CAPÍTULO 26: Mentiras
—¿Estás listo?
—Sí, solo estoy terminando de validar que sea segura la vía para comunicarse.
—Lo es, pero toma las precauciones que consideres necesarias, Carter.
—¡Lo haré, no confío en Gale! Lo siento, Quyn, pero es la verdad.
—Entiendo… —ella nunca había desconfiado, pero esta vez sentía que algo no andaba bien.
—¡Lo tengo! —dijo emocionado y empezó un beep intermitente en el cristal de su monitor.
—¡Carter! Eres tú… chicos, que emoción verlos… —casi grito Brice y Dome daba saltitos a su lado.
—¡Brice! —dijeron los otros tres, totalmente conmovidos.
—¿Cómo han estado chicos? —preguntó Dome, casi al borde de las lágrimas—. Los hemos extrañado demasiado…, Gal, me da tanto gusto ver que estás muy bien… si les contamos todo lo que pasamos luego que ustedes salieron, les parecería explosivo, digno de película de acción de hace 130 años.
—¡Ya podremos hablar de eso! —mencionó Gal, secándose las lágrimas—. ¡Gracias por haber ayudado para que estuviera mejor!
—¡Carter hizo todo! —sonrió Brice.
—¡Él es un bello! —dijo Galah agachándose a la altura de su cara y dándole un beso en la mejilla; Carter se puso rojo.
—¡Es un bello! —repitieron todos riendo.
—¿Han hablado con Gale? —preguntó Carter, poniéndose serio.
—Poco, no nos habla aquí —comentó Brice, y Dome miró disimuladamente hacia otra parte —¿Ustedes?
—¡Lo mismo! —intervino Enzo —no nos habla mucho y cuando lo hacía era para decirnos que aún no podíamos hablar con ustedes o verlos. En este momento, estamos usando clandestinamente a Quyn, el androide de la casa, para poder usar un ducto de comunicación.
—¿Era seguro? —preguntó Brice nervioso.
—Quyn y Carter lo comprobaron varias veces… —contestó Enzo.
—¡Está bien! Quizás sea mejor que dejemos de hablar… para que podamos utilizarlo en otra oportunidad sin ser detectados, ¿qué opinan ustedes que saben?
—¡No hay problema! Además, no podemos utilizar esta misma vía dos veces, de aquí tendríamos que esperar a que Gale nos comunique.
—Entiendo… y ¿saben cuándo podrán venir?
—¡Eso queremos saber! —dijo Carter—. Gale nos da negativas, pero nos interesa saber cuándo podremos verlos otra vez y continuar nuestras actividades.
—¡Exacto! Esa pausa que se ha creado, me causa ansiedad… siento que hay algo que está mal, demasiada calma.
—¡Siento exactamente lo mismo! —mencionó Enzo.
—Yo creo que en poco tiempo podremos encontrarnos otra vez, Gale está tratando de arreglar las cosas, allanar el camino para que podamos salir otra vez sin que nos estén buscando… fue trágico que nos encontraran.
—Más que trágico… fue extraño —intervino Brice—. ¿Qué piensan ustedes, chicos?
—Con Enzo hemos revisado una y otra vez las Key y la información que se almacenó, los datos de las últimas horas; no encontramos alteraciones de ningún tipo.
—¿Un bug oculto?
—Es posible, para cada posibilidad se debe correr un diagnóstico diferente, no es el mismo, tendríamos que revisarlo —mencionó Enzo.
—¿Lo pueden hacer pronto? —de pronto se quedaron congelados en la pantalla por unos segundos.
—¿Brice?¿Dome?¿Siguen ahí? —preguntó Enzo.
—¿Ocurrió algo? —preguntó Brice extrañado.
—Ocurrió algo extraño… como un loop visual.
—¿Un qué? —preguntó Dome.
—¿Chicos… Brice, Dome? —Carter tecleó algunos comandos, pero no hubo respuesta —¡Quyn, desconéctanos!
—¿Quyn?¿Qué ocurre? —preguntó Enzo, pero el androide no respondía.
»»——⍟——««
—¿Hiciste la conexión? —preguntó Gale a Pryor. Lucía nervioso, tenso, daba vueltas por la habitación.
—¡Sí!, Quyn acaba de activar el localizador e infiltrar la llamada en la Hive. ¿Puedo preguntar el sentido de esto?
—¡No lo entenderías!
—Me gustaría hacerlo, Señor.
—No lo sé, es necesario… no pueden reunirse, si lo hacen continuarán sus planes y… Dome se pondrá en peligro.
—¿Y si ella desea estarlo? Le corresponde a usted salvaguardar su integridad hasta en contra de su voluntad…
—No, Pryor, en contra de su voluntad no… es solo que ella no está pensando, ha sido arrastrada por las ideas revolucionarias que siempre ha tenido Brice… esas ideas de mejoría, de salvación.
—¿Es imposible tener esas ideas?
—No Pryor, es posible… pero no en este estrato, aquí debes ceder…
—Así como usted lo ha hecho ante su…
—¡No lo menciones! Sabes lo mucho que detesto que le llames así, él es un instrumento para un fin; de la misma forma como me vio a mí desde el día en que me contactó.
—Entiendo, Sr. Alcott… ¿Empezamos?
—¡Sí! Hazlo… sin miramientos.
El androide se conectó a la computadora principal y solo una luz celeste empezó a parpadear en su pecho, sus ojos eran un vacío blanco. En el enorme cristal del dispositivo central se veían datos pasar volando ante la atenta mirada de Gale, quien no le quitaba los ojos a las líneas interminables que se iban sobre escribiendo.
—¡Está hecho!
—¿Lograste que solo se tome el punto de partida de la conexión?
—¡Si, señor!
—Excelente trabajo, Pryor… a veces los justos pagan por pecadores, ahora solo queda uno.
—¿Qué quiere decir con eso, señor?¿Está de acuerdo con la ideología de ellos?
—Es posible, pero dentro de esta sociedad y en esta época actual, lamentablemente no podemos darnos el lujo de estar en contra de los que mantienen el poder. Debemos usar el cerebro para lograr un objetivo, cerebro y mucha paciencia.
—¿Y si somos tan pacientes que terminamos muertos antes de lograr el objetivo?
—Le dejamos la posta a alguien, Pryor; siempre habrá en este mundo alguien que se levante en contra de un gobierno o un poder absoluto, ¡siempre, no lo olvides!
—No lo haré, Sr. Alcott.
»»——⍟——««
Los chicos quedaron aturdidos, el ruido que se escuchó en la casa era ensordecedor, las luces blancas y rojas giraban por todo el espacio dejando ciego a cualquiera. No entendían qué estaba sucediendo y no atinaban a resolver; Carter se puso de pie y corrió hacía su pantalla, pero antes de poder hacer algo recibió un golpe en la cien, lo último que escuchó fue el grito desesperado de Galah.
—¿Androide, hay alguien más aquí?
—¡No, no hay más humanos aquí!
—¡Muévete del camino! —gritó uno de los Safers y trató de empujarla, sin resultados. Quyn, estaba de pie frente a la puerta donde se había ocultado Enzo.
—¿Estás rompiendo las reglas deliberadamente?¡Androide, muévete de esa puerta! —volvió a gritar, su voz robótica era terrorífica. Enzo se moría de miedo, no se decidía si salir o no, sabía que de una u otra forma Quyn ya estaba en problemas.
Apareció el Capitán y de un solo culatazo con el arma de plasma lanzó a Quyn a unos dos metros de distancia de la puerta; con el exoesqueleto del cráneo hecho añicos. Las luces de su interior, las que simulaban las sinapsis de las neuronas en un cerebro humano, empezaron a titilar antes de apagarse por completo, al igual que la luz que tenía en el pecho.
Enzo escuchó el ruido, los gritos acallados de Galah, el golpe seco de Quyn cayendo al suelo y entendió que estaba perdido. Esto no iba a terminar bien, los Safers eran violentos, sus tendencias homicidas no tenían precedentes ni control; esa era su función, el caos y no el orden nacional.
—¡Aquí estoy! —gritó abriendo la puerta —¡Ya basta!
—¡Avanza habitante! —gritó el Capitán dando un terrible golpe a la espalda de Enzo, este se dobló de dolor y al caer vio a Quyn en un costado de la habitación, se lamentó, no debió tratar de ayudarlo.
—¡Buena cacería, equipo! Desmayen a esos dos, deben llegar sin dar problemas—. Dió la orden el Capitán y salió caminando con el arma de plasma en mano. Galah y Enzo se miraron, ella tenía los ojos llenos de lágrimas y terror, él trató de calmarla, pero sabía que en esa situación sería imposible.
Buscó a Carter con la mirada y lo encontró siendo arrastrado como un costal de desperdicios y bañado en sangre. Se dió cuenta que era el fin, sus dos compañeros estaban lejos y no sabían que les había pasado, no entendía qué había sucedido si todo parecía estar bien, Carter y él lo habían revisado a detalle y no encontraron ninguna posible filtración. Sin embargo, era la segunda vez que salían mal parados, y siempre después de contar con Gale para que los apoye, no podía ser algo aleatorio, parecía un patrón.
—¡Es Gale! —gritó, pero Galah estaba tan aturdida que no le escuchaba—. ¡Todo esto es culpa de Gale!
—¿Qué? —se removió entre los dedos del Safer que la tenía tomada del cabello y este la miró con odio.
Se acercó el Jefe de brigada y mirando con desprecio a Galah le dió un tremendo golpe con un bastón de wolframio que solían llevar a la espalda, junto a la funda de su cañón de plasma. La mandíbula de Galah se desencajó horriblemente, y cayó inerte hacia el cuello, sus ojos quedaron en blanco. Enzo empezó a gritar con desesperación, se sintió más hundido que nunca en la miseria, todos estaban cayendo: Quyn; Carter, Galah podrían estar muertos o al borde.
—¡Silencio, habitante! Para ti también hay… —Lo último que escuchó fue el ruido sordo del golpe que le dieron en la nuca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro