Capítulo 8: Bendición.
La noche llegó, y con ella el comienzo del festival.
Había una hermosa luna en el cielo, acompañada de las brillantes estrella. La música del tambor y las flautas alegraban más el ambiente, parejas jóvenes reían y bailaban alrededor de la fogata dejando llevar sus cuerpos por la música.
Izuku miraba todo asombrado, todo le parecía increíble. Le era muy bello ver a las parejas enamoradas bailando y riendo, fue divertido ver como Denki había agarrado a Eijiro para salir a bailar también.
—¿Quieres ir a bailar conmigo?- escuchó y miró hacia el origen de la voz.
Katsuki esperaba la respuesta, expectante. No era que le gustará bailar, pero había visto como el pecoso miraba con anhelo a las parejas que lo hacían y, ¿Quién era el para negarle tal cosa?
El Omega sintió como su rostro se volvía rojo y negó torpemente.
—N-no sé bailar Kacchan.- en parte si sabía bailar, pero no sabía la rutina que se necesitaba para ese.
El rubio solo se rió, antes de tomar al Omega por el brazo y llevarlo hasta donde estaban los demás bailando.
—En realidad nadie sabe bailar, solo se dejan llevar por la música. Déjate llevar, Izuku.- habló el mayor haciendo saltar el corazón del joven pecoso, quien sólo asintió ante las palabras del rubio.
Katsuki aprovechó que accedió para tomar una mano del pecoso y hacer que diera unas vueltas, Izuku no se esperó eso y quedó un poco mareado, haciendo que el rubio riera más.
Mitsuki y Masaru miraban a los jóvenes bailar, y más a su hijo. A la rubia le pareció increíble que su cachorro testarudo hiciera algo como eso y el Omega, lloraba a mares.
—Mi cachorro, está tan grande, ¿Cuando creció tanto?- sollozó el mayor secándose las lágrimas con un trapo y sonaba sus mocos en el.— el joven Izuku lo hace muy feliz.
La alfa no le respondió, pero miraba con una pequeña sonrisa de orgullo a su hijo, quien bailaba alegremente con el Omega pecoso.
"Y tu que no querías hacerte cargo de él ¿No?, Ahora mírate haciendo todo lo posible por verlo feliz"
Pensó internamente la rubia, sabía que el instinto primordial a seguir de los alfas era ver a su Omega feliz. Estaba orgulloso de su hijo, no solo porque había podido encontrar a alguien a quien amar, si no porque también trataba de ser un buen alfa, no Katsuki no dejaría las cosas a medias, el rubio sería el mejor alfa de todos los tiempos.
Para Izuku esa noche era muy emocionante y mágica, se había dejado llevar, tal y como se lo había dicho el rubio, y ahora estaban bailando casi sincronizados alrededor de la enorme fogata.
Podía sentir su respiración agitada, y su corazón parecía que se iba a salir de su pecho por lo rápido que latía.
La sonrisa que tenía el alfa le podía sacar más de un suspiro con solo ella, nunca lo había visto sonreír de esa forma, y se podía acostumbrar a ella con gusto.
De pronto la música comenzó a sonar más lenta, el sonido de las flautas era más armonioso y largo, como una melodía romántica.
Izuku miró como todas las parejas se a pegaban entre sí, los alfas rodeaban a los omegas con sus brazos, y los omegas colocaban sus brazos en el pecho de los mayores, mientras se movían lento al compás de la música.
El pecoso sintió unos brazos rodearlo, se volteó y alzó el rostro que ya estaba sonrojado, miró al mayor, casi suelta un pequeño jadeo al ver esa mirada tan intensa y penetrante en el.
—Kacchan.- soltó el apodo en un suspiro, omitió a los demás omegas y colocó sus brazos en el pecho del mayor, podía sentir la dura y la vez suave piel calentita del rubio contra las palmas de sus manos.
—¿La pasas bien, Deku?- preguntó el rubio, aunque sabía la respuesta, él también lo estaba pasando bien ese momento.
Tal vez el festival no sea tan malo después de todo, podría tener el cuerpo del pecoso apegado al suyo todo el tiempo y nunca se cansaría. Le gustaba ese sonrojo en las mejillas pecosas, la luz de la luna junto a la luz que daba la fogata hacían ver el rostro de Izuku de una forma increíble, era una mezcla de azul y dorado.
Además con sus ojos esmeraldas brillantes, que parecían dos estrellas. Le era cien mil veces mejor. Vió como Izuku asintió a su pregunta, el menor se dejaba guiar por el, la música suave y los pasos lentos.
A Izuku se le hacía parecido a los bailes que antes mencionaba Eri, en donde el príncipe bailaba con la princesa en un gran salón, siendo guiados por el sonido de los músculos reales.
—Esto es muy bonito Kacchan, el festival es increíble.- le murmuró el pecoso sin que el rubor bajara de sus mejillas.
Katsuki podía sentirlo sin que el pecoso se lo dijera de manera directa, su aroma dulce, era el de un Omega feliz y satisfecho. Eso hacia que la cola de Katsuki se moviera alegre trás suyo, como la de un cachorro.
Aunque la cola de Izuku no estaba mejor, su cola tampoco se quedaba quieta.
De pronto del cielo caían cositas brillantes, eran como miles de luciérnagas de varios colores, Izuku alzó el rostro para ver de dónde venían pero no miró nada.
—Es la bendición Deku, el viento se encarga de traer los copos de nieve y la luna los hace brillar.- le informó el alfa mirando quien miraba hacia el cielo también.
—Parece magia.- murmuró el peli-verde, y si lo parecía, era como si las miles de estrellas cayeran del cielo hacia ellos rociando a todas las personas que estaban allí.
—¡Que las parejas tengan un futuro próspero y feliz!- Izuku escuchó como alguien gritó siendo seguido de más gritos de los demás.
—¡¡Un futuro prospero y feliz!!- ese fue un grito armonioso de muchos.
Izuku no podía estar más asombrado en su vida, también estaba feliz y un poco avergonzado.
"Un futuro con Kacchan"
Pensar en ello solo hacía que si corazón latiera con rapidez y su rostro se volviera rosa.
No sonaba mal.
(...)
Después de la noche del festival y la bendición, Izuku no dejaba de sonreír como idiota, en ese momento estaba enrollado en algunas pieles mientras también se acurrucaba en el pecho del alfa que estaba dormido.
Era temprano por la mañana, ni siquiera sabía del porqué estaba despierto a esa hora, pero no le importaba mucho.
Le gustaba ver al alfa dormir, verlo tan relajado y con su ceño no fruncido como siempre.
El rostro tranquilo del rubio le parecía tierno, en cierto punto, pues seguía siendo varonil con sus rasgos definidos.
Se frotó con cariño contra el pecho del rubio, soltaba algunos ronrroneos mientras lo hacía. Lo marcaba, sin saber, de su aroma, los brazos del alfa se movieron envolviendo al pecoso, quien despegó el rostro para ver al mayor.
—¡Buenos días!- exclamó feliz al encontrar los ojos rubí verle detenidamente.
—¿No es muy temprano para que tengas esas energías?- preguntó el rubio en un bostezo pero apesar de ese reproche apretó más al Omega en sus brazos, sin llegar a incomodarlo o apretarlo demasiado.— ¿Quieres hacer algo hoy antes de que anochesca?
Preguntó viendo como el pecoso parecía pensar en algo por un momento, aunque su rostro también reflejaba dudas sobre eso. A Katsuki se le fue el sueño y frunció su ceño ante la inseguridad del peli-verde.
—¿Que ocurre?, Escupelo Deku.- habló un poco demandante, quería saber qué era lo que tenía tan inquieto a su pareja.
—Yo..., Yo quiero hablar con los de mi manada.- respondió el peli-verde en un murmullo, tenía algo de miedo que eso molestara al rubio.
Katsuki alzó una ceja, había dos cosas que no entendía.
La primera era el semblante preocupado que tenía el pecoso, ¿No debería estar un poco mas emocionado?
La segunda era:
¿Por qué su mano se movía sin su permiso a la parte baja del pecoso, y se quería meter por debajo de su ropa?
Eran misterios de la vida.
—¿Quieres que valla contigo, estás muy nervioso para ir solo?- preguntó sin entender mientras su mano tanteanba el terreno y buscaba un punto de acceso a la piel directa del peli-verde.
A Izuku se le iluminaron los ojos, pensaba que al rubio le molestaría ese tema por "no quiero que te pongas depresivo por culpa de tu manada"
Sabía que su pasado era triste y eso le bajaba los ánimos, y al rubio no le gustaba verlo deprimido, pero sabían que debía saber más sobre el y afrontarlo, además le agradaba la idea de pasar tiempo con su manada.
—¡Claro!, Pero, ¿No tienes cosas que hacer? No quiero que Mitsuki te regañe por no cumplir con tus labores.- habló el pecoso ganándose un apretón en su trasero que lo hizo chillar avergonzado.— ¡K-kacchan!
—¿¡A quien dices que van a regañar, eh!? Tonto Deku.- Katsuki se sentó haciendo que el pecoso quedará sobre su regazo.— podemos pasar el rato con los de tu manada, si te sientes cómodos con ellos puedo dejarte solo un rato.
—¿En serio?- aveces Izuku no entendía como el rubio podía ser, él.
Katsuki era alguien grosero, arrogante, explosivo, de carácter estricto y gritón. Pero ahí, en ese momento, se comportaba de manera gentil, dulce, compresivo y amable.
—Claro, si tú quieres.- le respondió el rubio frotando su rostro contra las mejillas pecosas del Omega.
—Gracias, por hacer ésto conmigo. Ayudarme.- Izuku no podía estar más agradecido de haber encontrado personas como su Kacchan, amigos como Denki y los demás.
Quizás la vida le estaba mostrando que no todo era malo, y que apesar de los problemas siempre habría algo bueno en ellos. Si no hubiera pasado esa catástrofe del circo, no hubiera vuelto con los de su especie, su manada, y no hubiera conocido a su Kacchan.
Aunque, esa espina de preocupación en su corazón no se iba, quería saber si Eri, Kouta y los demas estaban bien.
Katsuki arrugó más el entre cejo al ver el desánimo en su pareja, dió otro pellizco al trasero del pecoso haciéndolo chillar nuevamente.
—¡Kacchan!- el pecoso exclamó avergonzado y trató de apartarse del mayor, pero Katsuki lo tenía apresado en sus brazos.
—¿En qué estabas pensando?- preguntó el alfa, pero Izuku solo desvío su mirada.— sé que adaptarte de nuevo a tu manada puede ser algo angustiante, pero, ¿Tienes amigos allí no? Además de tu padre, estarás bien.
El corazón del pecoso se estrujó, Izuku supo que, Katsuki creía que su tristeza se debía a querer integrarse por completo en su manada, aunque no era del todo equivocado. Pero aún, no estaba seguro de contarle ese problema al alfa, sabía que a Kacchan no le gustaban los humanos.
Sonrió para no preocupar al rubio, dejó incluso un suave beso en su mejilla. Respiró hondo tratando de llenar sus pulmones con el aroma tranquilo de su pareja.
—Kacchan tiene razón, sé que ellos me harán sentir como en casa, pero me pone triste no recordarlos, siento que los conozco, aunque no recuerde nada.- murmuró con una sonrisa triste.
—Por eso estaré contigo allí hasta que te sientas cómodo por completo, después podrás hablar todo lo que quieras con ellos con más tranquilidad.- Katsuki sabía que el pasado de su pecoso era un tema sensible para él.
El mayor quería seguir molestando al pecoso, pero su estómago se adelantó haciéndolo reír un poco.
—Buenos días, estómago de Kacchan.- comentó el menor mientras soltaba una pequeña risa.— estómago de Kacchan, ¿Quieres comer cerdo ahumado con chiles secos para el desayuno?
La pregunta solo hizo que el estómago del rubio sonara más fuerte, Katsuki tenía un ligero sonrojo de vergüenza, aunque la propuesta del pecoso no sonaba nada mal, y menos si la comida era preparada por el pecoso.
Que Sato y Tsuyu le enseñaran a cocinar fue una bendición. Ya se imaginaba su futuro, en donde su pecoso lo alimentara a él y a sus cachorros con su deliciosa comida. Las cosas sonaban prometedor.
—Vamos, no hay que perder tiempo.- Katsuki se levantó aún con el pecoso encima.
Izuku estaba sonrojado, sus piernas estaban abiertas hacia las caderas del alfa, mientras era sostenido por su trasero.
Desde que lo dejó "tantear" con su cuerpo lavergüenza del alfa por tocarlo de esa forma -la cual, antes casi no existía-, se perdió por completo.
—¡Kacchan, bájame, no puedes llevarme para afuera así!- chilló el pecoso dándole suaves golpes en el pecho del rubio.
Katsuki negó y bajó la mirada para decirle que el podía hacer lo que quisiera, pero sus defensas groseras bajaron al ver como su pequeño omega, lo miraba sonrojado con una mezcla de vergüenza y enojo, más vergüenza que enojo cabe aclarar.
El rubio suspiró y lo bajó para no molestarlo más, ¿Desde cuando se había vuelto tan manso?
Quizás eran sus instintos de alfa, los cuales los cuales vivían y morian por hacer feliz al pecoso Omega que tenía al frente. Si había algo que molestaba a Izuku, el alfa interno de Katsuki no dejaba de aullar y gruñir en su interior, hasta saber la razón y hacer todo lo posible por alegrar a su omega de nuevo.
—Gracias por escuchar Kacchan.- la cola de Katsuki se movió mostrando su felicidad, al ver de nuevo la sonrisa tranquila del peli-verde.
Salieron de la carpa para buscar comida, Izuku se encargó de azar en las brasas un gran pedazo de cerdo para Katsuki, sonrió satisfecho al ver como el rubio comía -tragaba peor que Kirishima.- el cerdo con los chiles secos.
No pudo evitar que una risa saliera de él cuando al final Katsuki terminó de comer y se lamió los dedos, aunque se sonrojó cuando la mirada rubí se posó en el, y el rubio lamió con más ansias dos dedos que reconocía muy bien.
"Kacchan pervertido"
Lo pensó, más no lo dijo, no quería llamar la atención de los demás que lo rodeaban. Se fijó en Denki, quien estaba con su alfa peli-rojo charlando de manera emocionada, seguro ya estaban planeando los detalles de su ceremonia.
Katsuki fue un momento hasta donde estaban sus padres.
Terminó su desayuno también y fue a buscar al rubio para ir en donde se encontraba la manada Yagi. Estaba un poco nervioso por ello, pero se fueron al ver como era recibido de manera cálida.
—¡Izuku, me alegra que vinieras!- el primero en saludarlos fue el alfa rubio, aparentemente hijo de Toshinori.
—hum, si. ¡Hola!- trató de saludar animado para que sus nervios no se notarán tanto.
—¡Soy Mirio, sé que no me recuerdas mucho pero no importa, podemos ponernos al día aún!- el mayor se acercó tanto al pecoso que se ganó un pequeño gruñido del oji-rubí.— ¡Vamos Katsuki, no seas posesivo y déjame abrazar a mi hermano!
—Nunca.- le gruñó el alfa apegándose más al pecoso, Mirio solo sonrió divertido, y más al ver el sonrojo de vergüenza que tenía su pequeño hermano.
—¡Bueno no importa!, vamos a la carpa principal, estoy seguro que a mamá le gustará mucho hablar contigo.- tanto Izuku como Katsuki pudieron apreciar una sonrisa nostálgica cuando el rubio mencionó a su madre.
Lo siguieron, ganándose miradas curiosas de los demás, aunque ellos no se acercaron, todos ya sabían sobre la pérdida de memoria que tenía el pecoso, y no querían abrumarlo, así que dejarían que las cosas fueran con calma y dejarían que los más cercanos al Omega dieran los primeros pasos.
El calor envolvente los recibió cuando entraron en la carpa principal, la cual era de Toshinori y su pareja. Shota al verlo se acercó, Katsuki ésta vez dejó libre al pecoso para que el omega de cabellos negros pudiera abrazar a su peli-verde.
—I-izuku,- susurró el mayor sin soltar al pecoso.— has crecido tanto, ya no eres mi pequeño.
Los instintos de Shota estaban al borde, el pelinegro no podía negarle a su Omega tomar el control en ese momento, después de todo era su cachorro, el cual no miraba desde hace tantos años. No era como si lo pudiera evitar de todos modos, y tampoco le gustaba que lo miraran tan vulnerable.
El era conocido por ser un Omega amargado, con pocos episodios de ternura, los cuales eran más frecuentes ante sus cachorros y su alfa, en la intimidad más que nada.
Pero ahí estaba, llorando, al frente de su alfa, de un desconocido para el y sus cachorros, el cual uno de ellos estuvo desaparecido por años, casi dado por muerto.
No le importaba en lo absoluto que lo vieran así, de esa forma tan lamentablemente. Lloraba de tristeza y alegría, nostalgia y culpa, eran muchos los sentimientos que tenía en ese instante.
—Lo siento Izuku,- volvió a murmurar en un sollozo.— perdón por perderte ese día.
—M-mamá. No fue tu culpa.— al pecoso se le formó un nudo en la garganta al tiempo que sus propias lágrimas salían rodando por sus mejillas.
Correspondió al abrazo, ese aroma le parecía tan familiar, reconfortante, y maternal.
Quería decirle, y preguntarle tanta cosas, pero sabía que era mejor dejar al mayor desahogarse.
Los demás solo miraban sin hacer más, estaban enternecidos. El reencuentro de una madre y su hijo era algo que podía tocar hasta el corazón más duro.
Katsuki estaba igual que los demás, pero se mantenía allí, atento por si su pareja necesitaba algo de él, y no podía hacer más que eso en ese momento.
Después de un rato Shota se calmó, se separó del pecoso un poco para admirarlo bien, de verdad había crecido tanto, ya no era aquel cachorrito de mejillas abultadas que daban bastante ternura.
Aunque su esencia seguía allí, podía notar en sus ojos, aunque tuviera empapados por lágrimas y un poco hinchados, aquel brillo de inocencia y simpatía que recordaba tanto. Esos ojos grandes, llenos de curiosidad por el mundo que los rodeaba.
—Casi dieciocho, ¿Verdad? Esa es tu edad ahora.- preguntó y recibió un asentimiento del omega.— ¿Como es posible que hayan pasado once años? Ésto no parece real.
Shota acarició con cariño las mejillas pecosas de Izuku, limpió un poco las gotas saladas que habían en ellas.
El Omega suspiró profundamente tratando de calmarse un poco, aún tenía su respiración agitada, pero estaba más tranquilo, el aroma del Omega mayor era como un sedante, aunque tambien era un mar de sensaciones.
Nuevamente Shota lo abrazó, el mayor frotó su mejilla contra el pecoso, ronrroneaba dejando salir su aroma más calmado, llenando al pecoso. Izuku correspondió y también ronrroneó, le gustaba esa sensación.
—Vamos a sentarnos un rato.- Shota habló cuando se separó del pecoso.
Izuku asintió, pero después miró a su pareja, se acercó a él, y dejó un pequeño beso en una de sus mejillas.
—Kacchan puedes salir, sé que tienes cosas que hacer, escuché a Mitsuki ésta mañana regañarte antes de venir.- comentó el pecoso con una sonrisa de ternura.— gracias por acompañarme hasta aquí.
Katsuki abrió un poco los ojos sorprendido, aunque se quisiera quedar sabía que el Omega tenia razón, además tampoco se no podía negar a esos ojitos de cachorro que tenía. Acarició sus cabellos con ternura.
—Llamame si necesitas de algo tonto Deku.- Katsuki le sonrió antes de salir de la carpa, debía dejarle espacio y un poco de intimidad para que pudiera tener más confíanza con su manada, y su familia.
Sabía que era un poco extraño para el pecoso, pero también sabía que los instintos eran más fuertes y ellos sabían con anticipación las cosas. Si los instintos de Deku aceptaban a su manada podía estar cómodo y seguro, porque el Omega interior de Izuku los reconocía a todos, aunque el pecoso no los pudiera recordar.
Se fue tranquilo sabiendo que su pareja iba a tratar de ponerse al día con sus padres y hermano, aunque al último lo mantendría vigilado, podía ser hermano del pecoso, pero no confiaba del todo en él.
Al llegar en donde estaba su manada Kirishima lo recibió sonriente, aunque al no ver al pecoso con él hizo una pequeña mueca de preocupación.
—Hermano, ¿Donde está Izu?- preguntó mirando a los lado haber si lo encontraba. Era inevitable no preocuparse por el pecoso habiéndole agarrado tanto cariño, Izuku ya era un miembro irremplazable de la manada Bakugou.
—Está con su manada poniéndose al día.- informó haciendo que el peli-rojo formará una 'oh'con los labios.
—¿Por qué no estás con él?- preguntó, pareciéndole extraño que el alfa rubio no estuviera encima del pecoso cuidándolo.
—Solo seré un estorbo, tiene que tener su propio espacio con ellos, además estaba con sus padres.- gruñó haciendo reír a su amigo.
Esa era parte de la razón por la cual lo dejó solo, quizás quiso dejarle una buena impresión a sus suegros haciéndoles crees que confiaba en ellos y en el pecoso.
No era que Katsuki no confiara en Izuku, pero era alguien muy sobreprotector, todos sabían eso. No se imaginaba como estaría ahora de ansioso y preocupado.
—Vamos Katsubro, hay que prepararnos para irnos mañana.- ese día sería el último día del festival, después de eso debían empacar las cosas para volver a casa.
Katsuki suspiró pesadamente, sabía que debía despejar su mente y concentrarse en el trabajo que tenía ese día, además estaba seguro que su pecoso le contaría lo que habrá hablado con su manada ese día.
Fue con su amigo peli-rojo, debían buscar más leña para la fogata de esa noche, además de cazar algo para la cena, aunque lo último sería más difícil, la mayoría de los animales ya estaban invernando o en su migración.
Sería complicado pero no imposible, además así le demostraría a su Deku que podía ser un buen proveedor, aún en época de escasez.
Decir que no se la pasó un poco pensativo mientras hacia sus labores era mentira, su cabeza siempre lo traicionaba dirigiéndose hacia su pecoso, pensaba en él la mayor parte del tiempo.
Se sentía un poco preocupado, no sabía si su pareja estaba cómodo con los Yagi, si no le estaban abrumando demasiado, si no se sentía seguro con ellos.
Sacudió su cabeza sacando esos pensamientos de ella, Deku era alguien fuerte, el mismo lo reconocía. Apesar de todo lo que le ocurría, ese enano idiota seguía sonriendo como si nunca le ocurriera nada malo en la vida.
Una leve sonrisa se plasmó en su rostro al pensar en ello, no sabía cómo se había enamorado de esa sonrisa, pero no quería dejar de verla nunca, por eso siempre trataba de hacerlo sonreír, quería verlo feliz.
Cuando terminó con sus labores ya era tarde, pasó más del medio día, su estómago rugió dándole saber que aún no había comido, suspiró y fue hasta donde estaba Denki, el que era el encargado de cocinar ese día junto a Tsuyu.
—Oh, ¡Katsuki, Izu te espera en su carpa con el almuerzo!- el Omega rubio le informó con una sonrisa.
—¿Ya llegó?- preguntó algo confundido, pensaba que iba a tardar más con los Yagi.
—Sí, no hace mucho, ayudó un poco aquí y fue después a su carpa con la comida.- Denki le respondió sin quitar su sonrisa.
Katsuki no perdió tiempo y se fue en dirección de su carpa, cuando llegó, entró en ella encontrándose con el Omega sentado sobre las pieles, al frente estaban los platos de comida tapados para mantener un poco más su calor.
—¡Kacchan, bienvenido!- escuchó el chillido del Omega antes de ser rodeados por sus brazos.
Correspondió a gusto el abrazo del menor, se frotó un poco en el dejando salir su aroma. Escuchó a Izuku ronrronear, frotándose a él también.
—Ya volví.- habló el alfa separándose un poco del abrazo, antes de hablar de nuevo el estómago del alfa sonó haciendo reír un poco al peli-verde.
—Traje nuestra comida.- Izuku se movió hasta la comida y la destapó dejando ver un delicioso estofado de venado.
Se le hizo agua la boca, tomó asiento al frente del pecoso, esperó a que le diera su parte y comenzó a comer de manera tranquila.
—Pensè que ibas a volver más tarde.- admitió mientras comía, miró como un ligero sonrojo cubrió al pecoso.
—Bueno, siempre como con Kacchan, y no quería que Kacchan almorzara sin mi.- habló el Omega en casi un susurro, sin que el sonrojo en las mejillas desapareciera.
"¿¡Como puede ser tan malditamente lindo!?"
Eso era un enigma para Katsuki, le gustaba y lo asustaba, sabía que el pecoso lo tenía a sus pies, y si le pidiera acabar a alguien con esa estúpida sonrisa lo haría sin dudar.
Ya no se iba a burlar de Kirishima por comportarse como idiota con Denki. Ahora a el también le pasaba lo mismo, su cola que no dejaba de moverse trás suyo podía confirmarlo.
—Bueno, asegúrate de nunca romper esa tradición.- la recompensa de Katsuki en ese momento fue esa hermosa sonrisa, brillante e inocente que lo volvía loco.
De verdad iba a proteger esa sonrisa con su vida.
(...)
Wenas~
Como les va??
Espero les haya gustado el cap 👉👈🥺
Tienen alguna pregunta?
Hasta la próxima.
Zaorycast. ✨✨
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