Capítulo 11: Nuevas y viejas promesas.
Capítulo 11: Nuevas y viejas promesas.
Carlos no estaba feliz de haber escapado de su madre, de hecho se arrepintió solo cinco minutos después cuando iban en camino a la isla, si, su madre lo había encerrado pero ella siempre lo protegió, nunca lo golpeó y definitivamente no dejaba que ningún daño real cayera sobre él, era muy diferente a Cruella y Carlos estaba huyendo con un tiburón, un jodido tritón asesino, joder tenía que estar loco si se sentía más seguro junto a Jay que con su propia madre.
Jay se detuvo al darse cuenta que Carlos ya no lo seguía, el pequeño tritón de hecho estaba a unos metros atrás mirando en dirección a su casa confundido, como si empezara a reconsiderar esto, claro que Jay preferiría llevarlo a su cueva pero el chiquillo había empezado a preguntar por Ben y la isla y bueno si lo obliga a ir a su nido no sería mejor que la reina por lo que por ahora cumplir su deseo incluso si eso significaba aventarlo a una isla con Ben, pero entonces Carlos solo se había detenido y duda de su decisión.
- ¿Carlos? – pregunto acercándose lentamente, el chico seguía mirando el camino que dejaron debatiéndose, Jay no quería que se arrepentiría pues estaba seguro que esta vez la reina no lo dejaría escapar - ¿Carlos? – volvió a llamar tomando su mano con suavidad intentado mostrarle consuelo por dicho momento.
Carlos se sobre salto al sentir los ásperos dedos de Jay envolverse con los suyos, miro las manos unidas, a su dueño quien le daba una pequeña sonrisa, volvió a ver el camino dejado y suspiro, él estaba haciendo lo correcto, si estaba asustado, aterrorizado por escapar de su madre y desobedecer a quien tanto lo había protegido pero él no podía seguir así, no podía darle la espalda al mundo exterior, Carlos quería algo más.
Él quería vivir, no solo sobrevivir.
Regreso el apretón de Jay y nado en dirección de la isla, este era su primer paso a algo más.
Ben estaba teniendo una gran platica civilizada con Mal y con platica civilizada me refiero a que estaban luchando en la arena como dos niños pequeños, fue realmente extraño era como ver a una enorme serpiente emboscar a un ratón, enserio la cola de mal se aferraba a las piernas de ben con cuidado de no dañarlo con sus espinas y este se retorcía no queriendo ceder, Jay rodo los ojos ante eso y Carlos solo miraba curioso, estuvieron observándolos un rato incluso la cola de Carlos se secó hasta que finalmente la cola de Mal empujo a Carlos que se había acercado demasiado y bueno Jay siseo amenazante en su dirección.
- Carlos – dijo Ben feliz de ver nuevamente al tritón.
- Jay – gruño Mal apresando las manos de ben en la arena - ¿cuánto tiempo llevan ahí? – pregunto levantando una ceja.
- El tiempo suficiente para que la cola de Carlos se secara – respondido Jay cruzándose de brazos, ben bajo la mirada entonces a las piernas de Carlos quien estaba de cuclillas mirando la dichosa pelea, notando que estaba muy desnudo frunció la nariz, porque hola Carlos tenía un pene y odiaba recordar eso.
- Hola Ben – saludó feliz el chico ignorando la mirada del humano quien le miro nuevamente al rostro e hizo una mueca – ¿vas a soltarlo Mal? O piensas comerlo de una vez – dijo enojado el pequeño levantándose y poniendo sus manos en sus caderas como una madre regañadora, la sirena bufo y soltó al humano para bajarse de él, ben sintió un estremeciendo al verse liberado.
- Gracias – dijo cortésmente levantándose y sacudiendo la arena en su ropa en un instante Carlos se lanzó sobre el presionando sus labios contra su boca, esto solo se congelo Jay gruño molesto y mal rodo los ojos, aun no entiendo eso de presionar la boca entre humanos, tampoco Jay pero no le gustaba ver a su Carlos tan agradable con ben – hey Carlos – dijo el príncipe alejando al tritón que no quería soltarlo – estas desnudo.
- Te extrañe mucho Ben – dijo ignorando lo que decía aferrándose a el incuso con una pierna – Evie me dio que estabas a salvo pero necesitaba verlo – froto su mejilla contra la de Ben.
- También te extrañe Carlos – asintió empujando hasta que logro quitárselo de encima, mirando nuevamente la desnudes del chico suspiro y empezó a quitarse la camisa para dársela, la sacudió y finalmente la tendió en su dirección - tomo ponte algo.
- ¿Por qué? – preguntaron Jay y Carlos al mismo tiempo, si era extraño Jay aun no le gustaban esas cosas llamadas piernas pero a Carlos le hacían tan feliz que simplemente lo hacía sonreír de igual manera además no ha de negar que la piel pálida de su pececito incuso sin las escamas que adornaban era bellísima.
- Porque ya hablamos de esto – suspiro Ben agarrándose el puente de su nariz y cerrando los ojos buscando paciencia – los humanos no andan desnudos.
- Solo póntelo maldita sea – dijo mal y Carlos agarro la camisa para ponerlos, Mal siempre estuvo a bordo de que Ben tuviera menos ropa, su piel si bien no era curtida y musculosa como la mayoría de los tritones era perfecta para el joven sobre todo cuando cambiaba de color.
Mientras Mal planeaba como derribar nuevamente a Ben quien ya estaba al lado de Carlos platicando preocupado por su ausencia los últimos días, Jay miro a la sirena, su mejor amiga y negó con la cabeza, ella se burlaba constantemente de su amor imposible por Carlos y mírenla ahora cayendo por un humano, realmente no tenían remedio.
No le contaron mucho a ben solo que Carlos se quedaría unos días en la isla, nadie tampoco menciono a la reina malvada visitando a Ben por lo que este tampoco lo hizo y aun que fue raro que Carlos decidiera vivir en dos piernas por más de unas horas lo acepto, no va a decir que fue fácil, porque no lo fue, de hecho Ben tuvo muchos problemas, la primera noche Carlos no estaba acostumbrado a dormir en algo tan duro como el suelo, hablaba sobre como su cama era cómoda y el agua lo hacía mejor, al despertar ben se encontró con un bulto pegado a su espalda, recordando a Carlos lo ignoro para seguir durmiendo cuando este empezó a gritar.
Fue vergonzoso Carlos no comprendía que había ciertos problemas en ser un adolecente humano, al principio el tritón pareció curioso luego un poco repulsivo y finalmente pareció tener lastima por el pobre Ben, darse cuenta que los humanos estaban de hecho de celo todo el año a diferencia de las sirenas le hizo consolarlo pues Carlos había despertado con una dolorosa erección matutina, esto había tenido dos reacciones, la primera fue alegrarse de que su pene ya no estuviera flácido y hubiera crecido, la segunda fue que tocarlo le dolió y por eso grito, por lo que imaginarse a Ben o cualquier otro humano teniendo ese mismo problema todas las mañanas le hizo sentir empatía por los humanos.
Claro que Carlos pregunto curioso sobre la erección matutina de Ben pero este solo negó y gracias a esta platica ambas erecciones murieron de aburrimiento, Carlos casi llora nuevamente hasta que se le explico que volvería a suceder, ben no podía decidir si Carlos lucia feliz o asustado de que esto pasara, afortunadamente el día paso igual, Carlos levanto cada concha disponible para llevarla al nido de Ben y cuando Jay emergió del mar con pescado este lo cocino para deleite de Carlos, puede que Jay hiciera una mueca ante eso pero lo ignoro.
Evie apareció entonces, chillando emocionada como como su madre ni siquiera había cuestionado su escape y aun que parecía querer decirle algo, la reina la dejo ir sin ninguna molestia, Carlos se sintió triste al principio amaba a su madre y saber que esta no había pestañado en su dirección le dolió en el alma pero entonces Evie le aseguro que su madre tal vez estaba dejándolo vivir.
El día siguiente fue aún mejor Carlos no despertó con erección y aun que miro con recelo a Ben por engañarle no lo menciono, hasta que la espalda de Ben se volvió rojiza por su exposición al sol y Carlos como buen observador lo menciono.
- Te has quemado la espalda – dijo el chico poniendo su mano sobre la rojiza piel, ben siseo de dolor a lo que Carlos alejo la mano de inmediato – lo siento – se disculpó.
- Descuida estaré bien – sonrió el – por eso debes usar la ropa – explico entonces – el sol puede dañar la piel – Carlos inclino su cabeza entonces, todo curioso por su explicación entendiendo entonces, que Ben había sacrificado su prenda para protegerlo.
- Puedo usar la ropa que está ahí – dijo entonces tratando de no ser una molestia - es ropa ¿no? – Carlos señalo el baúl que le había llevado antes – así no tienes que prestarme tu camisa.
- No puedes solo hay ropa de chica – negó Ben con una sonrisa, porque Carlos no era un chica.
- Me gusta este – pero Carlos ya había sacado uno de esos fondos para vestidos totalmente blanco - y estos – y saco un par de zapatillas también de chica, arrojo entonces la camisa quitándosela en un santiamén al rostro de Ben y se puso las ropas.
- No puedes – intento detenerlo más este ya estaba vestido incluso con las dichosas zapatillas.
- Me quedan claro que puedo – dijo orgulloso mostrando su nuevo atuendo.
- No tu no entiendes los chicos no usan ropa de chica – trato de explicarle empujando nuevamente la camisa en su dirección pero Carlos solo negó con la cabeza sacándole la lengua.
- Bueno no soy un chico, soy un tritón – y encogiéndose de hombros se sacó la camisa de Ben lanzándola en su dirección balanceándose en el fondo, le quedó como un hermoso vestido veraniego, Carlos rio dando vueltas cada vez era mejor en eso de caminar y corrió de vuelta al mar olvidando por completo la fruta que según iba a traer.
- ¿Qué es eso?, es hermoso – Evie de inmediato pidió ver las zapatillas
- Zapatos de chica – emocionado Carlos se los mostro – y mira tiene un montón de estos, son vestidos y son de chica también - agito la falda de su prenda - hay de colores brillantes Evie.
- Le dije que no lo usara – ben lo siguió molesto se había puesto la camisa de mala gana y mal hizo un puchero por esto.
- Luce bien en ti Carlos – Jay sonrió al chico que reía girando su vestido para que este volara en el viento.
- Demonios quiero tener piernas para usar esto – murmuro Evie de mal humor abrazando dicha zapatilla que Carlos lanzo en su dirección – esto es tan injusto.
Y Ben solo suspiro entregando la fruta a Mal que parecía satisfecha con su trabajo, ahora ya no estaba en la isla tenia a un tritón humano que gustaba ir en contra de todo lo que le habían enseñado, dos sirenas que no parecían querer abandonar la playa y un tritón enamorado, ¿cómo es que su vida se convirtió en esto?
Al menos los vestidos no se iban a desperdiciar.
*******************
Solo había pasado dos días, la reina mentiría si en el primer instante que su bebé abandono su casa con Jay no deseo correr detrás de ellos y destrozar al tritón por su insolencia, pero entonces el viejo recuerdo de su amor perdido nublo su juicio y en contra de todo lo que pensaba lo dejo ir, incluso cuando vio a su hija nadar lejos, seguramente a la isla del humano resistió el impulso por preguntar por su hermano, Evie seguía regresando al menos, Jay lo hizo también por lo que noto y mal con su madre, pero su pequeño y adorable Carlos no.
El segundo día no pudo soportarlo más y se lanzó entonces en busca de su niño, no, simplemente no podía aceptarlo, era muy peligroso, su niño cerca de ese humano rodeado de las dos sirenas más peligrosas de toda la colonia, ella como madre protegería a sus dos bebés, primero traería a Carlos y Evie la seguiría por propia voluntad.
Cuando llegó a la isla se mantuvo alejado de la playa, un hubo ningún tiburón esta vez por lo que la reina no tuvo que matar innecesariamente, no el único tiburón que deseaba arrancar era Jay, estudio tranquilamente la situación sorprendiéndose de que su niño estuviera de pie con esas ropas humanas, entonces Carlos giro en el aire y su vestido se levantó revelando piernas humanas, el miedo atravesó su corazón, piernas humanas, su Carlos tenia piernas humanas, aun no podía asimilarlo que su pequeño niño pudiese hacer eso, no entendía como esto era posible, por un segundo lo olvido e imaginando que había llegado demasiado tarde entro en pánico, si su niño había ido tan lejos como para conseguir piernas humanas y así estar alejada de ella entonces no habría tiempo tenía tan poco, su niño pronto moriría.
- ¡Carlos! – llamo ella levantándose en toda su gloria sobre unas rocas – mi hermoso niño – dijo ella tal dulcemente que confundió a todos.
- ¡Mamá! – dijo este feliz al verla, al notar que s madre no lucia enfadada, de hecho parecía tranquila y alegre de verlo de nuevo – ¡Mamá! – corrió a abrazarle – lo siento mucho no quise dejarte – empezó a disculparse con rapidez – sé que intentabas protegerme pero estoy a salvo y realmente Ben es un buen amigo, si es un humano pero él es bueno.
- O mi pequeño - dijo la reina riendo feliz de escuchar nuevamente el balbuceo de palabras en su niño – claro que no estoy molesta – acaricio su mejilla – jamás me molestare contigo – sonrió.
- ¿Mamá? – dijo Evie mirando extrañada a su madre tan tranquila por lo sucedido, a su lado Jay parecía igual y mal solo alerta en desconfianza, por su parte ben estaba congelado de miedo en su lugar, sabiendo lo que esa sirena era capaz de hacerle.
- Ya hablaremos después Evie – dijo en su dirección y ella asintió realmente miedo ante eso.
- No te enojes con Evie mamá – dijo inocentemente Carlos sonriendo – ella no tiene la culpa – hizo un puchero – yo solo.
- Está bien cariño – negó la reina aferrándose a su brazo con fuerza – ya está todo bien – sonrió – mami está aquí – Carlos reacciono tardíamente pues el agarre de la reina se intensifico e intento soltar su brazo – es hora de ir a casa – y diciendo esto se zambulló con Carlos.
La reina abrazo a Carlos contra su pecho empezando a nadar ignorando que si era un humano lo mataría en el agua, por suerte Carlos había cambiado su cola por piernas como en las leyendas por lo que su cola regreso al estar en el agua al igual que sus branquias y no murió ahogado.
Jay llego entonces empujando a la reina en un valiente esfuerzo suicida, al mismo tiempo Mal contrataco en otra dirección por lo que Carlos pudo zafarse de la reina, el hermoso fondo se rompió y la reina suspiro de alivio al ver al hermosa cola colorida de su pequeño.
- ¡No! - grito Evie desafíate colocándose frente a su hermano y Jay – no lo llevaras de vuelta madre – levanto la barbilla – no dejare que lo encierres de nuevo.
- Evie – llano su madre – no te metas en esto.
- ¡No! – se negó a obedecer – eres tu quien no entiende, Carlos es miserable, no puedes seguir manteniéndolo así.
- El mundo no es cruel – dijo Carlos pasando a Jay – es maravilloso – se miró animado – tan bello – bajo la mirada a su mano que busco confort en la de Jay entre lazándola – impresionante – sonrió al ver que Jay apretaba su mano.
- Mi pobre bebé – murmuro la sirena frunciendo la nariz ante ese gesto – eres tan tonto e inocente – gruño – ¿crees que él va protegerte?, va a mantenerte seguro de los peligros – y toda sus espinas se levantaron amenazantes, por primera vez en mucho tiempo Evie vio a su madre verdaderamente molesta – el será el primero en destruirte – gruño y Jay abrazo a Carlos que asustado por jamás ver a si a su madre retrocedió – vas a volver y olvidar estas tonterías –ordeno – ambos regresaran al castillo jamás debí dejarlos salir.
- No – ahora fue Mal quien gruño molesta – ellos no tienen que obedecerte.
- Tú no tienes poder ante mí – la reina se giró a ella – yo en tu lugar estaría más preocupada por lo que tu madre dirá al saber del humano en la isla – sus hijos jadearon ante esto pero Mal y Jay permanecieron impasibles a la amenaza – ¿qué piensas lograr?, crees que tu madre te dejara mantenerlo con vida – Mal solo gruño apretando sus manos furiosa por eso – crees que ella lo aprobara – sonrió notando la mirada en la sirena – es peligroso y lo sabes, arrancara su cabeza y devorara su corazón mientras tu miras.
- Basta – dijo ella.
- Te hará mirar para después alimentarte burlándose de ti – sus palabras eran frías llenas de una tristeza que enterneció a Carlos.
- Cállate – dijo apretado los dientes.
- Lo hará por que eso es lo que ella sabe hacer – mal no pudo debatir eso, tenía razón, su madre jamás a dejaría mantener a Ben, ella lo mataría nada más saberlo - Dame a mi hijo – giro a ver a Jay – dámelo y olvídale esto, ni siquiera me importa el humano, solo dame a mi hijo.
- ¡No! – Carlos se aferró a Jay – no quiero volver ahí, no si estoy cautivo – dijo con los ojos llorosos - por favor mamá no –suplico, Jay de inmediato lo abrazo reaccionando al sentir a Carlos buscar ayuda.
- Jamás te lo devolveré, pronto que lo protegería y eso la incluye a usted – Jay con firmeza declaró sin miedo alguno.
- De ti es quien debe ser protegido – escupió las palabras - bastardo, no vas a tener a mi bebé – dijo molesta.
- Mama Jay jamás dañaría a Carlos somos amigos – Evie intento tranquilizarla pero la reina solo bufo ante eso.
- ¿Amigos?- dijo con desdén - usted en no entienden – negó con la cabeza – no comprende lo peligroso que es.
- Tu eres la que no entiende – respondido ella molesta de que su madre no quisiera escucharla.
- Ya no soy un bebé no voy a volver – insistió Carlos con tanta valentía que la sorprendió un poco.
- ¿Por qué haces esto? – dijo Evie, no comprendía, no entendido la reacción tan exagerada de su madre, si ellos escaparon y si Jay podría ser una amenaza pero haba demostrarlo no serla, su madre debería estar orgullosa, feliz de que Carlos tuviera al mejor de los tritones que lo protegiera.
- Por qué no puedo perder más bebes – confeso finalmente con la voz quebrada, llena de miedo y dolor.
- ¿Que? – pregunto Evie confundida, Carlos también miraba todo extrañado incluso se alejó del brazo protector de Jay.
- No puedo Evie – dijo ella cerrando los ojos suprimiendo las lágrimas en sus ojos - no puedo perder más crías – dijo extendiendo la mano hacia ellos.
- ¿Mamá? – Carlos se acercó un poco titubeante, mas Jay lo jalo nuevamente contra su pecho aun no confiado de la reina.
- Perdí siete crías durante la gran hambruna – murmuro la reina cerrando los ojos – siete pequeños para mi gran sorpresa, tu padre los mato uno a uno para alimentarse y no pude hacer nada, "podemos hacer más" dijo con frialdad mientras arrancaba sus cabecitas y lo deje, porque él era mi pareja – la declaración asombro a sus dos hijos, por su parte Mal y Jay no estaban impresionados, no de las acciones ellos mismos sabían que esto era el orden natural, lo que realmente les impacto fue el hecho de que la reina mostrara remordimiento alguno, algo raro en su mundo.
- Por eso mataste a papá – dijo Evie con sorpresa, ella recordaba tener hambre como nunca, llorar por un poco de comida, ver forcejear a su madre contra aquel que llamo padre y luego sentir la jugosa carne empujada a sus labios, Evie devoro todo ese día con entusiasmo, como hasta saciarse y solo después entendió que la carne pertenecía a su padre.
- No – sonrío con amargura – ojala lo hubiera hecho antes pero no – negó con la cabeza- no lo recuerdas porque eres muy joven pero tenías una hermana, su piel era mucho más pálida que la nuestra y sus facciones más finas – sonrió ante el recuerdo borroso, Evie no lo entendía ella no recordaba algo así - tu padre no creía que fuera suya, como si yo dejara que algún otro me tocase, durante años la aborreció entonces naciste tú y pensé que todo mejoraría, tu padre lucia feliz, te amaba y aun que la hacia un lado todo estaba bien – Evie se acercó a ella entonces y la reina toco su mejilla con suavidad recordando a su niña perdida - entonces Maléfica hizo correr la voz, de que los peces estaban enfermos, comerlos nos mataría y todos le creyeron – apretó los dientes mirando a Mal, culpándola erróneamente por los errores de su madre - había hambre y exigió un pago por cada uno de nosotros, tu padre la mato entonces "aún tenemos a Evie" sonrió mientras rompía el cuello de mi bebé para llevársela a esa bruja – miro a Mal – tu madre solo quería asegurarse de mantenernos débiles ante su poder – escupió las palabras en su dirección - la mato, asesino a mi hija supe ya muy tarde que esto continuaría, así que arranque su corazón y su columna vertebral cuando lloraste por hambre, finalmente sirvió de algo – sonrió con verdadero deleite porque si alguna muerte había disfrutado definitivamente era la de ese bastando infeliz.
- Mami – Carlos se soltó y nado hasta la reina malvada para consolarle, porque finalmente comprendió porque su madre tenía tanto miedo de su bienestar – mami lo siento tanto.
- Eres tan parecida a ella Carlos – sonrió la sirena – Evie lo es físicamente pero tú – acaricio su mejilla – tú me pequeño tienes su curiosidad, su inocencia, su amor por el saber – cuando Evie te trajo a casa creí que podría matarte pero en lugar de eso termine enamorada de ti mi pequeño, te amo y no quiero que nada malo te pase, no puedo dejar que otro bebé sea lastimado – lo abrazo con fuerza temiendo perderle, lo abrazo recordando a todos esos niños que murieron a causa de su cobardía, por no tener la fuerza que ahora tenía, simplemente abrazo a sus pequeño niños.
- Jamás dañare a Carlos – la voz de Jay rompió el bello momento, pues este se había acercado levantando la barbilla totalmente seguro de sus palabras, listo para hacer aquel juramente a su madre.
- No puedes asegurarme eso Jay – la reina malvada levanto su mirada soltando a sus niños de su abrazo - está en su naturaleza, si no eres tu será tu padre, será Maléfica, no puedo dejarlos junto a ustedes – insistió pero no hizo nada por obligar a sus hijos.
- Mamá – dijo Evie – lo siento tanto.
- Pero no voy a regresar – dijo Carlos mirándole con decisión, con aquel fuego y valentía – no puedo seguir viviendo con miedo.
La reina malvada se había convencido tanto tiempo que ella podría protegerles, que siempre estaría a su lado, se preparó para luchar contra la misma Maléfica de ser necesario, pero lo único que no había pensado fue eso, enfrentar a Carlos, a Evie, verlos tener el valor que ella jamás mostró a tan corta edad, ella cerro los ojos dándose cuenta que no podría detenerlos, estos eran sus hijos, sus preciosos niños, aquéllos a los que crio para ser valientes y fueres y simplemente enfrentar la vida sin miedo alguno, estos era sus hijos, su legado, no podía estar más orgullosa.
Ella con el corazón roto les dejo ir, esperando el momento en que regresarían, deseándoles toda la felicidad.
********************
Era quizás más de media noche, Ben no podía estar muy seguro, el sol se había ocultado ya hace horas, después de ver a la terrorífica madre de Carlos llevarlo a las profundidades y que este regresara cabizbajo y triste, de hecho todas sus bellas sirenas parecían decaídas, Mal de inmediato le ordeno cavar la piscina para sus colas donde estaban a salvo del inmenso mar, Evie se había sentado durante horas abrazando a Carlos quien incluso con piernas lucia decaído, Mal ni dijo ninguna palabra sumida en sus pensamientos apenas si respondiendo en monosílabas a sus preguntas, Jay por su parte jamás había visto al tritón así, su vista se mantuvo firme en el océano esperando una amenaza listo para atacar lo que fura que salieran.
La tarde paso con un aire tenso y silencioso, ya era muy noche cuando finalmente Mal se sumergió en el océano junto con Jay, Evie fue la última en partir la chica parecía insegura de ir a casa el estaría aterrorizado con dicha madre pero finalmente Carlos le hablo sobre un nido y ella sonrió alejándose.
Su hermosa sirena Carlos paso aún más tiempo contemplando las olas con melancolía, mirando la luna reflejada en el mar, como esperando, arrepentido quizás de dejarlo, ni siquiera estaba vestido y Ben no tuvo el valor de interrumpir sus pensamientos, no hasta que Carlos empezó a cabecear y él le ayudo a llegar a su pequeño refugio, pensó que en cualquier momento Carlos comenzaría a llorar que se rompería en mil pedazos y el no pudiera unirlo nuevamente en su lugar, aquel chiquillo lo abrazo se aferró a sus ropas con los ojos cerrados temeroso.
Algo debió pasar, algo terrible para verlo así, Ben se mantuvo mirando su rostro, observo cada peca en este, conto exactamente el número de estas y cuando las arrugas de su ceño se relajaron, cuando el agarre en sus ropas se suavizo un poco supo que Carlos había dormido, Ben paso un dedo entonces por su mejilla, delineo su nariz y labios con una caricia suave suspirando, era bellísimo, sus largas pestañas y enormes cejas solo lo hacían hermosamente magnifico, se sintió tentado por un segundo de besar aquellos dulces labios como antes, de tomar en sus brazos el frágil cuerpo de aquella su bella sirena y jamás dejarla ir.
Pero Carlos no era una chica, su bella era un pecado cruel que incitaba al mal y el como buen siervo de dios temeroso a él no podía flaquear, con un suspiro alejo aquellas manos, empujo el deseo en su vientre y se levantó en necesidad de aclarar las ideas, Carlos era bellísimo, era la cosa más bella y dulce que jamás conoció y podía amarlo pero el simple hecho de recordarle que no era una mujer le repugnaba, le hacía tener sentimientos tan encontrados que simplemente no podían ponerse de acuerdo, si deseaba a Carlos pero el que fuera un hombre lo hacía imposible, si tan solo fuese una mujer, una bella chica de curvas pronunciadas, una que pudiera darle los herederos necesarios.
Dejo que sus pies tocaran el agua, sumergido en sus pensamientos confusos encontró el alivio en las heladas aguas nocturnas, el deseo en su vientre fue menguando poco a poco, si Carlos era un belleza pero una prohibida si tan solo fuera más como Mal, ni siquiera supo de donde salió ese pensamiento, en que momento empezó a ver a la sirena aterradora como algo excitante, algo deseable, si todas ellas tenían una belleza increíble incluso Jay era cautivador, pero siempre pensó en Evie y Carlos como sus favoritas por lo que no comprendía como ahora su mente vago en sus fantasías a la sirena purpura, ella quien había destrozado a su capitán frente a sus ojos.
El agua ya le llegaba a la cintura, el mar lo meció con suavidad intentando liberarlo de esos pensamientos impuros, Ben soltó un nuevo suspiro tomo agua con sus manos y limpio su rostro para enfriar sus ideas, solo quería un poco de paz, solo una noche sin tener que temer a su entorno, cuando abrió los ojos algo se movía debajo del agua justo frente a él, se inclinó un poco solo para notar con horror la figura que emergió de esta.
- Joder eres tu otra vez – dijo Ben mirando el porte tranquilo de la sirena de antes, el de inmediato retrocedió alejándose del mar.
- Así corras hasta el otro lado puedo traerte de vuelta – dijo la sirena en su lugar tranquila y pacifica sin muestra d querer atraerlo y ahogarlo pero bueno antes actúo así, tan inocente y calmada que podía ser otra de sus trampas, por lo que Ben salió del ahí listo para correr a su refugio
- Carlos – empezó a murmurar lanzando miradas al chico que seguramente dormía - Car – empezó a hablar más la sirena levanto una mano para callarle.
- No es a él a quien eh venido a ver – negó ella con la cabeza - Ni voy a matarte, no ahora eh venido a pedirte un favor – Ben miro nuevamente entre la choza y a la sirena debatiéndose si creer en ella o no, si alertar a la sirena que dormía ahí o simplemente aceptar su destino, esta era la madre de Carlos despues de todo.
- ¿Un favor? – preguntó en su lugar esperando no arrepentirse de su decisión tan estúpida.
- Cuida de ellos – dijo mirando a la choza donde seguramente estaba Carlos, ella había buscado a sus niños, a Evie encontrándola en el nido de Carlos sobre el castillo pero su niño seguramente estaría ahí en dos piernas humanas – a todos, sé que parecen fuertes pero aún son unos pequeños – dijo con realmente preocupación en su voz, relajando momentáneamente a Ben.
- Son sirenas asesinas, los vi devorar a mis amigos del barco – respondido el con incredulidad, pues la sirena hablaba como su madre lo hacía de los niños huérfanos del reino, como de seres indefensos.
- Y aquí estas – dijo ella con una sonrisa - salvado por ellos – pareció reírse de su propia broma algo que Ben no comprendió, no entendía como mostrar un poco de compasión podría ser visto como una debilidad - son demasiado buenos para su propio bien, solo Poseidón sabe dónde aprendieron, de ser encontrado por alguien más estarías muerto.
- Lo siento pero no comprendo, son ellos quienes cuidan de mí – respondido con honestidad, no comprendía esta parte, si Ben no estaba feliz de admitirlo pero aquí estaba el más como una mascota cuidada por cuatro sirenas curiosas que un simple invitado, mentiría si aún una pequeña parte de el estuviera esperando el momento en que se cansarían y lo matarían.
- Solo no permitas que les hagan daño - dijo la sirena ignorando las tonterías de ese humano - o tendrás un final peor que la muerte.
- ¿Que puede haber peor que eso? – pregunto estúpidamente.
- Mucho más querido, mucho más – sentencio con una voz fría sin emociones, con una mirada que le taladró el alma, Ben solo trago saliva y asintió.
La sirena lanzo una última mirada a la choza del humano y finalmente se sumergió en las frías aguas, ben se quedó unos minuto más ahí, hasta que el frio le calo los huesos, mirando el mar, esperando que eso no fuera una simple visión.
El no comprendía lo frágil que podía llegar a ser las sirenas, incluso más que un ser humano.
*************************
Hace tiempo que no veían a Carlos, Zevon miro la larga y oscura cola de Freddy siguiéndole, la sirena afirmaba que había visto a Evie y Carlos así como el otro par de sirenas idiotas nadar en esa dirección, pero aquellas era aguas mucho más cálidas a las que estaban acostumbradas y estaba esa pequeña isla, ellos definitivamente no iban por ahí, no había nada que les interesara, pero después de pensarlo tenía sentido, Carlos gustaba del sol y una isla llena de arena cálida era perfecto para tomarlo.
Llegar ahí fue fácil ver con sus propios ojos al humano que brincoteaba en la arena no tanto, porque eso no era un humano, bueno si pero a la vez no debía serlo, eso era Carlos y llevaba de esas extrañas pieles que no eran comestibles cubriéndole hasta las rodillas, esperen Carlos tenia rodillas, Carlos tenia piernas, joder ¿Dónde rayos estaba su cola?
- Evie has vuelto – grito Carlos cuando escucho el chapotear del agua corriendo en dirección del mar cuidadosamente sobre las rocas solo para encontrar que dicha sirena no era Evie – Zevon – le miro sonriente más el tritón solo miraba sus rodillas donde se había agachado - ¿Qué haces aquí Zevon? – pregunto cubriéndose con su ropa, camisón lo llamo Ben.
- ¡Carlos tienes piernas! – Grito Freddy empujando al tritón para ver mejor.
- Freddy también estas aquí – retrocedió pues la sirena chapoteaba agua en su dirección.
- Hace días que no te vemos – murmuro Zevon – Evie está todo el tiempo con Mal – murmuro mirándole a los ojos – pensamos que...
- Creíamos que Jay finalmente te había matado o algo peor – Freddy se levantó en las rocas para sentarse y poder estar más cerca de las piernas de Carlos
- ¿Qué puede ser peor que morir? – pregunto confundido el chico.
- Ser reclamado por un idiota tiburón sin cerebro – continuo Freddy – y tener que dar a luz a sus crías.
- Soy un macho – le recordó Carlos confundido.
- Habla de ella – Zevon continuo la conversación – Segundo trato de obligarle a unirse y Freddy dio una buena pelea – relato – le saco un ojo.
- Debí arrancarle el corazón – gruño molesta recordando aquel no grato momento por lo que de inmediato cambio de tema– pero mírate tienes piernas – levanto las manos agitándolas con emoción - ¿Cómo diablos paso?
- No estoy muy seguro – soltó un suspiro – mi cola simplemente se seca y – señalo sus piernas – esto aparece - extendió entonces sus piernas para mover sus dedos mientras era mirado con fascinación.
- Debe ser porque eres una sirena cálida – aplaudió emocionada – mi padre dice que su magia es muy diferente a la nuestra pero igual de poderosa.
- No veo como tener piernas puede ayudar en algo – Zavon dijo amargo, esto no le gustaba, las piernas humanas solo le hacían recordar lo vulnerable que era Carlos, lo parecido a los humanos y sobre todo la razón por la que fuera considerado una presa.
- Acaso no lo vez, Carlos puede ir a tierra y atraer hombres al mar, él puede cazar en tierra - explico la sirena.
- No me gusta comer humanos – dijo haciendo un puchero.
- Pero a Evie si, solo piénsalo cuando Maléfica escuche de esto nadie va a poder tocarte, Jay ni siquiera podrá ponerte un dedo encima – aplaudió totalmente emociona como si todos los secretos del mundo fueran revelados.
- No pueden decírselo a nadie – la interrumpió con horror en su voz.
- ¿Por qué? – Zevon lucio confundido entonces, esto era una ventaja, la independencia y su boleto a ganarse el respeto de toda la colina, Carlos podría ser intocable con algo así, con esa habilidad única para cazar.
- Es un secreto – dijo suavemente mirando a sus amigos - Zevon , Freddy prométanme que no van a decirle a nadie – tomo a Freddy de los hombros para que la mirara a los ojos – por favor.
- ¿Pero? – Freddy balbuceo aun confundida.
- Por favor – insistió Carlos mirándole con suplica.
- Bien no le diré a nadie – dijo ella rodando los ojos, por lo que sonrió luego ambos miraron a Zevon que parecía aun debatirse - ¿zevon? – llamo la sirena mirándole acusadoramente.
- No le diré a nadie – respondió de mala gana y rodando los ojos realmente molesto de tener que guardar un secreto.
- Ahora déjame tocar tus piernas – Carlos suspiro pero levanto una pierna para que ella la tocara - ¿puedes llorar perlas?, ¿tus hijos tendrán aleta o piernas?, ¿puedes tener hijos en esa forma?, ¿los humanos macho pueden quedar preñados? – empezó a bombardearlo con preguntas totalmente justificables dado su condición actual.
- No lo sé Freddy esto es nuevo para mí – murmuro tratando de responder a cada nueva pregunta que Freddy hacía, Zevon levanto su mano entonces tomo el tobillo de Carlos mojándole y este zizeo alejándose – no, si me mojas mi cola volverá – explico y mostro donde efectivamente pequeñas escamas ya empezaban a formarse alrededor de donde Zevon lo había mojado.
- Impresionante – murmuro Freddy que miraba ansiosa todo.
Zevon asintió y Carlos volvió a empujar su pierna en su dirección, el tritón entonces se acercó para mirar su pie y sin poder resistirse lamio sus dedos probándolos, Carlos hizo un ruidito ante el cosquilleo y el tritón no pudo evitar molestarlo un poco más por lo que mordió sin fuerza realmente sus dedos Carlos empezó a gritar entonces y retorcerse por lo que Freddy le abrazo para sostenerle firme mientras Zevon lo torturaba haciéndole cosquillas, desde lejos debió parecer otra cosa, los gritos de Carlos fueron confundidos y en el minuto siguiente algo debajo de agua jaloneo a Zevon.
La aleta de un tiburón se veía en el fondo del mar Jay forcejeo con el atacante de su pareja, y entre gruñidos y mordidas empezaron una pelea, en la superficie, ambos chicos miraban donde el agua se ponía turbia apenas iban a gritar cuando una tabla golpeo a Freddy obligándole a soltar a Carlos.
- ¡Aléjate de él! – grito Ben levantando a Carlos y empujándole detrás para protegerlo de la sirena que intentaba llevarlo al mar, Freddy siseo cuando se recompuso del golpe, lanzo un zarpazo en dirección de Ben alcanzando su pierna y causándole una herida que empezó a sangrar, Ben se tambaleo lanzo otro golpe en dirección de Freddy pero esta tomo la tabla quitándosela lanzándose entonces sobre el humano para matarle.
- Basta – grito Carlos interviniendo deteniendo a la sirena que ya planeaba rasgar la garganta del humano – ¡Freddy basta! – la tomo por la cintura sacándole de encima de Ben – ¡él es mi amigo! – grito y la chica detuvo su ataque, se giró para preguntar que rayos pasaba cuando el chapoteo en el agua les recordó a Zevon.
- ¡Zevon! – grito Freddy al ver la enorme mancha de sangre dispersarse en el agua nublándole todo, Freddy se soltó entonces y se sumergió en el agua en busca de su amigo, Carlos no lo pensó se lanzó detrás de ella dejando a un muy confundido Ben sangrante en la orilla.
En el fondo del mar, Jay había confundido el jugueteo con una amenaza y ahora intentaba matar a Zevon, este se defendió lo mejor que podía pero Jay siempre fue mucho más fuerte, cuando Freddy intervino Jay le había causado una fuerte herida en su costado, la sirena nado entonces como un torpedo encajo sus uñas en la cola de Jay haciéndole una herida que solo sangro más profundamente, entonces Carlos apareció y detuvo aquella masacre.
Varios minutos después un Carlos parcialmente seco se desvestía en la playa para poder tener piernas otra vez mirando reprobatoriamente a las tres sirenas, Ben se acercó tras un momento, la herida en su pierna ya estaba vendada y le tendió una camisa a Carlos que apenas si abrocho sin dejar de mirar molesto a sus amigos.
Así fue como les encontró Mal y Evie, quienes apresuraron su nadar al oler la sangre el agua y vieron como Carlos se paseaba por la arena regañándoles.
- ¿Qué rayos está pasando aquí? – gruño Mal
- Pasa que Jay ataco a Zevon y Ben a Freddy y viceversa – dijo agitado Carlos
- Lastimaste a mi Ben – gruño Mal lanzándose contra Freddy y bueno una pelea nueva hubiera empezado si no fuera por Evie.
- Basta – dijo está empujando a Mal – Ben está bien, solo un rasguño, Zevon y Jay parecen los más lastimados.
- Creí que intentaba comerse a Carlos – gruño nuevamente Jay.
- Jamás dañaría a Carlos – respondió Zevon – a diferencia de ti yo no trato de devorarle.
- ¡Yo no quiero devorarlo! – grito molesto y frustrado de que todos pensaran así.
- Claro – rodo los ojos Zevon - porque seguramente lo acosas porque te gusta – se burló marinado a Freddy que también se reía - ¿tú el idiota tiburón enamorado de Carlos? – ambos empezaron a reír incluso Ben trato de reprimir una risita porque realmente era gracioso, entonces Fredy noto que de hecho nadie más reía, Evie les miraba sorprendida, Mal parecía asesina en su dirección y Carlos enojado tal vez de que se burlaran de Jay, el tritón por su parte solo estaba completamente serio.
- Oh por Poseidón, ¿enserio?, ¿tiburón idiota? – pregunto incrédula Freddy al entender la realización de aquello.
- ¡Jay no es un idiota! – Grito Carlos molesto.
- Cállate Freddy – al mismo tiempo Mal gruño amenazante.
- Esto no es así – dijo Carlos de inmediato – somos amigos – aclaro haciendo que Ben realmente volteara la cabeza al ver la mirada de dolor de Jay a la que Carlos aprecia ajeno – todos somos amigos – Evie golpeo su frente contra la palma de su mano, Mal gruño con frustración y Jay el pobre de Jay solo suspiro ante la ignorancia de sus sentimientos por parte de Carlos.
- ¿amigos?, creí que te asustaba – Zevon miro con desconfianza a Jay – tal vez es una trampa y solo quiere comerte.
- O usarlo para tener crías - Freddy de inmediato intervino causando que todos le miraran confundidos.
- Soy un macho Freddy – respondido cansado Carlos pero ya algo acostumbrado a ella.
- Oye tienes piernas ahora tal vez así puedas quedar preñado – señalo – no sabemos si lo humanos machos pueden cierto – dijo y entonces todos voltearon a mirar a Ben con diferentes grados de curiosidad.
- No – Ben intervino ya que Jay parecía esperanzado, Carlos ansioso, Evie emocionada y Mal le empezaba a mirar en cierta parte de su cuerpo que no quería pensar lo que esa sirena imaginaba – los humanos machos o varones no podemos quedar embarazados – todos soltaron un gruñido de descontento ante esto – si estoy completamente seguro Evie – insistió antes de que la sirena intentara preguntar otra cosa.
- Bueno Carlos tiene piernas ahora – Freddy volvió a hablar – su magia es diferente a la nuestra, no forma tormentas con su voz, no atrae humanos y mucho menos puede crear remolinos tal vez él pueda quedar embarazado siendo un macho – insistió y Jay nuevamente lo miraba esperando.
- Por última vez Freddy, no tengo magia ni siquiera sé cómo sucede esto – frunció la nariz levantándose de la arena donde había estado sentado – y no lloro perlas – grito alejándose dando pisadas fuertes.
Freddy parecía enojada por la declaración pero nada la detendría ella obtendría sus perlas de sirena tarde o temprano y ahora que sabía la extraña magia de Carlos no dejaría de hacer preguntas, por otro lado ellos prometieron no contarle a nadie su descubrimiento y aun que no visitaban mucho la isla Zevon estaba feliz de que finalmente Carlos encajara en algún lugar, aún que ese fuera una playa bajo el rayo de sol junto a un humano que al parecer no podían comer.
********************************
El campo de medusas era su lugar favorito para estar, no importa que muchos lo rehuyeras, que creyeran un lugar muy peligroso para estar, si no podían soportar algunos piquetes que mal, no eran dignos de poder admirar esa belleza, para ella este siempre fue el mejor lugar sobre el océano.
- Hola – saludo cortésmente un tritón que aprecio de la nada justo donde un par de medusas gigantes habían estado antes sobresaltándola, pero la sirena recomponiéndose al susto levanto la barbilla orgullosa con seriedad – lo siento no quise asustarte – se disculpó pero la sirena se giró para ignorarle totalmente por lo que el nuevamente nado para hacerle frente – Hey mi nombre es Hunter ¿Cuál es el tuyo? – pregunto insistente por lo que la chica nado a otro lado – sabes es de mala educación no responder – más el tritón la había seguido y vuelto hablar - ¿Qué pasa un caracol se comió tu lengua? – bromeo, la sirena entonces frunció la nariz indignada volviendo a darse la vuelta – tu aleta es muy hermosa – dijo pero ella lo seguía ignorando – aunque de espaldas luces como un delfín.
- Eso fue muy grosero – finalmente ella hablo mirándose muy ofendida – nunca tendría un trato con un delfín – frunció la nariz.
- Así que si puedes hablar – sonrió triunfador.
- Claro que puedo – dijo altanera – solo tengo prohibido hablar con plebeyos.
- Bueno estás haciéndolo ahora – la sirena cubrió su boca al instante al darse cuenta haciéndolo reír – vamos princesa – bromeo – no vas a ignorarme otra vez ¿cierto?
- Eres muy molesto – dijo levantando la barbilla.
- Es mi mejor cualidad – sonrió y la sirena entrecerró los ojos – y también se hacer malabares – y diciendo eso tomo varias conchas y empezó a lanzarlas para atraparlas pero de una salió un cangrejo ermitaño por lo que se distrajo y las cochas le cayeron en la cabeza haciendo reír a la sirena – tienes una risa hermosa también princesa – la sirena pareciendo nuevamente avergonzada cubrió su boca entonces escucho un grito a la lejanía.
- Tengo que irme – murmuro recuperando la compostura – no puedo decir que fue un placer conocerle señor pero si agradable.
- Hunter el nombre es Hunter– respondido el extendiendo una mano en su dirección aquella que la joven sirena miro indecisa.
- Reina – hablo finalmente tomado su mano sorprendiéndose un poco cuando el tritón de hecho se inclinó para pegar su frente con el dorso de su mano, como señal de respeto y sumisión, ella no pudo evitar sonrojarse por esto y el complacido bebió gustoso aquella expresión.
Y la bella sirena se alejó y eso fue el inicio de una bella canción de amor.
- Te hago una promesa Grimgilde – murmuro el tritón tomando el bello collar entre sus manos, un medallón redondo con un enorme rubí en el centro, una joya encontrada en las profundidades del océano – aquí entre en campo de medusas donde me enamore de ti te entrego mi corazón mi reina – se arrodillo tomando su mano – te entrego todo mi ser, mi vida misma para ser tuyo por toda la eternidad.
- Siempre has sido un poeta Hunter – sonrió ella levantándole – me entrego a ti mi amado, por siempre, por lo años que Poseidón reine en los mares – declaro con verdadero anhelo, con seriedad el viejo juramento de amor- hasta que las aguas se evaporen y todo mi ser deje de existir – sonrió entregando de igualmente un collar.
- Ven conmigo ahora – suplico – para que esperar vámonos – le suplico sabiendo que su amor era puro.
- No, necesito tiempo por favor, debo despedirme – sonrió ella pues aun cuando su amado prometió una vida de aventura aún tenía que despedirse de su amada madre - aun que ellos no lo sepan, espera un día más, solo uno te pido.
- Te estaré esperando mi amada, te esperare siempre de ser necesario – sonrió el dejándola ir, ansiando el momento en que estarían juntos para siempre.
Y la sirena inocente se fue a casa dejando a su amado en aquel lugar, suspirando llena de amor por los mundos que conocería pronto, sin saber que jamás lo volvería a ver.
Notas:
Dejemos claro una cosa, si Ben gusta de Carlos pero él no es gay ni nada de eso le gustaba de Carlos cuando creía que era una niña, ahora que sabe que no lo es esta molesto por que le sigue gustando un poquito pero no quiere tener nada que ver con su pene.
La reina malvada no quería dejar ir a sus bebés pero termino haciéndolo y de paso amenazar a Ben.
Freddy la mejor amiga nunca.
Carlos aun no entiende que Jay lo ama.
Por si no lo entienden lo último es como se conocieron la reina malvada y el amor de su vida.
No olviden revisar mi Devianart si quieren conocer a Freddy y Zevon versión sirenas.
Galletas?
Chocolate??
Un pez???
U
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro