Capitulo 1: Problemas y Ayuda.
Wenas~
Agarrence duro que vengo con todo. Ahre 737
(...)
Ya habían pasado dos noches desde que había escuchado el aullido, se llevó un regaño por parte de todos al andar aullando esa noche y molestar a los demás, pero no le importó.
Eri le preguntó porque había echo eso y él le respondió que había escuchado a otro hacerlo y quiso intentarlo, eso era cierto. Aunque a la albina le pareció extraño ya que cuando los otros lobos aullaban él nunca lo hizo también, pero no le dió más vueltas al asunto.
Cómo pasó dos día después de eso, ya habían echo un show y todo iba bien, dos más y se marcharían después. Le había gustado ver desde lejos a Eri balancearse por el aire, era emocionante y divertido, nunca se aburría de eso.
Aunque después del espectáculo dos jóvenes se quedaron a ver los animales, no le dió confianza ninguno, uno tenía el cabello celeste y ojos rubí. El otro lo tenía negro y de puntas sus ojos eran azules. No le gustó cómo miraba a los animales y mucho menos como lo miraron a él.
Ellos habían pedido "un tour" por el circo para ver a los animales con más detalles, cuando llegaron a su vagón y él estaba dentro les gruñó, Eri se sorprendió por eso, muchas personas se habían acercado a su vagón y nunca les había echo nada.
Después de eso se fueron y todos durmieron.
-¿Qué pasó ayer?- preguntó ella cuando entró al vagón con el desayuno.
Izuku se cambió a su forma humana y la miró con un poco de preocupación.
-No sé, pero no me agradan.- dijo a lo que tomaba un bocado de pollo asado, la dieta de Izuku consistía en la mayoría de carne, aunque como era parte humano podía comer de sus comidas, los demás pensaban que Eri lo consentía demasiado.
-No te agradan, se que no te gustan los extraños pero es la primera vez que les muestras tus colmillos a unos.- Eri tenía los brazos cruzados mientras esperaba respuesta.
Izuku arrugó un poco la nariz.
-Olían a pólvora y cuero, seguro era por eso.- la albina alzó una ceja sin entender.- los demás no huelen a eso.
Aún no entendía bien, pensó que era solo algo por sensibilidad a los olores, después de todo el olfato de un lobo era mayor al de un humano, después del desayuno salió afuera para estirar sus patas. Cuando nadie lo miraba cruzó la carretera y se recostó en el pasto que estaba a las orillas del bosque quedándose allí, miraba y tenía sus orejas atentas a cualquier sonido que pudiera venir de el, aunque no escuchó ni miró nada interesante, solo un par de aves.
Se durmió allí, se podría decir que pasó el resto de día durmiendo tomando el sol, eso era bueno, ponía su pelaje brilloso.
Cuando despertó de su siesta era más del medio día, su estómago rugió de hambre y fue de vuelta a donde estaban los demás, el almuerzo fue brochetas de res, deliciosas.
Llegada la noche tenían que presentar otro show.
-¡Señores y señoras! ¡Damas y caballeros, bienvenidos al circo Media Luna!- los aplausos no se esperaron en llegar.
Uno a uno los actores y animales fueron pasando dando su acto, su turno con Eri había llegado.
-¡Con ustedes nuestro lobo más carismático su mejor amiga, Izuku y Eri!- las personas aplaudieron y ellos salieron a la presentación.
Cómo era de esperarse, Eri le hizo saltar por unos aros lo cual fue sin problemas, después tuvo que mantener el equilibrio con una pelota de playa en la cabeza, eso le costó un poco pero al final todo salió bien.
Al terminar su acto y agradecer a las personas del público, pudo ver entre ellos a los dos mismos chicos de la otra noche, uno de ellos aplaudía sin gracias y el otro solo lo miraba fijo y con los brazos cruzados, les resto importancia.
Al terminar todo el show las personas celebraban por sus éxitos, Eri estaba junto a los demás hablando y riendo.
Izuku solo se fue a su vagón, pero antes de entrar en él pudo ver a no muy lejos como los chicos hablaban entre sí, incluso cuando se dieron cuenta que los miraba solo le sonrieron, esas sonrisas le dió un escalofrío, para evitarlos entró rápido en su vagón.
Su ventana como de costumbre estaba abierta, pero el cielo no brillaba, nubes tapaban la luna y las estrellas, parecía que iba a llover.
Se tiró en su cama de paja a dormir, estaba algo cansado y no pasó mucho para que Morfeo lo llevara a su país.
(...)
Un ruido lo hizo despertar, era como algo se hubiera roto, un olor raro llegó a sus fosas nasales, ceniza, algo se estaba quemando.
Empujó la puerta de su vagón que estaba entre abierta y salió, la carpa principal estaba en llamas, todos corrían de un lado al otro desesperados.
-¿¡Cómo pasó esto!?- preguntó el abuelo de Eri preocupado.
-¡No sabemos, cuando salimos ya estaba así!- exclamó Kouta quien llevaba una manguera en sus manos.
Si no apagaban el incendio rápido podía extenderse por todas partes, podía incluso quemar los vagones con los animales dentro. Corrió a los vagones que estaban cerca del fuego, el calor era un poco abrazador y sofocante.
Se sorprendió al ver que los candados de las puertas estaba rotos, miró dentro de un vagón dándose cuenta que estaba vacío.
Escuchó el crujido del metal y miró hacia un lado, abrió los ojos sorprendido al ver unos de los chico de antes cortando con un alicate las cadenas de otro candado.
Sus instintos de caza se dispararon, echó las orejas hacia y se acercó a paso lento sin alertar al intruso, iba a saltarle encima, pero un disparo sonó y chilló al sentir un dolor agudo en su pata trasera, le había disparado.
-¡¿Ese es el lobo Dabi!?- no se había dado cuenta que habían otros y se estaban ocultando, el olor del fuego y cenizas los había camuflado muy bien.- ¡Están lindo, y lleno de sangre lo estará aún más!
Salió de entre las sobras una chica rubia con dos moños, sonría muy grande y feliz, supo que estaba en problemas.
Escuchó un grito que le heló la sangre.
"¡Eri!"
La llamó, pero fue un gruñido como se escuchó, ignorando el dolor de su para se levantó, esquivó con un poco de dificultad otros disparos que la rubia había echo hacia él, ella reía como desquiciada al verlo correr, pensaba que huía de ella.
Su pata dolía como el demonio pero siguió corriendo, ahora no era solo la carpa lo que estaba en llamas, varios vagones también lo estaban, miró como otras personas tiraban frascos de vidrio llenos de gasolina por encima de ellos avivando el fuego.
Dejó eso de lado corrió en busca de Eri, la encontró siendo rodeada por varios tipos, Kouta estaba al frente ella en forma de protección. No dudó en tirarse encima del de uno de ellos, tampoco dudó en morderle el cuello hasta escuchar un crujido, el sabor metálico de la sangre llenó su boca.
El hombre hacia inerte sobre el suelo y los otros lo miraron asustado.
"¡Eri, Kouta. Corran!"
Salió en forma de gruñido de nuevo y se tiró encima de otro de los desconocidos, aunque fue como si lo entendieran pues Kouta tomó a la albina de un brazo y salieron del lugar. Eri miró hacia atrás asustada y preocupada, pero no pudo hacer mucho pues Kouta la sostenía fuerte y tiraba de ella.
Izuku recibió un golpe aún costado suyo con una vara de metal que lo hizo chillar, cayó al suelo pero se levantó de inmediato y arremetió contra el que le pegó, de un zarpazo lo hirió de gravedad y lo dejó en el suelo inconciente.
Sentía la adrenalina correr por su cuerpo como una llama ardiente, eso hacia que se lanzara sin dudar a los atacantes. Otro disparo lo hizo caer, ésta vez fue en su lomo, le dolió y miró a la rubia que iba hacia el sonriendo.
-¡Vamos lobito, eres muy lindo y no quiero matarte! Por ahora.- rió sola se su propio chiste.
Algo tambaleante le hizo frente y mostró sus colmillos, no se iba dejar caer tan fácil. Corrió hacia ella esquivando con mucho esfuerzo los disparos que iban hacia él, trató de herirla pero ella era muy hábil y lo esquivaba con facilidad.
El cansancio ya le estaba afectando, mientras la loca reía buscaba algún punto para irse, pues sabía que no podría con ella.
Miró de reojo como otro tomaba un arma y le apuntaba, corrió sin darle a la loca oportunidad de hacer algo y utilizó todas las fuerzas que tenían sus patas traseras para saltar por encima de ella, eso los dejó momentáneamente sorprendidos. Corrió sin detenerse cruzando de un salto un vagón destruido y en llamas.
Llegó a la carretera y miró a los lados, nadie del circo se encontraba por ningún lado, confiaba en que se hubieran ido, el sonido de una bala lo hizo agacharse, pasó muy cerca.
Tras suyo veían otros corriendo hacia él, la loca venía con ellos, sin perder tiempo corrió hacia el bosque prohibido, se adentró tanto como pudo tropezando con un par de arbustos y ramas.
-¡Lo perdimos!- chilló Toga con decepción, en verdad quería al lobo, pero ya había entrado aun lugar que ni siquiera ellos se atrevían hacerlo.- bueno, por lo menos se que no vivirá mucho.
-¡Lamento que no pudieras obtener tu alfombra de lobo, Toga-chan!- habló Twice a su lado.- ¡Pero mira el lado bueno, hay mucho otros lobos!
Toga sonrió, tal vez no eran del mismo color que el que se escapó, pero le servían.
Izuku corría sin parar por el bosque, no sabía cuanto se había alejado pero aún así seguía corriendo, sin importar cuantas veces se cayera.
Aunque en algún punto su cuerpo no dió más y cayó de bruces al suelo dando un gemido lastimero, estaba muy cansado y todo su cuerpo dolía mucho, el sonido de un arrollo lo hizo arrastrarse. Cuando estuvo lo suficiente cerca tomó del agua refrescando su garganta y quitando un poco el sabor de la sangre en su boca.
Trató de pararse pero le fue imposible, la adrenalina había bajado y su cuerpo temblaba por el dolor, las lágrimas no tardaron en llegar.
Todo le dolía mucho, su pierna y lomo no dejaban de sangrar, chilló como un cachorro cuando necesita a su madre. Hizo amagos de levantarse otra vez, pero el cuerpo ni siquiera le respondía, todo le estaba empezando a dar vueltas,
¿Iba a morir ahí?
¿No vería a Eri una última vez?
Ni siquiera sabía si estaba bien.
(...)
Katsuki llegó molesto con su madre, aunque estar molesto para él no era algo nuevo.
-¿Para que me llamabas?- le preguntó en cuanto se le acercó.- Estaba ocupado, tsk.
Gruñó fastidiado, solo esperaba que ella tuviera una buena razón para que lo llamara tan urgente, la loba mayor lo miró un momento antes de azuzar su aroma para imponer el dominio, Katsuki podía ser su hijo pero ella era la líder y le debía respeto. Las orejas del rubio se echaron para atrás y bajó la mirada, odiaba que hiciera eso pero no podía hacer nada al respecto.
-Intruso.- dijo ella a lo que el alfa la miró confundido.- hace dos noche cuando aullaba alguien respondió, pero no era de esta manada y venía desde el sur.
Las orejas de Katsuki se alzaron.
-¿Al sur? Pero si por allá está infectado de esos putos humanos, ¿Estás segura?- Mitsuki asintió.
No podría equivocarse aunque quisiera, miró como su hijo se removía inquieto esperando y sonrió de medio lado.
-Busca a tus mejores compañeros y vallan a investigar.- campresto terminó de hablar Katsuki se fue.
Buscó a Kirishima, Sero, Ashido, Jirou y a Kaminari, ese era su grupo, eran buenos y además solo irían a una revisión rápida, si llevaba más podían atrasarse.
Alistaron todo y partieron esa misma tarde a paso rápido, Denki estaba en su forma humana iba encima de Kirishima un alfa de pelaje rojo, quien era su pareja, al estar en su forma humana llevaba consigo un bolso en donde tenía provisiones.
Jirou también iba en su forma humana, ella era Omega y era llevada por Ashido quién era alfa y su pareja.
Los únicos quienes no llevaban a nadie era Katsuki y Sero.
Corrieron sin descanso, fueron hacia el sur estando atentos a su alrededor, ya llevaban mucho tiempo buscando, y se había echo de madrugada, no encontraban nada.
-No hay rastro de nadie.- dijo Denki sobre kirishima.- ¿Seguro que era por aquí?
"Así dijo la bruja, así que si"
Contestó el rubio en un gruñido, bajaron el paso mientras más se acercaban al límite de sus tierras,
Un aroma llegó al rubio que lo hizo detenerse, olía a sangre, sangre de humano y lobo.
-Katsuki, escucho algo.- Jirou era quien tenía el mejor oído de todos, podía escuchar si se lo proponía hasta un pichón ave a un kilómetro de distancia.
"¿Donde?"
Preguntó, y la Omega señaló un punto hacia un lado, de allí también provenía olor a sangre. Corrió hacia el lugar, y mientras más se acercaban el olor a sangre se hacía más fuerte.
Cuando llegaron al origen del olor a sangre quedaron mudos por un momento. En el olor a sangre había otra cosa, era dulce pero al mismo tiempo raro y no se distinguía bien por el otro aroma mezclado con ese, pero al estar tan cerca y ver bien de qué se trataba lo dejaba muy en claro de que era.
-Es un Omega herido.- habló Denki sorprendido.
Los omegas se bajaron de los alfas y se acercaron con cuidado, no sabían si era una trampa o algo y debían ser cuidadosos.
Denki fue el primero en tocarlo, acarició con delicadeza la cabeza del Omega haciendo que éste abriera un poco los ojos, por reflejo lo mordió y gruñó. La mordida no era fuerte, pero los dientes filosos pudieron cortar un poco la piel. El Omega rubio soltó un pequeño quejido pero no hizo amagos de apartarse, dejó salir su aroma para que envolviera al que estaba herido.
Izuku no miraba bien a quien tenía al frente, su visión borrosa no ayudaba en nada y creía que eran los que atacaron al circo. No se rendiría sin pelear, aunque sus defensas bajaron cuando un aroma dulce llegó a su nariz.
Era tranquilo, lo relajaba, pronto se dió cuenta de que el aroma venía de quién había mordido, lo soltó y con esfuerzo lamió la herida que la había echo en forma de disculpa. Un chillido lastimero salió de su garganta cuando sintió que alguien estaba revisando su pata trasera en donde había sido herido por la bala, le dolía.
Trató de apartarse pero no pudo, y chilló de nuevo por el dolor, alguien lo arrullo acariciando su cabeza con cuidado.
-Tranquilo vas estar bien.- la persona quién le hablaba movió con cuidado su pelaje revisando la otra herida de bala en su lomo.- te vamos ayudar, solo estate tranquilo.
El desconocido le acercó algo a la nariz, la arrugó pero después se dejó llevar por eso, lo hacía sentir bien y relajado. Se dejó llevar por el cansancio, dejando que Morfeo lo llevara a su país.
Denki y Jirou trataban por todos los medio que conocían detener el sangrado del Omega herido, la herida que tenía en el lomo era un poco más superficial que la herida en su pata trasera. Resopló angustiado, si no hacían algo rápido se podría morir, tuvieron que hacer un milagro para poder sacar la bala de la pata trasera, y después le colocaron vendaje.
Al parecer las pomadas con las plantas medicinales ya había surtido efecto, un relámpago lo sobresaltó. Iba a llover y faltaban un par de horas para que saliera el sol.
-¿Se encuentra mejor?- preguntó Kirishima llegando a su lado en su forma humana, Denki asintió de forma leve mientras seguía acariciando la cabeza del Omega herido.
-Pero aún está débil, perdió mucha sangre y necesitará recuperar fuerzas por el momento.- otro relámpago alumbró el cielo nocturno, ya se podía sentir la humedad en el aire.
"¡Vamos a refugiarnos!"
Katsuki habló en un gruñido, él no estuvo todo el tiempo con los Omega mientras atendían al herido, fue a revisar a los alrededores.
Se guió por el rastro de sangre que había dejado el desconocido y fue hasta el origen llegando hasta el límite de su territorio. Vió de lejos como el fuego terminaba de consumir el tren construido por humanos, todo estaba destrosado y el humo salía como una nube negra del lugar. Miró de lejos varios cuerpos tendidos en el suelo y como otras personas se iban del sitio.
Por suerte esa noche pudieron encontrar una cueva en donde cupieron todos, Kirishima había cargado con cuidado al Omega hasta ella, Katsuki encendió una fogata para mantener el calor. No pasó mucho para que el agua cayera con fuerza del cielo, era una tormenta grande y no pararía pronto.
Katsuki en su forma humana se acercó a los omegas, se agachó cerca del herido y arrugó la nariz, un fuerte olor a humano salía de él, pero también se destinguía el aroma dulce de su esencia.
-Tiene dos herida de bala y varios golpes en el cuerpo. Pasó por mucho.- dijo Denki mientras terminaba de revisarlo.
Katsuki chistó la lengua mirando con atención al de pelaje verde.
-¿Qué hacía un licántropo con los humanos?- preguntó al aire
Era algo que no se podía imaginar, Denki se encogió de hombros, el tampoco tenía idea de que le habría ocurrido o el porqué estaba en territorio de humanos.
-Quizas fue capturado por ellos y trató de escaparse.- comentó Jirou y los demás asintieron, parecía lo más lógico.
Ahora solo faltaba esperar que la lluvia se detuviera para volver y llevar al Omega con la vieja Chiyo.
(...)
Se sentía muy cómodo, el lugar era agradable y quería seguir durmiendo, le pareció raro que su cama fuese más suave de lo normal, no era la paja de siempre. A su nariz llegó el olor a plantas y enguentos, ¿Por qué su vagón olía así?
No sabía y lo revisaría después, por el momento solo iba a esperar que Eri llegará como de costumbre.
Un momento.
"¡¿Eri!?"
Abrió los ojos levantándose de golpe, se sorprendió al ver que estaba en un lugar diferente y desconocido, también le sorprendió que estuviera durmiendo en una cama echa de pieles. Un fuerte dolor en su cuerpo lo hizo echarse de nuevo en las pieles, chilló involuntariamente por ello.
-¿Estás despierto?- se tensó al oír la voz desconocida de una mujer.
Pasos se acercaron a él, Izuku se volteó para mirarla, quedó sorprendido al ver orejas como la suyas en la cabeza de la anciana.
-Bebe ésto.- la señora no le dió tregua, tomó su boca y la abrió haciéndole tragar algo amargo.
Sacudió su cabeza y sacó la lengua con desagrado.
"¡Sabe horrible!"
Se quejó en un chillido, la anciana rió por lo bajo.
-Claro que sabe horrible, son plantas medicinales sin buen sabor.- quedó helado de nuevo.
¡Ella lo había entendido!
Pero al juzgar por la orejas era como él, entonces era algo obvio que lo entendiera.
-Toma esto para que se quite el mal sabor.- le había acercado un tarro con leche y miel, no dudó en beberlo.
Ronrroneó un poco cuando sintió su boca siendo abrazada por el dulce sabor de la bebida.
Suspiró cuando terminó.
"¿Donde estoy?"
Preguntó al saber que lo podía entender, la anciana lo miró con una ceja alzada antes de hablar.
-Estas en la manada Bakugou.- el oji-esmeralda bajó una oreja confundido.- Te encontraron hace cuatro días mal herido y te trajeron aquí, estabas muy débil por lo que pasaste todos estos días durmiendo hasta hoy.
Las orejas del peli-verde bajaron y el aroma a tristeza inundó el aire, significaba que de verdad habían atacado el circo y a Eri. Un chillido lastimero salió de su garganta.
-Has pasado por algo feo ¿No?- la anciana se acercó a él le acarició la cabeza, se sentía cómodo con eso.- por cierto jovencito, mi nombre es Chiyo. ¿Cuál es el tuyo?
"Izuku"
Respondió cerrando los ojos dejándose acariciar por la mayor.
-¿Algún apellido?- preguntó pero él negó con lentitud.
No recordaba su apellido, solo su nombre. Chiyo lo miró extrañado pero no le dijo nada del asunto.
-Descansa un poco más aquí, iré afuera avisarle a los demás que ya has despertado.- tembló un poco por eso, pero no hizo nada y Chiyo se fue.
Tal vez ellos no sean malos, era de la misma especie se cuidaban entre sí ¿No?
Suspiró, su cuerpo ya no dolía como antes, supuso que era por la medicina que le había dando antes, sacudió su pelaje y a los segundos era un humano.
Miró su pierna y supo que le herida ya se estaba cerrando casi por completo, su espalda le dolía un poco, pero no era insoportable. Tomó una piel cubriendo su cuerpo con ella, le gustaba lo suave que era.
Sus orejas captaron pasos que iban en su dirección, cuando la cortina del cuarto en donde estaba se abrió pudo ver a tres personas más, dos de ellos eran rubios y uno tenía el cabello marrón.
Y ellos al verlo es forma humana quedaron un poco sorprendidos, Izuku pudo sentir el aroma a alfa, lo que le hizo agachar las orejas y encogerse en su sitio.
-Es solo un cachorro.- comentó el de cabellos marrón.
Tragó saliva, su cuerpo ya estaba temblando de nervios. Esperaba que las cosas salieran bien.
(...)
F por los animales del circo.
Por cierto, ya había mencionado antes que soy nueva escribiendo este tipo de universo. Jsjsjs
Espero hacerlo bien. Comenten compartan y voten.
Hasta la próxima.
Zaorycast.✨✨
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