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Capitulo 00: Recuerdos y Descubrimientos.

(...)

No recuerda exactamente cómo fue que terminó allí, solo recuerda humo, fuego, agua fría y una niña de ojos rubí, la que vendría siendo la pequeña Eri en ese entonces, aunque ya no era tan pequeña. Ella es toda una señorita hecha y derecha en la actualidad, y una de las mejores trapecistas del lugar.

Sí, vive en un circo, no cualquier circo, ¡Era el circo Media Luna!

El abuelo de Eri es el dueño de todo, había muchos otros animales en el, leones, otros lobos, elefantes, serpientes y muchos otros más, se podría pasar toda la noche nombrando cada especie. El circo era enorme, tanto que tenía un tren grande para poder cargarlos a todos por el recorrido que hacían en el continente, viajando de ciudad en ciudad, y de pueblo en pueblo todo el año.

En sus onces años con el circo ya había conocido muchas partes, ciudades increíblemente grandes,  había probado comidas tan deliciosas y diferentes como los lugares.

Ah pero, se nos olvida un detalle, ¿De quién es la vida de la que estamos contando?

Estás leyendo sobre la vida de un licántropo llamado Izuku, así es un licántropo, aunque eso es un secreto para todos, menos para Eri, ella la única que sabía sobre eso.

Izuku siempre andaba en su forma de lobo al frente de todos, pero cuando estaban seguro de que estaban solos podía estirar sus brazos y piernas en su forma humana, no era muy necesario hacerlo pero aún así lo hacía para no perder su costumbre en esa forma. Izuku en su forma de lobo era como un peluche gigante, su pelaje verde esmeralda era esponjoso y muy suave, por debajo en su pecho y un poco en sus patas el pelaje era blanco, a igual que el centro de sus pomposas orejas peludas.

En forma humana era un joven de estatura promedio de cabellera verde esmeralda con los ojos del mismo color, en su forma lobuna sus ojos eran más grandes y brillantes, todo siempre era bueno y alegre para el en la vida del circo, o casi.

Los licántropos nacen y crecen igual que un humano, tenía seis años cuando Eri lo encontró y empezó a cuidar,  pero al pasar los años fue creciendo de forma lenta, los demás pensaron que era un tipo de raza diferente así que no le dieron mucha importancia.

Cuando pasó los años no parecía envejecer sino más bien ser más listo y energético, era una raza de lobo totalmente diferente y no tenían mucha información suya, pues fue encontrado a orillas de un río en mal estado, al parecer el lugar en el que vivía antes fue arrasado por un incendio forestal que destruyó todo a su paso, fue una suerte que lo encontrarán y viviera. Al menos eso le contó Eri y coincidía con sus recuerdos borrosos.

Sus ciclos aparecieron cuando tenía trece años, Eri le dijo que se llamaba así, pues venían cada tres meses y duraban tres días, Eri había conseguido un libro de licántropos, aunque los demás pensaron que le gustaba esos cuentos de ficción, nunca imaginaron que era para saber cómo tratarlo a él, también descubrió que era Omega, no sabía que era eso exactamente, pero la de ojos rubí le dijo que en su raza habían tres castas, alfas, betas y Omegas.

Al parecer en el libro no había mucha información, pero decían que los omegas eran los que daban los cachorros y los traían al mundo, fuesen hembras o machos tenían esa habilidad, eso lo desconcertó un poco, pues el solo sabía que en los otros lobos solos las hembras podían tener cachorros, ¿Cómo podía hacerlo él?

Sus ciclos eran un infierno, su cuerpo se calentaba, su vientre dolía, sentía que su cuerpo pesaba más de lo normal, y lo peor de todo era su parte trasera, ¡Le picaba como nunca!

Su entrada trasera se mojaba lo que le hacía mantener su cola todo el tiempo abajo para que no se dieran cuenta de eso y tenía una inmensa necesidad de llenarlo, pero no sabía como. Aparearse con los otros lobos no era opción, los rechazaba a todos, cada vez que alguno se le acercaba estando en su ciclo se llevaban una mordida o un par de rasguños. No sabía porqué lo hacía, pero cada vez que se les acercaban le daba repugnancia, era como si una parte suya totalmente desconocida les dijera; ¡Ustedes no pueden tocarme!

Otra cosa era su nariz, se ponía sensible, muy sensible y esa era otra razón por lo que rechazaba a los otros lobos, cada vez que alguno estaba lo suficientemente cerca su nariz se movía como loca buscando algo, pero después simplemente la arrugaba al no encontrar nada.

En el libro de Eri no había información sobre eso, y los demás solo lo llevaban a una jaula apartados de todos para que los demás lobos no sufrieran ningún daño, pues creían que al no ser de la misma especie los rechazaba por eso.

No podían estar más equivocados.

Después de su ciclo se daba un baño largo con mucha agua y dormía todo un día, el ciclo lo dejaba totalmente exhausto y sin fuerzas para nada.

Podrían pensar que Izuku vivía todo los días encerrado en una jaula, en realidad no era así, después de los viajes, y cuando no estaba en su ciclo, Eri lo sacaba de ella y podía pasarse libre todo el día por el circo.

Estaba siempre en primera fila cuando Eri practicaba sus acrobacias con los demás y el también practicaba sus trucos. Izuku también tenía parte en el show, la mayoría del tiempo salía junto a Eri, saltaba por aros, mantenía si equilibrio en sus dos patas traseras sosteniendo algo en su cabeza como una pelota o una manzana sin dejarla caer, era bueno en eso. Las personas en el público quedaban maravilladas con él, pues ¿Cuantas veces has visto un lobo tan grande aparte de hermoso ser tan habilidoso y manso?

En parte si, era un poco más grande que el resto de los lobos que habían en el lugar, y era manso pero eso era solo con los del circo, a las demás personas que eran desconocidas solo las miraba de lejos. No era agresivo pero tampoco se les acercaba.

Era su vida y no se quejaba con ella, era feliz con lo que tenía.

Aún así, Izuku no podía evitar preguntase, ¿De donde era? ¿Quién era?, No sabía si lo sabría algún día, esas preguntas siempre se mantenían al fondo de su mente esperando ser resueltas.

(...)

Era una hermosa mañana, un peludo peliverde dormía de lo más tranquilo en su cama de paja que había en su jaula, su orejas se movían al compás de un que otro ruido pero se negaba abrir los ojos, estaba demasiado cómodo y quería dormir más.

—¡Izuku! —el estrepitoso sonido de una puerta abrirse le hizo cubrirse la cabeza y las orejas con las patas—. ¡Ya es de día, hoy tenemos que salir temprano así que levántate!

Eri había llegado a su vagón del tren para despertarlo, el peliverde tenía su propio vagón y su jaula estaba dentro de el. Abrió los ojos con pereza y bostezó, se levantó en sus cuatros patas y salió de la jaula, se estiró como de costumbre primero estiró sus patas delanteras y después las traseras, al terminar se sacudió completamente para estar más despierto.

Segundos después ya estaba sentado y meneando su peluda cola como era habitual, Eri lo miraba desde la puerta corrediza de tablas con una ceja alzada.

—¿Listo? —un pequeño ladrido amistoso salió del canino—. ¡Bien vamos!

Eri abrió más la puerta e Izuku trotó hasta salir de un salto hacia fuera, cayó de lleno en la nieve, se frotó en ella y rodó, se encontraban en una montaña nevada. Habían parado allí para que los animales pudieran descansar y practicar antes de ir al siguiente destino, Izuku aprovechó eso, le gustaba la nieve.

—Deja de jugar, recuerda que saldremos en un par de horas. —Eri recibió un bufido como respuesta, sonrió por eso, aunque el peliverde tenía casi dieciocho años todavía se comportaba como un pequeño.

Eri había cumplido veintiún años no hace mucho, ya era toda una adulta, aunque eso no le impedía divertirse con el licántropo.

Fueron a comer y después tuvieron que ir a guardar un par de cosas y el resto de los animales, en el camino se encontraron a Kouta, un chico mayor por dos años que la albina, no hacia mucho había entrado en la familia del circo, y al peliverde no le desagradaba, pero no le gustaba en la forma que miraba a la chica.

—¡Buenos días, Eri! —saludó con una sonrisa el pelinegro, tenía una gorra roja con dos picos, la cara de felicidad que tenía el lobo se cayó.

—¡Buenos días, Kouta! —la sonrisa de le dedicó la albina al muchacho tampoco le agradó, un pequeño gruñido salió de su garganta—. ya no estés celoso.

Eri le acarició la cabeza detrás de las orejas y todas su defensas de ataques hacia el chico se cayeron por el suelo, Kouta rió por la actitud del lobo, Izuku se comportaba como un hermano celoso cada vez que se acercaba a la albina.

—Yo seguiré dándole de comer a las llamas, vuelvo después. —Kouta siguió su camino.

Izuku sacudió su cabeza y la miró mal, Eri solo rió y le sacudió un poco el pelaje antes de seguir en ignorarlo, el peliverde suspiró, no podía hacer mucho. No quería que Kouta pasara mucho con Eri, porque después ella no pasaría tiempo con el, ese pensamiento lo ponía triste, sabía que un día de esos ellos podían formalizar una relación y lo dejarían de lado.
Un pequeño chillido lastimero salió de su garganta llamando la atención de la albina, Eri volteó hacia él dándose cuenta de su orejas caídas y ojos tristes.

—¿Qué tienes Izu, te sientes mal? —Izuku le llegaba de altura hasta un poco más arriba de uso cintura así que solo le alzó la cabeza para que lo mirara a los ojos—. ¿Necesitas algo?

El Deku le lamió la mejilla con cariño haciendo reír a la mayor.

—Bien ya entendí, ¿Sabes? tú celos de hermanito son tiernos.—le acarició de nuevo tras las orejas, haciéndolo ronronear—. Bien, hay que terminar con las tareas para que puedas irte.

Izuku asintió leve ante lo dicho por la mayor, pasaron el tiempo terminando de arreglar las cosas para el viaje y después fue de vuelta a su vagón, se tiró en su cama de paja.

Al cabo de un rato aburrido se paró y sacudió su pelaje, después de unos segundos la figura de un chico quedó en lugar del lobo, Izuku alzó las manos por encima de su cabeza para estirarse, se sentía genial en esa forma, su cola se movía lentamente detrás suyo, y sus orejas peludas quedaban por los lados de su cabeza. Por esa razón no podía presentarse a las demás personas como humano, la cola y orejas lo delataban.

La puerta del vagón se abrió un poco dejando entrar a la albina, en cuanto la vió se sentó sobre la paja y tapó sus partes nobles con su cola.

—No deberías estar así a esta hora del día, ¿Qué pasaría si alguien que no fuese yo entrara y te viera así? —Eri tenía dos platos de comida—. Pero ya qué, lo bueno es que no fue otra persona la que vino.

El aroma a Katsudon inundó la nariz del omega haciendo erizar un poco su cola, era su comida favorita.

—Si lo siento por eso, pero quería estirarme un poco. —Izuku le sonrió cálidamente y tomó con ansias su comida.

—No sé cómo no tienes frío con este clima. —Eri suspiró, a veces ella también quisiera ser un licántropo para no congelarse la nariz con el invierno.

El Omega tenía la boca llena de comida, sus cachetes estaban abultados y llenos de migajas por todas partes, la imagen le sacó una risilla a la albina.

—Ahsjd lfmeisn —Izuku trató de hablar, pero su boca llena no le dejó hacerlo muy bien.

—¡Come primero y después habla! —Eri le dió un pequeño golpe en la cabeza haciendo reír un poco al más joven.

Después de la comida Eri se fue, al rato sintió como el tren se movía, ya era hora de ir a la siguiente ciudad. Izuku sonrió por eso, significaba conocer nuevas cosas.

El viaje en el tren duró el resto del día y toda la noche, Izuku volvió a su forma de lobo para dormir tranquilo, la ventana de su vagón estaba cerrada para que no entrara el frío así que estaba cálido en su cama de paja.

Cuando despertó ya era de día, pero el tren aun andaba lo que significaba que aun no habían llegado a su destino, al pasar un par de horas el tren al fin se detuvo. Estaba ansioso, quería conocer el nuevo lugar en el cual estaban, Eri le había dicho que iban a las afueras de una ciudad en donde no habían estado antes.

Estuvo esperando hasta que al fin alguien había abierto su vagón, su cola se movió con rapidez tras suyo. Fue Kouta quien abrió la puerta, por primera vez en días se alegraba de verlo, se acercó a él y le lamió la cara con cariño.

—¡Espera, no! —el pelinegro se libró como pudo del peliverde sonriendo con el ceño fruncido— Esto es raro de ti, ¿Tanto quieres salir no? —un ladrido de afirmación salió del lobo haciéndolo reír—. bien, mira esto.

Kouta abrió un poco más la puerta y se hizo aun lado para dejar salir al lobo, éste saltó hacia afuera y miró a los lados, no pasó mucho para que quedara asombrado.
Era increíble, muchas montañas verdes rodeaban el lugar a un poco lejos, se podían ver desde donde estaba.

Aun lado de la vía del tren como a una distancia de cinco metros estaba un carretera para los autos, y más alejada de la carretera se miraba un bosque el cual descendía por un valle dejando ver las montañas, era muy hermoso.

Un ladrido de emoción salió de su garganta, quiso correr hacia el bosque y explorarlo.

—¡Izuku! —sus orejas captaron el llamado de Eri y volteó hacia ella—. No puedes ir hacia allá.

Bajó una de su orejas confundido, Eri miró la duda en sus ojos y le hizo señas para que se acercara. Cuando estuvo cerca le acarició le habló en tono bajo para que solo  el pudiera escuchar.

—Ese bosque está prohibido para todos, no puedes entrar allí es peligroso. —eso lo confundió aún más, ¿Por qué estaba prohibido?

Eri vió la pregunta en sus ojos y se encogió de hombros.

—Asi está en la ley, además se cuenta que ese bosque hay criaturas extrañas. —Izuku le miró con cada de "¿Es en serio?", Eri rió por lo bajo—. aún más extrañas que tú, pueden ser peligrosas.

Izuku soltó un bufido, Eri le dejó de revolver el pelaje y le soltó, miró una vez más al bosque. Tenía curiosidad por saber que era eso de "criaturas extrañas"

¿Será que habían más como el allá?

Pero, si Eri tenía razón y habían criaturas o bestias más peligrosas que el podrían hacerle daño si entraba en ese bosque, sabía que muchos animales eran territoriales, y si entraba en el territorio de uno sin permiso era peligroso.

Caminó hasta el otro lado del tren, ya estaban montando las carpas, mejor iría con Eri para ver si la ayudaba en algo.

Después de pasar el día en arreglar las cosas para el show y comer fueron a dormir, la ventana de su vagón estaba abierta y podía ver el cielo desde adentro. Estaba alumbrado con muchas estrellas y la luna llena gigante.

Se acercó y se paró en su dos patas traseras, apoyando las dos delanteras a la orilla de la ventana para ver mejor hacia fuera, podía ver el bosque. Quería entrar en el, aunque no sabía porqué tenia esa necesidad, lo confundía. Recostó su cara en la orilla de la ventana cerrando los ojos, solo escuchaba en chillar de los otros animales del circo y los arrullos de los grillos de la noche.

Eso hasta que sus orejas captaron un aullido, era fuerte y venía del bosque, el aullido resonó por un rato y después se apagó, abrió los ojos sorprendido, su cola se movía de lado a lado y sus orejas estaban atentas, no sabía el porqué, pero quería responder.

Izuku tomó aire en sus pulmones y aulló con fuerza, tal vez había despertado a todos los pasajeros del tren, pero no le importó, aulló hasta que el aire de sus pulmones se acabó. Su aullido hizo eco entre las montañas y se sintió feliz, una sensación desconocida aceleró su corazón y no sabía por qué.

El aullido minutos después fue devuelto, como si le hubieran respondido a el, su cola se meneó con más fuerza, ese alguien le había respondido, era genial.

Por otro lado en otro vagón, los lobos se agrupaban todos chillando y escondiendo las colas entre sus patas, tenían un mal presentimiento.

(...)

Lejos, muy lejos de la vías del tren entre las montañas, una alfa de pelaje rubio ceniza movía sus orejas, hacia un momento había escuchado un aullido que no pertenecía a ningún miembro de su manada, tenía que averiguar de quien era, podía ser de una manada enemiga que trataba de invadir su territorio, pero le pareció extraño que el maullido viniera del un lugar cerca a los humanos.

—¡Denki! —llamó al Omega de pelaje rubio y éste corrió hacia ella.

—¿Si, alfa? —preguntó extrañado, pues Mitsuki parecía un poco exaltada.

—¿Katsuki no ha vuelto? —Denki negó.

—Katsuki no ha vuelto de su revisión en la frontera norte. —explicó y ella resopló.

—¡Ve ha buscarlo y dile que es urgente! —quiso preguntar, pero al verla de mal humor solo asintió y se fue corriendo de allí en busca del hijo de la líder.

Mitsuki solo lo miró irse y ella se subió a una roca alta que sobrepasaba a los árboles, sin duda el aullido había venido del lugar de los humanos, podría ser una manada que se estaba resguardando allá o algo peor. No permitiría que nadie intentara entrar en su territorio de eso se aseguraría.

(...)

Ah~ pero que bonita es esta vida ƪ(˘⌣˘)ʃ

Bandaaaaa jsjsjsjs, soy nueva escribiendo este tipo de universo pero espero les agrade.

Por cierto quiero aclarar algo.

Saben en la parte de que Izuku entra en celo y no le agrada los demás lobos. Bueno como sabrán que unos son híbridos y otros no; el Omega interno de nuestro Deku ve a esos lobos solo como betas insignificantes y por eso los rechaza, a los Omega híbridos les gusta los híbridos macho alfa de pecho duro. 7w7
Cómo nuestro Katsuki.

Más cosas se irán aclarando conforme valla avanzando con esto bien?

Comenten, voten y compartan!

Hasta la próxima.

Zaorycast.✨✨

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