Capitulo 5: Inesperado.
Una manada pequeña de licántropos en un bosque salvaje y peligroso, no era lo mejor.
Es por eso que las pequeñas extensiones se unen a manadas más grandes para garantizar su supervivencia.
Ese fue el caso de la manada de Denki, era pequeña, unos veinte miembros en total.
Un número poco favorable, por suerte el alfa de dicha manada estaba dispuesto a unirse con otra, dejando de lado su cargo para que los de su grupo tuvieran una vida garantizada.
Así fue como conoció a la manada Bakugou, era solo un cachorro de diez años cuando eso, no habían muchos cachorros en su manada por lo que era muy tímido con los nuevos que serían su familia.
Eso hasta que conoció a cierto alfa de dientes puntiagudos, desde la primera vez que lo vio algo revolteó en su pecho.
Él era todo lo que no podía, sonriente, confiado y muy fuerte.
Fue primero el pequeño alfa quien se le acercó, lo invitaba a jugar con los demás y poco a poco se fue haciendo cercano de los demás y más del peli-rojo.
En la manada Bakugou conoció a sus compañeros omegas, Jirou, Tsuyu, Aoyama. Eran los más cercanos a él, si tenía un problema podía contárselos y ellos lo ayudarían sin dudarlo.
Al pasar los años se dió cuenta de algo, aquel alfa de cabello rojo le gustaba, pero su timidez le impedía decir algo al respecto.
Temía a ser rechazado.
Así que ideó un plan, no verbal, si no, más bien de indirectas.
Aunque le costó mucho para que el alfa entendiera alguna de ellas, algunas veces quería darle un golpe por ser tan tonto.
Aunque tampoco sabía si le estaba dando mal las indirectas, también era despistado y torpe.
Más de una le salió mal.
Recuerda la vez que trató de cocinar algo bueno para el alfa cuando cazó su primer venado, quería que fuera algo intimo, solo para los dos.
En cambio Kirishima pensó que era buena idea convidar a los demás. Al final no pudo tener su momento privado y casi no comió de lo que cocinó.
En ese momento pensó que las cosas serian más complicadas de lo que parecían.
No se rindió, trató y trató.
Todos en la manada ya se habían dado cuenta de sus intenciones, todos menos al que quería que lo supiera, pareciera como si el universo se burlarse de él en su cara.
Fue testigo de cómo todos sus amigos tenían sus parejas, de como Mina se le había declarado a Jirou y ésta aceptó, de como Aoyama conquistó a Sato, y Tokoyami aún con su personalidad sombría, había podido oficializar una relación con Tsuyu.
Parecía que él era el único que no lo lograba aún.
Para cuando ya había cumplido sus dieciocho años se estaba rindiendo, pensó que quizás Kirishima si sabía de sus sentimientos por él, y para no romperle el corazón de manera directa se hacía el que no entendía nada.
Sus animos bajaron mucho por eso, y los demás se dieron cuenta, incluso el mismo peli-rojo quien le preguntaba que le ocurría, era irónico.
Una noche mientras estaba en un paseo por el bosque buscando distraerse, el alfa llegó hasta el de una manera peculiar.
Parecía como si hubiese luchado contra un jabalí, estaba lleno de tierra y rasguños por todas partes.
Pero el olor a jabalí no estaba en él, al contrario de lo que pensó, quien le había dado tal paliza al pobre fueron sus propios amigos, el mismo Katsuki fue el protagonista de muchos de sus golpes.
El alfa se arrodilló frente al omega con las orejas gachas y la cola escondida entre sus piernas, además del aroma a vergüenza y culpabilidad que lo rodeaba.
-¡Lo siento mucho!- casi gritó el alfa mientras seguía arrodillado.- ¡De verdad lo siento, nunca me dí cuenta de nada!
Denki lo miraba sin comprender también, estaba confundido al verlo pedirle disculpas de esa forma.
-Kirishima, yo...- quiso hablar y preguntarle qué pasaba, pero el alfa no lo dejó.
Se levantó del suelo y corrió hacia el Omega abrazándolo, Denki sintió los fuertes brazos del alfa, quedó de piedra sin saber que hacer o decir.
-¡Perdón por no haberme dado cuentas de tus sentimientos antes!- se disculpó una vez más el alfa, se separó un poco del rubio para verlo directamente.- a decir verdad, también me gustas.
Las últimas tres palabras salidas del peli-rojo dejaron sorprendido al Omega.
Quizás solo estaba alusinado o era un sueño, y cuando despertara estaría bajo un árbol o en su cama de pieles.
-Lemento haber sido un cobarde, siempre pensé que solo eras amable conmigo.- dijo Kirishima avergonzado y arrepentido.- pero de verdad me gustas, y quisiera, si no es muy tarde; que me dieras una oportunidad.
El alfa terminó por separarse del rubio, lo miraba expectante a su respuesta.
Pero Denki en ese momento tenía un cortocircuito en su cabeza, el rubio alzó una mano y se dió un golpe fuerte en la cara.
-¡¿D-denki, estás bien!? ¿¡Por qué hiciste eso!?- Kirishima se alarmó y tomó al rubio para sacudirlo un poco.
Denki parpadeó un par de veces sintiendo su mejilla arder, entonces supo que no se había comido otro hongo venenoso por error y no estaba alusinando.
-¿Entonces esto es real?- murmuró la pregunta en voz baja, miró como el alfa asentía de forma lenta.- ¿Osea que también te gusto?
Kirishima volvió asentir, todas las cosas que antes había echo para llamar su atención y las vergüenzas que pasó cruzaron por su cabeza.
-¿Entonces todo lo que hice antes fue para nada?- preguntó el rubio de nuevo sintiendo algo en su interior quebrarse, había llegado a su límite.
Kirishima no sabía el porqué en ese momento quiso salir corriendo, una aura oscura salía del rubio.
Vió como el Omega tomaba la primera rama que se encontró en el suelo y lo miró, aquellos ojos de color miel brillaban en la oscuridad de la noche con locura, como los ojos de Bakugou cuando terminaba de matar a un animal grande y fuerte, sabía que no era buena señal.
-¿D-denki?- preguntó el alfa dando un paso atrás por reflejo.
-Todo este tiempo,- habló en voz baja el Omega que estaba apunto de cometer un asesinato.- todo éste tiempo siempre creí... Kirishima, será mejor que empieces a correr.
No necesitó otra advertencia para hacerlo, a la mañana siguiente, un alfa de cabellos rojos tuvo que ir con Chiyo para que lo curará y le diera pomadas para los chichones que le habían salido en la cabeza, por suerte el alfa era muy resistente, tenía la cabeza muy dura.
Denki siguió algo enojado con él después de eso. Kirishima se tomó enserio lo del cortejo y trató de hacerlo bien, le daba regalos, cazaba para él, trataban de pasar tiempo juntos.
Las cosas mejoraron de forma considerable.
Katsuki molestó bastante al par de tórtolos después de eso, ya que según él, los dos eran iguales de idiotas que no se dieron cuenta de que se gustaban, aunque no le tomaron mucha importancia, es más le estaban un poco agradecidos.
Sin los golpes del rubio como "empuje" tal vez no hubieran llegado a nada.
Ahora, después de tanto, estaban a punto de recibir su bendición y podrían tener su ceremonia, pensar en ello solo lo ponía más ansioso.
¿Quien no lo estaría?
Era algo único en la vida que solo se hacía con la persona de que estabas seguro que pasarías el resto de su vida, él estaba muy seguro de que Kirishima era su alfa, la persona especial.
Miró como el lobo de pelaje rojo daba un bostezo de cansancio, estuvieron corriendo toda la noche y el sol apenas salía, pero lo bueno era que ya estaban por llegar.
El aullido de la alfa de la manada alentó a los demás, ya estaban allí.
Desde un acantilado algo pequeño pudieron ver el valle en su totalidad, era enorme, las montañas que lo rodeaban eran gigantes, además de la pradera, que era lo suficientemente grande para que estuvieran juntos muchos allí, le era una vista única.
Las hojas amarillas, marchitas de los árboles caían dejándose llevar por el viento. Denki acarició el pelaje de su pareja haciéndolo ronrronear un poco.
-Ya casi, Eiji. Estoy nervioso.- comentó el rubio sintiendo como si su corazón se le fuera a salir del pecho.
"Yo también lo estoy, pero también estoy emocionado, quiero que pase pronto."
Le contestó el alfa en pequeños chillidos, alzaba su cabeza para que el Omega tuviera mejor acceso a sus orejas, le gustaba cuando lo rascaba allí.
Un aullido que no era de su manada sonó en un eco entre las montañas, al parecer otra manada también estaba llegando, no sabía con exactitud cual era.
Mitsuki mandó apurar el trote para llegar pronto.
En cuanto llegaron abajo se dividieron las tareas, algunos montaban las carpas, otros limpiaban el lugar. Unos iban por madera para el fuego, otros por agua.
Tuvo que separarse de Kirishima para ayudar, mientras el alfa iba con otros por leña, a él le tocó limpiar el lugar y buscar agua junto a sus amigos.
Rió por lo bajo al ver la cola de Izuku moverse con rapidez como si fuera un cachorro emocionado, pero el no estaba mejor, pues su cola tampoco se dejaba de mover.
-¡Denki, ¿Ésta agua es suficiente!?- preguntó el Omega de cabellos verdes mostrando el agua que cargaba.
Asintió como respuesta y volvieron con los demás, pudo divisar como alfas, betas y Omegas, que no conocía y que no eran de su manada iban de un lugar a otro, haciendo sus tareas también.
-¿¡Como que Katsuki ya tiene pareja!?- la voz de Enji sonó molesto por entre la multitud.
Al parecer los Todoroki eran quienes habían llegado poco después que ellos.
Miró como el pecoso se ponía nervioso, y curiosos; dejaron el agua que habían buscado segura en el suelo y fueron al origen del alboroto.
-¡Así es, y será mejor que deje de joderme con que me enlace con su hija!- Katsuki le devolvió el grito al alfa mayor, que gruñó fuerte al verse confrontado.
Nadie se atrevía a meterse en una peleas de alfas dominantes, sería solo alguien estúpido el que hiciera eso.
-¡Kacchan!- la voz del pecoso lo hizo darse un golpe en la cara.
Claro que su amigo Izuku era nuevo en las reglas y tradiciones. Miró como el hijo de su líder se acercaba al pecoso y lo tomaba por la cintura pegándolo a su cuerpo.
-El es Izuku, mi pareja.- dijo el rubio alardeando del pecoso, quien se encontraba avergonzado de ser el centro de atención.
Enji volvió a gruñir pero no dijo nada, solo se dió la vuelta dejando salir sin ningún camuflaje su aroma amargo, molesto.
Era bien sabido el trato que habían echo a los Todoroki con los Bakugou, si el joven hijo de la alfa Mitsuki no encontraba pareja para ese festival tendría entonces que unirse con la hija mayor de los Todoroki.
Fuymi era alfa, mayor que Katsuki, por lo que la manada Bakugou dejaría de ser como tal, a ser Todoroki, por la diferencia de edad. En este caso el miembro mayor de la pareja era quien daría el apellido, con eso Enji tendría el control de las dos manadas formándola como una, pues los alfas Bakugou ya no tendrían ni voz ni voto.
Pero todo el plan de Enji se fue al carajo al ver que el rubio si pudo conseguir a una pareja.
Sonrió con nerviosismo, no entendía el porqué los alfas no pensaban las cosas antes de hacerlas, los creía algo huecos, que solo les importaba el poder.
Bueno a casi todos, porque su alfa; Kirishima. No era de esa mentalidad, estaba seguro que el peli-rojo prefería el amor y no la guerra.
Una combinación algo mala para su género, aunque tal vez eso fue lo que lo enamoró desde un principio. La bondad e inocencia que tenía Kirishima no se la encontraría en ninguna otra persona.
Estaba feliz con lo que tenía y nadie podía quitarle eso, ahora solo estaban a un paso más de poder ser felices y tener a sus cachorros.
Pensar en lo último solo lo ponía más emocionado, queriendo que el día de su boda llegara pronto.
(...)
Izuku la había pasado muy genial esa mañana, estuvo muy emocionado ayudando en un lugar y en el otro, cuando volvía de buscar agua con Denki escuchó la voz de alguien mencionado el nombre de su pareja.
Eso lo alarmó y fue a ver lo que ocurría, se asustó mucho al ver un alfa de gran tamaño, mucho más grande que Katsuki frente al rubio.
Aunque tal vez exageraba un poco, pero si lo intimidaba mucho, el alfa tenía el cabello rojo y corto, con una barba del mismo color, le pareció algo raro pues su bigote se parecía al fuego.
Se preocupó al ver que el rubio le respondía de manera amenazante, tenía miedo de que se pusieran a pelear.
-¡Kacchan!- lo llamó de entre la multitud.
Vió como los ojos rubí se posaban ante él, Katsuki fue de inmediato hacia el y lo tomó llevándolo al centro.
-El es Izuku, mi pareja.- el pecoso se sonrojó ante lo dicho por el rubio.
Sintió como era marcado aún más con el aroma de Katsuki, haciéndole saber a todos allí presentes que ya tenía a alguien.
-U-un gusto señor.- saludó de forma respetuosa, le habría echo una reverencia si no fuese porque el alfa no lo soltaba.
Enji gruñó y se marchó echando humo, casi literalmente, desapareció entre los demás.
Suspiró un poco más tranquilo después de que se fuera, el agarre en su cintura se afirmó un poco, y miró al rubio confundido esperando que lo soltara.
-¿Kacchan?- lo llamó, pero en rubio lo único que hizo fue acercarse a su cuello dejando una leve mordida en el.
Sintió como su cuerpo sufría de temblores y tapó su boca para no dejar salir ningún sonido. Katsuki satisfecho con su trabajo lamió las pequeñas gotas de sangre que salían de la marca que había echo.
-Bien, con eso servirá por el momento, si algún idiota un estúpido alfa se te acerca la verá y se irá.- el rubio estaba orgulloso, la pequeña mordida que había echo quedó sobresaliente del cuello de la camisa que tenía el pecoso, además de su aroma por todo su cuerpo.
-A-avisa por lo menos.- murmuró bajito el Omega con sus mejillas rojas, estaba avergonzado a más no poder.
¿No pudo hacer eso en otro momento, tenía que ser justo allí?
Pudo sentir varias miradas sobre su persona, aunque mucha de ellas se quitaron tan pronto como lo notaron, pues estaba más que marcado como no saber que ya tenía pareja.
Un aullido fuerte que sonó por todo el lugar haciendo eco, sus orejas se movieron buscando el origen de aquel sonido.
-Son los Yagi, ya llegaron.- informó el rubio, e Izuku solo asintió.- bien, yo tengo cosas que hacer, volveré más tarde. Deku, no dejes que ninguno siquiera te mire.
Dijo Katsuki casi en forma de amenaza mientras se iba, aún tenía que ir con su madre, debían preparar algunos grupos de caza.
Izuku solo lo miró irse, suspiró pesadamente y se tocó el cuello, hizo una mueca al tocar la mordida que le había echo el rubio hace un momento, le dolía.
No se imaginaba el dolor de una marca de unión, si esa le dolía ¿Como no lo haría la otra que tenía que pasar por entre la piel?
Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, pensar en eso solo lo ponía mal, sacudió su cabeza y fue con Denki, el rubio estaba ayudando a terminar de poner las carpas.
Terminó por arreglar las carpas en donde dormirán esa noche, estiró sus brazos cansado, tenía sueño y no había dormido nada desde que llegaron.
Miró a su alrededor y sonrió, pudo ver a un par de alfas de la manada Bakugou tratando de cortejar a unos omegas.
Dejó eso de lado y fue por algo de comer, su estómago gruñía pidiendo algo desde hace un rato.
Pasó por entre los demás en busca del lugar en donde estaban haciendo la comida.
Pero se detuvo a medio camino, su nariz de volvió como loca olfateando el aire.
Un aroma que le parecía familiar, estaba seguro que lo había sentido hace un momento.
Miró a los alrededores buscando el origen del aroma, pero habían muchas personas de un lugar para el otro, había muchos aromas diferentes en el aire.
Sacudió su cabeza, nunca había sentido ese aroma antes, y aunque le pareció familiar, no tenía idea de dónde, pero estuvo allí, solo fue por un par de segundos.
Tal vez solo fue su imaginación.
Dió un par de pasos hacia el frente, quizás el hambre y las personas desconocidas, le estaban haciendo oler cosas extrañas.
-¿Midoriya?- una voz grave en su espalda lo hizo detenerse.
No sabía si voltear, no sabía si estaban llamando a él.
-¿Izuku Midoriya?- abrió los ojos de par en par, se giró de forma lenta.
Como si estuviera miedo de conocer quién fue el que lo llamó. Al darse vuelta por completo se encontró con una mirada azul, tan azul como el cielo despejado.
Un alfa de cabellos rubios como los rayos del sol, alto y musculoso; lo miraba a él como si estuviera en frente de un fantasma.
Tragó saliva confundido, miró un poco a los lados y se apuntó con un dedo el pecho.
-¿Me está hablando a mí?- preguntó temeroso, no recordaba si lo había visto antes, no sabía exactamente quién era aquel alfa que lo llamaba por un nombre extraño.
El aroma volvió a su nariz, era el aroma de aquel alfa.
Era como cedro recién cortado, como un bosque fresco después de una tormenta, era tan extrañamente familiar que lo asustaba un poco.
Aquel alfa se le acercó de manera lenta, como si temiera que fuese a desaparecer en un momento. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le colocó una mano en el cabello, lo frotó un poco como si estuviera comprobando de que era real.
-¿I-Izuku, eres Izuku, verdad?- habló el mayor con la voz un poco temblorosa, estaba a punto de quebrarse.
-Si, bueno ese es mi nombre, ¿Usted me conoce?- preguntó contagiandose por el aroma del alfa, sentía un nudo crecer en su garganta y unas enormes ganas de abrazarlo le llegaron de repente.
Pero fue como si le hubieran leído la mente, pues el alfa lo abrazó, se sentía pequeño comparado con él.
-Toshinori, Yagi Toshinori.- murmuró el mayor en medio del abrazo.- qué alegría saber que sigues con vida. Lamento no poder haberte protegido el día del incendio, lo siento.
No entendía nada, pero aún así sentía como sus ojos se llenaron de lágrimas que no tardaron en salir.
¡Lo conocía! ¡Había mencionado lo del incendio!
Pero, ¿Que relación había tenido con él?
No sabía, pero sentía un tipo de conexión, no una como la que tenía con Katsuki, pero la sentía, como aire paternal.
Los demás se habían dado cuenta de la situación y miraban la escena confundidos.
¿Por qué el líder de los Yagi abrazaba al joven Omega?
-¡Papá!- la voz de alguien los hizo separar. Miraron hacia atrás encontrándose con otro alfa más joven y alto y cabellos amarillos y ojos azules.- ¿Que estás... ¡Izuku!?
Aquel joven también fue hacia él mirándolo sorprendido, lo tomó por sus mejillas y acarició si cabello como si buscara reconocerlo por completo.
-¿I-Izuku?- de un momento a otro los ojos del rubio se llenaron de lágrimas y lo abrazó con fuerza.- ¡Izuku, pensé que nunca te volvería a ver!
Chillaba el alfa con fuerza sin soltarlo, el peli-verde no podía responder, ni respirar y sentía que se iba a desmayar si no le daban un respiro.
Pronto más miembros de la manada Yagi se fueron juntando para saber lo que ocurría, y la mayoría reaccionó casi igual que los dos primeros, el principio fue una cara de completa sorpresa pero después era cambiada por una de alegría.
Izuku se sentía desubicado, de repente muchas personas que no recordaba parecían conocerlo, eso daba algo de miedo.
Miró a los lados encontrándose con las caras de sus amigos que también estaban como él, Denki tenía el ceño fruncido y se mordía una uña como tic nervioso.
-¡Izuku, ¿En donde as estado todo éste tiempo?! ¿¡Sabes cuántas veces buscamos de ti!?- el alfa rubio más joven de los Yagi lo sacudía mientras le hablaba, eso no lo dejaba entender bien.- ¡Estuvimos muy preocupados, incluso perdimos la esperanza, pero mírate ya eres todo un adulto!
-Y-yo...- estaba seguro que si no lo dejaba de sacudir iba a sacar la poca agua del estómago que se había tomado antes.
El alfa mayor que estaba conmocionado notó eso y puso una mano en el hombro del más joven.
-Mirio, déjalo respirar, debe estar tan abrumado como nosotros.- en ese momento Mirio dejó de moverlo y al fin pudo respirar un poco.
Parpadeó un par de veces mirando a los miembros de la manada Yagi, un Omega de cabellos y largos esparció al lado del alfa Toshinori.
Miró como otro Omega de cabellos negros y más cortos llegaba al lado del alfa menor, al parecer echo un río de lágrimas, se sonaba la nariz continuamente.
Trató de mirarlos a todos con detalles, a uno por uno, tratando de buscar algo, pero al final no dió con nada.
No reconoció ni un rostro.
Se colocó una mano en el cuello y se rascó incómodo.
-L-lo siento pero yo, no recuerdo a nadie,- informó haciendo que ellos lo miraran algo preocupados.- perdí la memoria hace mucho.
Al decir lo último fue testigo de cómo muchos cambiaban su cara a un gesto de dolor y comprensión, también habrían querido no recordar ese trágico momento.
-¿¡Que ocurre aquí!?- Mitsuki apareció de repente junto a Masaru y Katsuki, detrás de ellos aparecieron el líder de los Todoroki y su familia.
-Oye Deku, ¿Que ocurre, esos idiotas no te han echo nada verdad?- Katsuki llegó junto al pecoso buscando cuidarlo.
Cualquiera que tratará de ponerle un dedo encima al peli-verde tendría primero que pasar sobre su frío cadáver.
Toshinori abrió los ojos por la sorpresa, no tardó en reconocer que el joven de los Bakugou era pareja de Izuku, ahora entendía el porqué no estuvo tan seguro de que era él, pues el aroma del pecoso había sido mezclado con el de rubio.
-¿Eres pareja de mi hermano?- preguntó Mirio, haciendo que tanto como Izuku y Katsuki quedarán de piedra.
-¿Hermano?- se preguntó el pecoso en voz baja.
-¡¿Como que "hermanos"!?- preguntó ésta vez Kirishima que había llegado junto a Katsuki hace un momento.
Toshinori no sabía si responder a esa pregunta o no, todos miraban la escena sin entender, los miembros de su manada miraban al joven Midoriya con una mezcla de asombro y alegría compartida.
El rubio podía sentir la mirada del Omega peli-verde sobre él, mirándolo con curiosidad y miedo.
Justo como la primera vez que lo vió, cuando solo era un pequeño cachorro que apenas estaba conociendo al mundo, una mirada tan verde y pura como la misma naturaleza.
No sabía por donde comenzar, no sabía si debía disculparse más. Todo estaba echo un embrollo, perdió al pequeño Izuku en aquel horrible incendio hace tantos años atrás y nunca se dejó de lamentar por ello.
Y menos cuando le había prometido a la madre del peli-verde cuidarlo y protegerlo, incluso con su propia vida. A aquel pequeño cachorro que siempre lo seguía a todas partes y lo admiraba.
A aquel pequeño cachorro al que quería como si fuera otro más de sus hijos.
A aquel pequeño cachorro que perdió y buscó con desesperación sin encontrarlo, pero ya no era un pequeño cachorro, ahora era un joven adulto y Omega, su pequeño tesoro de había presentado como un Omega.
Se había perdido de tantas cosas con él, que ahora trataría de recuperar.
-¡Responde de una vez!- Katsuki gruñó mostrando sus dientes, no quería que fuese una mala pasada o una confusión lo que ocurría.
-Midoriya Izuku, ese es el nombre que te dió tu madre, Midoriya Inko; quien te dejó a mi cargo cuando ella abandonó este mundo,- comenzó a explicar Toshinori, a Izuku las cosas le estaban dando vueltas.- pequeño, soy lo que se podría decir; tu padre.
La última frase terminó por darle la última impresión, su cuerpo no pudo aguantar tantas cosas en un momento y terminó cediendo, todo a su alrededor giró y se oscureció.
(...)
Ah~
Pero que bonita es esta vida. xDxD
Se esperaban algo como eso??
Yo creo que sí, bien solo vengo a avisar que se explicará más sobre el pasado de Izuku en el siguiente cap.
Espero les haya gustado el kirikami, espero que a Ángela le haya gustado. 🤧🤧
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Hasta la próxima.
Zaorycast. ✨✨
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