CAPÍTULO 22: El solitario misterioso
—¿Le han llevado lo que pidió? —preguntó una joven vestida de blusa celeste pastel y falda entubada color gris.
—No, aún no hemos atendido ese pedido —comentó un joven detrás de la barra del almacén.
—¿Por qué no? Al Nieminen nunca se le hace esperar… Ya lo ha dicho el Sr. Keller —comentó la chica escandalizada y nerviosa.
—¡Srta. Freites, buenos días! ¿En qué la puedo ayudar? —menciona un hombre pequeño con poco cabello canoso.
—¡Sr. Migs…, no han llevado la lista de Nieminen! —repite ansiosa —¡Buenos días, disculpe mis modales!
—¿Cuándo llegó? —preguntó inquieto el hombrecillo.
—¡Tiene dos días aquí! Me alertó Prystine… Lo mandaré en 15 minutos a recoger todo, tengan listo el cargamento para que pueda llevarlo al laboratorio.
—¿El Sr. Nieminen estará ahí? —consultó el hombre.
—Él siempre está ahí, Sr. Migs… Por favor, no se retrase otra vez, indíquele al ayudante que cuando vea ese apellido en cualquier orden o guía debe armar de forma inmediata el pedido y colocarlo en el riel para que Prystine lo busque y traslade.
—¡Por favor, Srta. Freites! No le diga nada al señor… —mencionó angustiado —Es mi sobrino y necesita el trabajo, recién ha entrado hace tres días, por eso no recordó la importancia de esos pedidos. Sin embargo, ahora no lo olvidará… ¿Verdad, Bastian?
—¡Sí tío!
—¡A mí no me lo digas, muchacho torpe… a la Señorita!
—Perdón, Srta. Freites… No lo volveré a olvidar, lo prometo.
—Está bien… está bien, sólo ve a preparar todo el material de las guías, iré a avisarle a Prystine.
La joven salió del almacén y caminó un largo pasillo, llegó a un elevador, presionó el botón de subida y esperó unos minutos. Una vez adentro marcó el piso 75 y esperó pacientemente mientras revisaba algunos informes en un pad de unas 13 pulgadas. Se veía absorta, tanto, que no vio a la persona que se subió en el piso 70 hasta que se aclaró la garganta.
—¡Sr. Keller! —dijo casi sin aliento —no lo vi subir… disculpe.
—Descuida, Lisa —comentó desinteresado —¿Johan tiene lo que pidió?
—Sí, hoy llegó uno de los materiales que ha pedido y le subirán la orden en unos minutos—. Honestamente, esperaba que Keller estuviera tan ocupado en otras instancias que no se diera cuenta que estaba mintiendo. El hombre la observó con detenimiento, pero pasó por alto lo mencionado y solo se giró para mirar las puertas del elevador.
—¡Que lo hagan de inmediato!… Tenemos proyectos importantes con todo ese material. Te encargo personalmente, Lisa.
—Eh… Por supuesto, Sr. Keller, lo que usted diga—. La chica tragó fuerte, sabía lo que significaba eso, Keller le había descubierto la mentira y por ese atrevimiento ahora la hacía responsable, si algo malo pasaba podía despedirse de su puesto.
—¿Bajas? —preguntó con cierto desdén. Lisa reaccionó y bajo asintiendo con la cabeza a forma de despedida respetuosa, cuando se cerraron las puertas pudo respirar y rodar los ojos.
Le caía tan mal ese señor, pero el trabajo era muy importante para ella, aún no vivía como lo quería dentro de la Zona Cero. Se acercó a una de las computadoras centrales y marcó un código, puso la palma de su mano y se encendió una pantalla, no le quedaba de otra que apurar a Figs.
»»——⍟——««
Siempre miraba por las ventanas de esa enorme habitación, el lugar parecía un enorme loft, y era el único sitio, además del laboratorio, donde se sentía cómodo. Se sentía algo ansioso pues desde hace días que debía haberla visto, pero no aparecía aún; ella se había convertido, desde hacía unos años atrás, en la sensación más hermosa que percibía cada que tenía algún proyecto nuevo.
Antes no le gustaban las nuevas investigaciones, pero desde que llegó ella le encantaba cuando le pedían algún nuevo desarrollo de tecnología o cualquier locura, por más descabellada que fuera. La última vez le habían pedido desarrollar algo tan estúpido, que por dentro se mató de risa; sin embargo, sabia que era una oportunidad de pasar unos minutos con ella casi a diario, por lo que había aceptado realizarla. Solo esperaba que Keller jamás se diera cuenta que la mayoría de sus proyectos estaban destinados al fracaso.
—Hola…, ¿Johan? —preguntó Lisa desde el intercomunicador instalado al costado de la puerta de acceso.
—S-Sí… aquí estoy, ¡hola Lisa! —se tocó de nervios el muchacho, definitivamente no sabía cómo tratar con las chicas, en realidad no tenía ni idea de cómo entablar relaciones con nadie.
—Me abres, por favor… Prystine y yo hemos traído los materiales que necesitábamos para continuar con el proyecto.
—¡G-Gracias! ¿Empezamos? —pregunto una vez entraron—. Prystine, ¿cómo estás hoy?
—Bastante bien, Johan… ¿y tú?
—Yo también… Li-Lisa, ¿tú?
—Estoy muy bien, ¡gracias por preguntar!... Creo que nadie me había preguntado eso hoy—. Meditó la chica y luego le sonrió amablemente, Johan se puso rojo y desvió la mirada.
Prystine se quedó observando toda la situación con enorme curiosidad, ya que él era un androide de análisis y réplica del comportamiento humano. Johan lo había creado especialmente para su compañía, tenía autonomía total, había sido implantado con las leyes de protección humana, aversión a la insubordinación, y solo recibía comandos enviados por él desde un implante craneal externo.
—Prystine, puedes traer la estantería movible, por favor —pidió Liza — pudimos traer todo lo antes posible, no lo habían preparado en el almacén, pero me di cuenta al revisar las guías que habías preparado en la plataforma de stocking.
—Está perfecto… no te preocupes por el tiempo, esto lo puedo hacer en una noche, Prystine y yo hemos estado preparando todos los planos digitales y la programación, hemos escrito cada código con sumo cuidado y también diseñamos el prototipo y lo hemos evaluado unas 5 veces, todas nos dieron luz verde. ¡No hay más que decir, está listo para su nacimiento! —dijo alzando la mano para chocar los 5 con el androide, quien se la extendió y le dio una palmada.
Johan se frotó la mano e hizo una mueca de dolor seguido de una risa contagiosa. Una de las pocas muestras de emoción humana que en raras ocasiones podías apreciar en Johan, pero la chica realmente las disfrutaba; sabía que las cosas habían sido difíciles para él. Chismes era todo lo que había escuchado hasta el momento, pero en esos meses aún no sentía la confianza como para preguntarle directamente a Johan sobre lo que había llegado a sus oídos.
—¡Es perfecto, Johan! Felicidades chicos—. Mencionó feliz, aunque eso significaba regresar por un periodo a las oficinas para reanudar el trabajo temporal que tenía cuando Johan no estaba inventando algo nuevo. Su rostro cambió rápidamente y ambos lo notaron.
—¿Qué sucede, Lisa? —preguntó Prystine, que por su programación era evidente que lo hiciera sin temores.
—¿Hay algo que te molesta? ¿Piensas que las pruebas ante el Directorio no salgan bien? —Prystine lo miró, si hubiera tenido rasgos faciales más definidos, hubiera sido más expresivo el rodeo de ojos que hizo. Johan tardaba mucho en entender el comportamiento humano, parecía un robot o un niño recién nacido.
—¡No! ¿Cómo crees? Ustedes son unos genios… Solo que… tendré que regresar a las oficinas, hasta que haya un nuevo proyecto o investigación que ordene el Sr. Keller. Honestamente, prefiero estar aquí con ustedes que tratando de integrarme con los demás… —dijo algo apenada, temía que Johan se diera cuenta que era una cerebrito asocial e introvertida.
—¡Oh! Lo siento, nunca lo hubiera imaginado… se te ve tan… tan…
—Tan resoluta, extrovertida, social, amigable y alegre; no pensamos que pudieras tener ese tipo de luchas por lograr vínculos a nivel personal—. Dijo el androide y los chicos lo quedaron viendo con la boca abierta.
—Prystine, a veces me asombras… o asustas, no sé qué pensar… —dijo la chica algo descolocada. Johan miraba su creación con orgullo y ella lo miraba con ciertas dudas.
—Es hermoso, ¿no? Ha logrado superar hasta mis propias expectativas, aprende muy rápido, se amolda y hasta supera la programación.
—¿Eso no es un factor negativo? Ya sabes… peligroso —mencionó en un susurro y lanzó una mirada furtiva hacia el androide. Johan la miró pensativo, él consideraba que los droides y robots eran los más confiables del mundo, al menos los que él diseñaba; porque esos “Safer”, eran atroces, su creación había sido corrompida por las ideas de Keller.
—Para mí son lo mejor que hay en el mundo… No tienen la mentalidad que abunda entre los humanos, esa suciedad, ambición desmedida, la mezquindad… avaricia, solo pensarlo me asquea —concluyó con un movimiento involuntario de cuerpo, como si sintiera náuseas.
La chica lo analizó y se preguntó una vez más, ¿de dónde había salido ese muchacho? ¿Los chismes y comentarios serían reales?. Era evidente que tenía menos roce social que ella y jamás lo había visto salir de ese laboratorio para ir a casa, era evidente que vivía ahí y no era familia de nadie en ese lugar. No era mucho mayor que ella, hasta parecía unos años menor, pero podría estar equivocada, en fin; se animaría a hacerle las preguntas en cuanto tuviese oportunidad.
El androide observó toda la situación y se acercó a Lisa, apoyó una mano en su hombro y con un comportamiento muy similar al de un humano emotivo, la hizo sentir más cómoda de lo que ella misma pensó o imaginó sentirse jamás al lado de uno de los de su tipo. Y no es que ella fuera prejuiciosa, pero al igual que Johan, sentía aversión por esas creaciones que había liberado Keller padre en su momento y que ahora, el hijo, buscaba perfeccionar.
—Espero jamás debas sentir temor al lado mío, Lisa, juro que haré hasta lo imposible por protegerlos, siempre. Ustedes son para mí lo más cercano a unos amigos—. Sentenció, y le dio una mirada lo más parecido a la camaradería, algo que había visto cierta vez, cuando era pequeña, en el rostro de su hermano mayor.
—¡Johan! No sé qué decir… Prystine, realmente estoy conmovida por lo que me dices, y me alegra saber que sientes todo eso sobre nosotros… al menos sobre mí —dijo sonriendo.
—Es Keller, viene hacia aquí… Habla con alguien más y quiere ver avances—. Indica Prystine quedándose inmóvil, mirando a la nada.
—¿Avances? Si recién me ha llegado todo… ¡Está loco! —dijo incómodo.
Lisa se levantó con terror en los ojos, sabía de qué se trataba, Keller estaba yendo con segundas intenciones, pero ¿cuáles tendría en mente?
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