3. Sentimiento extraño
¿Cómo uno sabía que estaba enamorado?, Amity se lo preguntaba.
Aquella interrogante había inundado su mente desde hacía varias semanas e incluso meses, pero ese día no podía dejar de pensar en otra cosa. Quizá la escena frente a sus ojos tenía que ver: Emira y Hunter diciendo "acepto" frente al altar.
Cuando ambos se besaron bajo el arco de flores no pudo dejar de verlos, y es que dentro de sí se preguntó cómo una relación entre ellos pudo surgir en primer lugar. Emira y Hunter eran como el agua y el aceite, al menos a su juicio. Por ejemplo, su hermana era demasiado sarcástica y Hunter muy serio. También Emira era de gustos extravagantes y el chico desprendía sencillez a donde quiera que iba. Sin embargo, sin duda se amaban, lo vio en el momento en que se sonrieron mutuamente al separarse.
Los dos se voltearon para ver a la multitud y todos les aplaudieron. Amity no fue la excepción. A pesar de su impresión de que se hubieran casado, su pecho se hinchó de felicidad y orgullo. Era cierto que sus hermanos podían ser demasiado pesados con ella, pero reconocía que los quería demasiado. Además, sabía lo mucho que Emira había esperado ese día al igual que Hunter.
—No puedo creer que Em se casó por fin —lloró Edric a su lado—. ¿Ahora que haré, Mittens?
Amity sonrió al detectar que el mayor sonaba afligido. Reflexionó si debería burlarse de él y de su dependencia a Emira; pese a eso, decidió no hacerlo porque se veía realmente triste. Al contrario, le dio algunas palmadas en la espalda hasta que la novia de este, Viney, lo abrazó y acunó en sus brazos como si intentara consolarlo.
Después de unos minutos los recién casados se alejaron del altar cruzando el camino que Emira había recorrido hace poco. Al llegar al final fueron recibidos con más aplausos y gente que se acercó para felicitarlos. No teniendo prisa, Amity se levantó con calma y esperó su turno.
—Felicidades —dijo una vez que estuvo al lado de ambos. Primero se dirigió a su hermana, a la que abrazó fuertemente. A los segundos se separó e hizo lo mismo con Hunter, aunque con timidez.
—Gracias, Amity —expresó Hunter con amabilidad.
Parecía que Emira quería decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo Odalia Blight apareció de entre los invitados con el fotógrafo de la boda tras de ella. Rápidamente llegó hasta ellos y se puso en medio para desagrado de Amity.
—Em, Hunter, estoy muy feliz por ustedes —dijo, besando las mejillas de su hija con afecto. A su lado Alador Blight la alcanzó y no expresó algún comentario de felicitación, sino que se limitó a asentirles con la cabeza y a darle un apretón de manos a su yerno.
—Gracias, mamá, papá —agradeció Emira notablemente incómoda.
—¡Bien! Es hora de unas fotos familiares.
El fotógrafo dio su visto bueno y Odalia y Alador se acomodaron junto a la pareja que puso su mejor sonrisa tomando en cuenta lo repentino. Aun así, desde lejos los cuatro daban una imagen envidiable, quizá por el porte que todos tenían. Amity los miró fijamente hasta que su madre le hizo un gesto a ella y a Edric para que se acercaran.
La chica lo hizo primero y más tarde su hermano se unió, aunque ligeramente resentido. Amity lo atribuyó a que él no pudo felicitar primero a Emira y Hunter, además, su mamá no le hizo una seña a Viney para que se acercara a pesar de que ahora era la prometida de Edric. Aquello no representaría un problema mayor de no ser porque hace un mes, cuando los dos anunciaron su compromiso, hubo una discusión enorme porque sus padres afirmaron que Viney era demasiado poco para su hijo. No obstante, incluso así, Viney los vio con una expresión serena y feliz.
—Bien, volteen a la cámara.
Una vez que el flash los deslumbró, la menor se preguntó como habría salido la foto siendo que todos estaban tensos a excepción de sus padres. Pensó en acercarse para verla, en especial porque debían ser al menos siete años desde que ella y su familia se tomaron una todos juntos, pero desistió cuando los Wittebane se acercaron.
—Sobrino —saludó Belos, su tono lleno de cariño.
Hunter se entusiasmó al oírlo y se acercó para darle un fuerte abrazo. Asimismo, a Belos se le unió toda su familia y Alador y Odalia no desaprovecharon la oportunidad para charlar con ellos siendo que se estaban turnando para felicitar a Hunter y Emira. Usando esa distracción Edric regresó con Viney y Amity les dio privacidad, alejándose, aunque al hacerlo se sintió apartada del resto, con una ligera soledad que duró varios minutos hasta que alguien detrás de ella le tocó el hombro.
—Oye.
Su corazón dio un brinco al escuchar esa voz. Ante el hecho se quedó congelada, como intentando calmarse, así como el sonrojo que de seguro ahora traía en sus mejillas. Se tomó un momento y al percibirse más repuesta se giró lentamente para ver a Luz, que se veía aún más resplandeciente en un primer plano.
Amity ya la había visto hace unas horas, pero no pudo evitar admirarla un poco, sobre todo porque no tenía muchas oportunidades de verla en ropa cotidiana. Si no contaba sus publicaciones de Penstagram, la última vez que la había visto de esa forma había sido en la parrillada en su casa hace unos meses. Por fortuna había tenido la dicha de topársela varias veces después, aunque en uniforme de piloto.
—Vaya, te ves muy bien —elogió Luz con una sonrisa.
—Gracias... tú también lo estás.
Reflexionó si debería decir algo más, pero se cohibió. Era cierto, hablaba diario con ella por mensajes de texto desde hacía un tiempo, no obstante, seguía siendo extraño en la vida real. En su defensa pasar de ser una persona ermitaña a una más sociable no era sencillo.
Ambas estuvieron una al lado de la otra en un cómodo silencio hasta que Camila se acercó. Amity usó esa oportunidad para saludarla educadamente y conversar un poco, en parte porque se alegraba de verla y la otra mitad para hacer su espera menos pesada. Igual, de poco sirvió porque esta se excusó al ver a Hunter más desocupado y se acercó a él y a Emira.
—Mijo, Emira, muchas felicidades.
Camila tenía lágrimas en los ojos y la pareja la abrazó con mucho cariño. Atrás de ellos Luz los veía conmovida, aunque Hunter no tardó en ir por ella e integrarla al abrazo. Duraron así un buen rato en que Amity permaneció inmersa observándolos. Dentro de sí se preguntó qué tan cercana era Emira a Camila y Luz y por qué nunca se enteró.
—Que señora tan ridícula, —espetó Odalia enojada, acercándose a su hija menor—, ¿sabías que Hunter en verdad no es su hijo?
—Odalia —advirtió Alador. No dijo más, pero sus ojos pedían que por favor cuidara sus comentarios porque Belos estaba cerca.
—Es que es cierto, Caleb Wittebane solo se juntó en vida con esa mujer después de divorciarse de su esposa, pero nunca se casó y ahora ella está aquí, reclamando un lugar que no le pertenece.
Al ver la cara de su esposo Odalia prefirió quedarse callada y Amity se alegró, porque ahora era el momento menos indicado para armar una escena. Un enojo vino, aunque este se evaporó al ver a Camila, Luz, Hunter y Emira interactuar. En ese instante Camila estaba peleando con Hunter porque este quería tomarse una foto con sus lentillas de color rojo.
—¡Vamos, mamá! Ya me casé sin ellas, justo como querías, al menos concédeme esto.
Camila suspiró, pero asintió. Feliz, Hunter se colocó sus contactos y atrajo a su esposa, madre y hermana. Cuando el fotógrafo les pidió que se pusieran en posición, todos, hasta Emira, sonrieron genuinamente. Incluso Hunter le puso orejas de conejo a Luz.
Para Amity fue imposible no recordar la foto que se había tomado hace un momento con su familia. En ella de seguro todos aparecían serios, como siempre le enseñaron que tenía que ser, pero enfrente era todo lo contrario, y lo más raro era que lucían sumamente contentos a pesar de las miradas que estaban recibiendo de la gente a los alrededores, ya sea por lo extraño de su actuar o porque Camila no era aceptada por los Wittebane más que por Belos.
Pese a eso, Amity esbozó una sonrisa. Su hermana parecía estarla pasando muy bien aún con las intervenciones de sus padres y por otro lado pudo ver a Luz presencialmente sin Willow, algo no muy habitual.
Salió de su trance al escuchar a Emira llamándola y al fijarse se dio cuenta de que no era solo ella, sino Hunter, Camila y Luz también. Finalmente, su hermana y Luz se separaron del grupo, la primera para ir por su gemelo y Viney, y la segunda para tomarla de la mano y atraerla.
Ya todos juntos, Luz la abrazó de los hombros para una nueva foto. Amity no negó ese acercamiento, de hecho, lo promovió, pensando para sí misma lo graciosa que podía ser la vida en ocasiones.
Incluso si no hubiera tenido ese primer vuelo con Luz, de igual forma ambas estarían ahí, tomándose una foto en la boda de su hermana. Aquello era hilarante y espeluznante al mismo tiempo.
Sin embargo, Amity se preguntó sí el corazón le seguiría latiendo tan rápido en ese otro escenario.
***
Pasados los minutos, la celebración inició. Afortunadamente no hubo necesidad de trasladarse a ningún sitio para la fiesta porque Hunter y Emira habían elegido un hotel para casarse. Tan solo se cambiaron de ubicación, del patio exterior a un elegante salón, y fue tan sorprendente como la menor de los Blight supuso. Se notaba que su hermana y su ahora esposo habían planeado cada minúsculo detalle como los perfeccionistas compulsivos que eran.
La decoración, la comida y el pastel, los centros de mesa, hasta la elección de colores, cubiertos y manteles, todo era elegante y de primer nivel. Aun así, quizá lo más sorprendente para ella no era eso, sino la gran cantidad de personas de la industria aérea que podía reconocer. Era raro verlos a todos reunidos en un mismo sitio, siendo que volar lo impedía mucho. Tal vez por ese motivo la gente estuvo animada y la fiesta no perdió color en ningún momento.
Por desgracia, Amity no pudo decir lo mismo.
—¿Tu hermano y su novia no piensan volver a nuestra mesa?
—Es su prometida, mamá.
Odalia hizo mala cara y Amity solo suspiró, reuniendo la paciencia que le quedaba, no demasiada después de ponerla a prueba toda la mañana.
—Tonterías, verás que terminarán en unas semanas.
"Sí lo hacen, será por tus comentarios" pensó, pero se abstuvo de decirlo. Asimismo, deseó decirle otras cosas, como que la relación de Viney y Edric no era reciente, sino de años, desde la escuela media para ser más precisos, aunque lo más probable era que ya lo supiera y no le importara. Con ese pensamiento solo tomó un sorbo de su bebida y se reclinó en su asiento.
—No digas eso frente a Ed si no quieres empezar otra pelea.
—Yo sé lo que te digo, esa mujer no es buena para él.
—¿Por ser una simple Oficial de Operaciones Aéreas?
Para su alivio parecía que su tono sarcástico no pasó desapercibido. Odalia le devolvió la mirada profundamente ofendida.
—Porque es una chica que no quiere progresar en la vida —corrigió—. Y viene de una familia llena de deudas. Ella se quiere aprovechar de nosotros.
"Como tú de Hunter" reflexionó, pero tampoco lo dijo. Pese a eso, resultaba gracioso que los planes de su mamá se hicieron realidad sin mucho esfuerzo. Ella siempre quiso tener vínculos con los Wittebane al ser los dueños de la aerolínea más importante de las Islas Hirvientes y lo logró con el matrimonio de Hunter y Emira, algo inesperado, aunque muy bienvenido. Para hacerlo mejor Belos no tenía hijos, entonces lo más lógico era que la dirigencia la heredara Hunter, su único sobrino.
—Edric debería conseguir a alguien respetable como lo hizo tu hermana —inició—, y eso va para ti también, no lo olvides.
La joven la miró de reojo, pero su madre no esperó una respuesta, sino que se levantó, indicándole a Alador que la siguiera. Ambos se alejaron con intención de saludar a algunos de sus socios comerciales como si no hubiera nada más que decir y a pesar de su tono de amenaza, Amity no se molestó, quizá porque la dejaron sola y eso era preferible a discutir.
En vez de preocuparse por eso, aprovechó la tranquilidad repentina sin nadie en su mesa para admirar los alrededores. Ahora con la llegada de la noche se podía apreciar otro ambiente gracias a la iluminación y su atención se centró en los acabados del edificio, en las luces, y en la gente bailando y charlando a lo lejos.
Casi al instante buscó a su hermana y Hunter con la mirada, pero no los encontró. Después halló a Edric y a su prometida con unos amigos de él a unas mesas de distancia. Posteriormente, su vista fue a parar a donde recordó haber visto a Luz sentada con su familia. No la vio. Ahí solo estaba Camila con una sobrina de ella que si no mal recordaba se llamaba Vee. Al notarlo se preguntó dónde estaría su amiga, aunque borró ese pensamiento por el sentimiento raro que le trajo.
Estuvo así un buen rato, perdida en el espacio, al menos hasta que alguien puso las manos sobre sus hombros. Cuando superó el ligero susto que le ocasionó ese gesto se volteó y descubrió al culpable: su hermana. Una ligera decepción llegó, como si esperara a otra persona.
—Hola, hermanita bebé —dijo Emira con diversión—. ¿Qué haces aquí tan sola?
—Eso debería decir yo, que honor que la novia venga a visitarme —respondió Amity, correspondiéndole la sonrisa.
—¿Acaso no puedo venir a verte siendo que siempre estamos ocupadas? Como nunca me envías fotos estoy a punto de olvidar tu cara.
Ambas se rieron y Emira tomó asiento a su lado. Desde esa posición, bajo la luz y con una mano recargada en la silla y la otra en su regazo, Amity no pudo evitar pensar que su hermana lucía hermosa y tan diferente a sus recuerdos. Por supuesto, Emira siempre tuvo un aire refinado, pero en esa ocasión había algo diferente en ella. Tal vez era que se veía más decidida, además de que tenía mucho sin verla, casi un año o dos. Verla en vestido de novia fue un golpe de realidad por el tiempo que había pasado.
—¿Dónde están todos? —preguntó Emira confundida, viendo a los alrededores.
—Nuestros tíos se fueron, Edric y Viney andan por ahí, y sobre mamá y papá, quién sabe, si soy honesta no me importa mucho saberlo. —Amity rodó los ojos—. La comida fue terriblemente incómoda.
—Diría que lamento haberlos dejado solos, aunque no sería una disculpa sincera. —Por primera vez en el día, Emira suspiró—. No quería lidiar con ellos hoy.
—Hiciste bien.
—¿Pero te estás divirtiendo?
—Claro, ¿cómo no?, si estuve a punto de avergonzarte en el escenario.
Emira se rio al recordar como a su hermana casi se le olvidó el discurso de felicitación que había escrito por los nervios. Claro, salió increíblemente bien viniendo de ella, sin embargo, eso no evitó que Amity se sonrojara al rememorarlo. Para hacerlo peor Emira no se calló, así que apenada apartó la mirada. Quizá fue suerte, pero esa acción repentina hizo que por fin lograra vislumbrar a Luz. Ella estaba en la lejanía, cerca de la entrada al jardín y la playa charlando con Hunter. No pudo divisarlos bien desde su posición, no obstante, se veían tan contentos que tuvo curiosidad sobre lo que estaban charlando.
Debió estar un rato considerable observándolos porque al regresar la vista encontró a su hermana en silencio y viendo en su dirección.
—¿En qué piensas? —preguntó Emira llena de curiosidad—. No me ofende, pero has estado en las nubes todo el día.
—En nada —mintió. Aun así, pronto supo que dar evasivas no serviría para hacerla desistir, así que cambió de estrategia—. Bueno, en ti y Hunter. Sé que llevan saliendo por un tiempo, solo... no creí que se casarían, me sorprende aún.
—¿En serio? —Emira le sonrió con ternura—. ¿Por qué?
—No sé... supongo que todavía recuerdo mi primer vuelo con él. Fue poco después de que lo ascendieran a Capitán y me cayó bien. Pensé que los dos éramos parecidos, ya sabes, ambos tan serios, ocupados con el trabajo porque era lo único que nos importaba. —Amity se encogió de hombros—. Supongo que me equivoqué.
—No realmente. Hubieras visto la primera vez que lo vi en Recursos Humanos, me di cuenta que alguien tenía que enseñarle a divertirse y por supuesto, la indicada era yo. —Emira se llevó una mano al pecho con orgullo, aunque eso cambió poco después cuando su semblante se tornó reflexivo—, eso sí, la primera vez que salimos me percaté que él y yo éramos muy parecidos.
—¿De verdad?
—Sí, por ejemplo, los dos tenemos un sentido del humor ácido y una sinceridad arrolladora, por eso me gustó. —Emira le guiñó un ojo—. Además, nos complementamos bien y él es un chico lindo, ¿no lo crees?
Amity asintió, pensando que quizá tenía razón. Pese a ello, cuando sus ojos se enfocaron en Hunter, estos volvieron a centrarse inmediatamente en Luz y otra vez su pecho se llenó de un sentimiento complicado al verla, una mezcla de anhelo y nostalgia, por más que no tenía motivos para sentirse así. Como supuso, aquello la hizo sentir más frustrada, y es que la realidad era que no estaba pensando en Emira y Hunter, sino que quería buscar una respuesta para esa pregunta que le aquejaba sobre el amor.
Pronto se dio cuenta de que se quedó observando a la copiloto por demasiado tiempo. El motivo para creerlo es que Emira ya no lucía intrigada, sino que traía una sonrisa pícara, como alguien que había logrado atar los cabos sueltos y ya tenía las respuestas que necesitaba. Aun así, ella no la molestó, y ante eso Amity volvió a sonrojarse.
—Mittens —cantó divertida, sin embargo, también con un cierto toque de comprensión—. Sabes que soy tu hermana y que puedes confiarme cualquier cosa, ¿verdad?
¿Eso era cierto? Amity no lo sabía. En sus memorias Edric y Emira siempre la irritaban y la hacían enojar. Asimismo, no ayudó mucho que de los tres ella fue la única que decidió ser piloto. Gracias a eso sus padres pusieron una carga adicional sobre ella que lentamente fue alejándola de todo, hasta de sus hermanos, al punto que estos se volvieron unos simples desconocidos a pesar de que vivían en la misma casa.
Haciendo memoria de eso, era impresionante el estado en el que se encontraban ahora. De alguna manera volvieron a reconectar cuando se mudó. En aquellos días Emira y Edric la visitaban con frecuencia como sus padres nunca lo hacían y aunque fue incómodo al principio, la realidad es que lo disfrutó mucho. Se dio cuenta de que sus hermanos eran diferentes de lo que pensaba y que se preocupaban por ella en verdad. Si eso era cierto tal vez podía confiar en ellos, más tomando en cuenta que hablar de ese tema con Luz y Willow no era opción.
—Verás, últimamente he estado pensando en algo... —dijo, con más vergüenza de la necesaria.
—Dime, dime —contestó Emira feliz.
Tomarse un tiempo para armarse de valor fue contraproducente. Amity no necesitaba verse en un espejo para saber que su rostro se ponía más rojo a cada segundo que pasaba, pero afortunadamente la oscuridad del salón de fiestas tuvo piedad de ella. Sin embargo, eso no la auxilió porque entre más pasaba, menos sabía cómo decirlo, y es que pedirle consejos de amor a tu hermana recién casada era vergonzoso, o al menos lo era considerando que tenía 26 años y que Emira era solo dos años mayor que ella.
—Lo que quería preguntar es... —Después de mirar a los lados, la chica decidió ir con otra evasiva—. ¿Cómo supiste que estabas enamorada de Hunter?
Debió ir con la verdad, lo supo en el momento en que la cara de su hermana cambió de la comprensión y amabilidad a su burla característica. Incluso arrimó más su silla, en espera de que nadie más pudiera escucharlas ni por equivocación.
—Quizá puedas engañar a Edric, pero no a mí, Mittens —se mofó—. Es por Luz, la hermana de Hunter, ¿verdad? No creas que no me he dado cuenta de cómo la miras.
—¡Yo no la miro! —se apresuró a negar. Por desgracia, su reacción solo hizo que Emira se riera más por lo alterada que estaba.
—¿Por qué te comportas así? Si no he dicho nada aún —respondió, a lo que Amity volvió a avergonzarse. Estuvo a punto de odiarse por haberle pedido consejo, pero pronto su hermana siguió hablando con una expresión pensativa, incluso se llevó una mano a la barbilla—. Aunque ahora entiendo muchas cosas...
—¿Cómo qué? —preguntó Amity resignada, más por compromiso.
—Luz habla mucho de ti, parece que le dejaste una fuerte impresión que por lo que veo es mutua.
—¿E-En serio? —dijo débilmente. Su corazón dio un brinco extraño.
—Además, has cambiado estos últimos meses para bien, ¿sabes? Cuando te mudaste a vivir sola Ed y yo estábamos muy preocupados por ti. Ambos sentimos que podrías morirte de soledad y por eso intentamos visitarte seguido, aunque eso se hizo más difícil con el tiempo. Sin embargo, ahora luces mejor, más viva, y eso que solo te hablamos por teléfono.
—Oh... —murmuró. No sabía cómo interpretar eso.
—Sabemos que se te hace difícil hacer amigos, así que teníamos curiosidad sobre qué te había hecho cambiar. —Emira le sonrió tiernamente—. ¿Y quién lo diría?, así que estás enamorada, ¿no?
Aquella declaración sonó fuerte y es que Amity jamás lo había pensado, al menos directamente. Ella sabía que sentía algo especial por Luz, pero no lo atribuyó a un sentimiento romántico. El motivo era que en su mente no había forma de que eso sucediera porque siempre tuvo muy bien ordenadas sus prioridades y entre ellas no figuraba el amor. Aun así, ahí estaba, reflexionando en cómo uno sabía que estaba enamorado a la par que se decía a sí misma que solo se lo preguntaba por curiosidad.
Finalmente, después de unos segundos que parecieron eternos, la chica se encogió de hombros con cansancio. Pese a eso, Emira fue paciente con ella y le dio tiempo, incluso le acarició la espalda al mismo tiempo que le hacía señas a los meseros que pasaban cerca para que no se acercaran.
—No lo sé... —murmuró tristemente—. Desde que Luz apareció en mi vida las cosas se volvieron confusas. Ahora pienso en cosas que nunca pensaba antes y siento cosas que no solía sentir. Es...extraño.
—¿Y eso es malo? —preguntó Emira con gentileza—. No eras feliz antes.
Amity suspiró y se encontró sin saber qué decir. Ahora estaba más cerca de tener una respuesta, pero aquello la hizo sentir más miserable. Por fortuna su hermana no se burló, sino que siguió acariciándole la espalda con cariño.
—Mittens, creo entender qué es lo que quieres preguntarme, pero lamento decirte que eso que quieres saber no te lo puedo decir. La razón es que todos sentimos de formas distintas. De todos modos, no te preocupes, considero que estás en camino a descubrirlo y sea cual sea el resultado, sabes que siempre me tendrás a mí y a Ed para apoyarte.
—De acuerdo —dijo Amity con pesar—. Gracias, Em.
—Aunque se me ocurre algo que puede ayudarte —anunció la mayor felizmente—. Sabes que acomodé tus horarios hace poco para que pudieras venir a mi boda, ¿verdad? Bueno, en unos días tendrás unos vuelos con Luz y el último del día es de Latissa a La Rodilla. Ya que pasarán una noche allá, ¿por qué no la invitas a una cita? Estoy segura de que eso te dará claridad sobre tus sentimientos.
—¿Una c-ci...? —De nuevo el rostro de Amity se puso rojo a grados preocupantes—. ¿Eso no es demasiado?
—Mittens, sé que te quedaste muy atrás en esto del romance, pero una cita es para evaluar el potencial de dos personas como pareja, no hay compromiso de por medio. Solo invita a Luz a salir a algún lado, no tiene porque verse raro siendo que las tripulaciones salen juntas todo el tiempo a pasear entre escalas largas.
—Ambas cosas lo sé —se quejó, aunque con el rostro igual de sonrojado.
—Pero si quieres algo más rápido, ¿por qué no la invitas a bailar ahora?
Si Amity creyó que ya no podía ruborizarse más estaba muy equivocada. Había alcanzado un nuevo nivel en ese momento y una demostración clara es que Emira se estaba riendo nada discretamente de ella. Si su hermana podía verla en la oscuridad debía verse terrible.
—¿Ahora? —preguntó con angustia.
—¿Por qué no? No está ocupada, vino sola y no tiene novio, ni novia —le guiñó el ojo.
Antes de que la chica pudiera reflexionar esa información, ya estaba de pie siendo arrastrada por su hermana que de alguna forma estaba trotando con zapatillas y un largo vestido de novia. Por supuesto, aquella escena era tan llamativa que cualquier persona que estuviera cerca, incluso en la pista de baile, las volteó a ver. Luz y Hunter no fueron la excepción y menos cuando ambas se colocaron frente a ellos.
—¿Cómo estás, querido? —dijo Emira en tono juguetón mientras soltaba a Amity y abrazaba a su esposo. Él se vio avergonzado por tal muestra de afecto, pero le correspondió el gesto con dulzura.
—Bien... estaba charlando con Luz en lo que regresabas.
—Cuñada, ¿te molesta si te lo robo un momento? Necesito a mi marido unos minutos, pero aquí te dejo a mi hermana favorita para que puedas divertirte.
Hunter alzó una ceja, captando rápidamente que esa actitud de Emira no era normal. Sin embargo, poco pudo protestar cuando ella le dio un jalón y se lo llevó.
Lejos de ellos, Amity estaba sudando frío, y es que aún no se sentía mentalmente preparada después de esa conversación con su hermana. Fue como si la hubiera aventado a un mundo desconocido sin herramientas de algún tipo.
—Amity, ¡qué sorpresa!
A pesar de la interrupción, Luz parecía muy feliz de verla. Su voz reflejaba emoción y no era descabellado decir que su rostro se iluminó.
—H-Hola, Luz, lo mismo digo —respondió Amity tímidamente, con la sonrisa más serena que podía poner—. ¿Te estás divirtiendo? No te he visto desde la ceremonia.
—¡Sí, mucho! Sabía que Hunter y Emira tenían buenos gustos, solo... vaya. No he ido a muchas bodas, pero estoy segura de que esta es bastante impresionante. Todo ha sido maravilloso... en especial la comida.
—Sí —concordó Amity—. Se nota que planearon cada mínimo detalle.
—Aunque siento que yo y mi familia no somos muy bienvenidos aquí —dijo la morena con nerviosismo.
—¿Alguien dijo algo que te hizo pensar eso? —No fue su intención, pero el tono de Amity sonó enojado, más porque aún recordaba los comentarios que hizo su madre en la tarde.
—Oh, no, todos han sido amables, sobre todo Belos Wittebane, es solo que... da esa impresión. —Luz suspiró con tristeza, para después volver a mirar la pista de baile—. Pero está bien, mami, Vee y los pocos familiares que trajimos la están pasando bien. Además, Hunter se ve tan feliz y eso es todo lo que podría pedir.
La joven Blight la imitó y a lo lejos divisó a Emira bailando con Hunter. De forma inevitable una sonrisa llegó a su cara, más al ver a su hermana tan contenta y al chico muy distinto a su primer recuerdo.
—Sí, tienes razón.
—¿Tú te estás divirtiendo?
Amity regresó la mirada y se sobresaltó. Luz en algún punto se había aproximado porque ahora estaba muy cerca de ella.
—Ah, a decir verdad no mucho gracias a mis padres —confesó, y dentro de sí se rio de su propia honestidad, algo imposible en otro momento—. Ella y mi papá han sido especialmente difíciles de tratar hoy y cómo nadie está disponible para atenderlos, entonces me molestan a mí.
—Oh, ¿no viniste con alguien?
—No... ¿y tú? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
—No. Pensé en traer a Willow porque hace tiempo que no la veo por más de unas horas, pero no pudo conseguir el día.
—Supongo que alguien tenía que cubrir a todos los pilotos que están aquí el día de hoy.
Luz asintió con resignación y posteriormente se quedaron en otro cómodo silencio. Si Amity era sincera el ambiente se prestaba para eso: el sonido del viento y del mar atrás de ellas, la atmósfera más tranquila como era algo tarde y el pastel ya había sido servido. Si fuera más supersticiosa incluso pensaría que era una señal divina para invitar a Luz a bailar, en especial porque ella no se alejó o se excusó, sino que se quedó a su lado.
—He estado sentada por mucho tiempo —comenzó Amity, sorprendida de su propia valentía—. ¿Quieres bailar conmigo?
Ni siquiera lo pensó, las palabras vinieron al instante y ahora se sentía terriblemente avergonzada. Quizá debió haber dicho algo en preámbulo, no solo haberlo soltado de inmediato. Sin embargo, Luz le sonrió con alegría y si su mente y la escasa iluminación no la engañaba, ella también tenía un tenue rubor.
—He estado esperando a que me lo preguntaras, Blight —bromeó. De todos modos, Amity se preguntó si eso era cierto—. Solo espero que tus habilidades de baile sean mejor que el discurso que diste hace rato.
Lo único positivo era que si su rostro se ponía más rojo ahora tenía una excusa. Probablemente fue así porque Luz no hizo algún comentario sobre su cara cuando le tomó la mano, al contrario, la jaló con prisa a la pista donde Emira le guiñó un ojo al verla. Ante ese gesto Amity apartó la mirada y pensó si podría evitar bailar con su hermana más tarde. De seguro no dejaría de hostigarla justo como en los viejos tiempos y prefería quedarse con la imagen mental de ella más comprensiva.
—¿Lista?
La morena se apartó y le volvió a estirar la mano galantemente a modo de juego. Después de algunos segundos Amity le correspondió el agarre complacida, siguiéndole la corriente. Finalmente ambas se rieron y se soltaron porque no necesitaban hacer eso para bailar, pero aun así hubo sensación agradable que persistió durante el resto de la velada.
La conclusión final de Amity era que tal vez sí le gustaba Luz, al menos un poco.
–o–
Nota: ¿Alguien se acuerda de esto?
De seguro nadie jaja, pero si hay alguien lo siento mucho. No tengo alguna excusa más que han sido momentos raros en mi vida y necesitaba tiempo [eso y que he buscado graduarme] :'). También llevo escribiendo este capítulo junto a los de mi otro fic durante un tiempo, más de un mes... digamos que he querido llevármelo con calma para disfrutar el proceso. Me alegra decir que ha dado resultados.
Lo bueno de esta historia es que tiene capítulos que por sí solos pueden leerse, o eso considero jaja. Por otro lado, no hay aviones hoy, pero era necesario. Las cosas cambiarán en el siguiente, que si me creen todavía espérenlo pronto, promesa. La verdad estoy muy motivada y también ayudarán los nuevos capítulos de TOH.
Gracias por leer, espero que estén muy bien :)
PD: Deséenme suerte porque tengo un examen importante en unos días jaja.
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