Carta 1
Bahía Dorada, 8 de agosto de 2024
No sé a quién le escribo esto, pero si sobre quien escribo.
Ella es imposiblemente hermosa, con una fortaleza inmensa, su rostro es demasiado expresivo y sus gestos demasiados tiernos por más contrario que quieran ser. Tiene pecas en su pálido rostro, y unos labios rosados que me invitan a tocarlos. Su cabello es negro azabache, largo y brillante, se ve suave y logré percibir su aroma, no se que olor es, pero me fascina.
Ella me ha golpeado, ha creído que soy un ladrón, un ladrón que se metió a robar ¿ropa sucia de su tío? Por supuesto que no, si quisiera robar algo de esa casa, evidentemente y sin duda alguna sería a ella.
Es como la brisa fresca del mar, como el sonido de las olas golpeando las rocas, sus ojos como un ventana directa a su alma, quiero con muchas fuerzas tocar su piel, su mano, sus labios. Me muero aquí y ahora. Quería hacerlo y tenía una excusa perfecta: mi cabeza rota. En realidad, no me importa en absoluto que me haya roto un poco la cabeza, no me importa si me rompe el corazón ahora mismo con tal de verla unos minutos. ¿Estaría mal si me hago el enfermo solo para quedarme un rato más?, pensé. No me importa si es incorrecto, no me interesa en absoluto dejar que mi cerebro racional esté de paseo, si por mi fuera me ataría a ese mueble azulado de por vida.
Es lo que he pensando desde que me golpeó con un bate.
Cuando desperté creí que estaba en el cielo, que ella era un ángel inspeccionándome.
Su tío la ha regañando por mi culpa, me siento absolutamente mal, si no fuera porque su tío vio con sus propios ojos parte del ataque, me echaría la culpa con tal de que no sufriera. Lastimosamente no pude decir una palabra, olvidé cómo hablar. Incluso no me importa ni un poco si Cristian comprende mi mirada. Si me quiere matar por apreciar a la hermosa de su sobrina, que lo haga, moriría contento.
Suficiente, no soy así.
Debo mantenerme sereno y procurar no caer en la locura. Culparé al golpe de estos pensamientos nada apropiados. He tratado de mirar todo el momento a Cristian, su tío. Mirarla a ella es peligroso y deseoso.
¡Se ha inyectado algo en el brazo y no ha hecho ni un gesto de dolor! ¡He logrado incomodarla y ni siquiera he hablado! ¿Como pueden existir personas tan ignorantes y poco inteligentes que creen que tocar a esta chica es contagioso? Sería una privilegio siquiera mirarla. Ay, los odio a todos por hacerle creer que es un peligro, lo es, pero de otra manera.
Lo único que se, es que no podré mantenerme alejado de esta chica, no viviendo a lado de la casa de su tío. Debería tomar este golpe y ese hermoso rostro como una advertencia o tal vez una señal para mudarme a la Antártida con la focas y las ballenas, estaría más a salvo que aquí frente a su peligrosa, pero cautivadora mirada grisácea antes de que logre caer perdidamente flechado de amor.
No se lo que hago, lo que pienso, ahora mismo creo que he perdido el control total sobre mi existencia,
Julio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro