Capítulo 11: Luna menguante.
La nieve había cubierto las montañas como una gran manta de color blanco. El frío que podía congelar los lagos y ríos era fuerte.
Izuku le gustaba y lo ponía nostálgico, el color blanco y limpio, le recordaba tanto a su amiga Eri. A ella no le gustaba mucho la nieve o el frío, pero siempre jugó con el entre ella, la nieve que siempre le caía en al cabello casi no se le notaba, pues lo tenía del mismo color.
Una parte suya seguía angustiado por no saber en donde se encontraba ahora la albina, no sabía si estaba bien, o lo que estaría haciendo ahora.
Pensar en ella lo ponía triste, el circo había sido destruido por esos hombres, y no sabía que hicieron con los animales. Siempre trató de no pensar mucho en eso, pues la esperanza de que ellos estuvieran bien seguía latente en su pecho.
Pero su ansiedad le hacía pensar en cosas feas, pues no sabía si su familia del circo se habrían salvado esa noche, y su corazón se partía ante ese pensamiento.
Izuku miró el cielo, estaba lleno de nubes que se veían algo pesadas, seguro que una tormenta llegaría pronto. Se encontraba mirando hacia arriba desde la sombra de un árbol, o lo que quedaba de el, pues no tenía ninguna hoja, y lo único que daba algo de sombra eran las ramas con nieve sobre de ellas.
De todas formas le gustaba recostarse debajo del árbol. Y estuvo tan sumergido en sus pensamientos que no notó cuando una pequeña personita se le acercó.
-¿Por qué estás triste, Izu?- el pecoso casi brincó en su lugar al escucharlo hablar de repente, volteó y se encontró con el pequeño Katsuma.- ¿Quieres un abrazo?
Katsuma le miraba confundido y también un poco triste, como si mirarlo triste a él se le contagiara. Izuku sonrió con cariño y ternura, ese cachorro era igual de sensible que el, hasta un poco más.
-No pasa nada.- fue lo que le dijo, le hizo un gesto para que se acercara y lo sentó en sus piernas, Katauma le abrazó moviendo su colita alegremente y soltó un ronrroneo.- no estaba triste,- mintió el pecoso.- solo estaba pensando en cosas del pasado.
-¡No recuerdes cosas malas, Mahoro dice que no hay que pensar en eso, y si ella lo dice tiene razón!- el pequeño Katsuma exclamó mirando determinado al Omega mayor, e Izuku rió por lo bajo, en parte, el cachorro tenía un buen punto.
-Bien, no pensaré más en eso, por cierto, ¿Me estabas buscando para algo?- Izuku preguntó, viendo como el pequeño abría los ojos como si acabara de recordar algo importante.
-¡Ah, sí!, El tío Denki me dijo que te buscará, quería que le ayudaras arreglar un par de cosas para su ceremonia mañana.- Katsuma informó, y ésta vez fue el pecoso quien recordó que tenía algo importante que hacer ese día.
-¡Es cierto!- exclamó el pecoso, entre sorprendido y algo culpable, se había olvidado por completo que ofreció su ayuda a Denki para prepararse.- ¡Vamos Suma-chan, hay que ir con el tío Denki!
Izuku cargó al cachorro y se levantó del suelo, el castaño se dejó llevar tranquilamente por el Omega mayor, solo se disponía a mirar para los lados, le gustaba es sensación de altura que tenía al ser cargado.
El Omega peli-verde llegó hasta la cabaña del Omega rubio, según Katsuma, él se encontraba allí. Izuku bajó al pequeño y lo dejó irse para poder entrar.
Tocó la puerta un par de veces, no pasó de tres segundos para que fuera abierta, Denki ni siquiera saludó cuando lo tomó de su ropa y lo jaló hacia el interior de la cabaña.
-¡Creí que ya no vendrías!- chilló el Omega ansioso, e Izuku sonrió un poco avergonzado, miró al rubio pero atrás de éste algo le llamó la atención.
Todo el sitios estaba echo un desastre, había ropa y pieles en un lado y en el otro, collares de piedras preciosas y zapatos de cuero. Parecía como si un huracán hubiera pasado por el sitio.
-¿Estas muy nervioso?- preguntó el pecoso, aunque fue una pregunta algo tonta, que hizo reír a Denki de manera temblorosa.
-¿Tu qué crees?, ¡Mañana será mi ceremonia!- a Denki parecía que le daría un ataque de pánico en cualquier momento, y eso que no había pasado si quiera el medio día.
-Respira, profundo y despacio.- Izuku hizo ejercicios de respiración profunda, ayudando a calmar un poco al Omega, la verdad Denki le recordaba a Eri cuando tuvo su primera presentación en el circo, la albina estuvo muy nerviosa, hasta que alguien mayor la ayudó a calmarse.
Denki se tranquilizó, un poco, aún tenía un tic nervioso con un pies, se sentó sobre su cama, y sobre todo lo otro que había en ella, mientras golpeaba el suelo rítmicamente.
-¡No sé ni qué ropa elegir para mañana, los demás están ocupados como para ayudarme y Aoyama me hubiera echo poner algo muy incómodo!- Denki exclamó conociendo los gustos de su amigo con ojos morado.
Generalmente a Aoyama le gustan las cosas brillantes y con muchos adornos, en cambio a el le gustaban más las cosas sencillas, pero bonitas.
Aunque ahora Denki tenía un problema muy grave, no sabía que usaría en su día especial y tenía que ser perfecto, pues era un día inolvidable, tanto para su alfa como para el.
Izuku miró a los lados, habían mucho tipo de ropas por todo el suelo, también eran de colores variados, no sabía mucho sobre moda, pero haría lo mejor posible para ayudar a su amigo, quizás no sería la vestimenta más bonita de todo el mundo, pero sería bonita para ese día.
-¡No te preocupes Denki, haré mi mejor esfuerzo para ayudarte!- Izuku haría su mejor esfuerzo y Denki lo sabía, el rubio no podía estar más agradecido con su amigo del alma.
-¿¡Eres un dios que vino para ayudarme!?- Denki se tiró sobre el pecoso para abrazarlo, la cola peluda y amarillusca del rubio no dejaba de moverse ni un poco.
(...)
Para cuando Deku pudo volver a su cabaña, era tarde, apenas si Denki le dejó ir a buscar comida a la hora del almuerzo. Como el se había ofrecido para ser el principal ayudando del rubio no le pusieron hacer más tareas, pues todo sabían lo agotador que podía ser ese Omega ansioso y estresado.
El pecoso entró a su hogar y lo primero que hizo fue tirarse sobre su nido de pieles, nunca pensó que buscar un atuendo de ropa sería tan difícil y más con Denki.
Al parecer el Omega rubio era más quisquilloso de lo que se aparentaba, mucho más.
Izuku casi se duerme en ese momento, pero el sonido de la puerta siendo abierta lo despierta de nuevo, un delicioso aroma que conoce muy bien llega a su nariz, pasos lentos y pesados se escuchan acercarse.
Sin embargo, el pecoso no se mueve de su posición, sigue boca abajo en el nido justo como se tiró, lo único diferente sería su cola que no se para de mover, batiendose de lado a lado rápidamente.
-¿Es algo para seducirme o qué?- Katsuki preguntó en broma, pues sabía lo agotado que estaba el Omega pecoso, el mismo tuvo que aguantarse a un Kirishima ansioso y estresado. No estaba mejor.
Aunque estar cansado no era un impedimento para molestar a su pecoso, quien se levantó de golpe en el nido mirándolo con su rostro rojo, y negando con sus manos.
-¡T-te equivocas!- Izuku exclamó entre tartamudeos, no se le había pasado algo como eso por la cabeza, aunque seducir al rubio no sonaba tan mal.
¡No era momento para pensar en algo como eso!, Estaba agotado, tanto física como mentalmente, había tenido un día muy largo, y frío. Lo bueno era que las cabañas siempre tenían una chimenea propia dentro de ellas, así podían mantener el lugar calentito.
Izuku bostezó sonoramente, estirando un poco sus brazos, se dejó caer nuevamente en su nido, eso solo comprobaba que no tenía tiempo para más, aunque quisiera.
El Omega sintió como las pieles a su lado se hundían, era el alfa quien se estaba colando en su nido. Y la verdad no le molestaba, Izulu se acercó al lado del rubio y pegó siu cabeza en el pecho de éste.
Ahí tenía la fuente del mejor aroma del mundo, además de que Katsuki se había quitado el abrigo que tenía puesto hace un momento, ahora solo tenía puesto una camisa ligera.
-Deku, tienes que quitarte eso.- el rubio se refería a su ropa, pues aún tenía puesto el abrigo de piel gruesa.
-humm...- aunque estaba medio soñoliento, se sentó en la cama para poder quitarse el abrigo, tuvo ayuda del alfa y cuando al fin se quitó lo incómodo lo volvió abrazar.
Katsuki paseaba sus manos por el cuerpo del pecoso a su antojo, incluso por debajo de la ropa, la piel del Omega estaba tibia y suave, algo perfecto para sus manos fría que estuvieron expuestas al ambiente congelado de hace rato.
-K-kacchan...- Izuku mentiría si dijera que esos toques del Alfa no le habían sacado más de un suspiro, y más con las manos fría pasándolas por su piel sensible.
-Shhh, duerme Deku.- para Katsuki, el tocar al pecoso era como su hábito y no podía pasar un día al hacerlo, se acostumbró a eso y no pensaba en dejarlo.
En los toques no había nada sexual, solo un masaje relajante en la piel lechosa del Omega, y éste ya se estaba quedando completamente dormido. No pasó mucho para que a si lo fuera, Izuku se durmió sintiendo las manos del rubio sobre su cuerpo.
..
Cuando Izuku despertó, estaba siendo rodeado por los brazos del alfa, estaba cálido y muy cómodo, pero debían levantarse de inmediato, tenían que ir con los demás para terminar los detalles de la ceremonia y comenzarla.
El pecoso se volteó hacia el rubio, comenzó a dar pequeños mimos en su rostro, así como pequeños besos por su mentón y comenzó acariciar su cabello, le gustaba despertar a su amado de esa forma.
-Kacchan, es hora de levantarse.- el pecoso susurró mientras seguía con sus muestras de cariño, y Katsuki solo se removió para abrazarlo más fuerte, sin abrir los ojos siquiera.
-No quiero, tu solo sigue besándome.- Katsuki murmuró sacándole una risilla al pecoso, quien hizo un pequeño puchero después y se movió para hacer que el alfa quedara boca arriba y el sobre su regazo.
-¿Y si... Hago otra cosa?- Izuku dijo de manera atrevida mientras movía un poco su cadera sobre la polla del alfa, que se estaba endureciendo por la fricción.
Katsuki en ese momento abrió los ojos, miró la sonrisa de malicia que tenía el menor, y también sonrió, su pecoso se estaba volviendo una fiera descarada, de eso no tenía duda.
-¿Ah sí, como qué, Deku?- Katsuki preguntó siguiendo el juego, y quiso tomar las caderas del peli-verde, pero sus manos se lo impidieron y éste se agachó para quedar muy cerca de su rostro.
-¿Que tal, dejarte con las ganas?- Izuku preguntó malévolamente y al momento se bajó del rubio tomando su abrigo que estaba cerca, para después salir corriendo hacia afuera.
-¡¡Deku!!- el pecoso escuchó el grito, aunque solo pudo reírse con ganas, había cometido una travesura grave, y lo sabía, también sabía que Katsuki se iba a vengar por haberlo dejado así, pero no le importaba en ese momento.
Izuku fue nuevamente para la cabaña de Denki, tenía que ayudarle arreglarse para la ceremonia en la tarde. Y tendría que tener mucha paciencia para poder calmar sus nervios, pues si el día anterior eran muchos, ese día eran multiplicados por dos.
La ropa de Denki era bonita, su camisa blanca de manga larga, un chaleco marrón claro, con guantes a juego. Su pantalón también era blanco, con botas largas hasta las rodillas del mismo color que el chaleco y guantes. Aparte del hermoso abrigo bordado, que era largo hasta los pies.
Para cuando cayó el atardecer de nuevo, Denki tenía que salir ya. Todos los omegas estaban allí, emocionados por qué la hora había llegado, todo la aldea estaba llena de faroles y antorchas que iluminaban el sitio.
-¡Ésta noche brilla como los diamantes!- fue una exclamación de Aoyama mientras hacía una pose rara, y tenía un asentó extraño en el hablar, pero los demás le dieron la razón, la noche era hermosa y brillante.
-¡Ésto es muy emocionante, Denki!- incluso Kioka que era alguien un poco neutra estaba ansiosa, y Tsuyu tenía una sonrisa en su rostro.
El aire estaba lleno de aromas ansiosos, la excitación latente con cada segundo que pasaba e iba en aumento, Izuku también estaba igual que el resto. Muy emocionado, sería la primera vez que miraba una boda de la manada Bakugou en primera fila.
-¡Bien, bien es hora de empezar!- Aoyama habló de nuevo, mostró una tela de color blanco, y larga, era la venda que se pondría Denki en los ojos.
-B-bien, estoy listo...- aunque la voz del Omega se escuchó temblorosa, Denki parecía decidido, se podía notar en su mirada.
Aoyama se acercó y colocó la venda en los ojos del Omega rubio, Izuku miró como el Omega de ojos morados tomó de la mano al Omega rubio, lo guió por la aldea hasta llegar al centro.
El sonido de la flauta que llenaba el ambiente era tranquilo, ya en el aire habían muchos aromas sueltos, era hora de la prueba. Izuku miró como al otro lado, algo lejos, estaba Kirishima con los ojos vendados igualmente.
El alfa tenía puesto algo más rústico que el Omega, una especie de camisa manga larga gruesa y de color rojo muy oscuro, unos pantalones de color marrón oscuro, botas hasta las rodillas de color marrón. Un cinturón grueso y color cobre. Una capa de piel gruesa, parecida a las de Katsuki, caía de sus hombros a sus pies.
Fue entretenido ver cómo ellos usaban su olfato para buscarse, a pesar de todos los aromas que habían en el aire. Al encontrarse ellos rieron y cada uno quitó la venda del otro, después de eso, todos hicieron un camino dejando que la pareja llegará hasta donde estaba la alfa de la manada, Mitsuki.
Al llegar junto a ella, Denki y Eijiro estaban tomados de la mano, con sus dedos entrelazados. Mitsuki tomó una tela larga y fina, de color dorado, para envolver las manos de los novios.
-Hoy, nuestra dioses de la luna, y las estrellas, eson testigos de ésta unión. Dos almas se vuelven una y lo seguirán siendo durante el resto de sus vidas, y en la que sigue y las que siguen. Eijiro, presenta tus votos.- era tradicional que alfa y Omega juraran el amor eterno que se tenían e hicieran promesas que tenían que cumplir.
El alfa de cabellos rojos miró con adoración a su Omega, Denki estaba allí para el, apesar de todos los problemas y mal entendidos que habían tenido. Era el Omega perfecto.
-Denki, yo prometo cuidarte y amarte, como sé que me amarás, te protegeré con mi vida si es necesario hacerlo, prometo estar a tu lado por el resto de mi vida y en las siguientes, seguiré amándote.- Eijiro terminó de hablar viendo las lágrimas que se asomaban en los ojos miel del Omega, Mitsuki colocó en el cuello, el collar que Eijiro había echo para el rubio, tenía piedras preciosas pequeñas en los lados y un rubí en el centro, más grande que el resto.
Izuku miró con anhelo como seguía la ceremonia y las palabras del Alfa fueron tan bonitas, no pudo evitar que su corazón latiera fuertemente en ese momento.
Ahora era el turno de Denki decir sus votos o promesas, la verdad era a que esas palabras sonaban más a promesas de vidas, y eran hermosas.
-Eijiro, prometo estar allí cada vez que necesiten un hombro en cual descansar, prometo darte todo mi amor por el resto de nuestras vidas, mantener siempre nuestro hogar cálido y me entregaré a ti en cuerpo y alma. Prometo que estaré siempre contigo, incluso en nuestras vidas próximas.- Denki terminó de decir sus palabras y la alfa Mitsuki se acercó al peli-rojo, le colocó en el cuello un collar, era de cuentas y algunos colmillos, con un diamante en el centro.
-¡Delen buenos deseos a la nueva pareja de la manada, celebremos ésta unión deseando su felicidad!- Mitsuki gritó alzando las manos de los amantes unidas por la tela dorada.- cuídense mucho, muchachos.
Los gritos de los demás no se hicieron esperar, Eijiro tomó al Omega de la cintura y le dió un beso profundo frente a todos, eso solo hizo que los gritos aumentarán.
El festejo fue estupendo, había una gran fogata en medio de la aldea, Izuku pudo ver a los novios acaramelados en una parte, los demás bailando al ritmo del tambor y las flautas.
Los pequeños también jugaban y reían felizmente. Katsuma y Mahoro reían con los otros cachorros alrededor de la fogata.
Y al llegar la media noche, cuando la luna estaba en su punto más alto, los novios partieron de la fiesta.
Denki se miraba tan nervioso, también sonrojado, al parecer, Eijiro tendría que darse prisa para ir a los lagos de aguas termales, rió arriba en las montañas, además allí habían cuevas.
Tenían el equipaje con provisiones para pasar los dos días que estarían allí. El celo de Denki había sido oportuno, en llegar con la luna menguante, pues decían que era una buena manera de hacer un lazo fuerte y que los cachorros llegarán sanos también.
Izuku solo miró a lo lejos como el rubio y el peli-rojo se perdían entre los árboles, el Omega iba sobre el lomo del alfa, así era la forma de llegar más rápido a las aguas termales.
El pecoso estuvo sonriente y entretenido mirando por donde partió la pareja, que no se dió cuenta de la persona que había llegado atrás suyo. Izuku chilló sorprendido cuando sintió sus pies despegarse de la nieve, un brazo debajo de sus muslos y en su espalda.
Al mirar hacia arriba, se encontró con una mirada rubí, muy molesta, una sonrisa retorcida y un ceño fruncido.
-Tú y yo tenemos algo pendiente, Deku.- el tono tranquilo del alfa le envió más de un escalofrío al cuerpo, quiso hablar, pero sus propios nervioso se lo impidieron.
Lo siguiente que supo Izuku, fue que lo llevaron lejos del bullicio y lo metieron en una cabaña para después ser tirado a una cama de pieles. Tuvo un dejavü de lo que había ocurrido no hace mucho.
-¡Kacchan!- el pecoso chilló con miedo y ansiedad por la anticipación, sabía lo que estaba por venir.
-Será mejor que te quites la ropa Deku. Si no quieres que te la arranque yo.- fue casi en un gruñido que dijo las palabras, e Izuku sintió como su entrada dió una pulsación empezando a lubricar.
-P-pero...- Izuku no se quería rendir tan fácilmente, aunque la mirada intensa y ardiente como lava lo hizo estremecer, haciendo que sumisamente comenzará a quitarse la ropa.
Katsuki también empezó a desvestirse, quedando solo en pantalones frente al pecoso, e Izuku sintió que era algo injusto, pues el si se estaba quitando todo.
Sus orejitas peludas estaba echadas hacia atrás, con una expresión regañada como acompañante, aún así, Katsuki no se iba a doblegar, el pecoso pagaría su fechoría que le hizo en la mañana.
Sabía que no era tan grave lo que hizo, pero de todas formas le iba a castigar.
-Vamos Deku, ¿Por qué no te presentas para mí como buen Omega?- Izuku sabia que aunque Katsuki lo había dicho en forma de pregunta, fue una orden, que dudó un momento en hacerla, pero al final lo hizo.- se supone que te estoy castigando y estás tan jodidamente mojado, ¿Disfrutas ser regañado, hiciste eso ésta mañana por te gusta eso verdad?
Quizás lo había echo, pues a Izuku le gustaba bastante el aroma dominante y molesto de su alfa.
Un azote en medio de su trasero, justo sobre su entrada, le hizo gemir en voz alta. El alfa vió como mucho más lubricante salia de ese delicioso agujero rosa.
Katsuki sonrió de forma lobuna mientras pasaba su lengua por su labio inferior, justo como el depredador que era.
-¿Así que te gusta que te traten rudo no?- el rubio preguntó con morbo, mirando como el pecoso temblaba lleno de espasmos, además de que jadeaba ruidosamente contra las pieles del nido.
-¡Es-eso no es...!- Izuku no pudo decir más, pues si cuerpo lo traicionó soltando un gemido sonoro cuando sintió otro azote sobre su húmeda entrada.- ¡A-ah, Kacchan!
Uno más, otro y otro después de ese. Katsuki siguió dando azotes, volviendo al Omega un mar de jadeos y sollozos. Poniendo la piel pecosa y suave rojiza con las marcas de sus dedos pintados en ella.
Izuku tenía los ojos volteado hacia arriba, no podía contener la saliva en su boca así que se resbalaba por su mentón, su lubricante hacia una pequeña laguna en la pieles bajo su trasero sonrosado.
Y Katsuki, el disfrutaba ver como se ponía el omega con esos azotes, era un masoquista de primera y por un demonio que le encantaba, a pesar de que viera tan inocente era completamente lascivo.
-Mira como te pones solo con ésto, no me imagino cuando tengas mi polla enterrada hasta el fondo, seguro que te corres con solo ponerla dentro.- Katsuki vió como el pecoso temblaba más, incluso vió como hilos blancos salieron de su pequeña polla. Eso solo lo hizo reír malvadamente.- ¿Te has corrido de verdad, Deku? No puede ser.
Izuku se sentía humillado, caliente, tal vez más caliente que humillado, escuchó la risa burlona de Katsuki y dió un jadeo cansado. Dejó que sus piernas se bajarán y descansó sus caderas a doloridas sobre las suaves pieles algo pegajosas.
La cola esponjosa del pecoso estaba a un lado, incluso la peluda extremidad se veía cansada pues ni se movía. Y Katsuki solo resopló, era demasiado tentador hundir su rostro en ese delicioso trasero, pero sabía que estaba en medio de un castigo y no podía permitirse eso.
-Deku~- el rubio tarareó el apodo con una voz fina y falso cariño, se inclinó sobre el Omega acercando el rostro a una de sus orejas.- aún no hemos terminado cariño.
Izuku sintió un escalofrío en su espalda, erizando su cola, además también sintió unos dedos callosos subir por sus muslos hasta llegar a su entrada húmeda y adolorida.
-Por favor, Kacchan.- Izuku chilló débilmente, y Katsuki solo sonrió, sabía lo que quería el Omega.- por favor...
-¿Por favor, qué?- era tan placentero escucharlo rogar, exquisito en su parecer. Izuku alzó el rostro de la pieles y lo volteó levemente para mirar al rubio, también abrió más sus piernas y empujó sus caderas contra la mano del rubio.
-Por favor, Kacchan. Tus dedos, los quiero dentro.- Izuku rogó con sus ojos llorosos y sus orejas gachas, Katsuki solo dió un gruñido de satisfacción empujando dos de sus dedos dentro del Omega sin contemplación.
El pecoso arqueó su espalda cuando sintió la intromisión, era jodidamente exquisita, pero lo fue aún más, cuando el rubio empezó a embestir su interior con sus dedos, no tardó mucho en encontrar su próstata para estimularla.
-¡Ah... Sí ahí..., K-ka-Ahh!- Izuku se encontró rogando por más, pero era que se sentía tan bien como para no hacerlo, no contenía sus gemidos sabiendo que al rubio le gustaban, y alzaba su rostro de las pieles para no tener ningún impedimento.
-Humedo, sucio, caliente y pegajoso, así es como te encuentras ahora Deku, y pareces bien con ello de todas formas.- Katsuki habló con una sonrisa llena de morbo y siguió embistiendo el interior caliente del pecoso.
El alfa dió una embestida particularmente fuerte en la próstata del Omega, e hizo que Izuku rodará los ojos hacia arriba y diera un gemido quebrado, fuerte, mientras se corría por segunda vez.
Katsuki miró como el pecoso se desmoronaba por completo sobre las pieles, temblaba como si estuviera afuera de la cabaña en medio de la nieve y sin ropa. Sacó los dedos del interior caliente dejando salir una gran cantidad de lubricante retenido por ellos antes.
El pecoso parecía que se estaba durmiendo, pero Katsuki tenía otros planes, pues su polla aún no recibía atención, así que desabrochó su pantalón y se colocó al frente del pecoso para alzarle la cabeza.
-Deku, aún no terminamos, mira.- el pecoso abrió sus ojos completamente sorprendido y con algo de terror. Mirando la gruesa y dura polla a centímetros de su rostro.
Para la próxima vez, trataría de no hacer enojar, mucho, a su alfa, quizás su próximo castigo no sea tan agotador.
(...)
Wenas~
Por si aún no saben, Katsuki no dejara en paz al pecoso hasta estar seguro que no podrá caminar correctamente, nadie puede dejar al alfa pecho duro y espalda plateada con una dolorosa erección y se sale con la suya, ni siquiera Deku. 😈
Por cierto, esto no creo que llegue a los 20 caps, solo falta el reencuentro con cierta albina y la ceremonia de unión de Deku. ¿Más spoirls?, Será a inicios de la primavera xD
Espero les haya gustado el capítulo. Nos vemos después, no olviden su voto.
Zaorycast. ✨✨
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