Capítulo 10: Hijos adoptivos.
Izuku miraba las montañas mientras iba en el lomo de Katsuki, estaban volviendo a la aldea, el pecoso estaba feliz por dos cosas.
La primera era que había encontrado a su manada, en la que nació y pasó parte de su infancia, los visitaría en cuanto tuviera la oportunidad, era agradable pasar el tiempo con ellos y hablar de su pasado.
Estuvo algo triste cuando tuvo que despedirse de ellos, Yagi le dijo que podía ir a verlos cuando quisiera, pues tenía los brazos abiertos para el todo el tiempo.
La otra razón por la cual el estaba feliz, Katsuki no, era que ahora tenía mucho más amigos, los de la manda Todoroki estaba entre ellos, a Kacchan no le gustaba que estuviera cerca del bicolor, y no entendía porqué.
El Alfa era alguien amigable, callado pero amable, y su pareja Momo era muy dulce y elegante , una pareja opuesta en cierto punto, pues Momo era más cálida y sonriente. Shoto era más frío y neutro, también un poco directo.
Habló con ellos antes de irse también, prometió visitarlos también, la Omega de cabellos castaños, Ochako, dijo que también lo podría visitar, eran agradables.
La plática esa mañana antes de irse estuvo alegre, eso hasta que llegó Katsuki y lo tomó como costal, de nuevo, para llevárselo, excusándose de que ya se les estaba haciendo tarde para volver.
Ahora estaban a casi llegar, solo faltaría una o dos horas, o eso le había dicho el rubio, pues aún no reconocía en donde estaban, no conocía gran parte del bosque.
Kacchan le había dicho que un día de esos le llevaría a recorrer todo el bosque, TODO, como la pareja del siguiente alfa de manada debía saber, y conocer hasta la última roca que había en su territorio.
Decir que no estaba emocionado por eso era mentira, conocer todo el bosque sería una buena experiencia, así podría conocer muchas más cosas, además de ver nuevos lugares, aunque había otra cosas en su mente que no lo dejaba tranquilo, pero debía preguntarle a su Kacchan sobre eso.
"Ya casi llegamos"
Estuvo mentido en sus pensamientos y no notó que ya estaban en partes conocidas para el, ya reconocía los árboles y estaba seguro que no pasaría mucho antes de ver los límites de la aldea.
Izuku miró a su pareja y sonrió, sus manos apretando un poco el pelaje rubio, las suavizó, acarició con cariño el lomo del alfa, viendo como este volteaba ligeramente su cabeza hacia el, le sonrió con cariño y agradecido.
Katsuki solo bufó volviendo su vista al frente, si no le prestaba atención al camino podría estrellarse con un árbol o pasar por un sitio peligro, ya podría ver esa tonta sonrisa más tarde hasta hartarse, ahora solo se debía concentrar en llegar lo más pronto posible a su hogar.
Lo cual no pasó mucho tiempo para llegar, los que se quedaron fueron a recibirlos muy alegres, Izuku se bajó del rubio y dejó en el suelo, con cuidado, la mochila que había traído, se estiró con pereza, estar horas sentado y en moviendo entumecía su cuerpo, además se sentía un poco cansado.
-¡Izu, tío Izu!- un pequeño cachorro de cabellos castaños claros llegó corriendo, casi tropezando, hasta donde estaba el Omega pecoso.
-¡Katsuma!- saludó el pecoso y se agachó para alzar al pequeño en sus brazos.- ¡Estas un poco más pasado que antes, ¿No estás comiendo demas, verdad!?
El cachorro chilló feliz cuando recibió mimos del pecoso, era un pequeño muy dulce y tierno, parecido en eso al pecoso, muchos estaban seguros qué el cachorro era un Omega, se le notaba en su tamaño y forma de ser.
-¿¡Como fue el festival, fue tan grandioso como dicen que es!?- preguntó muy animado el pequeño, siempre decían que era muy asombroso, y había querido ir, pero no tenía la edad para ello.
-¡Sí, fue muy increíble y divertido, habían muchas personas diferentes de las otras mandas allí!- Izuku estaba igual de animado que el pequeño, le llevó cargado hasta bajo un árbol y se sentó con el allí.
El Omega sabía que no podría estar con Kacchan hasta dentro de un rato, pues el alfa iría con su madre a revisar las cosas del viaje, además de ver a los ancianos y contarles como había sido el festival.
Izuku estuvo con el pequeño Katsuma hablando sobre el festival todo el rato, eso hasta que la hermana del cachorro llegó.
-¡Katsuma, me dejaste sola!- Mahoro, era igual a Katsuma, su cabello y ojos eran del mismo color, solo que la melliza era un poco más alta que el, además de que su personalidad era más demandante y gruñona.
-P-perdón.- Katsuma se disculpó bajando su cabeza apenado, estuvo tan contento de saber que habían vuelto los demás que salió corriendo hacía ellos dejando sola a su hermana.
—¡No pasa nada Mahoro, si quieres también te puedes unir a nuestra plática, además también podemos jugar un rato los tres juntos!- exclamó el pecoso tratando de alegrar el ambiente, Mahoro era muy protectora con su hermano.
Mahoro miró como el rostro decaído de su hermano se iluminaba, la verdad no quería ponerlo triste, pero no le perdonaba del todo el haberla dejado atrás, pero por otra parte, le gustaba jugar con el pecoso, era un Omega muy dulce con ellos, era como la madre que no tenían, y la idea no le desagradaba para nada.
—¡Bien!- exclamó la pequeña al final y después miró a su hermano.— pero si me dejas de nuevo no te perdonaré.
Juró, pero a Katsuma le agradó que fuera perdonado y fue a abrazarla, la cachorra al principio se negó, pero al final terminó cediendo al abrazo.
—Ustedes son unos cachorro muy buenos, no cambien eso, ¿Si? Tienen que cuidarse mucho.- Izuku tomó a los cachorros para darles un abrazo.
El pecoso sabía que la madre de los pequeños había muerto en el parto, aparentemente su cuerpo era muy débil y el haber quedado embarazada de mellizos la puso peor, pero ella dió lo mejor de sí para poder traer a sus pequeños al mundo.
Afortunadamente los pequeños nacieron sanos y fuertes, pero ella no aguantó demasiado, su cuerpo terminó colapsando.
El padre de los pequeños era un lobo solitario, quien nunca se quedaba mucho tiempo en un solo lugar, dejó a los pequeños en la manada Bakugou, sabiendo que ellos estarían mejor y más seguros con ellos.
Los pequeños apenas si recuerdan algo de su padre, y no conocieron a su madre, no tienen padres biológicos que los cuiden, pero si a una manada entera, ellos son muy queridos y cuidado por los demás.
Pero aún así, ellos no pueden evitar sentir un poco de tristeza cada vez que ven a los demás cachorros con sus padres, es como un pequeño deseo que tienen ambos, porque aún siendo cuidados y queridos por la manada, no pueden evitar querer una familia de verdad.
—¡Bien!, Entonces, ¿A que quieren jugar?- Izuku preguntó levantándose del suelo, Katsuma y Mahoro se miraron entre si pensado en algo que jugar los tres.
Al final optaron por las escondidas, más cachorros se les unieron en el trayecto del juego, y al finalizar el día, los pequeños estaban cansados, los demás volvieron con sus padres e Izuku miró como Katsuma bostezaba con sueño.
Sonrió enternecido y los llevó al río para darles un baño, a Mahoro le gustaba bastante el agua, pero al tierno Katsuma no mucho, por esa razón no se metía mucho al agua, ni sabía nadar bien.
—Está deliciosa.~- la cachorra suspiró profundamente relajándose con el agua tibia del río, ella miró como el pecoso tallaba con cariño la espalda de su hermano, que estaba sentado en las piernas del pecoso.— ¿Me tallas la espalda a mi también?
Preguntó y el pecoso la miró un momento antes de asentir, Mahoro animaba se acercó esperando su turno, pues su hermano ronrroneaba aún siendo limpiado por el Omega.
—¡Bien, ya estás limpio Tsuma-chan!- exclamó feliz el pecoso y dirigió su atención a la cachorra.— ¡Ahora toca limpiarte!
Katsuma hizo un pequeño puchero al saber que ya no sería mimado por el Omega en ese momento, pero no dijo nada porque su hermana también necesitaba de esos mimos, además no tenía nada de malo compartir al pecoso.
—¿Así que estabas con ellos?, Ya se me hacía raro no verlos con la cara de rana, aunque creo que ella estaba con el cara de pájaro.- de improvisto, alguien entró en el agua haciendo que a los demás les cayera agua por el chapuzón.
—¡Kacchan, no entres así de repente!- regañó el pecoso viendo como Katsuma botaba un chorrito de agua que le había entrado en la boca.
Katsuki solo se encogió de hombros y se acercó a ellos poniéndose en las espaldas del pecoso, Mahoro arrugó el entre cejo al ver como el rubio acaparaba la atención del pecoso y le besaba.
—¡A ver viejo, nosotros estábamos primero con él, vete!- chilló la pequeña dándose vuelta para encarar al mayor, Katsuki miró a la castaña con una vena sobresaliente en su frente.
—¡Más respeto mocosa, y no soy un viejo!- regañó el rubio, pero la cachorra solo le sacó la lengua en forma de reproche.
Izuku y Katsuma solo los miraban discutir sin sentido, los dos sabían cómo eran ellos juntos, y por eso no estaban sorprendidos.
El pecoso suspiró con diversión y tomó a la pequeña para sentarla en su regazo.
—No te preocupes Horo-chan, nos podemos bañar todos tranquilamente.- el rocoso comenzó a tallar la espalda de la pequeña dando suaves masajes, haciendo que ella se relajara y comenzará a ronrronear.
Katsuki miraba enternecido a su pecoso, era muy bueno con los cachorros y se llevaba bien con ellos, casi como si fueran propios, y al rubio no le molestaba, al contrario, podría pasarse todo el día mirando como el Omega cuidaba de ellos.
Aunque por más que quisiera hacerlo no podía, su responsabilidades como futuro alfa de la manada se lo impedía, pero al menos estaba bien sabiendo que Izuku pasaba tiempo con sus amigos con los cachorros.
Pero no debía dejar que se ajustará mucho con Denki, le podría pasar la estupidez, Mahoro y Katsuma habían sido dejados en su manada hace un par de años, Mitsuki los aceptó y los cuidaban desde entonces, pero las responsabilidades de la alfa y la edad un poco mayor del omega de cabellos marrón, le hacía difícil llevar el ritmo de los cachorros.
Por eso se la pasaban siendo cuidados también por los demás, aunque ellos también tenían una vida, los cachorros sabían que eran queridos, pero aún así necesitaban de alguien que los tratara y tuviera para ellos como una madre.
Izuku comenzó algo parecido a eso, los cachorros no se le acercaban mucho al ser un desconocido, pero poco a poco lo hicieron, Izuku se la pasaba con ellos cuando los demás estaban en sus labores y terminaba sus clases con Katsuki.
Los pequeños se encariñaron demasiado, y después de eso parecían más dos pequeños patitos siguiendo a su mamá, siempre iban a donde estaba el pecoso. Aunque claro, también se la pasaban mayor parte del día jugando con los demás cachorros y explorando en el bosque.
Eso no quitaba el hecho de que miraban al pecoso como su madre de verdad, quizás Izuku era demasiado bueno con los cachorros.
—¡Bien!, Estas lista.- chilló el pecoso felizmente, después miró al rubio mayor y le sonrió en grande también.— Kacchan, ¿Quieres que te talle la espalda?
Preguntó recibiendo un asentimiento por parte del rubio, Mahoro fue con Katsuma , quien jugaba con el agua, y fue a jugar con el. Chapoteando agua uno al otro y riendo.
Izuku solo los miraba atento de que no se fueran para la parte profunda del agua, más por Katsuma, pero aún así, el pecoso tallaba la espalda del rubio, quien bostezó cansado.
Desde que llegó del viaje no había podido pasar tiempo con su pecoso, su madre lo estuvo todo el día de un lado para el otro, además de que estaba arreglando los detalles para una, no muy lejana, ceremonia de unión.
Después de que el pecoso tallara la espalda del Alfa, Katsuki tomó el trapo y lo remojó para después pasarlo, firme y suave a la vez, en la espalda pecosa.
Izuku casi cerraba los ojos para disfrutar del delicioso masaje, pero vigilaba a los pequeños y por eso no podría hacerlo, de todas formas disfrutaba bastante los masajes en su espalda.
Cuando Katsuki terminó de tallar la espalda del pecoso se inclinó en el, poniendo su cabeza sobre el hombro del menor.
—Será una buena madre para mis cachorros.- Katsuki habló con su vos ronca poniendo una mano sobre el vientre del omega.— ya quiero que llegue ese día.
—¡Kacchan!- el pecoso chilló avergonzado, la idea de tener cachorros no sonaba mal, pero hablar de ese tipo de cosas frente a otros cachorros eran vergonzoso.
Katsuki solo se rió por el sonrojo que tenía el Omega, y miró como los dos infantes de acercaron a ellos mirándolos con curiosidad, propia de los pequeños.
—¿Tendremos hermanos?- preguntó Katsuma de manera inocente, Mahoro miraba con un brillo en los ojos a los adultos, ella quería hermanitos.
Izuku se sonrojó bastante, parecía un tomate maduro, tartamudeó algunas palabras que no se entendieron para nada, Katsuki por otra parte arrugó el entre cejo y miró a los cachorros con una ceja alzada.
—¿Y a ustedes cuando fue que los adopté?, No son nuestros cachorros.- preguntó el rubio haciendo que los pequeños le miraran, algo tristes, incluso Izuku. Katsuki sintió que dijo algo que no debía.
—Katsuki,- lo llamó por su nombre haciéndole saber que de verdad estaba enojado.— no seas malo con los cachorros, tonto.
Izuku salió del agua llevándose consigo a los pequeños, Mahoro lo miró y le sacó la lengua mientras se iba con el Omega.
Katsuki apresuradamente se levantó y fue tras ellos, lo que había dicho antes no había sido con molestia o otra cosa, solo fue algo para molestar, pero no lo había dicho en serio.
—¡Espera, Deku!- llamó el rubio pero éste solo le ignoró, empezando a vestir a los pequeños.— ¡No fue enserio!
Katsuki sabía lo apegado que estaba el pecoso con los cachorros, y sabía que debía pensar las palabras antes de que se salieran de su boca, pero no fue así, y ahora su Omega estaba molesto con el.
Y no era para nadie un secreto que los omegas ponían los cachorros incluso por encima de su alfa, sus instintos siempre pedían cuidarlos y protegerlos, incluso con su propia vida.
Izuku volteó hacia el alfa, lo miró de pies a cabeza sonrojándose en el proceso, Katsuki estaba desnudo, no tenía nada que le cubriera y un pequeño (grande) amigo que se balanceaba acorde de sus movimientos.
—¿¡P-podrías ponerte algo de ropa!?- el pecoso exclamó extremadamente avergonzado cubriendo los ojos de los pequeños, los cuales no entendían que pasaba.
Katsuki solo chasqueó la lengua, aunque un poco divertido por la reacción del pecoso, buscó sus pantalones y se los puso, ah de aclarar que Katsuki no usa ropa interior, según él, "le incómoda".
—Eres insufrible.- murmuró el pecoso por lo bajo, buscó su propia ropa para ponérsela. Izuku sintió que era rodeado por dos brazos fuertes, aunque se removió al final terminó cediendo a ellos, y el aroma envolvente que empezaba a salir del rubio tampoco le dejaba muchas opciones.— Kacchan.
Llamó en advertencia, pero el rubio solo frotó su rostro contra el suyo, eso lo relajó instintivamente. Katsuma y Mahoro solo miraban a los adultos, el aire alrededor empezó a ser armonioso, el dulce aroma del Omega se mezcló con el denso del alfa.
Los cachorros suspiraron llenando sus pulmones de ese aroma, era bueno para ellos estar en ese tipo de ambiente, podrían incluso ronrronear felices.
—¿Estoy perdonado?, Sabes que no fue enserio.- Katsuki también tenía su arma mortal, así como el pecoso usaba sus "ojitos de cachorro" , el podía usar sus propios medios.
—No vuelvas a tratar mal a los cachorros.- Katsuki por una parte estaba orgulloso, Izuku de verdad sería una buena madre y protegería sus cachorros de la mejor manera.
Lo que no le gustaba mucho era que ahora tenía dos hijos adoptivos, a los cuales tendría que tratar con cuidado si no quería que su pareja se molestará con el, no era que no le gustase esos mocosos, pero ellos ocultaba sus oscuras intenciones.
Sabía que ellos querían al Omega para ellos solos, podía notarlo con sus acciones y sus malas miradas hacia el, más por parte de Mahoro, cuando obtenían lo que querían.
—No lo haré, ¿Sí?, Ya dije que no fue en serio.- Katsuki hizo un puchero involuntario, causándole ternura al pecoso, quien optó por rendirse, después de todo tampoco podía estar mucho tiempo enojado con el rubio.
—Bien, ya es hora de ir a dormir.- habló el pecoso mirando como los pequeños estaban bostezando y tenían la mirada soñolienta.
Katsuki se acercó y tomó en sus brazos al pequeño Katsuma, era el más tranquilo con el, sabía que si cargaba a la otra se pondría hacer berrinche.
El pecoso cargó a Mahoro en sus brazos y la cachorra ronrroneó a gusto colocando la cabeza en su cuello, aspirando su dulce aroma de Omega.
Los cachorros dormían en la cabaña de los Bakugou, básicamente en la antigua habitación de Katsuki, pero el rubio sabía que sus padres no iban a estar en la cabaña esa noche, además podía usar eso a su favor.
—Por aquí.- habló el alfa caminando al contario de donde deberían ir, Izuku le siguió confundido con el erróneo camino.
—Oye Kacchan, ¿Este no es el camino a tu cabaña?- preguntó el pecoso reconociendo ya para a donde iban.
—Los viejos no van a estar... No preguntes.- murmuró el rubio confundiendo más al pecoso.— y los cachorros no se pueden quedar solos.
Izuku quería preguntarle más, pero prefirió no hacerlo, al llegar a la cabaña del rubio, éste abrió la puerta dejándolos entrar, puso a Katsuma, quien ya estaba dormido desde hace un rato, en su enorme nido de pieles, el pecoso colocó a Mahoro al lado de su hermano.
Los pequeños instintivamente se acercaron entre sí, buscando el calor del otro, fue una imagen tierna para el Omega, quien acarició los cabellos de ambos.
—Son tan lindos.- ronrroneó mientras seguía con las caricias a sus cabellos. Después se volvió al rubio, ya era hora de irse.— bien, creo que ha me voy... ¡Waa!
Pero antes de hacer cualquier cosa, o tratar de despedirse, fue lanzado al nido de pieles junto a los pequeños, quienes se removieron por el ruido.
—¿A donde crees que ibas?, No pienso quedarme solo con ese par, también te quedas.- ordenó el alfa antes de acostarse también junto a ellos, Izuku solo parpadeó un par de veces analizando la situación.
Ahora se encontraba siendo abrazado de espaldas por el alfa, arropado por una piel, y al frente suyo estaban los cachorros durmiendo e ignorantes de la situación en la que se encontraban.
Pero, a pesar de todo, no le desagradaba, es más, le gustaba estar allí, estar así, estar rodeado por su alfa y los cachorros, le parecía increíble. Izuku se echó de lado, poniendo el brazo de Katsuki sobre su cadera, mientras que el se aseguraba de que los cachorros estuvieran calentitos por la piel que los cubría.
Bostezó lleno de sueño, Katsuki a su lado ya se había dormido por completo, y lo entendía, había estado haciendo muchas cosas durante el día, además de que estuvo corriendo en todo el viaje al terminar el festival, no había descansado en nada.
Finalmente el sueño fue demasiado grande como para poder estar despierto un momento más.
(...)
Cuando despertó, se sintió pesado, tenía un brazo grande sobre su abdomen, una pequeña mano sobre su rostro, y una cabellera rubia sobre su pecho.
No se podía ni mover, pero al menos su vista se adaptó para saber de quién era quien, y al parecer quien estaba sobre su pecho era Katsuma, la mano sobre su rostro era de Mahoro, y no había que ser un genio para saber quién era el de la mano grande.
Sacó su brazo como pudo, por suerte Katsuma se movió un poco facilitando el proceso, ya con su mano libre se quitó la mano que tenía en la cara, Mahoro se removió pero no sé despertó.
Acomodó lo mejor que pudo a los cachorros un poco apartados de sí, pero ahora tenía el reto mayor, Katsuki lo tenía bien agarrado con su brazos y parecía que no tenía intenciones de soltarlo.
—Psss, Kacchan, oí.- lo llamó lo más bajito posible, tratando de no molestar a los más jóvenes, picó con su dedo el rostro del alfa que estaba casi sobre su hombro y vió como éste arrugaba el entre cejo.
—¿No es muy temprano para que estés molestando?- Katsuki preguntó en un bostezo grande, estaba de lo más cómodo durmiendo antes de que fuera despertado, aunque ser despertado por su pecoso no era tan malo.
Según el reloj biológico de Izuku, era la hora exacta para ir al baño, pero no podría ir si seguía siendo apresado por el Alfa, y no quería tener un accidente allí, sería muy malo que eso ocurriera.
—Es hora de levantarse.- murmuró el pecoso tratando de quitarse el brazo del Alfa, pero este se mantenía firme, a veces se preguntaba cómo era que tenía tanta fuerza.— Kacchan, si no me dejas salir no podré hacerte un buen desayuno antes de que Mitsuki te llame.
Utilizó eso como último recurso, además tenía razón, no pasaría mucho para que la alfa lo estuviera llamando y lo mandara hacer sus rondas. El pecoso escuchó como el rubio bufó y aflojó su agarre, Izuku no pudo estar más aliviado de que esa tonta excusa pudiera funcionar.
El pecoso sonrió y dejó un pequeño beso en la mejilla del rubio antes de poder salir del nido. Fue a pasos lentos por el lugar sin hacer ningún ruido y al fin pudo respirar bien cuando estuvo afuera de la cabaña.
Poco segundos después, salió corriendo, pues necesitaba liberar su vejiga urinaria con urgencia.
Por otra parte, Katsuma se despertó tallando uno de sus ojos aún soñoliento, miró a su alrededor encontrado a su hermana dormida y al alfa rubio dormido no muy lejos de ellos también.
Aún en el nido se podía distinguir el aroma del Omega pecoso, lo que delataba que estuvo con ellos allí, Katsuma gateó hasta el lugar en donde estuvo antes el Omega para agotarse allí, frotó su rostro en el lugar ronrroneando un poco.
No pudo evitar que le dieran más ganas de dormir un poco más, se acomodó sobre el aroma del pecoso y bostezó con sueño, estuvo a solo un centímetro de encontrar su paz y sueño ideal.
—¡Katsuma, no te duermas!- Mahoro casi le brincó encima para sacudirlo, esa acción hizo que todo el sueño que tenía en el cuerpo se fuera, además de que también despertó al alfa mayor.
—¿Es que nadie puede dejarme dormir?, Maldición.- Katsuki gruñó tomando pieles para taparse el rostro, no quería que esos mocosos interrumpieran su "grandioso sueño" en el cual el pecoso con poca ropa era el protagonista.
—¿¡Donde está Izu?!, Su aroma aún está aquí, ¿Se fue?- Mahoro se posicionó sobre el rubio tratando de quitarle las pieles que lo cubría.— ¡Responde viejo!
—¡¿No puedes simplemente irte de aquí!?- exclamó el rubio agarrando con fuerza sus pieles para que la mocosa no se las fuera a quitar.
—¡No!, ¡¿Donde está Izu!?- exigió tirando con más fuerza de las pieles.— ¡Katsuma ayúdame!
Pidió a su hermano que estaba sentado mientras se rascaba la cabeza, parecía en una duda existencial y no les prestaba atención, nadie lo haría, todos estaba acostumbrados a sus actitudes y peleas sin sentido.
—¿Por qué hay tanto escándalo?- una tercera voz sonó en el lugar haciendo que la pequeña soltara las pieles.
—¡Izu!- exclamó la pequeña de manera alegre mientras veía al pecoso acercarse. Katsuki se sentó estirando sus brazos por encima de la cabeza.
—Aqui no dejan dormir a nadie.- se quejó por lo bajo mirando como el pecoso se sentaba en la orilla del nido y le daba mimos a los pequeños.
—Oigan, el tío Denki tiene buena comida para ustedes, está muy deliciosa, vayan antes de que se enfríe.- informó a los cachorros mientras dejaba su instinto salir a flote y los llenaba de mimos.
—¡Comida!- chilló Mahoro dejando que el pecoso le diera sus últimos cariñitos antes de que salieran ambos a buscar el desayuno.
—¿Para mí no hay?- preguntó el rubio con los brazos cruzados, se suponía que el que recibía mimos al despertar era el.
Izuku rió por el infantil reproche del alfa y se echó en sus brazos, lo tomó del rostro para llenarlo de besos.
—Claro que hay para ti, ¿Pensaba que te iba a dejar sin nada?- preguntó divertido viendo como la cola del alfa se movía por la emoción.— vamos a comer, Denki me pidió que le ayude a preparar para su ceremonia se unión.
Allí estaba un punto importante, la ceremonia de unión, Denki había querido hacerla lo más pronto posible, el celo del Omega rubio estaba cerca.
Pero, Katsuki estaba más emocionado era por su propia ceremonia, aunque primero se tenía que encargar por la del cara de idiota.
(...)
Wenas~ UwU como tan?
Los hermanos Katsuma y Mahoro aparecieron!!!
Lamento si no los mencioné antes. :'u
Serán como los hijos adoptivos de nuestro bakudeku xD
Me gusta verlos como sus padres.
Quizás éste cap esté como de relleno y quizás no, pues se mencionó algo importante, y esa será la vida de Denki!!!
Eso era todo, no vemos en la otra, no olviden su voto.
Zaorycast. ✨✨
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