4. Estar enamorado
Después de la boda de su hermana, Amity llegó a una conclusión: el amor era complicado.
Solo habían pasado dos semanas desde entonces, pero eso era suficiente para saberlo. Al inicio todo fue positivo claramente porque, a pesar de la inseguridad, la incertidumbre sobre sí estaba enamorada desapareció trayéndole alivio. Gracias a eso sus días pasaron con tranquilidad, enfocados en su rutina. Sin embargo, la realidad tenía planes muy distintos para ella. Una vez lo asimiló su cabeza volvió a llenarse de preocupaciones por diversos motivos.
El principal era que se había vuelto ligeramente ineficiente en el trabajo, y es que Luz comenzó a invadir sus pensamientos con más frecuencia. Las razones eran varías, pero un ejemplo notable eran las ansias con la que esperaba sus mensajes de buenos días y de buenas noches. Su día no iniciaba o terminaba bien hasta que recibía o mandaba uno de estos y era tonto, pues ya no era una adolescente.
Si esos días fueron malos, ese era terrible, sobre todo porque tenía un vuelo junto a ella, aquel que le anunció Emira hace tiempo el día de su boda.
"Es doloroso" admitió, sentándose al lado de Luz en la camioneta de la aerolínea que las transportaría después de un largo día de trabajo.
Cerró los ojos con cansancio hasta que el auto se movió, entonces los abrió y volteó a su lado. Para su sorpresa Luz la estaba observando fijamente con una sonrisa y aquello la hizo sentir mareada, como si toda la sangre se le hubiera subido a la cabeza. Desvió la mirada intentando no verse obvia, aunque de poco sirvió porque Luz hizo una pequeña risa a sus espaldas que hizo que su rostro se pusiera más rojo.
Su comportamiento pasó por timidez por suerte, ya que Luz no hizo preguntas y por el contrario dirigió su atención a la ventana, contemplando ilusionada el paisaje nevado de La Rodilla. Amity no desperdició esa oportunidad para observarla y de igual forma le sonrió, sintiendo una sensación agradable en el pecho.
El amor era confuso sin duda, traía sentimientos que ella podía calificar como desagradables, pero también le brindó una felicidad inmensa por cosas tan simples como esa.
Contenta, disfrutó del viaje hasta que la camioneta se detuvo en su destino: un hotel. Cuando Amity lo vio se sorprendió, y es que usualmente no los alojaban en sitios tan bonitos como ese. Se notaba que Emira había hecho gala de sus habilidades de persuasión con distintas entidades para hospedarlas ahí debido a que, además de la buena apariencia, se encontraban en una zona céntrica de la ciudad.
Las dos bajaron del vehículo en compañía de sus auxiliares de vuelo y tomaron sus maletas. Las últimas se adelantaron mientras Amity se quedó atrás, sintiéndose ansiosa al recordar a su hermana y el motivo por el cual le concedió un hospedaje tan lindo.
—¡Hace mucho frío!
Luz estornudó y se aferró al brazo de Amity en busca de algo de calor. La joven Blight casi perdió el equilibrio por lo brusco, pero no se molestó. No podía, o al menos cuando le dirigió la mirada solo sintió cosquillas en el estómago. Al reconocerlo pensó en lo blanda que se había vuelto.
—Trajiste ropa adecuada en tu maleta, ¿verdad?
—¡Por supuesto que sí! —respondió Luz ofendida, aunque a los segundos puso una cara culpable—. Bueno, más o menos... olvidé lo fría que es La Rodilla en esta temporada del año.
Amity suspiró y se agachó para abrir su maleta y sacar del compartimiento secundario una bufanda, la cual le ofreció. Luz la aceptó y le dio un abrazo de agradecimiento, a lo que la piloto la miró en silencio, preguntándose dentro de sí si la otra era consciente de lo que le hacía a su corazón. Aparentemente no, ya que esta parecía tan ajena a su alrededor mientras se colocaba la prenda.
Una vez listas, ambas emprendieron camino hacia la recepción. Al arribar fueron recibidas por sus sobrecargos que estaban esperándolas.
—Capitán, ya hablamos con recepción y estas son nuestras llaves —dijo alegremente la chica: Amelia.
—Gracias, Amelia —agradeció Amity, dándole una sonrisa sincera a su jefa auxiliar.
—Entonces nos veremos mañana —se despidió, que al igual que su grupo se dirigió al ascensor.
Cuando se quedaron a solas, Amity miró el reloj del hotel. Eran las cinco de la tarde, temprano incluso con los retrasos que tuvieron en los vuelos de ese día. También en el fondo se podía escuchar una radio con el pronóstico del clima, el cual afirmaba que dejaría de nevar en La Rodilla en las próximas horas. Todo indicaba que sería una buena noche para salir y la idea la puso nerviosa.
Indecisa volteó a ver a Luz. Inmediatamente la palabra cita junto a la conversación que tuvo con su hermana llegó a su cabeza y avergonzada apartó la mirada. La copiloto la observó interrogantemente, pero Amity solo le estiró su llave mientras maldecía a Emira por envenenarle la cabeza.
Ella quería invitar a salir a Luz a algún lado cuando la viera, eso era verdad. Lo pensó desde antes, meses atrás cuando ellas estaban comenzando a ser amigas, sin embargo, ahora el pensamiento de "salir con ella" tenía algo diferente gracias a su estúpido enamoramiento. No podía dejar de concebirlo como una cita y aquello hacía que preguntarle fuera tan difícil y diera tanto miedo.
Agotada y reconociendo que las palabras no vendrían empezó a caminar con desgana hacia los elevadores, a lo que Luz la siguió felizmente.
—No habíamos volado juntas en mucho tiempo, ¡fue tan divertido!
—Cierto, es la primera vez desde que nos conocimos —confirmó Amity, sintiéndose triste de repente.
Hacía más de medio año desde ese momento, pero solo había visto a Luz en persona unas cuantas veces desde entonces. Aquello era un poco agridulce y le hizo pensar que una oportunidad como esa no se repetiría en mucho tiempo: ambas solas, con disponibilidad de tiempo, apartadas de todo, lejos del trabajo.
Independientemente de sus sentimientos tenía que hacer algo.
—Oye, Luz... —dijo, con mucho esfuerzo y un gran sonrojo—, estaba pensando en una cosa...
—¿En qué? —preguntó Luz intrigada.
Amity se aclaró la garganta, reflexionando cómo decirlo mientras seleccionaba el piso en el ascensor. Empezar con "ya que estamos aquí, ¿por qué no salimos a algún lado?" sonaba bien, pero si Luz le preguntaba a dónde ir no sabría qué decir. ¿Si le sugería el centro histórico sería aburrido?, ¿solo caminar era raro?, también podrían ir a cenar, aunque por desgracia solo conocía los restaurantes caros a los que acudía su familia y Lilith no pagaría una factura así. ¿Invitarle sería demasiado grosero?, tal vez un restaurante familiar sea más seguro, ¿o debería dejar que escoja ella?
—¡Amity, la puerta!
La piloto balbuceó al notar que habían llegado a su destino. Por suerte logró salir del ascensor antes de que este se cerrara, aunque su rostro enrojeció al recordar que pudo haberlo detenido desde adentro. No ayudó escuchar risas detrás de ella.
—Si que has estado en las nubes todo el día... literal y figurativamente —dijo Luz, secándose una lágrima por lo mucho que se había divertido—. En serio, ¿qué pasa?
"Tú" pensó la joven Blight, pero claro, no lo dijo. Por el contrario, decidió acomodarse su uniforme en lo que su cara retornaba a su color habitual.
Una vez repuesta notó como Luz la miró con una mezcla de expectativa y emoción, sin duda esperando pacientemente a cualquier cosa que tuviera que decir. Amity tragó saliva, pero se armó de valor.
—En realidad... bueno, yo quería...
Por suerte o no cuando quiso continuar fue interrumpida por la canción de apertura de la segunda temporada de La Bruja Buena Azura. El ruido venía del bolsillo de Luz y ahora fue el turno de esta para sonrojarse. Ella sacó su teléfono e intentó colgar sin ver quien llamaba, pero Amity se percató y la detuvo, sonriéndole educadamente e incitándole a contestar. Luz no parecía tan segura porque estaban en medio de una conversación, no obstante, terminó cediendo, un acierto porque su entusiasmo creció al ver a la persona detrás de la pantalla.
—¡Willow, chica, cuánto tiempo sin escuchar tu voz!
De inmediato Amity tuvo un mal presentimiento, pero lo ignoró mientras observaba a Luz con curiosidad. Se preguntó de qué estarían hablando y no ayudó mucho que las únicas cosas que su amiga dijo en un rato fueron "¿¡En serio!?", "pero", "sí" y otra vez "sí". Eso no cambió al parecer, ya que Luz continuó así hasta que finalmente se despidió y colgó.
—¿Todo bien? —preguntó Amity, solo para asegurarse.
—Más que bien —expresó Luz conteniendo su alegría—. ¡Willow está en La Rodilla!, aunque no en este hotel, sino en otro. Vio mi publicación de Penstagram y al ver que estaba aquí me llamó, acabamos de acordar reunirnos.
—Oh, ¿en serio?, ayer que hablé con ella no me dijo que tendría escala en estos rumbos, eso es... genial.
No era genial, Amity pudo oír como su corazón se partió en varios pedazos, pero Luz no lo escuchó al parecer, porque se acercó a tal grado que entrelazó las manos de ambas.
—A Willow no le importará si vienes. —La menor se mostró tímida—. Lo harás, ¿verdad?, aunque entiendo si prefieres descansar, fue un día duro, más con la nieve en el último aterrizaje de hoy...
Aun con la decepción, fue imposible para Amity no sonreír. Luz estaba haciendo su mejor cara de perrito lastimado para que aceptara, algo innecesario, pues aceptaría de todos modos, lo que sea para pasar un poco de tiempo en su compañía.
—Claro, iré —replicó más feliz, solo para no levantar sospechas—, solo mándenme los detalles por teléfono.
—Bien —respondió Luz, complacida—. Entonces te contactaré pronto, debería apurarme, ¡nos vemos en un rato!
Luz salió corriendo antes de que Amity pudiera despedirse, cosa que ella agradeció, porque lejos de la vista de todos se permitió encogerse de hombros. Su decepción era enorme y de seguro tenía un aspecto lúgubre, pero no tenía el derecho a enojarse con Willow. Si perdió la oportunidad de invitar a Luz fue por su culpa, ya que de haberlo hecho antes era probable que las cosas hubieran sido diferentes.
Estuvo unos minutos así hasta que su dolor fue transformándose en una resignación positiva. Al notarlo sintió tristeza, pero también satisfacción, y es que en realidad era mejor así. Salir con Luz sería agradable, aunque también malo en muchos sentidos. De haberlo conseguido solo se habría ilusionado con alguien con quien no tenía futuro porque era obvio que no era correspondida. Tal vez la llamada de Willow era una señal.
Más en paz, sonrió y se dirigió a su habitación.
***
Al final todos acordaron reunirse en el restaurante del hotel donde estaban hospedadas Luz y Amity. Para Amity eso fue extraño ya que, a pesar del clima frío, La Rodilla era conocida por sus grandes atractivos turísticos, en especial los lugares para comer. Sin embargo, Willow reiteró su decisión afirmando que de esa manera sería más fácil justificar el pago de viáticos.
Willow dijo que invitaría a su equipo, así que Amity con ayuda de Luz hicieron lo mismo. Fue un proceso incómodo al principio, aunque sorprendentemente divertido después. Amelia aceptó de inmediato el ofrecimiento al igual que las otras sobrecargos: Cat y Skara. Las últimas parecían tan impactadas por la propuesta de Amity que ella se preguntó dentro de sí qué clase de reputación tenía en la aerolínea. Una muy mala y ermitaña suponía.
Quedaron a las siete de la noche y como era de esperarse, Willow hizo acto de presencia puntualmente junto a un grupo de personas. Para ese momento Luz y Amity ya estaban ahí con sus compañeras, así que cuando Willow las vio se acercó para saludar. Primero lo hizo con Amity, que escuchó un claro "hablaremos más tarde" susurrado en su oído. Al separarse quiso preguntar más, pero Willow la evadió y fue rápidamente a saludar a Luz.
Aquello fue raro, tal vez el preámbulo de una noche incómoda y que debió de quedarse en su cuarto, pero por suerte ayudó mucho la compañía de Willow: Matt, un chico torpe, pero muy gracioso, y Gus, un amigo cercano de Luz y Willow y también el motivo por el cual la reunión había sido convocada, o eso suponía Amity por el entusiasmo desconocido con el que los tres se abrazaron. También estaba Boscha para su sorpresa, pero no se atrevió a preguntar por qué estaba ahí para no arruinar el ambiente.
Una vez hechas las presentaciones fueron al restaurante donde les asignaron una gran mesa en una esquina del local con sillones individuales espaciados para mayor comodidad. Al lado de Amity se sentaron Willow y Amelia, aunque Amity se entretuvo más hablando con Skara y Boscha, las más cercanas a su zona.
La noche pasó rápida gracias a la plática, comida y bebidas, las últimas en su mayoría no alcohólicas por motivos laborales. Para Amity fue refrescante interactuar con extraños, ya no tan difícil como antaño y disfrutó genuinamente de la compañía de todos. Se sintió menos sola y reflexionó en que debería intentar salir más seguido, o quizá solo se estaba divirtiendo porque su mente logró de forma satisfactoria mantenerse alejada de su cita con Luz.
Se recostó en su asiento mientras revolvía su limonada y veía la pantalla del restaurante. Notó que eran casi las diez, muy tarde, o lo era tomando en cuenta que su aerolínea vendría a buscarlos temprano al día siguiente, más al grupo de Willow que salía antes. Probablemente a la reunión no le quedaba mucho por delante.
Tomó un sorbo cuando se distrajo por un comentario de Matt sobre que su relación poliamorosa estaba a punto de cumplir un año. Eso ocasionó algunas risas y preguntas, en especial de Luz sobre cómo lo hacía funcionar. Para Amity fue difícil no contemplarla, más porque se veía realmente bonita en ropa casual y además la tenía de frente, pero pronto se encogió de hombros.
Ir a esa reunión fue un acierto no solo por las conversaciones amenas y las potenciales amistades que consiguió, sino porque tuvo un propósito táctico, uno tal vez más importante que la cita que tendría: confirmar que ella no era gran cosa en la vida de Luz. La razón era que Luz brillaba en presencia de todos, no solo con ella. Además, ella no le había hablado en toda la noche y aunque eso podía deberse a que estaba sentada lejos, aquel hecho la deprimió.
Estar enamorada era algo maravilloso. Ahora veía el mundo con una luz nueva, pero también recordó que ese sentimiento traía cosas dolorosas, en especial el temor al rechazo.
Ese miedo no era un supuesto, era real. No había forma de que Luz le correspondiera, o eso pensaba Amity. Ella no tenía nada de especial y seguramente Luz conocía a mil personas más interesantes. Luego su trabajo como pilotos haría que una relación entre ellas fuera imposible incluso si ambas se daban una oportunidad. Por último y no menos importante, estaba que jamás había notado algún gesto de interés romántico de Luz hacia su persona, o tal vez solo era despistada.
Tomando eso en cuenta tenía dos opciones: decir sus sentimientos y ser rechazada, doloroso y rompería su relación con ella tal cual la conocía, pero eso le permitiría seguir adelante eventualmente; o la opción más segura: no decir nada y esperar a que su amor se fuera, aunque no sonaba sabio tampoco. Era lo que había estado haciendo hasta ahora y esas dos semanas habían sido horribles.
Suspiró exhausta, aunque se sobresaltó cuando Willow le palmeó el hombro, llamando la atención de todos.
—Bueno, es bastante tarde, ¿por qué no nos vamos? —preguntó Willow a su grupo, que asintió viendo la hora—. ¿Me acompañas a buscar un mesero, Blight? No veo a ninguno desde hace rato y de paso vemos lo de la cuenta de nuestros compañeros.
—Seguro —respondió, confundida.
Ambas se pararon y los demás volvieron a lo suyo, a excepción de Luz que las vio perderse a la distancia.
Minutos más tarde, Willow y Amity lograron su cometido satisfactoriamente. Amity procesó su cuenta y la de su grupo con su número de identificación para que el cargo le llegara a la empresa, y Willow por su lado solicitó una factura para que más tarde les reembolsaran el dinero a ella y a sus sobrecargos, ya que no habían comido en el hotel que les designaron.
—Entonces, ¿por qué ayer que hablamos no me dijiste que estarías en La Rodilla?, ¿o que Luz se quedaría contigo en la escala de hoy? —preguntó Willow mientras se recargaba en la barra de forma casual, aunque molesta. Ahora estaban esperando a que el mesero viniera con la factura.
—Has estado toda la noche aguantándote las ganas de preguntarme y por eso me arrastraste aquí, ¿verdad? —contestó Amity, alzando una ceja—. Pues, porque no tenías que saberlo.
—¡Claro que tenía! —gritó Willow lo más silenciosamente que pudo—. De haberlo sabido no habría organizado nada para darles privacidad.
—Pero tú, Luz y Gus son amigos desde hace años, ¿no?, era justo y necesario que se vieran siendo que coincidieron en un mismo lugar y que tienen tiempo sin verse —replicó, mostrando su punto—. Además, solo me privaste de una hermosa tarde-noche de sueño y aburrimiento.
Amity se esforzó por sonar bromista y lo logró incluso con su semblante un tanto deprimido. Willow la vio de forma sospechosa, en definitiva no creyéndole ni un poco. Sin embargo, para el alivio de Amity fue salvada por el mesero que llegó con la factura y se las entregó. Ella esperó que la conversación terminara ahí, pero, por supuesto, su amiga no cedió.
—Vamos, Blight, no lo escondas —dijo Willow decepcionada—. Luz me contó todo lo de la boda de Emira, y con todo es todo.
—¿Y qué? Solo bailamos, no pasó nada más —contradijo sonrojada, sabiendo hacia donde quería dirigir Willow la conversación—. Si vamos a hablar de novedades entonces dime qué rayos sucedió entre tú y Boscha porque ahora las dos son seres civilizados que pueden convivir en un mismo espacio.
—¡No cambies el tema! —espetó Willow, aunque se retrajo en su lugar—. Bueno, no te lo dije porque es reciente, delicado y no quería que la trataras diferente, pero viví un altercado con ella en un vuelo hace una semana. Verás, un pasajero se levantó a mitad del viaje y le aventó cerveza encima, además, bueno... la manoseó, alguien que la reconoció como modelo parece ser.
—Titán —murmuró Amity, perturbada.
—Gus estaba conmigo por suerte y él y yo nos encargamos del pasajero, pero Boscha estaba inconsolable. Parece que se retiró del modelaje porque tuvo una experiencia similar a esa, aunque mucho peor.
Amity hizo un sonido de asombro y de forma inevitable dirigió su vista a su mesa, donde estaba Boscha hablando de forma entusiasta con Skara, Cat y Amelia.
—Nos contó algunas cosas duras en los descansos y le insistimos en que hablara con la empresa para tomarse unos días o retirarse si quería, pero decidió seguir con el trabajo, así que mi equipo y yo nos comprometimos a no dejarla sola si la veíamos —explicó Willow, preocupada—. En parte por eso pensé que organizar esta salida sería una buena idea.
—Entiendo —dijo Amity.
—Se ve mejor, pero de todas formas hablaré con ella después, no te preocupes. —Willow parecía exhausta—. Igual, lo siento. Es cierto, no tenía que contenerme por ti para reunirme con Luz y Gus, y sé que te divertiste y siendo honesta yo también lo hice, pero creo que arruiné un potencial progreso entre ustedes.
—¿Por qué tendrías que arruinar algo? —preguntó Amity fastidiada, si bien intentando no mostrarse avergonzada.
—Porque te gusta, ¿por qué más sería?
Hubo silencio. Amity quiso volver a negarlo, pero no lo hizo, tal vez porque vio un destello en los ojos de Willow, algo como si le pidiera que fuera honesta con ella. Aquello la conflictuó porque Willow podía ser molesta en ocasiones, pero independientemente de eso era su mejor amiga o lo más cercano que tenía a una. Merecía saber, además, Amity sentía que tenía que ser honesta con sus sentimientos en voz alta, al menos una vez.
—Quizá sí, me gusta —dijo después de un rato—, pero eso es todo, es un amor que no llegará a nada, así que... déjalo.
Amity se dio la vuelta, pero fue detenida por Willow que la tomó del hombro y le dedicó una sonrisa.
—¿Y qué tal si no es tan unilateral como piensas? Deberías darle una oportunidad a tus sentimientos.
Con esas palabras dichas y un aire misterioso, Willow se fue. Por su parte, Amity la vio fijamente, reflexionando si lo que le dijo venía de un lugar de conocer algo o si estaba actuando como una amiga. Supuso que era lo último porque Willow no era el tipo de persona que exhibía a la gente, igual, le dejó una sensación nerviosa que se mantuvo incluso cuando se unió al resto.
Todos no estuvieron juntos mucho después de eso, ya que Willow llamó a un taxi para ella y su equipo. Este llegó pronto, así que el grupo se despidió, prometiendo reunirse de nuevo en otra ocasión, aunque ahora que Amity miraba mejor notó que Boscha lo hizo con un rostro deprimido. Sin embargo, no dijo nada y la velada terminó cuando vieron que el vehículo se perdió a la distancia.
—Bueno, fue una salida encantadora, muchas gracias por la invitación —agradeció Amelia notablemente feliz.
—¡Sí!, gracias, capitán, Luz, la pasamos muy bien gracias a ustedes —comentó Skara. Cat asintió con satisfacción detrás.
El grupo de azafatas las rodeó y Amity se mostró tímida, ya que era notorio que la dinámica entre todas había cambiado por la nueva confianza que se percibía, como si fueran amigas desde hace mucho tiempo. Lamentablemente pronto llegó el tiempo de decir adiós, y es que era tarde. Dentro de poco las chicas se despidieron para irse a dormir dejando otra vez solas a Luz y Amity en el pasillo.
—Eso marchó mejor de lo esperado, ¿no lo crees?
—Sí, lo repetiría sin duda —respondió Amity, ambas caminando ahora al ascensor—. No sabía que las salidas entre tripulaciones eran así, aunque supongo que solo tuvimos un buen grupo.
Cuando se abrieron las puertas, Luz seleccionó el piso y Amity bostezó discretamente. Un sueño profundo le llegó y presintió que caería tan pronto como llegara a su habitación. Tal vez por eso no notó que Luz estaba jugando con sus dedos y se veía cohibida, como si quisiera preguntar algo, pero no supiera cómo.
—Oye, Amity, hace rato ibas a decirme algo y te interrumpí, ¿qué era?
Era sorprendente cómo la soñolencia podía irse con tanta rapidez. Ahora Amity se encontraba más despierta que nunca y con un ligero rubor en las mejillas. No obstante, Luz parecía más avergonzada que ella por alguna razón que no entendió.
La tensión se respiró en el aire incluso al salir del elevador. Amity balbuceó, pensando en cómo decirlo. Podría haber dado una evasiva si la voz insistente de Emira y Willow no estuviera atrapada en su cabeza, recriminándole de nuevo por acobardarse. Al final cedió porque ya no perdía nada. Era tarde y no tendrían tiempo de salir a algún lado. Además, eran amigas, y las amigas salen juntas, ¿no?, no tendría que significar nada.
—Oh, solo te iba a preguntar sí querías salir conmigo a algún lado... —respondió, restándole importancia—. Pero igual salimos con el resto y estuvo bien, ¿no?
La cara de Luz era indescifrable, con sentimientos encontrados de algún tipo ante la declaración, pero no hizo tan evidentes de cuáles se trataba. Si Amity no era tan mala leyendo a la gente habría dicho que era confusión con un toque de decepción. Pese a eso, Luz pronto volvió a tener su semblante animado característico, aunque ligeramente esperanzado.
—Es gracioso porque... verás, hace poco salió una nueva película de Azura en cines, pero estaba tan ocupada con el trabajo que no pude ir. —Luz ya no parecía tener tanta confianza como antes, pero continuó—. Sin embargo, en la mañana vi que ya estaba disponible para rentar. Creo recordar que tú tampoco la viste, así que, ¿por qué no la vemos juntas? ¡Sé que es tarde, pero no dura tanto!
Amity esperó muchas posibles respuestas, pero esa no. Sobre todo, la tomó por sorpresa el nerviosismo exacerbado de Luz. Su corazón se aceleró de forma inevitable al notar ese extraño comportamiento, aunque se detuvo antes de caer en alguna presunción. En vez de eso prefirió agendar una nota mental para regañar a Willow más tarde por envenenarle la cabeza (como siempre), y mejor se concentró en lo que tenía por delante.
La oferta era tentadora, pero tenía que rechazarla. Al día siguiente ambas tenían que estar a primera hora en el aeropuerto y desvelarse unas horas sería un acto demasiado irresponsable por más que el piloto automático hiciera gran parte del trabajo. Si alguien más le hubiera hecho esa oferta probablemente se habría enojado y tildado de problemática a esa persona, pero por supuesto, se trataba de Luz, así que no funcionó así.
Parecía que su compañera había visto a través de su indecisión, ya que se mostró más nerviosa. Su rostro tenía un conflicto enorme, como si se debatiera en darse por vencida o intentar convencerla.
—Lo siento, también podemos verla en otra ocasión —dijo Luz con un tono abatido, decantándose por la primera opción—. Es solo que, bueno, había estado deseando pasar tiempo a solas contigo, y desde que se estrenó la película pensé...
Aunque las palabras de Luz fueron elegidas cuidadosamente para no hacerla sentir culpable por rechazar, Amity solo percibió un burbujeo en la boca de su estómago. Un sonrojo nuevo vino a su cara y agradeció que no hubiera nadie cerca, porque entonces ya no sabría qué excusas dar para el desastre en quien se había convertido. Tal vez su madre tenía razón y los demás eran una mala influencia para ella en muchos sentidos, Luz era un ejemplo, pero por alguna razón concluyó que eso no le importaba.
—Acepto con la condición de que dejemos la discusión de la película para mañana temprano —dijo Amity, sonriendo al ver como la expresión de la otra cambió con una rapidez desconcertante.
—Oh, ¡claro! —se apresuró a decir Luz, incluso un poco eufórica—. Lo juro, solo la vemos y nos iremos a dormir inmediatamente.
—Me parece bien —respondió Amity.
Después de acordar algunos puntos, ambas se despidieron para retirarse a sus respectivas habitaciones. La promesa había sido verse en el cuarto de Luz en veinte minutos, entonces Amity se apresuró. Al llegar planchó su uniforme, revisó sus itinerarios del día siguiente y se lavó la cara, los dientes y se puso la pijama. Ante lo último se miró indecisa en el espejo. Había algo íntimo en ser vista por alguien más que no fueran sus hermanos en ropa de dormir.
Al estar lista salió de su habitación con dirección a la de Luz a tan solo unos metros de distancia. A pesar del corto trayecto, no pudo evitar bostezar. Ya había superado por mucho la cantidad de horas que había estado despierta y su cuerpo comenzaba a resentirlo aún con el buen humor que tenía. Sin embargo, tan pronto como tocó la puerta y vio a su copiloto los rastros de sueño desaparecieron.
—Por supuesto, tenías que tener una pijama de La Bruja Buena Azura —dijo Amity como si fuera la cosa más obvia del mundo.
—¡Hey!, no te burles, ¿sabes lo terriblemente difícil que es conseguir una de tamaño adulto y no para niños? ¡Se supone que deberías impresionarte!
Amity se rió. Estuvo tentada de invitarla a su departamento para enseñarle su enorme colección de artículos de La Bruja Buena Azura, en especial su repertorio de ropa importada, pero al ver el rostro frustrado y divertido de Luz pensó que esa invitación podía esperar. No necesitaba promesas futuras para ser más feliz y eso era liberador de alguna manera.
Al terminar, Luz cerró la puerta y fue directo a su cama, donde se sentó apoyándose en el respaldo. Invitó a Amity a hacer lo mismo, dando palmaditas en el espacio a su lado. Tenía una sonrisa que expulsaba una alegría tan grande que fue difícil para Amity no creerle sobre lo que le dijo, de haber esperado mucho tiempo para ver esa película con ella.
Ignoró su vergüenza y caminó hacia ella para sentarse. La cama era de tamaño matrimonial, pero aun así ambas tomaron la decisión de acomodarse deliberadamente una cerca de la otra. Sus hombros se estaban tocando y Amity sintió más pena de sí misma. Si había algo más íntimo en ser vista en pijama por desconocidos era eso, el contacto. No ayudó mucho que Luz las tapó con las sabanas y ahora se sentían más cerca.
—Me tomé la libertad de rentarla con anticipación —anunció Luz con orgullo, a pesar de que una de las condiciones de Amity para aceptar sería que ella pagaría.
—Oye, ese no fue el trato. —Amity frunció el ceño, aunque poco después sonrió—. Igual, no hay problema, solo te depositaré el dinero.
—No tienes mi tarjeta. —Luz guiñó el ojo.
—No, pero de seguro Willow o Hunter sí.
Luz maldijo en voz baja y continuó apretando los botones del control de la televisión con gesto malhumorado. Amity solo le acarició la cabeza para que se resignara y Luz aprovechó esa posición para recostarse en su hombro. Ahora estaban más cerca si era posible y Amity temió que el latir de su corazón pudiera delatarla, pero Luz solo siguió buscando la película entre la infinidad de aplicaciones que había en la pantalla.
Fue imposible para Amity no observarla un momento, más por esa proximidad. Era lo más cerca que habían estado la una de la otra desde siempre y la idea la dejó sin respiración. Podía apreciar cada rasgo del rostro de Luz.
Parecía que Luz había encontrado la película porque soltó un ruido de satisfacción y volteó a ver a Amity. Al principio su expresión fue de emoción, pero pronto se tornó en sorpresa. Sin darse cuenta ambas se quedaron viendo fijamente durante varios segundos. Luz fue la primera que hizo un movimiento desviando la mirada con un rubor tenue, pero perceptible. Sin embargo, no tuvo la intención de alejarse, o no se movió ni el más mínimo centímetro. Solo continuó ahí, recostada en el hombro de Amity.
—¿Ya estás lista? —preguntó Luz, feliz y enderezándose para bajar la intensidad de las luces en su mesita de noche.
Amity asintió, todavía no comprendiendo lo que había sucedido. Al final, decidió seguirle la corriente.
—¿Bromeas?, he esperado mucho para saber qué sucedió después del especial de dos horas con la predicción de Malin Gael sobre el futuro de Azura y Hécate en el Valle del Tormento.
Luz se emocionó ante su comentario y mencionó las teorías que tenía para esa película. Amity la escuchó con atención, aprovechando la oscuridad para dejar vagar su mente en lo que le dijo Willow hace unas horas en la reunión. Antes estaba muy segura que sus sentimientos no eran recíprocos, pero ahora ya no tenía esa certeza o, al menos, ahora pensaba que tenía una oportunidad. Las señales de Luz eran confusas, pero no eran de rechazo. El pensamiento la hizo sonreír.
Pronto la habitación se inundó con la fuerte y segura voz de Azura, quien vociferaba un discurso frente a Malin Gael sobre su determinación para salvar a Hécate de las garras de las serpientes en la oscuridad. Era gracioso, pero en ese momento Amity creyó comprender qué significaba realmente estar enamorado, incluso con Luz zarandeándola de un lado a otro con emoción, aun sin alejarse de ella.
Ser correspondida o rechazada no importaba. Que Luz estuviera ahí era suficiente. Lo que más había querido y extrañado era esa sensación, aquella que percibió ese día que voló con ella en su primer día como capitana: ser feliz solo sentado, respirando, existiendo. Su pasado o futuro no tenían poder porque eso que estaba viviendo era todo lo que quería.
Bueno, casi.
Pero por esa noche, era suficiente.
–o–
Nota: Han pasado 84 años, pero lo logré.
De seguro nadie recuerda que esto existe y no los culpo, ya que descuide esta historia, aunque esa no es la palabra que usaría porque este capítulo no está listo desde ayer, ni una semana, o un mes, sino varios meses. Entonces, ¿por qué publicarlo ahora? Porque siento que por fin me gusta lo que leo.
Hace meses que escribí esto tenía un bloqueo creativo terrible (ejem, depresión), y súmenle que las parejas secundarias de este fic valieron xD (Huntmira), pero ahora después de hacerle unos cambios lo veo mejor. Espero que esta actualización simbolice el inicio de una nueva etapa en la historia y de seguro sí, porque el próximo capítulo será mi favorito.
Si a alguno todavía le interesa, este fic tendrá 12 capítulos.
A los que llegaron hasta aquí, ¡gracias por leer!
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