Capítulo 28: Fantasía
Junto al mensaje de agradecimiento de Nick, Aurora guarda las notas y tareas del día de hoy en su mochila. La chica sonríe enternecida para ver el otro chat en donde un mensaje de amor la recibe, también juega con el hecho de que Heka haya roto el anterior teléfono, diciendo que no le volvería a comprar uno más. Se entretiene un poco antes de que otro mensaje la preocupara y alegrara al mismo tiempo.
Mamá: Llegaremos mañana por la noche. Espero encontrar mi colección de figuritas aún intactas. ;)
Juega la mujer sacando una sonrisa nerviosa a la hija, porque en uno de los encuentros fogosos con su pareja, nuevamente tuvieron que parar porque rompieron una de esas figuritas de porcelana que su madre adora admirar. Ríe porque pareciera que la suerte no les acompaña para culminar sus pasiones, pero eso lejos de frustrarlos les une más, así que con eso guarda su móvil también para apresurarse a salir con ánimo, mientras saluda a algunos en el camino a la salida de la escuela antes de ser frenada por las manos que taparon sus ojos.
—¿Cómo está la princesa? —ríe logrando que la joven también lo haga, descubre los bellos ojos que siempre le han parecido, y no puede evitar suspirar embelesado al admirarlos como si fuera capaz de cumplir un deseo.
—Hola Tim, ¿cómo has estado? —ella ofrece su siempre sonriente gesto amiga— Voy a casa, ¿quieres venir?
—¿Está bien que lo haga? No creo que a tu —carraspea— novio le guste.
—Vamos, Heka sabe que solo somos amigos —golpea divertida el brazo del contrario con el puño cerrado—. Prepararé pasta para la cena y tú eres bueno preparándolos.
El pelirrojo aspiró dramático el aire a su interior tocando el centro de su pecho. —Quieres usarme. ¡Qué ruin! —aprieta el puño con fingida ofensa— Eres una desalmada.
Aurora ríe cubriendo la boca con la mano, el chico se une a la diversión para después rodear el cuello femenino con burla y rascarle con los nudillos en la cabeza. —¿Risotto está bien?
—Con queso por favor.
El muchacho la soltó haciendo una reverencia caballerosa. —Lo que su majestad ordene.
El par volvió a reír comenzando una charla amena entre chistes y bromas, en lo que pasan tiempo juntos comprando lo que necesitan en el supermercado. Mientras los ojos verdes la miran radiar de vitalidad escogiendo lo que aprenderá a cocinar, deduciendo sin temor a equivocarse que es para sorprender a Heka, su mente le recuerda la confesión que se le fue hecha hace un día.
—¿Cuál crees que es mejor? —pregunta sacando de sus pensamientos a su amigo que carga la canasta.
—El de la derecha. La consistencia es más suave.
—Esta será entonces —alarga la curvatura de sus labios mostrándose risueña.
—Bien, tenemos todo. No es difícil de hacer, pero más te vale no maldecir la comida porque no te salga a la primera —le señala con severidad bromista, pues si hay algo de lo que siempre ha estado seguro, es que los hermanos Jones siempre odiaron la cocina, la gemela es especialmente enojona cuando no puede manejarlo.
—Sí, lo prometo —Timothy carcajea sin creerle, pero continúa el recorrido revisando que lleven todo—. Oye Tim —él contesta con un «Uhm»—, sabes —ríe nerviosa caminando más lento, cruzando por la sección de licores y vinos.
—¿Qué sucede? —se voltea alzando un poco las cejas con confusión.
—Tú, ah, es que me preguntaba… Si, si sabes de vinos —tartamudea un poco rascando su mejilla. Clara señal que el chico reconoce, de su transparente forma de ser.
—¿Piensas que porque soy chico y un jugador estrella sé de cervezas y licores? —le miró molesto sorprendiendo a la joven, quien se encogió de hombros al ver su rostro endurecido— Pues tienes suerte de que ese estereotipo sea real en mí— cambia la expresión mostrando que bromeaba, sobretodo porque ríe al ver el alivio de la muchacha—. Aunque no hay mucho en que te pueda ayudar. No he probado vinos para decirte cuál es el mejor.
La chica sonríe contenta de ver que el trato del pelirrojo no es muy diferente al de antes. Ella se preocupaba de haber perdido a un amigo invaluable por la situación en la que atraviesa, en especial porque era un gran cómplice de su hermano.
Timothy le pasa una botella de vino tinto, la cual la joven toma observándolo curiosa. —Papá siempre compra este cuando celebra su aniversario con mamá. Personalmente solo lo probé una vez, no era malo, pero supongo que sabe mejor frío.
—Gracias —ríe bajo cruzando sus miradas.
—Recuerda que no he tomado más vino que este, tampoco es que las compre, después de todo un sixpack de cerveza es más barato que esto —se burla despeinando a la chica.
—Me refiero a seguir siendo el chico lindo y amable conmigo —suspira entristecida y aliviada—. No quiero perder tu amistad.
El chico sonrió ladino con amabilidad posando su mano en la mejilla de la joven sonriente. —Me gustas mucho Aurora. Si me portara como un patán por el hecho de que no me correspondieras, eso no hubiera sido justo ni muestra de mis sentimientos sinceros por ti, en especial cuando fue por mi indecisión el haberte perdido —él se acercó y bajó a depositar un beso en la frente de ella—. Tampoco quiero perder tu amistad. Solo necesito verte feliz.
Aurora sonrió más feliz por ese chico que alguna vez ocupó gran parte de su corazón, se sintió halagada de saber que él la tiene de igual manera en el suyo, y espera que llegue pronto la chica que cambie de lugar con ella.
Mira a la estantería de donde estaba el vino en sus manos, saca una leve risilla y ve la botella.
—Sí, mejor hago una agua de uva. Es caro.
Tim carcajea tomando el objeto metiéndolo en la canasta. —Será mi regalo de cumpleaños, así que no esperes uno en tu día.
La joven rio aceptando el trato estando contenta de la velada que podría hacer con tanta ilusión, esperando a que pueda concluirlo antes de que sus padres lleguen. De esa manera el par de amigos llegaron a la casa de los Jones, acomodaron las cosas en la mesa para comenzar a cocinar, siendo el pelirrojo el que será el maestro chef, pero antes Aurora metió la botella al congelador para que esté listo en la noche.
Timothy mira a esa chica radiar ilusión por los poros. Ilusión. Esa palabra le golpea con fuerza al escuchar las líneas que Júpiter le dijo: Heka ya tiene una hembra esperándole.
Palabras que le carcomen en duda y que le pesa mientras más ve a la persona que ama, por eso…, se lo repite.
—¿Qué dijiste? —sus ojos muestran dolor, un golpe que su corazón niega.
—Escucha, yo no tengo idea si sea verdad. Yo —resopla frotando su cuello—. Júpiter está muy empeñado en que ustedes no estén juntos. Me dijo eso.
—No puede ser verdad —niega obligándose a no derramar lágrimas, siente que hacer eso sería apresurado sin comprobar—. Heka no me haría esto.
—Te juro que espero que no. Sería un verdadero imbécil si se atreve a engañarte —sonríe orgulloso de verla fiera, pues ella se cruza de brazos con malhumorada actitud—. ¿Celos?
—¿Quién está celosa? Yo no estoy celosa. ¿Por qué estaría celosa? —habla con rapidez indecisa de a cuál lado moverse— Confío en él.
—Lo sé —él empieza a tomar los ingredientes y los trates en los que preparará la cena.
Deja un beso en la cabeza de la joven que está fruncida del ceño con enfado, él no sabe si es por la información dada o por quien la ofreció, deduce que ambos, por eso no se salva de recibir manotazos de bestia que le hace reír antes de comenzar a preparar.
—Oye, ¿y el queso? —pregunta el chico revisando una vez más el contenido, la chica hizo amago de haber dejado un producto fuera de las compras— Auri, olvidaste lo indispensable para el Risotto de queso.
—Es que aparté para que lo metieran a lo último, pero lo dejé fuera —ella alborota su cabello frustrada.
—¿Por qué? —alza una ceja burlesco.
—Porque si lo metían antes con las demás cosas se iba a aplastar —se queja mirando enojada a su amigo que se ríe sin contención.
—Bueno, ¿tienes queso en el refrigerador?
—¡Si lo tuviera no estaría molesta porque no lo he comprado! —exaspera causando carcajear al muchacho que la observa dar pasos rápidos a tomar dinero de su mochila— Iré por eso, ahora vuelvo.
—Claro, ten cuidado y mira que esta vez no te traigas una bolsa vacía.
Se burla viendo que la chica le amenaza con dedo acusador antes de partir corriendo por el producto, no obstante, la situación le divierte, a pesar de recordar las palabras que Timothy le dijo, ella no duda, sólo le causa mucha confusión de no saber qué es lo que en realidad está detrás de la actitud de Júpiter, eso es lo que la mantiene enfadada sintiendo que hierve por dentro.
Esa criatura que está sintiendo cada vez más frustración mientras ve a su amigo trabajar con la computadora humana, a la vez que hay una máquina haciendo algún tipo de proceso del cual Júpiter no sabe de qué se trata porque no está concentrado en lo que hace, sino en su mente estando estático con mirada baja a una carpeta, objeto que no tenía su atención hasta que despertó por su cuenta para no parecer un zombie. Extiende su mano a tomarlo por hacer algo y no por curiosidad, sólo quería simular y no pensar en lo que le disgusta de la situación que ha creado. Lo primero que observa es la fotografía sujetada con un clip en la esquina de la parte superior, la persona que ahí aparece es una mujer piel blanca, de perfil agraciado, cabello oscuro y ojos marrones, imagen que le hizo abrir más sus párpados con impresión por ver a ese informe ahí.
—¿Qué es esto? —pregunta retirando los ojos de las hojas.
—¿Uhm? —pero Heka mantiene los suyos en la computadora.
—No me vengas con un «Uhm» —se queja yendo a cerrar la puerta del laboratorio para regresar a su lado—. ¿Qué haces con esto? ¿Estás loco de remate ahora sí?
El de piel canela redirige la atención para mirar lo que se le alza a la vista. —Ya lo has leído ¿no?
—Claro que sí, soy chismoso por naturaleza —azota la carpeta con enfado soltando un bufido frustrado—. Responde, ¿qué haces con el expediente de la esposa de Hanmer?
Heka le da una media sonrisa tomando la carpeta entre sus manos. La abre sosteniendo la foto causando que el otro le mire deductivo, inquiere que debe tratarse porque tiene cierto parecido a su hermana.
—Según este reporte, no posee actividad cerebral que indique que pueda despertar, pero hay indicios de que hay espacios que se iluminan cuando monitorean sus ondas cerebrales.
—Sueña —agrega escudriñando la expresión del contrario con aparente esperanza—. No creerás que puede despertar ¿verdad? Lleva años así.
—Ha habido casos de humanos que han vuelto incluso después de más de una década.
—Posibilidades muy bajas que se catalogan de milagros cuando en realidad es suerte —gruñe arrebatando la foto de la mano amiga, pero Heka no pierde su sonrisa—. Recibió un golpe fuerte en la cabeza cuando se estrelló en el parabrisas de un automóvil, fueron horas de operación para retirar las incrustaciones de vidrio.
—Si leíste esto igual que yo, sabes que hay una posibilidad.
Júpiter entreabrió la boca con asombro e incredulidad, la transformó en irritabilidad cuando comprendió que su amigo habla enserio haciendo que crea que efectivamente, se ha vuelto demente.
—Es una humana.
—Una humana que puede tener posibilidad de despertar gracias a nuestro suero.
—¡O morir de una agonizante manera! —espeta dando vueltas agarrando la cabeza, apretando sus cabellos como si quisiera arrancarlos— Esa droga está hecha para nuestro organismo, aunque el componente principal está presente, ha sido modificado para lo que a nosotros es un desecho se convierta en un nutriente y potencializador —le mira con hastío teniendo sus manos recargadas de la mesa.
—Hay que modificarlo otra vez —sonríe como niño inocente, Júpiter no puede dejar de sorprenderse de la manera de ser de su amigo.
—Nosotros no somos médicos y carecemos de los conocimientos para modificar una fórmula. ¿Cómo piensas tan siquiera obtener el componente esencial? Aquí puede que haya en grandes cantidades, relativamente hablando —hace un espacio señalando con el dedo índice a nada en particular—, pero está en estado gaseoso.
—Es sencillo, al igual que el proceso de modificación —el contrario se cruza de brazos estando confuso—. De acuerdo, eso último no es tan sencillo, pero la teoría para obtenerla la sé.
Júpiter rodó los ojos para después verle con los párpados entrecerrados. —Yo también lo sé, pero saberlo no significa poder hacerlo. Puede que nuestra princesa nos ayudara, pero ella no está aquí.
—Una vez restaure el sistema de comunicación podré preguntarle mejor —ríe quitando la fotografía de la señora Hanmer para meterla en la carpeta—. Ahora sirve de algo y regresa esto por mí.
—Maldito demente. Aunque sepamos cómo preparar el líquido y en dado caso saber cómo modificarlo, aún no sabremos cómo reaccionará el organismo de la humana —Heka intenta responder, pero es detenido por el continuar de Júpiter—. Y sabiendo eso, no creas que Hanmer va a estar de acuerdo en que uses a su esposa como conejillo de indias —una vez más, el de piel canela intenta refutar, pero es callado por la mano de Júpiter—. ¿Acaso dejarías que hicieran lo mismo si Aurora estuviera en su lugar?
Heka fue descubierto de la boca, pero en su rostro quedó una expresión de desazón al pensar en eso. Suspiró con una sonrisa entristecida mirando a la carpeta cerrada. Júpiter ni siquiera insistió en una respuesta, recogió el archivo para llevarlo al lugar del que sabe fue tomado mientras que Heka, se quedó en la sala. Dejó que su amigo se fuera para poder abrir la compuerta de esa máquina a su frente, del cual se haya un pequeño recipiente cilíndrico con un líquido azul pálido.
—Quisiera intentar todo antes que quedarme sin hacer algo —sonríe sabiendo que ha comenzado con el primer paso.
Mientras tanto, Júpiter camina sin ganas por los pasillos, algunos que le miran (que saben de su verdadero ser) le saludan respetuoso para dejarlo marchar, de cualquier manera saben que siempre se paseaba por las instalaciones, ni siquiera le cuestionaron cuando entró a la sala privada de archivos, lugar del que él mismo tiene su propia contraseña, y del cual solo un puñado del personal tiene acceso. Júpiter dejó la carpeta en el archivero designado para salir de la habitación, bien ya podía irse de nuevo para continuar con la ayuda a los militares, pero la necesidad de su corazón le obligó a buscarla. Encontrándola en una sala con un pequeño prototipo de una nave espacial a escala. La ve sonriente porque reconoce que está probando su hipótesis del campo de protección.
—Te dije que iba a funcionar —ríe al haberla asustado cuando la rodeó con sus brazos—. ¿Qué ocurre?
—No es nada —se relaja cuando sabe que es Júpiter quien la toca y no nadie más—. ¿Qué haces aquí? Pensé que estabas con esa mujer de la que no paras de hablar —resopla con altivez causando que el otro ría bajo lamiendo su cuello.
—Tengo que volver con ella, pero…
—Ve, adelante —intenta zafarse, pero el contrario no la suelta—. Vamos, que se te hace tarde ¿no?
—Sí, y eso es lo que quiero —la voltea alzándola a sentarla en la mesa, acomodando sus piernas a sus costados reteniendo el cuerpo de la fémina pegado a él—. No te cambiaré jamás. Te amo demasiado —la ve sin titubear de sus palabras—. No soy un imbécil cuando tengo el mayor tesoro en mis manos.
Ella sonríe tomando su rostro, deposita besos que son correspondidos con deseo. —El campo le ha cubierto —habla mientras su bata es retirada y las manos masculinas van con prisa a deshacerse de sus demás prendas—. Ahora tengo que probar que soporta la presión… —jadea porque es el hombre el que prueba la presión en ella, envolviéndose en su encuentro amoroso.
Y mientras unos están entretenidos en sus respectivas pasiones, como esa pareja que se reconoce como si fuera la primera vez, o Heka estudiando los componentes para un nuevo suero, incluso Richard Hanmer inmerso en su trabajo con una foto de su esposa al lado como motivación para traerla de vuelta, otros no saben que son parte de una pasión retorcida, y unos sabrán que por azares del destino se unirán por mala suerte.
Aurora sale de la tienda feliz de haber conseguido su compra, es sorprendida por el abrazo de un adolescente de trece años y que conoce bien, pues el cabello rojo y ojos verdes son igual de notorios que el de su hermano mayor. Erik Becklan ama a la chica como una hermana mayor, muchas veces jugó con ella cuando visitaba la casa, y que por haber entrado a la universidad, ya casi no tiene oportunidad de verla tan seguido. Hoy que puede, la muchacha le abraza con alegría y le invita a pasar el tiempo que estará con su hermano cocinando.
Eso mientras ese humano la observa estando más cerca de cumplir su fantasía.
×~×~×~×~×
Wenas, wenas~
(◕ᴗ◕✿)
Encontré una imagen que se acerca lo más posible a la idea que tengo de cómo es el dije del collar de Aurora:
Sus impresiones, opiniones y/o teorías déjenlas aquí.
(☞゚∀゚)☞
Nos leemos pronto. (。•̀ᴗ-)✧
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