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"¿Lista?", preguntó emocionada y, ligeramente negué con mi cabeza.

Era la primera vez que conocía su hogar. Habían pasado varios días y las personas que vivían conmigo discutieron nuevamente destrozando cosas en el momento.

Me mandaron a hacerme cargo del desastre y corté mis manos accidentalmente con los vidrios rotos de las copas y vasos.

Sin embargo, para sorpresa mía no me había dolido. Al contario me había creado... tranquilidad.

"¿Segura que estás bien?"

Levanté la mirada y me topé con sus hermosos ojos observando las vendas en mis manos.

"Puedo escribir", dije con burla, pero eso no le causó gracia.

"Ven, entra."

Obedecí y me puse nerviosa al ver a sus padres. La casa parecía del mismo tamaño que la mía, sin embargo, la diferencia era... enorme.

Una ola de paz me invadió por completo acogiendo mi corazón.

Mi muñeca fue tomada, mi cuerpo guiado a la sala de estar, y luego sentado en uno de los cojines colocados en el suelo. En ningún momento mis ojos dejaron de inspeccionar el lugar.

Todo... parecía realmente nuevo para mí.

"Querida, ¿Puedes venir un segundo?", habló su madre.

"¡Voy!" Ella me volteó a ver. "Ya regreso."

Podía verlas en la cocina. Las miraba con impresión y extrañes.

La señora sonreía con su compañía y ella lo hacía de regreso. Después su padre llegó y la envolvió en sus brazos recibiéndola con tanto... cariño.

Exhalé conmocionada empezando a sentir un dolor en mi corazón.

«¿Esto es...?» Mis ojos se humedecieron.

«¿Esto es... una familia?»

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