Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Capítulo 3
Peligro en casa

Estoy sobreviviendo a la primera semana de clases. Las presentaciones ya no están tan mal, la mayoría se contenta con saber mi nombre y mi signo zodiacal, no exigen más nada y me alivia montón. Tengo compañeros bastante graciosos que me hacen soltar más de una carcajada en clases, lo cual se siente bien, me hace sentir cómoda.

—La tarea es súper fácil como pueden ver —finaliza el profesor.

Las clases terminan y aprovecho para guardar mis cosas. Keilyn esta parada a mi lado como guardia de seguridad, solo que no pierde la oportunidad para hacerme apurar con la mirada. Me quedo viéndola sin entender esa sonrisa tan maliciosa. Tiene algo en mente.

—Las chicas nos invitaron al cine, vamos, apura.

—No puedo ir.

—¿Por qué? —pregunta casi haciendo gestos de tortura.

—Porque no las conozco —puse la excusa más clásica y vaga.

O sea, ¿la cabeza no me daba para poner una mejor excusa? Al parecer no. Solo espero que Keilyn acepte mi respuesta.

—Por eso vamos a salir para conocernos mejor entre todas.

—Mi tío es muy estricto para los permisos —miento descaradamente— De casa a universidad y de universidad a casa.

—Entonces, vamos a sacar permiso.

Es completamente complicado decirle que no a esta chica... o simplemente soy malísima para estas cosas.

—Bien, le escribiré.

—Mejor que sea llamada, tendremos una respuesta más rápida —exige.

Me alejo y finjo estar en llamada. Ceño el rostro y finjo estar prestando atención a mi celular. Al cabo de segundos, cuando creo que Keilyn ha creído mi reacción vuelvo con ella.

—Me dijo que no —incluyo mi cara de lástima y pena.

—¡Te dijo que no! —exclama sorprendida e indignada—. Hablan tan bien de él por los pasillos, pero todo ha sido fachada.

Frunce el ceño sin poder ocultarlo. He logrado que Keilyn odie a mi tío en menos de un minuto. Debería sentirme mal por mi tío, pero en realidad me alegra de que haya creído en mis palabras nada sinceras.

—Todos dicen que es el mejor profesor de aquí, que su personalidad juvenil es impactante —continúa— ya veo que sí que ha sido impactante, pero en el peor sentido. En cuanto lo vea le tiro una piedra en la cabeza, no puede ser que en pleno siglo XXI crea que tener encerrada a su sobrina está bien.

Bueno, creo que exagere un poco y acabo de crear un hater para mi tío. Su primer hater, se lo ganó gracias a su propia sangre, su sobrina la más linda, según sus palabras. Bueno, ya saben que dicen, si tienes haters significa que vas por el camino correcto. Suspiro con mucha culpa y no tengo otra opción que decir la verdad.

—No estaba hablando con mi tío —admito.

Keilyn arruga mucho más su rostro.

—¿Y por qué mentiste? —pregunta casi susurrando.

—¿Por qué susurras?

—Porque detrás de una mentira hay trapos sucios. ¿Eres hija de un mafioso?

—¿Que? Por supuesto que no.

Pero ahora ella duda de todo lo que sale de mi boca. Bueno, es justo, acababa de mentirle en la cara y sin pestañear.

—¿Dónde trabaja tu papá? —interroga.

—Mi papá tiene un centro comercial.

—Claro, entonces tu papá lava dinero.

—No lava dinero —niego con rapidez.

Al parecer tengo la habilidad de arruinar la reputación de los hombres de mi familia. Me siento mal por ello.

—Entonces ¿por qué no quieres salir conmigo? —pregunta realmente intrigada— ¿Es que no te agrado? Hablo mucho lo sé, pero crecí en el campo, y no tengo hermanos o hermanas con quien hablar es por eso que cuando tengo amigos hablo hasta por los codos, pero no soy mala persona, ¿y tú?

—Si que hablas mucho —le doy toda la razón— Me agradas, pero no tengo ánimos para salir y puedo intuir que eres más intensa y persuasiva que mi propia madre.

Ella sonríe feliz y aliviada, un poco de ambas.

—Por un momento creí que te caía mal —admite.

—No me caes mal.

—Pero dile eso a tu cara. Eres el verdadero: "no digo nada, pero mi cara tiene subtítulos"

Me río genuinamente.

—Es que no me gusta salir mucho.

—Oh, ya —entiende—, eres introvertida.

—No me gusta decirlo de esa forma, pero si de esa manera dejas de insistirme para salir, entonces si, soy introvertida.

Keilyn suelta una risa demasiado contagiosa y ruidosa.

—Bueno, está bien. No es necesario salir con esas chicas, tampoco es que se vean muy amigables, de hecho, yo me les cole a la salida, pero ahora que veo que no tienes ánimos para ir, se me ha quitado también las ganas —confiesa— peor con esas tareas que dejo la profe Andrea.

—Esta fácil la tarea, tampoco te preocupes mucho.

—Lo está si prestas atención, pero el chico de la segunda fila me ha cautivado tanto que no he tomado ni apuntes —dice cautivada, al momento le cambia el rostro—. No me juzgues, se supone que las primeras semanas son vagas.

Me da gracia su cara entristecida, así que no pude evitar invitarla a casa. Keilyn no se niega, ni siquiera se lo piensa por un segundo para aceptar. Mi tío no estará molesto de que lleve compañeras a su casa, pero aún asi le aviso rápidamente a través de un mensaje.

—Bien, continuemos —aviso.

Guardo mis cosas y continúo la marcha.

—Espera, hay que tomar el bus —la detengo—, de este lado no pasa, según mi tío pasa por la segunda puerta, y también por la primera, pero está más lejos que la segunda.

Keilyn rebusca en su bolso y saca unas llaves.

—Tranquila, nena. Tenemos carro disponible incluso para ir a Peru, no, Peru no, me caen mal desde que nos robaron territorio.

—¿Tienes licencia? —pregunto y ella asiente— ¿licencia obtenida de manera correcta y no fraudulenta?

—Oye, tu desconfianza me molesta un poco. Que no soy una pandillera o criminal, tampoco. Solo un poco loquita, si. Tú confía.

—Eso de confiar me ha traído muchos problemas —recuerdo.

—Si, a mí también —exclama feliz—. Tenemos muchas cosas en común, te diría que somos casi twins.

Tomo toda la precaución debida al subirme al carro de Keilyn, incluso me he aferrado al cinturón de seguridad del asiento, pero al cabo de unos minutos me doy cuenta que sí que sabe lo que hace. Logra esquivar el tráfico como toda una profesional.

—Okey, sí que sabes conducir. Me alegra mucho.

—Gracias, gracias. Le agradezco a mi papá que tuvo toda la paciencia del mundo para enseñarme a conducir cuando tenía quince. Bueno, él solo tenía la opción de enseñarme o de seguir gastando dinero al arreglar el carro cada que chocaba. ¿Tú conduces?

—No, siempre ha estado mi madre, entonces no lo he visto como una necesidad.

—Yo tampoco. Robaba el auto de papá para jugar, al no tener hermanos me aburría mucho en su taller. Me subía y fingía que estaba en los carritos chocones así que más de seis veces choqué el carro con muros y paredes. Mi padre se cansó y se tomó el tiempo de enseñarme el mismo. Se lo agradezco mucho.

Seguro su padre también.

—Tú padre tiene un taller —comento sorprendida.

—Si y mi madre tiene una panadería, ¿y los tuyos?

—Mi mamá es profesora de lengua y literatura en una escuela y mi papá es dueño de un centro comercial, no es narcotraficante, ni lava dinero como piensas.

Recalco que no es narcotraficante, es mejor asegurarse de que no se crea que lo es.

—Vaya, debes tener severos traumas con tu mamá en la infancia. Y si, ya me quedó clarísimo que no es algún hombre corrupto buscado por la policía.

—Exacto, no lo es —respondo— y respecto a mamá, bueno con sus alumnos sí que es estricta, pero en casa no tanto. A la derecha —aviso cuando veo la calle— es aquí.

Keilyn se estaciona perfectamente entre dos carros, por un momento creí que chocaría al estacionarse, pero no, estaciona de maravilla.

—Mira tu, que bonito barrio.

Saco las llaves para abrir la puerta.

—Adelante.

—Huele espectacular y mis tripas rugen.

Y entro después de Keilyn. Huele delicioso, pero el olor no proviene de esta casa, lastimosamente.

—Parece que viene de la casa de a lado —hablo.

—Es una pena. No importa, podemos prepararnos algo incluso más rico.

Keilyn y yo nos aventuramos a la cocina. Se me da bien hacer arroz, incluso podía aventurarme un poco y atreverme a hacer cocolon, cosa deliciosa que venía bien en cualquier comida. Hacemos carne con vegetales salteados y exprimimos naranjas para un jugo. Después de almorzar ya tenemos más cabeza para continuar con las tareas.

—Así que vives aquí con tu tío.

—Así es.

—Es una casa bonita, no lo sé, pero se parece mucho a las casas del campo, la madera, los árboles afuera, el viento fresco. Es casi pacífico.

Terminamos de factorizar, creíamos haber entendido todo, pero habían unos ejercicios que no nos salían en lo absoluto. Me estreso y frustró completamente.

—No lo entiendo.

—Yo tampoco —aseguro—. Bien, dejaré este para cuando llegue mi tío, le pediré que me resuelva la duda y te lo paso.

—Te lo agradecería infinitamente.

Keilyn va al baño, aprovecho para responder una llamada de mi padre. Le aseguro estar bien y que en realidad no la estaba pasando tan mal en clases, así que ya convencido se despide, no sin antes pedirme que llame a mamá para saludarla.
Estoy a punto de llamarla para asegurarle que no estoy molesta con ella por inscribirme a clases sin mi autorización, pero mi compañera regresa despavorida del baño. Me asusto y me levanto del piso.

—¿Que sucede contigo?

—¡Mi ex se va a comprometer!

Después de cinco minutos Keilyn se calma.

—Terminamos hace cuatro meses, no se supone que se comprometa tan pronto —dice al borde del llanto—. Me siento horrible, es incluso peor de lo que podía imaginar.

—No sé qué decir, Keilyn.

—Fuimos novios desde la escuela y terminamos porque quería tiempo para él mismo, y ahora sale con esto. ¿Y sabes que es lo peor?

—No lo puedo imaginar

Me enseña una foto.

—Se comprometió con la chica que me causaba inseguridad, ella siempre le echo el ojo, siempre se lo repetía, es que ella le daba like a sus fotos en donde aparecía sin mi, le comentaba coquetamente y él siempre decía que no era así, que estaba viendo cosas donde no las hay, mira, finalmente se unió con ella. Soy una tonta, sí que lo soy.

Keilyn esta más triste que tres tristes tigres comiendo trigo en un trigal, se ve decepcionada y dolida. Llora unos minutos en silencio total y lo respeto. La Keilyn alegre y parlanchina se esfumó y la verdad me gusta más esa Keilyn, no la triste y deprimida.

—Perdón, apenas me conoces y ya te estoy molestando —se disculpa avergonzada.

—Si que me está molestando que estés llorando por un hombre que vale poco —admito—. No quiero ser grosera o entrometida, pero creo que él se lo pierde, además mi madre siempre dice que lo que mal empieza, mal termina. Si al final, esa chica se entrometió en tu relación, ella puede esperar lo mismo. Y si ese chico a quien no conozco de nada, fuera más inteligente se daría cuenta lo valiosa que eres.

—Gracias, Lu —me abraza con tanta fuerza que me asfixia.

Recoge sus cosas ya más tranquila y calmada, se despide.

—Nos vemos mañana.

Me despido de ella y la veo marcharse. Cierro la puerta y recojo un par de cosas. Subo a la habitación y trato de continuar con ese ejercicio inconcluso, pero no me sale, no entiendo ni un poquito en qué estoy fallando con este ejercicio. Me rindo y recuerdo llamar a mamá.

—Estoy bien —aseguro cuando abre la llamada— y no estoy para nada molesta.

—Pero no me has llamado en todo el día, hija.

—Estaba haciendo tareas con una compañera.

—¿Una compañera tuya estaba en casa de tu tío? —la escucho sorprendida.

—Si, pero se fue hace más de una hora. Y bueno, estaba terminando las tareas y he recordado llamar.

—Ahora me siento mejor al escuchar tu voz y también me alegra que ya tengas amigas.

—Solo es una —le aclaro— y solo vino a casa por tareas, somos compañeras.

—Bueno, así empiezan las amistades. Oh, tengo que irme llaman a la puerta. Cuídate, amor, y me saludas a tu tío.

Mi tío llega al anochecer justo a tiempo para cenar.

—Veo que has preparado la cena —dice realmente aliviado— pensaba de camino a casa que preparar algo totalmente sano.

Mi tío agarra el plato equivocado.

—Ese es mío —se lo arrebato de las manos— Y me acabas de hacer olvidar cuantas calorías he contado. Me toca hacerlo de nuevo.

—¿Por qué no utilizas una aplicación para eso?

—¿Para que? —pregunto distraída.

—Para contar tus carbohidratos diarios. Gina, una alumna mía, dice que su tío usa una aplicación que le ayuda a registrar sus niveles de glucosa día a día, también sirve para ajustar las dosis —dice y se mete un bocado de comida.

—Ah, si, la doctora me lo recomendó, pero no me da tanta confianza usar una App. Suficiente con  —admito— aunque creo que tal vez debería darle una oportunidad.

Desde que debuté con diabetes tipo 1 ha sido un poco difícil la situación de la alimentación, a veces no administraba bien lo que comía y al final del día pasaba factura. Es una situación en la que debo cuidarme totalmente, desde siempre ha sido difícil lograrlo, pero he aprendido mucho.
Mi tío me da un visto bueno y me ayuda a limpiar justo después de comer.

—¿Ha estado bien todo en casa?

—Si, ha estado todo bien —aseguro.

—Que bueno, Lu.

Mi tío da vueltas, inquieto. Es como si quisiera decir algo, pero no sabe si hacerlo. Estoy llenando mi vaso con agua para subir a la habitación, pero al verlo así me obligo a prestarle más atención.

—Soy toda oídos.

Mi tío aprovecha y se sienta frente a mí.

—Bien, ahí te va. ¿Conociste a Karen Zambrano?

—He oído de ella, pero no la he visto.

—Bueno, no importa. La situación es que, me gusta, me agrada ella. Es muy inteligente, divertida, apasionada por su trabajo, es linda y la forma en la que se expresa... Me gusta, pero creo que ya está saliendo con alguien más.

Y mi tío se desilusiona completamente, como si acabara de presenciar como se desinfla un globo, con pena y tristeza.

—Aún no se si es verídico, pero ¿crees que debería preguntarle yo mismo a veces hay chismes mal infundados, malentendidos y así?

Lo pienso, lo medito. Está difícil la situación. Bueno, mi tío también le pide consejos a una persona que en cosas del amor no le va nada bien.

—¿Son amigos?

—Compañeros de trabajo —responde apenado.

—Entones no creo que sea conveniente que le preguntes así de la nada —trato de razonar— al menos que creas que ella siente atracción por ti.

—Ha sido amable conmigo un par de ocasiones, pero ella es amable con todos —admite— así que es confuso.

—¿Y ya revisaste sus redes sociales? A veces puedes descubrir cosas ahí.

—No, tiene todos sus perfiles privados.

—Ya veo.

—¿Así de mal está? —pregunta decaído.

—No lo sé, pero déjamelo a mí, tío querido —pido ilusionada—, si existiera un título para la mejor stalker del año, sin duda me lo llevaría yo. Investigaré en sus perfiles y veré si hay algún pretendiente más.

Mi tío se levanta esperanzado y me besa la frente.

—Ah, por eso doy gracias a Dios de tener una sobrina tan maravillosa e inteligente —dice con orgullo— ¿Si es legal eso de stalkear?

Me río.

—Eso es lo menos importante, tío. Enfoquémonos en lo relevante: descubrir si hay o no un novio de por medio.

—¿Cómo lo vas a lograr? Creí que no usabas eso de las redes sociales.

No tengo cuentas personales desde hace un año, pero sin duda eso no es un impedimento para alcanzar mi objetivo claro y preciso.

—Confía en mí, tío.

—Bien, tienes razón. Iré a dormir... intentar dormir. Hasta mañana, no duermas muy tarde.

Poco después de que mi tío suba a su habitación, subo a la mía. Me dedico a buscar cosas sobre aquella mujer que ha cautivado a mi tío. Mi tío no se equivocó en nada, la mujer tiene todos sus perfiles privados, pero no dudo en enviarle la solicitud desde el perfil de una odontóloga, tiene buen contenido en este perfil y casi dos mil  seguidores, así que no dudaría en aceptar la solicitud si fuera ella. El perfil no es mio, solamente lo administro, la dueña es una de las mejores amigas de mi mamá, que evidentemente es odontóloga. Espero media hora, pero no hay respuesta a la solicitud. Finalmente me quedo dormida esperando a que la acepte.
Me despierto asustada, me quedé dormida y es algo tarde, creo poder afirmar que no escuché la alarma, el susto provocó la aceleración de mi corazón, pero al ver la hora me calmé un poco. Casi voy a dar al piso por culpa de las sábanas.
Estoy en pijama y en medias, aún falta media hora para irnos, me alistaría en dos minutos, pero escuché una voz nada familiar que me distrajo de mi propósito.

—Estas robando —susurran— me meterás en problemas.

La voz proviene de la planta baja, sé que es un hombre, pero no ninguno que reconozca. Camino sigilosamente a la habitación de mi tío en busca de ayuda, esta vacía. En total silencio procedo a bajar las escaleras, echo un vistazo a la cocina, no hay nadie, tampoco en la sala, pero sí en la lavandería. Agarro lo primero que encuentro a mi disposición: un bate. Definitivamente me defenderé con esto.

—No puedes meterte a las casas y robar —vuelve a susurrar esta persona.

Entro a la habitación y golpeo al sujeto por la espalda. El sujeto golpeado cae al piso perdiendo la conciencia. La puerta principal se cierra y a los segundos siento la presencia de otro sujeto. Atemorizada lo enfrento, pero se trata de mi tío.

—Lu, ¿que haz hecho? —se aterra y logra aterrarme.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro