Tomé las llaves de las manos de Dylan y caminé rápido a la puerta de la casa, hacía un poco de frío. Ya lo habíamos acordado, yo me quedaría aquí, por la mañana Melanie me llevaría a mi casa y todo perfecto.

Inserté la llave y la giré, la puerta se abrió rápido. Observé a Mel y Dylan quienes aún bajaban del auto, con la tremenda borrachera que tiene él, seguro quiere quedarse ahí.

Cuando empujé la puerta para entrar, una brisa me recibió, miré a la cocina y la puerta estaba abierta, había cosas fuera de lugar.

—Dylan, hay algo raro acá —dije un poco fuerte para que él y Melanie alcanzarán a escuchar.

Entré, y en efecto, algo raro pasaba aquí, mi primer instinto fue buscar algo para defenderme, por lo cual me acerqué a la barra de la cocina y tomé un pequeño cuchillo que se encontraba ahí.

Me moví un poco a la puerta, cuando la tomé por la perilla, escuché un pequeño ruido y bruscamente me giré; una sombra se apareció frente a mí, haciéndome retroceder, cuando lo hice choqué con algo detrás de mí, y nuevamente me giré.

—¿Quié... Fui interrumpido por un fuerte golpe en la cabeza, el cual me hizo ver todo absolutamente borroso, lancé un golpe, luego otro, pero no le di a nadie, otro fuerte estruendo en mi cabeza me hizo caer al suelo, mi visión se había ido, sentí escurrir algo por mi cara, y mi nuca, un fuerte zumbido sonó en mis oídos junto a un horrible dolor que comenzó a expandirse por toda mi cabeza.

—¡Vámonos!