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Capítulo 34: A salvo

Richard Hanmer camina a pasos largos y tranquilos, ha dejado a su personal encargarse de sacar la basura mientras que él se dirige a encontrarse con la pareja que está en la habitación. Haya a su empleada sentada de lado sobre las piernas del pelinegro, quien frota su rostro en el costado de ella. El hombre humano emite una risita burlona junto a Aaw por la ternura con que el otro se entrega, cuando siempre se muestra como alguien rudo. La mujer se sonroja dibujando una sonrisa nerviosa, pero Júpiter posa la mirada molesta y emite un gruñido bajo, Hanmer alza las manos en son de paz, se acerca metiéndolas en los bolsillos dejando en sus labios una sonrisa penosa con la mirada baja. No hay palabras, al menos hasta que Júpiter habla con enfado.

—¿Dónde está ese maldito? Entrégamelo.

Luna le dirige rápidamente la mirada preocupada, niega pidiéndole que se calme para no hacer algo indebido.

—¡Se atrevió a tocarte! —brama alto resonando en el espacio, Luna toma su rostro, juntan las frentes y ella le da una sonrisa compañera.

—Pero no consiguió hacerme nada, tranquilízate por favor.

Júpiter ensombrece sus ojos, esconde el rostro en el hombro de la joven a la vez que aprieta el abrazo sin llegar a lastimarla. El señor Hanmer, que se ha mantenido en silencio y atento de la demostración de afecto, siente un poco de nostalgia al recordarse cuando era así con su esposa.

Carraspea para atraer la atención. —No tendrán que preocuparse, ya me hice cargo —menciona gentil sin perder la sonrisa.

Aunque la pareja pide saber lo que sus palabras significan con exactitud, el otro se escuda con que no es necesario entrar en detalles, ríe entusiasta diciendo que debe ir a casa y que el día de hoy todos están libres, sin embargo, antes de que pudiera salir del lugar, Júpiter le detiene advirtiendo que debe refugiarse, que pronto no estará seguro y nadie del pueblo, y que por favor, se lleve a su asro con él.

—¿De qué hablas? —pregunta desconcertada la mujer, aunque su jefe no es diferente.

El de ojos grises explica la situación, la posibilidad de invasión que les preocupa está próxima a llegar en pocas horas, lapso en que los militares estarán apoyando en una evacuación de los residentes, pide nuevamente mantener a Luna con él, a pesar de que ella se niega a separarse sin más de no conocer detalles, pero Júpiter, más con imploro que como favor, pide su disposición a estar a salvo.

—Mas te vale venir a mí luego —le exige demandante al macho que sonríe divertido en su forma original, y se inclina para besarla con atrevimiento.

Júpiter observa al mayor, que ha accedido sin condición alguna a tener cerca a la joven, le agradece su ayuda y él asiente comprensivo, dándole la oportunidad de volver a su labor. Ya ni siquiera se preocupa de pasar desapercibido por su apariencia y quiénes lo miran con consternación, esas personas ya estaba alarmadas por las sirenas de emergencia y la presencia de los soldados, anunciando a través de los altavoces sobre una evacuación inmediata, sugiriendo llevar consigo solo documentos importantes y cosas necesarias, ahora la cabeza les explotaba con la criatura que veían. Júpiter pensó que quizá eso ayudaría, un poco de pánico a veces es necesario y útil, no se equivocó mucho, las personas se apresuraron en el aviso, aunque otras frenaron a los uniformados y exigieron una explicación a lo que sus ojos vieron, otro grupo opta por tomar sus armas y querer enfrentar la amenaza que según ellos, es ese monstruo, sin imaginar que es otro enemigo que conocerán pronto.

Júpiter regresa al establecimiento de la milicia, por supuesto que la devota de la disciplina estaba ahí lista para la acción, con armas que al parecer del hombre, no serán de utilidad. Se queja por ello y el ignorar de la peliamoratada. Ella se gira apuntando con la pistola y dispara una bala que roza la mejilla de la criatura, cuya sorpresa arriba por la herida formada.

—Recuerda que tenemos información sobre ustedes, y que sabemos la forma de afrontarlos —guarda el arma y con orgullo hace girar la mano en un ademán de movilizarse.

Júpiter dibuja una sonrisa forzada, agradece y espera jamás tenerla de enemiga si ya como aliada llega a ser molesta. No obstante su atención es robada, mira que su amigo y la pareja de él llegan a reunirse, algo claro que tiene Júpiter es que lo golpearía después si la suerte les favorece para no morir. Él les informa de la situación actual y la que esperan, la pareja se mira compartiendo un poco de calma por saber que se movilizan por el motivo.

—Júpiter —habla la joven a su frente con determinación—, tengo algo que preguntar.

—Ahora no —corta las palabras de ella casi groseramente, pero trata de parecer guasón con una fingida sonrisa divertida.

—Esto es importante, ya sabía de esto…

—Sí, estás viendo todo esto.

Heka se adentró en la conversación. —Escúchala, no es lo que crees, ella entendió la comunicación entre nuestros enemigos.

Júpiter se quedó quieto dando la espalda a sus amigos, resopla tomando su cabeza y gruñe bajo por la frustración que Aurora le causa. —¡Llévatela ya! —espeta furioso volteándose a enfrentarlos, a la chica la hace respingar del susto, y a Heka interponerse por el comportamiento de él.

—¿Qué te pasa?

—¡Pasa! —inhala profundo para calmarse y hablar más calmado— Pasa que ella no debe de estar aquí, pasa que te trae problemas a ti y a mí, en especial a ti, y te va a traer muchos más. ¡Pasa que tiene que estar a salvo!

Ambos amigos se gruñen mutuamente, uno por lo que se le exige, el otro por lo que no puede logra. Entonces, por suerte, un auto frena de inmediato, quien baja de ahí con rapidez para llegar a abrazar a la criatura cerca de la chica, es un jovencito de cabello rojo y ojos verdes, chico que le muestra una moneda con una X en el medio y, que le agradece haber cumplido su promesa. La madre y el padre salen deprisa, el sheriff había frenado porque su hijo mayor se lo pidió y porque se preocupó de ver a la muchacha con esas criaturas, por lo que una vez bajó del auto apuntó con su rifle.

—¡No, papá! —interviene el hermano mayor interponiéndose a su frente, con las manos alzadas pidiendo comprensión— Ellos están de nuestro lado, no hay de qué preocuparse.

—¿Que no hay? —el hombre no quita la mirada desconfiada de la criatura ni retira el dedo del gatillo— Quítate.

—¡Señor Becklan! —vocifera Aurora también protegiendo al par de amigos— Espere, esto no es lo que piensa.

La madre atemorizada pide a su hijo menor regresar con ellos, pero hasta el muchachito defiende a esos monstruos a la vista de sus padres. Júpiter sonríe, toma al menor y a la chica a costa del reclamo de Heka y en especial de la enfurruñada Aurora, ante la mirada desesperada de los padres que piensan lo peor de él, pero los lleva hasta quedar con Timothy. La madre se afianza a abrazar a su pequeño.

—Perfecto, llévatela, huyan de aquí —dice una vez la deja con los pies en el suelo, ella se voltea ofendida, va tras él a pesar del intento del chico por mantenerla tomada del brazo, pero la joven se zafa.

—¡Hey, Júpiter! —él no le hace caso—. ¡Tú! —toma una roca del suelo— ¡Idiota! —con enfado se la arroja dándole justo en la cabeza, obteniendo su atención e impresionando a los humanos y a Heka— ¿Cuál es tu problema conmigo? ¿Qué es lo que ha hecho que cambie tu opinión sobre mí?

—No se trata de ti.

—¿Ah no? Antes te enfureció el hecho de pensar que jugaba con Heka, estabas feliz cuando mostré mi disposición de estar con él —se pone a su lado hasta que finalmente evita que siga caminando—, y ahora te molesta tanto que le pides a Tim que me seduzca. Dime si eso no es un problema.

Júpiter y Heka se impresionan por las palabras últimas, ambos miran al pelirrojo, el primero le etiqueta de traidor y el segundo le gruñe sin querer ocultar sus celos, pero el muchacho se encoge de hombros con los brazos alzados por las miradas, se dirige a Heka hablando tranquilo.

—Tú y yo —señala a ambos torciendo la boca en una mueca ladina—, tenemos que aprender a comunicarnos mejor, ya lo había dicho antes —el contrario vuelve a gruñir, Timothy dirige ambas palmas a la criatura como forma de evidenciar su punto—. ¿Ves? Digo algo y tú gruñes. Yo digo «Tenemos que hablar». Tú dices «Grrr».

Levanta ambas manos y aprieta los dientes simulando ser garras y colmillos. El mayor, le mira mal volviendo a gruñir, lo que hace al humano mofarse con obviedad por lo que hace un momento había objetado. Sin embargo, los padres de los hermanos se miran entre ellos, luego ven a la escena de su hijo mayor y su amiga con esos seres extraños, pensando en que es lo más bizarro que han presenciado. La pregunta de lo que pasa es más fuerte que nunca, ni siquiera saben cómo interrumpir, por suerte para ellos, fue la muchacha que irrumpió.

—¡Habla! —exige con frustración siendo demandante.

—Ven acá —pide casi en secretismo—. Sola —agreda cuando Heka intenta acompañarla, pero la joven acepta separándose con Júpiter—. Me hizo feliz que ustedes dos complementaran, y me encantaría que lo concretaran en un vínculo.

—¿Vínculo?

—Pero con la situación que implica el regreso de nuestra reina, eso no va a pasar.

—Explícamelo. No voy a dejar mi relación con él —sentencia decidida.

—¿Aunque implique una ejecución? —la joven palidece de inmediato ante el simple cuestionamiento, su cabeza busca comprender lo que se le preguntó pensando que no escuchó bien— Sé que no quieres eso.

—Claro que no, pero, de qué…

Júpiter mira atrás, a su amigo que le ve resentido, sabe que ha agudizado su sentido auditivo y escucha la conversación que lleva a cabo.

—No voy a darte detalles —devuelve la atención a la humana—, eso no me corresponde aunque quisiera decírtelo, pero puedo decirte esto. De donde somos, las promesas son ley, eso ya lo sabes —Júpiter posa la mano en el hombro femenino en señal de compasión—. Heka tiene una promesa con la reina, con el reino mismo. Romperla sería el equivalente a una traición.

—Esto no sentido —se aparta del que la ve conmiserada—. Heka dice que la reina es benévola, que estaría feliz por nosotros.

—Lo estaría, si no fuera quien es ahora.

Heka gruñe con enfado, atrae la atención de todos y sin contemplación se acerca para reclamar a quien considera su familiar. Demanda saber qué es lo que su amigo conoce y no él, qué hizo cambiar a su majestad al grado de querer llevar a cabo la ley marcial sin siquiera escuchar a la razón de un corazón enamorado, cuando ella misma ha considerado los sentimientos entre las decisiones que ha tomado.

—No es el momento —se excusa emprendiendo los pasos a seguir con la preparación.

—¿Entonces cuándo? —Heka interpela a su amigo, pero él simplemente no contesta, en su lugar, Júpiter le mira con ojos firmes, pero a la vez que piden perdón— ¿Que está pasando?

—Que se vaya con ellos —señala a la familia humana—. No queremos que esté en peligro.

Menciona alejándose, Heka mira un instante al suelo intentando dar una respuesta al extraño comportamiento, no obstante, la mano de la joven le hace sentir el toque. Él anuncia tener razón, que debe mantenerse a salvo e irse con el joven Becklan es lo correcto en ese momento.

Aurora se cuestiona la preocupación de una ejecución, el contrario está seguro que eso no ocurrirá, que jamás su líder haría tal cosa sin razón válida. Confía en el ojiverde y su familia para llevarse a la chica de ceño fruncido porque quiere quedarse aunque no sepa a qué exactamente, lo que causa gracia en el otro. La ve subir al vehículo e irse hasta que tiene que doblar la calle y se pierde en el camino, de esa manera demanda a su amigo que tendrá que darle muchas explicaciones después de lo que enfrenten.
Mientras tanto, la chica pide pasar unos momentos a su morada, con rapidez entra por su conejo, teléfono, y unas maletas que sus padres, en especial su madre siempre tiene preparada para caso de emergencia. Ahora piensa en lo bien precavida que es su progenitora.

Ella llama a los números de ambos, pero entran al buzón de voz, por lo que decide en dejar un mensaje alertando que están evacuando sin dar información sobre una invasión alienígena, ya luego explicará eso. Y junto a la joven, muchos otros están alerta, Hanmer tiene todo organizado para salir cuando antes junto a su familia y Luna, lo mismo con Nick y sus empleados, a quien su mayordomo le acompaña con vigía. Las calles que antes rebozaban de casi libertad para transitar, ahora se han hecho un mar de vehículos y personas apresuradas hacia la salida, aunque quedan algunos incautos que piensan enfrentar lo que se les han informado y les cuesta creer, pero que a pesar de eso prefieren defender sus hogares.

El auto se detiene ya casi a las afueras, donde un vehículo de la policía del lugar está aparcado junto a otros. El hombre de familia mira a la suya, le confía a su hijo mayor la responsabilidad de conducir y llevarlos a lo lejos, lo que va a hacer le es claro a todos, por lo que le imploran no bajar y quedarse con ellos, pero el mayor sonríe consciente del riesgo, al igual que los que se quedan. Después de todo se trata de su tierra. Besa a su esposa, abraza a sus hijos, se despide y reza a Dios su cuidado. Una vez intercambiado el lugar con Timothy y este haber puesto en marcha el trayecto de nuevo, toma la arma que se le entrega y muestra la gallardearía con que va a defender lo que es parte de él y a los que ama. Espera paciente y ansioso el encuentro.

×~×~×~×~×

Por la tarde, en las colinas y montañas alejadas, pero que dan una vista a lo que ahora ven y piensan parece una villa fantasma, hay un campamento improvisado por los pueblerinos que se han reunido y están a la espera de que sus seres queridos regresen, mientras tanto, los vecinos comparten el tiempo y espacio entre charlas y especulaciones, otros prefieren pasar el rato cuidando a los niños o sencillamente no pensar en nada malo, mientras que en lo alto de una roca, sentada con las piernas abrazadas y encogida de hombros por un poco de frío, los ojos oscuros como el cielo nocturno se posan a cualquier lugar del pueblo. Está sola ignorando el parloteo inseguro a su espalda.

Y en la base de la subida de la roca, el joven de ojos verdes la mira en el silencio que piensa tiene algo ruidoso que su mente oculta. Escala la áspera superficie hasta quedar a su lado, en donde se sienta imitando la pose y ofreciendo la chaqueta deportiva, la cual ella toma con una sonrisa sincera colocándosela y soltando un suspiro gustoso por el calor que le embarca.

Timothy se acomoda con las manos atrás, sonríe burlón viéndola divertido. —Este es el momento en el que dices «Me gusta tu colonia».

Aurora ríe sin ocultar la sonrisa que por lo general cubre, lo mira contenta por querer mantenerla relajada, así que toma la esquina del cuello de la prenda y lo huele un poco.

—Me gusta como huele a detergente de flores —ambos ríen de nuevo, aliviando y desapareciendo la tensión que ya no les había permitido estar como antes, como amigos.

Les da la oportunidad de apreciar la compañía mientras miran a su hogar.

—Auri —ella emite un «Uhm» como contestación—. ¿Cómo te olvidaste tan rápido de mí?

Ella le mira sorprendida por la pregunta, nota que el joven por unos segundos no quiere verla, pero lo hace clavándose en sus ojos como siempre. Suspira lento y profundo posando la vista al cielo que cada vez va rumbo al ocaso.

—¿Crees en eso de que algo está predestinado? —se rasca la cabeza sintiéndose que ha hecho una pregunta extraña.

El joven titubea, la sensación que posee es una mezcla de no comprender y a la vez sí. —Si hablas de películas o un libro de fantasía, pues, sí —confirma dudoso, pero luego niega rápido—. No, perdón, la verdad no comprendo.

Aurora bufa con gracia. —Cuando lo toco, aunque sea en un roce de manos, siento que todo es un caos que me emociona.

—¿Conmigo jamás sentiste algo así?

Negó. —Me hacías suspirar y me ponías nerviosa, pero Heka, él es como un, ah, no sé.

Ríe nerviosa, al chico le provoca una carcajada y le golpea con suavidad el hombro con el suyo. —¿Una chuleta de calidad?

Se miran cómplices y divertidos, la chica le muestra un leve entrecierre de párpados. —Te odio —bromea sin dejar de sonreír.

—No es cierto —se jacta con orgullo—. Me alegra ver que la antigua Aurora está regresando. Eso es bueno.

Ambos amigos se quedan en silencio, hubieran estado más tiempo así de no ser porque notaron lo que entre los arbustos, están tratando de mantenerse ocultos.





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( ╹▽╹ )
Holis.

Sus impresiones, opiniones y/o teorías déjenlas aquí.
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Nos leemos pronto. (。•̀ᴗ-)✧

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