III. ¿Suspensa?
"Permitir una injusticia
Significa abrir el camino
A todas las que siguen".
.
.
.
TERCER CAPÍTULO: ¿SUSPENSA?
-Señorita Ginger -escucho el llamado del profesor, sin embargo, mi mirada se mantiene en la mesa mientras juego con mis dedos. Mi mente se bloqueó cuando vi el cero escrito con pluma roja, el rojo color del infierno que no me trae nada bueno-, usted sabrá que es la tercera vez consecutiva que suspende esta asignatura. Quiero pensar que usted le dedicó tiempo a estudiar...
-¡Sí, lo hice, profesor !
-A atender a mis clases, realizar las tareas correspondientes...
-¡Sí, claro que lo hice! No soy tonta, sé que con este suspenso podría desaprobar por completo la asignatura y con ello...
-Perder el curso -termina por mí- Por eso quiero advertirle, señorita Ginger, que el rector es muy estricto con los reglamentos escolares. Quiere que los cumplamos al pie de la letra como si de un ensayo musical se tratase.
Me llevo la mano al pecho y comienzo a respirar con dificultad.
No puede ser.
Tanto estudio para nada.
Tanto dolor de cabeza para al final caer en el hueco más profundo de mis temores.
-Estoy perdida.
El profesor hace una fina línea con sus labios mirándome con pena.
-Lo siento mucho. Lo que puede hacer es comenzar a estudiar mucho esta asignatura, a partir de estos momentos, pues las vivencias novedosas requieren que le dedique tiempo a la literatura. -Asiento y guardo silencio- ¿Correcto?
-Correcto, profesor.
-Bien. ¿Ya revisaron la nota de sus exámenes? -volteo hacia atrás, estoy sentada en la segunda mesa frente al pizarrón. Gloria y Keyla me miran como si fuera un caso perdido, seguro dejaron de tener esperanza en mí.
El profesor ordena que nos levantemos para devolver las hojas a su carpeta en su mesa de trabajo. Estoy derrotada, ya no sé qué hacer. Me devuelvo a mi asiento cuando...
-Señorita Ginger -me llama y me volteo-, y todos ustedes. Cualquiera que quiera revisar sus notas estaré disponible al medio día en mi departamento de profesores. Igual para los que no estén de acuerdo pueden venir con sus padres. -Hace una fina línea con sus labios y suelta aire por la nariz. Choca las palmas de sus manos la una contra la otra mientras nos mira-. Ya pueden retirarse.
No pierdo más tiempo y salgo del aula de primera. El pasillo de entrada se inunda de alumnos, formando una multitud bastante sofocante. Acomodo mi bolso en mi hombro izquierdo, pegado a la pared mientras avanzo lo más rápido posible.
-¡Ginger, espérame! -escucho lejanamente los gritos de Keyla, pero no puedo mirar para atrás siquiera.
Quiero salir ya.
-¡Ginger! ¡Ginger!
-¡Ginger, espéranos! -se le suma Gloria.
Cuando logro salir, el alivio me recorre de pies a cabeza y respiro dramáticamente en busca de aire fresco. El hedor a sudor me estaba mareando ya. ¡Ash!
-¿Acaso eres sorda? -Keyla llega hasta mí y coloca su mano en mi hombro- No creíste que te nos ibas a escapar tan fácil.
-Habla, suéltalo todo. -Gloria me mira furiosa y me sujeta de los hombros- ¡¿Por qué carajos suspendiste otra vez?! ¡Deberías prestarle más atención a tus estudios! ¡Vas a suspender el año, mierda!
-¡Tampoco entiendo cómo es que suspendí! ¡Lo tenía todo perfectamente bien, estudié todo al pie de la letra! ¿Así quieres que siga estudiando esta asignatura? ¡¿Cuándo quiero hacerlo y aun después de todo el esfuerzo vuelvo a reprobar?! -grito echando afuera toda la confusión que me carcome las entrañas.
-Soy testigo, Gloria. Nunca la había visto estudiando tanto para una prueba. Sabes que la universidad es difícil y a mi entender ella hizo un gran esfuerzo -Keyla me defiende de inmediato-. Tampoco entiendo cómo pasó.
-Yo tampoco, y por eso quiero que me dé respuestas. No creo soportar el cómo mi amiga repite el año porque su maldito odio a la literatura, cuando podía perfectamente superar esa barrera y estudiar. ¡No te costaba nada, Ginger! -Los ojos de la del cabello rosa destilaban ira a través de sus lentes.
-Dices que eres mi amiga y no confías en mi palabra.
-Lo haría si no dijeras que has estudiado cuando siempre es mentira. Cuando te hacías la enferma para ir a la biblioteca a por los libros de los exámenes y cuando te...
La interrumpí.
-¡Ya! ¿Te quieres poner en mi lugar?
-Oigan, basta -nos interrumpe Keyla-. Ustedes son amigas, no dejen que esta situación diga lo contrario y terminen peleadas. Lo mejor sería resolver el problema de otra manera sin llegar a agredirse verbalmente.
-¿Cómo? -le pregunto.
-Simple, Ginger, nos vas a decir las respuestas a todas las preguntas de la prueba, y veremos a partir de ahí cómo te podemos ayudar y cuáles son tus puntos débiles en la asignatura -propone y alzo los ojos para verla mientras lo pienso.
-Estoy de acuerdo -se suma la otra chica. Ambas esperan por mi respuesta.
Si es una forma para dejar de suspender y entender todo de una buena vez, estoy dispuesta a aceptar.
-Okay. ¿Cómo le hacemos?
Gloria me guió hacia uno de los bancos del parque. Efectivamente es nuestro lugar. Desde pequeña este parque ha sido testigo de cicatrices, lágrimas, mis paseos en bicicleta, juegos, de mis carcajadas y de mi proceso de crecimiento.
Todas las noches nos hemos reunido a conversar. A veces los chicos practican algún deporte como ayer, o incluso jugábamos al escondite años atrás.
El parque tiene historia para contar, la fuente de los deseos en su centro tiene todas las monedas que hemos lanzado pidiendo caramelos. Los ojos se me humedecen al recordarlo, ya tengo 18 años y no es para nada la misma vida que antes.
-Sentémonos.
Me agacho y pongo una mano en el césped, dejo caer el bolso suavemente en el suelo natural y luego apoyo mis posaderas cruzándome de piernas. Gloria y Keyla me imitan.
-Bien, comencemos -Gloria revisa el interior de su diminuta mochila de diferentes líneas de colores, dispuestas una encima de la otra como si fueran olas del mar. Saca un par de hojas blancas y las apila antes de ponerlas en medio de las tres. -Aquí está todo lo que repasamos. ¿Keyla y Ginger, me ayudan recordando cuales eran las preguntas?
-Claro. La primera era...
Minutos después, a eso de la 1:00 pm, volvimos a entrar a la escuela. Mis amigas me siguieron a la revisión del examen, pero cuando introducimos nuestros pies en la oficina del profesor, él les impidió el paso.
-Asunto privado -se excusó y les cerró la puerta en la cara.
Bien sabía de las malas formas que adornaban a estos profesores, pero nunca lo había experimentado en carne propia. Los alumnos de quinto año deberían estar acostumbrados y ser inmunes a sus malos tratos.
-Bien, supongo que viene a revisar su examen. ¿Nombre y apellido?
-Ginger Roble -respondo.
-Usted ha suspendido todas mis evaluaciones, está claro que no tiene un buen tránsito por mi asignatura...
-Es eso cierto, pero estudié, me cuesta la asignatura, pero para esta prueba le puse todo mi esfuerzo y corazón, mis amigas son testigos. Así que, por favor, profesor, enséñeme el examen y explíqueme los errores.
El profesor me mira de reojo mientras busca entre las hojas mi examen.
-Además, acabé de revisar todas mis respuestas y coinciden con las de ellas, nos referimos a los mismos temas, todo coincide con los estudios. Es por eso que no entiendo por qué... Después de sacar mi conclusión.
-¿Qué conclusión?
El profesor sigue buscando pero se detiene aguardando por lo que iba a responder. Observé sus reacciones cuando lo dije:
-Que mis respuestas coinciden en un 98% con las de Keyla, y Keyla se sacó un 5 en el examen de literatura -solté sin más y su ceño se frunció.
Se removió sobre su lugar mientras se enderezó por completo en su posición, mirándome como si yo le repeliera.
-Eso es imposible.
-Es completamente cierto.
Otra vez una batalla de miradas e interrogatorios callados saltaron de un lado a otro en ese departamento.
-Si fuera así no estarías...
-¿Suspensa? -completo por él-. No lo estaría, y quiero averiguar por qué sí.
-Aquí está -dice el profesor y enfoqué mi atención en él sacando una hoja del bulto-. Ginger Roble. Aquí tiene.
Me da miedo ver el examen. Aunque crea que todo lo hice bien, tal vez todo sea falso. Tal vez solo no sirvo para esto y lo que creo correcto solo se defiende en su término contrario.
Me mojo los labios y suspiro tratando de aliviar los nervios. El corazón se me quiere salir y las manos están resbalosas.
Repetir el año...
Repetir el curso...
Esas palabras martillean mi cabeza.
Mis ojos se enfocan en el suspenso por unos segundos como hace una hora, y luego comienzo a leer el examen.
-Profesor... -Me sobresalto de inmediato al percatarme de algo-. Esta no es mi caligrafía.
-¿Caligrafía?
Desde niña siempre he tenido una letra legible, no es la mejor del mundo pero siempre me ha destacado por encima de otras.
Mis cejas casi se unen y volteo el examen para comprobar que es el mío.
"Ginger Roble" dice arriba. Todos mis datos. Pero hay algo que no concuerda.
Además de que esas no fueron para nada las respuestas que yo puse, sino todo lo contrario...
-Esta no es mi letra, esto no lo escribí yo.
-¿Cómo que no es tu...?
-Cambiaron el examen -lo interrumpí, totalmente seria y enfadada- y pusieron mi nombre.
-No es posible. ¿Cómo sé que esto no es una mentira suya para que piense que no es su examen?
-Profesor... -puse mis manos con fuerza sobre la mesa-. Yo le entregué mi examen a usted, en sus manos, no se lo di a nadie más. Mi letra no es esa, mire mi letra aquí...
Me apresuré a abrir mi bolso y a sacar los papeles, guías y libretas. Extendí una hoja entre mis manos y la puse delante de sus ojos acusadores.
-Mire por usted mismo -tomé la hoja del examen e hice que la tomara con su otra mano-, mire la letra de aquí. ¡¿Me va a decir usted que es la misma letra?! ¡¿Qué estoy mintiendo?!
-Compórtese, Ginger -demandó serio, mirándome a los ojos como una estatua.
-¡Es imposible que me comporte en una situación así! ¡Exijo que usted llegue al final de todo esto, descubra quién hizo esta barbaridad y que se repita el examen si es necesario!
-No tengo autoridad para hacer que repitan un examen...
-Usted manda en su asignatura, eso nos lo ha dejado bastante claro a todos nosotros. ¿Qué respuesta le va a dar a esto? Le di el examen en su mano, ¡en su mano estoy diciendo! La culpa queda por usted. -Estiro mis brazos y hago de mis manos una tensión infinita.
-¡Está haciendo acusaciones graves, señorita!
-Resuelva esto, esto que está pasando es una injusticia. Hablaré con el rector de esto.
-Usted no va a hablar con nadie, espere a que yo le diga lo que se va a hacer. Este asunto necesita ser analizado. -Abrió la puerta de su departamento dispuesto a salir.
-Que sea rápido, quiero esto resuelto lo más pronto posible. ¡¿Me está escuchando?! -el impulso me hizo tomar una libreta y lanzarla a la puerta que él acabó de cerrar. La furia que sentía era fatal, era la furia de la injusticia. Llevé mis manos a mi cabeza y presioné a ambos lados. Enredé mis dedos en mi cabello y solté un grito de frustración.
No estaba entendiendo nada.
Era algo inexplicable.
Recogí todas mis cosas con descuido y las introduje en el bolso sin paciencia. Todas las hojas se estrujaron, se me cortaba la respiración, los niveles de estrés habían subido tanto que mi cabeza estaba comenzando a doler.
Abrí la puerta y sentí satisfacción de escuchar el sonido cuando la tiré al cerrarla con fuerza.
-¡¿Qué sucedió?! -Preguntó Keyla asustada al verme salir con prisa y a pasos largos. No me detuve-. ¡Ginger!
-¡¿Siempre va a salir así?! -Gloria dijo ya a mis espaldas.
Me volteé hacia ellas, tratando de tragarme las ganas de enviar a todos a un paseo al fin del mundo.
-No suspendí, pero me jugaron una muy mala pasada.
-¿QUÉ PASÓ? -La castaña tímida alzó su tono de voz, mis palabras rebotaban por el pasillo y el alto techo de la entrada de la universidad. El liso y brillante suelo fue golpeado por mis pies furiosos.
-¡Alguien me cambió el examen, y puso mi nombre y mis apellidos pero con otras respuestas, otra letra y pésima ortografía! -Grité, todos a mí alrededor se me quedaron mirando, los rostros de incredulidad de las chicas se complementaban con el nivel de mi furia, respiraba pesadamente-. ¡Si, exactamente como lo están escuchando!
Alguien me quiere hacer suspender y no sé por qué motivo.
Y ahí fue donde encaré la verdad de una vez por todas. No era yo. Me esforcé bastante y al final me percaté de que me querían ver en el suelo.
Alguien quiere verme mal. Está jugando con fuego y puede que quiera verme arder en el infierno.
¿El motivo? No lo sé.
¿Tengo sospechas de quién pudo ser? Sí, y aunque no sean ciertas por algo se debe empezar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro