Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 12

Capítulo 12
Son celos

—¿Por qué cambiaste de opinión? —pregunta mi amiga.

—No lo sé, creo que lograste convencerme —respondo moviéndome un poco.

—No te muevas, trato de dejarte el delineado lo más parecido posible.

Keilyn logró convencerme de ponerme un poco de maquillaje, en realidad, no es mucho, nada del otro mundo, un poco de rubor, rímel, delineado y lipgloss en los labios. Poco, pero sí que ha llevado su tiempo, sobretodo el delineado porque no paro de moverme y arruinarlo.

—Ya me arde la piel de tanto que limpias —me quejo.

—Ya, que cuesta mucho porque te mueves como gusano, hace unas horas estabas muy cómoda viendo películas y después aparece este chico y mágicamente quieres salir, ponerte un poco de brillo en el rostro y no paras de sonreír. Estoy un poco celosa —admite— Él logró que cambiaras de opinión sin siquiera pedirlo. Unos se esfuerzan y otros lo consiguen sin lucharlo.

—Estas un poco dramática hoy.

—Si, es que estoy viéndome una novela turca que me tiene así, toda dramática y sensible ante la vida. Tienes que verla —recomienda contenta.

Es que Keilyn es de esas que entre mas sufre con las novelas, mas las ama. 

—No soy de ver novelas, son infinitas y las tramas solo existen para alargarla, además a veces logran arruinar algo bonito y convertirlo en aburrido o incluso estresante.

Keilyn se detiene, abro los ojos y la veo con las manos en su cintura.

—Parece que sabes de lo que hablo. Ya, dime, cuál te viste que te dejó ese mal concepto de las novelas turcas.

Aprovecho que mi cara se libra de estar quieta para agarrar el vaso con agua y beber un poco. Me limpio las comisuras y me vuelvo a mi posición.

—El secreto de Feriha —Admito—. Esos dos tenían tremenda química, pero la mitad de la novela ellos se la pasaban como perros y gatos, ¿para qué? Para que al final ella muera a manos de un psicópata.

—Me acabas de hacer un tremendo spoiler —suelta mi amiga como si la hubiera herido con mis propias manos.

—Lo siento, creí que ya te la habías visto. Es más, no lo pensé, pero mira te ahorré el tiempo de verla.

—Esta bien, veré el lado positivo de las cosas. Hablando de lados positivos, mi compañero para esa "tarea de campo" como le dice el profesor, le pidió al profe que si podía hacer la tarea solo y su petición fue aceptada.

—Entonces ¿harás esa tarea sola?

—Pensándolo bien, me resulta mejor, prefiero sola que mal acompañada —razona.

—Yo le pedí que me cambiara de compañero porque el que me asignó no me responde, me ignora y me deja en visto.

Escucho un chillido de emoción.

—Ojalá que acepte y nos una, como debió ser desde un principio —chilla Keilyn.

—Hace un segundo dijiste que preferías trabajar sola.

—Sola, si, pero si hay una posibilidad de trabajar contigo obvio que la tomo.

De todas formas, no creo que suceda. 

—No lo sé, dijo que iba a contactar a este chico, que me avisaría hoy, pero no da señales ni de humo. Tal vez eso significa que debo trabajar con este chico.

—Si no te dice nada hoy, mañana vamos juntas a verlo. Aún quedan cuatro días para entregar esa tarea.

Así quedamos y continuamos con nuestra preparación. Me dejo el cabello suelto aprovechando que está muy ondulado y brillante.

—Bien, ¿estoy guapa? Porque me siento guapa —pregunta.

Keilyn sale del baño, lleva una body con escote en la espalda conjunto una falda corta y oscura, se ve sencillo, pero chic. El labial rojo le da un toque salvaje, elegante y sexi.

—No soy de usar labial rojo, pero ese que vi en tu cosmetiquera pronto será mío —bromeo.

—Es divino, ¿cierto?

Le doy la razón, ese labial debería ser considerado una maravilla más en este mundo.
La pantalla de mi celular se enciende. Le echo un vistazo y me asomo por la ventana.

—Julio está afuera —aviso.

—¿Qué? Tan pronto

—Ha llegado puntual, en realidad.

Salimos de mi habitación dejándola patas arriba, pero ahora no me importa mucho por salir con rapidez de la casa. Le aviso a mi madre que estamos saliendo de casa y que le avisare si surge algo. También aprovecho y le dejo un mensaje a mi tío.

—Hola, Julio —saluda Keilyn.

—Hola, son las chicas más puntuales que he conocido en mi vida —le responde.

—En realidad, iba a tomarme veinte minutos más, pero alguien no me lo permitió —hablaba de mi, por supuesto.

Abro la puerta del carro, Julio me observa de pies a cabeza.

—Estas bellísima —dice honesto y sorprendido— aunque siempre lo estas. 

Sonrió avergonzada y me siento en el lugar del copiloto, claramente nerviosa porque hasta olvido ponerme el cinturón de seguridad. Julio se da cuenta de este pequeño detalle y aprovecha para ayudarme con el cinturón. En un segundo siento su aliento cerca de mi boca y en el otro ya no. Sucede tan rápido, pero a la vez tan lento que me olvido de respirar y solo me concentro en sus labios.

—Ahora sí, ¿no se queda nada? —pregunta satisfecho de haberme ayudado con el cinturón de seguridad.

—Pues lo único que se queda son sus babas.

—No se nos queda absolutamente nada —respondo al mismo tiempo.

Me volteo a ver a Keilyn. ¿Por qué dijo eso? Quiero preguntar, pero logro ver una sonrisa en los labios de Julio. Me quedo callada por mi bien mientras respondo mensajes a mi madre.

Mami: ¿Seguro que conduce Julio? ¿Él va a beber? ¿Si lo hace quién las dejará en casa de Cristian?

Yo: Nadie va a beber.

Mami: Tomo tu palabra. Pásala bien.

Enciendo la radio en busca de emisoras con canciones interesantes, pero no encuentro nada bueno, me quejo por lo que Julio me da su celular.

—Sorpréndenos —pide sonriendo.

¿Por qué se la vive sonriendo de esa manera? La verdad me molesta un poco, lo hace más lindo y más... ¿Qué estoy pensando? 

—¿Y bien pondrás música o seguiremos con las miraditas? —pregunta Keilyn.

Quiero agarrarla del pescuezo, pero evito caer en pensamientos violentos y me concentro en poner canciones agradables, tengo millones de canciones que puedo poner en este momento, pero mi mente está nublada y no recuerda ni siquiera canciones de cuna. Agradezco la concentración de Julio en conducir que no nota lo desconcentrada que estoy. Me desespero y lo primero que hago es poner una canción de la playlist más reciente escuchada. Me sorprende la canción.

—Dios, esa canción siempre sonaba cuando iba al colegio —Keilyn chilla de emoción— Nunca supe su nombre.

Mi amiga me arranca el celular y le toma foto al nombre y al artista.

—Bésame de James Leon —dice orgullosa de conseguirlo—. Tienes buenos gustos, vecino.

Le quito el celular y lo pongo en el lugar que suele estar. Media hora más tarde llegamos a la dirección de la casa de Génesis. Es Emily quien nos da la bienvenida, se ve genuinamente contenta de recibirnos.

—Gracias, chicas, pase todos estos días preocupada de que no vinieran. La cumpleañera aún no ha llegado, ya saben, es sorpresa.

—¿Sorpresa? —repito asustada y tratando de ocultar la culpa.

—Si, Clarisa se la ha llevado a pasear, de hecho, están por llegar. Pasen y pónganse cómodos.

Hacemos eso y pasamos al patio.

—Esto no debería llamarse casa, sino casota. ¡Desde aquí veo el mar! —exclama Keilyn.

Keilyn se pierde en su emoción y se larga a saludar al resto de compañeros.

—Esto no parece una reunión normal —me susurra Julio.

Me sobresalto. Estoy traumada. Agarro del brazo a Julio con el propósito de alejarlo del resto. Tengo que decirle esto a alguien antes de que la culpa me mate.

—Te voy a decir algo, pero no lo vayas a repetir nunca en tu vida y tampoco te burles —le aviso.

—Dios mío, ¿un secreto? Amo los secretos —chilla de emoción—, más la parte en la que tengo que fingir que no se nada cuando todos se enteran.

Lo pellizco y se queja un poco. Me acerco a su oído y suelto lo que tengo atorado en la garganta.
Me separo y lo veo aguantarse la burla.

—¡Te dije que no te burlaras de mí!

—Me estoy esforzando para no hacerlo —dice muy divertido— ¡¿Cómo vas a decirle a la cumpleañera sobre la fiesta sorpresa?!

Le cubro la boca con mis manos cuando alguien pasa cerca de nosotros. No lo suelto hasta que ha pasado por completo el peligro.

—Te lo dije en el oído para evitar que alguien escuche —me quejo.

—Perdón, pero me la pusiste muy difícil.

—Bueno, no estaba enterada de que era una fiesta sorpresa —susurro nerviosa—. Yo solo quería preguntarle sobre qué podía traer a su fiesta... ya sabes, chucherías o alguna otra cosa.

Estoy muy apenada, avergonzada y arrepentida de haberle escrito a Génesis antes de venir.

—Está bien, seguro que ella incluso ya lo sospechaba. Admitamos, las fiestas sorpresas son de todo menos sorpresas, la gente actúa extraño y siempre te sacan de tu casa por horas mientras intuyes que te están preparando algo. Ahora, finjamos que no le has confirmado las sospechas a la cumpleañera y vamos a dar una vuelta por la playa.

Acepto porque no quiero estar presente cuando llegue la cumpleañera y lo primero que vea sea mi cara de chismosa.
Cruzamos el jardín trasero de la casa, algunos conversan, otros bailan y otros nadan en la piscina.

—Hola, Luciana —me saluda Baque.

Le devuelvo el saludo, pero él parece tener algo más para decir.

—Puedes decirle a Keilyn que no seré su compañero de trabajo, tengo otras ocupaciones y me es difícil coordinar con el tiempo de otras personas. De hecho, ya le comenté esto al profesor y él accedió.

—El profe ya habló con ella, pero puedes decirle tú mismo, ella también ha venido, creo que se quedó en la cocina ayudando.

—Genial, gracias. Por cierto, Emir quiere hablar contigo.

Se marcha después de eso y Julio me pregunta que quién quiere hablar conmigo y para qué.

—Es el chico del otro día, con el que me toca hacer pareja.

—Se supone que te cambiaron de compañero, ¿o no?

Veo mucho interés en saber más sobre el tema, pero no quiero hablar de tareas cuando estoy frente al mar con un atardecer increíble.

—¿Podemos sentarnos aquí un momento? —pido.

Nos sentamos en las rocas y los siguientes minutos apreciamos el atardecer rosado. Las gaviotas vuelan hacia dirección del sol que ahora se está ocultando. La música de la casa no llega hasta aquí, las olas se roban el protagonismo. Me siento tranquila y liviana estando aquí, como si los problemas no existieran o fueran insignificantes.

—Es hermoso, ¿cierto?

—Lo que veo me tiene angustiado, siento que lo tengo demasiado cerca, pero que en algún momento se puede deslizar lejos de mí.

Miro a Julio, parece que ha soltado un pensamiento.

—Luciana, quiero decirte algo —dice demasiado asustado.

No tengo idea de lo que quiere decir, pero estoy intrigada.

—¿Negaron tu tema para la tesis? —trato de adivinar muy preocupada— No entiendo ni un poquito, pero eres muy inteligente, seguro que encuentras la manera para... Ay, no me digas, tu mamá sigue enferma.

Julio no sabe cómo callarme para que lo deje hablar.

—¡Dios no lo quiera! —exclama— Me aceptaron el tema para la tesis y mi madre está bien, sus últimos exámenes salieron bien.

—¿Entonces? ¿Hackearon de nuevo a mi tío? —pregunto.

A este punto creo que Julio quiere arrastrarme hasta el mar.

—¿Recuerdas el día que me conociste?

—¿La primera vez que nos conocimos y te rompí la cabeza? —pregunto— Lo siento, de verdad creí que se trataba de un ladrón.

Julio toma una bocanada de aire. Se ve algo afligido, me callo para que pueda hablar sin interrupciones.

—Ese día me conociste por primera vez, pero yo ya te conocía desde hace algunos meses —confiesa.

Me toma por sorpresa y estoy dispuesta a rellenarlo de preguntas, pero Emily nos llama para que volvamos.
Julio se levanta y yo lo detengo.

—Espera, no terminaste de hablar.

—Te lo cuento cuando lleguemos a casa —promete.

Acepto y volvemos con los demás justo a tiempo para gritar el "Sorpresa". Olvido lo que Julio tiene que contarme cuando felicito a Génesis por su cumpleaños, estoy llena de vergüenza. Se que los demás no saben en lo absoluto, pero le agradezco en el oído a Génesis por actuar de forma sorprendida.

—No te preocupes, linda —dice sonriendo—. Ya me lo sospechaba de todas formas.

—Debes considerar ser actriz, hasta yo me la creí.

La cumpleañera se ríe y admite que en realidad disfruta mucho actuar desde chiquita.

—De todas formas, estoy agradecida que estés aquí. Se que no hablamos mucho en clases, pero nosotras les tenemos cariño, ambas nos ayudaron mucho en la semana de exámenes, no solo por eso —dice nerviosa— creo que tú y Keilyn son demasiado buenas y quisiera que tengamos más tiempo para amigar.

Sus palabras me toman por sorpresa, así que solo le sonrió y me hago a un lado para que el resto también pueda felicitarla.

—¿Qué te dijo? —pregunta Keilyn curiosa.

—¿Donde estabas?

—Escondiéndome de Baque —suelta confundiéndome—. Fue a la cocina, empezó a disculparse por lo incómoda que me ponía y que pidió hacer solo el trabajo porque pasa demasiado ocupado con el estudio y el trabajo, no quiere perjudicar mi nota. Estaba hablando demasiado que lo único que supe hacer fue besarlo.

—¡¿Lo besaste?! —exclamo.

—¿No quieres publicarlo en el periódico? —me regaña.

Pretende seguir contándome los últimos sucesos, pero detrás de mi parece venir el chico del que anda huyendo.

—Dios, ahí viene. Me voy. Luego nos vemos.

Huye a toda velocidad que no me da tiempo a procesar todo lo que dijo.
Julio se pone a mi lado y pregunta.

—¿Por qué se desapareció como si hubiera visto al diablo?

—No lo sé, dijo mucho y rápido que ni entendí. Vamos por bebidas, tengo sed.

Julio se ofrece a ir a buscar las bebidas y aprovecho para meter mis pies en la piscina mientras me siento en el borde. Estoy sola hasta que aparece Heidi, la mejor amiga de Clarisa. Ella es muy hermosa, de ojos grandes y verdosos, su cabello castaño está corto, lacio y brillante. Se viste bonito y al parecer es muy educada, al menos es lo que deduzco desde que me saluda siempre que me ve.

—Luciana, ¿cómo estás? —pregunta con discreción.

Intuyo inmediatamente que quiere preguntarme algo más que sobre mi estado, así que me causa intriga totalmente.

—Bien, ¿y tu?

Ella sonríe con timidez. Ella siempre se ve sociable, segura de sí misma y nunca tiene miedo de hablar, esta noche parece que incluso le da miedo susurrar. Está tratando de cuidar sus siguientes palabras para mí, incluso se ruboriza.

—Oye, yo... Bueno, ¿puedo hacerte una pregunta? —asiento así que ella continúa—. No se como preguntarte esto sin sonar tan, no lo sé, no vayas a creer que soy entrometida o algo.

Estoy mareada de tantos rodeos así que la invito a decir lo que quiera decir sin pena alguna. Tal vez no debí hacerlo.

—El chico con el que viniste, ¿ustedes tienen algo amoroso? —suelta la pregunta casi tan roja como un tomate.

La pregunta evidentemente me toma por desprevenida, esperaba cualquier cosa menos eso. No se que decir, en realidad, en solo cuestión de segundos mi cabeza es un lío, por un lado tendría que decir la verdad, Julio es solo mi amigo, pero por alguna razón desconocida quiero decirle que si, que Julio y yo tenemos algo. Decirle eso sería un fracaso total, así que en contra de lo que sea que siento en este momento suelto una sonrisa muy fingida.

—¿Que? No, claro que no, es solo un amigo. ¿Él y yo juntos? Jamás.

La forma en la que lo digo, como asqueada de lo que ella insinuaba, no quería que sonara de tal forma, pero lo hizo, sonó de una manera despectiva. Me siento horrible por ello, algo dentro de mi estómago se revuelve. Lo peor de esto es que Julio lo acaba de escuchar. Me asusto mucho al ver su mirada, al verlo alejarse para atender una llamada.
No se que hacer, si seguirlo y aclararle que el tono que use no era el correcto o dejar que esto pase.
La fiesta para todos está en su mejor momento, Julio desapareció y yo estoy sentada odiando mucho lo que pasó, lo que dije y cómo lo dije.

—¿Quieres un trago? —pregunta Clarisa. 

Niego el shot y Clarisa entiende y se aleja avergonzada al ver mi sensor. En realidad muy pocas veces se nota en mi brazo, siempre uso ropa floja y larga. 

—Lu, tengo que irme ya —me avisa Keilyn— ¿te vienes conmigo o te vas con Julio?

—¿Lo viste por alguna parte? —pregunto aliviada.

—Lo vi en la playa, estaba como ido, ¿te vienes conmigo?

Niego. Keilyn me pregunta por segunda y hasta por tercera vez si de verdad me pienso quedar, le aseguro que estoy bien y que ella ya debe irse. Claro que de camino a la salida me encomienda a los demás para que no me pase nada malo. Ignoro el resto y sigo bailando y dándolo todo hasta que me detengo. Está sonando Sueños canción de una banda llamada "Corazón".
Los recuerdos de hace un año llegan a mis ojos como si estuviera viendo una película en segundos. La película en donde terminó la vida de alguien y destruyó la vida de otros.

—Luciana, ¿estás bien? —Emily se escucha preocupada.

No respondo, simplemente camino en dirección del baño, me encierro y me quedo en completo silencio. Verme en el espejo me hace recordar lo que hacía exactamente hace un año y realmente me molesta porque lo que veo en espejo no me gusta. Sigo viendo a la misma persona rota de hace doce meses. Sigo estando rota por más que pase el tiempo. Y aunque crea que he sanado o que estoy sanando, la realidad es mucho más desoladora, las heridas nunca se borran, nunca sanan, siempre están esperando por sangrar y cada vez lo hacen con más fuerza.

Lo único que quiero es vomitar, todo me da vueltas y de pronto todo se vuelve oscuro y silencioso.

No he sanado, y temo no hacerlo nunca. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro