Abrí la puerta con la llave materializada de la nada. Una bofetada de sensaciones me recibió: la música cuando volteas una página; la fragancia de papel nuevo y añejo; negros de letras, blanquecinos de folios, tonalidades de ilustraciones. BosLi: el bosque de libros, algunos inmóviles, otros danzando con la brisa. Y en medio de todo, un tomo inmenso, prístino y antiguo al mismo tiempo, augurando la sabiduría del cosmos, llamándome a hurgar sus secretos. Me acerqué obediente, hipnotizada como bajo el embrujo de un encantador de serpientes. La primera página se presentó cuando casi visualizaba su contenido. Un paso más...