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S


[Jungkook]


Ni siquiera me había movido de mi sitio cuando abrieron precipitadamente la puerta, dejándome estático e inmóvil durante varios segundos por la sorpresa. Realmente no pensé que vendría, pensaba que al menos se esperaría a terminar la clase.

- ¿Qué mierda haces que no te has desnudado ya? –preguntó con voz agitada, cerrando la puerta con el pie a su espalda y acercándose a la cama. Yo seguía mirándole con la boca entreabierta y los ojos de par en par, sin llegar a asimilar por completo lo que estaba por ocurrir. – Aunque ahora que lo pienso, así es mejor, no me quitas el placer de desvestirte yo mismo –añadió tirando de la liga de mis bóxers, rozando mi cadera desnuda y estremeciéndome a su contacto.

¿Ibamos a hacerlo?

¿Al fin iba a hacerlo con Jimin?

¿Iba a tener sexo con el amor de mi vida?

Ni siquiera esperé a responderme a mí mismo, inconscientemente me alejé varios metros hasta tocar con la espalda la pared, mirando al dios griego que tenía en frente con ojos asustados, respondiendo a los suyos, los cuales ahora desprendían desconcierto.

- ¿Qué haces? –Intentó acercarse pero puse las manos en medio, extendiendo los brazos y mostrando las palmas, indicando que no avanzara más. Suspiró y dejó de desabotonarse la camisa, ahora entreabierta, y se sentó en una de las esquinas de a cama, mirándome con pesadez. – ¿Ocurre algo?

- N-no puedo hacerlo... –murmuré temeroso, aún procesando la situación en la que me encontraba.

- Por mensaje parecía que podías –respondió, mostrando una pícara sonrisa que no hizo más que alterarme de nuevo, provocándome hasta extremos en los que desecharía cualquier miedo. Pero volví a negar, cubriendo mis ojos con los brazos por la vergüenza. – ¿Con Eunwoo sí que lo hiciste y conmigo no quieres?

- Sí quiero, p-pero...

- ¿Pero?

Pero tenía un pavor enorme a hacerlo mal, a que no le gustara y cortara conmigo. Con Eunwoo fue diferente, simplemente porque tampoco me importaba lo suficiente como para preocuparme en hacerlo bien o mal, simplemente me sentí a gusto y me dejé llevar, pero con Jimin no me sentía de esa forma. Jimin había tenido cantidad de experiencias, probado miles de cuerpos y bocas diferentes, y probablemente yo no podría superar ni a una quinta parte de ellos. Simplemente no quería decepcionarle, no quería perderle de nuevo.

Y me moría por hacerlo, pero por hacerlo bien.

Agarré mis rodillas y escondí el rostro entre ellas, evitando mirar al Jimin, quien no parecía comprender nada de nada, y no le culpaba, la verdad. Segundos después escuché como el colchón volvía a descender bajo un cuerpo que no era el mío, pero ahí tampoco levanté la vista, pues sabía de sobra con quien me iba a encontrar.

- Lo siento... –susurré con total sinceridad.

- No te preocupes, lo haremos cuando te sientas preparado –levanté la cabeza, sorprendido por sus palabras, y encontré una tranquilizadora sonrisa. Era un maldito ángel y yo lo único que hacía era calentarle y luego dejarle con las ganas.

- Estoy preparado, simplemente... –hice un puchero y apoyé la barbilla sobre mis brazos, los cuales estaban sobre mis rodillas encogidas. – simplemente tengo miedo de no gustarte.

- ¿Eh?

- Qui-quiero hacerlo bien, y se-seguro que tu lo has hecho c-con personas con más experiencia, y no tengo tetas como a ti te gustan, y s-soy feo, y-y...

- Jungkook, cállate –me agarró una de las manos, dándome a pensar que la iba a besar o hacer algo cursi, pero en su lugar la llevó a su pantalón, poniéndola sobre la cremallera que segundos antes había bajado él mismo, lugar donde destacaba un enorme bulto. – Me has puesto duro con una foto, joder.

- ...

- ¿En serio sigues siendo tan inseguro? –rodó los ojos, apartando mi mano y seguidamente colocándose frente a mí, agarrando mi rostro entre las suyas y depositando un pequeño beso en mis labios. – Me gustas, te quiero, te amo, te adoro y me pones más cachondo que cualquier par de tetas existente en este mundo.

- ¿E-en serio? –pregunté con la voz entrecortada, impactado por su declaración, como si hubiera sido la más romántica de todos los tiempos.

- Completamente. Por eso no me importa esperar cuanto sea necesario. – besó mi frente pero en ese momento yo ya lo había decidido, así que negué y lo empujé unos centímetros, haciendo presión en su pecho hasta tumbarlo en la cama y posicionarme yo encima suyo. Me incliné para besarlo, disfrutando de sus gemidos al notar mi trasero rozando contra su marcada erección. Para mi sorpresa, cuando la situación comenzaba a tornarse más caliente incluso, me detuvo, alejando mis labios de los suyos. – ¿Qu... Qué significa esto? –preguntó con voz agitada, sin soltar mis caderas, las cuales había terminado sujetando con firmeza.

- Que no vas a tener que esperar más.



FIN DE LOS EXTRAS










JAJAJAJAJAJAJAJAJAya sigo, no me apedreéis.










Sonrió ladinamente y en un rápido movimiento me dejó bajo su cuerpo, ahora siendo su persona la que se inclinaba sobre mí, dándome una imagen más depredadora que la de costumbre.

- No eres consciente de cuantas veces me he tocado imaginando esto.

Aparté la vista, abrumado por la vergüenza, pues tras la confesión de Jimin a mi cabeza vinieron varias imágenes mías con el lubricante que me regaló Taehyung y su imagen en mi mente.

- Y-yo también... –reconocí tímidamente.

- ¿Te masturbaste pensando en mí, pequeño pervertido? –preguntó sonriente, restregando su rodilla contra mi incipiente erección, la cual comenzaba a dolerme por mantenerse encerrada bajo los bóxers.

- M-me hice dedos...

Abrió los ojos, sorprendido por mi respuesta, y se quedó mirándome en silencio varios segundos, mordiendo su labios inferior con tanta fuerza que supuse que no era consciente de ello. Me levanté lo suficiente para besarle y que no se hiciera daño, pero antes de poder hacerlo, me empujó nuevamente contra el colchón y comenzó a besar efusivamente mi cuello, descendiendo por mis clavículas y mordiéndolas a su antojo.

- A-ah, Jimin...

- No puedo dejar de pensar en cómo te verías con un consolador, joder...

- N-no use eso, idiota, solo metí t-tres dedos...

Antes de que terminara de hablar, mordió mi hombro con más fuerza, sacándome un quejido. Definitivamente esto era diferente a con Eunwoo, más bruto, más salvaje, más como me gustaba, aunque en realidad no había nada que pudiera disgustarme de Jimin.

Siguió besándome con fervor, yo respondiendo y deshaciéndome de su ropa con dificultad, comenzando con su camisa y siguiendo con sus pantalones, disfrutando de la maravilla de su cuerpo desnudo a pocos centímetros del mío. Estaba marcado y firme, destacando una excitante fila de abdominales sobre los ajustados bóxers. Se notaba que había vuelto a engordar ligeramente, pues los últimos meses, cuando yo estaba con Eunwoo y a penas nos hablábamos, el uniforme le quedaba muy holgado y su rostro lucía demasiado chupado el algunos momentos.

Y aún así le veía precioso, pero realmente no era cada centímetro suyo lo que me atraía, sino que fuera él.

Comencé a acariciar su espalda, recorriendo cada músculo de ella, descendiendo seguidamente por los brazos, besando cada zona que alcanzaba, trazando sus abdominales con mis dedos. Era perfecto, joder.

- Ji-Jimin, el lubricante...

- Mierda, yo no tengo de eso.

- Mi m-mochila, idiota.

Ignoré su pervertida mirada y señalé el extremo de la cama, donde no tardó ni medio segundo en dirigirse y levantar la pequeña maleta de viaje que había traído yo para estos días. La abrió y empezó a rebuscar en su interior.

- ¿Lo encuentras?

- Aún no, tienes demasiadas cosas Kookie, quien mierda te manda coger tantos cómics.

- Busca una bolsita rosa que ponga "DE TU MEJOR AMIGO" en grandes letras.

Rodé los ojos y me abstuve de responder, rezando internamente para que aquello que me había regalado Taehyung con las palabras "úsalo solo en tu momento especia con Jimin", fuera lo que necesitáramos ahora, pues a decir verdad, del alien me esperaba cualquier cosa, podía haberme metido un bote de lubricante como una tortuga.

- ¡Aquí está! –me incorporé, acercándome a gatas hacia él, curioso y atento a la bolsa que ahora sostenía con sus manos y comenzaba a abrir, desatando el elegante lazo rojo que juntaba ambos extremos. Cuando nos asomamos, no solo nos topamos con un pequeño bote rosa en su interior. Jimin me miró, levantando una ceja, y yo le pegué un puñetazo en el brazo, abrumado porque pensara que eso lo había comprado yo. – ¿Decías que solo te habías metido tres dedos, Kookie?

- ¡Esto lo ha comprado Tae, nunca lo he usado, ni siquiera sabía que había dentro!

Jimin comenzó a reírse, sacando el bote junto al intacto consolador de la bolsa, junto a unas esposas blancas que se encontraban abajo del todo. Las empezó a hacer girar entre sus dedos y yo fruncí el ceño, agarrándolas y lanzándolas al otro extremo de la habitación en un instante. Él me miró sorprendido por lo que acababa de hacer, pero no se enfadó, en su lugar se rió y comenzó a acercarse nuevamente a mí, haciendo que yo retrocediera por instinto. Cualquiera lo haría de tener esa mirada en frente, pues realmente parecía que iba comerme.

- Vamos a probar esto, Jungkookie, abre las piernas...

Comenzó a verter un poco de lubricante en el consolador, y yo negué, aterrado por el tamaño de este. Era demasiado en comparación a los tres míseros dedos que yo me había metido en contadas ocasiones, ni siquiera Eunwoo la tenía tan grande. Jimin, ignorando mis súplicas, se fue acercando lentamente con esa perversa sonrisa en su rostro, e hizo aquello que conseguía volverme sumiso a cualquier orden.

Besarme.

Comenzó a definir mis labios con su lengua, succionándolos levemente para dar acceso al interior de mi boca, lamiendo cada parte de esta a su antojo mientras se deshacía de mis bóxers. Yo era consciente de que el beso era una distracción, pero cumplía su función a la perfección.

Por ello casi ni noté cuando colocó el empiece del consolador en mi entrada hasta que lo adentró ligeramente, haciendo que mordiera su labio por el repentino dolor en mi trasero. Él volvió a besarme y siguió impulsando el jueguecito, sacándome incontables sollozos, los cuales probablemente habrían sido mucho mayores si no hubiera lubricado antes el aparato, ya que el viscoso líquido facilitaba mucho la entrada.

- A-ah, duele Jim-Jimin...

- Solo es el consolador, que te quejas.

- Es grande, cállate –respondí cortante, cerrando con fuerza mis ojos al sentir como seguía introduciéndolo en mí, tensándome por completo.

- ¿Grande? Pero si el mío es aún má... –le miré con los ojos de par en par, incapaz de creer lo que estaba escuchando, y mi instinto de supervivencia me empujó a salir de allí corriendo antes de que pasáramos a otro plano y Jimin me rompiera en dos. Él debió notar mi terror, pues seguramente el casi echar a correr lo dejó lo suficientemente claro, y me empujó con más fuerza sobre el colchón, sujetándome un brazo contra este con la mano que tenía libre. – No he dicho nada.

- M-me vas a romper, Jimin...

- No te voy a romper, relájate Jungkookie... –murmuró, deteniendo la inmersión del consolador y permitiendo relajarme unos segundos, besándome y yo disfrutando de ese beso. Comenzó a acariciar mi erección ahora directamente con su mano, sustituyendo mis sollozos por incontrolables gemidos. – ¿Mejor?

Asentí y siguió con el cometido, volviendo a centrarse también en el juguete que se adentraba cada vez más en mi entrada. Encorvé la espalda, gimiendo en voz alta al notarlo totalmente en mi interior, presionando mis paredes internas, y por si fuera poco, el moreno decidió que era el mejor momento para ponerlo en marcha, haciendo que comenzara a vibrar.

- ¡A-ah, Jimin! –Clavé las uñas en el colchó, arrugando las sábanas entre mis manos y mordí mis labios para que mi voz no siguiera aumentando, llamando la atención de todo el colegio. Se sentía jodidamente bien, y más aún cuando comenzó a sacarlo y meterlo, hasta encontrar un punto que me hizo tocar el cielo. – ¡Ah, ahí Jimin, ahí!

- ¿Más? –preguntó irónico, pues era lo que pedía.

- M-más, más Jimin...

Él hizo lo que le pedí, volviendo a rozar ese punto con el vibrador, sacándome nuevos y más altos gemidos y acallándolos instantáneamente con sus labios, los cuales comenzaron a devorar los míos con ahínco, dejando descargar mi voz en ellos a medida que iba acelerando el ritmo con el juguete.

- Sá-sácalo Jimin –sollocé al notar mi límite. No quería venirme así, quería hacerlo con él.

- ¿No te gusta?

- S-sí, demasiado... –cerré los ojos nuevamente al notar un espasmo recorriéndome de pies a cabeza, avisándome de que no podría resistir mucho más tiempo. – Po-porfavor, lo qui-quiero contigo...

Me miró varios segundos, lamiéndose lentamente el labio inferior, para terminar soltando un suspiro y sacar el consolador, liberándome de tan placentera tortura. Se inclinó para besarme al tiempo que bajaba sus bóxers, y con ellos su erección. Fui a verla pero me empujó nuevamente contra la cama, impidiéndome comprobar el tamaño de esta.

- Jimin, déjame ver... –supliqué con un puchero. Él rodó los ojos y me permitió levantarme levemente, dejando de empujarme y permitiendo apreciar su miembro erecto en su mano. Nada más verla el miedo volvió a recorrerme cada vena del cuerpo, provocando que tuviera que sujetarme de nuevo para que no me marchara. – ¡Me mentiste, dijiste que no era más grande y si lo es!

- Joder, por eso no quería que lo vieras –suspiró, apagando el consolador y echándolo a un lado para seguidamente acercar su propio miembro a mi entrada, tensándome nuevamente. – Relájate Jungkookie, no seas tan miedica...

- M-me vas a romper, realmente lo vas a hacer –sollocé en voz baja, evitando mirarle.

- No voy romperte, cálmate –respondió a centímetros de mis labios, volviendo a besarme y recreándose en ese beso hasta distraerme de la misma forma que había hecho antes. Y funcionó igual, consiguiendo meter al menos la punta antes de que yo volviera a ser consciente del dolor, quejándome con sollozos y siendo callado de nuevo con sus labios, notando como prosiguió empujando hasta meter, lo que se sintió como ocho consoladores.

- ¡A-ah, ya, ya, Jimin, y-ya!

- Está bien, cuando me digas lo meteré completo.

- ¿Cómo que completo? –pregunté asustado, rompiendo mis esperanzas de que estuviera todo dentro. Mordí mi labio inferior y aparté de nuevo la vista, molesto con él por tenerla tan grande. – Te terminará gustando, hazme caso.

- Duele mucho, Jimin, en serio... –murmuré con un puchero involuntario, siendo sorprendido cuando agarró mi rostro con una mano y lo giró cuidadosamente, obligándome a mirarlo. Volvió a besarme, elevando mis mejillas y abultándolas, sonriendo ante mi imagen, la cual probablemente debía ser patética. Solo me faltaba soltar lágrimas, y a juzgar por el dolor en mi trasero, no iban a tardar en salir. – ¿Te estás riendo de mí?

- Nada de eso –pero como contradiciéndose, volvió a soltar una risa. – Te ves muy lindo, Kookie.

- Tú pene se siente doloroso, Jiminnie –respondí rencoroso a pesar de que comenzaba acostumbrarme a su tamaño. Él sonrió y se acercó a besar mi cuello, lamiéndolo y succionándolo con delicadeza, volviendo a conseguir varios gemidos de mis labios. – ¿In-intentas compensarlo?

- Intento hacerte sentir igual de bien que tu me haces sentir a mí.

Y vaya si lo consiguió, pues con unos pocos roces yo ya me encontraba jadeando de nuevo, revolviéndome bajo el movimiento que hacía en mi erección, casi sin sentir como iba adentrando la suya lentamente hasta el final, ahora sí, completamente entera. Solté un gemido con la última presión, siendo acallado de nuevo por sus maravillosos labios.

- ¿Ya es-está toda?

- ¿Ves como no era para tanto? –respondió burlón, aún sin moverse, esperando a que yo le diera permiso para ello.

- ¿Quieres que te arranquemos el pene y lo probemos contigo, a ver si es para tanto o no?

Quizás eso no, pero yo decía en serio lo de probarlo con él, hacer que se tragara sus malditas palabras y probase en carne propia lo que era tener algo tan grande abriéndose paso en tu interior. De hecho, cuanto más lo pensaba, más me gustaba la idea. Puede que el consolador de Taehyung terminara teniendo algún uso útil.

Seguí divagando en mil formas de vengarme cuando noté como comenzaba a moverse. Mordí su hombro, producto de la sorpresa y el imprevisto dolor, pero no le detuve, en su lugar esperé a que siguiera, rezando para que la insoportable sensación se normalizara.

Pero no lo hizo.

Cambió por completo, tornándose infinitamente más placentera al cabo de varias embestidas, superando incluso al vibrador de momentos antes y acercándome de nuevo al clímax. Cada estocada de Jimin venía con más fuerza, incluso tocó ese punto repetidas veces, jugando conmigo y haciendo que me retorciera de placer bajo su cuerpo.

- ¡M-ás ahí, Ji-Jimin!

- ¿Aquí? –volvió a adentrarse bruscamente, golpeando ese lugar que tanto me acercaba a la locura. Gemí y volvió a repetirlo, sacándome de nuevo mi voz gritando su nombre, sollozando por seguir sintiéndolo con la misma intensidad.

En esta ocasión si que ni pude avisar de que me venía, descargando lo que llevaba tanto rato reteniendo, ahogándome en olas de placer durante unos segundos y siendo acompañado por Jimin tras varias embestidas más.

Manché su abdomen, viendo como ese líquido goteaba sobre el mío propio y después noté el suyo en mi interior, descendiendo por mis muslos y manchando las sábanas. Aún sin salir, volvió a besarme varias veces más.

- El mejor de toda mi vida, sin duda.

Y no sé si me mintió para hacerme sentir seguro, pero a mí me valió para sentirme la persona más afortunada del mundo. 

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