Capítulo 3: Una elección
Aurora Jones retoca su maquillaje frente al espejo, pone un labial rosa en sus labios y peina suavemente su cabello, lleva puesto botas largas que llegan debajo de las rodillas, mallas beige, una falda holgada negra con líneas rojas y amarillas, y una blusa roja casi ceñida de mangas caídas, su collar de luna y estrella jamás le falta, menos cuando fue el último regalo que su hermano le obsequió. Ve a la criatura en su siempre esquina leyendo uno de sus libros de fantasía antes de tomar su teléfono, y meterlo a su pequeña cartera con tirante. Se despide de su inquilino y baja las escaleras feliz imaginando dar la sorpresa a su amigo de llegar a la fiesta. Cada viernes en la noche su equipo hace una fiesta en alguna casa de los jugadores estrellas, esta vez tocó hacerlo en el hogar del capitán Eliot Frank, casi a la par de popularidad que Timothy Becklan a excepción que él no es considerado tan encantador, su papel en el campo es básicamente bloquear cuando el balón está en su bando, sin embargo tiene todo el respeto de su equipo dado su liderazgo y capacidad para alentarles a jugar.
—Ya me voy ma, hasta luego pa —dijo pretendiendo que podría irse ya que horas antes obtuvo su permiso.
Sin embargo su madre le pidió esperar antes de que se fuera dándole confusión a la joven en cuanto miró que su padre se levantó para subir a arriba, dejando a madre e hija sentadas a solas en la mesa de la cocina.
—¿Qué pasa? —preguntó curiosa por ver a su progenitora sonreír simpática con las manos enlazadas.
—Hay algo que debemos hablar cariño —sacudió un poco la cabeza sin dejar de sonreír—. Mira, yo entiendo que estás en una etapa un tanto, ehm, frenética por llamarle de alguna manera.
—No estoy comprendiendo —mencionó extrañada por verla soltar una pequeña risilla.
—Antes que nada debes saber que lo que sientes es algo muy normal, no solo a los hombres les pasa, con tu hermano, bueno, fue a sus quince años y tu padre habló con él.
—¿Qué? Espera mamá, ¿de qué hablas? —Aurora cada vez estaba más confundida por la plática que su madre intentaba llevar.
—Mi vida, no tienes que avergonzarte, comprendo que quieras experimentar y así, no te juzgo en verdad, pero creo que debes ser más paciente, y sobretodo ser responsable.
La joven cayó en cuenta de lo que a su madre se refiere, ató cabos por tres sucesos en total. Uno fue lo que tuvo que decirle a su padre para hacer que desistiera en entrar a su alcoba, la segunda la cara de preocupación de su padre al pedirle permiso a él y a su madre para ir a la fiesta, por último estaba justamente la conversación que tiene ahora. Su madre piensa que lo que hizo hoy era algo para autosatisfacerse y que ahora tal vez vaya a su encuentro para culminar su deseo.
—Ay Dios, esto no está pasando —la chica está colorada de la vergüenza por confirmar que eso es lo que se piensa de ella—. No, las cosas no son así.
—Tranquila hija, está bien. Mira, es verdad que a nosotros nos gustaría que guardaras tu virtud hasta el matrimonio
—Mamá, no…
—Déjame seguir —tomó con ambas manos una de la chica, pues la otra frota su frente—. No veo un problema con que ya sabes, experimentes, pero siempre con protección y además de que estés segura de que a quién escojas debe ser alguien de bien. ¿Sí?
Ella asintió rápido. —Mamá, malinterpretaron las cosas, yo no me —bajó la voz a casi musitar— estaba tocando. Solo me cambié de ropa y no voy hacer lo que creen, voy a ir a una fiesta con Tim.
—Oh, Timothy es un buen chico —dijo feliz dando palmaditas a su mano—. Y uno que estoy segura es responsable.
—Sí, sabes qué, ya me voy —se levantó penosa por la situación y se despidió saliendo de ahí.
Agitó su cabeza deseando sacar esa conversación vergonzosa de su mente ante una situación que se sacó de contexto por su mentira. Prefirió concentrarse en las estrellas que ve en el mar de arriba y sus misterios, en ese ser que llegó de ahí preguntándose por lo que él ha visto. Camina por la calles hasta llegar a la casa envuelta de música, luces y personas que se van y otras llegan, jóvenes que beben, conversan, ríen y otros se besan ya sea discreta o descaradamente. Ella pasa a la morada, atraviesa el mar de gente buscando a la persona que minutos antes publicó en su red social una foto suya estando ahí junto a sus amigos.
Su sonrisa ilusionada aumenta más junto a su sonrojes, pasa a la parte trasera de la casa, sección en donde está la piscina y muchos muchachos de la universidad y el pueblo nadan y se la pasan bien entre risas y alcohol. Aurora visualiza a quien busca, ve la chaqueta con el estampado de un meteoro en llamas que reconoce a la perfección, pues fue ella misma quien se lo pegó y regaló a su amigo. Se acerca feliz para hablarle, pero se detiene y su emoción se reduce hasta borrar su expresión alegre cuando mira con quién está y lo que hace con ella.
Siente un golpe en el corazón cuando mira a la de cabello chocolate claro besar con vehemencia al pelirrojo que la sostiene de la cintura y ella rodea su cuello. Mira a los lados como queriendo huir hasta que eso mismo hace con rapidez sin mirar atrás, sin embargo ella toma otra ruta, sus pasos los encamina por el bosque con enfado y frustración, maldice haber visto a Susana Carter besándole.
Esa chica que es tan linda y querida por ser titular del equipo de animadoras y próxima capitana del mismo, chica que siempre la ve como menos, con superioridad y que le mira mal cuando está cerca de Timothy y en especial cuando él se va tras ella.
Se detuvo en la vegetación frondosa, se soba los brazos por sentir un poco de frío y patea un montón de hojas como mejor forma de saciar una muy pequeña parte de su decepción.
Su dilema pronto es callado por los sonidos de ramas a su espalda, el miedo viene a ella con un helado sentimiento de incertidumbre para querer voltear y saber lo que hay atrás de ella, ruega por que sea su imaginación y no otro oso.
—Boo —dijo la criatura inclinada a su altura causándole chillar del susto.
—Pero —respira profundo estando un poco aliviada—. ¡¿Por qué haces eso?! —espetó enojada mirando que él ríe por su acto infantil.
—Admítelo, fue gracioso.
—No lo fue. ¿Y qué haces aquí? ¿Acaso tu nave cayó cerca de aquí? —algo le hizo pensar, pues quizá fue él el que cayó la noche que hubo el apagón, sin embargo descartó esa idea pues era imposible dado que el tiempo y distancia del impacto dejaba mucha distancia hasta su aparición.
—No, tenía pensado ir, pero me dio curiosidad mirarte —observó en dirección a donde está la fiesta, inquirió con la cabeza sonriendo guasón—. ¿Por qué te fuiste tan rápido?
—¿Por qué te interesa?
—Ya te lo dije, curiosidad. Ver humanos no es algo que encuentras todos los días.
—Ya no me dieron ganas de estar ahí —empezó a caminar nuevamente siendo acompañada del ser.
—Cuando saliste estabas positiva, luego eso cambió cuando miraste a ese macho de cabello rojo —ella se detuvo haciendo que él también, y aunque no muestra la confusión debido a que mantiene la sonrisa burlesca, la chica sí lo deja ver—. ¿Acaso buscabas ir con él?
—No —titubeó volviendo a caminar—. ¿Qué te hace creer eso?
—Tu actitud demanda quererlo de pareja —esas palabras causaron el nerviosismo en la joven que simplemente no sabía qué contestar, sus pies empezaron a dudar por el camino que deseaba tomar—. ¿Qué te pasa?
—¿Qué me pasa? Nada me pasa. ¿Qué te pasa a ti? A ti te pasa algo —pronunció con suma rapidez enarcando el ojo al contrario—. ¿Qué rayos le mira?
Ella había lanzado la pregunta musitando sin intención de que fuera respondida, sin embargo, el ser la escuchó sin problemas dado su excelente percepción auditiva y el gran silencio del bosque.
—Una excelente elección —contestó con sinceridad obteniendo la confusión de la muchacha—. Para una generación mejor se debe buscar la alta taza de beneficios posibles. Un macho fuerte y hábil tiene mayores posibilidades de obtener a una hembra capaz de dar los frutos para la preservación de los más aptos. Esa hembra tiene a simple vista buenos atributos de un cuerpo sano y fuerte, sus brazos, piernas y abdomen lo demuestran.
Aurora escuchó esa explicación con atención y silencio, no podía creer esa alegoría y tampoco podía cuestionarlo cuando sabe que para ser porrista se debe tener buena salud física y un entrenamiento constante. Aún así eso le hizo sentir ofendida, volvió a su andada para llegar a un árbol grueso con escaleras hechas para escalar del tronco. Subió a esa vieja y fuerte casa del árbol que el ser miraba curioso. De un salto llegó arriba habiendo hecho temblar un poco la fortaleza, miró que la chica le dedicaba una mirada fusca mientas se sentaba a la orilla.
—¿Qué? —preguntó sin entender su enfado.
—¡Oh nada! Es solo que es bueno saber que si mi linaje perece es porque no soy apta para la evolución —recriminó sarcásticamente soltando su malhumorada actitud—. No sé cómo es que escogen parejas en tu planeta pero aquí no somos animales.
—¿Me has dicho animal? —Aurora tragó nerviosa mirando disimulada a la criatura.
—Yo… no he dicho nada —se defendió no queriendo hacer contacto visual mientras lo cambiaba a la vista del cielo, ese firmamento que siempre sintió era parte de ella y estaba perdida—. Pero supongo tienes razón, los chicos siempre buscan a la más bonita ¿no? —soltó un suspiro resignado dirigiéndose a bajar de nuevo.
—¿A dónde vas?
—A casa, no tengo nada más qué hacer.
El ser asintió para llegar al suelo de un salto haciendo retumbar la corteza, ese pequeño sismo desestabilizó a Aurora, que le faltaba cinco metros para tocar el piso de tierra y hojas, sus manos no se sostuvieron y sus botas resbalaron, gritó del susto pensando en que caería estrepitosamente, y lo hubiera hecho de no ser porque la criatura la atrapó en el aire y en brazos. Él ladeó su cabeza antes de bajarla y ella agradeció su ayuda, luego caminó alejándose mientras el ser la veía irse sin más nada que agregar. Ambos tomaron caminos separados, la criatura llegó a una cueva en la que se adentró sin cuidado, observó a esos dos pequeños osos de setenta centímetros comiéndose el alce que él mismo había llevado una noche antes. Arrancó la pierna de ese herbívoro recibiendo el gruñir de uno de los osezno que a él le causó gracia, lo come con calma mientras más se adentra al pasaje subterráneo para llegar a su nave comparable a la casa de dos pisos de Aurora.
Abrió el tablero oculto a un costado de la compuerta e introdujo el código que bajó la rampa que da acceso al interior. El color azul grisáceo resplandece un poco con la luz blanca de las lámparas adheridas a la pared de metal, sube las escaleras al segundo nivel en donde yace la sala de pilotaje. Toca la pequeña esfera de luces azules, rojas y verdes, una pantalla táctil expande el teclado con jeroglíficos de su lengua. Teclea haciendo aparecer una versión simulada de su nave en la cual diversos puntos rojos indican las averías, resopla molesto y vuelve a teclear, un segundo holograma se muestra, este siendo el globo terrestre y una señal amarilla parpadea en el punto superior.
—Estoy demasiado lejos —expresó frustrado recostándose de la silla de navegación.
Observa molesto por su nave casi sin futuro y la trayectoria perdida. También chasquea la lengua pensando en el impacto que tuvo lugar la noche que salvó a Aurora del oso. Él estaba herido, su apetito le mataba ya que sus reservas de comida se habían agotado mucho antes de llegar a la Tierra, haber tenido que devorar a ese animal y tener que amenazar a una humana no era algo que le sentaba bien, pero tampoco podía permitir que su estadía ahí se viera afectada por minimices cuando tiene una misión que cumplir. Su mente también piensa en que si aquello que se estrelló en las afueras del pueblo sea una nave tripulada, si solo fuera una nave controlada a distancia que le perseguía eso sería más fácil, pero si estaba habitada entonces piensa en sus complicaciones, sobretodo porque no sabe si es un aliado o enemigo.
—Oigan, fuera —reclama mientras ve a esos pequeños oseznos que entraron al espacio.
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Una tranquila mañana de sábado pasa encantadora para la muchacha que fue enviada a comprar pescado a la marisquería del pueblo. Aurora camina rumbo al local para hacer los pedidos, salió ella para hacerse de la vista gorda cuando su padre cuestionó sobre la carne que al parecer no recuerdan haber comido. Ella va con su paso sin cuidado cuando ve pasar las camionetas con el color verde oscuro típicas del ejército, contó seis en total y también un par de helicópteros, además de que un par de patrullas del pueblo les escoltan y entre ellos observa ir al señor Becklan con su usual estilo de vaquero. Aurora no es la única que se queda mirando el desfile militar, todos miran impresionados, comentan y teorizan la presencia de la autoridad.
Cuando lo última camioneta verde pasó su cuerpo se giró en su dirección para ver a estos irse por el camino, y en sentido contrario por la acera visualiza a su amigo ojisverdes venir trotando en su encuentro.
—Auri, hey —saluda carismático y juguetón tomando sus mejillas como una abuela a los nietos cuando la visitan—. Uy, qué agresiva —rió al ser alejado entre risas por la chica.
—¿Qué tal Tim? ¿Hoy no tienes entrenamiento? —el chico negó posando el brazo sobre ella rodeando su cuello. Empezaron a caminar siendo guiado por ella, que trata de no parecer afectada por ver a su amigo besando a alguien.
—¿Y qué tal tu noche? —preguntó con inocencia mirando atentamente la cara de ella.
—Muy bien, estuve leyendo, ya sabes.
—¿Ah sí? —ella asintió viendo la marisquería en la acera de enfrente, el muchacho se detuvo haciendo que ella también— Un amigo —sacó su teléfono enseñándole una foto— compartió esto en su muro.
—¿Ajá? —mencionó confusa al ver la selfie de uno de los jugadores sosteniendo una cerveza frente a la piscina.
Timothy agrandó la imagen a un punto al fondo haciendo notar que ella sale en la captura, tragó en seco y nerviosa encogiéndose de hombros ante la sonrisa y mirada coqueta del chico.
—Sabes, podría jurar que esta princesa es muy parecida a alguien que conozco, pero —subió sus hombros simulando no darle importancia— no sé, ella me habría llamado si fuera ahí a no ser…, ¿que quisiera darme una sorpresa?
Aurora emitió una risilla delatando su plan, se removió mirando a todos lados mientras su dedo índice rasca la esquina de su boca. El chico pelirrojo sabe que cuando hace eso es porque se niega a aceptar la verdad, así que ríe y le abraza zangoloteándola con ternura por ser así de transparente con él.
—¿Por qué no me hablaste?
—No quise molestarte —posa sus manos sintiendo los bien trabajados que están sus brazos.
—¿Por qué me molestaría si esperaba a que fueras conmigo? —la chica se alejó confundiendo a su amigo, quien preocupado por su semblante no tan alegre la analiza minuciosa— Aurora, ¿qué pasa? ¿Alguien te molestó en la fiesta? ¿Te hicieron algo? —su ceño fruncido y puños tensados así como su mandíbula, deja ver su enfado.
—No, nada pasó, en verdad, es que no quise ser mal tercio.
Con más confusión el muchacho preguntó. —¿De qué hablas? —y de pronto a su mente se le vino una idea— ¿Me viste besando a Susana Carter? —ella asintió— Ah.
Rió causando que en el rostro de su amiga se pintara la ofensa, pues cruzó los brazos y le miró con altivez y seriedad.
—Fue un malentendido —dijo sonriendo de oreja a oreja por la molestia de la chica—. No te pongas celosa.
—No estoy celosa —se defiende fulminándole con sus ojos azules casi negros, muchos que la miran dicen que es como el cielo nocturno.
—No, a mí se me hace que sí lo estás —expresó juguetón señalando con el dedo, ella no pudo evitar que su sonrisa volviera deshaciendo el mal humor, y haciendo carcajear al contrario—. En verdad no es lo que parece. Susana estaba borracha y se lanzó a besarme, yo me quedé sorprendido por eso, pero luego la alejé. Te lo juro —acomodó un mechón del cabello castaño detrás de la oreja femenina.
—No, yo, yo no tengo derecho a recriminar nada —sonrió ruborizada y tímida.
—¿Vamos a comer un helado como compensación?
—Ay, me gustaría, pero tengo que comprar pescado.
—Entonces vamos —ofreció encantador acompañando a la muchacha en su diligencia.
Ambos fueron charlando entre risas todo el camino incluso cuando llegaron a casa de la joven, donde Timothy es bien recibido por los padres de ella al haber sido un gran y el mejor amigo de su hijo Arthur. La gemela y el pelirrojo continuaron hablando en el jardín trasero, sonreían hablando de cosas como alguna anécdota de ambos o simples chistes.
—Por cierto —comenta el chico como si estuviera por revelar algún secreto—, notaste a esos del ejército ¿no?
—¿Que si lo noté? —rió— Todo el mundo lo vio.
—Sí, pero ellos han venido con un tipo raro de traje. Al parecer es de alto rango en el gobierno, vino por lo que se estrelló a unos kilómetros de nuestro pueblo.
—¿En verdad? ¿Y qué era eso? —el muchacho se sorprendió de que la chica preguntara por ello, cuando en realidad ella es una apasionada por todo lo que hay y cae del cielo— He estado muy ocupada —se excusó con inocencia.
—Claro, pero me parece raro, ¿qué te ha tenido tan ocupada? —entrecierra los ojos con diversión— ¿Acaso un alienígena que escapó de lo que ellos andan buscando? —carcajeó jugando con el tema, Aurora también rio, pero ella con nerviosismo cuando fue eso la que la mantiene ocupada— En fin, esos tipos tienen acordonado el área y mantienen alejados a los medios.
—¿Por qué? —preguntó curiosa y preocupada de que sus investigaciones la lleven a ella— ¿Y cómo sabes eso? ¿Tu padre te confía esto?
Negó sonriente. —Lo escuché por casualidad porque ese sujeto de traje se presentó a hablar con mi padre. Según le dijeron eso que cayó es un satélite que no es de nuestro país, y buscan averiguar de quién y para qué lo tenían orbitando en nuestro espacio.
—Y no crees que sea eso ¿verdad?
—Me parece algo muy extraño que se necesite un operativo con todos esos soldados —rio rodeándole el cuello—. Muy loco esto ¿no?
—Sí, lo es —comentó pensando en lo que oculta en su habitación.
—Entonces Auri, ¿todo bien entre nosotros? —observó a los ojos de ella manteniendo una sonrisa con coquetería, Aurora se sonrojó por el gesto sabiendo que jamás podría pasar mucho tiempo enfadada con él.
—Todo bien —respondió feliz con el muchacho acomodando el mechón detrás de la oreja de la chica, a quien siempre le ha gustado que él haga esa acción.
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Buenas (◕ᴗ◕✿)
Sus impresiones opiniones y teorías aquí.
( ・ω・)☞
Nos leemos pronto (。•̀ᴗ-)✧
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