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Sabía que tenía que seguir. No era justo que me quedara en ese estado.

A pesar de todo seguía siendo una mujer de veintisiete con una vida por delante, sin embargo, en verdad dolía deshacerme de esos sentimientos.

Te había amado por tanto tiempo que me había olvidado completamente de las personas que me rodeaban.

«Eres bonita», me habías dicho varias veces, y en todas causaste un sonrojo en mis mejillas.

Me reí ligeramente al recordar mi edad. «Una casi adulta inmadura», me dije con gracia.

Me levanté de la cama y tomé mi móvil. «Ningún mensaje», pensé con tristeza. No me habías contactado después de dos semanas de casarte.

Suspiré y abandoné el aparato electrónico en la mesa. Seguidamente tomé una de las camisas que tenía tiradas, pero limpias en mi habitación, y me dirigí a la salida de mi apartamento tomando mis llaves y algo de dinero en el camino.

Salí del lugar con una expresión abatida y me devolví en busca de una gorra que ocultara mi rostro. No quería que alguien me viera en ese estado.

Tenía amigos, aparte de ti, sin embargo, ninguno conocía mis sentimientos.

Llegué a un parque y tomé asiento en una de las bancas. La suave brisa del verano me relajó levemente. Y los niños correr y divertirse me creó un ligero sentimiento de nostalgia.

"Oye", llamó alguien a mi costado.

Abrí mis parpados y volteé a verla. «¿Quién es?», me pregunté.

"Lamento interrumpirte, pero tenía ganas de saludarte."

La miré desconcertada.

"Bueno, eso sonó extraño. Te he visto venir a este parque muy seguido y me pareciste... bonita. No soy una acosadora, lo juro. Yo... ¿Q-quieres salir conmigo?", soltó rápidamente causándome impresión.

Ningún desconocido en mi vida me había pedido directamente una salida. Era la primera vez que experimentaba algo similar.

Bajé la cabeza y pensé en sus palabras. «¿Por qué no?», me dije. «Después de todo... merezco también ser feliz». Sonreí sutilmente. «Ella lo hubiera querido así».

"Cla..."

"Lo siento, tal vez ya tengas a alguien", dijo interrumpiéndome. "Q-quiero decir, eres alguien... bonita, a-al igual que yo, p-pero tú más que yo y..."

Levanté una ceja. Sus nervios estaban haciendo que se comportara como una niña. Me creó gracia y reí ligeramente.

"Olvida lo que d-dije. Q-que tengas un..."

"Me gustaría salir contigo."

La sorprendí y sus mejillas se ruborizaron.

«Nada pierdo intentándolo».

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