Capítulo 12: Lo complicado del amor.
Capítulo 12: Lo complicado del amor.
- ¿Otra vez robando algas de mi prado para tu cortejo secreto? – pregunto la vieja sirena mirando a Zevon con las manos en las algas, el tritón se congelo para poco a poco girarse a su madre.
- Son para Carlos – la mujer frunció el ceño ante eso obviamente no gustándole la elección de pareja – y no lo estoy cortejando – suspiro – solo le gustan.
- Claro que le gustan son deliciosas – tomo las mejillas de su rostro y las apretó con dulzura – aun que un macho no pude darte crías – pellizco su nariz con fuerza – al menos ya no estas tras esa bruja.
- Freddy no es una bruja – se alejó con las algas en las manos – Madre no estoy cortejando a Carlos – insistió por que debía dejarle claro eso.
- Nuevamente con esa cosa – dijo molesta – mi niño tú debes estar con alguien hermoso o mis nietos nunca serán tan bellos como yo lo fui – dijo dramática posando como una diva – el pez de colorido sería perfecto si no fuera un macho – frunció su nariz – pero su hermana podría ser.
- No quiero a Evie – negó enérgicamente.
- No – le tomo el brazo con fuerza - prefieres a esa bruja que lo único que hará será comerte el corazón – escupió con ira – mi dulce bebé – ahora lo acunaba en sus brazo – mi pequeño niño – ya estás muy grande para hacer berrinchitos – lo regaño – necesitas una pareja ya.
- ¿Cómo sabe que Evie no va a comerme también? – insistió.
- Porque la reina malvada al igual que yo tiene principios y sabemos lo importante que es el amor – toco su mejilla con suavidad – a diferencia de su alteza Maléfica – bufo – ahora entra hace frio aquí – y con eso le dio la espalda para regresar a su cueva a su hogar.
Zevon sus piro y como buen hijo siguió a su madre, el llevo las algas que ahora eran para su madre y las dejo en un cuenco de madrea, mientras su madre se recostaba cansada en una cama, el por su parte se sentó junto a un hueco en la pared y suspiro por ese momento en el que le fue negado ir a ver a Carlos, en tener una excusa para verla a ella.
- Mi querido niño – llamo su madre por lo que él se acercó – eres tan parecido a tu padre – dijo tomando su rostro con sus delgados y huesudos dedos – es tu peor defecto – palmeo su nariz – pero supongo que es mejor – suspiro – o seguramente aquí en medio de la nada lucirías como tu madre, vieja y decrepita, nada de lo que alguna vez fui.
- Eres hermosa madre – dijo Zevon sonriendo suavemente – mucho más que la reina malvada o la misma Maléfica – trato de animar.
- Claro que lo soy – asintió ella llena de espiritó – pero aquí sin ninguna mujer humana es imposible serlo – empujo a su hijo para que se alejara – si tan solo no hubiera perdido el camino – negó con la cabeza – estaríamos cerca de la costa y tu mi pequeño – agito una mano en su dirección - tendrías una pareja, la más bella de todas.
- Solo quiero una madre – negó el con la cabeza mirando el cuenco de las algas marinas.
- No quiero que te hagan daño mi pequeño – negó ella – aquí eres un objetivo, tan frágil, tan suave, nada como esos barbaros – negó ella – no sé por qué sigues aquí – suspiro – vete, busca una colina de los nuestros y se feliz – animo pero el joven solo se acercó a ella con las algas negando con la cabeza.
- Mi lugar es contigo madre – sonrió – por siempre y para siempre – dijo solemne pues no todas las madres hubieran hecho lo que ella hizo, protegerlo por tanto tiempo.
A diferencia de todos los machos del lugar, de aquella colonia tan peculiar, donde la fuerza bruta era lo más atractivo, Zevon no tenía mucha, sus cualidades eran más bien en otras artes, la especia a la que pertenecía era muy peculiar, no tanto como la de Carlos, pero si lo suficiente para ser los únicos en la colina, donde la cola de los demás machos eran toscas aletas de tiburón y garras fuertes, la cola de Zevon era más suave, colorida y llamativa en tonos oscuros, sus garras eran afiladas pero finas, delgadas para un propósito que ahí era inservible.
Pertenecía a una clase que en su mayoría nacían hembras, sus colas eran hermosas y su hambre también era humana, la diferencia es que ellas Vivian cercanas a las costas donde los humanos eran más accesibles y por lo tanto la cacería mas fácil, su mayor arma no era su voz, si no su belleza, pero la belleza casi inhumana de estas sirenas no era propia, no ellas tenían que robarla de las morales, con engaños y joyas las llevaban al mar y ahí devoraban absorbiendo su belleza, su rostro, haciéndose más hermosas.
Así era como la madre de Zevon vivió muchos años, robando belleza y siendo la mas hermosa del lugar, hasta que un día robo una que pertenecía a la esposa del emperador, cuando la atraparon por un descuido pensó que sería su fin, más el emperador al verla se enamoró, pero no era a ella a quién venia si no el recuerdo de su amada esposa, la esencia robada fue lo que le atrapo al principio, Yzma estuvo de acuerdo, pues para su especie aparearse con un humano no era descabellado, si por lo regular lo mataban después pero es que los machos eran tan escasos.
Durante un tiempo vivió entre riquezas, siempre la emperatriz enferma que no podía levantarse de su lecho, usaba largos vestidos para cubrir sus escamas y aun que sus doncellas desparecían uno a una misteriosamente nadie se atrevía a señalarlo, un día Izma noto que estaba embarazada y feliz fue a contar la noticia al padre, ella no amaba al humano, eso era estúpido y arriesgado pero si le llegó a tener la suficiente estima como para no planear matarlo, y no tuvo que hacerlo el tiempo lo hizo por ella.
Tras la muerte del emperador Izma no fue dejada a cargo, el hijo mimado del rey un ambicioso joven mal educado tomo posesión y la mando a matar junto al vástago en su estómago, así que huyo, fue enviada en un barco pesquero al mar dejado a la deriva y cuando se dio cuenta estaba en otras aguas, sola y con una cría en camino.
Zevon nació y Izma se encargó de cuidar de él, de mantenerlo oculto de las miradas en su nuevo hogar y con el tiempo su belleza sobre humana se fue marchitando, hasta que no quedo nada, hasta que solo fue un recuerdo efímero, entonces maléfica llego y preservar la vida de su pequeño fue más importante que lucir hermosa, durante los próximos años, vio a generaciones morir a causa del hambre, ser entregados como una prueba de fe y a aquellas sirenas sin corazón entregar a sus propios hijos, a todos menos Zevon quien nadie conoció su existencia, hasta hace unos años que el chiquillo escapo siguiendo a una sirena, siguiendo a Freddy, la maldita cría de Faciller.
Solo entonces le permitió salir, y con el tiempo ella noto como su fascinación por esa sirena creció, pero estaba temerosa, de que su pequeño niño fuera desafiado por algún tritón y perdiera la vida, finalmente la sirena mayor hizo un ademan con su mano y Zevon salió feliz, zumbante de la casa, seguramente a buscar a la bruja que había atrapado su corazón, ella solo quería que fuera feliz y estaba temiendo que sería con esa sirena.
Zevon nado con rapidez, no tenía las algas por lo que Carlos tendría que esperar un poco por eso, en su lugar buscaba a la sirena, sabia que su padre no estaba mi feliz de que el la estuviera rondando, pero de nuevo Freddy había dicho muchas veces que ella no quería un pretendiente, que no iba unirse y tener crías que cuidar, era demasiado trabajo y no iba a tare con nada, inconscientemente rompió el corazón de Zevon cada vez pero bueno él no se iba a dar por vencido y si tenía que estar su lado como un simple amigo lo seria.
Había vivido tanto tiempo en soledad entre los campos de algas de su madre y la cueva que cuando vio a Freddy recolectar conchas cercana a él se enamoró, la pequeña siena era una cría apenas, sus cabellos adornados en una sola coleta flotando alrededor y su cola llena de esas marcas que enigmáticas, todo ella le llamo por eso desobedeció a su madre y la siguió.
Sin saberlo se convirtió en su acosador y con el tiempo le vio crecer y convertirse en una bella criatura, en la sirena más interesante de todas, luego apareció Carlos y bueno el tritón era agradable, pensó en cazarlo y entregarlo a ella pero vio que era definitivamente más valioso con vida y que además un buen pretexto para juntarse con ella que simplemente lo dejo en paz, luego se hicieron amigo y bueno Zevon fue sin saberlo clasificado como un idiota agradable para Freddy.
- Eres un idiota – dijo Freddy empujando a Zevon con fuerza - ¿quieres que te maten? – le gruño poniendo sus afiladas uñas muy cerca de su corazón – porque yo podría hacerlo de ser así – amenazo con fiereza, pero Zevon solo suspiro mirándole fijamente a los ojos, finalmente tomo su muñeca y la alejo de su pecho.
- Solo intentaba ayudar – dijo con seriedad - no quise molestarte.
- Ayudar – escupió la palabra con odio dándole un manaso – no necesito que nadie me ayude, en especial tu – le gruño furiosa – puedo cuidarme sola.
- Lo sé – asintió Zevon con voz firme y serio – pero eso no significa que tengas que hacerlo – y aquello le sorprendió Freddy levanto al vista, miro al tritón que había saltado en una lucha que no era suya que hizo lo que nadie en esa colonia haría ayudar a alguien confundida.
- Solo mantente alejado de mi– le empujo con fuerza para salir nadando, el tritón solo suspiro y miro a la chica alejarse sonriendo, porque incluso si tenía que recibir ese regaño cada vez que se metiera en una de sus batallas estaría bien, si con eso ayuda a mantenerla a salvo.
Freddy llegó confundida a casa, Zevon siempre fue extraño, sabiendo mucho sobre ella y jamás mostrando interés por querer devorar a Carlos, su padre le advirtió sobre él, sobre su familia y su extraña madre pero siempre le importo poco y aquí estaba el idiota saltando a una batalla que no era suya, solo para ayudarle, un imbécil suicida pensó nada que le importara, por lo que descarto de inmediato y siguió en lo suyo, ella descubrirá por que Carlos tenia piernas.
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- Ven aquí mi niño – dijo la sirena con voz frágil - ¿Qué te ha pasado? – miro el feo corte en su mejilla.
- Nada madre – negó con la cabeza pro esta solo le miró fijamente hasta que lo obligo a confesar – tuve un altercado con idiotas – suspiró – ya sabes.
- ¿Una pelea o un desafío? – pegunto seria.
- No fue – negó reprimiendo las palabras – si estas preguntando si Freddy fue la razón, si lo fue – asintió cenándote en el taburete de su madre pero negándose a mirarla – pero está bien, ella no quiere una relación y yo – miro sus manos, aquellas que cada vez empezaban a marchitarse – soy demasiado grande para ella – sus hombros cayeron.
- Aun eres un niño para nuestra clase – lo animo tomando sus manos – un joven fuerte capaz de preñar a muchas sirenas – acaricio su mejilla – cariño nosotros no creemos en enlazar nuestro destino a un solo ser, es por eso que no podemos convertirnos en espuma de mar – intento tranquilizarlo y Zevon asintió sabiendo que era por eso que no había muerto aun – pero tu mi niño eres un macho de nuestra especie, vivirás más de lo estimado, tu belleza pertenece a ti, solo a ti y tus hijo – le sonrió con cariño – incluso si son con hembras humanas nacerán tan puros, bellas sirenas que reconstruirán su propio clan.
- No quiero un clan – negó con la cabeza Zevon – ni parejas humanas o no – se alejó de sus manos mortificado – no quiero vivir más, no si estoy sin ella – suspiró – ojala pudiera convertirme en espuma de mar porque esto me está matando.
Izma miro a su niño, aquel a quien había cuidado oculto esperado que entendiera, que su momento llegara y finalmente tuviera fuerza para irse lejos y en lugar de eso le amarro, le unió tanto su presencia que ahora que ella no podía escapar Zevon tampoco lo haría, lo peor de todo es que su niño, amado niño se había enamorado y ni toda la magia podría hacerlo cambiar de opinión, ella se levantó entonces cuando hasta un hueco oculto en su pared y cado de entre ellos un bulto que puso en sus manos.
- ¿Madre? – pregunto inseguro tomando el extraño objeto.
- Cuando tu padre murió y nos vimos exiliados a morir – explico ella contándole aquello que no le había dicho – esto fue lo único que pude tomar apuntó el trapo sucio y mojado en sus manos – la prueba de tu linaje, incluso entre humanos tu sangre es especial – Zevon abrió con cuidado el paquete dejando libre un medallón, un hermoso medallón de oro puro con extraños símbolos – ofrécelo a ella, como símbolo de tu valor.
- Un regalo de cortejo – dijo confuso - ¿pero dijiste?
- Yo no creo en eso, nuestra especie vivió así durante siglos, pero tú – sonrió acariciando su mejilla – tú no eres como yo, desciende de un gran y poderoso emperador hijo mío – dijo con toda seriedad – y una estirpe de sirenas más antiguas que la misma reina malvada, nosotros siempre conseguimos lo que queremos.
Zevon miro el medallón en sus manos, a su madre que le había animado prácticamente a seguir a la sirena que amaba y asintió, demonios si, incluso si ella decía que no, si Freddy intentaba arrancarle el corazón, al menos lo intentaría y ya no se escondería más, no en el campo de algas de su madre.
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- Ven conmigo – pidió Jay mirando a Carlos fijamente este disfrutaba de mantener la mitad de su cuerpo entre las olas del mar, el sol estaba en su punto más alto y la calor era terrible por lo que Carlos no pudo soportar más tiempo fuera del agua y se sumergió en la playa junto a un montón de rocas, incluso Ben estaba ahí sentado mojando sus piernas hablando tranquilamente con las otras dos sirenas.
El pequeño tritón solo quería aliviar su cola un segundo antes de volver a vivir en dos piernas, no iba a negarlo eso era una gran experiencia, había ido a explorar la isla y conoció muchos animales distintos pero simplemente no era para él, la tierra era buena por un rato de visita tal vez no un hogar, sin embargo aun cuando Carlos ansiaba regresar a casa sabía muy bien que no había marcha atrás, por lo que tomaría un descanso en el agua para aliviar la picazón de querer ser un residente del fondo del mar.
Por su parte Jay había estado muy raro desde que Zevon y Freddy descubrieron su secreto, Mal explico después como el tritón amenazo a cada uno con arrancar cada miembro de su cuerpo si decir una palabra solo para proteger al pecesito colorido y al humano también, incluso Ben estuvo gradecido por eso, las visitas de los nuevos amigos fueron algo grato, al menos para Carlos, Ben por su parte estaba asustado pues Freddy era tan aterradora como Mal siempre curiosa de su clase pero deseosa de diseccionarlo, a veces pensaba que también a Carlos como si pudiera descubrí como obtener piernas para ella.
Lo malo de las visitas de estas nuevas sirenas fue que Zevon nunca dejo de pelear con Jay por lo que ambos machos parecían a punto de agarrarse por cualquier cosa, Ben pensó que era parte de su especie ser territorial y dominante por lo que le pareció interesante, la verdad era eso pero aún más, Carlos, Zevon solía llevarle pequeño peces que sabía el tritón comía, a diferencia de Jay quien aun insistía en darle comer a sus enemigos y partes humanas, Zevon aprendió que Carlos no gustaba de comer eso y como eran amigos Carlos se quejaba de que no había cosas buenas para comer y zevon con gusto le llevaba de esas algas que crecían cerca de su nido que su madre al igual que Carlos amaban.
Esto no fue algo bueno, no para Jay al menos que vio esto como una amenaza e intento de cortejo, él no iba a quedarse parado mientras otro tritón uno con el que además Carlos no aprecia amenazado como Zevon le llevaba alimento, se sintió herido un poco al ver lo cálido y fácil que Carlos tocaba o dejaba a Zevon tan cerca de su garganta sin miedo alguno cuando a él le costó años, cuando aún ahora Carlos parecía guardar espacio entre ellos y eso que lo rescato del castillo de su madre.
Por lo que con Zevon como amenaza y tras entender que Carlos definitivamente no entendía sus indirectas de cortejo Jay decidió ponerle punto y final dejando todas las cartas sobre la mesa y hi estaba intentando convencer a Carlos de seguirlo.
- Emmm – Carlos miro al tritón que parecía ansioso junto a él y mejor negó - yo creo que no – se giró para dejar su espalda al sol y acostarse sobre sus brazos en las rocas - tal vez luego – murmuro cerrando los ojos, Jay suspiro dolido por esta negativa, entonces levanto la vista y vio a Ben mirar en su dirección con algo parecido a la pena y sintiéndose humillado estallo.
- Ahora – gruño apretando los dientes, ya había esperado demasiado, Carlos debía entenderlo, comprender la situación pero no, cada día que pasaba Carlos parecía más y más maravillado por Ben, como odiaba a ese humano y al estúpido de Zevon.
- Creo que voy a salir ahora – murmuro Carlos – ben – llamo al humano levantando sus brazos para que este lo sacara, él podía hacerlo solo pero le gustaba que Ben lo cargara, más Jay le tomo de la cintura para obligarle a ir con él zambulléndose en el mar, el tritón salió nadando lo más rápido que le dieron las aletas.
Ben se sobresaltó ante esto, Mal miro el lugar donde las burbujas explotaban justo donde antes estaban los tritones y no presto mucha atención, "ya era hora" se dijo a sí misma y regreso a mirar a Evie quién apenas se había sentado sobre las rocas para estar mas cerca de Ben.
- ¿Es seguro dejarle ir con él? – pregunto Ben pues incluso su hermana parecía un poco ansiosa por verlos desaparecer así.
- Tranquilo no va a comérselo – sonrió Mal pues noto sabía perfectamente la dirección a donde iban – al menos no mucho.
- ¿Que? – Evie reacciono entonces dejándose caer otra vez al mar- ¡¡¡Carlos!!! – grito Evie asustada lista para nadar en su dirección, mas Mal le tomo del brazo. – Suéltame Mal.
- Dije que no va a comerlo – insistió ella.
- Dijiste que no mucho – forcejeo mas la sirena se aferró con fuerza a esta para que no escapara – Mal.
- Me refería a otra cosa – soltó un suspiro ante la mirada incierta de la princesita – mira lo lleva a su nido – dijo finalmente soltándola, Evie miro confundida a la sirena y luego a Ben que solo negó dado que también estaba perdido.
- ¿Nido? – pregunto insegura.
- Al fin parece que va a dejar las cosas en claro – suspiro agitando la cola para mojar a la sirena - le dije a Jay que si no le explica a Carlos que lo está cortejando este nunca lo va a notar, así que supongo que lo lleva a su cueva y bueno tal vez regresen casados.
- ¿Casados? – ben hizo una mueca ante esto, su amada sirena Carlos un macho casado con otra sirena macho, dios era abominable, no queriendo escuchar más sobre eso se levantó y camino a su refugio en busca de un vestido para cuando Carlos regresara, si es que lo hacía.
- Esto es aún peor – dijo Evie alarmada ni ella ni Mal trataron de detenerlo - mamá ahora si va a matarme – murmuro con ansiedad.
- Escucha sé que Jay no parece ser el chico compromiso pero créeme está muy enamorado de Carlos – la tranquilizo atrayéndola a ella y acariciando su cabeza - ha estado trabajando mucho en el nido, busco la cueva correcta algo sobre un espacio lo suficientemente seco y yendo al abismo mucho más de lo normal – explico intentado defender a su mejor amigo.
- Al abismo pero ahí hay monstruos – murmuro ella confundida.
- Y esa basura que colecciona Carlos – le restó importancia - no sé como pero creo que incluso consiguió iluminar el lugar, Jay está decidido a conquistar a Carlos – la miro con firmeza, non quería admitirlo pero su buen amigo Jay estaba muy comprometido con esto y si Carlos quería basura humana este le daría toda la basura humana que pudiera conseguir.
- Awwww eso es tan lindo – Evie finalmente comprendió y suspiro enamorada.
- Repugnante diría yo – dijo con una mueca pero no puedo evitar mirar en dirección al humano que parecía murmurar para el mismo, Evie lo noto y como su nueva mejor amiga no pudo dejarlo pasar por alto.
- Así que vamos a hablar sobre tu enamoramiento con Ben – dijo ella volviéndose a levantar en las rocas.
- No estoy enamorada de Ben – dijo con fastidio cruzándose de brazos.
- Y Jay no está planeando aparearse con mi hermano - continuo con sarcasmo mirándola fijamente.
- Obvio que va a hacerlo – rodo los ojos ante la actitud inútil de la princesa.
- Tal vez lo rechace ya sabes lo apegado que esta con Ben y el cree que es lindo – dijo como si nada mirando sus uñas.
- ¡Ben es mío!- gruño entonces entrecerrando sus ojos amenazadoramente.
- Ja, te gusta
- Es mi propiedad es diferente – dijo condescendiente.
- Si claro por eso estas usando el collar que te dio – Mal se sonrojo entonces, el collar, como había olvidado eso, el día en que Carlos decidió quedarse a vivir con Ben la isla, Ben le mostro el collar que colgaba en su cuello, un regalo de agradecimiento por salvarle y digamos que la pelea que ambos tritones vieron fue justo después que Mal obtuviera ese collar ahora ella lo mantenía en su cuello, penas si una banda de oro, sin perlas ni diamantes, pero ella no iba a quitarse algo que ella veía como un regalo de cortejo.
- ¡Cállate Evie! – respondió gruñona.
Evie solo empezó a reír más fuerte y cuando Ben regreso preguntando por la broma esta solo rio aún más, esperando el regreso del pequeño pes de colores.
Carlos estaba asustado lo que le hizo aun asustarse fue ver que de hecho no iban a la colonia, como si ser arrastrado por un tiburón que fácilmente podía partirte la mitad no fura suficiente además de eso lo llevaba a un lugar apartado, él iba a morir.
- Jay – llamo asustado - basta me lastimas – dijo puesto que el agarre en su pecho era fuerte, el tritón noto esto por lo que se detuvo y dejo que sostener a Carlos en lugar de eso lo tomo de su muñeca - suéltame – pidió – por favor.
- Solo quiero que entres a mi nido - respondió avergonzado por hacer que su amado se viera tan preocupado, todo el color de Carlos entonces se desvanecían, Zevon tenía razón, Jay solo le había dado una falsa seguridad y ahora iba a comerlo, dios fue tan estúpido pensar en otra cosa.
- No me comas por favor – suplico cerrando los ojos con miedo - no tengo buen sabor y mi madre se molestara – empezó a balbucear con rapidez - Evie te cazara, voy a hacer lo que quieras pero no me mates.
- No voy a matarte - dijo Jay confundido por lo que de inmediato lo soltó, dolido por que Carlos aun pensara así de él, acaso nunca le tendría confianza, tal vez todo esto fue un error y Carlos realmente nunca lo vería como algo más que un depredador.
- Pero me has dado comida todo el tiempo – murmuro Carlos bajo la impresión equivocada - engordándome – Jay lo miro sorprendido este chico realmente no comprendía lo que Jay estuvo haciendo todo este tiempo, soltando un suspiro decidió intentarlo por última vez, si Carlos no podía entenderlo entonces desistiría, sufriría de un amor no correspondido y quizás se convertiría en espuma de mar pero bueno que más podía perder que la vida.
- Son regalos – dijo suavemente negándose a mirar al tritono n vergüenza - Carlos – llamo - yo – dijo titubeante porque él estaba ahí mirándole interrogante como si la simple idea de darle un regalo fuera algo increíble - yo eh estado cortejándote – soltó antes de perder el valor para pronunciarlo, cualquier otra sirena ya lo hubiera notado, pero esto no era cualquiera, no era una sirena asesina que lo mataría cuando tuvieran crías, no esto era Carlos, el hermoso tritón colorido que amaba nadar entre medusas, que gustaba de tomar el sol y caminar en dos piernas, este era la cosa más perfecta que jamás había visto y lo amaba completamente, alguien por quien merecía completamente morir.
- ¿Qué?- pregunto Carlos confundido, esto no podía ser cierto, ¿un cortejo?, el sabría si lo estuvieran cortejando ¿cierto?, además no era una hembra, ¿porque Jay estaría intentado cortejarle?, no podían tener crías, no importa lo que dijera Freddy él no podría hacerlo Ben lo dijo, además él era frágil, torpe, pequeño y una presa, todos lo querían asesinas y devorar, entregarlo como una ofrenda de cortejo no cortejarlo, esto era simplemente increíble.
- Que te eh estado cortejando – insistió un poco irritado por la negativa de Carlos, por su incredulidad.
- Tu mataste a Billy cuando dijo que sería una deliciosa cena – recordó entonces, algo que había pasado, en ese momento pensó otra cosa pero quizás.
- Te estaba defendiendo – lo interrumpió - como un compañero haría.
- Creí que estabas molesto por que quería devorarme antes que tu – confeso avergonzado, realmente pensó eso y luego le obligaron a comer el corazón fue simplemente grotesco.
- Y la comida no era para engordarte – aclaro de una vez, ya era hora que Carlos supiera lo que realmente estaba pasando - Sino enseñado que era buen proveedor – sonrió tomando su mano con suavidad - soy un gran cazador y nunca te faltaría alimento – dijo con orgullo.
- Oh – sonrió ante eso notando como tomaba su mano con una suavidad, como siempre fue tierno ahora que lo pensaba, más o menos - Pero siempre estas gruñéndome y empujándome.
- Trato de llamar tu atención pero siempre estás hablando de Ben, Ben es genial, Ben esto, Ben aquello, las piernas de Ben son muy útiles, discúlpame pero no quiero oírte hablar de otro macho tan entusiasmadamente – murmuro molesto soltándole y apretando los puños a sus costados.
Carlos lo miro incomodo entonces, el tritón solo estaba ahí nadando frente a él como esperado una respuesta por él, lo que fuera, y este aun no entendía muy bien lo que pasaba, todo era muy rápido, bueno al parecer no tanto dado que lo estaban cortejando pero para el apenas era nuevo, tener que ver todos los momentos de miedo como algo diferente no fue fácil de procesar, quiso irse, huir para buscar un lugar seguro donde pensar, correr a tierra donde sabia no podía alcanzarle, pero Jay estaba ahí, derramando su corazón como ninguna sirena fría haría jamás, indeciso y ansioso por una respuesta, frustrado de que todos sus intentos nunca fueron vistos, incluso Carlos podía entender su frustración.
Jay era aterrorizante sí, pero como su madre decía era una excelente opción para pareja, buen cazador, fuerte, un protector, el estaría a salvo con él, aún estaba muy confundido pero pensó que podría darle una oportunidad.
- Así que – empezó llamando sea atención – ¿puedo ver tu nido? – pregunto avergonzado, Jay levanto la vista esperanzado algo que solo lo hizo sonrojar aún más, cuando este tomo su mano para guiarlo definitivamente el sonrojo aumento era curioso como un simple cambio de perspectiva cambiaba totalmente el ambiente, sus emociones, del miedo al anhelo en un segundo.
Jay lo guio en silencio, negándose a mirarle temiendo que lo intimidaría y asustaría lo guio hasta una pequeña cueva alejado de la colonia justo donde las rocas formaban otra cueva en la oscuridad, al principio se sintió cohibido, no queriendo entrar a la cueva, sabia que estaría húmeda y oscura debido a la profundidad pero la mirada anhelante de Jay le hizo entrar.
- ¡Wow! – dijo al entrar, no había oscuridad completamente, si aún lo estaba pero las paredes estaban secas y no solo eso era una de esas cavernas con oxígeno atrapado, lo mejor de todo había cuencos con algas fluorescentes que brillaban iluminándolo todo, incluso las paredes y techos tenían esta alga, Carlos no quería imaginar como hizo Jay para ponerla ahí, más lo que realmente llamo la atención fue que entre las rocas, en las pequeñas salientes de las paredes había baratijas humanas, tantas de diferentes formas y tamaños, incluso una pintura con una mujer y una aquella llama que Ben le mostro no debía tocar, no solo eso una de las salientes era lo suficientemente grande para que Carlos se sentara en ella y acostara de costado - es hermoso – murmuró maravillado, con Jay agitándose a su alrededor - entonces tu – dijo mirándole con nerviosismo - ¿lo hiciste para mí? – pregunto realmente emocionado de aquel gesto.
- Nosotros – respondió Jay tomando sus manos con suavidad - lo hice para nosotros – repitió recordándose que esto era Carlos, una sirena cálida y que la suavidad era parte de el - eh decorado el lugar con tus cosas favoritas.
- Eso veo – dijo con un nuevo sonrojo mirando a su alrededor nuevamente - Esto es un tenedor, tenía tantas ganas de tener el de Ben dijo emocionado soltando a Jay y corriendo a tomar dicho objeto - dice que es para comer pero – examinándolo - creo que podría cepillar mi cabello – y diciendo esto empezó a hacerlo causando a Jay reír – vez – sonrió.
- ¿Carlos? – llamo Jay pero este nuevamente había nadado a otro lugar mirando con fascinación otro objeto.
- Por Poseidón – emocionado tomo la baratija - ¿dónde encontraste esto? –Pregunto sorprendido - es una bruja hizo una meca pues no recordaba bien el nombre - Ben me dijo que la aguja gira al norte, aun sirve.
- Estaba en el abismo – dijo encogiéndose de hombros.
- El abismo es peligroso, helado... y no hay luz... debió llevarte horas encontrar algo así...
- Carlos – llama su nombre con suavidad alejando su atención de la brújula y tomando su mano con ternura – hablo enserio sobre el cortejo – abre su palma para quitar la brújula y en su lugar poner un pequeño collar hecho por el mismo, un diente filoso atado a una cuerda – ¿Carlos dejarías que te cortejara?... ¿quieres convertirte en mi pareja?
- ¿Qué hay de Mal? – pregunto inseguro - ella y tu... toda la colonia los ha visto juntos – se mordió el labio sacando valor para lo que diría- yo no quiero ser otra de tu novias escondidas.
- Ni siquiera tengo novias escondidas – negó con la cabeza - Mal es solo una cubierta recuerdas.
- A veces es muy fácil olvidarlo – suspiro - ¿Qué hay de las crías? – recordó entonces, porque para ellos eso era importante, la sobrevivencia de su especie -soy un macho no puedo.
- No importa – negó - mira Mal y yo tenemos cierto acuerdo, tendremos crías pero ella dijo que no tiene ganas de criarlas y pensé que tal vez tu...
- ¿Quieres que crie a tus hijos? – dijo sorprendido por eso, no lo espero realmente no lo hacía.
- No – sonrió con suavidad para no asustarle - quiero que juntos criemos a nuestros hijos – dijo tomándole de la mano y sonriendo con suavidad, solo lo suficiente para no asustarlo.
- ¿Vas a devorarme cuando te aburras? – pregunto inseguro nuevamente - ¿o usarme de alimento para ellos?
- Joder no – dijo horrorizado de que aun después de todo, incuso en ese momento Carlos siguiera pensado lo peor - Carlos sé que nosotros no somos muy agradables y que prácticamente nos matamos pero te prometo algo, jamás nunca voy a dejar que alguien te dañe, te amo y si no quieres crías está bien le diré a Mal que no tendremos ninguna – dijo con suavidad y Carlos se sintió en un vórtice, como un remolino en su pecho tan inundado de emociones de saber que todo ese miedo, ese pánico que sintió junto a Jay no fue otra cosa que su tonta forma de decir que tal vez solo tal vez su corazón no latió rápido por el terror, si no la anticipación de tenerlo cerca
- Tal vez podemos ir lento - dijo entonces mirándose inseguro, no quería prometer nada, pero tampoco rechazarlo, Jay era su primer pretendiente y estaría a salvo y quizás tal vez podría intentarlo.
- ¿Lento? – pregunto confuso - creí que ya pasamos por el cortejo - levanto una ceja porque aquí era donde Carlos aceptaba y zaz se terminó vivirían juntos para siempre alejados de Ben muy alejados de Ben.
- Ben dice que ellos tienen algo llamado citas – la simple mención de Ben casi lo hace perder el control pero asintió a lo que su tritón quería.
- ¿Citas? – pregunto confuso no sabía que eran pero si Carlos las quería, él se las daría todas.
- Es cuando personas que se gustan salen y pasan el tiempo juntos divirtiéndose – explico con suavidad.
- Tenemos citas todo el tiempo, con Evie y con Mal - le recordó confundido, incluso con Ben pero no dijo eso en voz alta.
- No, esas no son citas – negó riendo su avente, la bella risa de Carlos que derritió su corazón – citas, solo tú y yo, como juntos – termino con las mejillas sonrojadas de la vergüenza, pasar tiempo a solas con Jay eso nunca lo hubiera imaginado y sin embargo aquí estaba pidiéndole eso mismo.
- ¿Juntos? – aquello lo animo, pasar un rato al lado de su amado Carlos, esto de las citas empezaba a gustarle más y más.
- Si – dijo suavemente.
- Bien quieres una cita – dijo determinado - tendremos cita, todas las que quieras – lo abrazo con fuerza haciéndole girar - Entonces empecemos con esa cita – le soltó no sabiendo cómo empezar una - ¿Qué debemos hacer? – le miro confundido a lo que Carlos se encogió de hombros.
- Yo – dijo entonces sonrojado - quiero intentar algo antes – susurro suavemente - Un beso
- ¿Un beso? - dijo confundido inclinando la cabeza - Como es un beso tal vez pueda conseguir uno para ti – asintió porque si Carlos quería citas y un beso buscaría por todas partes hasta darle lo que quería, Carlos sonrió negando con la cabeza, lo olvido Jay no sabía que era un beso incluso si lo había visto hacerlo muchas cosas con ben 'por lo que se acercó con suavidad y unió sus labio en una presión suave.
- Eso – dijo alejándose con las mejillas sonrojadas aún más -es un beso – Jay estaba sorprendido la cosa que le veía hacer con ben se sentía realmente bien, ese bastardo robándose todos los besos de Carlos, nunca antes quiso tanto matarlo como ahora –Ben me dijo que solo debes hacerlo con alguien que te guste mucho – siguió hablando Carlos ignorante de como Jay ya estaba planeando un asesinato.
- Besas a ben todo el tiempo – dijo entonces enojado - ¿él te gusta?
- Si – asintió y todo el enojo de Jay se evaporo convirtiéndose en tristeza - pero se siente mejor contigo – Carlos confeso animando sin saber aún más a Jay que solo se acercó más para rodearlo con sus brazos - ¿podemos hacerlo otra vez' – pregunto dudoso.
- Mierda si - asintió Jay entusiasmado volviendo a juntar sus bocas en una suave presión, hasta que no fue suficiente y Jay dejo más besos en las mejillas y barbilla de Carlos haciéndole reír.
Este era el momento más feliz de su jodida vida, ellos no regresaron casados pero en definitiva Carlos no volvió a besar a Ben, se sintió simplemente mal, no ahora que era cortejado, no lo amaba pero se dijo ya viendo todos los hechos desde otro punto de vista que si Jay se preocupaba mucho por él podía, simplemente lo haría, llegaría enamorarse del tritón.
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En un barco a un par de leguas de ahí una decisión importante se tomaba.
- Harry no creo que esto sea una buena idea – le corto Gil frente al príncipe que solo alzo una ceja en su dirección.
- Gil no te asustes – sonrió cálidamente golpeando su hombro con suavidad – su majestad quiere ir a un nido de sirenas iremos a ese nido – bromeo, señalando un lugar en el mapa, la ruta que sabía su hermano había tomado esa vez una antigua que ya no se usaba pero por cuestiones de tiempo tuvieron que usar para cortar camino, sabía que ningún capitán cuerdo viajaba ahí, lo que no sabía era el por qué, hasta ahora que Gil había mirado con palidez el lugar y murmurado Sirenas.
Mas Harry solo llamo viejas leyendas, burdas historias de marineros ebrios y le aseguro que estarían ahí dentro de tres días, Ethan asintió entonces para después salir de ahí y regresar a su camarote entonces la sonrisa de Harry cayó y empujo a Gil contra la silla amenazando su garganta con su garfio.
- Te he dicho que no desestimes mi autoridad frente a nadie nunca – gruño empujando el gancho filoso en su garganta – si tienes algo que decir te lo callas.
- Lo siento – dijo totalmente arrepentido – pero realmente no creo que sea una buena idea, sé que crees que es una tontería pero si vamos ahí las sirenas nos mataran – se explicó, nadie más que Gil conocía el verdadero peligro en esas aguas.
- El príncipe quiere encontrar a su hermano – sonrió en su lugar un poco aburrido por el miedo de su oficial.
- Y él ya está muerto – Gil le miro a los ojos como si aquella idea no hubiese pasado por la mente de su capitán, como si un niño fuera.
- Lo sé – sonrió Harry acariciando con su gancho la mejilla del mayor.
- ¿Entonces no entiendo por qué el riesgo? – dijo completamente confundido dado que Harry nunca ponía en riesgo su preciada nave.
- Una sirena viva Gil – sonrió – sabes lo valiosa que seria, más que solo mil monedas de oro.
- ¿Entonces no vamos a buscar al príncipe? – pregunto confundido, Harry rio ante esto toda la tensión de hace un momento evaporada – estas mintiéndole – dijo como si apenas comprendiera lo que pasaba.
- El trato fue traerlo a buscar al príncipe – sonrió sentándose en el regazo de su segundo oficial – nunca hablamos de un regreso.
- Lo mataremos entonces – sonrió gustoso resistiendo el impulso de tocarlo, no si antes no tenía el permiso.
- Servirá mejor de carnada – dejo su gancho para tomar la mejilla del joven con su mano – iremos de pesca Gil, sabes lo mucho que amo pescar.
- Odio pescar – frunció la nariz Gil haciendo una mueca ante la cachetada leve que le dio su capitán.
- Lo sé – sonrió con sus brillantes dientes –ahora ve y fija el curso a nuestra muerte – bromeo intentando levantarse del regazo, mas Gil lo detuvo sosteniéndole del brazo.
- Harry – dijo su nombre con algo de ansiedad él no quería ir ahí, no sabiendo que estaba llena de sirenas carnívoras que fácilmente los matarían, él no quería ponerlo en peligro, su capitán le sonrió entonces miro la mano que le sostenía y la mirada anhelante del joven y se inclinó para besarle en los labios, un beso hambriento y desesperado logrando confundirle para que fuera más fácil empujarlo y levantarse.
- Ve – ordeno tomando el gancho nuevamente de su mesa y alejándose de él, Gil suspiro levantándose con los labios aun ardiéndole por el beso de su capitán listo para seguir su orden suicida – y Gil no vuelvas a llamarme Harry frente a nuestro invitado – sonrió mostrando sus dientes – o voy a arrojarte por la borda.
Gil sabía que eso no pasaría o al menos lo dejaría subir después de una hora ya que ambos sabían que era buen nadador sin embargo conociendo la necesidad de su capitán para amenazar a todos solo asintió y salió de ahí.
No es que ellos tuvieran una relación, no salían ni nada, era más bien algo conveniente, tener mujeres en un barco en el aún era considerado algo de mala suerte, los barcos piratas no lo permitían y la necesidad y soledad de los largos periodos de estar rodeados de otros hombres a veces los orillaban a eso, muchos piratas terminaban encamados con otros por simple biología, no había amor, no sentimientos, solo dos adultos que rascaban la picazón mutuamente, había algunos en su tripulación claro que no todos y Gil no le habían faltado las invitaciones, sus hombros anchos, fuertes brazos y gran altura además de varoniles facciones lo hacían demasiado apuesto, algunos decían que más que un pirata era como un príncipe, pues las mujeres caían a sus pies, doncellas o simple prostitutas cuando tocaban tierra claro está, Gil jamás en su vida había tenido que pagar por sexo y eso era algo que incluso Harry tenia tantita envidia.
Así que ellos no eran nada, nada más que un capitán y su primer oficial fue precisamente que esto empezó, Harry no era de los que se encamara con cualquiera, el no usaba a nadie de su tripulación, fue usado si, cuando no era capitán pero eso era de años atrás, cuando su padre era el aclamado pirata y el solo un grumete escuálido, ahora él tenía el poder para elegir a quien quisiera y sin embargo prefería esperar a entrar a tierra para usar mujeres que rebajarse a tomar a uno de sus piratas, o eso decía, la realidad fue que Harry jamás se dejaría tan vulnerable con alguien de su tripulación, no con alguien que fuera más fuerte o simplemente pudiera traicionarle, Gil era diferente había mostrado su lealtad miles de veces, siguiéndole incluso durante el motín que casi le cuesta la vida, Gil era el único que lo seguiría a una muerte segura sin pestañar.
Gil era seguro y fue esta seguridad lo que lo empezó.
Una noche de borrachera en el barco no era extraño, que el capitán se uniera si lo fue un poco pero acababan de tener un gran botín y no había ninguna amenaza cerca una noche de libertad para todos se dijo Harry dándoles permiso para empezar la fiesta cuando fue obvio que el capitán ya no podía ponerse en pie Gil lo llevo a su camarote, tal vez fue las cantidades de alcohol o como media tripulación en su charla sucia demostró al envidia que tenían para Gil el que siempre robaba las mujeres más hermosas o su atención preferida por el capitán, Harry no sabe que fue solo que sentir los fuertes brazos de Gil en su cintura ayudándole a caminar le hicieron comprender por qué carajo las mujeres parecían seguirlo como abejas a la miel.
Harry fue quien lo beso, lo empujo contra una pared y lo beso gruñendo lo injusto que era el mundo al darle tanta belleza a Gil, reclamo sus labios y tanteo sus músculos con anhelo, Gil aturdido tardó en reaccionar y aun que no estaba tan borracho respondió ávidamente, llegaron juntos increíblemente rápido y aun vestidos solo frotándose a través de las ropas ente sí.
Ellos terminaron en la cama apretujados con Harry murmurando lo mucho que iba a disfrutar nada más descansará un rato y Gil agradecido de poder abrazar a su capitán, a la mañana siguiente un muy crudo Harry pateo de su cama a Gil llamándole imbécil.
La siguiente vez Harry había tratado de olvidar el asunto pues aunque no lo recordaba del todo tenia ciertos recuerdo de Gil besando su cuello y no quiso admitirlo lo anhelo, así que se emborracho esta vez el solo y en su borrachera llamaron a Gil para que se ocupara del terrible capitán que quería enganchar a todos con su gancho por tonterías, en cuanto Gil lo llevo a su camarote Harry lo asalto nuevamente y esta vez al menos logro tocar su pene.
Así se formó una clase de rutina, Harry se emborrachaba y Gil lo llevaba a su camarote a descansar donde terminaban en besos ansiosos y trabajos de mano hasta que Harry se dormía, a la mañana siguiente Harry pateaba a Gil y todo se repetía una semana después.
Hasta que Harry no bebió una sola copa, solo llamo a Gil, gritaron pelando sobre una tontería y lo beso, beso a Gil estando sobrio, sintió las caricias y joder le encanto, cuando Gil decidió abrir sus piernas tanteando detrás de sus testículos parecía que Harry se negaría pero nuevamente no sucedió, por qué ser dominado por Gil no era realmente serlo, Gil era tan suave tierno atento que incluso estando debajo de su musculoso pecho era el quien tenía las riendas y aun que su favorita era tirar a Gil de espaldas en su cama mientras lo montaba Harry se dejaba empujar así, sobre todo porque después Gil lo abrazaría con dulzura y besaría su nuca insistentemente.
Pero ellos no eran nada, solo dos adultos compartiendo cama en altamar por necesidad, Harry lo reforzaba siempre pues al momento de tocar tierra podrían encontrarlo en el prostíbulo más cercano gastando exorbitantes cantidades de dinero en bellas mujeres, pero Gil estaba bien con eso, aun cuando después de sus encuentros Gil jamás volvió a encamarse con nadie espero a su capitán como el fiel marino que era, siempre a los pies y órdenes del hombre que robo su corazón.
Los cuentos de su niñez irónicamente tenían razón.
Notas:
Mi pobre, pobre bebé Gil, quien tiene un pasado trágico y bueno espero que ya sepan de donde viene y porque teme tanto a ir en busca de esas sirenas.
Gil y su relación complicada con Harry.
Mal y su relación unilateral con Ben.
Jay y su relación al fin correspondida con Carlos que además es peligrosa.
Y Freddy con Zevon descubriendo el amor.
Solo queda Evie, rueguen por que no se me ocurra nada malo... o esperen eso ya sucedió jajaja.
En el siguiente capítulo ya se pone más bueno lo prometo.
En el folclore japonés las sirenas no tienen belleza propia si no que la roban a las mujeres de esa clase son Zevon y su madre.
Galletas?
Chocolate??
Un pez???
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