La casa segura de la Zona Nula, era como el almacén abandonado, todo viejo y destartalado; fue lo primero que pensaron al entrar por las grandes puertas. Sin embargo, Gale les había dicho que debían bajar al búnker que se encontraba en los pisos inferiores.

—¿Crees que este es el camino? —preguntó Dome.

—Según el lay out de este viejo almacén, en ese lado de allá debería estar el ascensor de carga—. Comentó señalando un pasadizo hacia la izquierda.

—Entendido…, solo espero que ese lugar tenga una ducha y camas; no importa si son incómodas, pero que sean camas.

—¡Dios te oiga! —comentó Brice y ambos rieron —¿tienes hambre?

—Un poco… ¿crees que haya algo de comer ahí?

—Si tenemos suerte serán no perecibles.

—Bueno…, aquí qué debemos hacer —dijo Dome entrando al ascensor de carga y mirando el tablero.

—Debemos abrir esto—, indicó jalando la cubierta del viejo tablero como una puerta para que la chica pueda usar la pantalla que estaba detrás —y ahora ingresar el código… 99219161… eso debería bastar… ¿lo ingresaste bien? —preguntó al ver que no sucedía nada, pero en poco tiempo se cerró la puerta y comenzaron un descenso inusualmente rápido para un elevador tan antiguo.

—S1, S2…, ¿S3? ¡Dios, nos estamos yendo al inframundo? —Brice soltó una carcajada y ella lo miró seria.

—¡No tengas miedo, hermosa! Gale no nos mandaría aquí a morir… 

Las puertas se abrieron, entonces un hermoso departamento, elegantemente amoblado, apareció frente a sus ojos y se quedaron perplejos. Empezaron a recorrerlo con la boca abierta de par en par, los salones, las habitaciones, la cabina reparadora, la despensa y lo más importante; los baños.

—Me moría por estar en un lugar así desde hace días… —comentó Dome y se quebró en llanto.

—¡Linda, quédate tranquila! Ya estamos a salvo… En poco tiempo nos veremos con los chicos y podremos terminar con el plan de una vez por todas.

—¡Galah! Espero que esté bien… —dijo abrazada a Brice —Supongo que si Gale no nos ha comentado nada es porque todo ha salido bien, ¿no?

—Por supuesto que sí… verás que en poco tiempo podremos hablar con ellos y sabremos cómo les ha ido estos días. Por el momento, creo que debemos ser un poco egoístas y descansar…

—¡Te iba a decir exactamente lo mismo!

Se dedicaron a limpiarse, cambiarse de ropa, comer y buscaron el añorado descanso que no habían tenido en días, pensaron en llamar a sus amigos cuando Gale se comunicara con ellos, pues les había dicho expresamente que no lo contactaran a menos que él lo hiciera primero. Solo les quedaba esperar por ello, pero deseaban que fuera pronto, Dome quería saber si Galah estaba bien y si todos estaban tranquilos. Brice, por su parte, necesitaba hablar con los chicos y entender qué había sucedido, además, el plan debía ponerse en marcha y había que ver una nueva forma. 

Empezó a plantearse, el confesar todo a Gale para pedir su ayuda, con los recursos que él tenía podían hacer mucho y más rápido; sin embargo, debía consultarlo con su equipo, no podía tomar decisiones tan difíciles y que involucraría la integridad de todos.

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Galah se sentía mucho mejor, si bien es cierto la cámara regenerativa pudo lograr que sobreviviera, aún se sentía extraña los días siguientes, como si tuviera el cuerpo entumecido o algo parecido. No supieron el motivo, después de todo, nadie había usado una máquina así antes; Quyn les había dicho que era parte del proceso y con los días se sentiría “más normal”. 

—¿Qué habrá querido decir Quyn con eso de “más normal”? —preguntó Galah mientras movía los pies en la piscina, habían salido un rato a tomar aire.

—¡No lo sé! A mí también me llamó la atención—. Respondió Enzo y siguió revisando un libro que había encontrado en una sección de la casa. Era una biblioteca enorme, Galah también había quedado maravillada.

—¿De qué hablan? —preguntó Carter uniéndose a ellos, llevaba unas ojeras enormes. Desde hacía unos días que no dormía, había empezado a revisar todos los dispositivos, recursos y sistemas que habían utilizado al tratar de pasar la brecha. 

En el fondo él sentía que algo había sucedido para que los encontraran y que todo era parte de un plan oculto. Si bien es cierto, sonaba muy conspirativo, tenía contenido de sobra para afirmar que La Corporación era especialista en ese tipo de situaciones, y andaba rodeada de mucha controversia, aunque más que nada de esqueletos ocultos en el closet. Era difícil pensar que justo a ellos los habían encontrado en medio de toda una ciudad, la comunidad, los hackers y revoluciones que se podrían estar gestando en ese mismo momento; lo único que pensaba era que nadie se estaba rebelando.

—Estábamos hablando de mí… por lo que dijo Quyn hace unos días, eso de que pronto me sentiré “más normal” —dijo acompañando sus palabras de comillas.

—Sí, eso dijo… Pues no sé si sepas, pero cuando pasas por operaciones o ese tipo de intervenciones es habitual que te sientas extraño… como si no fuera tu cuerpo. Eso me pasó cuando me extrajeron la vesícula, y sentí que no era yo por unos días.

—Sí, lo recuerdo, te veías mal al inicio… Cabe resaltar que gracias a tu mamá la operación fue en una clínica buena, no me imagino cómo terminarán los demás con una intervención así.

—Creo que sí te imaginas… —dijo mirándolo, en sus rostros se vio la confidencia y Galah la percibió.

—Uhm, ¿de qué hablan? Por qué yo no sé nada de ese secreto que comparten… ¡Demando saberlo ya! —exigió con fingido tono de firmeza.

—¡Nena, no aportarías saberlo! Te hacemos un bien… Brice sabrá cuándo hacerlo de conocimiento público, después de todo es el líder.

—¿Dónde estarán? —mencionó Galah pensativa.

—Quyn dijo que estaban en un lugar muy seguro… y que era probable estén tratando de descansar todo el tiempo que no habían podido hacerlo por la tensión, y que en poco tiempo podríamos hacer una pequeña comunicación… —comentó Enzo.

—Entiendo eso… pero de igual forma no estoy conforme, ¡Algo no me cuadra! 

—¡Carter! ¿De qué hablas? —preguntó Galah —primero esas miradas raras y ahora tu disconformidad con que descansen…

—No es el descanso… Es toda la situación, siento que hay algo raro; está pasando algo más aquí y espero no tener razón.

—Espero lo mismo…, ya hemos tenido bastante, no quiero más cosas feas… —comentó Galah nerviosa.

—Hernosa… si por mí fuera, no dejaría que nada en este mundo vuelva a tocarte siquiera un cabello de tu cabeza—. La intensidad de las palabras de Carter hizo que Enzo se volviera de su interesante libro, y decidió irse a la biblioteca.

—Es tan hermoso lo que me dices… —se puso el cabello detrás de la oreja con un gesto inocente y dulce —supe todo lo que hiciste por mí, desde que estuve herida hasta que me curaron aquí… ¡Fue lo más lindo que han hecho por mí hasta ahora!

—¡Pues haría más!... Solo dime las palabras y yo lo haré —la devoción de Carter se podía sentir a kilómetros, estaban envueltos en una atmósfera suave y tersa, hasta se podía palpar; si hubiera tenido colores habrían sido tonos pastel.

—¡Eres muy especial para mí, Carter, tus palabras derriten mi corazón!… ¿Todo lo que me dices, es verdad? —preguntó la chica con ternura.

—¡Claro que sí, Gal! Jamás jugaría contigo…

—Conozco tu pasado, niño… 

—Tu eres lo más especial que me ha sucedido desde siempre…, somos amigos hace años y has sido mi novia ideal, desde que te conocí. No me atrevería a hacerte nada malo, espero que confíes en mí.

—¡A ojos cerrados! —se acercó y le robó un beso a Carter, él se quedó asombrado, nunca hubiera pensado que ella podría tomar la iniciativa de esa manera —¿No te gustó? —Carter se abalanzó sobre ella y le dio un beso realmente apasionado.

Quyn se iba a acercar, pero al verlos tan ocupados dio media vuelta y regresó al interior de la casa. Entonces se quedo paralizada, sin duda estaba recibiendo alguna orden, monitoreando información de la computadora central o en proceso de comunicación.

—Sr. Alcott, ¿qué puedo hacer por usted?

—¡Hola Quyn! ¿Dónde están todos? —preguntó Gale.

—Fuera, cerca de la piscina y en la biblioteca.

—¿Están separados?

—¡Sí! ¿Desea que les dé algún recado?

—No, por el momento, no… Trata de mantenerlos distraídos, bajo cualquier medio pueden comunicarse con los otros dos; no hasta que yo lo indique. ¿Entendido?

—Sí, Sr. Alcott.

—En unos días, podrán hablar y luego, correrá el plan que actualicé en tu sistema, ayer por la noche, ¿lo revisaste?

—Sí, ¿eso es peligroso para ellos, Sr. Alcott?

—¡Por supuesto que no, Quyn! ¿Por qué siempre te preocupas demasiado?

—Está en mi programación, señor. Según mi data almacenada, asimismo, recientes investigaciones de seguridad y salud, no es recomendable lo que me ha ordenado.

—¡Tranquila Quyn! Te aseguro que no pasará nada malo, ¿confías en mí, cierto?

—¡Claro que sí Sr. Alcott! 

—Excelente…, a la noche revisamos los detalles.

—¡Entendido!