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Capitulo 7: Mi manada. Placer.

El lugar quedó en silencio después de la historia que contó el alfa mayor, Izuku procesaba todo en su mente, trataba de recordar algo, aunque no tenía mucho éxito en ello.

Aún así no podía evitar sentir tristeza, no recordaba bien como fueron las cosas, pero el aire de melancolía no dejaba de salir de él.

Toshinori esperaba un comentario por lo menos, algún indicio de algo. En cambio solo miró el rostro algo ido y triste que tenía el menor, debió comprenderlo, sabía que no era muy fácil digerir algo de esa magnitud.

—Yo...- la voz del pecoso lo sacó de su ensoñación, lo miró y esperó paciente a que siguiera.— no sé qué pensar exactamente, estoy feliz pero también triste.

Habló el menor en voz baja, sentía un nudo en su garganta lo que le dificultaba un poco en dejar salir las palabras. Toshinori no hizo más que acariciar su cabeza, también soltó su aroma para relajar más el ambiente.

—Yo si estoy muy feliz, saber que estás bien, que as crecido sano e incluso tienes una pareja.- la última frase hizo sonrojar y poner nervioso al pecoso, Toshinori solo sonrió con ternura.— me alegra saber que has podido ser feliz y encontrar una familia.

Izuku cerró los ojos, y ronrroneó antes las caricias del alfa, se sentía como un cachorro siendo mimado por su padre. Ese era el aire envolvente que tenía del rubio, un aura paternal.

—Quiero saber,- habló de nuevo el mayor.— ¿Cómo llegaste hasta la manada Bakugou, estuviste en otra antes?

El Omega se tensó, de pronto la atmósfera se volvió un poco incomoda, pero suspiró profundamente armándose de valor, Toshinori ya había contado su parte de la historia, ahora le tocaba el turno de hablar.

El alfa se dió cuenta del cambio que tuvo el peli-verde, más no iba a forzarlo, dejaría que el mismo tuviera la seguridad para contarle.

Cuando al fin estuvo listo comenzó a contar todo, habló sobre los años que pasó en el circo con Eri y los demás, lo que ocurrió antes de llegar a la manada Bakugou y como llegó a ser pareja del alfa rubio.

Toshinori escuchó todo de manera atenta, nunca imaginó que los humanos hubieran rescatado al pequeño Izuku cuando lo perdió en el incendio, lo creyó casi imposible.

Pero el pecoso hablaba seguro de ello y supo que era verdad, vió cuando se puso triste al contarle sobre el ataque al circo, saber que no tenía ni idea si su "familia humana" estaba bien.

—Yo odio a los humanos, nunca los perdonaré por lo que pasó aquél día, pero ciertamente estoy en deuda con los que te salvaron.- habló el mayor después de un momento.— sé que no todos los humanos son malos, hay algunos buenos, pero aún así no puedo quererlos del todo. Estoy feliz de que te hayas cruzado con buenas personas.

Yagi hablaba enserio, nunca perdonaría a los humanos, esa raza para él siempre sería de cuidar, aunque saber que el pecoso fue ayudado por ellos les hacía tener algo de respeto, solo un poco.

El mayor siguió acariciando el cabello del Omega, sonrió ante la expresión algo avergonzada que tenía y el sonrojo en sus mejillas.

Izuku por su parte estaba contento, creyó por un momento que el alfa al saber que estuvo viviendo con humanos lo iba a mirar mal, pero esa inseguridad se fue al ver que no fue así, comprendió en ese instante que el alfa era alguien muy razonable y meditador.

—Puedes descansar más si quieres, cuando estés listo puedes ir con mi manada, ellos quieren ponerse al día contigo, el especial Mirio y los demás. Aizawa también está ansioso por volver abrazarte.- informó el mayor con una sonrisa, le gustaba la idea de que el Omega se integrará de nuevo con los suyos.

—Si, gracias.- respondió el pecoso, se sentía agradecido de ser aceptado de vuelta en su manada, podía empezar de nuevo y tal vez pasar tiempo con ellos lo haría recordar un poco su pasado.

—No tienes que agradecer por nada, después de todo seguirás siendo miembro de ella, aunque ahora estés con el hijo de los Bakugou, serás bienvenido cada vez que nos quieras visitar.- Toshinori sonrió con ternura al ver como el pecoso se volvía a sonrojar cuando mencionó al hijo de los Bakugou's.— digiere todo con calma, nos vemos después.

No quería abrumarlo con muchas cosas ese día, quería que las cosas se dieran con su tiempo, que pudiera integrarse y digerir las cosas una la vez, él también tenía que hacerlo, después de todo aún estaba algo shockeado al saber que su pequeño estaba con vida. Después de tanto tiempo sin saber nada de él, ahora lo encontró, quería abrazarlo con fuerzas, pero debía dejarle un poco de espacio. 

Salió de la carpa dejando solo al Omega en la cama de pieles, en la salida se encontró con el rubio.

Katsuki estaba sentado, esperando, miró al mayor con algo de desconfianza, Yagi nunca le había caído "mal" pero no sé trataban, además saber que era el padre de su pareja debía darle un poco más de respeto, solo un poco.

—Espero que lo cuides bien, si le haces algo malo no dudaré en ir por tu cuello.- Yagi sabía que no debía entrometerse en la vida del Omega, aunque fuera su padre, así que solo le dejaría una ligera advertencia al rubio.

—Usted no tiene que decirme lo que ya sé,- habló el rubio con decisión mirando fijamente a los ojos del mayor— será él quien tendrá mis cachorros, y con quién compartiré el resto de mis días, lo haré feliz.

Dicho eso Katsuki se dió la vuelta para entrar a la carpa.
Yagi solo sonrió de lado y siguió su camino, tenía cosas que preparar para el festival, pero estaba feliz de que su cachorro pudiera encontrar a alguien como Katsuki, sabía que el joven alfa era alguien de palabra.

Katsuki entró al lugar en donde estaba el pecoso, lo encontró sentado en la cama murmurando cosas que no entendía bien. Izuku al sentir su presencia lo miró y le sonrió con sus mejillas brillantes.

El rubio no le dijo nada, solo fue hasta el y lo abrazó dejando que el Omega metiera su cara en el hueco entre su cuello, pronto sintió como el pecoso lloraba sobre su hombro, no sabía si era de felicidad, tristeza, o ambos sentimientos encontrados.

—Es mi familia, Kacchan. La manada en donde nací.- sollozó el pecoso mientras seguía siendo rodeado por sus brazos, Katsuki no era alguien que supiera manejar esa situación, así que solo se limitó a consolarlo de forma cariñosa.

—Lo sé, aunque eso no significa que te puedes ir con ellos, claro que podrás visitarlos, pero solo eso.- le informó el rubio haciéndolo reír.

La cola del rubio se movió emocionada al saber que había alegrado un poco al pecoso, le gustaba causar sonrisas en el.

—¿Quieres dormir más? Aún falta un día para que empiece el festival, además no has descansado bien desde que llegamos.- la meta principal de un alfa era el bienestar de su omega, aunque el rubio pareciera rudo y dominante siempre vería porque su pecoso estuviera cómodo.

Izuku sonrió con cariño, se sentía abrumado y agotado, tanto física como mentalmente. Le costaba asimilar un poco todo lo que estaba ocurriendo.

Alzó su rostro para ver mejor los ojos rubí, se sonrojó y se armó de valor para besar una de las mejillas del rubio.

—¿Te puedes quedar conmigo? Hasta que me duerma ¿Si?- preguntó el pecoso utilizando su arma mortal, sus ojitos de cachorro.

Sabía que el rubio era débil ante eso. Katsuki arrugó más el entre cejo mirando al Omega, sabía que lo hacía a propósito pero de igual forma iba a caer, suspiró derrotado al final.

—Bien, pero solo mientras te duermes.- murmuró no muy convencido, estaba cansado y sabía que si se quedaba mucho tiempo acostado allí con el pecoso también se iba dormir, aunque la idea no sonaba nada mal.

Izuku le hizo un lado en la cama y el rubio se acostó, no pasó mucho para que el pecoso comenzará a ronrronear mientras se frotaba contra su pecho.

—Aún no entiendo como esque no tienes frío estando siempre sin camisa.- dijo el peli-verde hablando con voz baja, el sueño ya le estaba afectando.

Katsuki se encogió de hombros, él siempre cargaba su pecho desnudo, poca veces cuando el invierno lleno de nieve y hielo era fuerte, era que usaba una camisa.

—Acostumbrate, Deku.- le respondió agarrando las orejas peludas del Omega y jalándolas un poco haciendo que soltara varios quejidos, no eran de dolor, solo cosquillas.

—No me quejo.- respondió soltando una ligera risa.

Bostezó y se frotó una vez más contra el pecho del rubio antes de quedarse dormido. Katsuki también se sentía muy cómodo, el aroma del pecoso y su calor tan envolvente le era tan tentador, no quería levantarse.

Y no lo hizo, se apegó más al omega, y colocó su cabeza sobre el cabello del pecoso, los mechones verdes le hacían cosquillear la nariz, y le gustaba.

El delicioso aroma a menta y flores llenaban sus pulmones, dejó con gusto que el sueño lo llevara a su país. Dormir así, junto al pecoso, y despertar a su lado. Era algo a lo que se podía acostumbrar con todo el gusto del mundo.

(...)

Se removió sintiendo unos brazos rodearlo, abrió los ojos encontrándose con el rostro del alfa rubio dormido.

Escuchaba los suaves ronquidos que salían de sus labios y su expresión relajada. Su mano se movió sola por las facciones del rubio, delineó con sus dedos el borde de su barbilla, y los llevó hasta sus labios, de ahí pasó por el puente de su nariz hasta llegar a las cejas rubias.

Estuvo concentrado en esa labor, hasta que sintió como una mano más grande sujetaba la suya, un sonrojo cubrió sus mejillas. Katsuki lo miraba con el ceño fruncido, curioso. Quería saber que era lo que el Omega estaba planeado, sonrió al verlo avergonzado.

—¿Tienes las manos sueltas, eh?- murmuró la pregunta mientras acariciaba con sus dedos los nudillos de la mano contraria.

—Eh, yo solo miraba. No hacia nada malo.- se defendió haciendo un puchero de forma inconciente.

Katsuki sintió su corazón latir con rapidez, le gustaba mucho la idea de despertar de esa forma siempre.

—Yo también quiero mirar.- le respondió llevando su mano a una de las pecosas mejillas, pasó sus dedos por la suave piel del omega, tocando con cuidado los puntitos negro y marrón que la cubría.

Izuku cerró los ojos dejándose llevar, ronrroneó inconcientemente antes los toques del rubio. La atmósfera se volvió cálida, agradable, los aromas relajados y frescos de ambos llenaban la estancia.  

—No quiero levantarme, pero hay que hacerlo, debemos continuar con las cosas para el festival.- murmuró el peli-verde recordando que aún tenían trabajo por hacer, de verdad estaba cómodo allí, pero debían salir.  

Un gruñido bajo salió de la garganta del rubio, el pecoso sonrió con sus mejillas rojas por ello. Se estremeció de repente cuando sintió como una mano iba a su cintura por debajo de su ropa.

—¿Kacchan?- jadeó de sorpresa al sentir un apretón cerca de su trasero, después fue sostenido firme y un beso corto en la boca le hizo abrir los ojos por la sorpresa.

—No sabes cuánto me cuesta controlarme contigo, y más cuando te tengo así.- habló el rubio cuando se separó, después se levantó y estiró su cuerpo con pereza.— ¿Piensas dormir todo el día? Hay que terminar las cosas y recibir la bendición, mientras más pronto mejor.

—¿Eh?- el pecoso aún no sabía que acababa de suceder, se sentía ansioso, confundido y curioso, como si una parte suya supiera exactamente las palabras que acababa decir el rubio y estuviera ansiosa por ellas.

Su otra parte, la más razonal, enviaba una señal de alerta y peligro a todo su cuerpo, como si estuviera en peligro de ser atacado o comido por algo.

Sacudió su cabeza y se levantó estirando su cuerpo también, durmió de manera reparadora, sentía que podía correr una maratón en ese momento.

Salió junto al rubio de la carpa, era de mañana, el sol salía de entre las montañas de forma tímido. Algunas aves se escuchaban por ahí y los demás afuera seguían con sus labores de un lado al otro.

No sabía que había dormido tanto, aunque debió suponerlo después de haber descansado tan bien.

—¡Buenos días, tórtolos!- la voz de Kirishima los hizo voltear.

El alfa iba hacia ellos mientras cargaba sobre su espalda algunas ramas de árboles, las que utilizarían para la fogata de la noche.

—Espero hayan descansado bien, no quisimos molestar ayer después de lo que ocurrió, pero no se salvan del trabajo hoy.- Izuku sonrió ante la energía del peli-rojo, sabía cuál era la razón por la que sonreía tanto y parecía brillar.— Mitsuki dijo que en cuanto te viera que fueras con ella. Deku puede ir con los demás, Denki también necesita manos extras.

Katsuki gruñó, sabía que el peli-rojo tenía razón, debían ayudar y moverse rápido para terminar los preparativos, después de eso podrían descansar y hacer el festival con calma.

Izuku asintió, le gustaba la idea de ayudar, así podría seguir aprendiendo.

Después de despedirse de Katsuki fue con Denki.

Aunque en el camino se encontró con un Omega, era mayor que él, un poco más alto, de cabellos oscuros y parecía muy nervioso.

—¿D-de verdad no me recuerdas?- preguntó el desconocido con sus ojos llorosos, sintió empatía por él, no supo porqué, pero también quería llorar.

—No, lo siento mucho.- se disculpó con un nudo en la garganta, poco después sintió como era rodeado por los brazos del Omega desconocido.

—¡No es tu culpa!- chilló el Omega mientras lo abrazaba con fuerza.— empezaremos de nuevo. Soy Tamaki Amaji, un gusto.

Tamaki se separó mirando con nervios al pecoso, temía que lo mirará raro y se alejara de él. Izuku le sonrió de forma cariñosa, sentía una sensación cálida y familiar en su pecho al oler el aroma que desprendía el Omega.

Le hizo una pequeña reverencia sin quitar su sonrisa, esa acción alegró a Tamaki más de lo que imaginó.

—Soy Izuku...¿Midoriya?- habló no muy seguro, pero recibió un asentimiento del mayor, por lo que le hizo saber que sí había recordado bien su apellido.— sé que es algo extraño pero, ¿Puedes contarme más sobre mi?

Tamaki se sorprendió por eso, era una misión muy importante, ¡Y se la estaba pidiendo a él!

Asintió de forma energética ante la pregunta del pecoso, le encantaría ayudar en todo lo que pudiese al pecoso, y más si podía hacerle recordar viejos tiempos, como cuando eran cachorros y siempre se la pasaban de aventuras, mayor parte de su infancia; huyendo de las peligrosas ardillas malvadas.

—¿Quieres acompañarme y contarme mientras hacemos nuestra parte?- sugirió el pecoso, le gustaría saber lo más pronto posible de las cosas, y nada mejor que charlar mientras trabajaban, así podían rescatar más rápido el tiempo perdido.

—C-claro pero, ¿A tus amigos no les molestará si voy?- Tamaki tenía cierto problema con su timidez, era alguien muy inseguro y sensible.

Aunque cuando la situación lo ameritaba de verdad, sacaba a flote su valentía. Pero eso ocurría pocas veces, solo el casos de vida o muerte.

—¡Claro que no, incluso puedo presentarte a ellos!-  los brillantes ojos de Izuku, llenos de luz y esperanza hicieron entrar en confianza al Omega.

—V-vamos...- no estaba al cien por ciento seguro, pero sabía que podría hacerlo.

Izuku asintió y los llevó con los demás, hacerse amigo de Tamaki no era muy díficil, solo había que hacer que perdiera un poco su timidez.

A Denki y los demás le cayó muy bien, se podía decir que incluso se hicieron buenos conocidos, Tamaki ayudó con gusto en todo lo que le pidieron, y se la pasó contando recuerdos de cuando eran cachorros. El sorprendió saber muchas cosas, y rieron cuando contó la parte de las ardillas malvadas, más al ver el notorio miedo que desprendía el Omega al contar tal anécdota.

Para cuando pasó más de medio día ya habían terminado todo, los labores se había acabado y ahora solo tocaba disfrutar del festival, Tamaki se tuvo que ir con los de su manada, pero prometió seguir con las historias y comentarle a los demás de la manada Yagi sus avances.

Izuku tenía una sonrisa boba en la cara, de esas los que ponen los enamorados que viven mas en la luna que en la tierra. Llevó el almuerzo a la carpa en donde se quedaría con el rubio, sabía que iría a buscarlo para comer, hacerlo juntos se les había echo costumbre.

No pasó mucho para que el alfa llegara, se le miraba fastidiado, y sabía la razón.

—¿No te gusta estar aquí verdad?- preguntó el pecoso con notoria diversión, no era que le gustará ver al rubio sufrir, pero aún así no podía evitarlo.

—Si no fuera por la bendición no vendría, pero de todas formas tendré que venir todos los años, y tú también lo harás.- señaló al pecoso con su cuchara antes de seguir comiendo.

Era tradición que los alfas de las manadas fueran al festival todos los años, y Katsuki era el siguiente en ser el alfa, así que tendría que soportar años tras años ese festival.

Katsuki preferiría estar en su cabaña junto al pecoso, cazar las reservas para el invierno, y pratullando su territorio, pero ahí estaba, rodeado de personas molestas y ruido, todo lo que odiaba.

Suspiró resignado, no tenía más remedio que aguantar todo eso, si su vieja bruja lo hacía, él también podía.

—Ya terminamos todo, ¿No tenemos tiempo libre para nosotros?- preguntó el Omega con sus mejillas ligeramente rojas, quería pasar tiempo con su alfa, habían estado muy ocupados desde que llegaron y el único tiempo que habían pasado solos había sido durmiendo.

A Katsuki le agradó esa idea, sonrió de medio lado y sintió su cola moverse ansiosa.

—Bien, daremos una vuelta, puedo enseñarte el lugar.- dijo asiendo que el Omega se emocionara.— termina de comer.

Izuku asintió y comió con más ánimos, a el rubio le gustaba verlo alegre de esa forma. Creyó que tal vez por la noticia de su manada estaría más preocupado y agitado, pero se estaba tomando las cosas con calma.

Su Omega era alguien fuerte y eso le enorgullecia.

Después de comer salieron juntos, la idea era pasar un rato a solas antes de que cayera la noche, el cual seria el incio del festival.

—¡Mira Kacchan!- chilló el pecoso mirando al cielo, había varias bandada de aves volando sobre de ellos.

—Estan en su época de migración, buscan lugares más cálidos.- le respondió el rubio, había en el cielo cientos de aves volando haciendo una 'v'

—¡Nunca había visto tantas!- era algo que nuevo y le gustaba.

—Vamos.- Katsuki llevó al pecoso por el lugar, le enseñó un lago que se estaba congelando y lo llevó hasta la cima de un acantilado, en donde tenía una gran vista de todo el valle.

Izuku no dejaba de mover su cola feliz, distraerse un rato así le hacía bien. Mientras estaba distraído mirando el paisaje Katsuki aprovechó para abrazarlo por la espalda, colocando su cabeza sobre la del Omega.

El Omega se sonrojó pero no se apartó, al contrario, solo se apegó más disfrutando de el agradable calor que transmitía el alfa. Se quedaron así un rato, disfrutando de la cercanía del otro, Katsuki pocas veces podía estar así de tranquilo, incluso su ceño no estaba fruncido.

—Deku,- llamó el mayor haciendo que el Omega volteara un poco el rostro para verlo.— ¿Cuantos cachorros quieres?

El momento mágico para el pecoso se rompió más rápido que una hoja seca, se tensó y un gran sonrojo cubrió su rostro. Katsuki se echó a reír a carcajadas por la expresión que puso el pecoso.

—Diez.- le contestó el Omega y ahora fue el rubio quien se ahogó con su saliva.

Fue en broma, e Izuku se echó a reír, pero después se le cayó la cara cuando vió que el rubio lo miraba serio y con un brillo peculiar en sus ojos rubí, le dió un escalofrío y quiso salir corriendo.

—No es mala idea, podemos practicar mientras.- le murmuró el alfa dando un paso hacia él, haciendo que el Omega diera un paso hacia atrás.

—¿Eh?- Izuku tenía un mal presentimiento, sentía que si se quedaba allí podría correr peligro, aunque no sabía de qué exactamente.

—¿Sabes cómo se hacen los cachorros?- preguntó con sorna haciendo que el Omega se pusiera más rojo.— si sabes.

Fue una afirmación. O claro que Izuku sabía cómo se hacían los cachorros, estuvo presente en los nacimientos de los pequeños lobos en el circo, era un conocimiento universal.

Aunque nunca había echo algo como eso, era lo que lo ponía nervioso. También tenía curiosidad de saber que se sentía al hacer "eso", no iba a mentir, había visto como los demás lobos lo habían echo, aunque su vergüenza siempre le hacía taparse el rostro, eso no significaba que no hubiera echado una pequeña miradita.

—¿Tú... Quieres hacerlo?- Izuku no sabía en qué momento pasaron de estar en un ambiente mágico y lindo, a hablar sobre cachorros y "eso".

Katsuki no se esperó esa pregunta, pero debía admitir que había tenido más de un sueño húmedo con el pecoso, poco después de estar siendo su "maestro". Izuku era atractivo, sus piernas gruesas y de caderas pequeña, sumando su trasero algo grande.

No era lo mejor para su pervertida imaginación y su entrepierna.

Miró a los lados, encontró en la pared del acantilado una cueva, una sonrisa algo retorcida se dibujó en su rostro y fue hasta el pecoso para cargarlo como costal de papas.

—Haremos algo.- dijo mientras lo llevaba sobre su hombro, el pecoso ni se movió y solo se dejó llevar.

—¿Kacchan, qué?- Izuku no sabía que ocurría, pero sabía que no era nada bueno.

Pronto, el rubio lo llevó a interior de la cueva, lo bajó para después quitarse la capa y ponerla en el suelo, acostó al pecoso sobre la capa. El Omega no pudo evitar temblar, ya se había dado cuenta a dónde llevaban todo eso.

—E-espera.. Kacchan...- su voz salió temblorosa, con miedo, no creyó que las cosas fueran así de repente.

—No haré lo que piensas,- murmuró, pero aún así metió sus manos por debajo de la camisa del pecoso, Izuku sintió un escalofrío en su cuerpo y arqueó un poco su espalda, fue un gesto de reflejo.— ¿Nunca te has dado placer a ti mismo, no?

—¿A mí mismo?- murmuró la pregunta, y la verdad era que nunca lo había echo, siempre pasó sus ciclos en una jaula y solo, no sabía que hacer o como lidiar con ello.

—Dame el permiso para darte un poco, no iré más allá que solo eso.- Katsuki mentiría si no dijera que no estaba ansioso por lo que quería hacer en ese momento, era verdad que no iría tan lejos, dejaría lo mejor para la noche de unión, pero eso no significaba que no pudiera toquetear un poco por encima.

Izuku quería negarse, una parte suya le decía que lo hiciera y la otra se negaba. La mirada intensa que tenía el rubio en ese instante lo ponía muy nervioso, las manos callosas sobre su abdomen tampoco lo ponían mejor. Tragó saliva antes de hablar.

—P-puedes continuar.- su voz salió en un pequeño chillido, pero fue una luz verde para el rubio.

Katsuki sonrió con ternura para sus adentros y asintió.
Desabrochó con cuidado los botones que tenía la ropa del pecoso, dejando su pecho al descubierto. Los botoncitos rosas estaban erectos, quizás por la excitación o el frío, no sabía.

Izuku chilló un poco avergonzado cuando el rubio bajó su mano hasta la cremallera de su pantalón, y de un tirón fue bajado junto a su ropa interior hasta las rodillas.

Se estaba arrepiento de haber aceptado.

—¡Es-espera!- estaba temblando y varías lágrimitas se asomaban en la comisura de sus ojos.

—Shhhh, verás que te gustará.- para Katsuki la vista era excitante, la inocencia que desprendía el pecoso le era muy tentador.

Quería corromperlo por el mismo, llevarlo al éxtasis completo.

Katsuki se apoyó sobre uno de sus brazos y se inclinó sobre el Omega para poder besarlo, Izuku trató de relajarse y corresponder, pasó con timidez sus brazos por el cuello del rubio y rodearlo.

—Abre los labios.- susurró el alfa contra la boca del pecoso, Izuku hizo caso y abrió un poco su boca.

No pasó mucho para que el alfa entrara en ella utilizando su lengua, los jadeos y gemidos ahogados no se hicieron esperar, para Izuku era una sensación nueva, su cuerpo se estaba calentando y se sentía ligero. Extrañamente le gustaba.

En medio del beso, Katsuki llevó su mano libre por el abdomen del pecoso y subió hasta su pecho, apretó allí uno de los botones rosa, haciendo que el Omega abriera sus ojos brillantes llenos de lágrimas que le producía el placer que estaba sintiendo.

Izuku arqueó un poco su espalda cuando su pezón fue tirado y masajeado, pocas veces podía respirar bien entre el beso, sentía la lengua del rubio explorar toda su boca y jugar con su propia lengua. Sentía la saliva escurrir de su mentón y el sonido húmedo en el aire era muy claro.

No supo porqué, pero sintió algo en su interior contraerse, su parte baja se había despertado y su entrada se estaba poniendo húmeda.

Katsuki se separó del beso y admiró el desastre había echo con el pecoso, bajó su vista y encontró el pequeño pene del peli-verde erecto y un poco chorreante de pre-semen, ya se imaginaba como estaría "ahí atrás"

Su mano se movió antes que sus pensamientos, apretó el pene del Omega haciendo que soltara un chillido lastimero.

—¡K-kacchan, no...!- no pudo terminar la oración, Katsuki empezó a masturbarlo, lento pero firme, haciendo que sus defensas bajaran y comenzará a jadear.

—Se siente bien, ¿Verdad?- preguntó con un poco de malicia, a Katsuki le gustaba ver el rostro avergonzando y excitado del menor.

El Omega sentía los espasmos recorrer todo su cuerpo, sus piernas temblaban demasiado y su polla estaba siendo atendida, le gustaba la sensación de los dedos del rubio alrededor de ella. En cualquier momento se podría correr, pero, necesitaba de algo más, aunque no estaba muy seguro de que era. Sus manos inquietas se aferraban a los primero que encontraba en su camino, lo que era la capa del rubio, jadeaba algunas veces el apodo de su amado y dejaba escapar de su boca un poco de saliva.

—Oye Deku, ¿Puedo tocar también aquí?- Katsuki se había afincado sobre sus rodillas para separarse del pecoso y admirarlo con más detalle, llevó su mano libre por debajo de la otra, tanteó con ella la parte trasera y húmeda del omega.

El escalofrío que recorrió al pecoso en ese momento fue el mas grande de todos, eso era lo que necesitaba, su cuerpo lo estaba pidiendo. Su mente nublada por los deseos no era lo mejor, asintió despacio y con algo de miedo, terminó accediendo a sus propios deseos carnales.

El alfa deslizó sus dedos de forma lenta, los llevó hasta la entrada del omega y presionó con cuidado en ella, Katsuki sentía que tocaba algo muy especial, suave y caliente.

Si así se sentían sus dedos, no se imaginaba como sería meter su polla en aquel pequeño y delicioso agujero. Aún lo masturbaba, pero había bajado la velocidad de su mano para concentrarse en la entrada del omega.

Hundió su dedo índice en el interior del pecoso, con calma y delicadeza para no llegar a lastimarlo.

Izuku perdió el aire el sus pulmones cuando sintió el dedo entrando en el, pudo sentir a la perfección como se deslizaba por sus paredes interiores hasta llegar al final, era incómodo, más no doloroso.

Abrió por reflejo sus piernas para estar más cómodo, no sabía en qué momento fue que Katsuki le había quitado los pantalones por completo. Estaba a completa merced del alfa, y Katsuki lo sabía.

El rubio comenzó a mover el dedo, sacándolo un poco y volviendo a entrar, poco a poco aceleró ese movimiento, escuchando como los quejidos de incomodidad del pecoso se convertían en gemidos de placer, agregó otro bajando un poco los movimientos cuando escuchó algunos quejidos del pecoso, y volvió a moverlos cuando se acostumbró.

—¡Kacchan~ ahh~!- Izuku se sentía muy bien, la sensación de los dedos de Katsuki en su interior era algo exquisita y extraño, nunca había experimentado algo como eso.

No podía explicar cómo era que solo unos dedos en su interior lo ponían de esa forma, caliente y sudoroso. Movía incluso sus caderas buscando más contacto, quería que los dedos llegarán más profundo en su interior.

Y fue como si su súplica fuera escuchada, pues sintió como los dedos del rubio tocaron algo en su interior que no sabía que tenía, le hizo arquear la espalda y una gran sacudida le invadió el cuerpo.

—Aqui está.- fue todo lo que escuchó del alfa antes de que sus dedos fueran de nuevo allí con un poco de más rudeza, era golpeado rítmicamente en ese lugar haciéndole ver estrellas.— tu punto dulce.

—¿¡Qu-que...!? ¡Anh!- sus gemidos se volvieron más fuertes, aparte que no podía culminar una palabra, sus ojos se habían vuelto más borrosos y no sabía que hacer con sus brazos.

—Succionas mucho mis dedos, Deku.- habló el rubio sintiendo sus dedos de comidos por las paredes internas del pecoso, sentía que eran succionados como si quisiera que fueran más al fondo.

Izuku no le respondió, solo se concentró en la sensación de los dedos que daban en su bolita de carne, aveces también sentía como se abrían como tijeras expandiendo su interior. La embestidas iban todas directo a su próstata, los espasmos recorrían su cuerpo cada vez que ocurría, no podía articular más que gemidos.

La mirada del rubio se concentraba en su rostro y expresiones, eso le avergonzaba, pero al mismo tiempo le excitaba. Le gustaba ver cómo el rubio se lamía el labio inferior, centrado toda su atención en él y dándole placer.

—Kacchan~- su voz le daba vergüenza, era muy rota y temblorosa, pero no podía hacer nada para evitar que saliera así. El placer que le dada los dedos del alfa en su trasero era más grande que el.

Pero todo lo bueno tiene que acabar en algún momento, sintió, cuando un toque más en ese lugar le hizo dar otra sacudida en el cuerpo, más fuerte que antes y su pene liberó una gran cantidad de esperma sobre su vientre y pecho.

Fue una liberación devastadora para su cuerpo, sentía su respiración agitada, sus oídos zumbaban y un poco de cansancio.

—Eso fue rápido, pero es normal, y más si ni siquiera has tenido tu primera vez.- escuchó la voz del rubio y lo miró.— déjame limpiarte.

Vió de forma borrosa como el alfa se inclinaba sobre su vientre y lamía todo lo que había liberado allí, eso lo avergonzó de sobre manera, pero no tenía energías ni para protestar.

—Kacchan.- lo llamó con su voz débil y algo ronca por el esfuerzo de antes, pero el rubio solo lo ignoró siguiendo su trabajo.

—Mi Deku, sabes delicioso, no puedo esperar a que nuestra ceremonia llegue y te pueda tomar como es debido.- las palabras del rubio hicieron sonrojar de nuevo al pecoso.

No sabía cómo era que el alfa podía hablar de esa forma sin llenarse de vergüenza. Sintió que cuando estuvo limpio el alfa volvió a ponerle la ropa, Katsuki tomó al pecoso en sus brazos y lo besó de nuevo, fue un beso apasionado pero lento.

—Sabe feo.- se quejó el pecoso al sentir un sabor agridulce en su boca, Katsuki solo se rió con malicia.

—Es tu esencia, Deku.- le respondió con sorna haciendo que el Omega se pusiera rojo fresa.— descansa un poco y después volvemos, no falta mucho para que empiece el festival.

Los rayos del sol entraban con pereza a la cueva, se sabía con ello que ya estaba anocheciendo.

Katsuki apegó al pecoso sobre su pecho, la respiración de Izuku se había normalizado pero aún no le quitaba el cansancio.

—Kacchan.- llamó el pecoso haciendo que el rubio lo mirará, Izuku no pudo evitar sonrojarse de nuevo y esconder su cara en el cuello del alfa.— se sintió bien.

Katsuki sonrió de lado sintiéndose orgulloso, hacer sentir bien a los omegas y dejarlos satisfechos era un trabajo que cual cualquier alfa se podría sentir orgulloso. Saber que lo hizo sentir bien hacia crecer su ego un poco, y aún no lo habían echo de verdad. Aún no le había dado placer como era debido.

—Y lo que falta, prometo hacerte sentir mejor y llenarte de mi semilla hasta que estés satisfecho el día de nuestro enlace.- habló el rubio sin vergüenza alguna besando el cabello del Omega, Katsuki movía su cola ansioso tras suyo, de verdad esperaba con ansias ese día.

—¡N-no digas eso!- chilló el Omega avergonzado tapando su rostro con sus manos.

Aunque Izuku no podía negar,
El también estaba ansioso porque ese día llegara pronto.

(...)

Perdonen banda, no quería profanar tan pronto a mi Izu, pero últimamente ando en modo horny, creo que eh estado mirando mucho ero-Dj (;^ω^)

Espero les haya gustado, pero no sé vallan aún, les tengo un "extra adelantado" 7w7

Jaksjasjajdj  tengan en cuenta que mencioné que ando en modo horny, así que, ya sabrán lo que viene.

Más detalles cuando lo suba xD

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Hasta la próxima.

Zaorycast. ✨✨

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