Capítulo 48: Castigo productivo
[Jungkook]
¡Maldito Taehyung! No solo se había salvado de venirse al castigo conmigo, sino que además ni siquiera había salido en mi defensa, limitándose a despedirse con la mano desde la esquina en la que se encontraba escondido.
No era la primera vez que me pillaban fuera del recinto escolar durante el recreo, pero para mi desgracia, si que era la primera vez que el profesor que me descubría era la de literatura, sí, aquella mujer que tanta manía me guardaba.
Taehyung había conseguido librarse escondiéndose tras un muro antes de que la mujer/hija del demonio, llegara hasta nosotros, pero por desgracia mi suerte no había sido la misma. Además, ella ya me había reconocido desde lejos, y estaba seguro de que habría sido capaz de recorrerse el mundo entero hasta dar conmigo y poderme castigar. Vamos, un encanto de persona.
- ¿Ya estabas incumpliendo las normas de la escuela otra vez, Jeon Jungkook?
- Solo salía a tomar el aire...
- ¡Sabes perfectamente que eso únicamente está permitido a los alumnos de cursos mayores, no te hagas el tonto!
- Lo que sea -suspiré y dejé caer los hombros con derrota, pues sabía que contra esta mujer jamás podría salir ganando. - ¿Qué castigo será esta vez?
- ¡Y encima arrogante! -me arrastró a conserjería casi destrozándome la hombrera de la chaqueta del uniforme por la manera en que me agarraba, y al llegar tomó una nota amarilla, esas creadas precisamente para las horas de castigo. Vi como escribía con perfecta caligrafía un enorme "2" junto a las horas de castigo seleccionadas. - A ver si la próxima vez me contestas igual.
- ¡¿Dos horas?! ¡¿Está loca?!
- ¡¿Qué acabas de dec-
- Nada, nada, nada. Dos horas están perfectas y muy bien merecidas, tienes razón. -respondí apresuradamente quitando el papel de su alcance para que no pudiera aumentar el número. Rapidamente eché a correr hacia clase antes de que pudiera añadirme otro castigo por, no sé, hacer algo tipo respirar de forma inadecuada o andar demasiado despacio. Con esa mujer nunca se sabía.
- ¡Si osas faltar, se impondrá el doble y todos los días de la semana!
Levanté el pulgar sin girarme y entré en mi clase al tiempo que sonaba la campana indicando la finalización del recreo. Me dejé caer con desgana en mi asiento y suspiré, teniendo las mismas ganas de disolverme en ese instante, como de quemar el colegio con la profesora dentro. Ambas eran inmensas.
<< ¡Jungkookie! 😄>>
<< Que te den, alien de mierda >>
<< Supongo que no lo dices en el buen sentido... >>
<< ¡Claro que no, idiota! ¡Por tu culpa me han castigado! >>
<< Nadie te obligó a salir conmigo >>
<< ¡TÚ ME OBLIGASTE, LITERALEMENTE ME ARRASTRASTE AFUERA ALEGANDO QUE NO PASARÍA NADA >>
<< ¡TE DIJE QUE TENÍA UN MAL PRESENTIMIENTO! >>
<< En mi defensa diré que tus presentimientos siempre fallan >>
<< ¡Son los tuyos los que siempre fallan, estúpido! >>
<< Cierto 😅 >>
<< Bueno, ahora tengo el presentimiento de que estás ligeramente enfadado conmigo >>
<< ¿Fallé de nuevo? >>
<< Acertaste de lleno. Y si dices que pienso raparte las cejas, también acertarás >>
<< ¡Mis cejas no! ¡Son lo que le da vida a mi cara! >>
<< Me la suda >>
<< Mejor hablamos cuando te calmes 🙋 >>
<< ¡Ah, no! ¡Tú te quedas a hacerme compañía durante el castigo! >>
<< ¿Tae, me has escuchado? >>
<< ¡Taehyung, no me dejes en leído! >>
<< Tae, necesito que me ayudes a escoger el nombre del perro que voy a adoptar >>
<< ¡AW, QUE SE LLAME KOOKIE! >>
<< ¡Así que sí que me estabas leyendo! 😡>>
<< ¿O le quedará mejor Hobi? 😐 >>
<< No sé. Quizás deba preguntarle a los astros, ellos me aconsejarán >>
<< Taehyung, no voy a adoptar ningún perro, era una mentira para saber si me estabas leyendo >>
<< Ah >>
<< Bueno, adiós 👋😁 >>
<< ¡Pero no te vuelvas a ir! >>
<< ¿OTRA VEZ ME DEJAS EN LEIDO? >>
<< ¡TAEHYUNG! 😠😠😠 >>
Me di por vencido y decidí avisar a Eunwoo para que no me esperara fuera, que gracias al alien me tenía que quedar dos horas más en la sala de castigo. Obviamente ni lo leyó, pues él en horario de clases no miraba el móvil por miedo a ser sancionado. En ese aspecto era demasiado rígido y formal, tal y como le habían educado. De todas formas no me importaba, mientras lo leyera antes de venir, a mí me valía.
El resto del día pasó igual de normal y aburrido que cualquier otro, con la diferencia de que el alien no pasó a verme en ningún descanso de clases para que no le pateara el culo, y hacía bien, pues era lo primero que tenía pensado hacer si me lo encontraba. En cambio, de quien sí recibí constantes visitas durante el día, fue de mi "encantadora" profesora de literatura, la cual disimulaba que pasaba por la puerta de mi clase pero seguro que únicamente se aseguraba de que yo no pensara saltarme el castigo.
- ¿Va a seguirme hasta la puerta?
- ¿Algún problema con ello?
- Ninguno -dije entre dientes, reprimiendo todas las ganas que sentía en ese momento de ponerle la zancadilla y que tropezara. Menos mal que la sala de castigo estaba a pocos minutos, pues no sé cuánto tiempo más habría resistido sin hacerlo. Abrí la puerta y forcé una sonrisa al tiempo que la fulminaba con los ojos, de la misma forma que hizo ella. - Gracias por acompañarme, no vaya a ser que llegara a perderme.
- De nad... ¡oh, apártate!
Y en menos de un segundo ya había pasado de largo, entrado atropelladamente en la clase y acercándose a una de las mesas ocupadas por un alumno, de hecho con el único alumno que había en la sala además mío.
- Jimin, encanto - ¡Espera, espera, espera! ¿Acababa de oír bien? ¿Esa señora y su horripilante voz acababan de pronunciar el nombre innombrable? Oh cierto. Es que en el último mes, tras notar que Jimin no tenía signos de volverme a dirigir la palabra, Eunwoo, Taehyung y yo habíamos hecho un trato de no mencionarle, claro que al idiota de mi mejor amigo se le olvidaba siempre, y por desgracia, en mi mente incumplía la norma cuando me entraba en gana. - ¿Te castigaron?
- Ajá -sí, mierda, era su voz. Aunque el cuerpo de la mujer seguía tapándole, le reconocía de sobra. Ni me atreví a moverme de la puerta por miedo a que me viera.
- ¿Qué pasó? -preguntó con exagerada preocupación en la voz. Era asqueroso.
- El director me pilló peleándome en la entrada con unos.
- ¿Y solo te castigaron a ti?
- Ajá.
- ¡Oh, eso es muy injusto! -le revolvió cariñosamente el pelo y algo en mí me impulsó a lanzárseme encima y apartar sus asquerosas manos de la cabellera más perfecta del mundo. Pero no lo hice, seguí quieto hasta que la mujer se giró en mi dirección, haciendo que Jimin me viera por primera vez y yo pegara un salto por la impresión. - Al menos tendrás compañía, aunque no te recomiendo juntarte con él. El señorito Jeon es un niño muy problemático.
- ¿Va a quedarse aquí? -preguntó apartando su mirada de encima de mí, y si no fuera porque era demasiado raro, afirmaría que sonaba preocupado, asustado incluso. ¡Ni que le fuera a violar, por dios! Y menos ahora tal y como estaban las cosas.
- ¿Algún problema? ¿Te ha hecho algo?
- ¿Pero qué le voy a hacer yo a él? ¿Está tont-
- ...
- Perdón -me disculpé al ver cómo me fulminaba con la mirada tras sus gafas por centésima vez consecutiva en el día. ¡Es que me hacía perder los nervios, siempre colocándome como un niño que pensara atentar contra el mundo!
- No hay ningún problema, profesora -respondió educadamente Jimin, ganándose una repulsiva sonrisa de la maldita con voz chillona.
- Si te hace algo avísame - seguidamente se giró hacia mí y me señaló, intimidándome tanto que fui directo a sentarme en el primer sitio que vi, uno que por fortuna se encontraba bastante lejos del de Jimin. - Y a ti más te vale portarte adecuadamente o tomaré medidas.
- Ajá.
- ¿Cómo me has respondido?
"¡PERO SI JIMIN TE HA RESPONDIDO IGUAL HACE MENOS DE UN MINUTO, PEDAZO DE DESGRACIADA!"
- Sí, profesora.
- Mucho mejor. Adiós encanto, intenta que te sea leve -obviamente esas últimas palabras no iban dirigidas a mí, ni cuando levantó el puño en alto en señal de ánimo, gesto que por cierto le quedó penoso.
- Asco de mujer, ojalá se te caiga el culo a cachos y te pudras -me salió del alma nada más ver como cerraba la puerta.
Al instante escuché unas risas en voz baja por el final de la clase, atisbo de la risa más bonita que podía existir en el mundo. Me giré y encontré a Jimin con la cabeza gacha en sus paleles y reprimiendo varias carcajadas. No sé porqué, pero sonreí, aunque no dije nada. En su lugar saqué varios apuntes en mi mochila y me dediqué a retocarlos y darles color, además de dibujar infinidad de garabatos por los alrededores.
Sí, estas dos horas iban a ser muy productivas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro