Capítulo 21
Capítulo 21
La propuesta
No sabía cómo llegar a casa con tantos cuadros, al final puse uno en la habitación de Julio que no se negó en absoluto. Tampoco iba a permitir que se negara. Los otros dos los podré en casa de mi tío.
Julio se ríe.
—He creado un monstruo —bromea.
—Probablemente. El otro lo pondré en mi habitación... aunque sería muy egocéntrico de mi parte hacerlo, lo primero que vería al despertarme sería a mí misma.
Julio se ríe y besa mi mejilla, propone ver una película de terror, la cual es una propuesta realmente tentadora. Miro la hora.
—Tengo que volver a casa, mañana tengo una cita médica —recuerdo.
Julio hace un puchero y acepta resignado.
—Al menos déjame llevarte.
—No es necesario, Keilyn me llevará. Además, recuerdo que tienes un trabajo al cual llegar.
—Quiero dejarlo —suelta decidido— y así seré tu chofer privado. Wow, me gusta la idea.
—Creo que estás delirando.
Caminamos lentamente hasta llegar a la entrada de la casa de mi tío. Nos besamos como los dos tortolitos que somos y nos separamos por la llegada de Keilyn.
—Ya suéltala, chico, ahora es mi turno —bromea Keilyn.
Julio pretende ofenderse, pero al final solo se ha reído.
—Descansa, Lu —vuelve a darme un beso—. Adiós, Keilyn entrometida.
Keilyn se ríe y me ayuda a entrar las pinturas.
—Este chico está SÚPER enamorado.
Y yo sigo sonriendo como tonta.
—Ya, pero que tú también estás bien enganchada. Me alegra verlos por fin juntos. ¿Dónde pondrás esto?
—Este en mi cuarto, el otro en la sala —respondo.
Keilyn me ayuda a ponerlos en los lugares elegidos mientras se ríe un poco.
—Julio es un gran artista —admite mi amiga.
Esta casa está demasiado silenciosa, mi tío está en una cita con Karen su ahora novia, por otro lado, no hay rastro de mi hermano. Reviso la habitación y veo que se ha quedado dormido viendo una serie. Apago la laptop y le pongo una sábana encima. Vuelvo a mi habitación junto a Keilyn, ella ya está cómoda en su puesto.
Tardo alrededor de 30 minutos con mi rutina nocturna. Se me ha bajado un poco la glucosa, así que tomo un poco de jugo esperando que haga un efecto rápido.
—Deberíamos ver Bridget Jones's Diary —recomienda.
Bridget Jones's Dairy es una de mis romcom favoritas, la cual no negaría jamás de los jamaces, pero estoy sumamente cansada y al final Keilyn entiende. Charlamos un poco en la oscuridad de mi habitación.
—Me alegra montón verte feliz con Julio, hacen una pareja estupenda.
—Deseo verte feliz también.
Mi amiga suspira.
—Bueno, con Baque no será —informa—, volvió con su ex, o sea la madre de su hija. Tampoco es que me gustara, pero no sé, es raro, se suponía que me estaba lanzando los perros. Que perros son algunos hombres.
—Dímelo a mí, he visto de todo por Benja.
Keilyn se interesa por el tema.
—Tuvo muchas novias en el colegio, andaba incluso con tres al mismo tiempo, pero creo que la emboscada que le hicieron esas chicas le enseñó una buena lección.
Keilyn se ríe a carcajadas.
—Qué bueno que haya aprendido la lección. Es un chico muy lindo —dice— bromista y divertido.
Seguimos hablando de muchas cosas, de un momento a otro nos quedamos dormidas.
Me he preparado para la cita médica, pero Keilyn estaba atrasada así que estuve a poquito de llegar tarde a mi cita, afortunadamente mi amiga hizo magia conduciendo y logró esquivar el horrible tráfico. Me despido de ella y le aviso que luego le hablo.
La secretaria de la doctora me saluda con una gran sonrisa.
—Señorita Luciana —contenta me abraza—. Está guapísima, pero la doctora está un poco molesta, usted andaba perdida.
—Bueno, he estado muy ocupada con las clases y... bueno, no quería venir —admito—, pero no le diga esto a la doctora.
—Muy tarde, ya lo he escuchado, Luciana —la doctora nos encuentra en pleno chisme.
Casi se me baja la presión, pero afortunadamente la doctora no se encuentra tan molesta, solo lo normal. Paso a su consultorio y me siento frente a ella.
—Así que no querías venir a consulta —repite asombrada—. Creí que era buena doctora, pero ya veo que mis pacientes ni siquiera quieren verme.
Yo me río, pero procedo a negar con mis propias palabras lo que afirmé hace unos minutos.
—La verdad es que venir siempre me hace recordar de mi enfermedad —admito.
—Debes aprender a vivir con ella, crear ese equilibrio y respeto. Sé que mis palabras no ayudan mucho, tal vez, pero déjame decirte que eres una de mis pacientes favoritas, llegaste aquí muy pequeña y afrontaste tu diagnóstico, creo que nunca te escuché decir que no a algo por tu diabetes, eso es increíble para mí.
—Gracias, doctora —sonrió tímida.
—Ahora sí, muéstrame los registros.
La doctora desde pequeña me enseñó a llevar un registro diario de los niveles por la mañana, tarde y noche, cada vez que me tomo la glucosa debo registrarla para cuando venga a control ella pueda ver el caso. Bueno, antes lo hacía en un cuaderno, pero ahora llevo el registro en mi celular. Le envío el PDF y ella revisa detenidamente en su computador. Está muy concentrada y se preocupa al ver que he tenido hipoglucemia y también hiperglucemia.
—¿Te estás alimentando correctamente?
—Si, por supuesto.
—¿Y la actividad física?
—Bueno, no mucho.
—¿Y cuándo dices no mucho, te refieres a nada en absoluto?
Sonrío nerviosa.
—Bueno, necesito que hagas un poco de actividad física. Tus emociones, ¿cómo van?
Considerando que últimamente mis emociones están en un parque de diversiones donde el principal atractivo es la montaña rusa, mejor decido no hablar.
—Luciana, no debes estresarte mucho, sabes que esto puede influir negativamente. Debes cuidarte más física y psicológicamente.
La doctora reajusta mis dosis de insulina, también me da una rutina de ejercicios y me recomienda hacer yoga. Me retiro contenta de la consulta a pesar de la regañada por mis pocos (muchos) descuidos. La doctora me muestra una ecografía, resulta que está esperando un niño y se encuentra muy emocionada. También logro emocionarme pues desde hace mucho que ella deseaba tener un bebé y ahora es una realidad.
Me dirijo a la cafetería donde se encuentra la editora de Marga, Viviana. La encuentro puntual en el lugar citado. Ella pide un café y yo solo agua. No pretendo quedarme mucho tiempo.
—Es un placer conocerte, Luciana —dice sincera.
—Igualmente, Señora Viviana.
—Por favor, llámame Viviana —pide.
Nuestro pedido llega y me encuentro algo nerviosa.
—No te preocupes, no he invitado a nadie más —asegura.
—Bueno, no sé de qué podríamos hablar, la verdad —la sinceridad en mis palabras no la sorprenden.
Viviana suspira. Se toma su tiempo y bebe un sorbo de su café. Se pide un postre, me ofrece uno, pero me niego.
—No quiero ir con rodeos, la verdad es que tengo una propuesta para ti... sobre los otros dos libros de Marga.
No entiendo a qué se refiere así que ella me lo aclara.
—Cuando Marga firmó, ella habló de una trilogía, pero claro, como era una escritora nueva no sabíamos cómo sería recibido su libro, simplemente dejamos eso de lado por el momento. El libro resultó ser bestseller, eso fue incluso mejor de lo que esperábamos y procedimos a hablar de los otros dos libros. Estábamos en eso cuando ocurrió la tragedia —recuerda con pena.
—Bueno, aun no comprendo que tengo que ver.
—Marga hablaba mucho de ti, ella una vez me dijo que tú sabías todo de la trilogía, que fuiste parte del desarrollo de todo —dice.
—Claro que no, Marga tal vez exageró un poco.
—Sabes que no es así. Marga te dio el borrador del primer libro, estoy segura que de los otros también.
—Bueno, en realidad el segundo libro aún no estaba terminado —recuerdo—. Y sobre el tercero, ella sabía de qué se trataría y cómo lo desarrollaría, pero no dejó ni un capítulo, no pudo empezarlo.
—Lo sé, ella me contó sobre ello, pero como eras su mejor amiga, tal vez pensé que eras la indicada para terminar de escribir esta trilogía.
Me empiezo a reír, muy nerviosa. Claramente no me lo esperaba en absoluto.
—No, por supuesto que no, Marga me contaba cada día sobre lo que escribía, lo que pensaba escribir y todos esos detalles sobre sus libros, pero no lo suficiente como para que yo continúe con eso.
Recuerdo que Marga me habló seis meses seguidos de los protagonistas de su trilogía, al principio me daba mucha pereza porque no entendía en absoluto así que mi amiga no se pensaba dar por vencida y me envió cada capítulo por Gmail. Recuerdo que un par de veces me amanecí por leerlos. Los protagonistas eran muy infelices por culpa de los demás y le suplicaba a Marga para que los dejara ser felices, evidentemente no me hizo caso alguno. Me contaba como pensaba llevar la trama en los diferentes libros y se ría cuando me veía sufrir.
—Mira, Luciana, mi propuesta es que termines esos dos libros. Ya ha pasado un año desde la partida de Marga, su muerte hizo que su libro se hiciera aún más popular y querido. ¿Has visto cuántos seguidores hay en Instagram? Dios, día a día nos abomban de preguntas sobre el segundo y tercer libro. Aparte, hace unos días, le rindieron homenaje por su primer aniversario de fallecida. Creo que sus fans merecen la trilogía. Siento que ese debe ser su cierre.
Lo que dice tiene algo de sentido.
—No puedo. No sé si usted está al tanto, pero la familia de Marga me detesta, no me quieren ver ni a 100 metros de su casa, así que no creo que esta propuesta les agrade mucho.
—Seré sincera, Marga ya era mayor de edad cuando firmó con nosotros. Sus padres no tienen nada que ver con esto, no pueden tomar acciones legales, ni nada por el estilo. Nuestro único objetivo es entregar la trilogía con tu ayuda. Eres la única que sabía cómo continuaría y creo que tú y Marga eran almas gemelas, confío en que lograrás que los dos libros sean igual de queridos como el primero.
La verdad esta propuesta no me la esperaba para nada. Así que estoy completamente sorprendida y algo asustada. Lo que me pide es casi imposible, nunca podré escribir igual a Marga, podré tener las ideas, pero no la forma en la que ella hacía ese libro mágico.
—No quiero una respuesta ahora, solo piénsalo y llámame cuando estés decidida de hacerlo... o no.
Viviana se termina su café y su postre y antes de marcharse me deja su tarjeta de contacto. También un sobre cerrado, que no tengo interés de abrir en este momento.
Me quedo en el mismo lugar por treinta minutos más, sumida completamente en mis pensamientos, en lo que debería hacer, en lo que se espera y en todo lo que puede salir mal. Sin duda no tengo agallas suficientes para dar una respuesta positiva, en realidad no quiero hacerlo por la familia de Marga, ellos ya me odian lo suficiente.
—Luciferina, ¿te sucede algo? —mi hermano llama mi atención— ¿Estás bien?
—Si, claro, súper bien. Soy la definición de estar al cien por ciento ¿por?
—Porque parece que estás queriendo matar a esas pobres plantas. Llevas echándole agua diez minutos —asegura.
Cierro el grifo y dejo en paz a las pobres plantas.
—¿Del 1 al 100 cuánto me amas, Luciferina?
—Deja de llamarme así —pido—. Ese apodo trae recuerdos no tan gratos de mi infancia.
Benja se ríe descaradamente.
—Recuerdos en donde tú querías ser peluquero y yo era una tranquila clienta que iba por un sencillo corte de puntas y terminaba trasquilada.
—Bueno, no recuerdes el pasado con braveza, recuérdalo con cariño —pide el descarado—. Tuviste la mejor infancia de tu vida por mí.
Y recuerdo a mi sirena Doris.
—Dile eso a Doris, le cortaste la cabeza sin pensarlo dos segundos.
—Trataba de hacer sushi, lo más cercano a un pescado era esa sirena desabrida. Era horrible, no tenía un brazo y la cola estaba toda mordisqueada. Le hice un favor al mandarla al otro mundo.
—Cínico.
—El punto, querida hermanita —continúa Benja—. Es que siento y merezco una oportunidad de socializar contigo sobre mis intereses personales, profesionales y amorosos.
Va todo bien hasta que habla de amoroso. De pensarlo me duele la cabeza.
—No, por favor, no me interesa saber de tu vida amorosa. Ya quedé muy traumatizada con tu ex novia Daniela.
—¿Daniela? ¿Cuál Daniela?
—¿Cómo que cuál? La que mandó a que me robaran la mochila SOLO PARA TENER LAS LLAVES DE LA CASA.
Pienso en esa muchacha y las manos me tiemblan. Fue la novia más obsesiva que ha tenido Benja.
—No fue para tanto, se disculpó contigo.
—Nunca se disculpó.
—Ya, pero te dio entradas para ese concierto de los Jonás Brothers que estaban agotados.
—Eran falsos —le recuerdo.
—Fua, ya lo recordé. Daniela fue toda una sorpresita de inicio a fin.
—Ni siquiera Silvana se atrevió a tanto —concuerdo.
—Ah, no me la menciones, aún tengo pesadillas cambiando de pañales a mis diecisiete.
Silvana fue una de las tantas (desgraciadamente) novias de Benja, fingió estar embarazada de gemelas.
—Nuestros padres te querían matar —recuerdo riendo.
—Si, y fue la razón de que me mandaran al otro lado del mundo a estudiar.
—Ya, ese no es un problema real —lo molesto.
—Tienes razón. Sin embargo, creo que aprendí a vivir por mi propia cuenta, las chicas pasaron a segundo plano y me enfoqué en crecer por mí mismo.
—Me alegro por ti, hermano.
—Y me iba súper bien hasta que fui arrollado por Keilyn.
—Que fue un accidente, tuviste suerte de no salir en peor estado —defiendo a mi amiga.
—Me gustaría salir con ella... y conocerla.
—Genial, mañana iremos a ver una película antigua, puedes unirte a nosotras.
—No, Luciferina, no entiendes. No quiero conocerla como a una amiga, en serio quiero conocerla de otra forma —se sincera.
Me quedo realmente impactada. No me lo esperaba. No tengo palabras y mi hermano lo sabe.
—Se que en el pasado fui el idiota más grande del mundo con las chicas, y sé que me odiarías si me comportara de esa forma con Keilyn, pero sinceramente creo que lo único que quiero es verla sonreír y escucharla hablar como lora por 10 horas seguidas, pero tampoco quiero que tú, de alguna forma sientas que...
—Basta —digo.
La decisión que he tomado es inesperada, pero de alguna manera siento que es acertada. He visto como Keilyn mira a mi hermano, también puedo comprender que siente interés por él, siempre busca la manera de sacarme información de mi hermano. Puedo decir miles de cosas, como, por ejemplo, que tal vez solo es atracción y que será pasajera, o que ambos no son compatibles, pero en realidad no quiero ser yo la que crea que tiene derecho a predecir el futuro, deberían ser ellos mismos los que se den cuenta si eso funciona o no.
—Si, ya estamos en las escaleras eléctricas —hablo por el teléfono con mi amiga—. Ya te vi.
Cierro la llamada y nos acercamos a Keilyn. Le doy un beso y un abrazo, muy entusiasmada.
—Benjamín —saluda alegre a mi hermano—. Es un gusto que te unas.
—Como podía negarme, adoro a Kate Hudson y a Matthew McConaughey en esta película —comenta con entusiasmo.
En realidad, mi hermano no sabía de la existencia de How to lose a guy in 10 days hasta que se lo mencioné en el taxi.
—Su actuación siempre es genial, no sé si has visto interstellar, él aparece en esa obra maestra.
—¿Te viste interstellar? —pregunta mi hermano sorprendido y encantado—. Dios, su actuación me hizo llorar dos días seguidos.
—Es verdad, soy testigo, estuvo a punto de inundar la casa —hablo.
Ellos se ríen, pero mi hermano me mira insistente, este es mi momento de marcharme. Vale, me hace gracia su mirada, me está echando con los ojos. Es divertido verlo un poco nervioso y ansioso.
—No he comprado canguil por ti, Lu, no sé si...
Miro mi celular y levanto la mirada.
—Tengo que ir a casa de Julio, dice que no encuentra a los gatitos —miento.
—¡Qué! Es una pena, hermana —actúa Benja—. Vete ahora mismo y ayúdalo a encontrar a sus hijos gatunos.
—Que mal, pobre Julio —dice Keilyn—. ¿Quieres que te lleve? Dejé mi carro en...
—¿Qué? ¡No! —exclama mi hermano. Recibe la mirada sorprendida de mi amiga—. Quiero decir, debemos ayudarte a encontrar a esas miniaturas peludas, hermanita.
Quiero reírme, pero logro mantener mi preocupación fingida intacta.
—No soportaría que se pierdan la película, no siempre la ponen en cartelera considerando que es del año en qué nacimos. Ustedes disfrútenla por mí.
Me despido y huyo rápido de la escena. Doy una última mirada y mi hermano me lanza un beso, creo que más que agradecido, está aliviado.
Llego a casa y me acuesto en el mueble. Aprovecho el momento y me pincho el dedo para revisar mi glucosa. Está genial. Me acuesto y selecciono El cadáver de la novia, estoy en la parte de Víctor, momento en el que practica su voto para la boda en el bosque cuando me llega un mensaje de Julio.
Julio: Espero que disfrutes de la película
Yo: Estoy en casa.
Julio: ¿Y la salida con Keilyn?
Yo: No puedo explicarlo por teléfono y dejar evidencia.
Julio: Esta es una manera sutil y casual de invitarme a tu casa, cochina.
Yo: No es cierto.
Julio: En un minuto estoy ahí.
Un minuto después tocan la puerta. Me río cuando veo a Julio, sonriendo de oreja a oreja. Trae comida.
—Ahora sí, cuéntamelo todo —pide.
Le cuento todo.
—Wow, estoy sorprendido —comenta—. Entonces tu hermano quiere salir con Keilyn y lo estás ayudando.
—Espero no estar cometiendo un error —me preocupo— y si ella se entera, se podría enojar...
—Claro que no, y no te estreses por ello. Tal vez están disfrutando la salida y nosotros aquí asustados. Estás viendo el cadáver de la novia sin mí. Alta traición.
Julio me exige que reinicie la película, eso hago, pero recibo un mensaje de Keilyn.
—¿Le rompió otro brazo a tu hermano? —pregunta Julio.
—Me pregunta si encontré a los gatitos.
—¿Cuáles gatitos?
—Los nuestros.
Julio entiende que fue la pequeña mentira que dije para huir y dejarlos solos.
—Ya, pero que descaro decir "Nuestros" cuando ni siquiera los visitas constantemente —aprovecha para molestarme.
—Eres mentiroso, ayer fui.
—Solo una vez. Ellos están pequeños, necesitan mínimo cuatro visitas diarias.
No respondo a sus acusaciones, simplemente lo beso.
—Ya, si esa es tu manera para callarme, no me molesta en absoluto, pero que sepas que puedo demandarte por...
Vuelvo a besarlo para callarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro