Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Treinta y cuatro


—Si terminamos mal nos vamos a ir hasta caminando ¿Verdad? —supliqué.

—Lo prometo.

Asentí y salí de la habitación, caminé hasta la puerta del cuarto de Oliver, pero estaba abierta y no había nadie allí. Caminé hasta el cuarto de Andrómeda y antes de llegar escuché a Ana y a Marcos discutir.

—¡Eres insoportable, Ana!

—¡Y tú un imbécil! ¿Cómo vas a insinuar tal cosa? ¿Crees que soy una de tus putas?

Ah, caray. Era claro que entre ellos hubo, había o va a haber algo.

Seguí caminando y toqué la puerta de Andrómeda suavemente. Un “pase” se escuchó desde adentro. Entré y lo miré sentado en el piso, apoyando una laptop en la cama de Andrómeda mientras escribía en ella.
Cerré tras de mí, dejando la habitación iluminada nada más por la lámpara en forma de elefante.

El corazón me martillaba en el pecho y seguramente si me acercaba un poco más, Oliver sería capaz de escucharlo.
No me quise quedar allí parada, así que caminé hasta el mueble mediano que había en una esquina y me senté. Oliver solo me miró una vez y luego volvió a lo que estaba haciendo.

—¿Podemos hablar? —inquirí al ver que él no me preguntaba nada ni me prestaba atención, solo escribía.

—Ahorita estoy ocupado, ve a dormir, hablamos mañana —respondió sin mirarme.

Ay, que quería llorar, caramba.

—Yo… puedo esperar —susurré.

Pero luego de haber dicho aquello me molesté conmigo misma. ¿Por qué tenía que pasar por esto? ¿No éramos adultos? Tenía a Oliver en un buen concepto, pensé que era más maduro, que si algo le molestaba me lo diría, pero ahora parecía alguien irreconocible para mí.
Y el maldito de Aarón, siempre estaba allí, haciéndome sentir insegura, cansada, y desconfiada.

Quizás señor sexo no quería estar conmigo, vale, que se dio cuenta que debía estar con Susana.
Estaba cansada de pasar por estas cosas sabiendo que al final si la persona te deja, te es infiel u otras cosas, no es por falta de esfuerzo o porque tú no fuiste suficiente, es por elección propia. Y estaba cansada de no entenderlo, de estar aquí y esforzarme sabiendo que no cambiará lo que Oliver piense de mí.

Y Dios, ya no podía confiar en nadie.

—Creo que tendré que repetir un examen —murmuró, poniéndose de pies y cerrando la computadora, oscureciendo más la habitación.

Caminó hasta mí y se sentó a mi lado. El mueble era mediano así que él tenía su espacio y yo el mío, aún estando muy cerca.

—¿Estabas haciendo un examen? —no quise mirarlo, estaba demasiado nerviosa y tenía ganas de llorar.

Mi problema más grande era entregar todo de mí a cualquier persona, pensando en ellos antes que en mí. Por eso siempre salía lastimada, porque debía amarme para saber dónde, cuándo y con quién quedarme. Eso aún no podía hacerlo.

—Sí, pero no estaba concentrado, tú quieres hablar, así que lo haré mañana.

—Vale, lo siento, yo…

—No tienes que disculparte —me interrumpió. Él se acomodó en el mueble, quedando de frente hacia mí—. Hablemos.

—¿Estás enojado conmigo? —pregunté de una vez.

—¿Por qué no me miras?

—¿Por qué no me mirabas tú? —rebatí.

—Perdóname —pidió.

Apreté mis manos en puños y tratando de no llorar, lo miré.

—Tú… parecías estar enojado conmigo…

—No estaba molesto contigo… estaba confundido.

—¿Por qué? —no pude seguir conteniéndome más y una lagrima se deslizó por mi mejilla. La nariz me ardía— Lo siento, es que… yo pensé…

Él se acercó más y tomó mi cara entre sus manos, limpiando con uno de sus dedos mis lágrimas.

—Lo siento, por favor no llores —mientras él hablaba, acariciaba el inicio de mi cabello y me miraba tan triste como yo—. Laura, lo que pasa es que estaba asustado ¿De acuerdo? ¡Golpeaste a Susana!

Lo último lo exclamó casi sin creérselo.

—Yo no sabía que…

—No estoy enojado contigo por eso, ni siquiera estoy enojado, ya te dije, estoy asustado porque… mira, aún no tenemos nada formal, somos amigos, yo… yo podría tener muchas amigas como tú… no las tengo —me aclaró de inmediato—, pero podría y ellas jamás harían lo que tú hiciste, nos defendiste ¿Comprendes? Y entonces me da miedo de que te canses de esto, de que algún día decidas que somos demasiada responsabilidad para ti. Eres joven, apenas vas a terminar tu carrera… yo tengo una hija, Laura; independientemente de que las personas digan que tu relación es conmigo y no con mi hija, es casi estúpido aquella idea, porque si algún día tú y yo estamos en una cita y mi hija me llama para que la vaya a buscar, yo tendré que irme… Si algún día estamos follando y en medio de todo eso mi hija me llama y me dice que tiene miedo, yo tendré que sacártelo, guardar mi polla y dejarte a medias.

Él guardó silencio por varios segundos, creí que podría hablar, pero él siguió:

—Entonces tengo miedo ¿Vale? Porque yo sabía desde el principio que tú podrías no encajar aquí, con nosotros, pero encajaste perfecto y eso da más miedo aún. ¿Si te vas? Vale, que me dejes a mí, pero Andrómeda te adora…

—Yo… no prometo que no me iré, porque eso no lo sé —pegué mi frente a la suya e inhalé parte de su respiración—. Pero prometo que todo lo que hago me sale natural y hasta ahora no me arrepiento de nada. Te prometo que adoro a Andrómeda y que tú me encantas mucho.

—Deja que sea tu novio —pidió de la nada.

Yo sonreí, sintiendo algo inexplicable en el pecho.

—No… no nos conocemos bien… y…

—Vamos, las personas no terminan de conocerse —besó la comisura de mis labios—. Nos besamos, hablamos todos los días, nos vemos los fines de semana, confío en ti, me gustas, me encantas, me fascinas, creo que lo único que nos falta es ser novios.

—Creo que… debo pensarlo.

—Me estás poniendo nervioso.

Sonreí.

—Te invito este fin de semana a una cita y allí te digo ¿Vale?

—Con gusto —aceptó de inmediato, asintiendo repetidas veces.

Luego de eso hablamos mucho, hasta que me quedé dormida en su regazo mientras él acariciaba mi cabello.





****

No sé si pueda aclarar esto en otro capítulo, pero Oliver tiene la necesidad de que Laura sea algo oficial en su vida para aliviar la culpa que siente al meterla en su espacio lleno de responsabilidades.

Él está inseguro por culpa de Susana, piensa: ¿Si Susana no quiso a su propia hija, cómo va a quererla otra persona de forma maternal?

Él ama a su hija y sabe que cualquier persona podría amarla, pero no está seguro de que alguien quiera la responsabilidad de ser su madre, y todo por culpa de Susana, por abandonarlos.

Por eso es que Oliver no ha tenido una relación amorosa desde que nació Andrómeda.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro