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Capítulo 12: Explorar.

Huellas grandes y deformes dejaban un camino entre la blanca nieve. Izuku se ayudaba a caminar con una bastón de madera.

Quizás usar la escusa de que era por culpa de la nieve densa lo hacía creíble, pero también había otra razón por la cual usaba el bastón.

"Kacchan es cruel"

Se quejó internamente, por lo menos la caderas ya no le solían tanto como hace dos días, pero aún así caminaba un poco cojo. Ni siquiera los té de hierbas calmantes de dolor le habían echo mucho efecto.

Siempre se iban después de un par de horas y no podía gastar mucho las plantas, quizás otro las necesite más adelante y por eso no podía usarlas demasiado.

Ese día llegaba Denki y Eijiro por la tarde, así debía estar fuera de la cabaña, estaba seguro que el Omega rubio le iba a contar con detalles su experiencia.

Mentira sería si dijera que no estaba curioso también por saber. Denki y el habían echo una estrecha relación, muy íntima, al ser Omegas podían charlar sin vergüenza alguna de temas sensibles, bueno, Denki era el que menos se avergonzaba.

Pero Izuku dejaba de lado su enorme vergüenza para poder tener ese tipo de conversaciones. El Omega rubio incluso le había dado algunos de cómo hacer unas cuantas cosas a su alfa en la intimidad.

Resulta que Denki y Eijiro también hacían lo mismo que ellos, no podían tener una intimidad completa antes de la ceremonia, así que hacían otras cosas juntos para aliviar el libido y el calor.

Pero dejando de lado eso.

Izuku miró hacia arriba, Katsuki estaba a no más de dos metros de distancia, pero el Omega solo volteó el rostro y siguió su camino, tenía pensado pasar el resto del día en las cálidas del río, así podría hacer que su cuerpo se relajara mejor.

—¿De verdad sigues molesto?- Izuku no le respondió y menos con el tono de diversión que escuchó en su voz, le dió ganas de regresar y pegarle con el bastón.

"¿¡Como se atrevía a burlarse después de lo que hizo!?"

Si, quizás el no debió hacerle molestar esa mañana, pero solo fue eso, no fue nada más. Ahora, el tenía que hasta usar un estúpido bastón para poder caminar bien, le dejó con un fuerte dolor en las caderas, y en su pobre entrada.

No pudo no meterse al agua la primera vez sin hacer una mueca de dolor. Y ahora él, simplemente le miraba como si no hubiera echo nada, no le iba a perdonar tan fácilmente.

—Kacchan idiota.- murmuró con resentimiento y siguió caminando hacia el río, sus orejas peludas pudieron escuchar pasos atrás suyo, sabía bien de quién era, así no miró de reojo siquiera.

—Deku, oí, no me ignores.- Katsuki lo siguió llamando pero el solo le ignoró de nuevo, no estaba de humor para escucharlo, claro que, el alfa nunca entiende.

Katsuki caminó rápidamente hasta quedar al frente del pecoso, quien solo le miró con el ceño fruncido y también estaba haciendo un puchero. El rubio estuvo a punto de decir alguna frase sarcástica de los lindo que se miraba así, pero tuvo miedo de las joyas de su familia, y más por el bastón que tenía el Omega en la mano.

—Katsuki, hazte a un lado, necesito seguir.- Izuku podía hacerse el fuerte, pero sabía que era débil ante el rubio, por más molesto que estuviera.

—¿Por qué siempre pones las cosas tan difíciles?- Katsuki preguntó al aire, antes de tomar rápidamente el bastón, arrebatándolo de sus mano, eso hizo que el pecoso perdiera el equilibrio y casi cayera al suelo.

Aunque, Katsuki lo atrapó antes de que eso ocurriera. Izuku parpadeó un par de veces, todo había ocurrido  muy rápido y no supo ni cómo responder, pronto se encontró en los brazos del alfa.

—Bajame.- el pecoso quería luchar, darle por lo menos una patada en la entrepierna, pero no podía hacerlo, en parte porque no quería, y en parte porque sus caderas le iban a molestar.

Katsuki por su parte, ignoró los pedidos y demandas del pecoso y terminó llevándolo al río. E Izuku siguió haciendo un puchero, mientras le reclamaba por sus caderas adoloridas.

—Kacchan malo.- murmuró el pecoso  con su puchero, y el rubio solo suspiró, alzó un poco más al pecoso en sus brazos, para poder frotar su mejilla contra la de el, y aunque el Omega se resistió al principio después se dejó llevar.

—Perdoname, ¿Si?- Katsuki murmuró que el Omega le mirara. A Izuku se le partió un poco el corazón, pues el rubio tenía las orejas gachas hacia atrás y su ceño no estaba fruncido como siempre.

"Aunque no sé de qué me culpas tanto si estuviste gimiendo mi nombre bien a gusto toda la puta noche."

Pensó el rubio con ironía y lo quiso decir, pero estaba muy seguro que si lo decía solo se iba a ganar un buen golpe, además de que también sería ignorado más por el pecoso.

—Kacchan.- Izuku al final no pudo estar más tiempo enojado con su pareja, rodeó el cuello del rubio con sus brazos y también frotó tiernamente su mejilla contra el rostro del alfa.

—Bien, ahora que no estás molesto conmigo, déjame ayudarte.- el rubio bajó al pecoso y le ayudó a quitarle la ropa. La vergüenza que antes tenía el Omega en ser visto desnudo por el alfa se había ido bastante, aunque aún le daba un poco.

—¡Ya deja de mirarme así!- Izuku utilizó su cola esponjosa para taparse un poco, mientras que el rubio solo le miraba sin desimulo alguno, a lo que él, también se quitaba su ropa descaradamente.

Al final, Katsuki terminó metiendo al pecoso en el agua tibia y sentándolo so re su regazo en horcajadas. La cabeza de Izuku descansaba agradablemente sobre el hombro del rubio, mientras que éste le daba suaves caricias en la espalda.

—¿Quieres un masaje?- Katsuki preguntó apretando un poco sus dedos en las caderas del peli-verde, quien solo ronrroneó un poco ante las caricias.— pequeño Deku.

El rubio sonrió de medio lado y siguió masajeando la piel suave de su omega, e Izuku solo se dejó hacer, pudo sentir como las manos del rubio fueron hasta su dolorido trasero y comenzó a masajearlo también, era reconfortante.

—Kacchan idiota.- volvió a repetir el pecoso haciendo que el rubio soltara un bufido, aunque no hizo nada más, Katsuki solo siguió con los masajes tranquilamente.

Después de media hora o quizás más,  salieron del agua para vestirse e ir hacer sus labores, Katsuki debía volver con Mitsuki e Izuku tenía que ir ayudar a almacenar algunas ramas para fogatas, además de cuidar un poco a los cachorros.

No faltaba mucho para que Denki y Eijiro regresaran, asi que también debía de esperar la llegada de esos dos.

El día pasó tranquilo, quizás un poco más tranquilo de lo normal, e Izuku jugó con los pequeños un poco cuando ya se estaba ocultando el sol,  no estaban escondiéndose, mi corriendo, solo jugaban haciendo muñecos de nieve.

Izuku les enseñaba como y los pequeños solo seguían el juego tranquilamente, eso hasta que escuchó como los demás en la manada les daban la bienvenida a cierto par.

El pecoso vió como los pequeños salían corriendo hacia el bullicio, chillando y riendo.

—¡El tío Denki llegó, y el tío Eijiro también!- escuchó como Mahoro exclamó y corrió hacia ellos. El pecoso rió enternecido y le levantó del suelo, sacudió la nieve de su ropa.

Caminó un poco despacio hasta llegar a donde estaban los demás, el pecoso pudo oler, cuando estuvo cerca, como el aroma del Omega estaba mezclado con su pareja. Además del rostro relajado que tenía,. acompañado con un ligero sonrojo.

—¡Izu!- el rubio le abrazó con cariño, podía jurar que si no tuvieran esos abrigos largos y gruesos, sus colas parecerían abanicos en pleno verano.

Los demás omegas estaban allí con ellos preguntando cómo había sido el lugar, y como fue su marca de enlace. Denki solo les sonrió en grande, mostró su cuello abiertamente, había una gran marca de mordida casi sana, eso sacó un pequeño jadeó en el pecoso.

—¡Wow, se mira muy profundo!- Izuku dijo con algo de miedo, quería tocar, pero sabía que eso no se podía hacer, aunque eso no impedía sus preguntas.— ¿Dolió mucho?

El rubio negó con un sonrojo latente en su rostro, incluso jugó un poco con sus dedos nerviosamente.

—En realidad se sintió bien.- para Izuku ver a Denki tan avergonzado era algo nuevo, así que debió ser algo muy íntimo para que estuviese así, o también podría ser porque todos los omegas que aún no tenían su marca le preguntaban de manera abierta.

Eran varios e Izuku estaba entere ellos, pero no lo podía negar, estaba muy curioso por eso, y quería saber si era tan bueno como el Omega rubio lo decía, aunque ahora sí creía que era algo bueno.

Pues Denki se miraba algo soñador y relajado, como nunca antes lo había echo.

—Bien, ahora quiero que me ayuden a mover mis cosas a la cabaña de Eijiro, él va a estar ocupado ahora.- dijo Denki con media sonrisa y los demás asintieron, así podrían preguntarle cosas y ayudarle un poco.

El resto del frío día pasó así, Denki había narrado de una forma magia y linda de cómo había sido su primera vez, no muy detallado, pero dijo que Eijiro había sido gentil y dulce con el, por eso no le había dolido mucho.

Al terminar de mover las cosas del rubio, y dejar que el las terminara de arreglar fueron con los demás para cenar. El Omega no podía estar más contento, ya ahora podía estar siempre junto al amor de su vida, bajo el mismo techo.

Izuku solo sonreía, también estaba feliz, le gustaba la idea de que su ceremonia fuera pronto, quería experimentar lo que Denki había dicho, vivirlo. Aunque aún faltaba para eso, pero al menos escucharía sobre el tema con alguien que ya lo pasó.

(...)

—¡Waaaaa!- Katsuma chilló sentado en el suelo, el pequeño temblaba de frío al estar desnudo sobre la nieve. Katsuki por su parte rodó los ojos fastidiado y un pequeño gruñido se escuchó.

—¡Kacchan!- Izuku exclamó en forma de regaño y fue hasta donde estaba el pequeño,  lo cargó con cuidado y le abrazó para que se calmara un poco.

"Voy a buscar una soga y los voy amarrar en un árbol".

Habían salido a "explorar" como le había propuesto antes el rubio al pecoso, ya llevaban días en el viaje, estaban a mitad del invierno y el rubio quería enseñarle al pecoso como era el territorio congelado y blanco.

Pero como siempre habían un par de "cosas" que siempre se entrometen en donde no les llaman. Además el Omega quiso traerlos con ellos.

—Kacchan no seas malo.- Izuku le volvió a regañar y el rubio pudo jurar que vió una sonrisa de malicia en el rostro del cachorro, y no podía decirle nada porque obviamente no le iba a creer un comino.

El lo sabía, siempre lo supo, era el plan de los pequeños, llevarse todos los besos y abrazos para dejarlo a él solo con los regaños, no le podían engañar, no importaba si tenían el rostro más inocente del mundo, el podía ver la maldad pura através de esos ojos malignos.

"Ya como sea, sigamos". 

Katsuki se iba a vengar de esos mocosos, les va hacer pagar por quitarle a su Deku. Aunque, tenía que ser inteligente en ese tema, no podía dejar que Deku se molestará con el cuando se fuera a vengar de esos demonios.

—Vamos Suma-chan.- Izuku animó al pequeño para que se transformará el lobezno. El pequeño asintió con la seguridad del mayor, se sacudió dejando que su pelaje le cubriera y sus manitas se volvieran peludas.

Izuku bajó al pequeño, Katsuma sacudió su pelaje un y corrió entre la nieve, Mahoro iba más adelante del rubio, saltando y jugando entre la nieve también, en su forma lobuna.

El pecoso no quería tomar su forma lobuna, pues cargaba una mochila con ropa y algunas cosas para los días de viaje y exploración que iban a tener. 
Aunque Katsuki le había dicho que el podía llevarlo, pero se negó, quería caminar entre la nieve, le gustaba.

De pronto sus orejas peludas captaron un sonido que le era familiar, un clásico "Chu chu" de un tren. Izuku lo había escuchado gran parte de su vida como para saber que era eso.

El pecoso quedó paralizado y miro hacia todos los lados, estaba asustado y sorprendido, no sabía si era su imaginación lo que le hacía escuchar cosas donde no estaban o era de verdad.

"Oí Deku, ¿Que tienes?"

Izuku miró hacia el frente encontrándose la lobo rubio y los dos pequeños, le miraban confundidos. El pecoso se les acercó, pero siguió mirando a los lados, más específicamente a las montañas de donde supone que habría venido el sonido.

—¿Escuchaste eso Kacchan?- Izuku preguntó con un poco de esperanza, quizás el rubio también lo haya escuchado.

"¿Que cosa?"

El rubio preguntó bajando una ojera de confusión. Izuku no sabía si decirle lo que le sucedía, sabía que el rubio odiaba a los humanos y bastante, pero su pareja ¿No?

No debía tenerle secretos, tenía que ser honesto con el, así que tendría que decirle.

—E-escuché el sonido de un tren, Kacchan. Uno parecido como en el que crecí, pero no sé de dónde vino exactamente.- Izuku reveló, bajando sus orejas.

Pensar en el tren le hizo recordar a Eri, al abuelo, Kouta y el resto de su familia. Se iba a poner triste si seguía pensando en eso y lo sabía.

"Ah eso, es que estamos más hacia el sur, por estos lados viven cerca los humanos, también hay una vía de tren y cada vez que pasa se escucha el eco entre las montañas"

Katsuki informó y el pecoso abrió los ojos totalmente sorprendido, Mahoro y Katsuma por sus partes no sabían de que hablaban los adultos.

—Kaccha...- Izuku se acercó al rubio y quedó cerca de él.— ¿Donde me encontraron, me puedes llevar a donde viven los humanos?

Katsuki gruñó por lo bajo y dejó salir su aroma un poco amargo por su molestía, no le gustaba para nada su petición y lo sabía, pero Izuku de verdad quería ir.

"¿¡Para que quieres volver con los humanos, piensas dejarme!?"

El rubio se puso a la defensiva,  los pequeños se asustaron, no tardaron mucho para salir corriendo y esconderse detrás de un árbol, lo mejor era que los mayores resolvieran sus cosas con espacio.

—¿¡Qué estás diciendo Kacchan!?, ¡Claro que no, pero solo quiero saber...!- Izuku exclamó, estaba molesto, irritado, el quería saber si había alguna posibilidad de encontrar a su familia humana.

Saber si había rastro de Eri y los demás, aunque habían pasado meses e Izuku lo sabía, aún así no perdía la esperanza, quería ir y quería saber.

El pecoso bajó sus ojeras en expresión de regaño, quería llorar, solo en pensar que a Eri le pasó algo malo. No lo ponía bien, nunca lo puso, por eso evitaba le pensar mucho en lo sucedido de aquella trágica noche.

Katsuki sabía que metió la pata, la mirada de su pareja le había saber que no estaba bien y el no le ayudaba en lo absoluto. Pero el miedo persistía en sus entrañas.

¿Y si Izuku quería volver con esos humanos?

No estaba seguro si podría encontrar a los humanos que lo habían criado, pero aún así, su miedo no se iba, estaba allí como una espina atravesando su alma.

Si Izuku quisiera volver con ellos, el no podría hacer nada, solo se quedaría viendo su espalda, pues el no podía elegir como el omega tenía que vivir su vida, aún si quisiera ser parte de ella.

—Kacchan.- el rubio alzó su peluda cabeza, no se dió cuenta cuando la había bajado, incluso su aroma que antes era amargo por el enojo, ahora se sentía triste.— Kacchan.

Las manos del peli-verde acariciaron su cabeza con cariño, incluso le rascó detrás de las orejas, y Katsuki solo se dejó, de verdad que no podía contra el pecoso, estaba a sus pies.

—¿Por qué estás así Kacchan?, Estas muy triste, ¿Tanto no quieres que vea a los humanos?- Katsuki se sintió como la mierda, miró a los ojos esmeraldas y supo que Izuku estaba por retractarse.

Si el no quería que el pecoso fuera a ver a los estúpidos humanos no lo haría y menos cuando lo vió que se puso de esa forma.
No podía quitarle eso, pues sería como si estuviera controlando su vida y así no era como imaginó las cosas.

Quizás, solo debía confiar, confiar en que su pecoso no le dejaría por volver con ellos.

"No es nada, te llevaré con ellos si tanto lo quieres."

Katsuki acerco su nariz peluda al rostro del peli-verde, se frotó en ella, y pasó su le gua por sus mejillas pecosas, haciéndolo reír y chillar avergonzado.

Más cuando los pequeños cachorros le miraban desde no muy lejos, y aunque el pecoso quiso escapar del alfa no pudo, pues éste le tumbó sobre la nieve mientras le seguía lamiendo. Izuku estaba muy avergonzado, podía sentir la gran lengua caliente del rubio sobre su cuello, había algunos sonidos para nada inocentes que querían salir de su boca.

—¡K-kacchan, detente!- Izuku empujaba al rubio como podía, pero no hacía mucho contra la fuerza del alfa.— l-los cachorros...

Katsuki al fin paró le lamerlo, aunque no sin antes darle una última probada y soltar un respiro, que sonó más a un bufido de molestía.

Izuku al final pudo sentarse entre la nieve, con su rostro rojo y la respiración algo agitada. El pecoso pudo divisar como dos cabezas peluditas salían de detrás de un árbol grueso.

"¿Ya no hay más discusiones?"

Katsuma preguntó en un pequeño chillido, e Izuku negó con ternura, se levantó del suelo sacudiendo la nieve sobre su ropa, vió como el rubio tomaba la mochila entre sus dientes y siguió caminando.

—¡Vamos, tenemos que seguir pequeños!- el pecoso exclamó alegremente y los cachorros salieron corriendo en su dirección.

Izuku miraba atentamente a los pequeños, ellos jugaban y saltaban entre la nieve por delante de ellos. Incluso reía un poco cuando Mahoro hacía que nieve cayera sobre Katsuma, era lindo ver como se hacían bromas inofensivas.

Cuando el día se estaba acabando llegaron un lugar en donde habían a unas cuevas, Katsuki se encargó de elegir una buena, grande y cómoda.

El pecoso arregló unas mantas sobre el suelo en forma de nido, mientras que el rubio encendía una buena fogata. Mahoro estaba al lado del rubio y Katsuma le ayudaba a terminar de colocar las pieles en su sitio.

—¡Listo, ya quedó Izu!- el pequeño celebró alegremente, le sonreía en grande al pecoso sin dejar de mover su pequeña colita peluda.

—¡Lo hicimos suma-chan!, ¿Quieres acostarte un momento mientras calentamos algo de comer?- Izuku preguntó haciendo que el de cabellos castaños asintiera, le ayudó acomodarse entre las pieles y dejó un pequeño beso en su frente.— ponte calentito.

Izuki se levantó y fue hasta donde estaban los otros dos, Mahoro extendía sus brazos cerca del fuego para mantenerse tibia. El pecoso sonrió y la alzó de manera sorpresiva haciendo que soltara un chillido del susto, pero después solo rió al ver que era el.

—Vamos, tienes que ayudar a tu hermano estar calentito.- dijo para después colocar a la pequeña junto a su gemelo. Les escuchó ronrronear mientras se acurrucaban entre sí.

E Izuku les acarició el cabello a ambos y después fue a sentarse al lado del Alfa rubio. Katsuki colocó un pescado seco en una ramas cerca del fuego para que se calentaran y terminarán de cocinar.

Sonrió ladino cuando sintió al pecoso estar a su lado, pasó un brazo por su cintura antes de agacharse un poco y frotar su barbilla contra el cabello verde.

—Vas hacer una buena madre para nuestros pequeños Deku, es más ya lo eres.- Katsuki murmuró con su media sonrisa, vió como un sonrojo cubría la piel pecosa y su aroma se volvía más dulce por la emoción.

—A-a mi solo... Me gustan los cachorros.- Izuku dijo bajito mié tras jugaba con sus dedos de forma tímida, le causó ternura a Katsuki, el más que nadie sabía que era cierto, el peli-verde siempre miraba a los pequeños con anhelo.

—No te preocupes, Deku. Yo te daré bastantes.- el rubio dijo tranquilamente mientras tomaba el pescado más grande y lo soplaba un poco.

Despues de asegurarse que de el pescado estuviera un poco tibio, se lo entregó al pecoso, Izuku tenía su vista gacha y el rostro rojo. Estaba en el nivel de vergüenza suprema.

El Omega miró que el rubio le estaba ofreciendo el pez más grande y quiso negarse, no quería comerse el mejor, pero la mirada del rubio le hizo saber que no aceptaría un no por respuesta.

Resignado, tuvo que aceptar la comida, era un pez delicioso y no pasó mucho para que solo quedarán la espinas. Miró como Katsuki soplaba otros dos pez más pequeños, supo para quienes eran y cuando el rubio estuvo a punto de pararse lo detuvo.

—Yo se los doy, tu come tranquilo el tuyo, ¿Si?- Izuku no le dejó tiempo para responder bien, tomó la comida y se levantó para ir al nido en donde estaban los pequeños.

Katsuki solo se quedó allí, tomó su parte y comenzó a comerla. Mirando como el pecoso ayudaba a los cachorros, que estaban medio dormido, a comer.

Katsuma era quien comía más lento, parecía que en cualquier momento quedaría con el bocado en la boca y el se dejaría llevar por Morfeo. Mahoro si comía con un poco de más ánimos, aunque también tenía los ojos soñolientos.

—Solo un poco más suma-chan, después podrás dormir bien.- Izuku estaba sentado detrás de ellos mirando estando al pendiente de que no soltaran muchas migajas o se fueran atorar con las espinas pequeñas.

Cuando los pequeños terminaron Izuku les limpió los restos de las mejillas y se acostó en la pieles para que ellos también lo hicieran. Los cachorros se pegaron a el por el calor ronrroneando llenos y abrigados.

Izuku no pudo evitar que también un ronrroneo saliera de su garganta, mientras acariciaba las cabezas de los pequeños con cariño. Tomó una piel suave para arroparse los tres, el Omega miró al alfa rubio quien tampoco le apartaba su vista rojiza sobre el,  que al parecer también había terminado su cena.

—Creo que es hora de dormir.- el rubio comentó, e Izuku vió como ponía una rama gruesa sobre las brasas encendidas, se quitaba la ropa para transformarse en su forma lobuna.

—¿Para que haces eso ahora, Kacchan?- el pecoso preguntó un poco curioso, Katsuki se acercó a él y lo rodeó echándose atrás de ellos, el lobo era tan grande como para cubrirlos sin ningún tipo de problemas.

Izuku sintió el calor y la suavidad del pelaje a su espalda, por instinto se recostó en el.
Quizás entendía un poco la razón por la cual se transformó ahora.

"Es mejor así, puedo darles calor, además tampoco pasaré frío."

El Omega asintió soñoliento, la verdad era que estaba muy cómodo, la fogata al frente dando tibieza, la piel suave del alfa atrás suyo, además de los pequeños que dormían pegados a el, no sabía porqué en se sentía completo en ese momento.

Como si no necesitará de nada más para ser feliz.

—Buenas noches Kacchan.- Izuku volteó su rostro hacia el hocico del alfa para dejar un suave beso, Katsuki le respondió con una lamida en las mejillas.

"Duérmete, torpe."

Izuku solo rió por lo bajo, bostezó de nuevo.
Estaba contento, también estaba emocionado, quería que el otro día llegará pronto para ir a donde estaban los humanos, Katsuki le había dicho que tardarían medio día más para poder llegar a ellos, quizás podría encontrar alguna pista del paradero de Eri y los demás.

Al fin, deseo de tanto, podría saber en donde estaban o si estaban bien, quería saber lo que les había pasado.

(...)

Holap~

Cuente regresiva!!!! ÛwÛ ❣️ 🤧

No sé si lo habian notado antes, yo tampoco su muchos detalles, pero éste fic está ambientado en el siglo XIX 

\(ϋ)/♩

Espero les haya gustado el cap u.u

Hasta la próxima, no olviden su voto.

Zaorycast. ✨✨

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