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Capítulo 45: Fase de negación


[Jimin]

Había terminado de hablar hacía varios minutos pero ninguno decía nada, ningún maldito comentario o palabras de apoyo salieron de sus malditas bocas. Solo me miraban en silencio, Hoseok con los ojos abiertos, perplejo de lo que acababa de escuchar, y Namjoon igual de indiferente que siempre.

- Pues yo me lo habría tirado

- ¡Namjoon! –Le regañó el pelinegro, cosa bastante hipócrita, ya que sabía de sobra que él pensaba lo mismo.

- Sé lo que me vais a decir, ya lo sé. Joder, hacerme caso que entiendo mejor que nadie el quererme tirar a Jungkook, solo con pensar en él se me pone du-

- Jimin, ve al punto.

- Oh, sí. Pues eso, que no pude.

- Le tenías en su jodida cama dispuesto a hacer cualquier cosa y sus padres no estaban en casa. Si llega a ser Jin no me lo pienso dos veces.

- Tú no puedes entenderlo porque piensas con el pene, cállate. –respondí con molestia, pretendiendo ofenderle pero nada más lejos de la realidad. El rubio tan solo se limitó a apartar la mirada con una sonrisa y seguir fumándose su cigarrillo mientras se recostaba en la pared. En ocasiones me encantaría tener esa firmeza en la vida que poseía Namjoon, aquella que le permitía hacer todo lo que se le antojara sin importarle el qué dirán. – Tú me entiendes, ¿verdad Hoseok?

- E-eh, sí, claro. Es comprensible que no hicieras nada, después de todo tienes novia.

- ¡Podrías hacer un trío!

- Namjoon, que te calles.

- Bah, voy a llamar a Jin –y se marchó con el teléfono en la mano y esa sonrisa de idiota que siempre se le formaba al pensar en su novio universitario.

Acababa de contarles a ambos lo sucedido el fin de semana en casa de Jungkook y ninguno decía lo que yo quería escuchar, ya fuera porque el rubio solo tenía comentarios igual de pervertidos que su persona, y Hoseok no aceptaba mi situación.

- ¿No vas a dejar a Soojung?

- Ni de coña. Solo me falta eso para que mis padres me echen de casa.

- Ya te he dicho que podrías venirte a la mía.

- Soy menor.

- Y tus padres idiotas, no veo el problema.

- No es tan sencillo, Hoseok. No puedo irme así porque sí, no le haría eso a mi madre.

- ¿Entonces qué? ¿Vas a olvidarte de Jungkook? –asentí con firmeza, intentando aparentar esa confianza que no sentía, y en respuesta, a mi mejor amigo no se le ocurrió mejor idea que reírse en mi maldita cara. – Venga ya, Jimin. Llevas diciendo lo mismo todo este último mes.

- Déjame, que esta vez va en serio.

- Claro, como digas –respondió con ironía, distrayéndose con su móvil antes de que yo pudiera replicarle nada, aunque tampoco pensaba hacerlo. No tenía fuerzas para defender una postura que ni yo creía real.

Más tarde, cuando terminó el receso y volvimos a las clases, me encontré a Soojung esperándome en la mía. Llevaba dos batidos en las manos y estaba sentada en mi sitio, mirando por la ventana como buscando a alguien. En estos momentos estaba completamente seguro de que si no fuera por la existencia de Jungkook, podría enamorarme perdidamente de ella.

- ¿A quién buscas? –pregunté apareciendo por sorpresa a su espalda. Ella se giró, dando un pequeño brinco por el susto y luego sonrió.

- Te esperaba a ti. Hoy no viniste a buscarme a clases.

Me dio un beso y yo lo correspondí, intentando no pensar en que en estos momentos podrían ser otros labios distintos los que me besaran. También me disculpé por no haber ido, alegando que tenía unos problemas que tratar con Hoseok, aunque tampoco parecía importarle mucho. Poco antes de que sonara la campana apareció Amber, su amiga que tanto imponía, y tras echarme varias miradas fulminadoras, se la llevó de clase.

- ¡E-eh, espera, tengo que darle este batido a Jimin!

- ¡Que se joda, ahora me lo quedo yo por aguantar ser tu mejor amiga todo este tiempo! – y arrastró a mi novia hasta que desaparecieron por la puerta. Luego entró el profesor y las clases prosiguieron como en cualquier otro día, Taehyung haciendo comentarios graciosos con la compañía de varios más de clase y yo debatiéndome internamente sobre qué hacer con mi vida.

Lo tenía claro, iba a olvidarme de Jungkook. Lo iba a hacer, y esta vez de verdad. No me acercaría ni a medio metro, ni siquiera lo miraría, pues cualquier precaución era poca con esa provocación hecha persona.

Y eso hice. Cuando sonó la campana indicando el final de las clases, salí pitando, con la cabeza gacha y evitando los comentarios de mis amigos. Ni siquiera esperé a Hoseok, temiendo que si pasaba un minuto más en ese lugar seguramente terminaría encontrándome con la persona que menos quería ver en el mundo.

Pero como mis desgracias no son pocas, a la salida terminé chocando con la segunda persona que menos quería ver en el mundo.

- ¡Mierda, lo sien-

- ¿Jimin?

- Ah, hola.

- ¿Tienes prisa? –como era posible que me pusiera de tan mala leche con solo dos palabras. ¡Odiaba que fuera tan malditamente perfecto, me daban ganas de pergarle un puñetazo en la cara! – Ya me contó Jungkook que casi os pillan sus padres.

- Ah, cierto.

- También me contó que no hicisteis nada, así que gracias por eso.

- ¿Me estás dando las gracias por no tirarme a tu novio? –mis palabras sonaba incrédulas, quizás hasta jocosas, pero es que así era como me sentía. Era una situación demasiado rara incluso para mí, y lo mejor era que Eunwoo no parecía bromear en ningún sentido.

- Exactamente. Sé que si hubieras querido, él no se habría negado.

- ...

- ¿Qué pasa? –ahora era él quien no parecía entender mi desconcierto. Como si el que me estuviera agradeciendo que su novio no le hubiera puesto los cuernos conmigo fuera lo más normal del mundo.

- ¿Te estás escuchando?

- Claro.

- Eunwoo, te voy a decir esto desde el respeto que te tengo como persona, y aún es poco, que lo sepas, porque me caes como la mierda y deseo con todas mis ganas que tú y Jungkook rompá-

- ¿Puedes decirlo de una vez?

- Oh, sí. Pues que das pena, no deberías rebajarte tanto.

- ¿Rebajarme? –y ahora era él quien se reía en mi cara, como si yo fuera el idiota de ambos. – Confío en Jungkook y comprendo perfectamente que eres su debilidad, Jimin. Él mismo me lo dijo antes de empezar.

- ¿Entonces porque sigues con él si le gusto yo? –algo en mi interior se sentía de maravilla al pronunciar esas palabras, como orgullo o satisfacción.

- Porque tengo la esperanza de cambiar eso algún día. No solo por mí, sino por él, pues quizás no eres consciente del mal que le hace estar enamorado de ti hasta los huesos, pero yo sí. He vivido en primera persona como se arrastraba para recoger las migajas que le lanzabas, y eso si que era rebajarse. No se lo merece.

- ...

- Por eso te daba las gracias y te pido que por favor te alejes de él, que no le sigas lastimando.

- No es un bebé, sabe valerse por sí mismo – respondí a la defensiva, intentando olvidar todas las verdades que acababa de soltar, intentando no romperme con sus palabras, pues dolían porque yo era completamente consciente de ellas y la certeza que contenían.

- No es un bebé, pero esta a tu merced igual que lo estaría un niño.

- Eso son tonterías.

- Eso es negación de la realidad.

- Eso es que eres idiota y no quiero seguir hablando contigo. Y no te preocupes, no me interesáis ni tú ni tu novio.

Eché a andar a toda prisa, ignorando ese último comentario que soltó en el momento justo antes de no poder oír absolutamente nada proveniente de sus labios.

- Eso también es negación.

Fruncí el ceño y me esperé a girar una esquina antes de golpear la pared con todas mis fuerzas, apoyando el puño en ella y raspando mis nudillos hasta hacerme sangre, hasta ver toda la piel de estos levantada y cubierta de tinta roja.

¿Qué no me interesaba Jungkook?

Ni yo me lo creía.

¿Qué iba a poner todo mi esfuerzo en cambiarlo?

No lo sabía, pero más me valía conseguirlo. Mas me valía olvidarme de él hasta terminar rompiéndole, rompiéndome o rompiéndonos a ambos, que hasta ahora era lo único que había conseguido hacer.

Sonreí.

Siempre se me había dado bien romper cosas, solo que nunca imaginé que terminaría yéndoseme de las manos. Nunca imaginé que terminaría dañando a alguien, y no a cualquier persona, a la mejor que podía existir en este mundo. 

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