlos lo noto.
- Eso es un diente de tiburón – dijo con total asombro porque si no muchos mataban tiburones por ahí, no que no pudieran simplemente eran de Mal y bueno ella era posesiva todos lo sabían.
- Si, digo no – negó de inmediato sintiéndose muy nervioso pues Carlos estaba nadando sobre el para tener una mejor vista del collar – es un diente pero no es de un tiburón era de mi madre – Carlos retiro la mano al escuchar eso, no sabía que paso con la madre de Jay pero como todos los que morían en la colonia no debió ser bueno.
- Oh – dijo retrocediendo – es enorme, debió ser muy grande, digo tenia bonitos dientes – trato de no sonar grosero pero reamente Carlos no sabía cómo arreglarlo.
- Si tenemos dientes grandes – Jay le sonrió mostrando sus afilados incisivos – ya sabes somos feroces máquinas de matar – Carlos se encogió ante eso – perfectos para triturar huesos, esto no es nada- señalo el diente en su cuello – cuando llegue a la madures por completo seré el doble de su tamaño – dijo con orgullo.
- Creí que ya lo eras – levanto una ceja ante eso – eres lo suficientemente grande ahora – Jay tomo aquello como un alago haciéndole sonreír más por lo que invadió el espacio personal de Carlos – y atemorizante – soltó en un chillido.
- Gracias, pero te gustara que sea más grande – le guiño un ojo - solo esperemos que puedas resistirlo – Carlos le miro confundido cuando una mano se posó en su mejilla levantando su rostro para mirar a Jay – Carlos eres...
- Carlos ahí estas – un brazo rodeo a Carlos del cuello y lo saco del agarre de Jay, el tritón soltó un siseo en dirección de esta nueva molestia, pero Zevon ya había alejado al pequeño tritón poniéndose a salvo ambos.
- Zevon – siseo Jay mirándole con ganas de arrancarle la cabeza – ¿qué rayos?
- He estado buscándote – levanto las manos con dramatismo ignorando a Jay – Freddy se preocupó cuando no llegabas y me mando a buscarte tienes que venir o seré su experimento en tu lugar – dijo con drama- sálvame – lo zarandeo.
- Cierto lo olvide – sonrió Carlos listo para irse cuando recordó a Jay giro para mirar al tritón quien había estado diciéndole algo pero de nuevo Freddy prometió mostrarle algo genial y quería ir, dudo por un segundo en invitarle, pero era tonto puede que Jay admitiera ser su amigo pero no es como si quisiera pasar tiempo con el cierto – te veo luego Jay – termino despidiéndose y siguiendo a Zevon.
Jay apretó los puños mirando como Carlos seguía ciegamente al tritón, era estúpido ese idiota podía llevarle a una trampa, Carlos aún era visto como una presa, él podía voltearse y matar a Carlos en un santiamén, por eso los siguió a una distancia prudente hasta la casa de el Dr. Faciller quien no estaba solo estaba su hija, la loca de Freddy y tras espiarlos unos momentos descubrió dos cosas, uno que tal vez Freddy no estaba tan loca y dos Carlos estaba feliz, pues nunca había reído hace como lo hacía con esos dos, y eso lo mato, porque Carlos jamás aceptaría seguir a Jay fielmente, Jay salió de ahí nadando en busca de Mal, sabía que ella se burlaría pero bueno ella también estaba molesta por lo de Ben y juntos podían estar de mal humor cierto.
Rayos necesitaba conseguirse una nueva mejor amiga, o un nuevo enamoramiento según Mal, no una nueva mejor amiga definitivamente.
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Ben finalmente recibió la visita de sus amigas nadadoras cuatro días después, Carlos siendo tan útil como siempre traían una vieja Vela en su bolsa, Evie le consiguió una punta filosa que podría usar de lanza y Jay y Mal fueron mucho más útiles trayendo un cofre cerrado de entre las profundidades del Mar, ellos llegaron algo tarde pues cargar el cofre que era pesado no fue fácil.
Las cosas aún seguían tensas entre ellos pero ninguno se atrevía a mencionar el incidente otra vez por lo que Ben ignorándolo actuó como si nada pasara y los demás le siguieron, entonces uso la manta para ponerle techo a su refugio que no era tan bueno, uso la punta para abrir un coco y darles a probar la deliciosa agua, hasta Jay estuvo de acuerdo que estaba buena y tras batallar abrió el cofre para encontrar ropa, miles de ropas estaban dentro del baúl, lo malo eran vestidos de mujer pero bueno al menos tendría más tela para cubrir su refugio o el mismo.
Evie pidió entonces que Ben les contara sobre la tierra y sus secretos y Ben les mostro los animales de la isla, incluso atrapo un mono para que lo vieran cuando Jay mostró sus dientes el animal salió corriendo y Ben le reprocho por asustarlo, luego continuó contando historias, hasta que le pregunto sobre ellos, nadie quería decir nada por lo que Evie conto como sus padres se conocieron, como fue mágico y hermoso y si no fuera por la hambruna de hace años el seguiría con vida.
Entonces Ben hablo sobre hacer una fogata y buscar leña, Jay dijo algo sobre buscar comida y todos le siguieron menos Carlos qué curioso como siempre quiso ver el refugio de Ben y se arrastró por la orilla hasta llegar ahí.
No fue hasta que horas más tarde cuando Ben salía de entre la selva vio dos pies sobresaliendo de tras del cofre con ropa que tenía, además vio salir volando telas y demás, no sabía si estar asustado o ansioso por ver otro humano por lo que corrió de inmediato.
No era un humano, bueno si, pero no.
Cuando Ben vio a la persona que estaba mirando entre las ropas del baúl se congelo.
- ¿Carlos? – pronto confuso, el chico dejo de buscar, giro lentamente mirándose culpable y sonrió inocente.
- Hola Ben – llamo con felicidad.
- Carlos – volvió a llamar confundido.
- Voy a levantarlo lo juro – hizo un mohín y volvió a buscar dentro del baúl impulsándose por sus brazos para meter medio cuerpo.
Ben noto dos cosas, dos redondas y lechosas cosas con pecas salpicadas, el trasero de Carlos quedo levantado en el aire mientras este rebuscaba dentro del dichoso cofre.
- Carlos – y su voz ahora salió ahogada – ¡tienes piernas Carlos! – el tritón finalmente le puso atención volteo a mirarse y grito.
- ¡¡Aaaaaaaah!! – manoteo a sus piernas sintiendo la piel suave y no sus escamas, miro sus manos y noto que estas no tenían la membrana que conectaba cada uno de su dedos e incluso sus uñas eran más cortas, empezó a revisar su cuerpo solo para notar que no tenía sus branquias ni en su abdomen ni cuello y lo peor sus orejas, eran completamente humanos.
Carlos grito otra vez, y otra cada vez más fuerte agitando sus brazos en un instante Evie le grito desde el mar y Carlos intento llegar a ella pero sus piernas eran menos cooperativas que su cola y solo cayo de boca.
- Carlos tranquilo – dijo Ben tirando lo que traía en sus manos y corriendo ayudar al tritón a ponerse de pie – ven yo te llevo – y así fue como Ben le ayudo a llegar a la playa donde si, Evie grito al verlo.
Y Carlos volvió a gritar revolviéndose en el agarre de Ben por lo que se soltó y volvió a caer en la arena, su trasero volvió a quedar en toda su gloria frente a Ben, Jay se acercó gruñendo pues olfateo la lujuria en Ben y Mal gruño también, pronto todo eran gruñido y gritos en la playa para consternación de Ben.
Ben se preguntó si acaso tendría algún día normal otra vez, la respuesta era no obviamente, al menos Carlos tenía un buen trasero se dijo, hasta que noto que efectivamente era un chico, Rayos.
Notas:
Y cuando pensamos que Carlos había entendido el cortejo, su línea de pensamiento se desvía nuevamente, joder Carlos Jay no te va a comer!!!! Bueno si pero te va a gustar!!!!.
Ejem, ¿qué hace Carlos con Freddy y Zevon que lo hace reír y tan feliz? Experimentos que otra cosa puede ser, ella es como su mejor amiga de ciencia.
Carlos teniendo amigos es tan adorable, para el no cuentan ni Freddy ni Zevon porque ellos no son amigos, son socios de ciencia, Freddy se hace la ruda.
Y que creen??? Carlos tiene piernas, hay una leyenda que dice que las sirenas pueden tener piernas las noches de luna llena, en las costas cercanas al mar se pueden ver hermosas mujeres que desaparecen sin dejar rastro son sirenas, recuerden que usare muchos mitos para esta historia, otras "sirenas" que tiene la capacidad de tener piernas son las Selkie que son del folclore irlandés, escoses e islandés solo que son focas que al quitarse su piel se convierten en humanas, se dice que son muy hermosas y puedes obligar a una a casarse contigo si le robas la piel y la escondes pero si ellas la encuentran sentirán la necesidad de ir al mar y jamás volver incluso dejando a sus hijos en tierra.
Galletas?
Chocolate??
Un pez???
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