Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18

Capítulo 18
El beso

Nunca antes me habían besado de esa manera, con tanta pasión, sentimiento y necesidad. Incluso he soñado con esos besos, porque si, anoche nos besamos cinco veces antes de despedirnos. No podía dejar que Julio durmiera conmigo, se sentía algo impropio así que lo mandé a dormir a la habitación de mi tío.
Lo primero que hago al despertarme es sonreír mientras miro el techo. Me levanto y empiezo mi rutina, me lavo el rostro y me aplico las cremas y bloqueador, me cepillo los dientes y continuo con la insulina. Me pongo algo más decente y salgo de la habitación estirándome. Sigo sonriendo y son las 7 de la mañana. Voy a la habitación de mi tío y toco la puerta, Julio no está.
Bajo las escaleras en busca del chico que protagonizó mis sueños y... estoy en problemas.
Julio está sentando en el mueble, está algo somnoliento y mi tío está parado frente a él cuestionando hasta su existencia.
El escalón chilla por mi peso anticipando mi presencia.

—Vaya, vaya, hasta que por fin mi sobrina se digna en aparecer.

En contra de mi voluntad doy la cara.

—Luciana, siéntate aquí. Tenemos que hablar.

Estoy por sentarme donde mi tío me indica, que es justo a lado de Julio, pero se lo piensa mejor y me manda al otro lado. Se cruza de brazos y no sabe ni por dónde empezar.

—¿Ustedes ya están saliendo? —pregunta.

¿Cómo que ya?

—No, o sea, si, bueno depende mucho del significado de salir, pues a veces salir significa varias cosas dependiendo del contexto, por ejemplo, salir de casa, que es cuando alguien quiere salir de casa, también está el salir del bajón emocional, que es cuando alguien está saliendo de su bajón emocional, salir de...

Mi tío me frena.

—Dios, Luciana, ¿me quieres hacer estúpido?

—No, tío, claro que no.

Mi tío me ignora y va por Julio.

—¿Estas saliendo con Luciana? Porque no encuentro otra razón para que ustedes dos estén durmiendo bajo el mismo techo.

Me avergüenzo totalmente.

—No ha pasado nada...

—Estoy enamorado de tu sobrina, Cristian —confiesa Julio.

Suficiente para no saber cómo hablar. He perdido la habilidad de gesticular una palabra. Ambos me ignoran y continúan con LA CHARLA.

—No ibas a llegar a dormir y me pareció pertinente acompañar a Lu.

—Es verdad tío.

Mi tío me ignora.

—Continúa, Julio.

Después de toda la acalorada conversación mi tío entiende que fuimos chicos demasiados maduros y que cada uno durmió en una cama individual. Tampoco perdió la oportunidad de avergonzarme.

—Bueno, no es difícil entender sus sentimientos, ni siquiera se preocupaban por ocultarlos, por ejemplo, Luciana pasaba pegada en la ventana cuando no pasaba metida en tu casa —mira a Julio— Y tú venias a buscar a el señor Bigotes incluso después de que apareciera, evidentemente en busca de Luciana.

—¡Tío! —me quejo.

—¡Cristian! —exclama Julio, avergonzado.

Julio me mira y es suficiente para avergonzarme más. Desvío mi mirada y fingo demencia, es la única carta que puedo usar en este momento vergonzoso.

—Y bueno, ¿que son estas horas de llegar? —cuestiono.

—Estaba... ocupado.

Trato de entender a mi tío, no se lo veía molesto, ni triste lo cual es sumamente raro cuando su interés amoroso se casaba ayer. No se si mencionarlo o no, al final me atrevo.

—Bueno, a veces es mejor mantener la mente ocupada cuando la persona que te gusta se ha casado —doy mis más reconfortantes palabras.

—¿Se casó Karen? —pregunta Julio sorprendido.

Mi tía suspira y procede a responder.

—En realidad... me robé a la novia —confiesa.

—QUÉ —suelto incrédula.

—DIOS —Julio tampoco se lo puede creer.

Mi tío aprovecha el momento y explica brevemente lo que sucedió.

—Terminé con Hellen, ella me fue infiel —admite, muy alegre.

—Nunca antes había visto a una persona tan feliz admitiendo que le fueron infiel —comento.

—Bueno, me sorprendió cuando me lo confesó. Había tensión entre nosotros, no amor, así que ambos decidimos como adultos responsables dejar las cosas ahí —continúa mi tío—. En eso, estaba por volver a casa cuando respondí tu llamada, Lu. Tenía que aprovechar el momento, era ahora o nunca. Así que me robé a la novia.

—Karen no se casó... wow —Julio sigue sorprendido.

Yo también.

—Estuvo a punto de hacerlo —responde mi tío—. Afortunadamente es cosa del pasado. Vamos a tomarnos con calma lo nuestro.

—Me alegro mucho por ustedes —comento.

Julio se levanta y abraza a mi tío, felicitándolo. Procedo a darle mis felicitaciones también. Mi tío se retira porque tiene que ir a clases, al igual que yo, solo que yo sigo flotando en mi propia nube de felicidad.

—¿Nos vemos más tarde? —pregunta Julio, sonriendo de forma tan tierna—. Tenemos que hablar de esto.

Nos señala y yo sonrío.

—Después de clases.

—Bien, pasaré a buscarte —asegura.

Me da un beso en la mejilla y me suelta. Ah, ya lo extraño.
Me arreglo sin preocupaciones, no me importa perder la primera hora de clases. Mi tío me lleva a la U y bajo en la puerta principal, mientras él se va a estacionar su carro. Entrando a la facultad veo varios volantes rotos, otros en la basura, de hecho, el conserje está retirando todos los volantes que hacen falta. Esa es mi cara, esto es parte del vídeo horrendo y repugnante de ayer. No entiendo lo que ha pasado.

—Luciana, ven aquí —la presidenta del curso me llama—. Lo siento mucho, los profesores ya están investigando los acontecimientos. La ingeniera Karen está revisando las cámaras y necesita hablar contigo.

No se que hacer, es probable que mi tío se entere de esto antes de que encontremos al responsable. De todas formas, no creo que el o la responsable haya dejado su rastro. Lo único que se, es que estoy cansada de esto. No voy a dejar que me afecte, no cuando estoy trabajando en mi, en mejorar.
Toco la puerta de la oficina principal de la facultad. Paso y tomo asiento, la ingeniera está en una llamada, pero se apresura a contarla.

—Luciana, veo que recién llegas, pero creo que ya sabes por qué estás aquí.

La verdad es que solo hace preguntas y más preguntas para entender por qué ha sucedido esto. Es un vil acto para molestarme, para manchar mi reputación. Le dejo claro todo, respondo cada una de sus preguntas. Ella está tan apenada y avergonzada como si fuera la culpable de esos volantes. Alguien toca la puerta y entra a la sala.

—Tenemos a la responsable —afirma el guardia de seguridad.

—Esta bien, quiero verlo.

La ingeniera revisa y repite el vídeo unas cinco veces hasta entender bien.

—Luciana, ¿quieres ver esto? Tal vez reconozcas a la persona.

—Esta bien.

La ingeniera me muestra el vídeo y no es hasta la segunda vez logro entender quien ha sido.

—¿Puedes reconocerla?

Claro que sí, estoy segurísima quién ha sido.

—No... no tengo idea de quién es, se ve borrosa la imagen.

La ingeniera comprende y me dice que tomará medidas de seguridad y que buscará al responsable, pero eso no me importa, solo quiero que mi tío no se entere, al final ella acepta.

—No le diré nada a tu tío, puedes irte a tus clases.

Me cuestiono el entrar a clases o no, los volantes no han estado por mucho tiempo, no han logrado ser vistos por muchas personas gracias al conserje que empezó a quitarlo todo y luego lo informó a la ingeniera. Sin embargo, estoy consciente que es probable que mis compañeros si han logrado ver eso. Mis manos tiemblan un poco, pero al final entro al salón.
Todos se quedan en silencio, así que voy directamente a mi asiento. Después de cuarenta minutos la clase termina y el profesor se marcha, es el momento cuando la mayoría de chicas vienen a preguntar que qué ha pasado, que no creen en eso y que es obvio que lo han hecho con el afán de ofenderme, pero que nadie ha creído eso.

Me siento muy abrumada con tantas voces hablando al mismo tiempo.

—Chicas, ya basta —Keilyn las frena.

Todas entienden y terminan marchándose a sus asientos. Emily y Génesis se quedan.

—¿Te sientes bien? —preguntan.

—Estoy bien, gracias.

Mi humor ha caído, eso hasta que veo a Emir, me levanto y le pido que salgamos del salón. Este me hace caso sin rechistar.

—¿Que sucede? —pregunta.

—Mira, se lo que ha hecho tu prima —comienzo—. Ella ha esparcido y pegado volantes muy repugnantes sobre mi.

Emir se sorprende, al parecer no está tan enterado de esto.

—¿Estás bien? ¿De qué estás hablando?

Comprendo que no entiende mis palabras, así que saco de mi mochila un volante que agarre del basurero.

—Tu prima ha dejado esto por toda la facultad —repito, le muestro la foto que tomé del vídeo donde ella se la ve cometiendo el acto—. Es ella, su cabello rojizo es inconfundible. Antes que lo niegues, déjame decirte que Keilyn me enseñó una foto de ella hace unas semanas, cuando ella participaba en el reinado. Así que si ella hizo esto, no es muy difícil comprender que también es responsable del vídeo.

Entonces entiende perfectamente. Él también ha visto el vídeo. Que vergüenza.

—Mira, no he sido su cómplice, pero no me es difícil entender la razón por la que ha hecho esto. Mi tío le pegó por lo que hiciste con el certificado falso. No la estoy justificando, pero te advertí. Mi prima es algo rencorosa y por lo que veo ha hecho todo este desastre.

—Dame su número.

Emir se niega.

—Mira, estoy hablando contigo porque quiero verla, ahora mismo.

Emir entiende y se apresura a contactarla. Después de media hora la chica llega, al verme le ofrece a su primo una mirada aterradora. Piensa marcharse, pero Emir se lo impide.

—Solo atente a las consecuencias de tus actos —pide—. Luego hablamos.

Emir se marcha y su prima de muy mala gana se sienta frente a mi.

—Así que quieres verme... Mira, no pienso caer en chantajes por lo que hice, y si piensas acusarme, déjame decirte que puedo subir ese estúpido vídeo cada día, no importa que me bajen las cuentas, soy muy persistente cuando quiero.

Suspiro, esto es agotador.

—Solo quería disculparme contigo —admito.

La chica frente a mi se queda rígida, sinceramente no esperaba mis disculpas.

—Cuando acusé a Emir por ese certificado falso, yo no pensé en las consecuencias —continuo—, fui muy egoísta, lo admito, solo estaba frustrada de tener un cero, mientras Emir tenia la oportunidad de tener un diez, él no estaba enfermo y su mentira me enfureció, lo acusé, pero no fue hasta después que Emir me culpó por lo que te hizo tu padre. Yo simplemente quiero disculparme.

Su silencio continua.

—No imagine que ese vídeo y esos volantes venían de ti hasta que vi las cámaras de los pasillos —su mirada es de miedo total— No te preocupes, no han podido identificarte y sinceramente no es mi intención acusarte.

—Entonces que quieres —pregunta a la defensiva.

—Nada, solo quería entenderte un poco y disculparme.

Ella se ríe irónicamente.

—Es imposible, no eres la Luciana Barquet que aseguraban.

Supongo que Emir no perdió el tiempo para hablar de mi.

—Bueno, fui mala con Emir, lo admito, pero no siempre soy así.

—No fue Emir, fue Ezequiel, tu ex novio.

Escuchar siquiera su nombre hace que mi estomago se revuelva por completo. Incluso segundos después y sigo sin comprender de donde lo conoce.

—¿Ezequiel? —repito incrédula.

—Ezequiel Martines, tu ex...

—De donde lo conoces —trato de hablar aguantado el coraje que siento dentro de mi.

—Él esta en mi clase de francés... estudio idiomas, el también, bueno, lo intenta porque lleva mas materias perdidas que aprobadas.

¿Cómo es posible que Ezequiel estudie aquí? Mi cabeza da vueltas, creo que se me ha bajado la glucosa. Saco de mi bolso unas gomitas agridulces y me como tres, espero que funcione rápido antes de que me de algo.

—Oye, ¿estas bien? Dios Santo, ¿te vas a desmayar? ¿que hago? ¿llamo a alguien? Ay, ay, ay.

Le agarro la mano cuando se levanta a pedir ayuda.

—Estoy bien, no es necesario.

—Segura, estas como un papel —asegura.

—Siéntate, por favor, necesito que me cuentes todo de ese... chico.

Leila, la prima de Emir, me cuenta absolutamente todo. Ezequiel estudia idiomas, su carrera es híbrida, así que son pocas horas las que está en este lugar, estudia de tarde y esa es la razón por la que nunca he tenido que verle la cara nuevamente. Él se le acercó cuando Leila le estaba contando a su mejor amiga sobre la razón por la que su padre le había pegado: Yo.

Y como era de esperar de un ser tan asqueroso, Ezequiel no perdió el tiempo para seguir mintiendo sobre mi.

—Lo siento —dice sincera—. Ese chico nunca me agradó del todo, pero él sabia cosas de ti que me servían para desquitarme, sé que lo que hice no se puede borrar y que el mal ya esta hecho, pero ahora entiendo que este chico solo quería fastidiarte la vida y que desgraciadamente lo he ayudado. Que perra que fui contigo.

Reviso mi celular. Julio me está esperando en la entrada.

—En serio, si hay algo que pueda hacer para remediar el mal que hice estoy dispuesta a hacerlo. Mierda, es él, vete, vete.

La mirada de Leila esta detrás de mi e inmediatamente miro. Es el mismo ser repugnante de hace un año, el mismo que se encargó de hacer infeliz a Marga e incluso a mi. Intentó arruinar mi vida, casi que se lo permití. Reencontrarmelo es como recibir un golpe con un ladrillo. Huyo rogando que no me haya visto. Llego a la puerta y enseguida encuentro el carro de Julio. Entro al carro con rapidez.

—Lu, que linda que estas... ¿Sucede algo? Estas muy pálida y temblando.

Mis manos están temblando, frías e incluso sudando. Julio abre la secreta y ahí hay dulces, jugos e incluso insulina.

—He pensado que seria bueno tener dulces y tu medicina en casos de emergencias —aclara al ver mi confusión.

Y su gesto hace que mi corazón se acelere de ternura.

—Por favor, llévame a casa, luego te lo explico.

Julio evita hacer mas preguntas, entiende que ahora estoy muy nerviosa como para decir algo mas. Llegamos a casa de mi tío y lo primero que hago es pincharme el dedo. Tengo la glucosa muy elevada.

Julio me da la insulina de acción rápida y procedo a inyectarme la cantidad necesaria.

—Hace media hora se me bajaron los niveles y comí algunas gomitas, creo que me pasé y ahora se me subió mucho —le explico a Julio, entonces suelto el llanto.

—Ven aquí, reina.

Julio me abraza y acaricia mi cabello intentando tranquilizarme.

—Lo vi, Julio —suelto— Esta mañana he visto a Ezequiel, él ha sido responsable de ese vídeo y de los volantes y... no se si me ha visto.

—¿Cómo es que has visto a ese imbécil, Lu?

Trato de calmarme y le explico todo lo que pasó esta mañana.

—No puede ser, Lu, tenemos que denunciarlo, podemos comprobar que fue responsable del vídeo y...

Lo interrumpo.

—El vídeo lo subió Leila, él se negará y no quiero que Leila pague las consecuencias. Es lo que sabe hacer, destruir a los demás.

Tocan la puerta cuatro veces, son golpes rápidos.

—Iré a abrir la puerta, seguro es Keilyn, esta mañana no hemos hablado en absoluto.

Me levanto y me dirijo a la entrada. al abrir la puerta Ezequiel entra con apuro, como si esta fuera su casa.

—Hasta que por fin encuentro tu dirección, linda.

Me quedo pasmada, congelada y terrorificada.

—Tenemos que resolver unas cositas, por ejemplo, mi nariz rota.

—Tu nariz rota es lo ultimo que resolveremos hoy —Julio aparece— Soy Julio, el novio de Luciana.

Ezequiel pretende hablar, pero Julio no espera para darle unos golpecitos en su abominable rostro. Llamo a la policía y aviso que un hombre entró a casa sin mi autorización.

—Si, esa es la dirección, en este momento está golpeando a mi novio. Por favor, vengan rápido.

Julio no quiere soltarlo así que me apresuro a separarlos.

—Julio, basta, no sigas, por favor.

—ERES UNA PERRA, LUCIANA BARQUET.

Logro distanciar a Julio de este chico, pero el solo escuchar mi nombre en su horrible y asquerosa boca todo mi ser se retuerce. No puedo soportarlo y lo siguiente que hago es darle un buen puñete en el rostro.

—Me acabas de romper la nariz por SEGUNDA VEZ, MALDITA BARQUET.

La policía llega justo a tiempo, le ponen las esposas y lo meten a la patrulla. Varios vecinos se han asomado para entender de donde son los gritos. La vergüenza se apodera de mi, pero el solo ver a Ezequiel en la patrulla puedo tranquilizarme un poco.

—¿Estas son sus cosas? —pregunta el oficial.

—Si, deberían revisar sus pertenencias, esta completamente loco, quiso atacar a mi novia —Julio lo acusa.

—Tendré en cuenta su recomendación. Necesitamos sus declaraciones y que pongan la respectiva denuncia.

—Si, eso haremos —asegura Julio.

Aprovecho para llamar a mamá y le cuento todo rápidamente. Ella está que ni se lo cree.

—Lu, debemos ir.

—Lo sé.

Julio me lleva a la delegación, tenía que presentar los cargos antes de que sus papás lo libraran de esta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro