Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6: Marinette

—¿Pero está bien? Doctor, sea completamente sincero. —Adrien sujetó mi mano sobre mi rodilla y la apretó con fuerza. —no guarde silencio, ¿nuestro bebé estará bien?

—Princesa...

—Es complicado. Usted tuvo una pérdida un poco reciente en lo que a términos médicos nos referimos. Hay riesgos como en todos los embarazos, pero específicamente en usted debe haber un cuidado más minucioso si queremos que todo salga bien.

—Haremos todo lo necesario, doctor. Le aseguro que seguiremos al pie de la letra sus indicaciones. —el hombre me miró un momento y asintió, luego viajó sus ojos hacia Adrien.

—Señor Agreste, me gustaría hablarle sobre unos detalles de los costos de futuros procedimientos, ¿le importaría? —se dirigió a mi y negué con la cabeza. Adrien llevó mi mano a sus labios antes de levantarse y salir con el médico hacia una puerta a nuestra izquierda.

Algo andaba mal, podía sentirlo y no es que fuera sólo una inquietud por el embarazo. Me levanté y abrí un poco la puerta para escuchar lo que hablaban.

—Debe ser consciente del riesgo al que está expuesto su esposa. Mi recomendación es interrumpir el embarazo ahora que no lleva tanto tiempo.

—No puedo... No puedo decirle esto, la destrozaría por completo. Nosotros hemos intentado muchas veces y ahora se nos ha cumplido luego de tanta espera.

—No soy quien para decidir por ustedes, sólo soy su médico. Pero estoy obligado a decirle esto; no quiero asustarlo, precisamente por eso no se lo dije a su esposa en la consulta, pero si continúan con el embarazo es probable que en algún momento deba decidir si salvarle la vida a ella o a su hijo.

—¿Me lo dice en serio?

—Lo lamento, pero así son las cosas. Hable con su esposa y lleguen a un acuerdo. Trate de no alterarla mucho y me comunican su decisión.

Quise ahogarme aquí mismo, hubiera preferido mil veces morir congelada en esa cabaña que oír lo de hace un instante. Los verdes de Adrien se mantuvieron en la nada y luego simplemente cubrió su rostro con ambas manos; sabía que intentaba no llorar, lo conocía muy bien.

∙.◦.◦.◦°.∙:❄️:∙.°◦.◦.◦.∙

—¿Quieres que te prepare algo? No has comido desde el almuerzo. —me mantuve en silencio.

Sentí que Adrien tomaba lugar a mi lado en el sofá, pero no me giré a verlo, no podía hacerlo porque temía derrumbarme otra vez y él se mantuvo bastante firme a pesar de lo que debía decirme.

—Hey, ¿qué sucede? —sujetó mis manos con las suyas, estaban tan cálidas que lograban conmoverme. —¿Princesa?

—Te amo, Adrien. ¿Lo sabes? —no necesitaba verlo para saber que su rostro estaba confundido.

—Yo también te amo, y muchísimo. Pero, ¿a qué viene eso?

—No quiero que te preocupes. —esta vez sí lo miré, sostuve su rostro con mis manos. —puedo hacerlo... Yo sé que estaremos bien. Soy fuerte, puedo soportarlo si estás conmigo.

—Marinette... ¿Lo oíste? —asentí y cerró sus ojos con tristeza.

—Estoy bien, de verdad que sí. Por favor, hagamos esto. ¿Puedo contar contigo?

—No quiero perderte... Si algo te pasa...

—Nada me pasará, estaremos bien. Te prometo que así será, confía en mí. Sé que puedo hacerlo. Los riesgos estarán, pero algo dentro de mi me dice que estaremos bien.

—El doctor dijo que...

—Sé lo que dijo, pero aún así quiero continuar. —Se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro, estaba ansioso, preocupado y algo molesto.

—Debemos hablarlo. No es algo que tenemos que tomar a la ligera, ya tuvimos una pérdida y casi nos separa. Esto podría separarnos más que sólo romper lo nuestro.

—¿Esto? Esto es mi hijo, esto es nuestro hijo y no lo soltaré porque tienes miedo de afrontar riesgos. —hizo un movimiento rápido y se arrodilló frente a mí sujetando mis hombros.

—¡Es tu vida, Marinette! ¡Entiéndelo! Te lo dije en la cabaña, no necesito un hijo para ser feliz, sólo te necesito a ti. ¿Qué hago si te pierdo? Puedo perder a uno de los dos, pero también está la posibilidad de perderlos a ambos. ¿Qué quieres que haga? Dime... Por favor dime qué quieres que haga.

—Quiero que confíes en mí. —dejó caer su frente en mi regazo y comenzó a sollozar, no pude evitar acariciar su cabello con mis dedos para calmarlo. —Adrien, por favor... Imagina su pequeño rostro, imagina cuando te llame papá... Imagina llevarlo a la escuela y enseñarle a tocar piano. Podemos tenerlo, podemos hacer todo lo que planeamos antes de cansarnos. ¿No quieres?

—No es que no quiera, realmente lo deseo. Pero te hice esto... Fui irresponsable, y aún no era momento. Quizás si hubiera arreglado las cosas contigo bien, habríamos planeado intentarlo más adelante y el riesgo sería menor.

Adrien sostuvo mi cintura con sus manos y comenzó a acariciar mi vientre con sus pulgares; sus ojos estaban cristalizados y profundamente tristes.

—Realmente los adoro... No lo dudes. Y estás preciosa con esta pequeña pancita que ni se nota, me encanta verte así, me hace feliz verte así. Quiero congelar el tiempo ahora mismo, quiero congelar este amor aquí contigo y nuestro hijo. Quiero quedarme así... —se levantó y volvió a tomar lugar a mi lado, me abrazó hasta recostarme sobre su pecho, acariciando con suavidad mi vientre. —quiero que el mundo deje de girar.

—Confía en mí. —me abracé con más fuerza a él y besó mi cabeza por un largo tiempo.

—Lo hago... Haré todo para que estén bien, lo prometo.

∙.◦.◦.◦°.∙:❄️:∙.°◦.◦.◦.∙

—Tengo una reunión, así que llegaré un poco tarde, pero intentaré que termine lo antes posible.

—Adrien, estoy bien. No te preocupes tanto, trabaja tranquilo. ¿Bueno?

—Si te sientes mal llámame, ni siquiera lo pienses. Aunque esté con la reina de Inglaterra contestaré e iré corriendo.

—No exageres.

—No lo hago.

Sabía que hablaba muy en serio, así que sólo sonreí como tonta mirando el celular sobre la cama.

—Te amo, princesa. Ya debo irme.

—Yo te amo mucho más, príncipe. Bueno... Te amamos.

—Marinette, en serio háblame si algo ocurre. Ya queda menos y...

—Lo sé. Tranquilo, sabes que mamá está constantemente llamándome también.

—¿Estoy siendo muy sobreprotector?

—Sin mentirte, la verdad es que sí.

Adrien rió un poco junto conmigo y luego de otro silencio eterno, donde sólo podía oír su respiración, terminaron llamándolo de algún lugar en la oficina y tuvo que despedirse esta vez en serio.

La tarde fue eterna, estaba inquieta, no había nada bueno en la televisión y mucho menos en las redes sociales. Tenía unas enormes ganas de comer chocolate, pero no quedaba en la alacena. Era una mujer adulta, nada pasaría si iba a comprar por mi cuenta, no podía depender de Adrien para todo, además, él se pasaba cuidándome todo el tiempo.

Tomé todas las cosas necesarias y salí, era mejor no conducir, no es que la tienda estuviera muy lejos tampoco y caminar me haría bien.

Eso es lo que pensaba hasta que salí de la tienda y las cosas que compré cayeron al suelo casi al mismo tiempo que yo. Todo se hizo negro, el aire me hizo falta y comencé a gritar por el intenso dolor que sentía.

—¿Marinette? ¡Marinette!

Dios, ¿debía ser Luka justo ahora? ¡Maldita sea! ¡Mejor dicho bendito sea!

—Adrien... Llama a Adrien... —sólo sé que le arrojé mi celular y luego me alzó en brazos.

—¿Princesa?

—Marinette está mal, la llevo al hospital central.

—¿Qué mierda haces con...? ¡Al carajo! ¡Voy para allá!

—Luka... Siento que voy a morir... —aferré mis manos lo suficientemente fuerte a su cuello como para que hiciera una mueca de dolor. —Luka...

—No hables. ¿Qué hacías sola ahí? Dios...

—Adrien se molestará si me llevas en brazos.

—Tú siempre tan ocurrente. —sonrió dentro de toda la expresión preocupada que tenía.

Abrió la puerta trasera de un auto gris, mis ojos cedieron un momento y sólo oí la voz de una mujer algo alterada.

—¡Jul no dejes que se duerma!

—Oye, despierta. Estamos por llegar al hospital.

Apreté mis párpados y sujeté mi vientre, era horrible el dolor... Sentía que me deshacía por todos lados. Toqué más abajo con mi mano y vi sangre. ¡Era sangre! ¡No!

—¡Mierda! ¡Luka acelera! —grité con las fuerzas que me quedaban y como pude sujeté su cabello desde atrás en el asiento. —¡Me estoy muriendo aquí así que pasa el rojo de ser necesario! ¡Adrien Agreste vas a pagarmelas cuando salga de esto!

Todo pasaba demasiado rápido, era como si el tiempo se cortara en escenas de negro por mi mente.

—¡Necesitamos una camilla! —Luka no me dejó sola en ningún momento, de eso estaba segura porque probablemente le dejaría mis uñas marcadas en sus manos.

—¡Marinette!

Era Adrien... Adrien y ¡esa! ¡Esa Kagami!

—¡Maldito seas Adrien! ¡Te odio! —grité intentando contener la respiración, porque sentía que moriría si seguía respirando. —¿¡qué mierda hace ella aquí!?

—Princesa, tranquila. Escúchame, debes intentar respirar... ¿Recuerdas los ejercicios? —Luka ya no sostenía mi mano, lo hacia Adrien despejando mi cabello todo sudado. —por favor, concéntrate en mí.

—¡Duele!

—Vas a estar bien...

—¡Preparen todo! ¡Cirugía de emergencia!

Adrien ya no estaba, Luka ya no estaba, ya no había nada ni nadie, sólo máquinas sonado.

∙.◦.◦.◦°.∙:❄️:∙.°◦.◦.◦.∙

Una luz blanca molestaba mis ojos, los abrí lentamente; podía sentir frío en mi nariz, no demoré en darme cuenta que me tenían puesto oxígeno. Me costó conectar la información del qué hacía en este lugar, pero todo fue más claro cuando Adrien apareció por la puerta y rápidamente se acercó a mí tomando mi mano, no podía sentir su tacto, es como si mi cuerpo estuviera dormido por dolor.

—Estás despierta... Dios... Creí que nunca despertarías. —besó mis dedos y aún así no lo sentí.

—Bebé... El bebé... —susurré con la garganta seca y cuando Adrien sonrió supe que todo estaba bien.

—Es precioso... Es pequeño, lo tienen en incubadora ya que faltaban aún dos meses, pero está bien, tendremos que cuidarlo mucho más.

—Dijiste... Él...

—Sí, princesa. —volvió a besar mi mano sin dejar de verme. —es nuestro pequeño Hugo. Tiene tu nariz y tu cabello. Es lo más lindo que verás, pero tienes que recuperarte, aún estás débil. Descansa... Lo hiciste bien. —ahora besó mi frente y cerré mis ojos para intentar sentirlo. —Lo hiciste bien, preciosa.

—Quiero verlo... —Adrien sacó su teléfono y me mostró la pantalla.

—Supuse que así sería, entonces... ¿No te parece que es muy guapo? —Mis ojos se llenaron de lágrimas, era muy pequeño y frágil... Sus manos diminutas... —es muy tranquilo, no creo que nos dé muchos dolores de cabeza. —sonreí.

—Gracias... Adrien... Gracias por darme este regalo. —negó con la cabeza y aflojó aún más la corbata toda desordenada que llevaba.

—Gracias a ti por no rendirte, amor. Gracias por dejar que este amor se descongelara, de no haber sido así estaríamos vacíos otra vez. Te amo... No te imaginas cuanto.

—Te amo infinitamente.

∙.◦.◦.◦°.∙:❄️:∙.°◦.◦.◦.∙

—Y esa es la historia de como obtuve esta cicatriz de guerra por parte de tu madre, querido ahijado.

—Luka, deja de exagerar las cosas. —alzó una ceja y reí por su expresión.

—Mami debió sentirse muy mal. —Hugo hizo un puchero y me acerqué para tomarlo en brazos. —lo siento, mami.

—No te preocupes por eso, mi amor. Lo pasaría mil veces de ser necesario sólo para tenerte aquí conmigo. —sonrió y besé su mejilla colorada. —tu tío Luka sólo es un quejumbroso.

—Ahora resulta que mi sangre derramada no vale nada. —dramatizó poniendo una mano en su frente. —¡Pobre de mi!

—Que no te escuche Adrien quejandote del nacimiento de Hugo, porque ahí si se molestará.

—Nada que no puedas controlar. Eres como hierba gatuna para él. —empujé su hombro.

—Mejor ayúdame con la cena. Hugo, ¿quieres que traiga tus juguetes a la sala? —mi pequeño asintió y desaparecí con él, no sin antes asegurarme que Luka terminara lo que faltaba para la cena.

Hugo comenzó a jugar en la alfombra, a sus tres añitos era todo un encanto de niño, muy educado y respetuoso.

—¿Papi ya viene? —preguntó desde la sala y asentí.

—Está por llegar, mi amor. No te preocupes, los dos te haremos dormir como siempre. —restregó sus ojitos verdes cansado. —Preguntale a Kagami dónde vienen. —Codeé a Luka y dio un salto. —No me digas que estás nervioso Luka Couffaine. —reí por su reacción.

—Claro que no, no es como que me ponga nervioso formalizar algo con esa mujer que parece querer controlar todo en su vida.

—Por dios Luka, eres el desorden que Kagami necesitaba y lo sabes. Siempre se lo dices, desde que se conocieron. Ella de seguro aceptará.

—Estoy bien. —alzó las manos con inocencia y negué con la cabeza.

Hugo no duró mucho más, pero cuando llegó Adrien con Kagami lo fuimos a acostar ambos. Despertó un momento cuando le dimos el beso de buenas noches, pero enseguida cerró sus ojitos otra vez.

—Te estuvo esperando. —Adrien acarició su cabeza y volvió a depositar un beso.

—Había mucho tráfico y Kagami estaba extrañamente nerviosa por llegar. ¿Alguna idea del porqué?

—Luka tomó la iniciativa. Supongo que ella se dio cuenta, no es para nada tonta.

—Espero todo salga bien. Vamos, sigamos con la cena. —Adrien me ayudó a levantar de la cama de Hugo y antes de salir sujetó mi cintura apegándome a él. —señora Agreste, necesito un pequeño beso antes de salir con nuestros amigos.

—Conozco tus "pequeños besos" y siempre terminan en otra cosa. —sonrió y delinee sus labios con mi índice.

—Que triste que no estemos en nuestra habitación y solos, así que tendré que conformarme sólo con el besito.

—Tonto... —apresó mi boca, no era un pequeño besito como dijo. Maldito sea porque quería más... Estaba jugando conmigo.

—Shh... El niño está durmiendo. —siseó divertido y mordí su labio inferior por burlón. —auch.

—Volvamos a la mesa, señor Agreste. —di media vuelta.

—No me arrepiento de nada. —me detuve antes de abrir la puerta y volteé hacia él, sonrió, miró a Hugo y luego a mí otra vez. —no me arrepiento de nada si eso es precisamente lo que me llevó a este momento contigo. Marinette, me rendí ante ti en el momento que te conocí y no me arrepiento.

—Mi amor, Luka no es el único que tenía una sorpresa. —esta vez fueron lágrimas de felicidad las que cayeron de mis ojos. —yo también tengo una para ti. —me acerqué a él, tomé sus manos y las llevé a mi vientre. Sus ojos se iluminaron, me abrazó tan fuerte que casi me quitó el aire.

En un momento de nuestras vidas creí que nos habíamos perdido, pero sólo estábamos preparándonos para no dejarnos ir jamás.

¿Fin?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro